Wednesday, May 19, 2021

EL SENTIDO DE LA COMPRENSIÓN Y DEL ENTENDIMIENTO desde el poder popular

 

EL SENTIDO DE LA COMPRENSIÓN Y DEL ENTENDIMIENTO desde el poder popular

Sandra Cantoral.

JUNIO 2021.

Este ensayo trata en torno a la supuesta y controvertida lógica racionalista del entendimiento  en el sujeto histórico como un devenir, dada su condición humana que es histórica, por sus raíces de origen y transformación permanente en un largo proceso educativo o de humanización; en este sentido, nos sorprendemos del contenido dialéctico del PODER POPULAR en ese devenir, el cual es histórico por su fortaleza, contradicción y resistencia, pues existe un poder político en cada sujeto histórico, según su grado de consciencia histórica que lo ubica como un ser particular, comunitario o como pueblo. en cada momento histórico como seres humanos de su época, entendiendo a la consciencia por el conocimiento, intuición y experiencia acuñada.

En este mismo sentido veníamos planteando cómo se dieron influencias diversas para ubicar al entendimiento y a la comprensión del sujeto histórico (persona, individuo, grupo social, etnia, clase social, Estado/nación, sociedad, comunidad y/o pueblo) de acuerdo al tiempo y al espacio bien contextuados con el asunto de su realidad, es decir, entre lo real/existente, lo imaginado y lo simbolizado en cada cultura y/o civilización, según sus registros y memoria histórica, lo cual se muestra en cada ACTO del sujeto educativo.

Apreciamos que no siempre fueron ideas, intuiciones, simbolismos, formas, significados o contenidos, acuñados por una sola cultura, sino que el proceso es intercultural, transcultural, multicultural o pluricultural, como es el caso de Descartes (1596-1650) que recuperamos en torno al sentido del entendimiento, porque en la narración de su vida y desde nuestra concepción eurocéntrica racionalista,  se aclara el vínculo metafísico y religioso de la época, pues él sostiene: “Dios me ha concedido la gracia de ser instruido desde la infancia, guiándome en cualquier otra cuestión por las opiniones más moderadas y, por las más alejadas de todo extremo, que fuesen comúnmente aceptadas en la práctica por los más sensatos de aquellos con los cuales tuviera que vivir”[1].

Al respecto, tengamos consciencia de que el poder popular no es un hecho sólo local, sino de la historia mundial en contra de la historicidad en todos los crímenes de lesa humanidad que se han cometido, más allá del nombre o el concepto acuñado, porque seamos o no conscientes los pueblos, de ello; ya que todo acto humano pasa por un proceso en devenir, cambio y transformación contínua, no fragmentado y menos lineal desde su origen, desarrollo y muerte; pongamos sólo un ejemplo, veamos a los pueblos hoy en Palestina amenazados por los crímenes lanzados de Israel.

Así COMPRENDAMOS nuestros momentos históricos que son análogos unos con otros, de acuerdo con el COMPORTAMIENTO HUMANO en transformación, contradicción, cambio y superación en sus diferencias y semejanzas, lo menciono, porque aún no está superada la violencia y la guerra en muchos lugares del mundo; de manera que eso queda como una tarea educativa del poder popular en marcha, el cual se construye todos los días en la formación de valores humanitarios, en donde a través del diálogo y el ejemplo, nos humanizamos unos en otros y otras, ello pertenece a la formación de grandes civilizaciones virtuosas como la china, la árabe, la egipcia, la maya o la babilónica.

En este sentido, notamos cómo de manera intuitiva, Descartes deja ver su percepción sobre el problema de coherencia entre la teoría y la práctica tan debatido hasta hoy en día, sin dejar de reconocer la mezcla de esas comunicaciones dialógicas o no, que nos llega de alguna manera injustamente con la invasión española por ejemplo, lo cual, aún nos constituye en estas tierras de Mesoamérica, desde esa búsqueda de identidad sobre ¿Quiénes somos?

