Wednesday, February 23, 2011

DE LA PREHISTORIA A LA EDAD MEDIA

Han sido muchas las guerras y revoluciones a lo largo de la historia, por lo que podemos utilizar algunas de ellas para ejemplificar la variedad de luchas sociales en el mundo. En un primer momento, cuando el ser humano era nómada y estaba en plena evolución aproximadamente hace 30 mil años, éste trabajaba en grupos pequeños para sobrevivir a las hostilidades del clima y el ambiente, solo en sociedad podía subsistir, porque solo, era débil e indefenso. Este hombre prehistórico se dedicaba a la caza y llego a desarrollar la pintura mural o rupestre, pero muchas veces la falta de recursos naturales, lo hacía estar en constante movimiento, en busca de zonas más fértiles y de rica biodiversidad.
Este espécimen, que se considera uno de los más cercanos a la especie humana actual, es conocido como el Neandertal, el cual habitaba la actual Europa y parte de Asia Menor, llegando a habitar la península Ibérica y la actual Francia. Fue en estas dos últimas regiones donde se piensa que el Neandertal se encontró con un pariente lejano, el Cromagnon, un ser más parecido fisiológicamente al ser humano actual y con la habilidad de las manos más desarrollada. El Cromagnon ya creaba pigmentos minerales para pintar su rostro, elaboraba collares y mejores herramientas de caza, como lanzas arrojadizas.
Estas dos especies al encontrarse, se piensa, que no pudieron convivir, sino que se enfrentaron mutuamente por las armas, a causa de la falta de recursos naturales para ambos y su instinto humano egoísta de marcar su territorio. En esta lucha de especies, sería vencedor el Cromagnon, debido al mayor desarrolló de su cerebro y de su armamento; siguiendo esta teoría tan estudiada, sería esta especie la que extinguiría al Neandertal y se establecería a lo largo de Europa, para gestar una gran diversidad de razas y culturas.
Éste, aunque un ejemplo muy antiguo y que solo existe la teoría de haber sucedido, pone de manifiesto los instintos del ser humano, instintos que lo han llevado a imponerse por la fuerza sobre otros seres vivientes u otros humanos más débiles que él. A lo largo de la historia son muchos los ejemplos de esta lucha entre opresores y oprimidos, entre propietarios y no propietarios; porque a final de cuentas, así es como se puede clasificar a ambos bandos, ya que en todas las sociedades mundiales, siempre hay una división social de esta índole, en la que se diferencian claramente las diferencias y desigualdades de los diversos estratos de la sociedad.
Durante la antigüedad se vivió normalmente bajo regímenes o monarquías absolutistas, en las que el poder recaía en las manos de una sola persona de estirpe noble. Esta nobleza era la que tenía acceso al conocimiento, se entrenaba en el arte de la guerra y accedía a los cargos de gobierno más representativos. Ejemplos de ello se pueden ver en la cultura egipcia, fenicia, mesopotámica y griega, las cuales se venían desarrollando desde el s. XXV a.C. aproximadamente. Fue dentro de estos reinos antiguos donde se empezó a estratificar más marcadamente a la sociedad, donde la división del trabajo se volvió más desigual y la opresión por las armas de volvió cosa de la vida cotidiana.
Esta opresión se ve representada en los beligerantes pobladores de Asiria, ubicada en Mesopotamia. Este pueblo al igual que sus vecinos contemporáneos, estaba regido por diversas divinidades, pero de las cuales destacaba una divinidad principal, en el caso de los asirios era el dios Assur, “rey de los dioses”. Así como en el mundo celestial existía un rey de las divinidades, esta idea se trasladaba al plano terrenal, en él que el rey era visto como el representante mortal de los dioses y por tanto gozaba de una mayor jerarquía entre los mortales, ejerciendo el poder político, judicial, administrativo y religioso. Era este rey sacerdote el intermediario de los dioses con su pueblo, así que era él quien guiaba a la sociedad en todos sus aspectos, así como guiaba en la guerra.
