Friday, January 8, 2016

PROPUESTA DE UNA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA, para iniciar la reflexión.

En este 2016 de tanta violencia del Narco-Estado mexicano, es importante la reflexión en términos educativos o de proyectos humanos alternativos.



¿Cómo desarrollar y practicar una propuesta de pedagogía de la Ternura en contextos de violencia hacia y para los jóvenes?


Primeramente, puede decirse que lo que se ha dado en llamar “Pedagogía de la Ternura” (P. de T.) no puede ni debe ser abordado de manera reduccionista por las Ciencias de la Educación, pues ésta debe ser trabajada desde una postura epistémica que permita expresar su especificidad múltiple, esto significa que la pedagogía forma parte de la “praxis” social que intenta ser transformadora no solo de los modos de vida (espiritual), sino de los modos de producción material.

Orígenes del discurso (embrionario).

Durante uno de los Encuentros en la  Universidad Campesina e Indígena en Red (UCIRED), en Puebla el pedagogo peruano Alejandro Cussianovich, presentó y expuso, de una forma sencilla, amena y agradable, pero a la vez profunda y argumentada, el concepto, características, así como las estrategias para implementar ese proyecto denominado “Pedagogía de la ternura, por lo que, a decir de este autor: “uno de los primeros intentos que se ha realizado (sino es que el primero), en nuestro medio  de lo que se le ha dado en llamar “Pedagogía de la ternura”, data de 1990, cuando se nos solicitó hacer una conferencia para docentes allegados a Lima, desde las serranías de Cerro de Pasco, La Oruya, en Huayanco, Huanuco (ver “Apuntes para una Pedagogía de la Ternura” No.14, agosto de 1990, 24 Págs. Mimeo).

Posteriormente, este Proyecto surge cuando el IPEDEHP (Instituto Peruano de Educación en Derechos Humanos y la Paz) invita a trasladarse a la capital del Perú, para dar cursos con docentes sobre  derechos humanos en una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado, lo cual devenía en una temeridad; por lo que no se nos ocurrió, a decir de Cussanovich, “…una mejor idea que abordar el tema desde el eje de la ternura, precisamente porque la guerra y sus atrocidades no deja espacio ni condiciones humanas en la población y en los docentes para la ternura, la confianza, el amor, la sensibilidad entusiasta. Por lo cual (…) El mundo colectivo y personal de la afectuosidad, se replegó en nuestro pueblo en la interioridad, la individualidad y el silencio. Lo cual abonaba en la necesidad de endurecerse, de acallar la sensibilidad, de reprimir manifestaciones de ternura, fuera del ámbito de lo íntimo personal[1] (Cussianovich A. 2005; 1).

Es así que desde este contexto de violencia militar, social y política armada, desde lo que viven las maestras y maestros en medio de la guerra, es que, señala Cussianovich: “…en nuestro medio, debemos destacar que en 1995, se escribieron aproximadamente 35 líneas sobre esta “Pedagogía de la Ternura”, en uno de los módulos para la formación de oficiales de la policía nacional del Perú, al terminar el curso (con aproximadamente 7 mil oficiales), la evaluación arrojó como el punto que más llamó la atención, para su labor profesional, esas escasas 35 líneas, sobre un tema que después sería requerido por más de 40 ocasiones para ser tratado en las distintas dependencias policiales del país” (Cussianovich, 2005; 2).

Por lo anterior, se puede vislumbrar que, en esas circunstancias adversas, tales discursos y prácticas de educación popular (EP) tenían serias dificultades, debido al clima de desconfianza, pues podían despertar sospecha de ser “discursos subversivos” que podían incitar a la población a la rebelión. Es en ese contexto que: “La Educación Popular descubre y empieza a desarrollar una veta que se mantenía como subyacente e implica un andamiaje conceptual en su orientación metodológica y de manera particular en las relaciones humanas que la educación popular está llamada a cultivar ( Cussianovich, 2005; 3).

