“En la ‘ideología’... la teatralidad no es solamente
una determinada forma de actividad artística, que se
expresa técnicamente en el teatro propiamente dicho.
La teatralidad está en la vida misma, es una actitud
propia del hombre, en cuanto el hombre tiende a
creerse y hacerse creer diferente de lo que es”
Antonio Gramsci
La forma en que se reconoce la persona a sí misma en lo que es, para saberse pensar, en lo que dicen que es y en lo que cree que es, sucede sólo a través de reconocerse en los otros; así es como conoce SU SER EN SÍ, como un YO en TÍ mismo y así ser NOSOTROS PARA SÍ; esta expresión humana tiene un largo recorrido de trabajo histórico; ello consiste en cómo se identifica como sujeto histórico (sujeto por sus afectos y razones históricas) en el contexto de la modernidad, entendida ésta como realidad concreta en la cualidad de lo moderno, de lo nuevo, que comprende a lo antiguo en el sentido de la lucha clases; así en el arte y la literatura el modernismo, muestra una afición por las cosas modernas, es decir, vemos a la modernidad como totalidad inescindible en su contradicción, relaciones y diferencias en una época o historicidad de culturas civilizatorias; pues la persona está contextuada en una temporalidad constituyente de su existencia, que es así su propio cuerpo o temporalidad global y diferencial; esta persona se identifica de alguna manera con su pertenencia de clase por medio de sus representaciones sociales y participación político-pedagógica, es decir, a través del trabajo social e individual objetivado bajo formas prácticas rituales, y objetos cotidianos y no cotidianos: artísticos, religiosos, de sentido común o científicos; el reconocimiento de sí mismo se genera por medio de las formas interiorizadas de apropiación en alguna forma de conocimiento por el sujeto de la historia; este movimiento del trabajo natural transita en un espacio filosófico y de folclor cultivado en las grandes civilizaciones -que son patrimonio de la humanidad-, que le dan sentido milenario de respeto y de responsabilidad al sujeto de la historia; sujetado éste a sentimientos actitudinales y a su modo de producción correspondiente, en la organización y división social del trabajo, dentro de una lógica de producción histórico-social, en su contradicción de clases y de poder determinar las formas de vida. Así el sujeto de la historia en sus creencias y certezas, va realizando en el trabajo histórico por todos ralizado, lo que se produce social o individualmente, y de ahí la tensión o contradicción de la propiedad privada; de la lucha de clases y de la contradicción irresoluble entre el capital y el trabajo; lo cual puede ser comprendido desde lo más simple de lo cotidiano y particular del sujeto de la historia desde su infancia, hasta abarcar la crítica del sentido del comportamiento imperialista en el proceso de internacionalización, regidos ambos por comportamientos análogos en la lucha por la sobrevivencia; la lucha por la información en la política; la lucha por el uso de la ciencia, del arte, de las humanidades y de la tecnología-cibernética; y por supuesto la lucha por la autogestión en distintas épocas de la modernidad, como expresión sintética de la totalidad histórico-social en una interpelación directa entre el autorreconocimiento y la identidad atravezados por la ideología dominante de la época.
Lo importante en el reconocimiento de la persona por su trabajo social-individual sea ésta consciente o no de ese trabajo, es conocer la forma de apropiación de la producción, si es de forma privada o colectiva; esto se destaca históricamente al ser el sujeto reconocido y nombrado por el otro que lo identifica como un “sujeto sujetado a una condición de clase o de vida humana”; porque se está así, sujetado siempre a un juicio de valor en los procesos de formación cultural humananizada culturalmente, como historicidad genérica, diferenciada a su vez su historicidad en una multiplicidad de necesidades culturales, según las diversas historias de vida particulares y universales concretas, a través del proceso de transformación del trabajo ocioso, el trabajo creativo, el trabajo enajenado, el no trabajo o el trabajo colectivo; teniendo como parámetros la necesidad humana y el interés inculcado en la identidad de clase; con base en ello, el sujeto tiene memoria histórica de sí mismo; de lo que cree y hace creer que es, en la apropiación y en la distribución del trabajo social realizado por sujeto, sujetado históricamente, porque desde ahí el sujeto constituido, se afirma y se niega como tal, en momentos instantes concretos efímeros y eternos; a través de la topología del otro que lo mira y lo valora en la satisfacción de las necesidades comunes, distribuidas y normadas en equidad o no, determinado esto por el modo de producción y el grado de conocimiento científico-social; diseminando así su cuerpo en sentidos de humanidad o de vida concretada en intensidades de su autenticidad humana sustantiva; es decir no egoísta, al reconocerse en distintas dimensiones de la realidad histórico-social con la que se identifica en esa constitución del ser, como persona con un proyecto, como hombre o mujer, como grupo social, como individuo, como pueblo, como nación, como mundo o como clase social, capaz de organizarse políticamente; pues estos momentos son distintas dimensiones en el transcurso de la consciencia práctica del sujeto histórico en su comportamiento; así se va asumiendo el derecho a su independencia y autonomía como totalidad histórico social, en el contexto de la lógica de modernidad ilustrada, en su infancia, adolescencia y madurez, de la que proviene la situación histórica de propiedad privada en la cultura occidental; que se impuso como única explicación y forma de vida posible en una dimensión abstracta y universal, que ha sido legitimada por el imperio del capital.
De este modo la idea de identidad fetichista y desarrollada en el periodo ilustrado o Iluminismo , enfrenta al sujeto de su época con las incoherencias de la insensibilidad humana ahí acuñadas, que afirma o desconoce la sensibilidad del ser y que tiene que determinar el rumbo y el sentido como sujeto histórico en un proyecto hegemónico de clase, como expresión de la contradicción entre salario, capital y Estado, en un periodo de la historia en sus diferencias irresolubles que entraña este modo de producción privada, lo cual no acaba de comprenderse, ni de superarse de forma generalizada por el sujeto de la historia; transitando de una concepción religiosa medieval, represora y reproductora de culpas, a otra caracterizada por una acentuada industrialización capitalista que se fundamenta en el individualismo y la lucha de clases que se perfila multiétnica, multicultural y de género -plantea Dieterich- como procesos de terror y de muerte, pero también como posibilidad de emancipación social, porque no existe presagio; y ello sucede en las formas más descarnadas y sublimadas de explotación del trabajo humano, tanto del enajenado como del creativo en la lógica de propiedad privada occidental y de su necesario proceso de emancipación histórico-social, a través de un trabajo político-pedagógico, que se asume en la toma de consciencia de los actos del sujeto, que exige la virtud humana como trascendencia histórica, ante la degradación cultural, en una mezcla ideológica y confusa de ello, ante la proclamación a la no violencia ejercida frente a aquellos que aun no pueden nombrar su expresión y su palabra como actos de hombres verdaderos en el desarrollo de capacidades auténticamente humanas, en el sentido de mantener el proceso de transformación del modo de producción y de actitudes, reconociendo las diferencias culturales, la convivencia, la participación y el derecho a la información y a la tecnología, en el despliegue histórico de humanización y no de degradación en la totalidad histórica, considerando su complejidad contradictoria para ejercer un poder que comprenda las necesidades comunitarias que fueron pisoteadas por el proceso civilizatorio.
En esa búsqueda por el reconocimiento civilizatorio impuesto en los actos de colonización represiva, están entremezclados los matices de la creatividad humana, mágica imaginativa, tecnológica, artística y científica; constituidos estos entramados desde el sentido humano ontológico a través del arte, la religión, la técnica, la literatura, el amor a la inteligencia, al conocimiento, y en las interpretaciones más significativas del sentido cultural crítico dignificado en su auto reconocimiento, que históricamente sólo se generó en una condición ideal y no con un sentido material colectivo al ser aniquilada esta posibilidad en los procesos de coloniaje que ha engendrado históricamente la forma de producción imperial contemporánea, al no tomarse en cuenta la satisfacción de necesidades colectivas a través del respeto y la mutua correspondencia en equidad del conocimiento teórico-científico como producción y no individualizada, porque no se concebía en la racionalidad hegemónica de los modos de producción en distintos órdenes del conocimiento, su ubicación como una totalidad interdisciplinaria en devenires de humanización y de socialización de conocimientos, es decir, en la búsqueda por el bien común que abarca un proceso continuo educativo para abolir el sometimiento y la degradación que impone la explotación capitalista, que encabeza como vanguardia el mundo occidental que sigue teniendo matices metafísicos en su necesidad ideológica de encubrimiento del orden y la lógica establecida como modelo hegemónico y única alternativa de vida; estos devenires son constructos sociales generados no precisamente a través del diálogo, la comprensión y el buen entendimiento en la comunicación de los distintos lenguajes, sino que encierra, una relación de fuerzas en las distintas posturas ante el sentido de vida como medio ideológico y filosófico de expresiones creativas y a la vez sometidas como contradicción irresoluble en la síntesis más plena de la hegemonía histórica que es la relación entre capital, salario y Estado; asumida así esta razón desde el materialismo histórico como praxis, en una asunción libre y voluntaria con base en un acuerdo justo y necesario; pero en cambio el ideal de autoconciencia sólo fue legitimado en la lógica de la ilustración, conforme a los diferentes intereses que son reconocidos como modelo prototípico de la historia hegemónica ya generalizada en la destrucción y el exterminio, sin tomar en cuenta la multiplicidad de sentimientos ahí acuñados en la historicidad del sujeto a su transformación y superación cultural, para desarrollar sus capacidades humanas.
De manera que al ser capaz el sujeto ilustrado y no ilustrado desde esta visión legimitada en la mirada de occidente, sin distinguir las partes más simples y complejas de su actuar no sólo autónomo y tolerante en la resolución de problemas concretos, que están entreverados por la incomprensión y las obscuridades de esas versiones; pero al ser cultivado el sujeto en valores ético-morales como principios de origen del deber ser abstracto y no en el concreto real, de una vida auténticamente digna, que se cuida a sí mismo sólo en relación con el otro que necesita y comprende humanamente por su necesidad común de emancipación social e individual en formas de autogestión y autogobierno, por eso es necesario reflexionar en ganarse la libertad, ¿cómo?, sólo es posible reconociendo cómo no molestar al otro, lo que encierra toda una postura ideológico-filosófica de clase; y esa formación se adquiere en la práctica a través del ejemplo multicultural abierto y plural, porque cuando este sujeto se ha apropiado de ese bien común en un contexto socio-histórico de organización, de pertenencia y de dirección en los procesos de aprecio a la vida, como finalidad trascendente de tiempos y espacios delimitados de manera clara y obvia, de acuerdo a las necesidades de conocimiento y de transformación social, a través de sus sensaciones, emociones, memorias fragmentadas de ilusiones, y de momentos que se reportan en procesos educativos de la historicidad de terrores enajenados del contexto histórico de producción social en la invasión, el despojo y el hurto, crea formas críticas ante su figura ideal de autoconciencia, al reconocer quién ha contado la historia transcurrida.
Con base en el contexto histórico, se exponen las características acerca de la identidad, para dar cuenta del planteamiento y objetivo que nos ocupa en la problemática de la cultura en las ciencias sociales y su expresión en la lucha de clases multicultural; así diferenciando la cultura y la sociedad ; se ofrece un pequeño esbozo para reconocer los símbolos sociales vigentes bajo la lógica imperial occidental, en la búsqueda de un proceso de formación humanista basado en virtudes concretas de la acción y de la participación sociocultural, como la concatenación de experiencias que conforman la personalidad humana y a la vez, la historia en las estructuras mentales interiorizadas de sus múltiples representaciones individuales como entes ontológicos en sociedad, que corresponde con una estructura sociopolítico económica y cultural de sometimiento; esas son las actitudes que labran la calidad humana de las amplias mayorías en su forma material de vida y de condición consciente o no de ello, lo cual no sucede de manera mecánica sino matizada; ahí ubicamos el acto de búsqueda de la libertad en todos los aprecios sobre la vida; por tal, se entiende a la libertad humana, como una elección voluntaria y consciente desde esta lógica hegemónica impuesta en el sentido del autorreconocimiento (CAPACIDAD DE CONOCERSE A SÍ MISMO, A TRAVÉS DEL OTRO LÍMITE QUE ES SU PROPIA FIGURA SIMBÓLICA QUE LO REFLEJA, EN EL TERRENO DE LA IDEOLOGÍA, Y DE LA CAPACIDAD FILOSÓFICA-CULTURAL DE TRANSFORMACIÓN RADICAL) y de la supuesta autoformación del sujeto que sólo ve la concepción idealista, la cual se expresa en las actitudes y comportamientos del sujeto que se nombra sin ubicación del trabajo histórico constituido en sí mismo, es decir, de manera individual en un contexto histórico determinado por los valores prepotentes de la lógica capitalista ilustrada, no reconociendo la forma autónoma de su cultura en cuanto a la postura política de emancipación asumida, para reconstruir a lo largo del tiempo de forma social, colectiva e individual su propia dignidad, responsabilidad, soberanía y culturas diferenciadas en necesidades humanas que se afirman y se niegan unas a otras éticamente, en las relaciones de clase de su época, aunque estas relaciones no puedan ser nombradas como tales en todos aquellos matices de su esplendor y diferencias; debido a no poderlas aun representar en su lenguaje común, ni reconocer como propias culturalmente; pues configuran los diversos tipos de identidades del sujeto: identidad en el sentido nacional, étnico, de género, regional, pueblerina, de pareja, barrial, familiar, generacional, etc..
Sunday, March 7, 2010
Friday, February 12, 2010
En el día de la amistad y el amor humano en contra de la violencia en México. SENSIBILIDAD POLÍTICA DEL SUJETO EDUCATIVO
La pedagogía crítica
“es una manera de pensar, negociar, transformar la relación entre la enseñanza en el aula, la producción del conocimiento, las estructuras institucionales de la escuela y las relaciones sociales y materiales de la comunidad más amplia desarrollada por los maestros progresistas que intentaron eliminar la desigualdad en las bases de la clase social. La pedagogía crítica surgió a partir de algunos desarrollos teóricos latinoamericanos, tales como la filosofía de la liberación, la pedagogía de Paulo Freire, la escuela de Frankfurt de la teoría crítica, la teoría feminista y la teoría neomarxista de la crítica cultural”.
Histórica y dialécticamente reconocemos cuatro formas de conocimiento, a saber: el empírico o de sentido común, el mágico religioso, el artístico y el teórico; tener consciencia crítica de estas formas de conocimiento permite entender los valores-virtudes que se forman o deforman con el trabajo educativo hegemónico y contrahegemónico de manera entreverada en los procesos de conocimiento histórico de la humanidad; porque los valores-virtudes humanizadas sólo se gestan y desarrollan con el ejemplo educativo, según tales posibilidades de conocimiento la conciencia en sí constituye de forma diferencial al sujeto histórico o educativo a lo largo de las épocas o estructuras cognitivos, sin que signifiquen disecciones de conocimiento absolutas, sino que representan por el contrario, intersecciones matizadas en la consciencia del sujeto, con rítmicas y cadencias diferenciadas en el espacio de formación de las virtudes humanas bien armonizadas, que dan cuenta del sujeto histórico sobre lo que éste dice y lo que es capaz de hacer o producir en la transformación entre la naturaleza, la cultura, la sociedad y la educación.
El sujeto histórico tiene en las leyes dialécticas del razonamiento, varias dimensiones de su existencia humana a través de las épocas de humanización: 1. Como persona con un proyecto; 2. Como individuo con derechos y obligaciones; 3. Como grupo social de pertenencia; 4. Como pueblo-nación-estado; 5. Como clase social consciente e inconscientemente constituida y asumida entre la burguesía y el proletariado -actualmente-; pero su dimensión más abarcativa, siendo síntesis existencial de la realidad histórica, es 6. Como ser humano con sensibilidad racional, es decir que conscientemente se ubica en contra de la violencia y a favor de la acción revolucionaria emancipadora, como intelectual orgánico, de manera profesional y disciplinada en acciones de autodefensa individualcolectiva.
En la pedagogía crítica en torno a los valores ético-morales del sujeto histórico-educativo que va siendo capaz de comunicarse y comprenderse, se distingue una intencionalidad en relación con la cultura , la que está de acuerdo con los intereses y las necesidades humanas-inhumanas, según la clase social de pertenencia, es decir, entre una cultura de emancipación, resistencia y de autodefensa activa contrahegemónica, a diferencia de otra cultura hegemónica monopolista de sometimiento neofascista; entiéndase que referimos la cultura del capital y la cultura del trabajo que se multiplica en cascada por medio del ejemplo, como dos comportamientos humanos-inhumanos fundamentales en la condensación y también conjunción ideológica en la lógica de la conspiración de las artes, del proceso de apropiación del conocimiento, en la exclusión y la discriminación de la clase trabajadora proletarizada.
Por tanto en el siglo XXI, se requiere del arte más creativo y sensible para dialogar entre nosotros sobre este abuso de poder de privatización de medios de producción irracional, para crear condiciones contrarias en torno a los valores-virtudes del fin del capitalismo; no sólo opera la hegemonía del capital en contra del arte, sino también de la teoría, las creencias, el sentido común y la construcción de la vida humanizada en comunalidad, que se busca y se procura por el Poder Cultural de resistencia con una consciencia de autodefensa de la clase trabajadora disidente, desde el proceso educativo formal, informal y el no formal, dadas las distintas posibilidades de expresión de inconformidad consciente e inconsciente de acuerdo a la comprensión particular del sujeto histórico-educativo en sus distintas épocas de desarrollo humanizado-deshumanizado; en donde aún perdiendo siempre se estará ganando en la lucha de clases entre el capital y el trabajo, por ser hoy un motor y eje de la historia, enfatizando, en tal proceso de humanización o educativo en construcción, que parta desde el acto del sentido común para elevarse con un pensamiento activo intelectual orgánico filosófico-político, es decir comprometido con la sociedad como escenario de la lucha de clases, abundando en la figura sensible del poder en el sujeto educativo, el cual tiene que ser reflexionado con conocimiento concreto de la realidad histórico-pedagógica de nuestro tiempo.
Delimitación sobre la sensibilidad política del sujeto educativo.
Estudiar el problema de la sensibilidad humana, tiene muchos matices dependiendo del contexto social de referencia en el comportamiento del sujeto educativo. Nuestra línea de investigación es la teoría pedagógica y la práctica educativa, lo cual refiere procesos de enseñanza-aprehendizaje del sujeto educativo, enseguida mostramos los alcances que tenemos que considerar para resignificar el sentido de la SENSIBILIDAD POLÍTICA DEL SUJETO EDUCATIVO.
La Teoría Pedagógica, como estructura teórica, está avalada por comunidades epistémicas y le da estatuto epistemológico, el cual se articula con la Pedagogía, como hacer científico de una época del conocimiento de la educación que se encarna en el SUJETO HISTÓRICO, para aterrizar estos momentos de sistematización en la PRAXIS CONCRETA de la DIDÁCTICA EDUCATIVA, considerada como el ARTE de la educación, o proceso de humanización sensible, según plantea Paulo Freire en la Pedagogía Crítica, porque la pregunta filosófico-política en varios ámbitos de conocimiento se nos amplia en el trabajo de la Teoría Pedagógica, en su génesis, desarrollo, contenido y forma humanizada: ¿Qué puedo saber? (Metafísica); ¿Qué debo hacer? (Moral); ¿Qué puedo esperar? (Religión); ¿Qué es el hombre? (Antropología).
