Friday, February 22, 2013

La lucha de los pueblos



Felipe Cuevas Méndez

La lucha de los pueblos cubre todo tipo de formas y condiciones, aunque tiene un punto convergente en cualquiera de sus reclamos, que es la necesidad de crearse minuciosas relaciones revolucionarias contra el sistema de dominación para la renovación de la sociedad. Esto es trascendental para la victoria, constituye una de las más importantes cuestiones de la lucha de clases.
Hay quienes dirán que lo más importante es crear una organización, otros que tener el mejor programa, otros que la mejor táctica, que el trabajo, que la disposición al combate, o que acumular energías, no entraremos en polémica sobre el valor de todo ello y más; nada hay que demeritar, aunque insistimos, sin la acción de relaciones revolucionarias complementarias en el seno de los pueblos con las cuales conducirse y asumirse, todo lo demás se desvanece en el aire.
Las relaciones de dominación, control, poder y violencia en que transita el sistema capitalista en su límite histórico y ante su significación retrógrada para el destino humano, deberán ser quebrantadas por la perspectiva de que en las luchas los pueblos creemos nuestras propias relaciones que penetren en todos los ámbitos de actividad social, que impliquen nuestra presencia y ejercicio activo por el interés común. Las relaciones que impulsa el sistema capitalista para asegurar sus hegemonías van en sentido contrario a las que requerimos los pueblos del mundo, aquellas son la manifestación del poder burgués en todas sus dimensiones, que pretenden reducir la humanidad a la esclavitud asalariada.
Resistirlas y confrontarlas es una línea ascendente en la lucha del pueblo, en tanto más se padecen y asientan, más fuerte se hace su rechazo, más obligado se hace el observarlas en todo cuanto traspira de relaciones de la vida social maniatada al modo capitalista.

Los pueblos debemos tejer relaciones revolucionarias

En otro lugar (artículo: “Una batalla estratégica para el pueblo”) hemos hablado de las relaciones democráticas y revolucionarias (socialización, fraternidad, democracia, solidaridad, internacionalismo, colectivismo, libertad, emancipación, igualdad), por lo que sólo pasaremos a esbozar los rasgos que las mantienen enraizadas entre las clases y sectores populares:

a)      Asimilación de nuestra condición pluriclasista popular explotada y oprimida, impregnada de contradicciones y convergencias a atender puntualmente en el tejido de la unidad político-social.
b)      Rigurosidad del proceso de proletarización del pueblo en esta última etapa del capitalismo mundial (en ramificación de la clase y reproducción de sus condiciones de vida), para acoger los medios y condiciones en que se favorece aún más el propósito de ligazón y guía clasista.
c)      Transmisión de principios de lucha y organización democráticos propios de los pueblos (asambleísmo, consejos, consenso, consulta, control obrero, confraternidad y determinación colectiva entre otros, muy marcados en Latinoamérica en sus distintos grados de desarrollo según el país que se mire), hacia todos sus procesos de lucha e instrumentos políticos en rechazo a los medios derivados de las clases explotadoras.
d)     Ejercicio de socialización y colectivización constantes en las luchas que preparen a explotados y oprimidos para ejercer su rol revolucionario en todos los renglones de la vida social impidiendo se vuelvan cortejos de castas políticas o aparatos de cualquier tinte.
e)      Impedir que sea reducida o anulada su línea de socialización de la riqueza y los medios de producción, porque ello encierra la médula espinal de su horizonte estratégico. Por el contrario, ampliarla para que no vuelva a limitarse en aspectos economicistas-estatistas por los que lentamente se arrebata nuestro papel histórico, se conmina a aceptar o ser parte de “los hechos” en que trascurren las reglas burguesas, y el capital recupera su terreno.
f)       Afirmar el carácter de clase como medio de elevar la conciencia, la práctica y estrategias para la lucha de los pueblos frente al sistema capitalista.
g)      Asumir otras diversidades culturales, nacionales, realidades geo-políticas, como procesos y condiciones con los cuales remover y potenciar la lucha proletaria adversa a un sistema que en su cometido de homogeneizar la dominación pretende arrebatar las características propias de la identidad de cada pueblo.
h)      Abrirnos la percepción político-social para tejer nuestra unidad fraterna de los pueblos del mundo. Aclamar a ello sin reserva alguna, filtrar en todas partes la necesidad de la lucha organizada proletaria, popular, democrática, antiimperialista y revolucionaria, contra la clase burguesa y sus adeptos.
i)        Defender, aprovechar y ser críticos desde las bases frente a todas las experiencias de lucha, de organización, de pensamiento, con el propósito central de robustecer y plantear nuevos desafíos a la revolución socialista sin fanatismos.
j)        Reventar y superar desde la acción popular todas aquellas viejas confusiones de lo dogmático, lo reformista, el sectarismo, la izquierda de aparato o dirección oficinesca, como fundamentos fetichistas con sus códigos de sumisión a lo establecido, sus acomodos a modos de vida y renuncia a la lucha fundamental.
k)      Estar en mejor disposición objetiva para no perder la oportunidad histórica o dejar en la promesa fallida como tantos procesos sociales y organizativos; el reto de consolidar la máxima organización consecuente de los explotados y oprimidos en todas las formas que se requieran.