Al respecto Descartes decía: “Basta pensar bien para actuar bien” ese fue su gran legado, con ello abre toda una filosofía moderna en medio de los prejuicios y del obscurantismo religioso de su época, que fue lo que realmente nos curtió y, que también aparece en el PODER POPULAR a través de la resistencia, al recordar, comprender y hoy perdonar a nuestros semejantes en épocas de discriminación, de exclusión y de violencia; por ejemplo, justo el 17 de mayo del 2021, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo dejó tan claro, cual si fuese un proceso educativo humanista de nuestra época frente a todos nosotros y nosotras, al pedir perdón a la población china por las vejaciones sufridas en 1911 en Torreón, Coahuila, México, al ser muertos más de 300 chinos por las fuerzas armadas mexicanas en esos tiempos de guerra.

Así, nuestra memoria colectiva, que es diversa entre la nación mexicana, vemos cómo es cada vez  más consciente de que la RIQUEZA nacional y mundial tiene que tener un reparto equitativo de todo lo producido, dado que el trabajo ha sido realizado entre todos nosotros y nosotras; por lo que el trabajo tiene que ser también justo, creativo y lúdico, como ideal de futuro y de proyecto humanitario; pensemos entonces, desde el mundo indígena del Anáhuac, al ser la esencia y raíz de México en un largo periodo formativo y, valorando el despliegue de la historicidad humana, pues esta historicidad recorrida representa toda una topología que nos muestra diversas caras de comportamientos parecidos, que tenemos que ir superando, otros comportamientos, obvio también son momentos de esplendor e, igual de decadencia, pues nuestra identidad en su construcción sociocultural, no es una tabla rasa.

Podemos valorar en el PODER POPULAR constituido en el sujeto educativo, cómo en la concepción del mundo indígena del Anáhuac, antes de la invasión española, era una auténtica raíz de PODER POPULAR integral comunitaria y nosótrica en nuestra estructura mental, que resulta filogenética, es decir, es aún valorada a través de símbolos de vida en torno al sacrificio, como mundo simbólico de esta época e historicidad consciente o no de ello y, quizá sea así sobre todo lo acontecido, porque si se observa, podemos valorar las costumbres sobre el conocimiento del país y de la gente; entiéndase, me refiero a todo  aquello que  se dice como verdadero y de lo que se dice a medias según lo entendido, en ese tamiz de la ideología dominante.

Bien distinguimos nosotros, cuando algo es ignorado, en los velos de la oscuridad, por lo que no se puede actuar en consecuencia de forma correcta cuando alguna parte se ignora u omite, porque el sujeto histórico a través de las épocas/mentalidades, en consecuencia, es un actor social conscientemente constituido, tampoco puede actuar correctamente como sujeto particular, universal y/o comunitario mundial o local; quedando sólo sus representaciones en el espacio de la  mentalidad ideológico-cultural del propio sujeto universal o social abrstracto y hegemónico, como fue con la llegada e incomunicación de los españoles, puesto que, la memoria colectiva era si bien diversa, también fue ocultada y destruida entre la gran civilización indígena, pues fuimos negados y mutilada nuestra cultura.

Hoy sabemos cómo, los españoles que vinieron a Mesoamérica, no comprendieron nuestros símbolos y gran civilización. Reconociendo que no sucedió así, con los grandes sujetos de sabiduría como fue Descartes, dada su gran aportación en torno al ENTENDIMIENTO racional; al respecto, él decía: “Pienso, luego existo”. Porque desde el hemisferio derecho del cerebro se razona; en cambio en el pensamiento indígena se comprendía desde el hemisferio izquierdo del cerebro pues no lo separaban de sus razones, ya que nuestros lenguajes vitales eran: sentir para pensar y a la vez pensar para sentir, antes de la gran fragmentación impuesta en la hegemonía de un poder que nos era extraño al PODER POPULAR constituido desde entonces entre las comunidades indígenas; de esta forma fuimos quedando como mutilados en ese exterminio de nustra raíz cultural comunitaria, imponiéndose los rasgos de la sociedad abstracta y ajena del occidente hegemónico, que nos fue enculturando hasta hoy en día con toda una concepción anglosajona que no es nuestro origen.

