Wednesday, August 10, 2011

Reflexiones sobre la propiedad privada en el proceso educativo


Marx y Engels en su obra clásica, destacan el sentido histórico político, o sentido educativo de la concepción de propiedad privada, lo cual tiene que ver con estudios históricos profundos sobre Grecia, Roma, la antigua Irlanda, los antiguos germanos y otros estudios más, para dar razón de la antítesis entre el capital y el trabajo, debido a la propiedad privada, el surgimiento del capital y las relaciones de opresión, como parte del proceso de humanización-deshumanización educativo, tocando la barbarie y el peligro de una siguiente guerra nuclear.

En este sentido dicho proceso se ubica en el contexto histórico de la propiedad privada como formación humana objetivada se relaciona con el salario, el beneficio del capital, la renta de la tierra, el trabajo enajenado y el comunismo, pues lo que interesa conocer en dicho proceso formativos es a quién beneficia históricamente la propiedad privada de medios de producción dentro de las relaciones de poder político, económico, cultural y militar en la lucha de clases en contra de las elites, entendiendo dicho proceso educativo o de humanización en su despliegue de forma, contenido y significación en la organización del trabajo, justo ahí radica el problema filosófico e ideológico en no distinguir la capacidad política para la liberación de las ataduras y abusos del empresariato capitalista.

La organización de la sociedad capitalista y la explotación del trabajo humano, tiene como fundamento la acumulación de capitales y la competencia entre capitalistas de los grandes monopolios imperialistas, de ahí el desarrollo de la mentalidad dominante y ahistórica del proceso educativo impuesto, justo en la reproducción de valores sensibleros y superfluos, que se inculcan en los comportamientos más íntimos y también públicos de las víctimas del sistema de explotación, legitimando su abuso de poder institucional en las relaciones de mercado, como sobrevivientes en el trabajo tercerizado, sin ningún derecho, sino por el contrario anulando las conquistas de la clase trabajadora en contextos modernos y posmodernos actuales.

Es conocido cómo la producción se abarata en la lógica mercantil cuando se entra en la competencia individualista, en la desvaloración del trabajo social realizado y en el no reconocimiento de todas las capacidades desarrolladas por el trabajador en la lógica de mercado y de apropiación. Pues al trabajador directo se le minimiza e ignora por parte de la lógica capitalista, desmantelando el proceso de cultivo de valores que sólo se acuña con cuidado y cariño, es decir, en un bien común concreto y necesario socialmente.

Lo lamentable es que ello es imposible, si no se empodera la clase trabajadora, para que como tal se manifieste en contra del trabajo embrutecido y corporativizado que ejerce la propiedad privada; y educarse en un gran cambio con una nueva concepción del trabajo liberado y creativo, porque si todos trabajaran para producir lo necesario y suficiente; es conocido cómo con 4 hrs. de trabajo invertidas de cada uno, se cubriría dicha necesidad, para dedicar las 20 hrs. restantes en espacios lúdicos recreativos, de invención, de ocio, de sueño, de descanso, de afectividad, de satisfacción, de sexualidad y objetivación individualcolectiva alegre.

Podemos ver así cómo la competencia en la Economía Política se opone al beneficio social -plantean Marx y Engels-, multiplicando capitales concentrados en pocas manos, transformándose esta economía en una acumulación unilateral entre pequeños y grandes propietarios de medios de producción, con una mentalidad de poder violentamente irracional, sostenido con el miedo y el absurdo de la degradación por falta de aspiraciones y porvenir, así se ha caído en tres delitos de derechos humanos en México, más graves como es la venta y ganancia por armas, por drogas y por órganos humanos.

Esta es la enseñanza hegemónica que el régimen capitalista reproduce a través de la familia, los medios de comunicación, la iglesia, la escuela y también desde el sentido común desarrollado entre los pueblos como es el folclor de la sobrevivencia; esta forma reproductora de la cultura burguesa se impone ideológicamente por medio de la manipulación cínica e irresponsable, traducida en discriminación, utilización y atropello de la integridad o dignidad humana, la cual se va constituyendo y adquiriendo como totalidad cognitiva significativa en cada sujeto histórico la evidencia es el índice de criminalidad y el desamparo de la clase trabajadora como ha sucedido con los mineros, electricistas, periodistas, estudiantes y un cúmulo más de sobrevivientes.