Esas anotaciones bien pueden verse diseminadas en gran cantidad de iniciativas o análisis, los comunistas revolucionarios debemos exigirnos renovación en torno a ellas, resguardarlas e impulsarlas resuelta y conscientemente; sobre todo debemos distinguir el grado de integración de éstas cuestiones en torno a la formación de un nuevo sistema de relaciones revolucionarias. A la vez que prestarles atención en la práctica actual de los pueblos, porque efectivamente son trazos de la política proletaria y popular que se proyectan continuamente. Por todo ello vale recuperar estas tesis en el Manifiesto del Partido Comunista:

No tienen intereses propios que se distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario.
Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto… (Capítulo II)”
En todos estos movimientos se ponen de relieve el régimen de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos progresiva que revista, como la cuestión fundamental que se ventila.” (Capítulo IV) Marx-Engels.

En el mundo existe gran confusión y diversidad de opiniones sobre los resultados históricos del socialismo habido y su teoría revolucionaria, su importancia es tal que esas atenciones son algunas de sus muestras. Sin descartar aquello de que se debe asimilar los aciertos y errores pasados, y que buena parte de las premisas vienen de sus enseñanzas; el socialismo por venir de las luchas de los pueblos también requiere su atención especial sobre la base de las condiciones modernas del capitalismo y las luchas de clases, pues como se ve, toda crítica y autocrítica debe girar hacia lo que tenemos en la víspera revolucionaria.
Mencionamos de nuevo que los pueblos, sus integrantes revolucionarias, sus luchadoras, democráticos, progresistas y activistas de todo género, debemos poner énfasis en la destrucción a fondo y en cualquier terreno de las relaciones sociales de dominación activas durante un periodo más largo que el del propio capitalismo.