De manera que el poder popular nos habla del bien para el pueblo, para no expropiar nuestra felicidad en el derecho de las mayorías, en el tono de la libertad, la soberanía, la igualdad y la lucha progresista verdadera, como sucede en los olvidos de los olvidados y despreciados por las oligarquías, sino para desarrollar proyectos populares ya no más, de acuerdo al pensamiento ideológico de las épocas de dominación, caracterizado por tener una visión atemporal de la realidad como totalidad moderna concreta en el golpe a la raíz cultural, por parte de los invasores españoles en nuestro caso, ése ha sido un acto cruel e inhumano.

Cómo lo sabemos hoy en día el grado de crueldad y barbarie de los invasores, que si bien también algo aportaron, pero no permitió resolver entre nosotros, esa búsqueda de autorreconocimiento continúa, que permanece como algo mutilado en esa humillación hasta nuestros días; como hoy lo propicia recordar AMLO en el recuerdo de los 700 años de esa supuesta conquista; AMLO intenta a través de nuevos procesos de vida hoy, poder recobrar un empoderamiento del pueblo con actos justos, solidarios y felices nuevamente, es decir, en torno a lo verdadero y lo bueno entre el entendimiento y la comprensión del PODER POPULAR sensible, tanto a nivel local, nacional, latinoamericano o mundial; reconociendo por supuesto, las diferencias en espacio y tiempo contextuado, desde este comportamiento humano, en donde aún no se alcanza a comprender que la violencia y la guerra deben evitarse y erradicarse, para lograr identificarnos como pueblos justos, solidarios y felices.

Volviendo a la defensa de los filósofos que no nos nutrieron precisamente, a la llegada de los españoles, vemos cómo Descartes plantea que. para iniciar a reconstruir la realidad material se requiere del diseño cuidadoso de un proyecto para su construcción,  sustentado en la elaboración  de  un  esbozo de moral provisional justificativa -dice en su Discurso del método- consistente éste en cuatro máximas, que él seguía de manera particular en la toma de decisiones, que obvio eran bien ‘comprendidas’[2] por los grandes de su época, así Descartes abre esta visión filosófica, en torno a la moral humanitaria crítica que fortalece al PODER POPULAR que se construye con dignidad todos los días entre los pueblos del Anáhuac:

1) Obedeciendo las leyes y costumbres de su país sin descuidar la religión, pensaba que en el contexto de la corrupción de las costumbres y en el exceso de la promesa, se cercena algo de la propia libertad, que sólo consolida la seguridad del comercio que limita la libertad de pensar. Contra esos abusos sugiere rehuir la insensatez de la intolerancia para acercarse a una vida más sensata.

2) Ser firme y decidido en sus acciones, y no atender por igual las opiniones dudosas y concentrar esfuerzos para llegar al mismo punto definido en prácticas de razón verdaderas; no dudosas de espíritus débiles y vacilantes.

3) “Intentar vencerme a mí mismo antes que a la fortuna y en cambiar mis deseos antes que el orden del mundo; y, en general, en acostumbrarme a que nada excepto nuestros pensamientos están enteramente en nuestro poder”[3]. Y

4)  Deseando sólo lo posible, haciendo de la necesidad virtud, como una determinación del concepto de felicidad, en donde lo negativo se construye como positivo, pues ello es lo que define una determinada moral, como una definición del bien y de la norma suprema de moralidad, con base en la razón no en la libertad, aunque ésta es la condición de toda moralidad como ‘recto uso de la razón’ expresa Descartes, lo que da una condición cualitativa a la identidad del sujeto histórico en el sentido más amplio de la cultura y de las grandes civilizaciones.