Dicho proceso educativo representa los valores más inhumanos que hoy día sufre la sociedad civil cotidianamente como algo natural en la estrategia denominada guerra de baja intensidad de donde deviene la Iniciativa Mérida, que realmente impondrá la pérdida de soberanía nacional, debido a la militarización de Estados Unidos en nuestro país con el garlito de Felipe Calderón de atacar a la delincuencia organizada, pero que realmente lo que ataca es a la insurgencia de movimientos revolucionarios; este proceso educativo hegemónico engendra confusión, rivalidad, neurosis, culpabilidad, castigo militar y paramilitar -en eso México se está ensayando-, con un sentido de terror y de degradación humana mundial y particular.

Bajo esta cultura de desigualdad social y de propiedad privada, se va fundando la violencia irracional del gobierno y del Estado mexicano cotidianamente, así se perfila la competencia entre propietarios grandes y pequeños, es una circunstancia entre el capital fijo y el capital circulante, los cuales son propiedad de unas 200 familias privilegiadas en el mundo de la mercancía y de las finanzas internacionales, que controlan la explotación del trabajo migrante, del desempleo como reguladores del mercado y el salario, y del despilfarro y el cinismo entre el parlamento partidista nacional.

Como se sabe, el capital fijo se emplea en la mejora de la tierra, en la adquisición de máquinas, instrumentos, útiles de trabajo y cosas semejantes, y el capital circulante se emplea en la producción de víveres, en la manufactura, o el comercio, pero toda la producción se realiza con la fuerza de trabajo sobreexplotada para poder obtener altas ganancias para los dueños de los medios de producción hechos propiedad privada como un ejemplo educativo grotesco e injusto de la humanidad.

En términos generales, en la acumulación de grandes capitales se produce también una concentración y una simplificación relativas del capital fijo en relación a los capitalistas más pequeños. El gran capitalista introduce para sí una especie de organización de los instrumentos de trabajo, beneficiándose con el no pago de impuestos, teniendo las leyes a su favor y la militarización también en su beneficio, ese es su verdadero poder político, el cual no tiene la población trabajadora, estos son los puntos de problematización para pensar en las formas de organización liberadora para las siguientes generaciones, dado el agotamiento del sistema capitalista de producción.

El acrecentamiento de propietarios y la cascada de competidores, hace que la gran propiedad devore nuevamente a la pequeña, de la misma forma la gran industria aniquila a la pequeña, así también la masa de trabajadores desposeídos en el campo es impulsada hacia la industria en las ciudades y en otros mercados continentales, reproduciéndose estas expresiones egoístas, cerradas e imperativas en las relaciones de poder psíquico-afectivas de la intersubjetividad humana como un problema educativo significativo, así como en los dispositivos de intercomunicación más simples en espacios concretos y de legitimación militar y de una conformación reaccionaria e indiferente de los problemas sociales.

Sin embargo a primera vista pareciera que nada tiene que ver, el comportamiento hegemónico, sin poder distinguir sus matices en las nuevas formas de sometimiento y despojo, apareciendo desarticulado del comportamiento social e individual de los sujetos educativos cada vez más enajenados en múltiples situaciones particulares, sin dejar de tomar en cuenta las biografías que son incanjeables, como parte de la misma reproducción de la economía política y la privatización de todo, vivienda, diversión, alimentos, energéticos, salud, educación, etc.

Sin embargo no podemos olvidar que es con el ejemplo educativo en la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en espacios concretos, en donde se operan las funciones de percepción, de comportamiento, de identidad de clase y de justificación del sujeto histórico -el cual siempre está en falta desde su infancia hasta su madurez-; dado que este sujeto va adquiriendo consciencia y responsabilidad humana, de manera cada vez más plena y profunda debido a su memoria histórica individual, colectiva y hasta de pareja, pudiera considerarse; pues estos elementos forman parte del parámetro que marca la gran transformación cultural en la estructura de todo el modo de producción como proceso educativo, yendo de lo simple a lo complejo en sus múltiples posibilidades y determinaciones históricas que cada generación irá demostrando.