Lo antes expuesto podemos representarlo gráficamente así:
TEORÍA PEDAGÓGICA PEDAGOGÍA CRÍTICA
(Estructura teórica reconocida por (Hacer científico disciplinario
comunidades epistémicas) responsable de explicar su
objeto de estudio: proceso de
ENSEÑANZA-APREHENDIZAJE con el
EJEMPLO EDUCATIVO, de
transformación político-cultural del SUJETO HISTÓRICO educativo.
DIDÁCTICA CRÍTICA
(Arte de la Educación para enseñar y
aprehender)
Así puede observarse el RAZONAMIENTO o MÉTODO de trabajo como un todo intelectual y manual del sujeto educativo para su formación autónoma integral (dignidad física, dignidad intelectual y dignidad moral), con una postura DIALÉCTICA CRÍTICA, resignificada en la HERMENÉUTICA ANALÓGICA de Mauricio Beuchot, es decir en la interacción y comunicación de la Teoría Pedagógica; todos ellos son entramados conceptuales que componen una TOTALIDAD histórica concreta en espacio y tiempo, los cuales no pueden existir separados o desarticulados, porque son espacios de conocimiento, expresando un todo que incide uno en el otro permanentemente, por esta razón los participantes de la Teoría Pedagógica, nos consideramos estudiantes activos para transformarnos en TRADUCTORES DE LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA-APREHENDIZAJE educativos.
““La palabra pedagogía viene del griego paidos que alude a niño y ago que refiere a conducir. Literalmente pedagogía alude a conducir al niño, tal es el caso de llevar el niño al parque o de llevarlo a la escuela, por ejemplo. Con el paso del tiempo, la palabra pedagogía se ennobleció para hacer referencia a la ciencia para educar al niño; para su formación, el bildung que alude Gadamer: “La formación no debe entenderse sólo como el proceso que realiza el ascenso histórico del espíritu a lo general, sino también como el elemento dentro del cual se mueve quien se ha formado de este modo . Tener acceso a una generalidad, como elemento dentro del cual se transita, implica encontrar el sentido de uno mismo y de lo otro para ser otro, además de la sensibilidad y el tacto, es decir, de la memoria histórica para tratar el mundo.
En este sentido, de la palabra pedagogía se deriva, pedagógica o pedagógico cuya raíz griega es el ped, que refiere al niño, el ago que designa conducir y el ico que nombra lo relativo a la acción de jugar. Como resultado, el origen etimológico de la palabra Pedagógico (a) se puede entender como lo relativo a la conducción o educación del niño.
Por otra parte, en el Diccionario de la Real Academia se indica que la palabra pedagógica o pedagógico es: “… lo expuesto con claridad que sirve para educar o enseñar” .
En el caso de la palabra propuesta viene del latín propósita, en donde pro significa a favor de o antes de y pósita que alude a posición. Literalmente, la palabra refiere a favor de una posición respecto a algo. Significado etimológico de la noción de propuesta que se puede definir como: la postura ante… o la postura a favor de...
Según el Diccionario de la Academia Española propuesta refiere a la noción de: “… una proposición o idea que se manifiesta y ofrece a uno para un fin… . Por tanto, con base en lo significado por la palabra propuesta se puede decir que ésta alude a una postura a favor de algo para conseguir un fin que se manifiesta a uno o a muchos (resolver un problema, plantear un problema, defender con argumentos una opinión, contradecir fundamentando una postura, presentar un proyecto a una autoridad, un consejo, una junta, una academia, una comunidad científica o no científica, para que se examine y delibere si se procede con su aprobación, etcétera)”” .
La Problematización de la sensibilidad política del sujeto educativo, la planteamos así en cuanto las preguntas que interrogan por el ser:
“Sensibilidad política del sujeto educativo”
1. ¿Qué es la sensibilidad en contenido, forma y significación?
2. ¿Qué es la política en contenido, forma y significación?
3. ¿Qué es el sujeto?
4. ¿Qué es la educación?
5. ¿Qué es el sujeto educativo con sensibilidad?
6. ¿Qué es el sujeto educativo con sensibilidad política?
7. ¿Cómo se desarrolla la sensibilidad?
8. ¿Cómo se desarrolla la sensibilidad política?
9. ¿Cuáles son los rasgos de la sensibilidad política?
10. ¿Cómo se vincula la sensibilidad política en el proceso
educativo?
11. ¿Qué es el proceso educativo?
12. ¿Cómo se vincula el proceso educativo con la
Sensibilidad política?
13. ¿Cuál es el contexto histórico-educativo de la
sensibilidad política?
14. ¿Cómo se educa para ser sensible políticamente?
15. ¿Para qué sirve la sensibilidad política?
16. ¿La sensibilidad política compete al terreno de la Teoría
Pedagógica?
17. ¿Por qué es necesaria la sensibilidad política en el
terreno educativo?
18. ¿Qué didácticas tendrán que desarrollarse para expresar
la sensibilidad política?
19. ¿Cómo se vincula la sensibilidad política con el proceso
de humanización?
La Intencionalidad que asumimos tiene dos vertientes:
1. Ser consciente de proporcionar una visión socio-histórica crítica de la configuración del campo de los estudios pedagógicos en cuanto dominio científico que genera conocimiento sobre la realidad educativa sensible políticamente en resignificación permanente.
2. Ser consciente de analizar críticamente las teorías de la educación en su forma y contenido, que tienen mayor significación en el devenir histórico del pensamiento pedagógico, explicitando tanto su estructura interna como relación en la educación formal e informal: teoría pedagógica crítica – cultura – sociedad, teniendo como eje la sensibilidad política del sujeto educativo.
Delineamos un primer Esquema de acercamiento a esta realidad concreta:
“Sensibilidad política del sujeto educativo”
1. Conceptuación de sensibilidad
Sensibilidad burguesa
Sensibilidad proletaria
Sensibilidad política
2. Sensibilidad política y formación
Conceptuación de sensibilidad política
Conceptuación de formación
Formación formal e informal (enajenadora-liberadora)
3. Tipificación de la sensibilidad política
Histórica
Racional (modernidad burguesa)
Subjetiva (transformación)
4. Conceptuación del sujeto educativo
Construcción formal e informal del sujeto
Sujeto formal
Sujeto informal
5. Jerarquías de poder conscientes en la Teoría Pedagógica Crítica
Cultura
Sociedad
Sensibilidad política
Nuestro Enfoque metodológico, tiene el contenido de la siguiente racionalidad:
Las categorías o herramientas sobre la “Sensibilidad política del sujeto educativo”, se explican de la siguiente manera en su primera aproximación para la construcción de conceptos en la Teoría Pedagógica crítica; para ponerla al servicio social de todo estudioso sobre la disciplina de pedagogía y de sociología principalmente en sus diferentes dimensiones de conocimiento metodológico:
EDUCACIÓN. Proceso humano de transformación en la lucha de clases reconociendo el trabajo individualcolectivo.
DOCENCIA. Proceso de acompañamiento y de libertad para la praxis revolucionaria en la didáctica crítica como un trabajo necesario.
ESCUELA. Espacio de trabajo y lucha organizada en la política-pedagógica con una postura de clase definida.
CULTURA. Es la formación de valores humanos enaltecidos o virtuosos entre lo que se dice y lo que se hace a lo largo de la historicidad del sujeto educativo, como producto y productor de esa cultura, en donde se generan procesos de trabajo o de humanización: 1. Los principios ético-morales de la sociedad. 2. Las tradiciones y costumbres, y 3. Las formas de producción en el trabajo individualcolectivo. En este sentido Lenin y Gramsci entienden a la cultura como ideología y como “concepción del mundo”.
SUJETO. Siempre en falta e inacabado de forma consciente e inconsciente de la existencia humana, y su lucha es el trabajo de emancipación para una vida en comunalidad, porque siempre históricamente se está sujetado a un algo que falta.
SUJETO HISTÓRICO o EDUCATIVO. De acuerdo al grado de consciencia social constituida, el sujeto atravesado por la historicidad política del trabajo se considera en 5 dimensiones de su ser consciente existencial, con referencia a:
1. A la persona con un proyecto de vida.
2. Al individuo, con derechos individuales ciudadanos.
3. Al grupo social.
4. Al pueblo o nación, gobernado por un Estado de clase dominante.
5. A la CLASE SOCIAL de pertenencia: burguesía y proletariado.
6. A la capacidad HUMANA en unidad solidaria.
HISTORICIDAD. Refiere la modalidad fundamental del hombre y de la mujer, situados entre un pasado dado (que los determina y configura, y al mismo tiempo se les escapa), y un futuro pendiente que exige su acción en un trabajo DES-ENAJENADO, es decir para no seguir enloqueciendo.
SOCIEDAD. Espacio histórico de las relaciones de PODER entre la clase dominante y la clase desposeída de medios de producción, despojo ejercido por medio del Estado esclavista, feudal, capitalista o socialista, en donde se controla y reprime al pueblo explotado, por ser la clase trabajadora despojada de medios de producción; ideológicamente la sociedad tiene un grado muy alto de enajenación en general, de acuerdo a la hegemonía del poder militar-religioso y del poder legal, y haciendo uso de los medios masivos de comunicación de masas. La aspiración de la sociedad emancipada es destruir al Estado y a la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN en la correlación de fuerzas político-pedagógicas.
ÉPOCA. La forma particular en el trabajo individualcolectivo de significación cultural por medio del diálogo, la comunicación y el acuerdo por medio de la Asamblea comunitaria autónoma con una cultura NOSÓTRICA, que viene de origen, pues venimos a la vida, para ser felices y para evitar el sufrimiento.
PODER POLÍTICO. Es la Facultad o Capacidad desarrollada de PODER... de cualquier sujeto histórico-educativo en la defensa de sus derechos humanos más elementales, reafirmando la capacidad de equidad; de acuerdo a tener las mismas oportunidades en su desarrollo humanizado, el cual tiene que ser cada vez más elevado en procesos educativo-culturales, no sólo de aquellos actos sublimes virtuosos, sino resignificados también como sumamente agudos en el trabajo individualcolectivo creativo, sensible y consciente, a través de las épocas. Porque el ser humano no es más que un animal político formado para hablar sobre lo necesario de la clase que sostiene la producción con su trabajo.
En este sentido la política y la filosofía, son las dos articulaciones centrales de la Pedagogía Crítica, para conceptuar la “SENSIBILIDAD POLÍTICA DEL SUJETO EDUCATIVO”.
“es una manera de pensar, negociar, transformar la relación entre la enseñanza en el aula, la producción del conocimiento, las estructuras institucionales de la escuela y las relaciones sociales y materiales de la comunidad más amplia desarrollada por los maestros progresistas que intentaron eliminar la desigualdad en las bases de la clase social. La pedagogía crítica surgió a partir de algunos desarrollos teóricos latinoamericanos, tales como la filosofía de la liberación, la pedagogía de Paulo Freire, la escuela de Frankfurt de la teoría crítica, la teoría feminista y la teoría neomarxista de la crítica cultural”.
Histórica y dialécticamente reconocemos cuatro formas de conocimiento, a saber: el empírico o de sentido común, el mágico religioso, el artístico y el teórico; tener consciencia crítica de estas formas de conocimiento permite entender los valores-virtudes que se forman o deforman con el trabajo educativo hegemónico y contrahegemónico de manera entreverada en los procesos de conocimiento histórico de la humanidad; porque los valores-virtudes humanizadas sólo se gestan y desarrollan con el ejemplo educativo, según tales posibilidades de conocimiento la conciencia en sí constituye de forma diferencial al sujeto histórico o educativo a lo largo de las épocas o estructuras cognitivos, sin que signifiquen disecciones de conocimiento absolutas, sino que representan por el contrario, intersecciones matizadas en la consciencia del sujeto, con rítmicas y cadencias diferenciadas en el espacio de formación de las virtudes humanas bien armonizadas, que dan cuenta del sujeto histórico sobre lo que éste dice y lo que es capaz de hacer o producir en la transformación entre la naturaleza, la cultura, la sociedad y la educación.
El sujeto histórico tiene en las leyes dialécticas del razonamiento, varias dimensiones de su existencia humana a través de las épocas de humanización: 1. Como persona con un proyecto; 2. Como individuo con derechos y obligaciones; 3. Como grupo social de pertenencia; 4. Como pueblo-nación-estado; 5. Como clase social consciente e inconscientemente constituida y asumida entre la burguesía y el proletariado -actualmente-; pero su dimensión más abarcativa, siendo síntesis existencial de la realidad histórica, es 6. Como ser humano con sensibilidad racional, es decir que conscientemente se ubica en contra de la violencia y a favor de la acción revolucionaria emancipadora, como intelectual orgánico, de manera profesional y disciplinada en acciones de autodefensa individualcolectiva.
En la pedagogía crítica en torno a los valores ético-morales del sujeto histórico-educativo que va siendo capaz de comunicarse y comprenderse, se distingue una intencionalidad en relación con la cultura , la que está de acuerdo con los intereses y las necesidades humanas-inhumanas, según la clase social de pertenencia, es decir, entre una cultura de emancipación, resistencia y de autodefensa activa contrahegemónica, a diferencia de otra cultura hegemónica monopolista de sometimiento neofascista; entiéndase que referimos la cultura del capital y la cultura del trabajo que se multiplica en cascada por medio del ejemplo, como dos comportamientos humanos-inhumanos fundamentales en la condensación y también conjunción ideológica en la lógica de la conspiración de las artes, del proceso de apropiación del conocimiento, en la exclusión y la discriminación de la clase trabajadora proletarizada.
Por tanto en el siglo XXI, se requiere del arte más creativo y sensible para dialogar entre nosotros sobre este abuso de poder de privatización de medios de producción irracional, para crear condiciones contrarias en torno a los valores-virtudes del fin del capitalismo; no sólo opera la hegemonía del capital en contra del arte, sino también de la teoría, las creencias, el sentido común y la construcción de la vida humanizada en comunalidad, que se busca y se procura por el Poder Cultural de resistencia con una consciencia de autodefensa de la clase trabajadora disidente, desde el proceso educativo formal, informal y el no formal, dadas las distintas posibilidades de expresión de inconformidad consciente e inconsciente de acuerdo a la comprensión particular del sujeto histórico-educativo en sus distintas épocas de desarrollo humanizado-deshumanizado; en donde aún perdiendo siempre se estará ganando en la lucha de clases entre el capital y el trabajo, por ser hoy un motor y eje de la historia, enfatizando, en tal proceso de humanización o educativo en construcción, que parta desde el acto del sentido común para elevarse con un pensamiento activo intelectual orgánico filosófico-político, es decir comprometido con la sociedad como escenario de la lucha de clases, abundando en la figura sensible del poder en el sujeto educativo, el cual tiene que ser reflexionado con conocimiento concreto de la realidad histórico-pedagógica de nuestro tiempo.
Delimitación sobre la sensibilidad política del sujeto educativo.
Estudiar el problema de la sensibilidad humana, tiene muchos matices dependiendo del contexto social de referencia en el comportamiento del sujeto educativo. Nuestra línea de investigación es la teoría pedagógica y la práctica educativa, lo cual refiere procesos de enseñanza-aprehendizaje del sujeto educativo, enseguida mostramos los alcances que tenemos que considerar para resignificar el sentido de la SENSIBILIDAD POLÍTICA DEL SUJETO EDUCATIVO.
La Teoría Pedagógica, como estructura teórica, está avalada por comunidades epistémicas y le da estatuto epistemológico, el cual se articula con la Pedagogía, como hacer científico de una época del conocimiento de la educación que se encarna en el SUJETO HISTÓRICO, para aterrizar estos momentos de sistematización en la PRAXIS CONCRETA de la DIDÁCTICA EDUCATIVA, considerada como el ARTE de la educación, o proceso de humanización sensible, según plantea Paulo Freire en la Pedagogía Crítica, porque la pregunta filosófico-política en varios ámbitos de conocimiento se nos amplia en el trabajo de la Teoría Pedagógica, en su génesis, desarrollo, contenido y forma humanizada: ¿Qué puedo saber? (Metafísica); ¿Qué debo hacer? (Moral); ¿Qué puedo esperar? (Religión); ¿Qué es el hombre? (Antropología).
Lo antes expuesto podemos representarlo gráficamente así:
TEORÍA PEDAGÓGICA PEDAGOGÍA CRÍTICA
(Estructura teórica reconocida por (Hacer científico disciplinario
comunidades epistémicas) responsable de explicar su
objeto de estudio: proceso de
ENSEÑANZA-APREHENDIZAJE con el
EJEMPLO EDUCATIVO, de
transformación político-cultural del SUJETO HISTÓRICO educativo.
DIDÁCTICA CRÍTICA
(Arte de la Educación para enseñar y
aprehender)
Así puede observarse el RAZONAMIENTO o MÉTODO de trabajo como un todo intelectual y manual del sujeto educativo para su formación autónoma integral (dignidad física, dignidad intelectual y dignidad moral), con una postura DIALÉCTICA CRÍTICA, resignificada en la HERMENÉUTICA ANALÓGICA de Mauricio Beuchot, es decir en la interacción y comunicación de la Teoría Pedagógica; todos ellos son entramados conceptuales que componen una TOTALIDAD histórica concreta en espacio y tiempo, los cuales no pueden existir separados o desarticulados, porque son espacios de conocimiento, expresando un todo que incide uno en el otro permanentemente, por esta razón los participantes de la Teoría Pedagógica, nos consideramos estudiantes activos para transformarnos en TRADUCTORES DE LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA-APREHENDIZAJE educativos.
““La palabra pedagogía viene del griego paidos que alude a niño y ago que refiere a conducir. Literalmente pedagogía alude a conducir al niño, tal es el caso de llevar el niño al parque o de llevarlo a la escuela, por ejemplo. Con el paso del tiempo, la palabra pedagogía se ennobleció para hacer referencia a la ciencia para educar al niño; para su formación, el bildung que alude Gadamer: “La formación no debe entenderse sólo como el proceso que realiza el ascenso histórico del espíritu a lo general, sino también como el elemento dentro del cual se mueve quien se ha formado de este modo . Tener acceso a una generalidad, como elemento dentro del cual se transita, implica encontrar el sentido de uno mismo y de lo otro para ser otro, además de la sensibilidad y el tacto, es decir, de la memoria histórica para tratar el mundo.
En este sentido, de la palabra pedagogía se deriva, pedagógica o pedagógico cuya raíz griega es el ped, que refiere al niño, el ago que designa conducir y el ico que nombra lo relativo a la acción de jugar. Como resultado, el origen etimológico de la palabra Pedagógico (a) se puede entender como lo relativo a la conducción o educación del niño.
Por otra parte, en el Diccionario de la Real Academia se indica que la palabra pedagógica o pedagógico es: “… lo expuesto con claridad que sirve para educar o enseñar” .