Así, en la pregunta que se abre sobre el SER, vemos la cantidad de vacíos en torno a referentes de occidente en su abuso de poder y el mundo indígena mesoamericano, sin tener códices e historias cotidianas, que nos hablen de la grandeza civilizatoria de estas culturas mexicas, masacradas, robadas y humilladas por el viejo mundo, COMPRÉNDASE, sin poder dialogar y encontrarse en sus grandes hazañas cualitativas, como es: LA FLOR Y EL CANTO indígena, que tampoco se encontró con la búsqueda de verdad en Descartes, enfrentándose al dogma obscurantista del poder por el mercado, y ese escenario sigue construyéndose comunitariamente a través del PODER POPULAR, desde su grandeza histórica para liberar proyectos populares comunitarios.

Porque en este sentido Descartes, nos deja ver que es necesario cultivar la razón y avanzar en el conocimiento verdadero, sin embargo en los tránsitos de las creencias ideológicas del sujeto, se ve cómo Descartes en el contexto de su época, pensaba que Dios ha dado a cada uno alguna luz para distinguir lo verdadero de lo falso, y adquirir todos los conocimientos de los que fuera capaz de aspirar el sujeto educativo, de acuerdo a la voluntad de cada uno, en el ejercicio de la virtud que depende del libre albedrío de la conducta del sujeto, porque presupone el soberano bien para seguir o evitar algo, de acuerdo a como en nuestro entendimiento se presenta lo bueno y lo malo, y cuando se está seguro de que ello es así, no se puede sino estar contento.

Valoramos entonces, cómo haciendo caso de razonamientos evidentes y seguros para derrumbar lo viejo, se va construyendo algo nuevo para poder establecer cosas más ciertas en la conformación de la identidad del sujeto desde sus capacidades de poder popular, de acuerdo a su ENTENDIMIENTO; en esto radica la ciencia cartesiana para ser digno de reputación, como sujeto reconocido en su otredad, así vemos el choque de dos culturas que no pudieron comprenderse dialógicamente en las relaciones de poder político-ideológico en sus propias épocas o mentalidades histórico-sociales, que inciden por supuesto en nuestro presente a través de la sensibilidad, que nos llega del mundo indígena.

Por ello la metafísica es una ciencia, que casi nadie entiende, determinada por la interpretación, la reflexión abstracta y la concepción de la verdad. Así se funda la filosofía (metafísica) moderna, que es la filosofía que buscaba Descartes con base en la evidencia, en donde puede el hombre: pensar, dudar, entender, afirmar, negar, querer, no querer, imaginar o sentir el alma por la cual soy lo que soy, lo cual es algo distinto al cuerpo en el proceso de COMPRENSIÓN del sujeto indígena y, después mestizo con “diálogos” sin reconocimiento ni pertenencia de ese cariño que arropa y cuida como ser humano, como era en el Anáhuac, el cual los invasores de España no comprendieron ni entendieron, porque eran en su mayoría escoria social, salvo algunas excepciones, pero a casi todos en su ambición depredadora, no pudieron comprender a la gran civilización con la cual se toparon.

Veamos que los indígenas -Según Marín- ni siquiera armas tenían, porque los indígenas no eran el clásico guerrero asesino, en cambio los españoles sí eran mentirosos y violentos, ellos sí tenían armas de destrucción y no sabían dialogar, sino que eran invasores, así, nos encontramos con una propuesta de vida en entendimiento y en comprensión diferente; de manera que no se aprecian hasta hoy en día, los hilos que tejen el proceso de esa visión dual, entre el supuesto entendimiento e insensibilidad dominadora de los europeos, lo que sí se COMPRENDE es, cómo los españoles que llegaron a Mesoamérica NO PUDIERON COMPRENDER LA GRANDEZA CULTURAL de nuestra civilización indígena, que poseía una gran sensibilidad simbólica humana, teniendo claro que dicha escoria de españoles no poseían los grandes aportes del gran Descartes, como él mismo denunciaba, sólo el mercado, les interesaba, el robo, la violencia y el engaño para conseguirlo.