Los asirios, realizaban alianzas matrimoniales con reinos vecinos, así fue como se emparentaron con los kasitas de Babilonia en el s. VIII a.C., y aprovecharon el desorden interno de la ciudad para reprimirlo y hacerse del control de esta antigua urbe. Con esta adquisición, pronto iniciaron un proceso de expansión que transformo sus dominios en un gran imperio, el cual se desarrollo bajo el reinado de la dinastía de los sargónidas, conquistando Siria, Fenicia, Palestina, Egipto, Babilonia y el sur de la Mesopotamia. Utilizando el terror como arma de guerra, sembraban la desolación y el pánico en los pueblos conquistados, parte de cuyos integrantes eran deportados a otras zonas del imperio, para impedir rebeliones, trayendo como consecuencia la fusión o la desintegración de culturas.
De este modo los asirios preveían los levantamientos civiles, poniendo ejemplos sanguinarios para aquellos que pensaran en revelarse. Fueron los asirios los primeros en utilizar el equipo de asedio (arietes, escaleras y catapultas), las armas de hierro, las armaduras de metal, los caballos y los carros de guerra. Con estas eficaces herramientas expandieron su poderío por el actual Medio Oriente y parte de Egipto, aprovechando su desarrollo tecnológico, la cantidad de su ejército y sus métodos sanguinarios como: empalar cabezas, emparedar pieles de cuerpos y lanzar cráneos en las catapultas a sus enemigos.
El Imperio, estaba dividido en provincias, a cargo de gobernadores, designados por el rey, que eran los recaudadores de impuestos y reclutaban soldados, ya que el ejército se formaba principalmente por levas, debiendo cada ciudad proporcionar determinado número de hombres. Del mismo modo las clases más bajas de la sociedad, los deportados y conquistados, eran utilizados como mano de obra para construir los templos, los palacios, viviendas comunes, canales y demás estructuras, quedando así imposibilitados de poder revelarse en contra de sus amos opresores.
Por ello, en esta época no son tan comunes los levantamientos civiles o simplemente son fácilmente reprimidos, más bien lo que sí es común, son los asesinatos dinásticos que suceden en el seno familiar, ya sea por envidias, afán de poder y resentimientos. Así es como algunas dinastías quedan sin sucesor al trono y suben al poder otras dinastías emparentadas por lazos matrimoniales o que imponen su poder por las armas; sin embargo esta sucesión dinástica cambia poco la estructura de los estratos sociales, solamente las jerarquías más altas cambian de mando, pero los obreros y campesinos continúan supeditados a un poder regido por la nobleza.
Otra forma de sucesión de poder real, es la conquista de un pueblo por otro, claro ejemplo de ello es el desenlace de la historia del Imperio Asirio, el cual fue desintegrado y dominado por un pueblo semita más fuerte que se rebeló en su cont5ra, el de los caldeos de Babilonia, los cuales, aliados con los medos indoeuropeos de la meseta del actual Irán, atacaron y destruyeron en el año de 612 a.C. la capital asiria de Nínive. Fue así como los caldeos construyeron un Imperio semejante al asirio, ya que también se dedicaron a la expansión territorial y a la conquista de Egipto, Siria, Palestina y Fenicia, para supeditar estar regiones a su poderío y control.
Era un pueblo guerrero y conquistador, al igual que sus predecesores, los asirios, pero no alcanzaron su grado de crueldad. También deportaban a los pobladores de los territorios conquistados, con la finalidad de evitar rebeliones, pero al contrario de los asirios, los exiliados podían permanecer juntos, conservando su identidad cultural.