En el caso de la palabra propuesta viene del latín propósita, en donde pro significa a favor de o antes de y pósita que alude a posición. Literalmente, la palabra refiere a favor de una posición respecto a algo. Significado etimológico de la noción de propuesta que se puede definir como: la postura ante… o la postura a favor de...
Según el Diccionario de la Academia Española propuesta refiere a la noción de: “… una proposición o idea que se manifiesta y ofrece a uno para un fin… . Por tanto, con base en lo significado por la palabra propuesta se puede decir que ésta alude a una postura a favor de algo para conseguir un fin que se manifiesta a uno o a muchos (resolver un problema, plantear un problema, defender con argumentos una opinión, contradecir fundamentando una postura, presentar un proyecto a una autoridad, un consejo, una junta, una academia, una comunidad científica o no científica, para que se examine y delibere si se procede con su aprobación, etcétera)”” .
La Problematización de la sensibilidad política del sujeto educativo, la planteamos así en cuanto las preguntas que interrogan por el ser:
“Sensibilidad política del sujeto educativo”
1. ¿Qué es la sensibilidad en contenido, forma y significación?
2. ¿Qué es la política en contenido, forma y significación?
3. ¿Qué es el sujeto?
4. ¿Qué es la educación?
5. ¿Qué es el sujeto educativo con sensibilidad?
6. ¿Qué es el sujeto educativo con sensibilidad política?
7. ¿Cómo se desarrolla la sensibilidad?
8. ¿Cómo se desarrolla la sensibilidad política?
9. ¿Cuáles son los rasgos de la sensibilidad política?
10. ¿Cómo se vincula la sensibilidad política en el proceso
educativo?
11. ¿Qué es el proceso educativo?
12. ¿Cómo se vincula el proceso educativo con la
Sensibilidad política?
13. ¿Cuál es el contexto histórico-educativo de la
sensibilidad política?
14. ¿Cómo se educa para ser sensible políticamente?
15. ¿Para qué sirve la sensibilidad política?
16. ¿La sensibilidad política compete al terreno de la Teoría
Pedagógica?
17. ¿Por qué es necesaria la sensibilidad política en el
terreno educativo?
18. ¿Qué didácticas tendrán que desarrollarse para expresar
la sensibilidad política?
19. ¿Cómo se vincula la sensibilidad política con el proceso
de humanización?
La Intencionalidad que asumimos tiene dos vertientes:
1. Ser consciente de proporcionar una visión socio-histórica crítica de la configuración del campo de los estudios pedagógicos en cuanto dominio científico que genera conocimiento sobre la realidad educativa sensible políticamente en resignificación permanente.
2. Ser consciente de analizar críticamente las teorías de la educación en su forma y contenido, que tienen mayor significación en el devenir histórico del pensamiento pedagógico, explicitando tanto su estructura interna como relación en la educación formal e informal: teoría pedagógica crítica – cultura – sociedad, teniendo como eje la sensibilidad política del sujeto educativo.
Delineamos un primer Esquema de acercamiento a esta realidad concreta:
“Sensibilidad política del sujeto educativo”
1. Conceptuación de sensibilidad
Sensibilidad burguesa
Sensibilidad proletaria
Sensibilidad política
2. Sensibilidad política y formación
Conceptuación de sensibilidad política
Conceptuación de formación
Formación formal e informal (enajenadora-liberadora)
3. Tipificación de la sensibilidad política
Histórica
Racional (modernidad burguesa)
Subjetiva (transformación)
4. Conceptuación del sujeto educativo
Construcción formal e informal del sujeto
Sujeto formal
Sujeto informal
5. Jerarquías de poder conscientes en la Teoría Pedagógica Crítica
Cultura
Sociedad
Sensibilidad política
Nuestro Enfoque metodológico, tiene el contenido de la siguiente racionalidad:
Las categorías o herramientas sobre la “Sensibilidad política del sujeto educativo”, se explican de la siguiente manera en su primera aproximación para la construcción de conceptos en la Teoría Pedagógica crítica; para ponerla al servicio social de todo estudioso sobre la disciplina de pedagogía y de sociología principalmente en sus diferentes dimensiones de conocimiento metodológico:
EDUCACIÓN. Proceso humano de transformación en la lucha de clases reconociendo el trabajo individualcolectivo.
DOCENCIA. Proceso de acompañamiento y de libertad para la praxis revolucionaria en la didáctica crítica como un trabajo necesario.
ESCUELA. Espacio de trabajo y lucha organizada en la política-pedagógica con una postura de clase definida.
CULTURA. Es la formación de valores humanos enaltecidos o virtuosos entre lo que se dice y lo que se hace a lo largo de la historicidad del sujeto educativo, como producto y productor de esa cultura, en donde se generan procesos de trabajo o de humanización: 1. Los principios ético-morales de la sociedad. 2. Las tradiciones y costumbres, y 3. Las formas de producción en el trabajo individualcolectivo. En este sentido Lenin y Gramsci entienden a la cultura como ideología y como “concepción del mundo”.
SUJETO. Siempre en falta e inacabado de forma consciente e inconsciente de la existencia humana, y su lucha es el trabajo de emancipación para una vida en comunalidad, porque siempre históricamente se está sujetado a un algo que falta.
SUJETO HISTÓRICO o EDUCATIVO. De acuerdo al grado de consciencia social constituida, el sujeto atravesado por la historicidad política del trabajo se considera en 5 dimensiones de su ser consciente existencial, con referencia a:
1. A la persona con un proyecto de vida.
2. Al individuo, con derechos individuales ciudadanos.
3. Al grupo social.
4. Al pueblo o nación, gobernado por un Estado de clase dominante.
5. A la CLASE SOCIAL de pertenencia: burguesía y proletariado.
6. A la capacidad HUMANA en unidad solidaria.
HISTORICIDAD. Refiere la modalidad fundamental del hombre y de la mujer, situados entre un pasado dado (que los determina y configura, y al mismo tiempo se les escapa), y un futuro pendiente que exige su acción en un trabajo DES-ENAJENADO, es decir para no seguir enloqueciendo.
SOCIEDAD. Espacio histórico de las relaciones de PODER entre la clase dominante y la clase desposeída de medios de producción, despojo ejercido por medio del Estado esclavista, feudal, capitalista o socialista, en donde se controla y reprime al pueblo explotado, por ser la clase trabajadora despojada de medios de producción; ideológicamente la sociedad tiene un grado muy alto de enajenación en general, de acuerdo a la hegemonía del poder militar-religioso y del poder legal, y haciendo uso de los medios masivos de comunicación de masas. La aspiración de la sociedad emancipada es destruir al Estado y a la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN en la correlación de fuerzas político-pedagógicas.
ÉPOCA. La forma particular en el trabajo individualcolectivo de significación cultural por medio del diálogo, la comunicación y el acuerdo por medio de la Asamblea comunitaria autónoma con una cultura NOSÓTRICA, que viene de origen, pues venimos a la vida, para ser felices y para evitar el sufrimiento.
PODER POLÍTICO. Es la Facultad o Capacidad desarrollada de PODER... de cualquier sujeto histórico-educativo en la defensa de sus derechos humanos más elementales, reafirmando la capacidad de equidad; de acuerdo a tener las mismas oportunidades en su desarrollo humanizado, el cual tiene que ser cada vez más elevado en procesos educativo-culturales, no sólo de aquellos actos sublimes virtuosos, sino resignificados también como sumamente agudos en el trabajo individualcolectivo creativo, sensible y consciente, a través de las épocas. Porque el ser humano no es más que un animal político formado para hablar sobre lo necesario de la clase que sostiene la producción con su trabajo.
En este sentido la política y la filosofía, son las dos articulaciones centrales de la Pedagogía Crítica, para conceptuar la “SENSIBILIDAD POLÍTICA DEL SUJETO EDUCATIVO”.
Saturday, January 23, 2010
NATURALEZA RACIONAL SENSIBLE HUMANIZADA
Podemos pensar que ante esta situación política de derrota del pensamiento racional, vivida en carne propia para el siglo XXI, la pregunta que interroga por el ser, dice: ¿cuál es el sentido de la educación y de la formación humana que impide crecer con un sentimiento racional de solidaridad, acompañamiento y cooperación?
En este sentido de fuerza, poder y amor no es posible negar hoy día, sino comprender las implicaciones de la globalización imaginada en el mito del siglo XXI, por medio de la reducción del salario, la pérdida de todo derecho, incluyendo el trabajo humanizado, el empleo, la humillación de que otro controle el tiempo y el espacio genéricos, como el propio cuerpo del sujeto, puesto que éste está considerado en el orden del capital como una mercancía más, deshumanizada, manipulable por los deseos, que es lo más instintivo-humano del ser -utilizado por la mercadotecnia neoliberal militarizada democráticamente con el Proyecto Mesoamérica que amenaza la vida en libertad-, y puesta a circular en el control de calidad, para una mayor eficacia y eficiencia en los procesos de productividad carentes de espiritualidad en una segunda acumulación de capital financiero en el orden mítico- militar.
Porque es clara la tesis marxista: el cuerpo humano a través del salario es sólo una mercancía que se pone en la competencia y en la circulación para consumirse en la acumulación de los magnates monopolistas del capital privado, y por otro lado vemos, cómo la defensa sindical, como forma de organización para la acción común, se diluye con el adelgazamiento del Estado Nacional Mexicano, y del estado de Derecho que se vive como una Guerra de Baja Intensidad desplegada en el imperialismo mundial, en donde los culpables aparecen como inocentes y los inocentes como culpables en un marasmo cada vez más terrible de confusiones y malos entendidos a través del lenguaje ‘democrático de la legalidad-ilegalidad sin fronteras’, el cual evade el diálogo significativo, abierto y de denuncia crítica.
Cassirer piensa que “entre más se encierran en la abstracta universalidad de este principio, tanto más se aíslan de los aspectos particulares de la cultura espiritual y de la totalidad concreta de sus formas. La reflexión filosófica sólo sería capaz de evitar el peligro de una oclusión semejante si lograra encontrar un punto de vista que se halle por encima de todas estas formas y que, por otra parte, no se encuentre meramente más allá de ellas: un punto de vista que haga posible abarcar de una mirada la totalidad de las mismas y que no trate de asegurar otra cosa que las relaciones puramente inmanentes que guardan todas estas formas entre sí y no la relación con un ser o principio externo ‘trascendente’. Entonces surgiría un sistema filosófico del espíritu en el cual cada forma particular reciba su sentido de la mera posición en que se encuentre y en la cual su contenido y significación estén caracterizados por la riqueza y peculiaridad de las relaciones y combinaciones que se encuentre con otras energías espirituales y, finalmente, con su totalidad” .
Frente a esta realidad como objeto de conocimiento del sujeto histórico, la razón burguesa y su propuesta cultural mercantilista, tendrá que ir siendo discutida, negociada y reconstruida, porque si en algún momento de la historia, los pueblos comprendieron que para propiciar las condiciones en el ser libres, se tenía que abolir la esclavitud, hoy nos es claro que tenemos que abolir la propiedad privada de los medios de producción capitalista; para poder entrar en una nueva racionalidad sensible comunitaria y comunicativa dialógica; en todo tipo de procesos de conocimiento significativo, fundamentados en una filosofía de la liberación y de socialización de este conocimiento en la unidad consciente de la historia recorrida.
De ahí que todo proyecto educativo por minúsculo que parezca es un enorme esfuerzo en la constitución de una identidad compleja del sujeto, dada la necesidad cultural tan grande que se tiene que enfrentar en los procesos del nuevo orden de acumulación de riqueza, a través de un mercado global, con base en una política neoliberal que se aprendió como figura de mundo dual desde el momento romántico de la Ilustración burguesa, ingenua y absurda, en donde naturaleza y sociedad están escindidos en la mentalidad o antropología del ser en el desarrollo del capitalismo.
Dada la necesidad de abolición del régimen capitalista, es necesario desentrañar desde las aulas, los currículos, las escuelas, las zonas escolares, las iglesias, las empresas maquiladoras, los mercados, entre las familias, en los medios de comunicación, en las fábricas, en la guerrilla de los países latinoamericanos, con los trabajadores del campo, la ciudad, los sectores populares y las personas capaces de transformar su realidad de injusticia social, en el uso indebido de la informática y los medios de comunicación etc., utilizada para desinformar ideológicamente, decir verdades a medias, ocultar y manipular las conciencias ingenuas de las grandes mayorías; qué es lo que entraña esta propuesta de ilustración cultural y liberal burguesa, más tecnócratas ahora, en los inicios del año 2010 de desarrollo electoral; porque ya no hay más ajustes que hacer para abatir la irracionalidad y el proceso de deshumanización de este modelo capitalista imperial, que fomenta y ejecuta la privatización de lo que ha sido producto del trabajo humano históricamente, pero mientras no se revalore y reconstituya ética y moralmente con una denuncia y compromiso público, el reconocimiento del trabajo humano liberado, para lo cual habrá que aliar fuerzas; porque así no es posible la democracia, ni la justicia, ni la vida en libertad y en equidad, como aspiración de calidad humana en la vida mundial, nacional ni local.
Aunque los medios de comunicación vendedores de mercancías confundan a la opinión pública, se sabe que los grandes cambios revolucionarios tienen que empezar por la consciencia del sujeto que activa su praxis en diversas y plurales formas de organización política radical de resistencia y autodefensa preparando las condiciones objetivas y objetivas para el llamado de unisono, al conocer los hechos histórico-sociales en sus representaciones simbólicas y condiciones de vida materiales, sabiendo que los ejércitos del pueblo sólo unos cuantos los conforman, pero en las guerras justas con un espíritu de proyecto educativo de masas, sólo se irá logrando a través de las luchas de resistencia activa, que se sigan sosteniendo, multiplicando y reconociendo, de manera consciente y organizada políticamente, por la Sociedad Civil que esta sufriendo la explotación más cruel de toda la historia de la humanidad, de lo cual todo el pueblo puede ser parte disidente a la lógica de explotación y acumulación privada capitalista. Debido a esto, es importante tener claridad histórica y sensible sobre los ejemplos contrarrevolucionarios de América Latina, para que en cambio, sea un icono la integración de las culturas con un espíritu de libre realización y emancipación histórico social profunda, es decir, con un pleno sentido de vida con calidad moral, en donde se pueda comprender la creación humana en un horizonte de valores, desde los mitos, la ciencia y la tecnología que es un todo inescindible del contexto de la modernidad en la alegría del juego de la vida humanizada; un constructo del pensamiento por los seres espirituales, en donde se ha encarnado la esencia misma de la filosofía espiritualista, opuesta a la materialista; y que va dando cuenta de la teoría antropológica de la identidad en las formas del pensamiento y de la acción humanas, ya que “los métodos de interpretación difieren ampliamente, pero el fin que aspiran es siempre el mismo” , a saber la feliz emancipación de saberse reconocer entre todos y todas trabajando en compañerismo y solidaridad revolucionaria.
Para ello se tiene que asumir el papel de educar a la burguesía, a la pequeña burguesía y al proletariado, a los hombres y a las mujeres, a los empresarios y a los campesinos, a los maquiladores y a los artesanos, a los maestros y a los vendedores ambulantes, a los militares y a los soldados razos -la mayoría indígenas-, entre otras funciones más del sometimiento del capital privado; porque aquí para este siglo XXI, el que más sabe es el que tiene mayor compromiso y responsabilidad moral, en los procesos de humanización-desarrollo, o lo que es igual procesos educativos, con base en el respeto por la identidad de las culturas, y con base en una racionalidad sensible que se desprende en dos sentidos dialécticos: el respeto y la ternura; lo cual no es fácil de comprenderse, y menos de organizarlo, porque se tiene que enfrentar un nuevo papel de ciudadanos libres y responsables de su época, sintetizada ésta en su vida particular genérica a través de múltiples proyectos educativos concretos, es decir posibles de realizarse en tiempos y espacios precisos, los cuales resultan impredecibles en su contenido, temporalidad y formas de transformación vital, ya que sólo se pueden hacer análisis parciales de ellos, pues van siendo determinados por el desarrollo de la capacidad de organización social autónoma en permanente construcción única e irrepetible, es decir auténtica forma de enfrentar el mundo.
En este sentido es importante, considerar el grado de consciencia social e individual alcanzado en este sentido, dado el conocimiento, la experiencia e intuición puestos en el terreno de las organizaciones políticas de clase, entiéndase organizaciones para defender los derechos humanos desde las entrañas más sensibles, y junto a las grandes mayorías. Henry Giroux, plantea, de lo que se trata en las relaciones de poder político para vencer al abuso de poder político es, saber que: 1) no es suficiente tener la razón, 2) no tenemos que estar en desventaja, y 3) es necesario tener una estrategia o método de lucha que nos permitan llegar todos juntos y a tiempo, a través de actos concretos, estéticos, éticos y lógicos a partir de una racionalidad sensible, en donde exista una verdadera significación filosófica humanitaria de equidad; para poder comprender que más de 40 millones de habitantes viven en extrema pobreza en México por ejemplo, por lo que necesitamos poner en juego la utopía “como un todo finito e infinito, es decir, como praxis desplegada en el proceso de historicidad” para exigir e imponer el respeto al trabajo creativo, autónomo y autogestivo, lo cual es coincidente con el discurso crítico del simbolismo de Ernest Cassirer.
En este sentido Cassirer, deja la tarea de reflexionar sobre el trabajo que integra el lenguaje para cuestionar el Poder Estatal y sus estructuras de legitimación-validación en los procesos educativos, porque ahí se anuncia la crítica de la ciencia que legitima tanto al poder estatal como un ente en sí, como a la práctica de legitimación educativa, pensando en el para sí -según la concepción expuesta por Hegel y posteriormente por Marx-; es decir, que sirva para entrar en procesos de libre y voluntaria realización del ser humano como sujeto concreto, pero sólo a condición de que este sujeto cobre consciencia libre y voluntaria de ello, que da cuenta de su propia naturaleza historizada.
En el contexto de la identidad antropológica, pensamos que un proceso histórico universal o particular, sólo podrá conocerse en el despliegue y desarrollo de sus múltiples contradicciones, relaciones, figuras de pensamiento o representaciones de la realidad; por el fundamento teórico de sus conceptos, por el conocimiento diferenciado de sus partes más simples y complejas, por sus formaciones orgánica, mecánica, social o cultural, en tiempos y espacios concretamente determinados en una lógica de totalidad sumamente matizada; en donde no se excluyan los actos, lógicos, éticos y estéticos; los cuales son expresión creativa y cualidad exclusiva del sujeto histórico que indica y propone, define, decide el momento justo de unión y síntesis para la construcción social y cultural de la realidad, haciéndose responsable de ella en la abolición de la racionalidad ilustrada, con base en el arte y la creatividad, como apuesta del futuro, y que había sido derrotada por el terror que ha provocado la violación a la norma de los derechos humanos más elementales del sujeto histórico, así lo expresa Gibran Kalhif Gibran, “el hombre creador y productor de dios”.