Problemáticas generales para el relacionamiento revolucionario

No ansiamos inventar el arroz con pollo, un conjunto de problemáticas de la lucha de clases son constantemente referidas en los escenarios donde ocurren, nosotros tenemos el propósito de mapearlas para facilitarnos su examen ubicando las alternativas que podamos impulsar. Seguramente hemos topado con estos problemas en nuestra actividad política, siendo conocidos no queda más que volver a resaltarlas en su entramado.
Así en este contorno en primer lugar tenemos que el organigrama mundial capitalista refuerza todas las cadenas de opresión contra los pueblos sin distinción de ideas, color, sexo o territorio. El capitalismo imperialista llegó al extremo de sus poderes que ahora amenazan la paz, la seguridad, la civilización humana y la vida en el planeta. Genera graves impedimentas a la organización, la resistencia, la lucha, la visualización de la realidad, la perspectiva clasista, las formas clásicas de libertad social y la posibilidad de decidir el modo de pensar proletario en ruptura con el orden establecido.
En la proyección de su poder político-económico el capitalismo expande –dictatorial y hasta “democráticamente” – relaciones de poder que se incrustan en la práctica social generando nuevos medios de acentuar sus potencias. Dichas relaciones políticas de poder que han calado tan hondo en la sociedad merman las luchas de los pueblos al basarse en modos de control y sujeción en contra nuestra desactivando el impulso revolucionario hasta en sus propios espacios.
La falta de fusión en el pueblo viene dada por la fragmentación de sus clases y sectores, en especial por la acción de las relaciones sociales que generan tendencias a la lucha por la supervivencia y el estatus dentro del capitalismo; dispersando su tendencia fundamental al cambio revolucionario, apelando por nuevos instrumentos de unificación en el marco de la imposibilidad que el sistema resuelva sus crisis y que nuevas formas de comunidad y vida social se hacen necesarias para enfrentar consumismo, depredación e individualismo.
Revertir las formas de organización vertical de poder, organizarse desde abajo desde las clases y sectores del pueblo, forjando en éste los poderes superiores para la transición. Asegurando que esto sea siempre el principio social prevaleciente que impida la hegemonía de burocracias, controles y dominaciones.
La ausencia de frente común –o su distorsión en relaciones de poder y de fuerza– en el seno de los pueblos y sus actores sociales en relación con la articulación de corrientes, posturas e intereses que van apartándose del sentido popular y del desfase ante las nuevas realidades; debe ser contemplada para persistir en su importancia de cara a la destrucción concreta del sistema.
Reasentar la teoría revolucionaria en sus bases, líneas de proyección y nuevos ámbitos en que debe probarse y enfrentar retos del conocimiento social, aún cuando permanecerán distintas nociones de ella.
El inmediatismo, oportunismo y reediciones de revoluciones de terciopelo en torno a los movimientos espontáneos u organizados como expresión de la preponderancia o asedio del gran capital trasnacional, la influencia pragmática y relaciones de política cortoplacista natural a los vaivenes del capitalismo (si bien estos últimos siempre deben tomarse en cuenta); genera debilitamiento constante de los procesos de lucha sin que se consiga alcanzar nuevas etapas de organización democrática y revolucionaria o las mismas sean abortada por las fuerzas imperialistas en sus varias asociaciones, agrupaciones o consensos.
La división, el grupismo y los unilateralismos siguen aquejando como males estructurales en el seno de movimientos y organizaciones de los pueblos en tanto no se consigue una visión global, aceptable y congruente con el reto revolucionario para las mayorías, lo cual reclama agenda, evaluándose y resolviéndose en sus pormenores, como un problema político de alta atención por todas y todos quienes comparten trincheras contra el capitalismo.
Los programas revolucionarios de los últimos tiempos se han impregnado de términos abstractos que hoy día deben pasar por una serie de procesos de discusión en el seno de los pueblos para su actualización, ampliación, concreción o corrección, considerando que la historia la hacen los pueblos y su destino no tiene porqué quedar al margen de tal proceso.
Una seria debilidad en el ejercicio democrático interno-externo viene manifestándose en la desarticulación de la organización de los pueblos, antes asociada muy linealmente a la influencia desde arriba, pero que se revela hoy día como parte de estrechas relaciones de control y asimilación a éstas. Las y los revolucionarios dicho proceso no les es ajeno como tampoco les resulta complicado concentrar la debida inteligencia en resolverlo, porque así proyectan su visión del futuro y del potencial revolucionario de los pueblos en cada lugar donde acontezca su acción.
En las academias modernas –no exentas de intrincadas relaciones de poder y hegemonías– que compiten por postular un marxismo avanzado, se afianzan mecanismos de eclecticismo que invalida las facultades de la teoría revolucionaria en cuanto postula el cambio radical de la sociedad en manos de los pueblos y la clase proletaria al frente, al paso que establecen  segregacionismo teóricos contra las distintas variantes que adoptan algunos de los postulados revolucionarios. Ello es motivo de preocupación porque a la par que impulsan valiosos elementos de análisis de la realidad, introducen concepciones en detrimento de la lucha revolucionaria que se deslizan a no cambiar las bases del sistema mediante revoluciones de papel.
Muy en la orilla, pero montando muros de contención a los nuevos ciclos, sujetos y esferas de la lucha de clases, creando problemas a la lucha revolucionaria; pululan  como reductos de la marginación provocada por el capitalismo, los caciquismos y la incapacidad de superar concepciones románticas, se encuentra la sectaria kafkiana o la tribu de poder que creen tener agarrado a dios por la chiva, tales grupos hoy deben cambiar en el fondo de sus estructuras para intentar su enraizamiento popular cumpliendo un papel más positivo, convirtiéndose en verdaderos instrumentos de su clase.
Por su parte resulta evidente que la conciencia de clase debe proyectarse no simplemente como noción del horizonte revolucionario, sino como práctica cotidiana de los pueblos y sus luchadoras(es). Hoy podemos juzgar que la conciencia es a su vez una batalla constante frente a las relaciones generales de dominación del sistema capitalista (de producción, económicas, políticas, educativas, patriarcales, de nación, de poder…). La conciencia de clases es así mismo una tarea colectiva próxima a toda acción y tarea, política o social, por el cambio del entorno humano.
En la visualización de nuestras problemáticas también se encuentra el tema del liderazgo en el seno de las clases y sectores de los pueblos, grande o pequeño, es algo que tiene dos aspectos de gran atención para coronarlo en virtud de los intereses socialistas. Un aspecto es cuidarlo porque se mantenga ligado a su raíz de clase de manera orgánica y de pensamiento, el otro aspecto consiste en asegurarle el despliegue necesario como parte de la fuerza popular, vinculado al desarrollo político y la participación desde abajo. Atender la descomposición que alrededor de los liderazgos, burocratizaciones, autoritarismos y reformismos hacen sucumbir a los pueblos, mediante la vigilancia general y los medios seguros de ejercicio político activo por los sectores y clases interesados en avanzar la lucha revolucionaria.
Por último debemos distinguir un error producido entre la conciencia de poder en el pueblo (democracia socialista) y la mal interpretada conciencia de poder oportunista (conquista del poder para sí), pues aunque se parecen no son lo mismo ni remotamente. Un poder que haya sido conquistado en la dura batalla de los pueblos, pero que no sea ejercido por estos ni alguna de sus clases, le será ajeno a pesar de las reformas que impulse, le será escamoteado y arrebatado tan pronto los opresores se aseguren que el pueblo no se levante más, las clases y sectores incluso pueden simpatizar con dicho poder en tales circunstancias, pero si no lo detentan, generalmente declina en las versiones representativas o dictatoriales propias de las relaciones de dominación capitalistas. Los pueblos requerimos tener:

