EL SENTIDO DE LA COMPRENSIÓN Y DEL
ENTENDIMIENTO desde el poder popular
Sandra Cantoral.
JUNIO 2021.
Este ensayo trata en torno a la supuesta y
controvertida lógica racionalista del
entendimiento en el sujeto histórico
como un devenir, dada su condición humana que es histórica, por sus raíces de
origen y transformación permanente en un largo proceso educativo o de
humanización; en este sentido, nos sorprendemos del contenido dialéctico del
PODER POPULAR en ese devenir, el cual es histórico por su fortaleza, contradicción
y resistencia, pues existe un poder político en cada sujeto histórico,
según su grado de consciencia histórica que lo ubica como un ser particular,
comunitario o como pueblo. en cada momento histórico como seres humanos de su época,
entendiendo a la consciencia por el conocimiento, intuición y experiencia
acuñada.
En este mismo sentido veníamos planteando cómo se dieron
influencias diversas para ubicar al entendimiento
y a la comprensión del sujeto histórico (persona, individuo, grupo
social, etnia, clase social, Estado/nación, sociedad, comunidad y/o pueblo) de
acuerdo al tiempo y al espacio bien contextuados con el asunto
de su realidad, es decir, entre lo real/existente, lo imaginado y lo
simbolizado en cada cultura y/o civilización, según sus registros y memoria
histórica, lo cual se muestra en cada ACTO del sujeto educativo.
Apreciamos que no siempre fueron ideas, intuiciones,
simbolismos, formas, significados o contenidos, acuñados por una sola cultura,
sino que el proceso es intercultural, transcultural, multicultural o
pluricultural, como es el caso de Descartes (1596-1650) que recuperamos en
torno al sentido del entendimiento, porque
en la narración de su vida y desde nuestra concepción eurocéntrica
racionalista, se aclara el vínculo metafísico y religioso de la época,
pues él sostiene: “Dios me ha concedido la gracia de ser instruido desde la
infancia, guiándome en cualquier otra cuestión por las opiniones más moderadas
y, por las más alejadas de todo extremo, que fuesen comúnmente aceptadas en la
práctica por los más sensatos de aquellos con los cuales tuviera que vivir”.
Al respecto, tengamos consciencia de que el poder
popular no es un hecho sólo local, sino de la historia mundial en contra de la historicidad en todos los crímenes de
lesa humanidad que se han cometido, más allá del nombre o el concepto acuñado, porque
seamos o no conscientes los pueblos, de ello; ya que todo acto humano pasa por
un proceso en devenir, cambio y transformación contínua, no fragmentado y menos
lineal desde su origen, desarrollo y muerte; pongamos sólo un ejemplo, veamos a
los pueblos hoy en Palestina amenazados por los crímenes lanzados de Israel.
Así COMPRENDAMOS
nuestros momentos históricos que son análogos unos con otros, de acuerdo con el
COMPORTAMIENTO HUMANO en transformación, contradicción, cambio y superación en
sus diferencias y semejanzas, lo menciono, porque aún no está superada la
violencia y la guerra en muchos lugares del mundo; de manera que eso queda
como una tarea educativa del poder popular en marcha, el cual se construye
todos los días en la formación de valores
humanitarios, en donde a través del diálogo y el ejemplo, nos humanizamos unos
en otros y otras, ello pertenece a la formación de grandes civilizaciones
virtuosas como la china, la árabe, la egipcia, la maya o la babilónica.
En este sentido, notamos cómo de manera intuitiva, Descartes
deja ver su percepción sobre el problema de coherencia entre la teoría y la práctica
tan debatido hasta hoy en día, sin dejar de reconocer la mezcla de esas
comunicaciones dialógicas o no, que nos llega de alguna manera injustamente con la invasión española
por ejemplo, lo cual, aún nos constituye en estas tierras
de Mesoamérica, desde esa búsqueda de identidad sobre ¿Quiénes somos?