Porque el sujeto consciente de su historia de vida-muerte-misterios-soledades-angustias-miedos, desde una dimensión general y específica, puede nombrar a través de las formas del conocimiento humano que se ubican desde el mito y la psicología de las emociones, como son las formas empíricas, de la religión, el arte o la teoría científica; ahí se encuentra el esplendor de la realidad que es capaz de captar ese sujeto emocional, sensiblemente racional en las relaciones económicas, sociales y políticas, como un ente cultural productor de esa cultura y a la vez producto de ella, como dominado o dominante. De modo que, el sujeto, sujetado a los procesos de liberación o de opresión, se identifica culturalmente de forma profunda y superflua, en una búsqueda infinita por el reconocimiento de sí mismo, por ser una síntesis particular del todo, que en la dimensión del trabajo individualcolectivo (Cantón), se refiere necesariamente al agradecimiento y convivencia dialógica con su otredad que es él mismo, es decir entre, un ‘yo’ y un ‘tú’, que abre el panorama de la existencia humana entre el sujeto de conocimiento y el objeto a conocer en su naturaleza más pura, que termina siendo un ente transformado en expresión humana en el proceso de apropiación o enamoramiento, es decir, en el amor al conocimiento; porque conoce a quién sirve, cuándo, cómo y para qué. En este sentido todo conocimiento sobre el mito del Estado, parte del supuesto de que la vida en sí y para sí incluye necesariamente al que investiga, en una identidad dialéctica entre el sujeto y el objeto, porque “el mito es el elemento épico de la primitiva vida religiosa; el rito es su elemento dramático” -plantea Cassirer-, que exige debatir sobre el pensamiento del ser existenciario de la cultura en su propia naturaleza humanizada y ya no cosificada por su mimesis hueca, triunfalista y mentirosa.
En este sentido de fuerza, poder y amor no es posible negar hoy día, sino comprender las implicaciones de la globalización imaginada en el mito del siglo XXI, por medio de la reducción del salario, la pérdida de todo derecho, incluyendo el trabajo humanizado, el empleo, la humillación de que otro controle el tiempo y el espacio genéricos, como el propio cuerpo del sujeto, puesto que éste está considerado en el orden del capital como una mercancía más, deshumanizada, manipulable por los deseos, que es lo más instintivo-humano del ser -utilizado por la mercadotecnia neoliberal militarizada democráticamente con el Proyecto Mesoamérica que amenaza la vida en libertad-, y puesta a circular en el control de calidad, para una mayor eficacia y eficiencia en los procesos de productividad carentes de espiritualidad en una segunda acumulación de capital financiero en el orden mítico- militar.
Porque es clara la tesis marxista: el cuerpo humano a través del salario es sólo una mercancía que se pone en la competencia y en la circulación para consumirse en la acumulación de los magnates monopolistas del capital privado, y por otro lado vemos, cómo la defensa sindical, como forma de organización para la acción común, se diluye con el adelgazamiento del Estado Nacional Mexicano, y del estado de Derecho que se vive como una Guerra de Baja Intensidad desplegada en el imperialismo mundial, en donde los culpables aparecen como inocentes y los inocentes como culpables en un marasmo cada vez más terrible de confusiones y malos entendidos a través del lenguaje ‘democrático de la legalidad-ilegalidad sin fronteras’, el cual evade el diálogo significativo, abierto y de denuncia crítica.
Cassirer piensa que “entre más se encierran en la abstracta universalidad de este principio, tanto más se aíslan de los aspectos particulares de la cultura espiritual y de la totalidad concreta de sus formas. La reflexión filosófica sólo sería capaz de evitar el peligro de una oclusión semejante si lograra encontrar un punto de vista que se halle por encima de todas estas formas y que, por otra parte, no se encuentre meramente más allá de ellas: un punto de vista que haga posible abarcar de una mirada la totalidad de las mismas y que no trate de asegurar otra cosa que las relaciones puramente inmanentes que guardan todas estas formas entre sí y no la relación con un ser o principio externo ‘trascendente’. Entonces surgiría un sistema filosófico del espíritu en el cual cada forma particular reciba su sentido de la mera posición en que se encuentre y en la cual su contenido y significación estén caracterizados por la riqueza y peculiaridad de las relaciones y combinaciones que se encuentre con otras energías espirituales y, finalmente, con su totalidad” .
Frente a esta realidad como objeto de conocimiento del sujeto histórico, la razón burguesa y su propuesta cultural mercantilista, tendrá que ir siendo discutida, negociada y reconstruida, porque si en algún momento de la historia, los pueblos comprendieron que para propiciar las condiciones en el ser libres, se tenía que abolir la esclavitud, hoy nos es claro que tenemos que abolir la propiedad privada de los medios de producción capitalista; para poder entrar en una nueva racionalidad sensible comunitaria y comunicativa dialógica; en todo tipo de procesos de conocimiento significativo, fundamentados en una filosofía de la liberación y de socialización de este conocimiento en la unidad consciente de la historia recorrida.
De ahí que todo proyecto educativo por minúsculo que parezca es un enorme esfuerzo en la constitución de una identidad compleja del sujeto, dada la necesidad cultural tan grande que se tiene que enfrentar en los procesos del nuevo orden de acumulación de riqueza, a través de un mercado global, con base en una política neoliberal que se aprendió como figura de mundo dual desde el momento romántico de la Ilustración burguesa, ingenua y absurda, en donde naturaleza y sociedad están escindidos en la mentalidad o antropología del ser en el desarrollo del capitalismo.
Dada la necesidad de abolición del régimen capitalista, es necesario desentrañar desde las aulas, los currículos, las escuelas, las zonas escolares, las iglesias, las empresas maquiladoras, los mercados, entre las familias, en los medios de comunicación, en las fábricas, en la guerrilla de los países latinoamericanos, con los trabajadores del campo, la ciudad, los sectores populares y las personas capaces de transformar su realidad de injusticia social, en el uso indebido de la informática y los medios de comunicación etc., utilizada para desinformar ideológicamente, decir verdades a medias, ocultar y manipular las conciencias ingenuas de las grandes mayorías; qué es lo que entraña esta propuesta de ilustración cultural y liberal burguesa, más tecnócratas ahora, en los inicios del año 2010 de desarrollo electoral; porque ya no hay más ajustes que hacer para abatir la irracionalidad y el proceso de deshumanización de este modelo capitalista imperial, que fomenta y ejecuta la privatización de lo que ha sido producto del trabajo humano históricamente, pero mientras no se revalore y reconstituya ética y moralmente con una denuncia y compromiso público, el reconocimiento del trabajo humano liberado, para lo cual habrá que aliar fuerzas; porque así no es posible la democracia, ni la justicia, ni la vida en libertad y en equidad, como aspiración de calidad humana en la vida mundial, nacional ni local.
Aunque los medios de comunicación vendedores de mercancías confundan a la opinión pública, se sabe que los grandes cambios revolucionarios tienen que empezar por la consciencia del sujeto que activa su praxis en diversas y plurales formas de organización política radical de resistencia y autodefensa preparando las condiciones objetivas y objetivas para el llamado de unisono, al conocer los hechos histórico-sociales en sus representaciones simbólicas y condiciones de vida materiales, sabiendo que los ejércitos del pueblo sólo unos cuantos los conforman, pero en las guerras justas con un espíritu de proyecto educativo de masas, sólo se irá logrando a través de las luchas de resistencia activa, que se sigan sosteniendo, multiplicando y reconociendo, de manera consciente y organizada políticamente, por la Sociedad Civil que esta sufriendo la explotación más cruel de toda la historia de la humanidad, de lo cual todo el pueblo puede ser parte disidente a la lógica de explotación y acumulación privada capitalista. Debido a esto, es importante tener claridad histórica y sensible sobre los ejemplos contrarrevolucionarios de América Latina, para que en cambio, sea un icono la integración de las culturas con un espíritu de libre realización y emancipación histórico social profunda, es decir, con un pleno sentido de vida con calidad moral, en donde se pueda comprender la creación humana en un horizonte de valores, desde los mitos, la ciencia y la tecnología que es un todo inescindible del contexto de la modernidad en la alegría del juego de la vida humanizada; un constructo del pensamiento por los seres espirituales, en donde se ha encarnado la esencia misma de la filosofía espiritualista, opuesta a la materialista; y que va dando cuenta de la teoría antropológica de la identidad en las formas del pensamiento y de la acción humanas, ya que “los métodos de interpretación difieren ampliamente, pero el fin que aspiran es siempre el mismo” , a saber la feliz emancipación de saberse reconocer entre todos y todas trabajando en compañerismo y solidaridad revolucionaria.
Para ello se tiene que asumir el papel de educar a la burguesía, a la pequeña burguesía y al proletariado, a los hombres y a las mujeres, a los empresarios y a los campesinos, a los maquiladores y a los artesanos, a los maestros y a los vendedores ambulantes, a los militares y a los soldados razos -la mayoría indígenas-, entre otras funciones más del sometimiento del capital privado; porque aquí para este siglo XXI, el que más sabe es el que tiene mayor compromiso y responsabilidad moral, en los procesos de humanización-desarrollo, o lo que es igual procesos educativos, con base en el respeto por la identidad de las culturas, y con base en una racionalidad sensible que se desprende en dos sentidos dialécticos: el respeto y la ternura; lo cual no es fácil de comprenderse, y menos de organizarlo, porque se tiene que enfrentar un nuevo papel de ciudadanos libres y responsables de su época, sintetizada ésta en su vida particular genérica a través de múltiples proyectos educativos concretos, es decir posibles de realizarse en tiempos y espacios precisos, los cuales resultan impredecibles en su contenido, temporalidad y formas de transformación vital, ya que sólo se pueden hacer análisis parciales de ellos, pues van siendo determinados por el desarrollo de la capacidad de organización social autónoma en permanente construcción única e irrepetible, es decir auténtica forma de enfrentar el mundo.
En este sentido es importante, considerar el grado de consciencia social e individual alcanzado en este sentido, dado el conocimiento, la experiencia e intuición puestos en el terreno de las organizaciones políticas de clase, entiéndase organizaciones para defender los derechos humanos desde las entrañas más sensibles, y junto a las grandes mayorías. Henry Giroux, plantea, de lo que se trata en las relaciones de poder político para vencer al abuso de poder político es, saber que: 1) no es suficiente tener la razón, 2) no tenemos que estar en desventaja, y 3) es necesario tener una estrategia o método de lucha que nos permitan llegar todos juntos y a tiempo, a través de actos concretos, estéticos, éticos y lógicos a partir de una racionalidad sensible, en donde exista una verdadera significación filosófica humanitaria de equidad; para poder comprender que más de 40 millones de habitantes viven en extrema pobreza en México por ejemplo, por lo que necesitamos poner en juego la utopía “como un todo finito e infinito, es decir, como praxis desplegada en el proceso de historicidad” para exigir e imponer el respeto al trabajo creativo, autónomo y autogestivo, lo cual es coincidente con el discurso crítico del simbolismo de Ernest Cassirer.
En este sentido Cassirer, deja la tarea de reflexionar sobre el trabajo que integra el lenguaje para cuestionar el Poder Estatal y sus estructuras de legitimación-validación en los procesos educativos, porque ahí se anuncia la crítica de la ciencia que legitima tanto al poder estatal como un ente en sí, como a la práctica de legitimación educativa, pensando en el para sí -según la concepción expuesta por Hegel y posteriormente por Marx-; es decir, que sirva para entrar en procesos de libre y voluntaria realización del ser humano como sujeto concreto, pero sólo a condición de que este sujeto cobre consciencia libre y voluntaria de ello, que da cuenta de su propia naturaleza historizada.
En el contexto de la identidad antropológica, pensamos que un proceso histórico universal o particular, sólo podrá conocerse en el despliegue y desarrollo de sus múltiples contradicciones, relaciones, figuras de pensamiento o representaciones de la realidad; por el fundamento teórico de sus conceptos, por el conocimiento diferenciado de sus partes más simples y complejas, por sus formaciones orgánica, mecánica, social o cultural, en tiempos y espacios concretamente determinados en una lógica de totalidad sumamente matizada; en donde no se excluyan los actos, lógicos, éticos y estéticos; los cuales son expresión creativa y cualidad exclusiva del sujeto histórico que indica y propone, define, decide el momento justo de unión y síntesis para la construcción social y cultural de la realidad, haciéndose responsable de ella en la abolición de la racionalidad ilustrada, con base en el arte y la creatividad, como apuesta del futuro, y que había sido derrotada por el terror que ha provocado la violación a la norma de los derechos humanos más elementales del sujeto histórico, así lo expresa Gibran Kalhif Gibran, “el hombre creador y productor de dios”.
Porque el sujeto consciente de su historia de vida-muerte-misterios-soledades-angustias-miedos, desde una dimensión general y específica, puede nombrar a través de las formas del conocimiento humano que se ubican desde el mito y la psicología de las emociones, como son las formas empíricas, de la religión, el arte o la teoría científica; ahí se encuentra el esplendor de la realidad que es capaz de captar ese sujeto emocional, sensiblemente racional en las relaciones económicas, sociales y políticas, como un ente cultural productor de esa cultura y a la vez producto de ella, como dominado o dominante. De modo que, el sujeto, sujetado a los procesos de liberación o de opresión, se identifica culturalmente de forma profunda y superflua, en una búsqueda infinita por el reconocimiento de sí mismo, por ser una síntesis particular del todo, que en la dimensión del trabajo individualcolectivo (Cantón), se refiere necesariamente al agradecimiento y convivencia dialógica con su otredad que es él mismo, es decir entre, un ‘yo’ y un ‘tú’, que abre el panorama de la existencia humana entre el sujeto de conocimiento y el objeto a conocer en su naturaleza más pura, que termina siendo un ente transformado en expresión humana en el proceso de apropiación o enamoramiento, es decir, en el amor al conocimiento; porque conoce a quién sirve, cuándo, cómo y para qué. En este sentido todo conocimiento sobre el mito del Estado, parte del supuesto de que la vida en sí y para sí incluye necesariamente al que investiga, en una identidad dialéctica entre el sujeto y el objeto, porque “el mito es el elemento épico de la primitiva vida religiosa; el rito es su elemento dramático” -plantea Cassirer-, que exige debatir sobre el pensamiento del ser existenciario de la cultura en su propia naturaleza humanizada y ya no cosificada por su mimesis hueca, triunfalista y mentirosa.
Saturday, January 9, 2010
BICENTENARIO (1810) Y CENTENARIO (1910) DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
La ideología burguesa, se fortalece al lograr que el sujeto histórico o en otra dimensión sujeto educativo, “sienta sin entender ni poder explicar políticamente el concepto de la lucha social revolucionaria, ni comprender en carne propia la razón histórica” del acto de explotación y de sometimiento; sino que se le hace ver en la CULTURA DE ROLES, como si fuera un problema individual suyo el fracaso y la frustración vividas, y no como lo que realmente es, un producto de la crisis de decadencia del sistema capitalista de explotación en su última etapa de degradación imperialista. La ideología falsea la información, tergiversa el contenido histórico y somete al pueblo trabajador en la descomposición militar y de prostitución hegemónicas; por lo que el sujeto educativo cree, que él solo es responsable y también culpable -y como es “su” problema él solo tiene que resolverlo-; es decir, como algo aislado, deshilvanado y desarticulado de la historicidad política, porque en ese comportamiento de ABUSO DE PODER POLÍTICO de la oligarquía financiera internacional, nacional y local, ésta ejerce la reproducción enajenante de los roles sociales impuestos día a día en la sobre vivencia del trabajador proletarizado; en donde es suficiente “obedecer la instrucción dada en el orden institucional y empresarial de la industria, la maquila, en el campo como trabajador “delincuente-migrante”, en la prostitución encubierta por la delincuencia organizada del narcotráfico y el narco-menudeo de indígenas campesinos, que viven en condiciones de sobre vivencia; de personas de la tercera edad y de la infancia abandonadas por “el sistema judicial, ejecutivo y legislativo espurio de Felipe Calderón, pelele del PRIAN en México”; porque no es posible dejar de lado en la comprensión de los ROLES DE DOMINACIÓN, la historicidad social del devenir de la escuela dogmática religiosa y de la escuela militarizada con prácticas de crueldad, con matices neofascistas hoy día abiertos y cotidianos, así se ocultan los misterios de esa explotación del trabajo en las relaciones de abuso de poder político burgués, tan semejante las luchas del movimiento social a aquel espíritu revolucionario que enfrentó la lucha encabezada desde Espartaco, Morelos, Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Zapata, Francisco Villa, los hermanos Flores Magón por citar los más emblemáticos, en la dialéctica entre el amo y el esclavo, y que aún no termina de comprenderse en el reconocimiento de la lucha de clases y en el sistema de roles para la reproducción de la cultura burguesa por las grandes mayorías proletarizadas y vejadas en su máxima expresión.
Dichas relaciones del comportamiento discriminatorio y de exclusión que impone el ejemplo a través del aprehendizaje del régimen de explotación capitalista, cada día son mayormente deshumanizadas en sus prácticas que se reproducen socialmente, por la condición de vida que genera la hegemonía dominante de cada época hasta llegar al momento vigente en el trabajo tercerizado; así son gestadas y desarrolladas tales luchas en las relaciones de producción esclavistas, feudales, capitalistas e imperialistas de hoy, no como una historicidad lineal o esquematizada, sino entendiendo este devenir de poderío del abuso de poder de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN dialécticamente; pero el pensamiento y el conocimiento consciente, sobre las condiciones materiales de vida de la clase proletaria, no las puede tal clase -aún explicar conceptualmente-, pero sí lo sufre permanentemente en la reproducción de roles enajenantes y sin sentido.
De manera que en la historicidad de estos conocimientos de la praxis revolucionaria, hoy es posible resignificar en el ámbito de la Pedagogía Crítica, la fase superior y ULTIMA del desarrollo capitalista, de acuerdo a la teoría científica de Vladimir Ilich Lenin, lo cual se tendrá que ir popularizando en el ambiente proletario de la educación de masas, no sólo como curiosidad, duda e intuición desde su clase de pertenencia, sino como pruebas de la FUERZA de la razón proletaria en la lucha misma de clases que se agita permanente y aceleradamente en la autodefensa y la resistencia, aunque aún sea por demandas económicas y no abiertamente políticas de unidad para un cambio del modo de producción social; porque en este proceso educativo político, no encuentran -aún cómo organizarse- en la lucha de masas generalizada, por lo que se considera en el movimiento social en México desde el Diálogo Nacional como uno de los espacios de lucha, que se está en una etapa de acumulación de fuerzas, preparando la unidad en un Frente único y en una Central sindical revolucionaria, a través del paro político general y la huelga nacional contra el sistema de explotación capitalista, fundamentados en la teoría práctica que supera a los roles de funcionalidad mimetizada y encarnada en cada sujeto educativo, los logros de esta lucha son un trabajo de la educación política de masas que está permanentemente construyéndose, no sólo en México sino como tendencia en América Latina y en horizontes más amplios de la lucha proletaria, en donde la clase obrera definirá la rítmica y cadencia revolucionaria al socialismo-comunismo internacionales de acuerdo a las leyes científicas que aporta el materialismo histórico dialéctico.