En este ensayo-entrega del mes de junio 2021, sobre educación política y lucha de clases, podemos distinguir, reflexionando cómo las dos visiones de este momento histórico de la invasión española, nos representa a los dos hemisferios del cerebro humano:

1) El izquierdo sensible y emotivo, como la flor y el canto indígena y,

2) El hemisferio derecho que refiere la racionalidad del entendimiento sin integrarse con el hemisferio emotivo, simbólico y sensible, que constituía en todo, la agudeza intelectual de los indígenas, por tanto nos preguntamos: 

¿Hasta cuándo COMPRENDEREMOS el sentido de la vida / de la madre tierra con integridad, en esta búsqueda por el SER HUMANO entre su exterminio y acciones que le permita una vida en paz y en equidad desde nuestro poder popular continental e intercontinental?

Y es ahí en donde  empieza a aclararse el principio de la identidad del sujeto histórico educativo, sujetado a una serie de determinaciones que él y ella misma tienen que decidir en el entendimiento y la comprensión, como virtud de su moralidad, al quererse a sí mismo íntegro y digno de felicidad, porque yo soy tú y, tu eres yo, dice el mundo indígena, lo cual va conformando también la razón de la sensibilidad que lo afirma o lo niega al mismo tiempo, y que denomina Descartes como perfección objetiva, es decir, para ser yo mismo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y aspirar a tener todas las perfecciones que están comprendidas en Dios.

Así, si el Dios Sol, la Luna, los astros y el universo del mundo indígena simbólicos, significan, entre otros, esas imágenes vitales concretas de lo abstracto universal que también hoy entraña la modernidad occidental, como pueden ser aquellos personajes sensibles, como fue Descartes con sus buenos sentimientos, por eso lo que podemos recuperar de entrada es su propuesta metodológica, en nuestra necesidad de podernos comprender, humanamente, que es un sentido más amplio que el entendimiento, pero no se excluyen, sino que conforman los dos hemisferis del cerebro humano, integralmente, pienso porque siento y, siento porque entiendo, es decir se complementan en la sensibilidad de la comprensión de nuestro poder popular como forma de comunicación dialógica, solidaria y con un gran amor a la madre tierra, que fue mucho de lo que nos quedo mutilado desde la lógica de occidente.

Porque en este paradigma predominante de la cultura filosófica de esa época, vemos cómo se ubica la identidad absolutista que permeaba y se encarnaba también en los sujetos en particular, el mismo Descartes tenía miedo de los horrores religiosos en contra del conocimiento científico, así en la expresión y transmisión cultural, aparecían como entes perdidos sus destinos de  formas de vida, nunca conscientemente sensibles, en este recorrido ideal de las representaciones en la identidad del sujeto educativo, es decir en el sentido de la clase de pertenencia, al asumir consciente y/o inconscientemente las propuestas del método cartesiano como ideología dominante que llegaron con la invasión salvaje española a nuestros pueblos originarios como una forma distorcionada y purista del racionalismo europeo, más allá de sus entes particulares en la confusa interpretación, sino que se impusieron como culturas de depredación, codicia y ambición material, en lo mejor y en lo peor, sin poder COMPRENDER aún la riqueza del  mundo que pisaban los extranjeros a lo largo del coloniaje y hoy del neocoloniaje imperial que padecemos en pleno siglo XXI.

Cabe destacar en este sentido que, para Descartes lo infinito es lo que tiene límites, así plantea claramente que “… nada hay en el entendimiento que no haya estado previamente en los sentidos, en donde, no obstante, es cierto que las ideas de Dios y del alma nunca han estado (...pero que...) ni nuestra imaginación ni nuestros sentidos podrían asegurarnos nunca de cosa alguna si no interviene en ello nuestro entendimiento.