Al respecto Descartes decía: “Basta pensar bien para
actuar bien” ese fue su gran legado, con ello abre toda una filosofía moderna
en medio de los prejuicios y del obscurantismo religioso de su época, que fue
lo que realmente nos curtió y, que también aparece en el PODER POPULAR a través
de la resistencia, al recordar, comprender y hoy perdonar a nuestros semejantes
en épocas de discriminación, de exclusión y de violencia; por ejemplo, justo el
17 de mayo del 2021, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
lo dejó tan claro, cual si fuese un proceso educativo humanista de nuestra
época frente a todos nosotros y nosotras, al pedir perdón a la población china
por las vejaciones sufridas en 1911 en Torreón, Coahuila, México, al ser
muertos más de 300 chinos por las fuerzas armadas mexicanas en esos tiempos de
guerra.
Así, nuestra memoria colectiva, que es diversa entre
la nación mexicana, vemos cómo es cada vez más consciente de que la RIQUEZA nacional y
mundial tiene que tener un reparto equitativo de todo lo producido, dado
que el trabajo ha sido realizado entre todos nosotros y nosotras; por lo que el
trabajo tiene que ser también justo, creativo y lúdico, como ideal de futuro y
de proyecto humanitario; pensemos entonces, desde el mundo indígena del Anáhuac,
al ser la esencia y raíz de México en un largo
periodo formativo y, valorando el despliegue de la historicidad humana, pues
esta historicidad recorrida representa toda una topología que nos muestra
diversas caras de comportamientos parecidos, que tenemos que ir superando, otros
comportamientos, obvio también son momentos de esplendor e, igual de decadencia,
pues nuestra identidad en su construcción sociocultural, no es una tabla rasa.
Podemos valorar en el PODER POPULAR constituido en el
sujeto educativo, cómo en la concepción del mundo indígena del Anáhuac, antes de la invasión española, era una auténtica raíz de PODER POPULAR
integral comunitaria y nosótrica en nuestra estructura mental, que resulta
filogenética, es decir, es aún valorada a través de símbolos de vida en torno
al sacrificio, como mundo simbólico de esta época e historicidad consciente o
no de ello y, quizá sea así sobre todo lo acontecido, porque si se observa, podemos valorar las costumbres sobre el
conocimiento del país y de la gente; entiéndase, me refiero a todo aquello que
se dice como verdadero y de lo que se dice a medias según lo entendido, en ese tamiz de la ideología
dominante.
Bien distinguimos nosotros, cuando algo es ignorado,
en los velos de la oscuridad, por lo que no se puede actuar en consecuencia de forma
correcta cuando alguna parte se ignora u omite, porque el sujeto
histórico a través de las épocas/mentalidades, en consecuencia, es un actor
social conscientemente constituido, tampoco puede actuar correctamente como
sujeto particular, universal y/o comunitario mundial o local; quedando sólo sus
representaciones en el espacio de la
mentalidad ideológico-cultural del propio sujeto universal o social abrstracto y hegemónico, como fue con la
llegada e incomunicación de los españoles, puesto que, la memoria colectiva era
si bien diversa, también fue ocultada y destruida entre la gran civilización
indígena, pues fuimos negados y mutilada nuestra cultura.
Hoy sabemos cómo, los españoles que vinieron a
Mesoamérica, no comprendieron nuestros símbolos y gran civilización.
Reconociendo que no sucedió así, con los grandes sujetos de sabiduría como fue
Descartes, dada su gran aportación en torno al ENTENDIMIENTO racional; al
respecto, él decía: “Pienso, luego existo”. Porque desde el hemisferio derecho del cerebro se razona; en cambio en el
pensamiento indígena se comprendía desde el hemisferio izquierdo del cerebro
pues no lo separaban de sus razones, ya que nuestros lenguajes vitales eran: sentir para pensar y a la vez pensar para
sentir, antes de la gran fragmentación impuesta en la hegemonía de un poder
que nos era extraño al PODER POPULAR constituido desde entonces entre las
comunidades indígenas; de esta forma fuimos quedando como mutilados en ese
exterminio de nustra raíz cultural comunitaria, imponiéndose los rasgos de la sociedad abstracta y ajena del occidente
hegemónico, que nos fue enculturando hasta hoy en día con toda una concepción
anglosajona que no es nuestro origen.