1.      Perspectiva de poder, como concepción patente de que un poder clasista es posible y necesario, sin que esta cuestión se vea reducida a sus vanguardias, sino que sea sentido general del rompimiento social con el capitalismo.
2.      Luchar por la conquista del poder, en las formas más apropiadas a sus condiciones sociales, asimilándose paulatinamente a esta tarea lo mismo en virtud de sus realidades que por percepción previamente cuajada.
3.      Hacer un poder a nuestra imagen y semejanza, es decir, de democracia popular y proletaria, cuyo ejercicio sea propio a todas y todos antes que patrimonio de burocracias, arribistas o nuevos amos.

Las relaciones sociales a construir van a todos los terrenos, abren nuevos escenarios, son tan importantes en la práctica de hoy como en la proyección política de un futuro socialista y comunista, aterrizarlas o concretarlas en nuestros espacios de lucha nacionales o internacionales, discernirlas en lo que suele considerarse como situación general de la lucha de clases nos parece que es un ejercicio necesario al cual otros debates se sucederán. Tú que luchas en el seno de los explotados y oprimidos, que haces parte de ellos y ellas, debes bregar porque se manifiesten y golpeen los fundamentos del capitalismo con todos los recursos posibles.

Wednesday, February 6, 2013

Sinología Pedagógica




Esta reflexión sobre la dialéctica en la praxis docente, pensándola en términos del método propuesto,  induce a una nueva definición de la transformación para una pedagogía crítica, de acuerdo a actores sociales participantes de una nueva época de transformación y de transgresión revolucionaria en permanente construcción, contra el orden hegemónico impuesto por el régimen capitalista usurpador y legitimador del Estado de derecho internacional y nacional cómplices ambos.

El Estado de derecho   regula todo tipo de pedagogía planetaria tradicional en las actuales relaciones de trabajo y de sometimiento, valorado ello desde una visión del materialismo histórico dialéctico, entendido éste no sólo como método de Otras propuestas educativas del proceso de trabajo humanizándose, sino también como arma de la revolución social, fundada en un pensamiento investigativo innato en la duda, la pregunta fresca y el interés amoroso por el conocimiento.

Por lo que al intentar aclarar estas  definiciones del actor social docente, existe otra duda, sobre  ¿cuál explicación científica se referirá para explicar esta nueva  praxis docente? es decir, para dar contenido, forma y significación a la Escuela Nueva, que es la escuela de la vida, dialogando desde múltiples lenguajes sobre la existencia humana, porque “queda otro problema importante relacionado con la concepción de los hechos que venimos discutiendo: el problema de su adecuada expresión en el lenguaje o, en un sentido más amplio, el problema del vínculo de los hechos con el conocimiento científico-teórico”[1].

El concepto de praxis docente transformadora o revolucionaria para una escuela nueva de la vida, tendrá que referir los factores que inciden en dicha transformación histórica-social, reflexionando en el poder más abarcativo de toda la historia de la humanidad, junto con sus nuevos actores sociales, pero que aún no han sido reconocidos como tales en la diversidad existente de ellos en la política neo-liberal del proceso globalizador de mercancías, dada la gran necesidad de Otro escenario del poder político pedagógico posible de construirse.

Dicho poder  requiere de un proyecto contra-hegemónico educativo creativo, como lo proponen los grandes teóricos de las Pedagogías críticas, dicho así, al recordar que toda postura crítica, no es una construcción social cerrada, sino por el contrario posible de abrir sus conocimientos en espacios de inclusión y   debate sobre lo que es justo y lo que no lo es, en el acto educativo de humanización del trabajo integral de un nuevo actor social, que se viene anunciando en las voces que habían estado silenciadas.

Porque se reconoce que los principios de las pedagogías críticas que se sustentan en el materialismo histórico dialéctico,  como método y a la vez como arma de  transformación social, en su reflexión abierta, respetuosa y tolerante, se proponen debatir en relación con la praxis docente de una escuela nueva, la posible necesidad de la transformación e interpretación significativa de un trabajo educativo justo para merecer de forma colectiva la tan deseada vida integral, libre, sensible, en equidad y creativa, que sólo en el doble discurso proclama la Constitución Política Mexicana.

Este conocimiento que se crea por medio de la educación crítica que surge en el materialismo histórico dialéctico[2] puede, o bien perpetuar las tres bases del sistema social (la verdad, las creencias y las estructuras de poder) o por el contrario, cuestionar estas tres cosas.