Nos parece importante destacar que estas formas injustas de producción y de apropiación del trabajo humano, como un esfuerzo realizado, más allá del pago salarial -el cual siempre será injusto por la misma relación desigual entre el capital y el trabajo-, incluye la correspondencia o posible trueque, el cual se ha generado histórica y socialmente en usos y costumbres colectivas; tomando en cuenta que el trabajo enajenado se reproduce de manera casi mecánica como algo mágico, religioso, metafísico o pragmático y utilitario, es decir robándole su alma al sujeto y bloqueando el desarrollo de su creatividad.

Vemos que ello sucede desde las expresiones más simples y detalladas de dicha totalidad compleja del comportamiento educativo o de humanización, que engendran las relaciones de propiedad, de enajenación del trabajo y del ejercicio de la violencia en abuso de poder en todas sus formas, entendiendo que la forma más abarcativa es la educativa, es decir el poder político que no se ejerce por la población porque no saben de sus derechos, ni siquiera piensan en que éstos existen; así se coloca a la gran mayoría en condición de impunidad en las relaciones de intersubjetividad e intercomunicación humanas, las cuales van reduciéndose a su mínima expresión de “úsese y tírese por inservible”.

Este sentido de cambios a veces hechizos y bruscos en los imaginarios simbólicos individuales y colectivos, tiene que ver con las múltiples concepciones acerca del respeto, el derecho y la existencia del ser humano; lo que se despliega en procesos de madurez, de rupturas y de grandes transformaciones cualitativas, como cultura profunda particular y universal que trascienden por su razón histórica y principios cada vez más humanizados, es decir más perceptivos, sensibles e intuitivos sobre las determinaciones que tendrán que construirse y forjarse como clase trabajadora en pequeños y grandes sectores en procesos autogestivos, como ensayos comunitarios para el porvenir.

Tomando en cuenta que los procesos de valoración significativa y de cualidad en el cultivo de valores, no es tan sencillo de aplicarse a las realidades concretas, porque no se pueden someter a ningún esquema o modelo, ya que cada persona y realidad social es única e insustituible; de manera que en las relaciones de poder, imposición y sometimiento, lo común es terminar negando lo justo del reclamo ante lo arbitrario y lo inexplicable de esas relaciones humanas e inhumanas concretas, que se tocan en puntos convergentes de transformación a través del trabajo más creativo, lúdico y virtuoso que es posible alcanzar en cada momento concreto de la historia en la expropiación de dicha propiedad privada.

Pues casi todos entendemos como un lugar común en las relaciones de abuso de poder político, económico, cultural o militar, lo que representa imponer con el uso de la fuerza irracional un solo interés de manera unilateral -como lo intenta hacer Obama o por igual Calderón en su política hegemónica compartida en el mundo por ejemplo-; desconociendo así las luchas de resistencia y de autodefensa, que comprenden dignidad, temple, fortaleza y una razón sensible histórica del que se encuentra sometido, al ser negado, aniquilado y borrado, logrando esto en una relación que sabe eludir el diálogo y la comunicación abierta con un sentido honesto de equidad.

Por eso decimos, que lo común en la lógica de propiedad, sea de explotación del trabajo enajenado o sea éste creativo, en la lógica de desigualdad social histórica engendra necesariamente competencia desleal; sabiendo que el sujeto del dominio se muestra inflexible, cruel y cosificado; alterando así todas las funciones humanas que potencian la creatividad, el asombro, la imaginación, el entusiasmo vital de la juventud y el amor en sí a la vida, reflejados en la satisfacción de poder dormir, soñar, producir, sentir afecto, descansar, recrear, disfrutar de momentos de ocio y objetivarse históricamente como ser social al responder a sus necesidades humanas individuales, sociales y colectivas, vistas como una totalidad inescindible, en donde la ley se crea por la necesidad de todos los involucrados en un proceso histórico de adquisición de capacidades sensibles que se van desarrollando y adquiriendo con el ejemplo educativo.

