Tuesday, September 14, 2021

LA IDEOLOGÍA ALEMANA DE CARLOS MARX.

 

LA IDEOLOGÍA ALEMANA DE CARLOS MARX.

Sandra Cantoral.

Entrega para Octubre 2021.

En este ensayo, muestro cómo Marx expone su concepto sobre la IDEOLOGÍA en el contexto del DESARROLLO del régimen capitalista y en la denuncia de las formas inhumanas e instintivas del comportamiento social, las que se hacen creer como racionales en la relación de fuerzas entre las clases sociales, al verse obligadas a enfrentarse entre sí por la desigualdad social generada históricamente en las relaciones de producción, asociación y de trabajo por la conciencia humana, crítica o egoísta (Marx: P. 11).

El ser humano y, como ser genérico el hombre al tener que trabajar unos al servicio de otros, se debe al sometimiento ejercido ideológicamente, debido a los fantasmas cerebrales, ideas y dogmas encarnadas en la filosofía neohegeliana (Marx: P. 5), esa es la actitud crítica de Marx, es decir, haciendo un reconocimiento a su obra, para continuar en el despliegue de la historicidad  del propio conocimiento, de la experiencia activa y de la intuición de lo posible en las relaciones de producción histórico-sociales, que han generado desigualdad, por la forma de división del trabajo.

Estas relaciones histórico-sociales, debido a la separación de la producción del campo y la ciudad, se van constituyendo  formas de trabajo que generan la dominación, marginación y exterminio, respecto a la calidad humana y, por ello el materialismo histórico en Marx, busca la transformación de las formas de producción como medio de vida, y no sólo como trascendencia cultural por sí misma, sino como proyecto político en la representación de la clase social sometida,  lo que da cuenta de la conciencia del sujeto -dice Marx-.

Pues es justo en el desarrollo humanitario de la consciencia de los hombres que se reconocen trabajando socialmente en la resistencia, la contemplación o la indiferencia, para darle sentido a la vida como construcción de estados de bienestar social y de aniquilación de sufrimientos. Por ello la apuesta es reconocer a las pequeñas comunidades.

En este sentido, Marx hace una fuerte crítica al desarrollo de la COMPETENCIA en la lógica burguesa de occidente, al llegar al extremo de la competitividad, la cual se conforma de la lengua política, de las leyes jurídicas, la moral, el territorio, la producción, el parentesco, la participación, la pertenencia de clase o la idea metafísica y religiosa de superioridad, en que viven los hombres reales y actuantes en sus procesos de vida concretos, para comprender y transformar el mundo de la tierra al cielo, y no del cielo sobre la tierra (Marx: P. 20).

Esta nueva concepción del mundo de la vida,  implica relaciones y vínculos de comunicación, prudencia, autoformación, respeto, solidaridad, autocrítica, agradecimiento, ruptura, cooperación, tolerancia, ayuda, consenso en los acuerdos posibles, conforme a la libre expresión y plena voluntad, para dar respuestas verdaderas ante lo que se asume, al saber de lo que se piensa, qué se hace; qué se piensa, en los procesos de vida y de muerte.

Reconociendo el trabajo y su lucha por el reconocimiento entre seres humanos semejantes y verdaderos, se evita pasar por fantasmas que genera el capitalismo en el proceso de producción y enriquecimiento a costa de las mayorías y beneficio exclusivo de una pequeña minoría.

Con el reconocimiento del sujeto trabajador en comunidad, se puede nombrar la permanente transformación de las fuerzas productivas en la división social del trabajo y la lucha de clases para lograrlo como el motor dialéctico de la historicidad recorrida, ya que, como se vive se piensa, y como se piensa se vive, en un entramado dialéctico en movimiento de sonidos, capas de aire, que son el lenguaje consciente de la necesidad individual y común (Marx: P. 26), en donde se gesta la dimensión intelectual y afectiva en el reconocimiento de las necesidades, desarrolladas por el trabajo físico, moral y creativo realizado.

