Sunday, September 28, 2025

EL GOBIERNO DEBE INTERESARSE POR LA INNOVACIÓN CON RESPONSABILIDAD.

 

El gobierno debe interesarse por la innovación con responsabilidad.

Jorge Mario Rodríguez.
Jorge Mario Rodríguez

Se ha vuelto de moda celebrar la innovación tecnológica acelerada como una bendición incesante que beneficia a las sociedades actuales. Las noticias acerca de la inteligencia artificial describen un futuro luminoso en donde muchos de las aspiraciones humanas se ven satisfechas. Sin embargo, mientras se descubre que el brebaje mágico está lejos de cumplir sus promesas, no se presta la atención suficiente a los múltiples impactos que los cambios “disruptivos” tienen sobre la vida humana. Lamentablemente, esta falta de conciencia adquiere rasgos trágicos en un país que debiera actuar con base en reflexiones minuciosas e informadas acerca de los asuntos cruciales que la humanidad enfrenta en esta época.

El pensador canadiense Vaclav Smil considera que no es necesario negar que la vida humana ha sido beneficiada por la tecnología, para reconocer que muchas de sus promesas no se han cumplido y que la innovación constante puede incluso convertirse en algo negativo. La innovación provoca cambios que no son fácilmente asimilables por los procesos de desarrollo institucional que son necesarios para responder a las nuevas realidades. La innovación no siempre es positiva dado que muchas veces las invenciones no llenan las expectativas que se disparan al principio.

Esta reflexión empieza a reflejarse en los hechos. El diario británico The Guardian, entre otros, ha descrito el creciente descrédito de la inteligencia artificial, la cual se refleja en la caída en las acciones de grandes compañías tecnológicas dedicadas a esta. Un recientísimo reporte del Massachusetts Institute of Technology (MIT) encontró que el 95 por ciento de las empresas que han implementado la inteligencia artificial no ha visto realizadas sus expectativas.

Se puede pensar en los resultados preocupantes que arrojan las pruebas de seguridad de las innovaciones en la inteligencia artificial. Un artículo de Matteo Wong en la prestigiosa revista The Atlantic narra la prueba, realizada por la empresa tecnológicaAnthropic, en la que un imaginario ejecutivo es colocado en una habitación con niveles explosivos de oxígeno. Cuando el sistema detectaba que iba a ser sustituido, desconectaba las alarmas que alertaban del peligro. Como le decía Stuart Russell a Matteo Wong, si esto sucede con modelos pequeños, ya se puede imaginar lo que sucede con esos sistemas diseñados para realizar tareas mucho más delicadas.

El peligro es real y los que se dedican a descalificar a los que toman conciencia de los peligros, harían bien en informarse para actuar con auténtica responsabilidad. Tratar de comprender la tecnología, en particular la inteligencia artificial, demuestra qué tan lejos de halla la inteligencia humana de esa sofisticada capacidad de procesamiento de datos. Ese modo de hablar no es de hecho nada inteligente, especialmente cuando, como lo comenta el mismo Vaclav Smil, se fomenta la idea de que los sistemas respectivos en realidad albergan algo que se pueda llamar inteligencia. Aquí ya estamos cercanos a un tipo de mitología cuyas manifestaciones se pueden rastrear en la historia humana.

Por lo dicho, es de recalcar que en Guatemala las iniciativas que buscan reflexionar sobre la ética de la inteligencia artificial no encuentran apoyo suficiente. En particular, no existe una actividad estatal comprensiva que fomente el uso de la inteligencia artificial responsable. Se suele celebrar la innovación que se vincula con el emprendedurismo, siguiendo el libreto que ha sido difundido por las empresas tecnológicas en la mentalidad popular.

No se trata tan solo de resolver los escollos presentes: los problemas tienen historia. Por esta razón, siempre se debe ver hacia el futuro. Si hace tiempo se le hubiese prestado la debida atención al asunto del tráfico, como lo hizo Manuel Colom Argueta, la situación no habría alcanzado el nivel actual.

Es de esperar que la reciente colaboración entre la UNESCO y la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) para promover la ética de la inteligencia artificial brinde resultados positivos y que logre amainar esa tendencia unidimensional que tiene la tecnología cuando se deja en manos de personas con poca formación humanista. La UNESCO ha desarrollado un marco ético que toma en cuenta los peligros del acelerado desarrollo de la inteligencia artificial. La tecnología debe desarrollarse dentro de un paradigma de reconocimiento de las implicaciones ético-políticas de la innovación. Pero este objetivo requiere más que un compromiso más profundo.

Finalmente, me cabe reconocer que la Comisión Presidencial de Gobierno Abierto y Electrónico, encabezada por Edie Cux, tiene conciencia de los retos que se deben enfrentar en la implementación de la inteligencia artificial en el país. Es una satisfacción que funcionarios dinámicos sepan de qué va realmente la cosa y tengan la intención de evitar los malos resultados de actuar sin reflexión.


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