Sin tener que imponer ninguna otra ley cerrada, delirante, neurótica e incomprensible en las relaciones de intersubjetividad y de intercomunicación cada vez más vitales al hacer justicia a toda relación vitalmente virtuosa que lo merece; ello está referido a crear las condiciones subjetivas y objetivas, de que hablaba Marx para superar la lucha de clases en el cambio estructural del modo de producción y en su respectiva reproducción social, para ello es necesario ver como un todo la formación de tipo formal, la no formal y la informal, porque cada vez se están entreverando en los procesos educativos de humanización actualmente en el despojo de medios de producción.

Lo que el marxismo destaca en la lógica de apropiación de medios de producción y de sus comportamientos intersubjetivos ahí acuñados, es la actitud de dominio e imposición que han generado las relaciones de competencia y de propiedad egoísta; por eso Marx plantea como surge “en primer término, el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, aparece ante el hombre sólo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de mantener la existencia física, moral y psíquico afectiva. La vida productiva es, por tanto, la vida genérica. Es la vida que crea vida. En la forma de la actividad vital reside el carácter dado de una especie, su carácter genérico, y la actividad libre, consciente, es el carácter genérico del hombre. La vida misma aparece sólo como medio de vida” (Marx: Escritos económico filosóficos de 1844).

Por ello en las relaciones de negación y de desecho, las formas tradicionales de sojuzgamiento se han sucedido históricamente entre el poder del hombre sobre la mujer y de ésta, en la reproducción de ese control violento hacia los niños por ser más indefensos, tomando en cuenta que las relaciones de poder en el ejercicio de la cerrazón y de la intolerancia, son cada vez más complejas, dado el cambio social en muchos roles jugados dentro de la división social del trabajo actualmente en las sociedades modernas.

Así la lucha desigual en la condición de poder entre géneros, cada vez va cobrando consciencia de su falta y de las responsabilidades no asumidas plenamente, las cuales no pueden ser negadas tan fácilmente, dada su situación histórica, en entramados muchas veces dogmáticos, de culpas, de dobleces y de creencias impuestas en la manipulación, la injusticia y el sometimiento en una relación humana malograda.

Esta lucha desigual se ha desarrollado en los propios procesos educativos y de valores, que tienen una gran carga cultural de opresión y confusión, en donde aún no existe mundialmente una cultura del cuidado hacia la mujer y para los niños, al menos no se practica como algo cotidiano, dado que el hombre como género humano también sufre las mismas relaciones hegemónicas de explotación, exclusión denigración y falta de reconocimiento del trabajo social realizado, lo cual impone el capital en las estructuras de poder internalizadas en el propio sujeto, sin que ello sea lineal o mecánico, sino visto en toda su complejidad; por ello pensamos que la emancipación de clase y de constitución humanizada, toca muchas dimensiones, que quizá aún no han sido comprendidas ni analizadas de manera profunda, sin que se desvirtúen o reduzcan los conceptos de la economía política planteados por el marxismo.

En este sentido enfatizamos en que sólo la memoria individual, histórica y colectiva dan cuenta del proceso educativo recorrido con base en evidencias y testimonios concretos, de manera que el que comete el acto injusto se le revierte permanentemente en la exigencia que sale a cada paso en su propia transformación y superación cultural, en esa búsqueda por la emancipación social y particular, con base en la calidad moral y humana de la crítica y el cuestionamiento; lo que aflora en pro de la defensa, el cuidado y la valoración decidida del esfuerzo humanizado y transformado cualitativa y significativamente en cada momento, como una oportunidad que brinda la vida permanentemente, para ser el sujeto educativo realizado y recreado en la persona particular o colectiva abriendo el debate acerca de la propiedad privada, porque es esta figura de la historia que vive con un gran miedo, porque sabe de su inmoralidad y egoísmo, por eso los grandes emporios monopolistas son tan violentos.