Se necesita por tanto, reflexionar metodológicamente una hipótesis para la práctica docente, con base en la investigación educativa con nuevo significado, abordando la historicidad recorrida de los sujetos educativos, es decir, de los actores sociales en su espacio, tiempo y cambios infinitos de su organización política del trabajo concreto, entendiendo a tal dimensión de análisis metodológico, no como simple especulación metafísica, sino por el contrario como un proceso educativo intencionado de liberación consciente o no,  comprometida o no, -dadas las dificultades en su construcción histórica, pensando en Otra escuela de la vida para el futuro presente, para no seguir topándose por ejemplo, con el fenómeno de los migrantes masivos en la lógica de globalización de mercancías del capital humano y los instrumentos de trabajo que también son mercancías labrados con la explotación que impone la ganancia capitalista para su satisfacción instrumental.

Porque “A medida que adquiere una dimensión global, el capital enfrenta dos tipos básicos de problemas: a) cómo articular sistemas de instrumentos de trabajo de distintos grados de eficiencia (por ejemplo, instrumentos de varias edades  tecnológicas), y b) cómo efectivizar su necesidad de sistemas de máquinas a fin de operar en niveles de productividad y capacidad de gran escala”[3] en el control oligopólico para satisfacer la necesidad de producir en masa, según el potencial mundial de consumo con costos bajos monopólicos, pues lo que se vende en cada mercancía, es en sí el propio cuerpo humano, con el desgaste de su corazón, su ojos, sus músculos y toda su posible integridad vital, denuncia Marx en su obra filosófica[4], la cual se recomienda para el análisis teórico-práctico aquí propuesto en términos cualitativos.

Esta posición en las sociedades capitalistas abarca así las condiciones materiales de vida, por lo que es vital que el sujeto docente vea en la diversidad de productos en masa el propio cuerpo de los sujetos niños-niñas que forma y evalúa, a la vez que este docente también es formado y evaluado permanentemente en los cánones que requiere el capital.

Así cada sujeto educativo termina siendo una producción de medida, de acuerdo al potencial mundial de consumo con costos cada vez más bajos, en un régimen competitivo, sin importar la calidad humana verdadera, sino sólo la suficiente para el mercado en su competitividad desleal, esa es la verdadera evaluación universal del mercado escolar que hoy se impone al docente con la ACE.

Teniendo entonces, que reproducir y generar nuevos  ejércitos industriales de reserva, de desempleados desharrapados o de lumpenproletarios alcohólizados y frustrados según sus actitudes de vida, por falta de expectativas humanas integrales, pero que bien sirven al régimen de explotación, para regular el mercado de compra-venta; en muchos de ellos se extrema su  comportamiento degradado a semejanza del patrón histórico capitalista, nihilista y neurótico.

Así, puede seguir reproduciéndose dicho comportamiento, hasta que se multipliquen las propuestas en proyectos educativos con un trabajo contra-hegemónico posible, para la formación de valores-virtudes, en la ruptura de costumbres-tradiciones insanas, pero  principalmente denunciando la producción-trabajo-ganancia capitalista, todo como un gran  paquete a cambiarse en la praxis docente transformadora; porque la forma delimitada, está en lo concreto de la acción docente, bien relacionada con  el contexto histórico educativo, entendido como proceso de humanización, es decir proceso de trabajo que transforma la naturaleza en cultura emblemática:

Véase, así como en Otro reconocimiento de las clases sociales y de su lucha histórica, a partir de denunciar la existencia de la propiedad privada de medios de producción, Marx aclara: “La crisis del sistema capitalista, responde a una contradicción más profunda y fundamental del sistema económico vigente: a la contradicción existente entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación[5].

Frente a esta relación entre el capital y el trabajo, entendida como relación educativa, hoy ya es posible  nombrarse que no es algo naturalizado en su divinidad artificiosa o ideológica, el tal proceso de explotación y de degradación del ser humano excluido, sino que en su situación histórica, es valorada en la Pedagogía    crítica  esta    desigualdad social, como un acto inmoral e injusto -en donde  tendría que repararse el daño a los afectados, hasta que logre incluirse este hecho histórico como un crimen de lesa humanidad más-.

Dado que todo comportamiento humano, es posible de transformarse a través de poner en práctica una pedagogía crítica reflexiva y organizadora de procesos revolucionarios, para enfrentar en el debate dialógico y activo al  cúmulo de concepciones teóricas ahí acumuladas que incidan en prácticas concretas, dado que ya han sido  desarrolladas críticas profundas en este sentido, frente al  injusto despojo, primero de la madre tierra, y después de todo lo que existe sobre de ella, así como del universo.

Esta relación de denuncia histórica  denota   la formación docente por reconstituir en términos de derechos humanos, ya Marx deja claro al respecto, que mientras esa contradicción de ganancia a costa de la plusvalía no pagada al trabajador explotado y enajenado no se libere, seguirá  siendo irresoluble la lucha social de poderes políticos conscientes e inconscientes, entre los opresores y oprimidos, lo que está llegando al exterminio fascista en la destrucción del planeta tierra: la flora, la fauna y  los seres humanos de forma visible, sin embargo esta forma no corresponde aún con la formación, que imparte la praxis del docente transformador.