De manera que el poder popular nos habla del bien para
el pueblo, para no expropiar nuestra felicidad en el derecho de las mayorías,
en el tono de la libertad, la soberanía, la igualdad y la lucha progresista
verdadera, como sucede en los olvidos de los olvidados y despreciados por las
oligarquías, sino para desarrollar proyectos populares ya no más, de acuerdo al
pensamiento ideológico de las épocas de dominación, caracterizado por tener una
visión atemporal de la realidad como totalidad moderna concreta en el golpe a
la raíz cultural, por parte de los invasores españoles en nuestro caso, ése ha
sido un acto cruel e inhumano.
Cómo lo sabemos hoy en día el grado de crueldad y
barbarie de los invasores, que si bien también algo aportaron, pero no permitió
resolver entre nosotros, esa búsqueda de autorreconocimiento continúa, que permanece
como algo mutilado en esa humillación hasta nuestros días; como hoy lo propicia
recordar AMLO en el recuerdo de los 700 años de esa supuesta conquista; AMLO
intenta a través de nuevos procesos de vida hoy, poder recobrar un
empoderamiento del pueblo con actos justos, solidarios y felices nuevamente, es
decir, en torno a lo verdadero y lo bueno entre el entendimiento y la comprensión
del PODER POPULAR sensible, tanto a
nivel local, nacional, latinoamericano o mundial; reconociendo por supuesto, las
diferencias en espacio y tiempo contextuado, desde este comportamiento humano,
en donde aún no se alcanza a comprender que la violencia y la guerra deben
evitarse y erradicarse, para lograr identificarnos como pueblos justos,
solidarios y felices.
Volviendo a la defensa de los filósofos que no nos
nutrieron precisamente, a la llegada de los españoles, vemos cómo Descartes
plantea que. para iniciar a reconstruir
la realidad material se requiere del diseño cuidadoso de un proyecto para su construcción, sustentado en la elaboración de un
esbozo de moral provisional justificativa -dice en su Discurso del método- consistente éste en
cuatro máximas, que él seguía de manera particular en la toma de decisiones, que obvio eran bien ‘comprendidas’ por los grandes de su
época, así Descartes abre esta visión filosófica, en torno a la moral
humanitaria crítica que fortalece al PODER POPULAR que se construye con
dignidad todos los días entre los pueblos del Anáhuac:
1) Obedeciendo las leyes y costumbres de su país sin
descuidar la religión, pensaba que en el contexto de la corrupción de las
costumbres y en el exceso de la promesa, se cercena algo de la propia libertad,
que sólo consolida la seguridad del comercio que limita la libertad de pensar.
Contra esos abusos sugiere rehuir la insensatez de la intolerancia para
acercarse a una vida más sensata.
2) Ser firme y decidido en sus acciones, y no atender
por igual las opiniones dudosas y concentrar esfuerzos para llegar al mismo
punto definido en prácticas de razón verdaderas; no dudosas de espíritus débiles y vacilantes.
3) “Intentar vencerme a mí mismo antes que a la
fortuna y en cambiar mis deseos antes que el orden del mundo; y, en general, en
acostumbrarme a que nada excepto nuestros pensamientos están enteramente en
nuestro poder”. Y
4) Deseando sólo lo posible, haciendo de la necesidad
virtud, como una determinación del
concepto de felicidad, en donde lo
negativo se construye como positivo, pues ello es lo que define una
determinada moral, como una definición del bien y de la norma suprema de
moralidad, con base en la razón no en la libertad, aunque ésta es la condición
de toda moralidad como ‘recto uso de la
razón’ expresa Descartes, lo que da una condición cualitativa a la
identidad del sujeto histórico en el sentido más amplio de la cultura y de las
grandes civilizaciones.
