Saturday, January 9, 2010

BICENTENARIO (1810) Y CENTENARIO (1910) DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.

La ideología burguesa, se fortalece al lograr que el sujeto histórico o en otra dimensión sujeto educativo, “sienta sin entender ni poder explicar políticamente el concepto de la lucha social revolucionaria, ni comprender en carne propia la razón histórica” del acto de explotación y de sometimiento; sino que se le hace ver en la CULTURA DE ROLES, como si fuera un problema individual suyo el fracaso y la frustración vividas, y no como lo que realmente es, un producto de la crisis de decadencia del sistema capitalista de explotación en su última etapa de degradación imperialista. La ideología falsea la información, tergiversa el contenido histórico y somete al pueblo trabajador en la descomposición militar y de prostitución hegemónicas; por lo que el sujeto educativo cree, que él solo es responsable y también culpable -y como es “su” problema él solo tiene que resolverlo-; es decir, como algo aislado, deshilvanado y desarticulado de la historicidad política, porque en ese comportamiento de ABUSO DE PODER POLÍTICO de la oligarquía financiera internacional, nacional y local, ésta ejerce la reproducción enajenante de los roles sociales impuestos día a día en la sobre vivencia del trabajador proletarizado; en donde es suficiente “obedecer la instrucción dada en el orden institucional y empresarial de la industria, la maquila, en el campo como trabajador “delincuente-migrante”, en la prostitución encubierta por la delincuencia organizada del narcotráfico y el narco-menudeo de indígenas campesinos, que viven en condiciones de sobre vivencia; de personas de la tercera edad y de la infancia abandonadas por “el sistema judicial, ejecutivo y legislativo espurio de Felipe Calderón, pelele del PRIAN en México”; porque no es posible dejar de lado en la comprensión de los ROLES DE DOMINACIÓN, la historicidad social del devenir de la escuela dogmática religiosa y de la escuela militarizada con prácticas de crueldad, con matices neofascistas hoy día abiertos y cotidianos, así se ocultan los misterios de esa explotación del trabajo en las relaciones de abuso de poder político burgués, tan semejante las luchas del movimiento social a aquel espíritu revolucionario que enfrentó la lucha encabezada desde Espartaco, Morelos, Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Zapata, Francisco Villa, los hermanos Flores Magón por citar los más emblemáticos, en la dialéctica entre el amo y el esclavo, y que aún no termina de comprenderse en el reconocimiento de la lucha de clases y en el sistema de roles para la reproducción de la cultura burguesa por las grandes mayorías proletarizadas y vejadas en su máxima expresión.

Dichas relaciones del comportamiento discriminatorio y de exclusión que impone el ejemplo a través del aprehendizaje del régimen de explotación capitalista, cada día son mayormente deshumanizadas en sus prácticas que se reproducen socialmente, por la condición de vida que genera la hegemonía dominante de cada época hasta llegar al momento vigente en el trabajo tercerizado; así son gestadas y desarrolladas tales luchas en las relaciones de producción esclavistas, feudales, capitalistas e imperialistas de hoy, no como una historicidad lineal o esquematizada, sino entendiendo este devenir de poderío del abuso de poder de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN dialécticamente; pero el pensamiento y el conocimiento consciente, sobre las condiciones materiales de vida de la clase proletaria, no las puede tal clase -aún explicar conceptualmente-, pero sí lo sufre permanentemente en la reproducción de roles enajenantes y sin sentido.

De manera que en la historicidad de estos conocimientos de la praxis revolucionaria, hoy es posible resignificar en el ámbito de la Pedagogía Crítica, la fase superior y ULTIMA del desarrollo capitalista, de acuerdo a la teoría científica de Vladimir Ilich Lenin, lo cual se tendrá que ir popularizando en el ambiente proletario de la educación de masas, no sólo como curiosidad, duda e intuición desde su clase de pertenencia, sino como pruebas de la FUERZA de la razón proletaria en la lucha misma de clases que se agita permanente y aceleradamente en la autodefensa y la resistencia, aunque aún sea por demandas económicas y no abiertamente políticas de unidad para un cambio del modo de producción social; porque en este proceso educativo político, no encuentran -aún cómo organizarse- en la lucha de masas generalizada, por lo que se considera en el movimiento social en México desde el Diálogo Nacional como uno de los espacios de lucha, que se está en una etapa de acumulación de fuerzas, preparando la unidad en un Frente único y en una Central sindical revolucionaria, a través del paro político general y la huelga nacional contra el sistema de explotación capitalista, fundamentados en la teoría práctica que supera a los roles de funcionalidad mimetizada y encarnada en cada sujeto educativo, los logros de esta lucha son un trabajo de la educación política de masas que está permanentemente construyéndose, no sólo en México sino como tendencia en América Latina y en horizontes más amplios de la lucha proletaria, en donde la clase obrera definirá la rítmica y cadencia revolucionaria al socialismo-comunismo internacionales de acuerdo a las leyes científicas que aporta el materialismo histórico dialéctico.

Esta teoría se puede apreciar en el proceso de aprehendizaje desde la Pedagogía Crítica, que habla de la división forzada por el proceso capitalista de industrialización, entre el campo y la ciudad, las implicaciones de la separación del trabajo manual y del intelectual, en la desarticulación de la docencia y de la investigación, así como de la acumulación y centralización del capital a costa de la explotación del trabajo esclavo, servil y proletario; resignificado como proceso educativo desde una visión de totalidad concreta política inescindible, para potenciar programas educativos teniendo consciencia de la clase social de pertenencia y de las contradicciones que es necesario enfrentar y superar en el proceso de humanización, es decir de liberación de los roles del individualismo egoísta de superioridad e imaginarios aristócratas, porque nadie nació para padecer hambre, ignorancia ni engaño, sino para desarrollar integralmente todas las capacidades intelectuales, físicas y morales, como lo expone la Teoría Pedagógica universal objetiva, y también la nacional en la praxis revolucionaria concreta.

Con esta necesidad de clase, se sostiene en las tesis marxistas, la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología divina de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o lo que es lo mismo la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.

En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”

Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.

Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.

Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.

Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.

En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.

Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE, sustentado en la calidad humana concreta, es decir política; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS, ya que es una categoría que se va acuñando a través del tiempo en las relaciones de poder político del sujeto histórico en sí, de sí y para sí, como una socioepistemología (Cantoral) para defenderse de todo aquello que lo somete, como un individualcolectivo (Cantón).

Sólo falta una educación de masas que potencie el sentido político del ser humano en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación.

Por tanto para enfrentar al sistema de explotación, es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:

a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.
b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.
c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.

Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeño burgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contra hegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México como se derivó de la lucha revolucionaria de 1910 a 1917, por eso hoy requerimos de una nueva constituyente.

No comments:

Post a Comment