Porque en la locura de esta sobrevivencia que impone el capital, el oprimido  con su trabajo continúa transformando este planeta en arte, ciencia, tecnología, cibernética, literatura, humanismo, religiones y múltiples expresiones culturales bajo el látigo capitalista de privatización y de ganancias extremas; siendo  auténticos lenguajes muy nuevos y creativos en la sobrevivencia del sujeto histórico desde el cúmulo de sus experiencias, de sus nuevas intuiciones y su nueva problemática existencial, regido todo por  los ciclos del capital-mercancía, capital-dinero y capital-productivo.

La internacionalización del capital que se está sufriendo es dentro del proceso de reproducción creciente del capital industrial en el ámbito mundial; ahí se valora cómo la racionalidad del sujeto educativo tendría también que poder reflexionar sobre ¿cuál es el límite del proceso de industrialización en torno al beneficio social en donde ya existe una burguesía mundial y un proletariado internacional en esta revolución científico-técnica, transformándose la  máquina-herramienta en máquina automática?

Esta situación tiene que ver con el tiempo de trabajo en cuanto a la velocidad del cuerpo desgastado al ser una mercancía más en venta para incrementar la gran ganancia capitalista, de modo que la crisis capitalista se ve objetivada más visiblemente en la fotografía completa de forma concreta, es decir, justo en la crisis del cuerpo degradado y enfermo de la clase trabajadora entre los pueblos del mundo.

Ello sucede de acuerdo con  la división internacional del trabajo, pues  la madre tierra, como primera naturaleza dadora de vida, es transformada en herramienta cultural para el trabajo enajenado o en el mejor de los casos, en un trabajo creativo, esta relación no es fácil de resolverse pedagógicamente, porque el sujeto educativo puede ser sumamente insensible a todo intento revolucionario, pero ser creativo a la vez en la transformación de la naturaleza cultivada; aunque como personas sean indiferentes o reaccionarios a todo tipo de cambio radical, lo que tiene que ver con el desarrollo de la consciencia social asumida en la jerarquía de funciones institucionales, es decir por su formación y condiciones de vida.

Dado que el acto  de hacer una transformación, ya es un acto creativo, pero el uso para lo que puede servir el producto resultante, puede ser brutalmente enajenado -sin que ello sea una condena estática-, porque el cuerpo humano y su trabajo, su integridad está en proceso también de transformación, pasando por ser en el tránsito formativo: insegura, insalubre  o brutal, porque es usada y abusada por el capitalista en el monopolio salvaje, competitivo y manipulador, es decir utilizado el cuerpo humano, como una existencia degradante sin gran valor en ese híbrido de confusiones en la existencia de explotación, de humillación y en el acto de sentir vergüenza o no debido a la falta de equidad.

Tómese en cuenta cómo “la automatización obliga a una descalificación masiva de la mano de obra, a la par que a una elevada calificación en una minoría que programa la maquinaria”[6] en ese tenor inhumano del desarrollo de las fuerzas productivas y su reproducción como necesidad del imperialismo en la consolidación del monopolio, que se vale de la creatividad de  la revolución científico-técnica desde los desechos humanos-inhumanos intercontinentales que regula y legisla el capitalista.

Por ese motivo, el mecanismo de la evaluación universal capitalista es indispensable en el proceso de competitividad y de exterminio irracional a ser considerado por los nuevos actores sociales, pues lo único que falta en el símil histórico en el método de la hermenéutica icónica de Beuchot,  es legitimar quiénes tendrán que morir en los crematorios de los campos de concentración, es decir, hoy en las determinaciones de orden público  neo-liberales del FMI, la OCDE y el BM sobre la tierra madre, simbolizada ésta en la multi-diversidad cultural de las grandes civilizaciones.

En tales contrastes existen ya mecanismos en donde parece que ese sujeto histórico en formación pierde todo control sobre su proceso  de trabajo, teniendo que trabajar al ritmo y organización impuesta por el patrón capitalista con la máquina automática, que él mismo en esa injusticia construyó, hablando en términos de la clase trabajadora, ese es el nuevo actor social que incidirá en la transformación de la Práctica Docente para recuperarse en su otredad, a través de las firmas que comprometen los tratados de los Estados-gobierno con  las trasnacionales, controlando  cada vez más la economía mundial a espaldas de las comunidades.