Así, en la
pregunta que se abre sobre el SER, vemos la cantidad de vacíos en torno a
referentes de occidente en su abuso de poder y el mundo indígena mesoamericano,
sin tener códices e historias cotidianas, que nos hablen de la grandeza
civilizatoria de estas culturas mexicas, masacradas, robadas y humilladas por
el viejo mundo, COMPRÉNDASE, sin poder dialogar y encontrarse en sus grandes
hazañas cualitativas, como es: LA FLOR Y
EL CANTO indígena, que tampoco se encontró con la búsqueda de verdad en
Descartes, enfrentándose al dogma obscurantista del poder por el mercado, y ese
escenario sigue construyéndose comunitariamente a través del PODER POPULAR,
desde su grandeza histórica para liberar proyectos populares comunitarios.
Porque en este sentido Descartes, nos deja ver que es
necesario cultivar la razón y avanzar en el conocimiento verdadero, sin embargo
en los tránsitos de las creencias ideológicas del sujeto, se ve cómo Descartes
en el contexto de su época, pensaba que Dios ha dado a cada uno alguna luz para
distinguir lo verdadero de lo falso, y adquirir todos los conocimientos de los que fuera capaz de aspirar el sujeto
educativo, de acuerdo a la voluntad de cada uno, en el ejercicio de la
virtud que depende del libre albedrío
de la conducta del sujeto, porque presupone el soberano bien para seguir o
evitar algo, de acuerdo a como en nuestro entendimiento se presenta lo bueno y
lo malo, y cuando se está seguro de que ello es así, no se puede sino estar
contento.
Valoramos entonces, cómo haciendo caso de
razonamientos evidentes y seguros para derrumbar lo viejo, se va construyendo
algo nuevo para poder establecer cosas más ciertas en la conformación de la identidad del sujeto desde sus capacidades
de poder popular, de acuerdo a su ENTENDIMIENTO; en esto radica la ciencia
cartesiana para ser digno de reputación,
como sujeto reconocido en su otredad,
así vemos el choque de dos culturas que no pudieron comprenderse dialógicamente
en las relaciones de poder político-ideológico en sus propias épocas o
mentalidades histórico-sociales, que inciden por supuesto en nuestro presente a
través de la sensibilidad, que nos llega del mundo indígena.
Por ello la metafísica es una ciencia, que casi nadie
entiende, determinada por la interpretación, la reflexión abstracta y la
concepción de la verdad. Así se funda la filosofía (metafísica) moderna, que es
la filosofía que buscaba Descartes con base en la evidencia, en donde puede el
hombre: pensar, dudar, entender, afirmar, negar, querer, no querer, imaginar o
sentir el alma por la cual soy lo que
soy, lo cual es algo distinto al cuerpo en el proceso de COMPRENSIÓN del sujeto
indígena y, después mestizo con “diálogos” sin reconocimiento ni pertenencia de
ese cariño que arropa y cuida como ser humano, como era en el Anáhuac, el cual
los invasores de España no comprendieron ni entendieron, porque eran en su
mayoría escoria social, salvo algunas excepciones, pero a casi todos en su ambición depredadora, no pudieron comprender
a la gran civilización con la cual se toparon.
Veamos que
los indígenas -Según Marín- ni siquiera armas tenían, porque los indígenas no
eran el clásico guerrero asesino, en cambio los españoles sí eran mentirosos y
violentos, ellos sí tenían armas de destrucción y no sabían dialogar, sino que
eran invasores, así, nos encontramos con una propuesta de vida en entendimiento y en comprensión diferente; de manera que no se aprecian hasta hoy en
día, los hilos que tejen el proceso de
esa visión dual, entre el supuesto entendimiento e insensibilidad dominadora de
los europeos, lo que sí se COMPRENDE es, cómo los españoles que llegaron a
Mesoamérica NO PUDIERON COMPRENDER LA GRANDEZA CULTURAL de nuestra civilización
indígena, que poseía una gran sensibilidad simbólica humana, teniendo claro que
dicha escoria de españoles no poseían los grandes aportes del gran Descartes,
como él mismo denunciaba, sólo el mercado, les interesaba, el robo, la
violencia y el engaño para conseguirlo.