Esta teoría se puede apreciar en el proceso de aprehendizaje desde la Pedagogía Crítica, que habla de la división forzada por el proceso capitalista de industrialización, entre el campo y la ciudad, las implicaciones de la separación del trabajo manual y del intelectual, en la desarticulación de la docencia y de la investigación, así como de la acumulación y centralización del capital a costa de la explotación del trabajo esclavo, servil y proletario; resignificado como proceso educativo desde una visión de totalidad concreta política inescindible, para potenciar programas educativos teniendo consciencia de la clase social de pertenencia y de las contradicciones que es necesario enfrentar y superar en el proceso de humanización, es decir de liberación de los roles del individualismo egoísta de superioridad e imaginarios aristócratas, porque nadie nació para padecer hambre, ignorancia ni engaño, sino para desarrollar integralmente todas las capacidades intelectuales, físicas y morales, como lo expone la Teoría Pedagógica universal objetiva, y también la nacional en la praxis revolucionaria concreta.
Con esta necesidad de clase, se sostiene en las tesis marxistas, la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología divina de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o lo que es lo mismo la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.
En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”
Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.
Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.
Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.
Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.
En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.
Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE, sustentado en la calidad humana concreta, es decir política; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS, ya que es una categoría que se va acuñando a través del tiempo en las relaciones de poder político del sujeto histórico en sí, de sí y para sí, como una socioepistemología (Cantoral) para defenderse de todo aquello que lo somete, como un individualcolectivo (Cantón).
Sólo falta una educación de masas que potencie el sentido político del ser humano en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación.
Por tanto para enfrentar al sistema de explotación, es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:
a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.
b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.
c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.
Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeño burgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contra hegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México como se derivó de la lucha revolucionaria de 1910 a 1917, por eso hoy requerimos de una nueva constituyente.
Dichas relaciones del comportamiento discriminatorio y de exclusión que impone el ejemplo a través del aprehendizaje del régimen de explotación capitalista, cada día son mayormente deshumanizadas en sus prácticas que se reproducen socialmente, por la condición de vida que genera la hegemonía dominante de cada época hasta llegar al momento vigente en el trabajo tercerizado; así son gestadas y desarrolladas tales luchas en las relaciones de producción esclavistas, feudales, capitalistas e imperialistas de hoy, no como una historicidad lineal o esquematizada, sino entendiendo este devenir de poderío del abuso de poder de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN dialécticamente; pero el pensamiento y el conocimiento consciente, sobre las condiciones materiales de vida de la clase proletaria, no las puede tal clase -aún explicar conceptualmente-, pero sí lo sufre permanentemente en la reproducción de roles enajenantes y sin sentido.
De manera que en la historicidad de estos conocimientos de la praxis revolucionaria, hoy es posible resignificar en el ámbito de la Pedagogía Crítica, la fase superior y ULTIMA del desarrollo capitalista, de acuerdo a la teoría científica de Vladimir Ilich Lenin, lo cual se tendrá que ir popularizando en el ambiente proletario de la educación de masas, no sólo como curiosidad, duda e intuición desde su clase de pertenencia, sino como pruebas de la FUERZA de la razón proletaria en la lucha misma de clases que se agita permanente y aceleradamente en la autodefensa y la resistencia, aunque aún sea por demandas económicas y no abiertamente políticas de unidad para un cambio del modo de producción social; porque en este proceso educativo político, no encuentran -aún cómo organizarse- en la lucha de masas generalizada, por lo que se considera en el movimiento social en México desde el Diálogo Nacional como uno de los espacios de lucha, que se está en una etapa de acumulación de fuerzas, preparando la unidad en un Frente único y en una Central sindical revolucionaria, a través del paro político general y la huelga nacional contra el sistema de explotación capitalista, fundamentados en la teoría práctica que supera a los roles de funcionalidad mimetizada y encarnada en cada sujeto educativo, los logros de esta lucha son un trabajo de la educación política de masas que está permanentemente construyéndose, no sólo en México sino como tendencia en América Latina y en horizontes más amplios de la lucha proletaria, en donde la clase obrera definirá la rítmica y cadencia revolucionaria al socialismo-comunismo internacionales de acuerdo a las leyes científicas que aporta el materialismo histórico dialéctico.
Esta teoría se puede apreciar en el proceso de aprehendizaje desde la Pedagogía Crítica, que habla de la división forzada por el proceso capitalista de industrialización, entre el campo y la ciudad, las implicaciones de la separación del trabajo manual y del intelectual, en la desarticulación de la docencia y de la investigación, así como de la acumulación y centralización del capital a costa de la explotación del trabajo esclavo, servil y proletario; resignificado como proceso educativo desde una visión de totalidad concreta política inescindible, para potenciar programas educativos teniendo consciencia de la clase social de pertenencia y de las contradicciones que es necesario enfrentar y superar en el proceso de humanización, es decir de liberación de los roles del individualismo egoísta de superioridad e imaginarios aristócratas, porque nadie nació para padecer hambre, ignorancia ni engaño, sino para desarrollar integralmente todas las capacidades intelectuales, físicas y morales, como lo expone la Teoría Pedagógica universal objetiva, y también la nacional en la praxis revolucionaria concreta.
Con esta necesidad de clase, se sostiene en las tesis marxistas, la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología divina de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o lo que es lo mismo la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.
En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”
Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.
Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.
Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.
Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.
En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.
Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE, sustentado en la calidad humana concreta, es decir política; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS, ya que es una categoría que se va acuñando a través del tiempo en las relaciones de poder político del sujeto histórico en sí, de sí y para sí, como una socioepistemología (Cantoral) para defenderse de todo aquello que lo somete, como un individualcolectivo (Cantón).
Sólo falta una educación de masas que potencie el sentido político del ser humano en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación.
Por tanto para enfrentar al sistema de explotación, es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:
a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.
b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.
c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.
Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeño burgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contra hegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México como se derivó de la lucha revolucionaria de 1910 a 1917, por eso hoy requerimos de una nueva constituyente.
Saturday, December 26, 2009
SENSIBILIDAD Y FORMACIÓN EN LA RELACIÓN DE PODER POLÍTICO
“¿Vas corriendo delante de todos? ¿Lo haces
como pastor o como ser excepcional?
Puede haber un tercer caso: el que corre porque
huye... Primer caso de conciencia”.
Friedrich Nietzsche
SENSIBILIDAD Y FORMACIÓN
Para hablar de la sensibilidad, como la forma de sentir la necesidad del otro en el momento instante necesario de la historicidad del derecho humano en los mitos de un sueño colectivo, es indispensable ante todo, empezar a hablar sobre el orden militar que entraña la lógica de acumulación capitalista machista, racista y dominante, como un tejido fundamental del cuerpo, a través del peso judeo-cristiano, implantado con el catolicismo e interiorizado como trauma de inferioridad, desconfianza y prepotencia, para negar la capacidad de la toma de posiciones sobre las vidas, los cuerpos y los límites de la autonomía a través de los siglos en la formación del autorreconocimiento del sujeto.
En el proceso de autorreconocimiento de la formación del sujeto histórico, en sus múltiples particularidades que lo distinguen en un espacio y tiempo determinados históricamente, como fue el siglo de las luces o revolución ilustrada, entre la diversión y las guerras, que se ejercitan para debilitar y destruir las fuerzas sensibles en la formación del sujeto. Ello sucede, en cuanto al paso de un equilibrio de recursos y de gastos en la acumulación de las fuerzas como capacidades humanas, con vistas a su crecimiento, descubriendo su esencia histórica y comprendiéndola; ahí se ve la exposición del ser, a través de su complejidad más íntima, siendo lo divino uno de sus síntomas; nos interesa desentrañarlo para conocer algunos aspectos sobre el proceso de constitución del sujeto histórico sensible, como sujeto particular y universal deteniendo lo esencial de lo sensible racional en su necesidad profunda, justa y compleja.
La concepción de Georges Bataille, nos acerca a algunos elementos de la teoría de la religión, que ha encerrado los más fuertes sentimientos instintivos antropomórficos del sujeto, lo cual hace referencia a la forma que tiene parecido con el hombre, para formar una cultura de respeto a los derechos sexuales, legales, de autonomía, de justicia social, por medio de la educación pública y de la democracia contemporáneas, para acceder a una cultura de autonomía y a la educación humana en general, como proceso de emancipación social; ahí la mística, la poesía y la literatura en los procesos de formación de esas historias humanizan los sentidos entre poseedores y desposeídos, para reflexionarlo con claridad, distinguiendo los intereses de unos y de otros, porque detener lo esencial de la historia en los procesos de formación, significa eliminar lo falso para conservar lo verdadero.
En este sentido hablar del ámbito de la formación del sujeto histórico, equivale a reflexionar sobre una propuesta educativa en el contexto histórico de la modernidad y sus posibilidades de vida autónomas, para reconocer en el proceso de formación del sujeto universal y particular, las implicaciones que conlleva la formación docente, la praxis docente y el poder político, en un sentido formal como validación y en un sentido crítico e inconmensurable en el tenor de la sensibilidad que cuestiona lo tradicional impuesto; la intención es ir encontrando en los procesos de formación sensible en plenitud, los entramados de la formación formal y crítica en cuanto a su forma y contenido, así como se muestra en el sujeto que tiene memoria de su historia y de sus derechos humanos conforme a la identidad cultural diferenciada
Conceptuación de sensibilidad
Con la intención de distinguir algunos elementos de identidad cultural, en la expresión sensible del autorreconocimiento del sujeto en formación, que va indicando su integridad humana, más allá de sus emociones y pasiones, planteándolo así con base en una concepción amplia de cultura, en donde se pueda pensar a la realidad sensible del sujeto en múltiples espacios posibles, de acuerdo a las analogías en el ejercicio del poder contextuado social e históricamente, como un enfrentamiento cultural entre dos razones distintas, en donde se ven expresadas las partes más simples del todo, es decir, la totalidad sintetizada en una multiplicidad de determinaciones particulares matizadas, diferenciadas y entreveradas desde diferentes sentidos de vida que son contradictorios y aparentemente irresolubles, pero sólo son síntesis de contenidos y de formaciones históricas complejas y simples a la vez que están en equilibrio y desequilibrio en los sentimientos humanos.
El paso de cómo se han ido equilibrando los recursos y los gastos en la acumulación de fuerzas con un sentido de crecimiento, dentro de la lógica del orden militar, muestra rasgos en el campo de la subjetividad, que dan cuenta no sólo de esas relaciones de justicia, equidad, derecho, obligación, crueldad, vileza, indiferencia y de la intimidad de lo divino-sagrado, como formas inconmensurables del ser en distintas dimensiones de conocimiento social internalizadas en el sujeto histórico, como son aspectos psicoanalíticos y de antropomorfismo, en una condición histórico social y existencial, los cuales están en pleno movimiento, contradicción, cambio y transformación de la expresión social del ser racional sensible, es decir en permanente proceso de autorreconocimiento.
Desde este campo ontológico se puede reflexionar la lógica epistémica en posibles interpretaciones, que correspondan con la realidad del proceso educativo o de humanización y de uno de sus ámbitos que es la teoría pedagógica, entendida como el arte de aprender el mundo y de saber qué hacer con él en el ejercicio justo del poder con capacidad humana, que es en sí el derecho esencial del ser dignificado y no subestimado, porque sustenta su vida en un sentido de cooperación, de respeto y de entendimiento; mediado este autorreconocimiento del sujeto por un proceso de consolidación cultural en beneficio de la necesidad vital de las mayorías.
Bataille propone, acerca de la concepción sensible del sujeto, que enfrenta lo utilitario y la pura funcionalidad instrumental, un sacrificio; e inicia su argumentación así “el sacrificio humano atestigua al mismo tiempo un exceso de riqueza y una manera penosa de gastar. Desemboca en conjunto en la condena de los sistemas nuevos bastante estables, cuyo crecimiento era débil y en los que el gasto era a la medida de los recursos” .
Aquí la pregunta obligada en relación con la sensibilidad, para crear las representaciones culturales del sacrificio, en donde se logre alcanzar la generosidad violenta y sin cálculo, sería pensar en los procesos de formación de entendimientos sobre lo siguiente: ¿Qué es lo que se gasta, quién lo gasta o se gasta, y a costa de quién se gasta qué?
Como se puede comprender este entramado inicia con el reconocimiento de una lucha de fuerzas ante el poder militar que conlleva una lógica interna, la cual representa a una época en la historicidad de la humanidad y de sus diversas culturas que se enfrentan en las relaciones de poder, ante el trabajo enajenado y el trabajo creativo humanizado. En este sentido se plantea la tesis de que “el orden militar pone fin a los malestares que respondían a una orgía de consumo” , para que de él pudiera crecer el poder, a través del espíritu metódico de conquista, que es contrario al sacrificio, aquí la pregunta es ¿de qué sacrificio se habla, es decir, a quién se sacrifica y quien se coloca como el sacrificado?. Ya que los reyes militares se rehusan al sacrificio e imponen la subordinación de ese orden militar, que versa entre el derecho y la moral, el cual tratamos enseguida.
SOBRE EL PRINCIPIO DEL ORDEN MILITAR, EL DERECHO Y LA MORAL
Según Bataille, es simplemente la desviación sistemática de la violencia hacia el exterior lo que propicia el orden militar, pues si la violencia ejercida hace estragos en su interior, se opone a ella en la medida que puede como expresión autoconsciente en la racionalidad sensible del sujeto, para volver a desviarla hacia afuera con un fin real… De tal manera que el orden militar… ya no apunta como lo hacia en la guerra y en la fiesta un sistema social arcaico, al mayor gasto de fuerzas, ahora lo hace sometido al máximo a un principio de rendimiento: como hecatombes rituales, y la conquista es una operación metódica con vistas al ensanchamiento del imperio .
En cuanto a la posición de un imperio como la cosa universal absoluta, se aclara que el imperio es el sometimiento en sí del orden real ensimismado, en donde todas son cosas que están a su disposición, como cosa universal, “en ese punto” y aunque hay resistencias no puede tener un carácter soberano, y aunque encuentre aperturas son un vacío, revelando la imposibilidad de la subordinación infinita que se capta en los espacios de sensibilidad del sujeto , porque es una lucha de fuerzas -como plantea Hegel, entre el amo y el esclavo- en donde la pregunta se abre nuevamente ¿quién es el subordinado de quién en la voluntad histórica virtuosa del sujeto?.
El imperio como cosa universal (vacía en su “universalidad” como desviación de la violencia hacia el exterior, “desarrolla necesariamente el derecho que asegura la estabilidad del orden de las cosas... porque el derecho define las relaciones del individuo-cosa para retarlo a redescubrir si tiene derecho a la moral…, en donde lo moral conlleva una fuerza pública, que puede vivirse en la sanción de una violencia interior del individuo, como algo íntimo , en lo que comúnmente en la hegemonía racionalista instrumental, se llama doble moral entre lo que se dice y en lo que se hace -o lo que se hace y no se dice-, pero expresado sólo en su uso moralino y obscuro en las relaciones de poder, es decir, vivido sin intensidad ni significados sagrados en esa transformación regenerativa del ser, asumido históricamente como un individualcolectivo (Cantón); lo cual está justo, en la complejidad de la existencia, que el derecho de equidad reclama en la autoconciencia del sujeto.
Por ello “…en el interior del mundo divino, los elementos fastos y puros se oponen a los elementos nefastos e impuros, y los unos y los otros aparecían igualmente alejados de lo profano (mundano)… por eso… la inmanencia de lo divino es peligrosa… destruye por contagio aquello a lo que se aproxima… . En esos deslizamientos antiguos se inicia un proceso ante el caos, y es el pensamiento reflexivo sensible, que define las reglas morales, enuncia las relaciones universalmente obligatorias entre los individuos y la sociedad o entre los mismos individuos, como personas, naciones, grupos, clases sociales o mundo. Esencialmente esas relaciones obligatorias son las que aseguran el orden del estado de cosas producidas, valoradas y acostumbradas como sagradas. Esas que retoman a veces prohibiciones que fundan al sujeto (que constituye otra manera de detener lo esencial) en el orden íntimo (tal como la del crimen) … enfrentando una libertad caprichosa del orden mítico, porque ahí lo que entrevera es la identidad, el orgullo, la distancia, la disposición y la dignidad de saberse o no querido, es decir reconocido y valorada la necesidad del aprecio del trabajo humano compartido, pues se trata de que el otro sepa sentir el deseo en su otredad necesitada y pueda reflexionarla para actuar en consecuencia humanamente, auténticamente sensible en el proceso de formación; pero si se está en el imperio del individuo-cosa, no hay posibilidad más que de la violencia ejercida en el crimen, incluyendo el sacrificio sangriento de la soberbia, ya que sólo es posible la soberanía cuando la divinidad negra se desplaza a la blanca a través de la humildad principalmente.
Admitido el poder operatorio de lo divino sobre lo real, vemos que el hombre hace prácticamente la subordinación de lo divino a lo real… reduciendo su violencia al orden real que es la moral, para que el orden real (los que saben) se pliegue, justamente en la moral, al orden universal de la razón ... Pero esa razón que es ...de hecho, la forma universal de la cosa (idéntica a sí misma) y de la operación (de la acción)... , en donde la razón y la moral unidas tienen una condición divina soberana y benevolente sobre ese orden, subordinando lo “divino” a lo real…, que está siendo reducido a su violencia y a la sanción del orden real que es la moral, cuando todavía se puede plegar al orden universal de la razón.
Porque “racionalizan y moralizan la divinidad, en el movimiento mismo en que la moral y la razón son divinizadas... en un sentido blanco de construcción en donde sí es posible… todo ello fundado en el caos de ...una bipartición, por un desplazamiento de los límites y por una inversión de los valores... En este sentido ... lo sagrado está dividido en sí mismo: lo sagrado negro y nefasto se opone a lo sagrado blanco y fasto y las divinidades que participan de uno o de otro no son ni racionales ni morales” , sino que el sujeto sólo se juega entre lo público y lo íntimo en una complejidad de puntos de convergencia, en donde no existe la seguridad de nada, pero es la apuesta a lo sagrado, es decir, a la vida, que es lo mismo que el derecho de decidir, cómo querer vivir muriendo cada vez en la otredad de lo inconmensurable de la trascendencia sensible fundada en su razón humanizada en aquello por lo que lucha.
En este sentido la negación de la inmanencia de lo divino y la posición del sujeto en la trascendencia de una razón sensible -Bataille aclara que- “la inteligencia o el concepto, situado fuera del tiempo, es definido como un orden soberano, al que el mundo de las cosas se subordina como lo hacía a los dioses de la mitología... Pero su trascendencia es de otra naturaleza que aquélla, indecisa, de lo divino de la religión arcaica” en el momento de la subversión ante el hechizo de lo abstracto absoluto, como una fuerza hegemónica que parece inmutable en la facultad del proceso de formación sensible para alcanzar a esos seres libertarios.
“Esta trascendencia secundaria difería profundamente de la del mundo inteligible, que permanece para siempre separada del mundo sensible. La trascendencia de un dualismo profundizado es el paso de un mundo a otro. O, mejor, la salida de este mundo, salida del mundo sin más -pues, opuesto al mundo sensible, el mundo inteligible no es tanto que sea otro mundo como que está fuera del mundo” , ese es el principio de deshumanización del poder militar y la complejidad de la existencia en el proceso de formación sensible del sujeto, que es posible reflexionar en el cuidado de la cultura social de clase.