[Y aclara que la búsqueda de seguridad moral está referida a la certeza suficiente para regular la vida práctica. Además de que] ...es evidente que no hay menor contradicción en pensar que la falsedad o la imperfección, en tanto que tal, procede de Dios, y que pensar la verdad o la perfección vienen de la nada. Pero si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero, porque se sitúa en un ser perfecto e infinito [...]

De manera que, por claras y distintas que fuesen nuestras ideas, no tendríamos razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas”[4], de estas ideas va naciendo la duda metódica, y la necesidad de reconocer la existencia de  una memoria, para usar las notas escritas o algo similar que responda como evidencia de los hechos reales; de manera que el hombre no debe dejarse persuadir de nada, sino que es necesaria la evidencia de su razón, que aparece lenta pero inexorable y que da la palabra de los diversos dialectos, de los diferentes lenguajes, todos legítimos debido a su historicidad recorridas y, así hemos ido acuñando al poder popular que sigue desarrollándose entre nuestras comunidades y, esa es la apuesta.

Por ello el mundo de la luz constituye la aportación de la nueva física como un primer principio, en donde el discurso religioso y el científico se ven entreverados en la transición de su comportamiento, así Descartes suponía que Dios creó al hombre con un alma racional que unió a su cuerpo en la forma concreta que describía tanto su alma como su cuerpo en un mecanismo de la propia naturaleza que lo define en su identidad cultural, de donde se va constituyendo el sentido de clase, si, de clase explotada consciente y por tanto liberadora.

Desde este criticismo cartesiano se van desprendiendo otras aclaraciones que permiten encontrar la figura del autorreconocimiento del sujeto histórico en el contexto de la modernidad, desarrollándose sentimientos de altanería, timidez y rechazo metafísicos, dado el miedo que se ha tenido al tiempo/espacio-cuerpo en una espera impredescible, con ese gran  grito de dolor en la reafirmación del sujeto explotado, sin saber explicarnos en ENTENDIMIENTO y en COMPRENSIÓN las verdaderas causas del sometimiento y de la explotación, pero que avanzan a reconocer con consciencia el valor del PODER POPULAR.

Porque vemos en nuestros dos hemisferios cognitivos del cerebro humano con formsción integral, que no se distingue en el comportamiento confuso y occidentalizado, entre: “lo sientes o lo piensas”, sino que ambas formas suceden a la vez en el cerebro neuronal: ‘pensar sintiendo y/o sentir pensando’; esa escisión no sólo sucedió con la invasión española, sino que, en muchos espacios aún no es válido, pues no se permite sentir como indígena o entender sin comprender como occidental.

De manera que si lo reflexionamos valorándolo, resulta todo un entuerto del proceso de explotación y de humillación padecido; porque se nos impone en el racionalismo puro, el no diálogo humanitario, sino la premisa apriori de la modernidad hegemónica occidental sobre el supuesto entendimiento, omitiendo la sensibilidad y la sabiduría del Anáhuac indígena que también nos caracteriza como comunidades mestizas y originarias y, que en lo general hasta hoy en día lo ignoramos, la prueba de ello está en que sabemos muy poco de nuestro origen indígena y, por tanto no nos sentimos orgullosos de ello.

 

¡HASTA LA PRÓXIMA ENTREGA, seguimos dialogando/reflexionando¡



[1] Ibid. P. 32.

[2] La comprensión del ser humano, es más amplia que el entendimiento racional, pues los sentimientos hacen alarde del arte de emocionarse por los grandes sacrificios integrales de acuerdo a los símbolos de los distintos lenguajes dialógicos al poder ponerse en los zapatos del otro, que aparentemente no soy yo, en Mesoamérica ello nos viene desde la raíz indígena.

[3] Ibid. Pp. 35 y 36.

[4] Ibid. P. 55.

No comments:

Post a Comment