En este
ensayo-entrega del mes de junio 2021, sobre educación política y lucha de
clases, podemos distinguir, reflexionando cómo las dos visiones de este momento
histórico de la invasión española, nos representa a los dos hemisferios del
cerebro humano:
1) El
izquierdo sensible y emotivo, como la flor y el canto indígena y,
2) El hemisferio derecho que refiere la racionalidad del
entendimiento sin integrarse con el hemisferio emotivo, simbólico y sensible,
que constituía en todo, la agudeza intelectual de los indígenas, por tanto nos
preguntamos:
¿Hasta cuándo COMPRENDEREMOS el sentido
de la vida / de la madre tierra con integridad, en esta búsqueda por el SER
HUMANO entre su exterminio y acciones que le permita una vida en paz y en equidad
desde nuestro poder popular continental e intercontinental?
Y es ahí en donde
empieza a aclararse el principio
de la identidad del sujeto histórico
educativo, sujetado a una
serie de determinaciones que él y ella misma tienen que decidir en el
entendimiento y la comprensión, como virtud de su moralidad, al quererse a sí
mismo íntegro y digno de felicidad, porque yo soy tú y, tu eres yo, dice el
mundo indígena, lo cual va conformando también la razón de la sensibilidad que lo afirma o lo niega al mismo tiempo,
y que denomina Descartes como perfección objetiva, es decir, para
ser yo mismo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y aspirar a
tener todas las perfecciones que están comprendidas en Dios.
Así, si el Dios Sol, la Luna, los astros y el universo
del mundo indígena simbólicos, significan,
entre otros, esas imágenes vitales concretas de lo abstracto universal que
también hoy entraña la modernidad occidental, como pueden ser aquellos
personajes sensibles, como fue Descartes con sus buenos sentimientos, por eso
lo que podemos recuperar de entrada es su propuesta metodológica, en nuestra
necesidad de podernos comprender, humanamente, que es un sentido más amplio que
el entendimiento, pero no se
excluyen, sino que conforman los dos hemisferis del cerebro humano,
integralmente, pienso porque siento y,
siento porque entiendo, es decir se complementan en la sensibilidad de
la comprensión de nuestro poder popular como forma de comunicación dialógica, solidaria y con un gran amor a la
madre tierra, que fue mucho de lo que nos quedo mutilado desde la lógica
de occidente.
Porque en este paradigma predominante de la cultura
filosófica de esa época, vemos cómo se ubica la identidad absolutista que permeaba y se encarnaba también en los
sujetos en particular, el mismo Descartes tenía miedo de los horrores
religiosos en contra del conocimiento científico, así en la expresión y
transmisión cultural, aparecían como entes perdidos sus destinos de formas de vida, nunca conscientemente
sensibles, en este recorrido ideal de las representaciones en la identidad del
sujeto educativo, es decir en el sentido de la clase de pertenencia, al asumir
consciente y/o inconscientemente las propuestas del método cartesiano como
ideología dominante que llegaron con la invasión salvaje española a nuestros
pueblos originarios como una forma distorcionada y purista del racionalismo
europeo, más allá de sus entes particulares en la confusa interpretación, sino
que se impusieron como culturas de depredación, codicia y ambición material, en
lo mejor y en lo peor, sin poder COMPRENDER
aún la riqueza del mundo que pisaban los
extranjeros a lo largo del coloniaje y hoy del neocoloniaje imperial que
padecemos en pleno siglo XXI.