Sin embargo el hombre de la intimidad perdida… como sabe de su sitio no le es extraña la operación, ni su nostalgia ante la nada, de modo que en el poder militar todos tienen una carga afectiva que pagar, todo ello en la subjetividad del sujeto, de acuerdo a ese eterno retorno que se hace hegemónico en las luchas de resistencia ante la insensibilidad consigo mismo, porque en su retorno se encuentra separado de todas las cosas… que ya no puede humanizar y sólo trata de olvidarlas abandonándolas, pero en el estado más animal e inconsciente vuelven a estar presentes, como actos irresolubles que se tornan nuevamente en violencia, aunque ésta puede ser sublimada, como alternativa de superación o de trascendencia cultural humanizada.
Cultura humanizada ante la angustia del sacrificio de un proceso de formación, en donde la exclusión racional del mundo sensible y la violencia de la trascendencia (lo intelegible), como construcción cultural, se expresa principalmente en ya no poder sentir el pensamiento o deseo del otro, porque su necesidad no le toca, ya no trasciende en su ser, por ello para aliviarse es mejor la evasiva y la exclusión racional del mundo sensible , porque ese es el espacio más peligroso para el orden militar.
Es importante destacar que “lo ininteligible puro es en el interior del mundo sensible una destrucción al mismo tiempo demasiado entera e impotente” Porque la impotencia de estar en el mundo como cosa, pues la operación militar destruye una cosa precisa aisladamente, por la negación que es la violencia, que está impersonalmente en el mundo como cosa, y ello sólo implica alterar y preservar el orden de las cosas, negándolo en sus efectos reales, es decir, en la trascendencia de la razón y de la moral como constitución cultural común, de modo que quien define el mal pone el orden en peligro, porque la debilidad del sacrificado era perder a la larga su virtud y finalmente ordenar un orden de las cosas sagradas, no menos servil que el de los objetos reales . En este sentido ya se hizo hegemónica la violencia en movimiento, la cual no puede ser mantenida mucho tiempo, porque se corre el riesgo de caer en la somnolencia-pasividad, y en ese espacio deshumanizado ya no se confrontan el bien del espíritu y el mal de la materia; y así, ya sin contrapartida se da el imperio del orden real en procesos de exclusión racional discriminatorio del mundo sensible del trabajo humanizado. Definiéndose abiertamente un mundo de libre violencia, que tiene un lugar negativo, como forma del orden y actitud militar para resguardar la lógica de la industria, en un sentido de insensibilidad, como forma dominante y militar de evasión por una exclusión racional de apertura del diálogo de la rectitud y de la bondad militar en el reconocimiento al trabajo creativamente humanizado como un puente de salvación.
EL PUENTE EN LA TRANSICIÓN HISTÓRICA
En relación a la sensibilidad y a la debilidad general de la divinidad moral y de la fuerza del mal, Bataille cuestiona, si despertar, es el sentido del dualismo, del inevitable sueño que vuelve a instalar la posición del mal, desencadenando la violencia, que se fundamenta en los resentimientos y malos entendidos; como un eterno retorno -recuperando la idea de Nietzsche-, es decir, impidiendo a la humanidad sencilla, poder vivir en el poder, en una pérdida de la otredad, siempre en una purificación ulterior, que es la huída ante los juicios de valor en las relaciones de poder emanciparse humanamente o ejercer el derecho de la apariencia superflua del enredo y la perversión de las almas o consciencia histórica, en procesos de emancipación social.
Referimos a la mediación como tránsito histórico, que aparece como un puente, que indica el como si se pudiera, se refiere a tener que responder en el poder de dos sentidos: alterar o conservar el orden de las cosas. Y así se aprecia que “La principal debilidad del dualismo es no ofrecer puesto legítimo a la violencia más que en el momento, de pura trascendencia, de la exclusión racional del mundo sensible. Pero la divinidad del bien no puede mantenerse en ese grado de pureza: por parte del fiel, de una búsqueda de comunicación íntima, pero esta sed de intimidad no será nunca saciada… El bien es una exclusión de la violencia y no puede haber ruptura del orden de las cosas separadas, ni intimidad sin violencia: por derecho el dios del bien está limitado a la violencia con la que excluye la violencia y no es divino, accesible a la intimidad, más que en la medida en que, de hecho, conserva en él la vieja violencia, que no ha tenido el rigor de excluir, y en esta medida no es el dios de la razón que es la verdad del bien. En principio eso compromete el marchitamiento de lo divino moral en provecho del mal” . Lo que muestra en ese tránsito dual, es que si la esencia de la otredad es la evasión no puede haber sensibilidad, más que aquella reprimida en el retorno que se potencia o se sublima en la violencia -explica Bataille-.
Respecto a la mediación del mal y la impotencia del dios vengador, ante la violencia sufrida de un divino desorden, que no es lógico, ni bueno ni bello; viene el crimen como una puerta abierta en el puente, que sólo restaura la razón sensible consciente e inconsciente, pero por mientras, se carga como una lápida de tumba que pesa mucho sobre los hombros, tratando de alcanzar a ver una rendija de luz, por donde salir dispuesto a la siguiente batalla en torno a la cultura que impone históricamente la clase social de pertenencia en la identidad de sus múltiples matices de participación social e individual; sin evasivas a la razón, sin groserías de humillación, sin cortar la vida constantemente ante la impotencia de la razón sensible por salvar la dignidad, como pura moralidad racional, de una mediación necesaria de su divinidad escindida, cosificada, y esperando ser nombrada en aquello que no está destruido desde fuera.
En la historia de la humanidad el sacrificio de la divinidad, en la segunda mediación que trata de conservar el orden de las cosas, es la divinidad misma la que la sufre en un Dios de venganza, que se enfrenta al amor y a la nobleza, como víctima ofrecida que es la propia divinidad, como una ofrenda ante las cosas muertas, en un retorno al orden íntimo, como un mundo de la soberanía y de la resistencia del ser ante la naturaleza sensible de lo sagrado.
Pero ¿quién comete el pecado original, ante lo sagrado pervertido en esa transición histórica de pertenencias?, porque sólo es sacrificado lo que sirve, aunque no se sepa, pero cuando se sabe que no se puede ser reducido a cosa, no queda más que su destrucción, en tanto que es una cosa, es decir, que sólo se deja de estar sometido como estaba a las mismas cosas en la relación de poder; aquí entra el sentido de pertenencia, compromiso, participación y obligación íntima y sagrada, en cuanto ¿qué es y cómo se da la servidumbre voluntaria?; en un más allá ininteligible del ser, en el que se sitúa la intimidad, que tampoco nunca está del todo satisfecha, sino en potencia ante el nuevo desvío; así en el sacrificio de la divinidad se une a la exclusión general de las violencias dadas. “La violencia misma sin la que la divinidad no hubiera podido arrancarse al orden de las cosas es rechazada como debiendo no ser. La divinidad no permanece divina más que por medio de lo que condena” , en donde algo de su liberación aparece en la razón sensible auténtica, y ello conlleva un proceso educativo y una tarea pedagógica en y con la militancia de clase, de acuerdo a la propuesta de fundamentación científico marxista.
Porque lo divino entregado a la operación en la mediación de su contradicción interna, conlleva generalmente al orden real del contexto histórico concreto, sin embargo ¿quién ha subordinado a quién en las relaciones de poder? El intento es entonces atravesar el puente, en el orden cultural de concepciones políticas y prácticas de ese poder, como ejercicio del derecho, en un mundo de confusiones del eterno retorno de la intimidad (la salvación). Pues Bataille, plantea que “Finalmente el hombre de la salvación ha introducido más los principios del orden de las cosas en el orden íntimo que lo que ha subordinado ese orden productor a las consumaciones destructivas del orden íntimo” en un permanente autorreconocimiento de la violencia innecesaria y de la necesaria, en la conformación sensible del ser histórico social en la cultura de pertenencia; de acuerdo a los sistemas de parentesco (biológico y ritual); al lenguaje como idioma étnico; al territorio ancestral; a la Nación, como ciudadanía nacional; a la región etno-linguística; a la organización del trabajo; a la participación política; al complejo religioso-ritual; y a los ancestros, como tradición de la memoria colectiva -indica Gilberto Giménez-.
En el sentido de la pertenencia cultural, “no solamente las violencias que la moral condena se ven ahí liberadas por todas partes, sino que un debate tácito se instituye entre las obras de salvación, que sirven al orden real, y las que se les escapan, que la estricta moral repudia, y que dedican sus recursos útiles a las destrucciones suntuarias de la arquitectura, de la liturgia o de la ociosidad contemplativa” . Lo interesante del orden militar en el proceso de industrialización -que destaca Bataille-, es el mensaje de ¡sálvese quien pueda! Pero con calidad moral y con fundamento racional, activados en la superación del puente históricamente constituido; hasta que se pueda instalar la verdadera lucha de fuerzas entre el amo y el esclavo, y así tolerar, resistir, proponer, intentar, negociar, platicar-discutir, y no huir sin responder en el silencio y el olvido, hasta que el silencio y el olvido den la paz, como un mito cultural; de la ausencia, la muerte, la soledad y la violencia militar hegemónica, que ejerce la lógica irracional del capital, y que aleja de la libertad y del orden íntimo real al sujeto de la historia, que no pueden subordinarse en sí en el orden de su cultura; sin embargo, en el mundo antropomórfico de los simbólicos sagrados, es decir en lo sensible de la filiación moral de la solidaridad, vuelve en ese eterno retorno, la pregunta que interroga sobre el sentir íntimo de lo humano; así pasan muchas cosas inconmensurables en el dualismo moral, de los límites de la razón y de la religión, como un orden militar que envuelve el crecimiento industrial tecnologizante, desde una condición particular y universal, como la síntesis más simple y a la vez la más compleja de la historia, en la parte íntima de ese momento-instante histórico de toda la realidad existente. De este modo indica Bataille, que la vida es un bien frágil, un bien en extremo que hay que atravesar.
como pastor o como ser excepcional?
Puede haber un tercer caso: el que corre porque
huye... Primer caso de conciencia”.
Friedrich Nietzsche
SENSIBILIDAD Y FORMACIÓN
Para hablar de la sensibilidad, como la forma de sentir la necesidad del otro en el momento instante necesario de la historicidad del derecho humano en los mitos de un sueño colectivo, es indispensable ante todo, empezar a hablar sobre el orden militar que entraña la lógica de acumulación capitalista machista, racista y dominante, como un tejido fundamental del cuerpo, a través del peso judeo-cristiano, implantado con el catolicismo e interiorizado como trauma de inferioridad, desconfianza y prepotencia, para negar la capacidad de la toma de posiciones sobre las vidas, los cuerpos y los límites de la autonomía a través de los siglos en la formación del autorreconocimiento del sujeto.
En el proceso de autorreconocimiento de la formación del sujeto histórico, en sus múltiples particularidades que lo distinguen en un espacio y tiempo determinados históricamente, como fue el siglo de las luces o revolución ilustrada, entre la diversión y las guerras, que se ejercitan para debilitar y destruir las fuerzas sensibles en la formación del sujeto. Ello sucede, en cuanto al paso de un equilibrio de recursos y de gastos en la acumulación de las fuerzas como capacidades humanas, con vistas a su crecimiento, descubriendo su esencia histórica y comprendiéndola; ahí se ve la exposición del ser, a través de su complejidad más íntima, siendo lo divino uno de sus síntomas; nos interesa desentrañarlo para conocer algunos aspectos sobre el proceso de constitución del sujeto histórico sensible, como sujeto particular y universal deteniendo lo esencial de lo sensible racional en su necesidad profunda, justa y compleja.
La concepción de Georges Bataille, nos acerca a algunos elementos de la teoría de la religión, que ha encerrado los más fuertes sentimientos instintivos antropomórficos del sujeto, lo cual hace referencia a la forma que tiene parecido con el hombre, para formar una cultura de respeto a los derechos sexuales, legales, de autonomía, de justicia social, por medio de la educación pública y de la democracia contemporáneas, para acceder a una cultura de autonomía y a la educación humana en general, como proceso de emancipación social; ahí la mística, la poesía y la literatura en los procesos de formación de esas historias humanizan los sentidos entre poseedores y desposeídos, para reflexionarlo con claridad, distinguiendo los intereses de unos y de otros, porque detener lo esencial de la historia en los procesos de formación, significa eliminar lo falso para conservar lo verdadero.
En este sentido hablar del ámbito de la formación del sujeto histórico, equivale a reflexionar sobre una propuesta educativa en el contexto histórico de la modernidad y sus posibilidades de vida autónomas, para reconocer en el proceso de formación del sujeto universal y particular, las implicaciones que conlleva la formación docente, la praxis docente y el poder político, en un sentido formal como validación y en un sentido crítico e inconmensurable en el tenor de la sensibilidad que cuestiona lo tradicional impuesto; la intención es ir encontrando en los procesos de formación sensible en plenitud, los entramados de la formación formal y crítica en cuanto a su forma y contenido, así como se muestra en el sujeto que tiene memoria de su historia y de sus derechos humanos conforme a la identidad cultural diferenciada
Conceptuación de sensibilidad
Con la intención de distinguir algunos elementos de identidad cultural, en la expresión sensible del autorreconocimiento del sujeto en formación, que va indicando su integridad humana, más allá de sus emociones y pasiones, planteándolo así con base en una concepción amplia de cultura, en donde se pueda pensar a la realidad sensible del sujeto en múltiples espacios posibles, de acuerdo a las analogías en el ejercicio del poder contextuado social e históricamente, como un enfrentamiento cultural entre dos razones distintas, en donde se ven expresadas las partes más simples del todo, es decir, la totalidad sintetizada en una multiplicidad de determinaciones particulares matizadas, diferenciadas y entreveradas desde diferentes sentidos de vida que son contradictorios y aparentemente irresolubles, pero sólo son síntesis de contenidos y de formaciones históricas complejas y simples a la vez que están en equilibrio y desequilibrio en los sentimientos humanos.
El paso de cómo se han ido equilibrando los recursos y los gastos en la acumulación de fuerzas con un sentido de crecimiento, dentro de la lógica del orden militar, muestra rasgos en el campo de la subjetividad, que dan cuenta no sólo de esas relaciones de justicia, equidad, derecho, obligación, crueldad, vileza, indiferencia y de la intimidad de lo divino-sagrado, como formas inconmensurables del ser en distintas dimensiones de conocimiento social internalizadas en el sujeto histórico, como son aspectos psicoanalíticos y de antropomorfismo, en una condición histórico social y existencial, los cuales están en pleno movimiento, contradicción, cambio y transformación de la expresión social del ser racional sensible, es decir en permanente proceso de autorreconocimiento.
Desde este campo ontológico se puede reflexionar la lógica epistémica en posibles interpretaciones, que correspondan con la realidad del proceso educativo o de humanización y de uno de sus ámbitos que es la teoría pedagógica, entendida como el arte de aprender el mundo y de saber qué hacer con él en el ejercicio justo del poder con capacidad humana, que es en sí el derecho esencial del ser dignificado y no subestimado, porque sustenta su vida en un sentido de cooperación, de respeto y de entendimiento; mediado este autorreconocimiento del sujeto por un proceso de consolidación cultural en beneficio de la necesidad vital de las mayorías.
Bataille propone, acerca de la concepción sensible del sujeto, que enfrenta lo utilitario y la pura funcionalidad instrumental, un sacrificio; e inicia su argumentación así “el sacrificio humano atestigua al mismo tiempo un exceso de riqueza y una manera penosa de gastar. Desemboca en conjunto en la condena de los sistemas nuevos bastante estables, cuyo crecimiento era débil y en los que el gasto era a la medida de los recursos” .
Aquí la pregunta obligada en relación con la sensibilidad, para crear las representaciones culturales del sacrificio, en donde se logre alcanzar la generosidad violenta y sin cálculo, sería pensar en los procesos de formación de entendimientos sobre lo siguiente: ¿Qué es lo que se gasta, quién lo gasta o se gasta, y a costa de quién se gasta qué?
Como se puede comprender este entramado inicia con el reconocimiento de una lucha de fuerzas ante el poder militar que conlleva una lógica interna, la cual representa a una época en la historicidad de la humanidad y de sus diversas culturas que se enfrentan en las relaciones de poder, ante el trabajo enajenado y el trabajo creativo humanizado. En este sentido se plantea la tesis de que “el orden militar pone fin a los malestares que respondían a una orgía de consumo” , para que de él pudiera crecer el poder, a través del espíritu metódico de conquista, que es contrario al sacrificio, aquí la pregunta es ¿de qué sacrificio se habla, es decir, a quién se sacrifica y quien se coloca como el sacrificado?. Ya que los reyes militares se rehusan al sacrificio e imponen la subordinación de ese orden militar, que versa entre el derecho y la moral, el cual tratamos enseguida.
SOBRE EL PRINCIPIO DEL ORDEN MILITAR, EL DERECHO Y LA MORAL
Según Bataille, es simplemente la desviación sistemática de la violencia hacia el exterior lo que propicia el orden militar, pues si la violencia ejercida hace estragos en su interior, se opone a ella en la medida que puede como expresión autoconsciente en la racionalidad sensible del sujeto, para volver a desviarla hacia afuera con un fin real… De tal manera que el orden militar… ya no apunta como lo hacia en la guerra y en la fiesta un sistema social arcaico, al mayor gasto de fuerzas, ahora lo hace sometido al máximo a un principio de rendimiento: como hecatombes rituales, y la conquista es una operación metódica con vistas al ensanchamiento del imperio .
En cuanto a la posición de un imperio como la cosa universal absoluta, se aclara que el imperio es el sometimiento en sí del orden real ensimismado, en donde todas son cosas que están a su disposición, como cosa universal, “en ese punto” y aunque hay resistencias no puede tener un carácter soberano, y aunque encuentre aperturas son un vacío, revelando la imposibilidad de la subordinación infinita que se capta en los espacios de sensibilidad del sujeto , porque es una lucha de fuerzas -como plantea Hegel, entre el amo y el esclavo- en donde la pregunta se abre nuevamente ¿quién es el subordinado de quién en la voluntad histórica virtuosa del sujeto?.
El imperio como cosa universal (vacía en su “universalidad” como desviación de la violencia hacia el exterior, “desarrolla necesariamente el derecho que asegura la estabilidad del orden de las cosas... porque el derecho define las relaciones del individuo-cosa para retarlo a redescubrir si tiene derecho a la moral…, en donde lo moral conlleva una fuerza pública, que puede vivirse en la sanción de una violencia interior del individuo, como algo íntimo , en lo que comúnmente en la hegemonía racionalista instrumental, se llama doble moral entre lo que se dice y en lo que se hace -o lo que se hace y no se dice-, pero expresado sólo en su uso moralino y obscuro en las relaciones de poder, es decir, vivido sin intensidad ni significados sagrados en esa transformación regenerativa del ser, asumido históricamente como un individualcolectivo (Cantón); lo cual está justo, en la complejidad de la existencia, que el derecho de equidad reclama en la autoconciencia del sujeto.