“La internacionalización del capital y la transnacionalización en particular son una expresión de la crisis general del sistema… De esta manera la consolidación del proceso conlleva una agudización de las contradicciones del sistema. La crisis institucional (FMI, Nuevo Orden Económico Internacional, ruptura del sistema colonial), la crisis ideológica (democracia, keynesianismo, etcétera) y desde luego la crisis económica (de producción), resultan así ligadas a este desarrollo[7] en conjunto con la práctica docente, como posibilidad para la transformación de una nueva escuela con Otra educación político-filosófica, articulada al conocimiento económico crítico sensiblemente humanizado.

Se tendría que analizar además en este nuevo sentido, desde las herramientas de una Pedagogía crítica, la serie de conquistas sangrientas y despojos injustos de Europa por ejemplo, en relación con África, o de Europa en relación con América Latina, o de Estados Unidos en relación con la explotación de la economía y la riqueza cultural mexicana o centroamericana.

Ya que esta relación de despojo injusta ha sido en aras de la acumulación capitalista, la cual ha ido degradando, robando y exterminando al ser humano y al planeta tierra. La pregunta que se visualiza en tal proceso de globalización mercantil de política neo-liberal es: ¿Cómo poder abrir el debate sobre ello en el sentido de la gran cantidad de trabajo vivo en lugar de maquinaria?, lo que tiene que tratarse de acuerdo con el avance de  los derechos humanos, que son exigidos por la clase trabajadora en dicho proceso histórico educativo.

Esta situación del proceso educativo o de trabajo,  indica la condición de subordinación al proceso capitalista, al lograr este régimen de explotación el máximo de productividad en mayor escala posible y con el menor costo posible, y es así como la tecnología incluyendo la robótica, al ser una ampliación del conocimiento científico, en la internacionalización del capital, se ve claramente cómo este capitalista se apropia del desarrollo general del conocimiento científico, difundiendo las falsas necesidades superfluas primordiales del consumo mundial con ‘mercancías mundiales’ (fuerza de trabajo desgastada por el grado de explotación) relacionadas a patrones culturales locales o nacionales de la lucha social, para exigir respeto y mejores condiciones de trabajo.

En  ese terreno de las mercancías globalizadas es importante conocer la posición y formación docente para incidir en una praxis transformadora en la educación presencial y a distancia, aún fuera del orden del sistema educativo formal, creando Otras formas autónomas colectivas, porque aún falta el enfoque crítico de este tipo de educación-valoración, que permita un estudio científico del problema educativo o  de trabajo humanizado, hasta lograr que existan varios millares de títulos acerca del problema, entendido como un principio y concepto básico para posibilitar la integridad del sujeto educativo docente-niño-trabajador maquilador.

Estos nuevos actores sociales,  están siendo  tercerizados por compañías contratistas fantasmas  de forma privada, sin garantía responsable de nada,  sólo son intermediarios quienes dan empleo de manera temporal, sin ningún derecho laboral para el trabajador, al tener que firmar en sí, un contrato junto con su propia renuncia al mismo tiempo -así se explica la categoría de ejército industrial de reserva necesario para regular la oferta y la demanda de trabajo en el mercado de cosas, planteada científicamente en Marx-.

Porque este fenómeno social-educativo en el proceso de explotación, no es un problema nuevo, pero necesita de la toma de consciencia colectiva que se refleje en la lucha de clases con una posición firme en términos educativos, de acuerdo con las condiciones materiales de vida actuales de las grandes mayorías, ahí la práctica docente transformadora de una nueva Escuela para la vida es crucial. “Y así como la anatomía del mono sólo se comprende a partir de la anatomía humana, será el análisis del capitalismo contemporáneo el que arrojará luz sobre un fenómeno tan viejo como el mismo capitalismo”[8].

De manera que hoy día los responsables de la injusticia expuesta en términos pedagógicos del nuevo actor empresarial, tendrán que ir vinculando  los derechos humanos más elementales, y denunciar este fenómeno: en la necesidad de  pedir casi de rodillas  a la clase trabajadora perdón al menos, para  reparar el daño frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por ejemplo frente a todas las injustas conquistas y neo-conquistas cometidas entre los poderosos y los no poderosos.

Porque es claro que tanto, los oprimidos como los opresores,  han sido formados por el sujeto docente en una institucional estatal en las jerarquías de poder desde épocas muy antiguas, y éste a su vez  sigue siendo víctima, como un asalariado más, de las carencias y  de las desigualdades económico-políticas y socioculturales padecidas a lo largo del tiempo geopolítico de abusos, ello puede suceder, si el docente en su praxis  es capaz de  reconoce el  abuso y las secuelas de desigualdad histórica  causadas por  múltiples conquistas  de rapiña resistidas de forma estoica frente a la discriminación xenofóbica de los gobiernos Estados en tal abuso de poder.

