En Xelajú, Guatemala.
Fernando Cajas.
Es hora de respirar con la lluvia. Las batallas se han perdido en un campo lleno de engaños y verdades. No eran mentiras, eran engaños. Eso de la democracia solo fue el señuelo para dejar la lucha. Ahora entramos a la batalla digital, la guerra desde la comodidad del apartamento que rento. Los presidentes que elegimos, cada vez peor. Los diputados, la mayoría, aún peor. ¿No serán nuestro reflejo? ¿No será nuestra indiferencia? Es un sistema cooptado hasta los dientes.
Mientras Foppa pasa la noche en prisión, pienso que yo cada día soy menos libre. Hago un esfuerzo por salir del mar de los engaños para poder entender las mentiras cínicas de un sistema hecho para construir privilegios. Me siento parte del sistema, pero es mentira. Lucho con lo poco que me queda para decir que no, que no podemos seguir viviendo entre tanto engaño, que preferimos las mentiras porque podemos identificarlas.
Ya es hora de dormir. La lluvia casi se lleva a la ciudad a otro lugar. Es hora de respirar con la lluvia. Es hora de recuperar las fuerzas para las batallas venideras, no sólo las digitales, sino principalmente las no digitales. Es hora de dejar que la lluvia nos reinvente, que nos de las ilusiones que nos daba la juventud y la ingenuidad de la niñez para darle forma y sentido a esta lucha contra lo desconocido, porque nos engañaron, porque no sabemos cómo saldremos de esta enredadera ontológica de querer ser a pesar de todo en contra. Es hora de reencontrar esas verdades, ese niño genuino que soy, esa niña que lucha a pesar de todo. El país se hunde y nosotros podemos rescatarlo para rescatarnos a nosotros mismos. Es hora de respirar con la lluvia.
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