Así en las formas de propiedad y de sometimiento sin ninguna explicación, ni diálogo abierto y plural, se impone en cambio una carga de culpas incomprendidas en la relación intersubjetiva y de extrañamiento en la comunicación, la cual puede terminar por romperse; sin siquiera apreciar que estos patrones de conducta son reproducciones que nos vienen de los patrones de propiedad, competencia, egoísmo, crueldad, sentido de conquista, silencio, ocultamiento o mentira, como nuevas representaciones obscurantistas del mundo y del hombre moderno en decadencia.

Lo que interesa reconocer es que estas formas intersubjetivas del comportamiento humano, en las relaciones peculiares de poder político, o poder educativo, pueden terminar por destruir y excluir a la relación negada, frustrando pero emancipando a la vez, dicho desde una interpretación dialéctica del proceso, ya que la experiencia injusta, sin explicación va teniendo que aceptarse como si fuera la única alternativa posible; pues la incomprensión significativa de la imposición termina paralizando al sujeto frente a lo injusto y unilateral por momentos, en una simbiosis confusa sobre las concepciones que se van teniendo y asumiendo acerca de la libertad, la independencia, la autonomía o la capacidad de expresión auténticamente honesta.

Pues en los matices de poder ejercido desde la lógica de propiedad, acumulación y determinación violenta en la lucha de clases, podemos decir que estas relaciones se transforman en interrelaciones justas, cuando se toma en cuenta la auténtica calidad humana, a través del diálogo, el debate y la propuesta alternativa siempre abierta en la satisfacción de la necesidad común; para poder así superar la imposición violenta en estas nuevas formas de poder que abren el debate sobre el derecho, la responsabilidad y el sentido de vida.

Concluimos que la concepción de propiedad y competencia desleal tiene que ver con la experiencia, el conocimiento y la manipulación para envolver, confundir, engañar y finalmente someter -denuncia científicamente Marx en los procesos de conquista, engaño y despojo-, lo cual es necesario analizar de forma matizada para superar en las relaciones de poder todo aquello que ha engendrado la lógica de propiedad, de acumulación, centralización, competencia y manipulación ideológica en la ley del más fuerte ante el más débil.

Finalmente este escrito sólo intenta problematizar y resignificar dentro de la lógica dl modo de producción capitalista las formas de reproducción automáticas de los valores y los comportamientos que engendra en sí la propiedad de medios de producción y sus peculiares relaciones de poder, para reflexionar en los procesos educativos conscientemente humanizados, otras leyes posibles que rijan nuestros sentidos de vida, con base en la honestidad, la tolerancia, la pluralidad, la comunicación crítica y autocrítica, sin dejar de reconocer que las grandes transformaciones sociales en cuanto al modo de producción, tiene que crear las condiciones objetivas y subjetivas, que lo sostengan lo cual se gesta y desarrolla en el desencanto, la violencia y la frustración.

Sólo que nos interesa hacer una inclusión cada vez más plena, al considerar las tareas cotidianas de un trabajo de transformación social, tomando en cuenta ese tránsito entre lo más simple a lo más complejo y viceversa, es decir, en una relación dialéctica que permita avanzar con pasos un poco más seguros, al poder explicarnos la lógica de propiedad privada con un sentido topológico del nuevo imperio, la globalización y el neoliberalismo, entendido este fenómeno social como una totalidad que tiene que ser bien comprendido en el comportamiento humano, en las relaciones de poder, en la apropiación de medios de producción, y pensando en la responsabilidad de otras propuestas de vida alternativas que no tengan que ver con la ganancia financiera, sino construir una verdadera ética planetaria revolucionaria entre opresores y oprimidos, para no valorar la formación política, como la forma del control, sino de la liberación de las garras del capital, pasando de una política fundamental a una política crítica de derechos humanos comprometidos en la unidad de las mayorías, en donde sean los pueblos organizados quienes gobiernen su producción y socialización de lo todo lo producido.