Explica Marx que la COMPETENCIA UNIVERSAL, obligó a “todos los individuos a poner en tensión sus energías hasta el máximo. Destruyó donde le fue posible la ideología como sistema de ideas, la religión, la moral, etc., y, donde no pudo hacerlo, la convirtió en una mentira palpable. Creó ‘por vez primera la historia universal, haciendo que toda nación civilizada y todo individuo, dentro de ella, dependiera del mundo entero para la satisfacción de sus necesidades,  acabando con el exclusivismo natural y primitivo de naciones aisladas, que hasta entonces existían.

El desarrollo capitalista fundado en la propiedad privada de los medios de producción, colocó la ciencia de la naturaleza bajo la férula del capital y arrancó a la división del trabajo la última apariencia de un régimen natural. Acabó, en términos generales, con todo lo natural, en la medida en que es posible hacerlo dentro del trabajo, y redujo todas las relaciones naturales a relaciones basadas en el dinero.

Creó en vez de las ciudades naturales, las grandes ciudades industriales modernas que surgen de la noche a la mañana. Destruye, dondequiera que penetra, el artesanado y todas las fases anteriores de la industria. Pone cima al triunfo de la ciudad comercial sobre el campo.

Su primera premisa es el sistema automático. Su desarrollo engendró una masa de fuerzas productivas que encontraban en la propiedad privada una traba entorpecedora, como los gremios lo habían sido para la manufactura y la pequeña explotación agrícola para los avances del artesanado.

Estas fuerzas productivas, sólo experimentan un desarrollo unilateral, se convierten para la mayoría en fuerzas destructivas y gran cantidad de ellas ni siquiera pueden llegar a aplicarse, con la propiedad privada. La gran industria crea por doquier, en general, las mismas relaciones entre las clases de la sociedad, destruyendo con ello el carácter propio y peculiar de las distintas nacionalidades.

Finalmente, mientras que la burguesía de cada nación sigue manteniendo sus intereses nacionales aparte, la gran industria ha creado una clase que en todas las naciones se mueve por el mismo interés y en la que ha quedado ya destruida toda nacionalidad; una clase que se ha desentendido realmente de todo el viejo mundo y que, al mismo tiempo, se enfrenta a él.

Ella hace insoportable al obrero no sólo la relación con el capitalista, sino incluso la relación con el mismo trabajo’” (Marx, P. 69).

Respecto a la división del trabajo destaca que la gran diferencia entre los animales y los hombres, se muestra en el momento en que éstos comienzan a producir sus medios de vida, lo que tiene que ver con su organización corporal, mental, social y política en las relaciones desiguales de producción; se separa del instinto animal, por medio de la creación consciente de la propia vida material, que puede nombrar, defender, cuidar y enriquecer ante cualquier tipo de injusticia y relación desigual.

De manera que la ACUMULACIÓN CAPITALISTA que entra en estas relaciones de competitividad, se genera a través de la violencia, la guerra, el saqueo, el asesinato para robar, el egoísmo, etc. … como la fuerza propulsora de la historia (Marx: P. 15),.

Así podemos distinguir cómo en la lógica de la civilización y la barbarie, la propuesta de Marx, es volver a comenzar por el principio, para que sobre lo conocido, lo ya experimentado, y en los acercamientos intuitivos, que sean posibles de una transformación radical, cómo hacerlo: por medio de una conciencia exacta, para derrocar lo existente, hoy sabemos que es posible por la vía de la paz y la consciencia política de derechos humanos.

Pues ya es claro que el trabajador es el sujeto educativo transformador de sí mismo y de su cultura, en donde la esclavitud, la servidumbre y el trabajo asalariado, han sido la base de toda la historia de la producción, que abarca, desde la propiedad tribal; la antigua propiedad comunal y estatal; la propiedad feudal-territorial y la propiedad comercial-industrial, las cuales entran en contactos y relaciones cada vez más complejas que se muestran en la forma contradictoria en que actúan las clases dominantes, de acuerdo a sus intereses de clase, en etapas y tiempos diferenciados, al no tener claridad sobre lo que ha ido siendo lo justo, la libertad, la igualdad, la dignidad, la comprensión y la comunicación en común y no bárbara.

Por tanto en la escisión entre el campo y la ciudad, Marx muestra la conformación de clases, de acuerdo con la propiedad privada de los medios de producción, la división del trabajo, la organización política, las formas de distribución de la riqueza producida socialmente y, por el grado de conciencia que los individuos y las naciones tienen de ello.