Actualmente en este sentido de propuesta transformadora de la praxis docente, se aclara que según la Corte Penal Internacional,  se consideran crímenes de lesa humanidad: 1. Asesinato. 2. Exterminio. 3. Esclavitud. 4. Deportación o traslado forzoso de personas. 5. Privación grave de libertad. 6. Tortura. 7. Desaparición Forzada. 8. El Apartheid (segregación racial). 9. Persecución por motivos políticos, nacionales, étnicos, culturales, religiosos y de género. 10. La violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado. 11. Y otros actos de carácter similar. Aún falta incluir el desarme de los ejércitos y grupos armados, como una demanda histórica de las sociedades, exigiendo el derecho al trabajo en equidad, es decir a la educación como ejercicio de humanización.

En este mismo sentido, la  forma de liberación de los oprimidos en términos de una docencia transformadora,  a través de las épocas, ha sido no sólo la resistencia, sino también la propuesta contra-hegemonía de denuncia activa como lo propone  la Pedagogía crítica de Antonio Gramsci en sus sugerencias culturales, abriendo nuevos lenguajes comunicativos significativos al respecto:

En las alianzas del bloque histórico, justo entre aquellos intelectuales orgánicos comprometidos con su clase política proletaria y no con el Estado capitalista internacional en un tono de estadolatría, se comprenden lenguajes del ambiente cultural de origen, para enfrentar la disidencia y la autodefensa en la construcción socialista autónoma con un programa alternativo cultural contra-hegemónico.

Sabiendo a lo largo de la historia que pueden existir varios caminos para lograr la liberación contra-hegemónica, como un acto de las virtudes tradicionales que no se deben perder como es el lenguaje indígena o de origen, y que siguen siendo valiosos en los procesos de liberación.  



[1] Cfr. Metodología del conocimiento científico. Academia de Ciencias de Cuba. Academia de Ciencias de la U.R.S.S. Quinto Sol, México 1985. p. 229.
[2] A pesar  de la crisis de la teoría marxista en su sentido extenso y pleno, articulando la práctica con la política en sus dimensiones estratégicas y organizativas del proceso de humanización, sigue existiendo la necesidad de la unidad; el problema del Estado sigue siendo un problema de orden popular; así están latentes  preguntas sobre: ¿Cuál es la naturaleza del Estado y del Estado imperialista actual? o ¿Cómo superar la división entre economía y política?, entre otros problemas de formación ético-moral integral más significativos en las luchas de masas, desde donde se puede renovar el marxismo, dar una nueva fuerza a su teoría, modificar la ideología, la organización y las prácticas en el trabajo vivo, para abrir un verdadero futuro de revolución social, política y cultural a la clase trabajadora que está entrando a la  maquila internacional. Pues  se piensa que la tarea es extremadamente ardua, pero posible de articularse desde todas las trincheras posibles de la creatividad humana, lo esencial reside en que no obstante las dificultades, es posible el proyecto-proceso educativo de transformación docente y de concepción del trabajo humanizado. Entendiendo que la política, significa el arte del ejercicio del poder, y éste puede servir para liberar o para someter, lo que denota un reto para la transformación pedagógica crítica.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
[3] Cfr. Herbert de Souza. Notas sobre el capital mundial. En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 51.
[4] Vid. C. Marx, Tesis sobre Feuerbach; - en C. Marx y F. Engels. La ideología alemana, Tr. W. Roces, Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1959; - C. Marx, El Capital, Crítica de la economía política, Tr. W. Roces, Ed. FCE, México-Buenos Aires, 1964 3ª. Edición; - C.  Marx y F. Engels. Obras fundamentales 1; - Escritos de Juventud, Tr. W.  Roces. Ed. FCE, México 1987; - C. Marx y F. Engels, Obras Completas, en español se publicó como Cuadernos de París. Tr. Bolívar Echeverría, Ed. Era, México 1974; - C. Marx. Historia crítica de la teoría de la plusvalía, Tr. W. Roces. Ed. FCE, México 1945; - C. Marx, En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel; - en C. Marx y F. Engels, La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época, Tr. W. Roces, Ed. Grijalbo, México 1958; - C. Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844; - F. Engels, Ludwing Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, en C. Marx y F. Engels, Obras escogidas, Ed. FCE T. II; - C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista,  Ed. Progreso, Moscú 1973, T. I de las obras escogidas; - C. Marx. El Capital, FCE, México 1964 T. I; - C. Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, en: Obras escogidas,   tres tomos;   - C. Marx, Crítica de la filosofía del Estado de Hegel, Ed. Grijalbo, Col. 70; - C. Marx, La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850 en: Obras escogidas; - C. Marx, Miseria de la Filosofía, Ed. Siglo XXI, B.A. 1971.

[5] Vid. Karl Marx. Manifiesto del partido comunista. En varias ediciones. , Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 88.

[6] Cfr. Andrés Varela García. Internacionalización y transnacionalización. En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 93.
[7] Vid. Andrés Varela García. Internacionalización y transnacionalización. En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 95.


[8] Vid. Andrés Varela García. Internacionalización y transnacionalización. En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 88.