Saturday, February 5, 2011

La lucha de clases mexicana

Arturo Almazán Cantoral

La lucha de clases es un fenómeno social que se ha desarrollado en todas las culturas del mundo a lo largo de la historia, es una lucha de partes contrarias de la sociedad, de estratos sociales con intereses y aspiraciones opuestas. Es una lucha que nace de la desigualdad y la injusticia, de las precarias condiciones de vida de una clase y la opulencia y riqueza de otra; es un fenómeno que ha marcado la historia con sus constantes choques de contrarios, de los cuales nace una nueva estructura social y un tiempo de paz y tranquilidad, para dar paso a otra época de desigualdad y nuevos choques. Pareciese que este es un proceso cíclico de la historia, sin embargo, a pesar de las similitudes que estas luchas puedan tener entre sí, cada una tiene sus particularidades, por lo que cada episodio de la historia posee sus propias características de acuerdo a su tiempo y espacio.
Durante la historia del ser humano se han desarrollado muchos episodios de la lucha de clases dentro de un sin número de sociedades y culturas, luchas que llevaron a revoluciones sociales y cambios estructurales de una civilización. La contraposición de los diferentes estratos de la sociedad es algo que ha existido desde las primeras sociedades sedentarias, es un fenómeno constante en el que dos partes contrarias de la sociedad se enfrentan para defender sus intereses y beneficios. En estas luchas el vencedor es quien regula las nuevas relaciones sociales o conserva las anteriores, y de este modo las sociedades se encuentran en un cambio constante de acuerdo al momento histórico.
En este trabajo quiero abordar las principales luchas de clases en el actual territorio mexicano, remontándome para ello a las raíces del ser mexicano, y no me refiero al que nació en 1810, ya que lo que somos hoy en día se remonta al ser español que conquistó estas tierras y al ser novohispano que nos heredó un gran legado; por ello pienso remontarme a la época de la reconquista española en contra de los árabes y a la conquista de México por parte de los españoles, debido a que solo acudiendo al pasado uno puede comprender con mayor amplitud lo que somos hoy día. Pero, dado que la historia de México es un tema de gran amplitud, pienso enmarcar el periodo histórico que voy a tratar, limitándome de la historia de la conquista hasta el año de 1850, y aun así, sigue siendo un tema muy amplio, por lo que solo me detendré en los hitos que marcaron la historia novohispana y mexicana y que representan la lucha de clases que se ha vivido en nuestro territorio, la cual nos ha llegado como una herencia, porque hoy en día vivimos cosas similares y el lector se podrá dar cuenta de ello a lo largo de este trabajo.
Considero que para los mexicanos en general, es de suma importancia ser conscientes de su pasado histórico, ya que sin esta consciencia uno no puede entender la situación actual en la que se vive día a día, y si uno no entiende menos puede actuar para generar un cambio positivo. Si seguimos sumidos en la ignorancia de nuestro pasado y también en la del presente, difícilmente conseguiremos ese cambio. Por ello escribo este trabajo, para que la gente se entere y comprenda su historia, para que se dé cuenta de quienes nos gobiernan y desmitificar a esos héroes nacionales que tanto han sido engrandecidos; yo pienso que la historia no es un cuento de héroes y villanos, sino de seres humanos, los cuales sin excepción tienen defectos y virtudes, cometen errores y aciertos humanos que se dejan llevar por sus instintos y pasiones, seres que no son perfectos pero que han dejado huella en la historia por sus acciones.
Como mencionaba, pienso remontarme a la reconquista española, pero antes haré una recapitulación de diversos hitos de la historia universal, sucesos en los que se dio una lucha de especies, razas, reinos, pueblos o clases. Me parece necesario abordar este amplio tema, ya que las luchas por el poder no son algo nuevo, sino que se vienen practicando desde los orígenes del ser humano y las primeras civilizaciones; considero que esta recapitulación histórica será enriquecedora para adentrar al lector a la historia de España, ya que a final de cuentas todos tenemos una herencia del pasado más lejano, los egipcios de mesopotámicos, los griegos de los egipcios, los romanos de los griegos y toda Europa de estos últimos; de hecho es la tradición greco romana la que rige las civilizaciones occidentales y en la que está basado el conocimiento. Por ello para entender nuestra historia hay que acercarnos un poco a la historia de toda la humanidad a lo largo del tiempo.