Marx, exalta entre las clases sociales y estamentos, cómo en la parcela campesina y en la incipiente industria doméstica a: los príncipes, la nobleza, el clero y los campesinos; en la ciudad a: los maestros, oficiales, aprendices, y ahí agrega a la plebe de los jornaleros despojados de todo medio de producción,  en la condición de no poder competir, al estar atrapados en la lógica y el poder del capital, que cada uno produce y reproduce en sus representaciones, ideas, etc., como hombres reales y actuantes (Marx: P. 20).

Marx planea que, si no existiera esa tensión de la competencia, solamente se pondría lo que se tiene y se puede en un intercambio recíproco de intereses claramente definidos y convenidos, con un sentido de tolerancia en la escucha, la apertura y la pregunta franca de la duda.

Porque la intención sería compartir diversas concepciones culturales acerca del mundo y de sí mismos, liberándose de prejuicios, dogmas, del empirismo y de la enajenación, desarrollando actitudes menos violentas en la distribución de la riqueza natural, cultural, económica y política, lo cual no existe, más que en el mundo ideal, por lo que hay que sublevarse a esa contradicción que entraña la enajenación del trabajo, pues la historicidad se manifiesta como algo separado de la vida usual (Marx: P. 37).

Así Marx destaca 3 premisas en el desarrollo histórico:

1) Los hombres se encuentran para hacer la historia en condiciones de poder vivir (producción material de medios indispensables para la satisfacción de sus necesidades).

2) La satisfacción de poder vivir como hombres íntegros, conduce a nuevas necesidades en el propio sentido de vida, la crítica a la ideología alemana, radica en que para llegar a ello entran al absurdo de la “prehistoria” -dice Marx- diluyéndose las implicaciones que conlleva la base materialista en especulaciones (P. 23).

Y 3) Que en la renovación cotidiana de la propia vida se crea a los oros hombres (Vg. La relación amorosa entre hombre y mujer, padres e hijos, la familia o la comunidad).

Como no se trata nada más de crear una consciencia exacta de las condiciones de vida, sino de derrocar lo que existe, dice Marx, que el materialista práctico (el comunista) tiene que revolucionar el mundo existente, de atacar prácticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos y superar el sentido de las intuiciones sueltas, los hombres aislados, incomunicados y desarticulados para no quedarse en el mero sentimiento y tener una concepción filosófica que vea la esencia y contradicción de la producción histórica.

Porque también hay una escisión entre el materialismo y la historia, considerando a lo material comparable empíricamente con la parte científica de la realidad, superando la ‘autoconsciencia’ como mera idea filosófica, sabiendo que estas ideas son las ideas de la clase dominante, de ese poder espiritual dominante en la disputa por el poder.

De modo que la existencia de ideas revolucionarias, en una época, presupone ya la existencia también de una clase revolucionaria (Marx: P. 49). Por lo que se tiene que desglosar las ideas de los individuos dominantes, que dominan por razones empíricas; convertir las meras ideas en auto-distinciones establecidas por el propio pensamiento; y eliminar el ‘concepto’ que se determina a sí mismo, lo que hay que tener muy claro en la ilusión jurídica, lo cual tiene que llevar a la abolición de la propiedad  jurídica y del trabajo acumulado en la propiedad privada de los medios de producción, como producto del trabajo real (Marx: P. 77),

En conclusión valoramos cómo toda historia es un proceso de desarrollo de la consciencia en el sujeto histórico, es decir, de la historicidad del trabajo en su propia actividad y transformación por los individuos asociados y organizados, sin contar con ventajas, sino de estar obligados a colocarse en la más resuelta contraposición a la clase burguesa que domina principalmente la economía, y a la conciencia comunista que lucha por una relación de comunidad humanitaria (Marx: P. 88).

De modo que una conciencia comunista en comunidades diversas internacionales, no puede desarrollarse en una división desigual del trabajo, y mientras los individuos sean absorbidos en esas fases de desarrollo y de madurez, la personalidad se halla condicionada y determinada por relaciones de clase muy concretas (Marx: P. 90). Por eso es tan importante alcanzar la máxima en la epistemología científica de Marx:

“De cada cual según sus capacidades y a cada cual según sus       necesidades”.

 

 

No comments:

Post a Comment