De este modo, en este trabajo, a manera de ensayo que nos presenta, dicho autor, narra las circunstancias y los propósitos por los que surge este singular proyecto, que se propone invitar a los docentes y profesionales de la educación a trabajar con este concepto que: “en el lenguaje de los años 60 y 70 se conocía como la subjetividad, como la sensibilidad social, o como, inspiradamente la llamaría Tomas Borges, como la solidaridad, como la ternura de los pueblos”. Por lo que en la sociedad actual, se hace necesario retomar el término de la “ternura”, como una necesidad  afectiva entre los sujetos en formación, puesto que en el ámbito educativo se ha dejado de lado este aspecto en aras del rendimiento académico, la competitividad y el autoritarismo para alcanzar la “calidad educativa”. Por tanto considero importante recuperar el aspecto humano, por lo que es necesario: “resignificar el concepto y el sentido de la ternura, como una urgencia de afecto, de cultivo de la fineza de espíritu, de la necesidad del sentido estético, artístico y poético que se imprime a la función poietica”[2].

¿Cómo desarrollar la pedagogía de la ternura (PDT) en y como comunidades de aprendizaje?

Si se entiende la educación como un proceso social y a las comunidades  educativas como espacios constructores de la PDT, entonces comprenderemos que las aulas no solo son espacios de enseñanza – aprendizaje de conocimientos y contenidos ya establecidos en planes y programas de estudio, sino que principalmente, los problemas que afectan tanto a la niñez, como a los adolescentes y a sus familias. Partir del contexto histórico - social y económico que rodea a los sujetos de aprendizaje, así como de sus necesidades prioritarias que garanticen su desarrollo integral, que pueden ser espacios de construcción de nuevas formas de relacionarse entre educadores, educandos y comunidad, las cuales deberán considerar en su diagnóstico principalmente, los problemas que afectan tanto a la niñez, como a los adolescentes y a sus familias. Partir del contexto histórico - social y económico que rodea a los sujetos de aprendizaje, así como de sus necesidades prioritarias que garanticen su desarrollo integral.

Por lo tanto una de las formas que se propone  para construir y fomentar la PdT, ya sea desde las aulas o en otros espacios alternativos  es a través del reforzamiento de los vínculos entre las familias de los y las jóvenes y las instituciones escolares, esto es: “convocando a los padres de familia a reuniones no solo informativas, sino formativas, otorgándoles roles activos y significativos, promoviendo su organización y participación protagónica”. En ese sentido, “es fundamental que se promueva y fortalezca la organización escolar, de tal manera que (los educandos) tengan oportunidades de desarrollo y afirmación personal a través del arte, la música, el teatro, los deportes, las tareas de servicio comunitario y las comisiones que se formen en la comunidad educativa”[3].

Desde esta perspectiva es necesario partir de la observación del contexto social en el que se enmarca el proceso educativo, que rodea a los educandos, ya sea niña, niño, joven y adulto y dar énfasis en el afecto, pues la afectividad es muy importante para implementar la PDT, expresando en actitudes concretas, tomado en cuenta a todos y todas, no encasillarlos, conocer sus nombres, estimulando a los más reticentes e investigar y si es posible intervenir cuando algunos de ellos enfrenta circunstancias difíciles, esto requiere tiempo, esfuerzo y dedicación extra, pues sabemos que las y los educadores tienen una gran carga administrativa, además de impartir clase, revisar los materiales, las evidencias de aprendizaje, realizar sus planeaciones, calificar exámenes y una gran lista de etcéteras (en el caso del magisterio en México), sin embargo, ante esto considero que valdría la pena poner en práctica otras formas de enseñar, más allá de cómo “nos han dicho que debe ser”, pues este proyecto implica construir otras formas de relación afectiva entre educador- educando, pero: “También implica construir un modelo de intervención eficaz para los, las niñas y jóvenes que presentan problemas, así como detectar sus necesidades e intereses y aprovechar sus fortalezas”, pero esta labor no solo recae en el docente, sino en todo el personal que forma parte de una verdadera comunidad educativa”.

Algunas Estrategias para implementar la Pedagogía de la Ternura.[4]

Estrategia No.1: Consiste en enriquecer los vínculos y fortalecer conexiones entre los individuos en el aula, en los grupos u organizaciones, puesto que los vínculos positivos y fuertes, incurren mucho menos en conductas de riesgo que los que carecen de ellos.

2.-Fijar límites claros y firmes: Esto consiste en diseñar e implementar políticas y procedimientos coherentes, que respondan a las expectativas de conducta deseables.
3.-Desarrollar aprendizajes y habilidades para la vida: Lo cual consiste en desarrollar habilidades con actividades como la cooperación, el trabajo colaborativo y solidario con los otros, participación activa en las decisiones y acuerdos que se tomen en el grupo o equipo de trabajo. Implementar estrategias de resistencia, asertividad y empatía hacia los otros. Dicho conjunto de habilidades se debe considerar en la planeación curricular de cada área curricular.