Por ello “…en el interior del mundo divino, los elementos fastos y puros se oponen a los elementos nefastos e impuros, y los unos y los otros aparecían igualmente alejados de lo profano (mundano)… por eso… la inmanencia de lo divino es peligrosa… destruye por contagio aquello a lo que se aproxima… . En esos deslizamientos antiguos se inicia un proceso ante el caos, y es el pensamiento reflexivo sensible, que define las reglas morales, enuncia las relaciones universalmente obligatorias entre los individuos y la sociedad o entre los mismos individuos, como personas, naciones, grupos, clases sociales o mundo. Esencialmente esas relaciones obligatorias son las que aseguran el orden del estado de cosas producidas, valoradas y acostumbradas como sagradas. Esas que retoman a veces prohibiciones que fundan al sujeto (que constituye otra manera de detener lo esencial) en el orden íntimo (tal como la del crimen) … enfrentando una libertad caprichosa del orden mítico, porque ahí lo que entrevera es la identidad, el orgullo, la distancia, la disposición y la dignidad de saberse o no querido, es decir reconocido y valorada la necesidad del aprecio del trabajo humano compartido, pues se trata de que el otro sepa sentir el deseo en su otredad necesitada y pueda reflexionarla para actuar en consecuencia humanamente, auténticamente sensible en el proceso de formación; pero si se está en el imperio del individuo-cosa, no hay posibilidad más que de la violencia ejercida en el crimen, incluyendo el sacrificio sangriento de la soberbia, ya que sólo es posible la soberanía cuando la divinidad negra se desplaza a la blanca a través de la humildad principalmente.
Admitido el poder operatorio de lo divino sobre lo real, vemos que el hombre hace prácticamente la subordinación de lo divino a lo real… reduciendo su violencia al orden real que es la moral, para que el orden real (los que saben) se pliegue, justamente en la moral, al orden universal de la razón ... Pero esa razón que es ...de hecho, la forma universal de la cosa (idéntica a sí misma) y de la operación (de la acción)... , en donde la razón y la moral unidas tienen una condición divina soberana y benevolente sobre ese orden, subordinando lo “divino” a lo real…, que está siendo reducido a su violencia y a la sanción del orden real que es la moral, cuando todavía se puede plegar al orden universal de la razón.
Porque “racionalizan y moralizan la divinidad, en el movimiento mismo en que la moral y la razón son divinizadas... en un sentido blanco de construcción en donde sí es posible… todo ello fundado en el caos de ...una bipartición, por un desplazamiento de los límites y por una inversión de los valores... En este sentido ... lo sagrado está dividido en sí mismo: lo sagrado negro y nefasto se opone a lo sagrado blanco y fasto y las divinidades que participan de uno o de otro no son ni racionales ni morales” , sino que el sujeto sólo se juega entre lo público y lo íntimo en una complejidad de puntos de convergencia, en donde no existe la seguridad de nada, pero es la apuesta a lo sagrado, es decir, a la vida, que es lo mismo que el derecho de decidir, cómo querer vivir muriendo cada vez en la otredad de lo inconmensurable de la trascendencia sensible fundada en su razón humanizada en aquello por lo que lucha.
En este sentido la negación de la inmanencia de lo divino y la posición del sujeto en la trascendencia de una razón sensible -Bataille aclara que- “la inteligencia o el concepto, situado fuera del tiempo, es definido como un orden soberano, al que el mundo de las cosas se subordina como lo hacía a los dioses de la mitología... Pero su trascendencia es de otra naturaleza que aquélla, indecisa, de lo divino de la religión arcaica” en el momento de la subversión ante el hechizo de lo abstracto absoluto, como una fuerza hegemónica que parece inmutable en la facultad del proceso de formación sensible para alcanzar a esos seres libertarios.
“Esta trascendencia secundaria difería profundamente de la del mundo inteligible, que permanece para siempre separada del mundo sensible. La trascendencia de un dualismo profundizado es el paso de un mundo a otro. O, mejor, la salida de este mundo, salida del mundo sin más -pues, opuesto al mundo sensible, el mundo inteligible no es tanto que sea otro mundo como que está fuera del mundo” , ese es el principio de deshumanización del poder militar y la complejidad de la existencia en el proceso de formación sensible del sujeto, que es posible reflexionar en el cuidado de la cultura social de clase.
Sin embargo el hombre de la intimidad perdida… como sabe de su sitio no le es extraña la operación, ni su nostalgia ante la nada, de modo que en el poder militar todos tienen una carga afectiva que pagar, todo ello en la subjetividad del sujeto, de acuerdo a ese eterno retorno que se hace hegemónico en las luchas de resistencia ante la insensibilidad consigo mismo, porque en su retorno se encuentra separado de todas las cosas… que ya no puede humanizar y sólo trata de olvidarlas abandonándolas, pero en el estado más animal e inconsciente vuelven a estar presentes, como actos irresolubles que se tornan nuevamente en violencia, aunque ésta puede ser sublimada, como alternativa de superación o de trascendencia cultural humanizada.
Cultura humanizada ante la angustia del sacrificio de un proceso de formación, en donde la exclusión racional del mundo sensible y la violencia de la trascendencia (lo intelegible), como construcción cultural, se expresa principalmente en ya no poder sentir el pensamiento o deseo del otro, porque su necesidad no le toca, ya no trasciende en su ser, por ello para aliviarse es mejor la evasiva y la exclusión racional del mundo sensible , porque ese es el espacio más peligroso para el orden militar.
Es importante destacar que “lo ininteligible puro es en el interior del mundo sensible una destrucción al mismo tiempo demasiado entera e impotente” Porque la impotencia de estar en el mundo como cosa, pues la operación militar destruye una cosa precisa aisladamente, por la negación que es la violencia, que está impersonalmente en el mundo como cosa, y ello sólo implica alterar y preservar el orden de las cosas, negándolo en sus efectos reales, es decir, en la trascendencia de la razón y de la moral como constitución cultural común, de modo que quien define el mal pone el orden en peligro, porque la debilidad del sacrificado era perder a la larga su virtud y finalmente ordenar un orden de las cosas sagradas, no menos servil que el de los objetos reales . En este sentido ya se hizo hegemónica la violencia en movimiento, la cual no puede ser mantenida mucho tiempo, porque se corre el riesgo de caer en la somnolencia-pasividad, y en ese espacio deshumanizado ya no se confrontan el bien del espíritu y el mal de la materia; y así, ya sin contrapartida se da el imperio del orden real en procesos de exclusión racional discriminatorio del mundo sensible del trabajo humanizado. Definiéndose abiertamente un mundo de libre violencia, que tiene un lugar negativo, como forma del orden y actitud militar para resguardar la lógica de la industria, en un sentido de insensibilidad, como forma dominante y militar de evasión por una exclusión racional de apertura del diálogo de la rectitud y de la bondad militar en el reconocimiento al trabajo creativamente humanizado como un puente de salvación.
EL PUENTE EN LA TRANSICIÓN HISTÓRICA
En relación a la sensibilidad y a la debilidad general de la divinidad moral y de la fuerza del mal, Bataille cuestiona, si despertar, es el sentido del dualismo, del inevitable sueño que vuelve a instalar la posición del mal, desencadenando la violencia, que se fundamenta en los resentimientos y malos entendidos; como un eterno retorno -recuperando la idea de Nietzsche-, es decir, impidiendo a la humanidad sencilla, poder vivir en el poder, en una pérdida de la otredad, siempre en una purificación ulterior, que es la huída ante los juicios de valor en las relaciones de poder emanciparse humanamente o ejercer el derecho de la apariencia superflua del enredo y la perversión de las almas o consciencia histórica, en procesos de emancipación social.
Referimos a la mediación como tránsito histórico, que aparece como un puente, que indica el como si se pudiera, se refiere a tener que responder en el poder de dos sentidos: alterar o conservar el orden de las cosas. Y así se aprecia que “La principal debilidad del dualismo es no ofrecer puesto legítimo a la violencia más que en el momento, de pura trascendencia, de la exclusión racional del mundo sensible. Pero la divinidad del bien no puede mantenerse en ese grado de pureza: por parte del fiel, de una búsqueda de comunicación íntima, pero esta sed de intimidad no será nunca saciada… El bien es una exclusión de la violencia y no puede haber ruptura del orden de las cosas separadas, ni intimidad sin violencia: por derecho el dios del bien está limitado a la violencia con la que excluye la violencia y no es divino, accesible a la intimidad, más que en la medida en que, de hecho, conserva en él la vieja violencia, que no ha tenido el rigor de excluir, y en esta medida no es el dios de la razón que es la verdad del bien. En principio eso compromete el marchitamiento de lo divino moral en provecho del mal” . Lo que muestra en ese tránsito dual, es que si la esencia de la otredad es la evasión no puede haber sensibilidad, más que aquella reprimida en el retorno que se potencia o se sublima en la violencia -explica Bataille-.
Respecto a la mediación del mal y la impotencia del dios vengador, ante la violencia sufrida de un divino desorden, que no es lógico, ni bueno ni bello; viene el crimen como una puerta abierta en el puente, que sólo restaura la razón sensible consciente e inconsciente, pero por mientras, se carga como una lápida de tumba que pesa mucho sobre los hombros, tratando de alcanzar a ver una rendija de luz, por donde salir dispuesto a la siguiente batalla en torno a la cultura que impone históricamente la clase social de pertenencia en la identidad de sus múltiples matices de participación social e individual; sin evasivas a la razón, sin groserías de humillación, sin cortar la vida constantemente ante la impotencia de la razón sensible por salvar la dignidad, como pura moralidad racional, de una mediación necesaria de su divinidad escindida, cosificada, y esperando ser nombrada en aquello que no está destruido desde fuera.
En la historia de la humanidad el sacrificio de la divinidad, en la segunda mediación que trata de conservar el orden de las cosas, es la divinidad misma la que la sufre en un Dios de venganza, que se enfrenta al amor y a la nobleza, como víctima ofrecida que es la propia divinidad, como una ofrenda ante las cosas muertas, en un retorno al orden íntimo, como un mundo de la soberanía y de la resistencia del ser ante la naturaleza sensible de lo sagrado.
Pero ¿quién comete el pecado original, ante lo sagrado pervertido en esa transición histórica de pertenencias?, porque sólo es sacrificado lo que sirve, aunque no se sepa, pero cuando se sabe que no se puede ser reducido a cosa, no queda más que su destrucción, en tanto que es una cosa, es decir, que sólo se deja de estar sometido como estaba a las mismas cosas en la relación de poder; aquí entra el sentido de pertenencia, compromiso, participación y obligación íntima y sagrada, en cuanto ¿qué es y cómo se da la servidumbre voluntaria?; en un más allá ininteligible del ser, en el que se sitúa la intimidad, que tampoco nunca está del todo satisfecha, sino en potencia ante el nuevo desvío; así en el sacrificio de la divinidad se une a la exclusión general de las violencias dadas. “La violencia misma sin la que la divinidad no hubiera podido arrancarse al orden de las cosas es rechazada como debiendo no ser. La divinidad no permanece divina más que por medio de lo que condena” , en donde algo de su liberación aparece en la razón sensible auténtica, y ello conlleva un proceso educativo y una tarea pedagógica en y con la militancia de clase, de acuerdo a la propuesta de fundamentación científico marxista.
Porque lo divino entregado a la operación en la mediación de su contradicción interna, conlleva generalmente al orden real del contexto histórico concreto, sin embargo ¿quién ha subordinado a quién en las relaciones de poder? El intento es entonces atravesar el puente, en el orden cultural de concepciones políticas y prácticas de ese poder, como ejercicio del derecho, en un mundo de confusiones del eterno retorno de la intimidad (la salvación). Pues Bataille, plantea que “Finalmente el hombre de la salvación ha introducido más los principios del orden de las cosas en el orden íntimo que lo que ha subordinado ese orden productor a las consumaciones destructivas del orden íntimo” en un permanente autorreconocimiento de la violencia innecesaria y de la necesaria, en la conformación sensible del ser histórico social en la cultura de pertenencia; de acuerdo a los sistemas de parentesco (biológico y ritual); al lenguaje como idioma étnico; al territorio ancestral; a la Nación, como ciudadanía nacional; a la región etno-linguística; a la organización del trabajo; a la participación política; al complejo religioso-ritual; y a los ancestros, como tradición de la memoria colectiva -indica Gilberto Giménez-.
En el sentido de la pertenencia cultural, “no solamente las violencias que la moral condena se ven ahí liberadas por todas partes, sino que un debate tácito se instituye entre las obras de salvación, que sirven al orden real, y las que se les escapan, que la estricta moral repudia, y que dedican sus recursos útiles a las destrucciones suntuarias de la arquitectura, de la liturgia o de la ociosidad contemplativa” . Lo interesante del orden militar en el proceso de industrialización -que destaca Bataille-, es el mensaje de ¡sálvese quien pueda! Pero con calidad moral y con fundamento racional, activados en la superación del puente históricamente constituido; hasta que se pueda instalar la verdadera lucha de fuerzas entre el amo y el esclavo, y así tolerar, resistir, proponer, intentar, negociar, platicar-discutir, y no huir sin responder en el silencio y el olvido, hasta que el silencio y el olvido den la paz, como un mito cultural; de la ausencia, la muerte, la soledad y la violencia militar hegemónica, que ejerce la lógica irracional del capital, y que aleja de la libertad y del orden íntimo real al sujeto de la historia, que no pueden subordinarse en sí en el orden de su cultura; sin embargo, en el mundo antropomórfico de los simbólicos sagrados, es decir en lo sensible de la filiación moral de la solidaridad, vuelve en ese eterno retorno, la pregunta que interroga sobre el sentir íntimo de lo humano; así pasan muchas cosas inconmensurables en el dualismo moral, de los límites de la razón y de la religión, como un orden militar que envuelve el crecimiento industrial tecnologizante, desde una condición particular y universal, como la síntesis más simple y a la vez la más compleja de la historia, en la parte íntima de ese momento-instante histórico de toda la realidad existente. De este modo indica Bataille, que la vida es un bien frágil, un bien en extremo que hay que atravesar.
Friday, December 18, 2009
Sunday, December 13, 2009
AUTORRECONOCIMIENTO DEL SUJETO HISTÓRICO EDUCATIVO
“El sistema de la igualdad representa no sólo las mayores ventajas, sino también la estricta justicia... Cada hombre es un eslabón, y un eslabón indispensable en la cadena de efectos que parte de una idea para llegar, tal vez, a la producción de una pieza de paño”
Karl Marx
La identidad como sujeto histórico
En el tránsito entre el pensamiento ilustrado eurocéntrico y las figuras más destacadas del pensamiento romántico alemán, se recuperan algunas tesis de Federico Hegel (1770-1831), que nos permiten entender su propuesta metodológica acerca de la cultura en la identidad del sujeto, apreciando las diferencias y relaciones en la constitución consciente e inconsciente del ser; se expone con la intención de contextuar esta identidad histórica particular en una época determinada, que marca al sujeto concreto, en su espacio y tiempo específicos. En este sentido se toman los siguientes referentes, que permitan distinguir, cuáles son algunas de las aportaciones en la teoría hegeliana al respecto del materialismo histórico dialéctico, en torno al debate entre el iluminismo y el romanticismo ilustrado, que da cuenta de la identidad cultural del sujeto consciente de su realidad de explotado; desarrollada esta concepción en la dialéctica hegeliana del contexto de la filosofía alemana, en la concepción inicial -según su época- en la desigualdad entre el amo y el esclavo (puesta en la idea abstracta), lo cual trasciende en la concepción filosófica de la época romántica acerca de la cultura .
Es necesario indicar antes, que para Hegel, la cultura representa el sentido del desarrollo de la consciencia del sujeto en sí (como ente individual) en un para sí (el sentido colectivo), a través de la eticidad, máxima expresión espiritual representada por Lenin y Gramsci, quienes entienden a la cultura como ideología y como “concepción del mundo”.
Lo que caracteriza a Hegel, como pensador romántico, permite apreciar las características concretas de los rasgos del romanticismo, pues el pensamiento hegeliano representa una fuerte tendencia a loy una decidida afirmación del poder del pensamiento y de la razón frente a la vaga nebulosa del sentimiento y de la intuición intelectual, como sentido cultural que centra la razón del sujeto. Según Hegel la Filosofía es el saber absoluto, pero este saber no es dado de una sola vez en su origen, sino en el final de un desarrollo finito (concreto) e infinito (incierto), que desde las formas inferiores se eleva hasta las superiores dialécticamente, con lo cual refiere al sujeto histórico en su proceso de autoconciencia e identidad en sí, para transitar a una definición para sí, es decir en un ideal colectivo, de universalidad absoluta, condensado en la eticidad del sujeto, como máxima expresión cultural, sólo en el contexto de las ideas, pero no con una consciencia de ser revolucionario en resistencia y autodefensa activa como lo puede ser en la presente época en la educación de masas.
Es importante destacar que cada uno de los pensamientos filosóficos de la época ilustrada en su producción, valoración, tradiciones y costumbres, dan cuenta del sentido cultural, que marcan un hito en las representaciones sociales, pero a la vez son la síntesis más plena de las formas de vida cotidianas en las relaciones de poder y de lucha por el reconocimiento social del sujeto histórico y sobre todo individual, en el contexto de la cultura romántica del sujeto, por ser esta definición del derecho individual, la punta de lanza de las conquistas de la época moderna, encabezada por la burguesía ilustrada de esa temporalidad histórica.
Al sistema de ideas hegeliano le interesa mostrar la sucesión de las diferentes formas o fenómenos de la conciencia, hasta llegar al saber absoluto, que es el tema de la Fenomenología del Espíritu como introducción al sistema total de la ciencia. Pues la ciencia para Hegel es esencialmente sistemática; la ciencia consiste en nociones que se derivan unas de otras de un modo necesario en el entramado de la cultura. Porque la única forma en que puede existir la verdad es, dice Hegel,, desde la lógica de la modernidad que le da sentido a las pertenencias del sujeto individual y colectivo de esta totalidad.
El método de esta concepción hegeliana, se fundamenta en el método dialéctico, o método de la evolución interna de los conceptos según el modelo de ‘tesis-antítesis-síntesis’, que recupera de Fichte en el sentido de la identidad como negación y afirmación del sujeto histórico; porque en el método dialéctico el error aparece como un momento evolutivo de la verdad, y ahí se ubica el descentramiento cultural del sujeto de la modernidad que posibilita la conciencia enajenada del trabajo realizado históricamente y hecha propiedad privada por la hegemonía clasista de la cultura burguesa, ya que la verdad conserva y a la vez supera el error en el momento del autoreconocimiento, sólo como idea filosófica, pero no como praxis transformadora de sus condiciones de vida. Pues en la expresión cultural hegeliana, sólo pervive la resistencia en el mundo de las ideas pero no en la acción organizada políticamente, que se genera y desarrolla como un ideal interiorizado, en una asunción, si bien responsable del sujeto, sólo está encarnada en el espíritu universal y particular abstracto de su existencia ensimismada, como plantea el pensamiento idealista de Hegel, con todo un sentido histórico y filosófico, que plasma las representaciones espirituales del pensamiento de su época interiorizada en las representaciones particulares del sentido de vida y de las estructuras cognitivas captadas y producidas en la cultura idealista de ese espíritu de la época.