Cabe destacar en este sentido que, para Descartes lo
infinito es lo que tiene límites, así plantea claramente que “… nada hay en el
entendimiento que no haya estado previamente en los sentidos, en donde, no
obstante, es cierto que las ideas de Dios y del alma nunca han estado (...pero
que...) ni nuestra imaginación ni nuestros sentidos podrían asegurarnos nunca
de cosa alguna si no interviene en ello nuestro entendimiento.
[Y aclara que la búsqueda de seguridad moral está
referida a la certeza suficiente para regular la vida práctica. Además de que]
...es evidente que no hay menor contradicción en pensar que la falsedad o la
imperfección, en tanto que tal, procede de Dios, y que pensar la verdad o la
perfección vienen de la nada. Pero si no supiéramos que todo cuanto en nosotros
es real y verdadero, porque se sitúa en un ser perfecto e infinito [...]
De manera que, por claras y distintas que fuesen
nuestras ideas, no tendríamos razón alguna que nos asegurase que tienen la
perfección de ser verdaderas”, de
estas ideas va naciendo la duda metódica, y la necesidad de reconocer la
existencia de una memoria, para usar las notas escritas o
algo similar que responda como evidencia de los hechos reales; de manera
que el hombre no debe dejarse persuadir de nada, sino que es necesaria la
evidencia de su razón, que aparece lenta pero inexorable y que da la palabra de
los diversos dialectos, de los diferentes lenguajes, todos legítimos debido a
su historicidad recorridas y, así hemos ido acuñando al poder popular que sigue
desarrollándose entre nuestras comunidades y, esa es la apuesta.
Por ello el
mundo de la luz constituye la aportación de la nueva física como un primer
principio, en donde el discurso religioso y el científico se ven entreverados
en la transición de su comportamiento, así Descartes suponía que Dios creó al hombre
con un alma racional que unió a su cuerpo en la forma concreta que describía
tanto su alma como su cuerpo en un mecanismo de la propia naturaleza que lo
define en su identidad cultural, de donde se va constituyendo el sentido de
clase, si, de clase explotada consciente y por tanto liberadora.
Desde este criticismo cartesiano se van desprendiendo
otras aclaraciones que permiten encontrar la figura del autorreconocimiento del
sujeto histórico en el contexto de la modernidad, desarrollándose sentimientos
de altanería, timidez y rechazo metafísicos, dado el miedo que se ha tenido al
tiempo/espacio-cuerpo en una espera impredescible, con ese gran grito de dolor en la reafirmación del sujeto
explotado, sin saber explicarnos en ENTENDIMIENTO y en COMPRENSIÓN las
verdaderas causas del sometimiento y de la explotación, pero que avanzan a
reconocer con consciencia el valor del PODER POPULAR.
Porque vemos en nuestros dos hemisferios cognitivos
del cerebro humano con formsción integral, que no se distingue en el
comportamiento confuso y occidentalizado, entre: “lo sientes o lo piensas”, sino
que ambas formas suceden a la vez en el cerebro neuronal: ‘pensar sintiendo y/o
sentir pensando’; esa escisión no sólo sucedió con la invasión española, sino
que, en muchos espacios aún no es válido, pues no se permite sentir como
indígena o entender sin comprender como occidental.
De manera que si lo reflexionamos valorándolo, resulta
todo un entuerto del proceso de explotación y de humillación padecido; porque
se nos impone en el racionalismo puro, el no diálogo humanitario, sino la
premisa apriori de la modernidad hegemónica occidental sobre el supuesto entendimiento, omitiendo la
sensibilidad y la sabiduría del Anáhuac indígena que también nos caracteriza
como comunidades mestizas y originarias y, que en lo general hasta hoy en día
lo ignoramos, la prueba de ello está en que sabemos muy poco de nuestro origen
indígena y, por tanto no nos sentimos orgullosos de ello.
¡HASTA LA PRÓXIMA ENTREGA,
seguimos dialogando/reflexionando¡