-Estrategia No. 2: Haciendo realidad la PdT en la Práctica Educativa.

4.-Brindar afecto y apoyo. Lo cual implica que en toda relación se haga una síntesis del “Eros-Agape-Phil“[5] manifestándose en el respeto, escucha, valoración, respaldo, aliento, con un lenguaje adecuado, esto es independientemente de si los sujeto se lo merecen o no. Puesto que el afecto constituye un elemento fundamental para enfrentar cualquier adversidad.

5.-Establecer y transmitir expectativas elevadas: Esto implica que el protagonismo plantea motivar en los educandos para que tengan iniciativa y generar satisfacciones en lo que proponen y realizan, esto con la finalidad de que recobren o mantengan su Dignidad, en todos los momentos de su vida.

Por ello es importante que los docentes los apoyen en la construcción de su proyecto de vida, que expresen sus necesidades, intereses y expectativas de vida y aprendan a compartirlas, y, a partir de ahí los educadores y educandos empiecen a construir nuevos aprendizajes de verdad significativos.

6.- Brindar oportunidades de participación protagónica: Esto significa que todos los actores del proceso educativo, desarrollen una participación protagónica en la gestión pedagógica y administrativa, por ello se recomienda promover las organizaciones de jóvenes, así como de padres y madres de familia vinculadas a  la comunidad educativa, de este modo diseñar acciones extraescolares en conjunto con la comunidad y su contexto. Así mismo se plantea involucrar a los padres y madres de familia en la elaboración de materiales educativos como apoyo al proceso educativo de sus hijos, pero también ellos aprenden, esto es una especie de reeducación.

En este sentido se requiere de un cambio de actitud, de que las y los docentes que quieran aplicar en su quehacer educativo la Pedagogía de la Ternura (y del sujeto), deben, estar realmente convencidos y practicarla en su propia vida, en sus relaciones cotidianas y afectivas con “el otro, los otros, con las otras, entre nos-otros”. Es decir, esto implica querer compartir lo que somos con los otros, construir en pocas palabras: comunidad, respetando las diferencias y la diversidad, en todas sus formas.

Sin embargo, eso no significa caer en ideas románticas o utopías imposibles de realizar, como la “creencia de un mundo feliz”, donde todo es armonía, felicidad y paz, sino en utopías dirigidas a la invención de un mundo distinto, mejor, más habitable para todos una “utopía que sirva para caminar, para crear, parafraseando a Galeano) tanto para las y los jóvenes, como para los adultos y todo aquel que se precie de ser humano, pero también para beneficio de nuestro entorno natural, para la construcción de espacios educativos a través de la creación de nuevos vínculos afectivos y pedagógicos: “Mirándonos como sujetos”.

Notas:



[1] Véase:  Ensayo de Cussianovich, Alejandro.” La Pedagogía de la Ternura”. Educando desde una Pedagogía de la Ternura”, publicado por Asociación Civil Crecer Juntos, Perú, julio de 2005.  Pág. lectrónica:www.insumisos/…/pedagogia%20dela%20ternura.pdf.
[2] (Ver: Enrique Dussel,   en “Filosofía de la producción”, Edit. Nueva América, 1984. Passim). 
[3] En Proyecto: ”Formación desde la Pedagogía de la Ternura a facilitadores  de las escuelas amigas de la infancia de UNICEF- Perú” Ifejant, Julio de 2013. Documento proporcionado en la UCIRED, por el Dr. Alejandro Cussianovich, pionero del proyecto de la PdT, en el Encuentro de Verano, (fotocopias).
[4] Ver proyecto “Formación desde la Pedagogía de la Ternura a facilitadores de las escuelas amigas de la infancia de UNICEF-Perú”. Julio de  2013. Pág. 1. 
[5] Estos términos hacen referencia a las 3 dimensiones del Eros pedagógico. Puesto que la ternura es una síntesis fecunda y fecundante de Eros, Agape y Philia, que mueven nuestras vidas, cuando éstas se nutren de esperanza y combaten la precariedad. La Ternura emerge, excluyendo toda lógica de dominación personal y social. “…sino la exigencia de Libertad y su defensa contra todo lo que transforma al ser humano en instrumento, en objeto o en extranjero absoluto”. Alan Touraine, 1992.