Porque para Hegel hablar de Espíritu no está referido a una supra-entidad superior a todas las demás, sino que para él lo espiritual está referido a la forma o formas del ser que no se hayan establecidas de una vez y para siempre, sino en su permanente desarrollo ético, estético, moral, educativo y de derecho, como un entramada consciente de los derechos humanos autónomos -lo que la dialéctica hegeliana aún no podía dejar en claro, pues faltaba el espacio epocal de la praxis revolucionaria-, como capacidades de emancipación en la cultura crítica proletaria, quedando plasmado así en el mundo de las ideas, ya que éstas están sometidas a un intenso proceso dialéctico en la identificación del ser, abriendo un nuevo panorama de la identidad del sujeto basada en su diferencia y relación infinita en posibilidades de transformación conscientes; así el espíritu evoluciona en una serie de, , o de un modo interno, y no puede ser de otro modo, porque no hay nada que sea externo a lo real concreto, que es el propio hombre a través de sus ideas, como síntesis y condensación del todo en la conciencia del sujeto sujetado a su esclavitud, según Hegel en el concepto que no puede avanzar en la transformación concreta para terminar con la explotación del hombre por el hombre.
La Idea se convierte en una de las nociones capitales del sistema hegeliano (que aspira a ser, no se olvide, el sistema de la verdad como un todo cultural de diferencias y contradicciones que se transforman en su negación y superación; en donde el concepto representa a la razón absoluta y, por tanto, el sistema de la realidad en el proceso de pensarse a sí mismo como el ‘ser yo’ en el espíritu humano del derecho, la moral, la educación y la cultura). Así la Idea es aquello en que alcanza pleno desenvolvimiento el proceso del ser como ser en sí su propia representación ideal, hasta el límite de su ser-otro liberado en su contradicción, resolución y superación dialéctica del concepto con fundamento consciente e histórico del uso del trabajo realizado, sin poder percibir, entender y conceptuar plenamente la ideología hegemónica de la educación de calidad empresarial basada en competencias; por consiguiente, la teoría hegeliana, emprende sólo el camino hacia la subjetividadobjetiva, con referencia a la integridad del ser desde esta filosofía idealista que da pauta para la reflexión crítica del mundo histórico material, que hoy día identifica el poder político que se acumula en la explotación del trabajo obrero, quienes con su despertar consciente destruirán al estado capitalista y su régimen de explotación imperialista internacional, por ello es vital a la par la educación de masas desde la teoría pedagógica crítica formal e informal.
De manera que la síntesis del Espíritu subjetivo y objetivo, para Hegel es el Espíritu absoluto del ser, es decir el concepto o la razón, que a la vez también, se autodespliega en la intuición de sí mismo como arte, como manejo, dominio y elaboración de la vida en todo el esplendor de sus contradicciones y transformaciones dialécticas hasta comprender la Necesidad Colectiva, entiéndase compartida que supera el egoísmo en la unidad, siendo diferentes, como naturaleza cultivada por la eticidad del sujeto particular y universal, al asumir su capacidad libre y voluntaria de tener que elegir y determinar el mundo historizado en la consciencia práctica del sujeto que se supera en la equidad de su época; valorada la idea, a través de la representación de sí mismo como religión, y en el absoluto conocimiento de sí mismo como filosofía, para encontrarse con la esencia del ser o identidad concreta humanizada en el campo de la pedagogía crítica por medio de la educación de masas, que es lo que Hegel logra sólo como una idea apropiarse del entorno político y social en la época de las luces, con su propio sentido de dirección y comprensión dialéctica de la modernidad del sistema capitalista de explotación, pues ahí es en donde el arte y la ciencia forjan un puente de acercamientos comunes, aunque no se tenga una consciencia generalizada de ello aún en esta etapa de desarrollo de la decadencia del imperialismo neofascista internacional del gran capital acumulado y concentrado entre los grandes monopolistas, en la incapacidad para asumir la injusticia histórico-social cometida, pues ese capital centralizado, no es más que los pulmones y las vidas históricas de la clase trabajadora hecha propiedad privada de medios de producción.
Por eso es que cada uno de los distintos momentos del autodespliegue del Espíritu absoluto, o concepto, es a la vez el propio autodespliegue del yo universal y particular, manifestado en la expresión del horizonte histórico del sujeto histórico educativo, envuelto en la religiosidad que lo identifica en el fetichismo idealista de la época de explotación presente en donde detrás de la imágenes divinas y sus creencias, se oculta el verdadero dios del capital, pensado como una idea abstracta, metafísica e inexistente en la realidad concreta, ese es el logro ideológico de la cultura burguesa que encierra la modernidad industrial.
De modo que en la historia del arte y en la historia de la religión se revela la verdad de dos momentos: 1. el intuitivo y 2. de representaciones del Espíritu absoluto como concepción enajenada de la realidad fantasiosa y superflua de la institucionalidad capitalista, que se traduce en muerte por su agresividad y violencia destructiva, en esas entrañas del ser, se anida en el sujeto su existencia extraviada, como sujeto histórico educativo. Y en la historia de la filosofía se revela, finalmente, la verdad completa de este Espíritu, que es la Idea absoluta en el gran ciclo de su evolución como concepto en infinita transformación; es decir como razón moderna occidental, a partir de que, la realidad se ha explicado ya a sí misma a través de un sistema de ideas en el método dialéctico, que no es nada exterior al sujeto, sino tal y como el sujeto y el objeto de conocimiento son en su totalidad; haciendo la propuesta de que, cada parte es síntesis y condensación de todo lo existente, y el todo universal a su vez es infinito en la expresión diferenciada de sus partes como algo único y especial, pero preciso y concreto en el concepto como autoreconocimiento en la conceptuación de la identidad del sujeto que transita de una conciencia histórica universal a otra particular y concretamente definida en sus múltiples determinaciones culturales, claramente diferenciadas y a la vez como existencia capaz de relacionarse en una multiplicidad de sentidos unidos por vínculos humanos de construcción histórico social, acotados estos vínculos por espacios y tiempos precisos, que se expresan de acuerdo al grado de conciencia que se tiene de lo producido socialmente.
Este encuentro de la identidad del sujeto histórico como ente universal y particular -plantea Hegel-, se va definiendo a través de cada una de sus partes cognoscibles que se relacionan, se identifican y se contradicen en múltiples posibilidades, por sus diferencias definidas en el sentido de la identidad de la cultura del sujeto, así definido y diferenciado del todo universal y particular en la consciencia del sujeto cuando se hace responsable de la lucha de clases, al saberse éste a sí mismo en su otredad y representación simbólica de ello, lo cual se basa en los principios de una totalidad global y particular contradictoria por sus faltas, la cual está contextuada históricamente en el pensamiento romántico, a través de distintas mediaciones en el cambio, la transformación y el movimiento social y material del sujeto en un espacio y tiempo concretos y abiertos en posibilidades de construcción, deconstrucción y reconstrucción del sistema de explotación capitalista, a cambio de una vida distinta, mucho más humanizada, como es la temporalidad que abarca desde el siglo XVII al XVIII (época romántica), como una representación ideal entre la intuición y el sentimiento, en procesos epocales infinitos y finitos por la determinación sensible del sujeto, en su percepción, entendimiento, autoconsciencia, razón sensible conceptual y en sí como capacidad del pensamiento filosófico de esa época, gestada y desarrollada en las culturas de ese proceso civilizatorio, en donde el sujeto es producto y productor a la vez de esa representación cultural; lo significativo es la toma de consciencia sobre lo realizado integralmente y en contradicción a la vez, de acuerdo a la concepción hegeliana aquí planteada, pues ello es lo que identifica al sujeto histórico educativo en la resignificación y construcción del sistema de comunalidad gestada en la organización del trabajo del pueblo y para el pueblo, para eso es necesario despojar a los usurpadores del capital internacional, nacional y local.
Karl Marx
La identidad como sujeto histórico
En el tránsito entre el pensamiento ilustrado eurocéntrico y las figuras más destacadas del pensamiento romántico alemán, se recuperan algunas tesis de Federico Hegel (1770-1831), que nos permiten entender su propuesta metodológica acerca de la cultura en la identidad del sujeto, apreciando las diferencias y relaciones en la constitución consciente e inconsciente del ser; se expone con la intención de contextuar esta identidad histórica particular en una época determinada, que marca al sujeto concreto, en su espacio y tiempo específicos. En este sentido se toman los siguientes referentes, que permitan distinguir, cuáles son algunas de las aportaciones en la teoría hegeliana al respecto del materialismo histórico dialéctico, en torno al debate entre el iluminismo y el romanticismo ilustrado, que da cuenta de la identidad cultural del sujeto consciente de su realidad de explotado; desarrollada esta concepción en la dialéctica hegeliana del contexto de la filosofía alemana, en la concepción inicial -según su época- en la desigualdad entre el amo y el esclavo (puesta en la idea abstracta), lo cual trasciende en la concepción filosófica de la época romántica acerca de la cultura .
Es necesario indicar antes, que para Hegel, la cultura representa el sentido del desarrollo de la consciencia del sujeto en sí (como ente individual) en un para sí (el sentido colectivo), a través de la eticidad, máxima expresión espiritual representada por Lenin y Gramsci, quienes entienden a la cultura como ideología y como “concepción del mundo”.
Lo que caracteriza a Hegel, como pensador romántico, permite apreciar las características concretas de los rasgos del romanticismo, pues el pensamiento hegeliano representa una fuerte tendencia a lo
Es importante destacar que cada uno de los pensamientos filosóficos de la época ilustrada en su producción, valoración, tradiciones y costumbres, dan cuenta del sentido cultural, que marcan un hito en las representaciones sociales, pero a la vez son la síntesis más plena de las formas de vida cotidianas en las relaciones de poder y de lucha por el reconocimiento social del sujeto histórico y sobre todo individual, en el contexto de la cultura romántica del sujeto, por ser esta definición del derecho individual, la punta de lanza de las conquistas de la época moderna, encabezada por la burguesía ilustrada de esa temporalidad histórica.
Al sistema de ideas hegeliano le interesa mostrar la sucesión de las diferentes formas o fenómenos de la conciencia, hasta llegar al saber absoluto, que es el tema de la Fenomenología del Espíritu como introducción al sistema total de la ciencia. Pues la ciencia para Hegel es esencialmente sistemática; la ciencia consiste en nociones que se derivan unas de otras de un modo necesario en el entramado de la cultura. Porque la única forma en que puede existir la verdad es, dice Hegel,
El método de esta concepción hegeliana, se fundamenta en el método dialéctico, o método de la evolución interna de los conceptos según el modelo de ‘tesis-antítesis-síntesis’, que recupera de Fichte en el sentido de la identidad como negación y afirmación del sujeto histórico; porque en el método dialéctico el error aparece como un momento evolutivo de la verdad, y ahí se ubica el descentramiento cultural del sujeto de la modernidad que posibilita la conciencia enajenada del trabajo realizado históricamente y hecha propiedad privada por la hegemonía clasista de la cultura burguesa, ya que la verdad conserva y a la vez supera el error en el momento del autoreconocimiento, sólo como idea filosófica, pero no como praxis transformadora de sus condiciones de vida. Pues en la expresión cultural hegeliana, sólo pervive la resistencia en el mundo de las ideas pero no en la acción organizada políticamente, que se genera y desarrolla como un ideal interiorizado, en una asunción, si bien responsable del sujeto, sólo está encarnada en el espíritu universal y particular abstracto de su existencia ensimismada, como plantea el pensamiento idealista de Hegel, con todo un sentido histórico y filosófico, que plasma las representaciones espirituales del pensamiento de su época interiorizada en las representaciones particulares del sentido de vida y de las estructuras cognitivas captadas y producidas en la cultura idealista de ese espíritu de la época.
Porque para Hegel hablar de Espíritu no está referido a una supra-entidad superior a todas las demás, sino que para él lo espiritual está referido a la forma o formas del ser que no se hayan establecidas de una vez y para siempre, sino en su permanente desarrollo ético, estético, moral, educativo y de derecho, como un entramada consciente de los derechos humanos autónomos -lo que la dialéctica hegeliana aún no podía dejar en claro, pues faltaba el espacio epocal de la praxis revolucionaria-, como capacidades de emancipación en la cultura crítica proletaria, quedando plasmado así en el mundo de las ideas, ya que éstas están sometidas a un intenso proceso dialéctico en la identificación del ser, abriendo un nuevo panorama de la identidad del sujeto basada en su diferencia y relación infinita en posibilidades de transformación conscientes; así el espíritu evoluciona en una serie de
La Idea se convierte en una de las nociones capitales del sistema hegeliano (que aspira a ser, no se olvide, el sistema de la verdad como un todo cultural de diferencias y contradicciones que se transforman en su negación y superación; en donde el concepto representa a la razón absoluta y, por tanto, el sistema de la realidad en el proceso de pensarse a sí mismo como el ‘ser yo’ en el espíritu humano del derecho, la moral, la educación y la cultura). Así la Idea es aquello en que alcanza pleno desenvolvimiento el proceso del ser como ser en sí su propia representación ideal, hasta el límite de su ser-otro liberado en su contradicción, resolución y superación dialéctica del concepto con fundamento consciente e histórico del uso del trabajo realizado, sin poder percibir, entender y conceptuar plenamente la ideología hegemónica de la educación de calidad empresarial basada en competencias; por consiguiente, la teoría hegeliana, emprende sólo el camino hacia la subjetividadobjetiva, con referencia a la integridad del ser desde esta filosofía idealista que da pauta para la reflexión crítica del mundo histórico material, que hoy día identifica el poder político que se acumula en la explotación del trabajo obrero, quienes con su despertar consciente destruirán al estado capitalista y su régimen de explotación imperialista internacional, por ello es vital a la par la educación de masas desde la teoría pedagógica crítica formal e informal.
De manera que la síntesis del Espíritu subjetivo y objetivo, para Hegel es el Espíritu absoluto del ser, es decir el concepto o la razón, que a la vez también, se autodespliega en la intuición de sí mismo como arte, como manejo, dominio y elaboración de la vida en todo el esplendor de sus contradicciones y transformaciones dialécticas hasta comprender la Necesidad Colectiva, entiéndase compartida que supera el egoísmo en la unidad, siendo diferentes, como naturaleza cultivada por la eticidad del sujeto particular y universal, al asumir su capacidad libre y voluntaria de tener que elegir y determinar el mundo historizado en la consciencia práctica del sujeto que se supera en la equidad de su época; valorada la idea, a través de la representación de sí mismo como religión, y en el absoluto conocimiento de sí mismo como filosofía, para encontrarse con la esencia del ser o identidad concreta humanizada en el campo de la pedagogía crítica por medio de la educación de masas, que es lo que Hegel logra sólo como una idea apropiarse del entorno político y social en la época de las luces, con su propio sentido de dirección y comprensión dialéctica de la modernidad del sistema capitalista de explotación, pues ahí es en donde el arte y la ciencia forjan un puente de acercamientos comunes, aunque no se tenga una consciencia generalizada de ello aún en esta etapa de desarrollo de la decadencia del imperialismo neofascista internacional del gran capital acumulado y concentrado entre los grandes monopolistas, en la incapacidad para asumir la injusticia histórico-social cometida, pues ese capital centralizado, no es más que los pulmones y las vidas históricas de la clase trabajadora hecha propiedad privada de medios de producción.
Por eso es que cada uno de los distintos momentos del autodespliegue del Espíritu absoluto, o concepto, es a la vez el propio autodespliegue del yo universal y particular, manifestado en la expresión del horizonte histórico del sujeto histórico educativo, envuelto en la religiosidad que lo identifica en el fetichismo idealista de la época de explotación presente en donde detrás de la imágenes divinas y sus creencias, se oculta el verdadero dios del capital, pensado como una idea abstracta, metafísica e inexistente en la realidad concreta, ese es el logro ideológico de la cultura burguesa que encierra la modernidad industrial.
De modo que en la historia del arte y en la historia de la religión se revela la verdad de dos momentos: 1. el intuitivo y 2. de representaciones del Espíritu absoluto como concepción enajenada de la realidad fantasiosa y superflua de la institucionalidad capitalista, que se traduce en muerte por su agresividad y violencia destructiva, en esas entrañas del ser, se anida en el sujeto su existencia extraviada, como sujeto histórico educativo. Y en la historia de la filosofía se revela, finalmente, la verdad completa de este Espíritu, que es la Idea absoluta en el gran ciclo de su evolución como concepto en infinita transformación; es decir como razón moderna occidental, a partir de que, la realidad se ha explicado ya a sí misma a través de un sistema de ideas en el método dialéctico, que no es nada exterior al sujeto, sino tal y como el sujeto y el objeto de conocimiento son en su totalidad; haciendo la propuesta de que, cada parte es síntesis y condensación de todo lo existente, y el todo universal a su vez es infinito en la expresión diferenciada de sus partes como algo único y especial, pero preciso y concreto en el concepto como autoreconocimiento en la conceptuación de la identidad del sujeto que transita de una conciencia histórica universal a otra particular y concretamente definida en sus múltiples determinaciones culturales, claramente diferenciadas y a la vez como existencia capaz de relacionarse en una multiplicidad de sentidos unidos por vínculos humanos de construcción histórico social, acotados estos vínculos por espacios y tiempos precisos, que se expresan de acuerdo al grado de conciencia que se tiene de lo producido socialmente.
Este encuentro de la identidad del sujeto histórico como ente universal y particular -plantea Hegel-, se va definiendo a través de cada una de sus partes cognoscibles que se relacionan, se identifican y se contradicen en múltiples posibilidades, por sus diferencias definidas en el sentido de la identidad de la cultura del sujeto, así definido y diferenciado del todo universal y particular en la consciencia del sujeto cuando se hace responsable de la lucha de clases, al saberse éste a sí mismo en su otredad y representación simbólica de ello, lo cual se basa en los principios de una totalidad global y particular contradictoria por sus faltas, la cual está contextuada históricamente en el pensamiento romántico, a través de distintas mediaciones en el cambio, la transformación y el movimiento social y material del sujeto en un espacio y tiempo concretos y abiertos en posibilidades de construcción, deconstrucción y reconstrucción del sistema de explotación capitalista, a cambio de una vida distinta, mucho más humanizada, como es la temporalidad que abarca desde el siglo XVII al XVIII (época romántica), como una representación ideal entre la intuición y el sentimiento, en procesos epocales infinitos y finitos por la determinación sensible del sujeto, en su percepción, entendimiento, autoconsciencia, razón sensible conceptual y en sí como capacidad del pensamiento filosófico de esa época, gestada y desarrollada en las culturas de ese proceso civilizatorio, en donde el sujeto es producto y productor a la vez de esa representación cultural; lo significativo es la toma de consciencia sobre lo realizado integralmente y en contradicción a la vez, de acuerdo a la concepción hegeliana aquí planteada, pues ello es lo que identifica al sujeto histórico educativo en la resignificación y construcción del sistema de comunalidad gestada en la organización del trabajo del pueblo y para el pueblo, para eso es necesario despojar a los usurpadores del capital internacional, nacional y local.
Subscribe to:
Posts (Atom)