Saturday, September 20, 2025

Agua potable y pobreza.

Fernando Cajas.


Uno sabe que está en un país medianamente desarrollado si cuando uno tiene sed, toma un vaso va al chorro o grifo y simplemente pone agua en el vaso y la toma. Hay agua potable.

Cuando viví en Panamá, a inicios de la década de los años 90 del siglo pasado, me admiraba que mis compañeros de clase tomaban agua directamente del grifo o de la «pluma» como dicen en ese bello país. Alimentada por enormes acuíferos que no solamente le dan agua a la ciudad de Panamá, sino que además deben llenar los lagos artificiales construidos para alimentar el canal, como el agua del lago Gatún proveniente del rio Chagres, Panamá invierte en agua potable. A juzgar por sus indicadores de desarrollo humano, Panamá no es un país desarrollado, pero tiene mejores indicadores que Guatemala. Panamá tiene un índice de desarrollo humano de 0.82, el de Guatemala es del 0.72.

Cuando viví en los Estados Unidos, en Michigan, mi impresión fue aún más fuerte al observar la enorme disponibilidad de agua fresca que tienen. En ese país, en todos los estados, tienen agua potable en las casas, en las escuelas, en los centros deportivos, en todos lados hay agua para beber. Rodeada de uno de los lagos más grandes del mundo, uno diría que en Michigan por eso tienen agua potable, pero no. Hay agua potable porque hay una buena gestión del agua, hay sistemas de tratamiento de agua, hay intervención del Estado con el objetivo de proveer agua potable.

Panamá tiene al Instituto de Acueductos y Alcantarillado, IDAAN, fundado en 1961. Recientemente el IDAAN inició su programa de mejora de las plantas de tratamiento y plantas potabilizadoras de agua, agosto 2025. Nosotros deberíamos tener un instituto similar. El plan panameño es mejorar las plantas existentes y construir más. Nosotros no hemos ni empezado a hacer el plan de construcción de plantas. El Ministerio de Medio Ambiente informa que Guatemala tiene aproximadamente 240 plantas de tratamiento de agua, de las cuales la mayoría no funcionan. Desde el año 2006 se cuenta con la normativa para descargas y reúso de aguas que obliga a las municipalidades a construir plantas de tratamiento de agua que funcionen correctamente, pero, seis veces se ha prorrogado.

Guatemala tiene una oferta de agua relativamente grande, pero no tenemos agua potable. Esta tarea, que es obligación de las municipalidades, no se hace. Ciertamente, algunas municipalidades cloran el agua a pesar de los reclamos de muchos pobladores que dicen que no les gusta el sabor del agua clorada. Hay más de 300 alcaldes municipales que creen que dar agua potable no es su responsabilidad, así que nos dan agua como caiga, con microbios, con orina, con heces, porque a ellos no los obligarán a darnos agua potable ya que paradójicamente cuentan con el apoyo de la Corte de Constitucionalidad.

Según el Foro Mundial del Agua, Guatemala tiene una disponibilidad hídrica de 128,000 millones de metros cúbicos por año que en términos per cápita sería 256 metros cúbicos por habitante por año, mientras Panamá tiene una disponibilidad per cápita de 286. Ambos países, Guatemala y Panamá, tienen una disponibilidad adecuada de agua. O sea, agua tenemos, pero lo que no tenemos es agua potable. Esto se debe a que las municipalidades guatemaltecas realmente no están interesadas en invertir en tratamiento de agua, en proveer agua potable. Todavía los concejos municipales no logran entender la estrecha relación entre acceso a agua potable y desarrollo o ausencia de agua potable y pobreza.

Los alcaldes de las 340 municipalidades de Guatemala realmente deben tomar un curso intensivo de salud pública para que entiendan que no tener agua potable produce enfermedades, principalmente enfermedades gastrointestinales. Pero la falta de agua potable también afecta directamente la capacidad de producir alimentos sanos y tiene un efecto directo en la misma desnutrición. Somos un país donde nuestros pequeños niños están siendo abandonados en todo sentido, pero principalmente construimos socialmente la desnutrición al no atender el acceso a agua potable.

Ahora que tenemos un gobierno con una excelente ministra de ambiente que ha promovido programas concretos para mejorar la gestión del agua, ahora que de a poco el gobierno también empieza a apoyar programas que tienen potencial para reducir la desnutrición, tales como el programa de poner suelo de cemento a hogares con piso de tierra, ahora debemos todos exigirles a los alcaldes que proporcionen agua potable.

No puede ser que los alcaldes organizados en la llamada ANAM, Asociación Nacional de Alcaldes Municipales, se estén oponiendo a la intención del gobierno central de mejorar la gestión del agua. No podemos seguir viviendo en basureros, en ciudades donde ni siquiera somos capaces de tener sistemas de tratamiento de agua, donde desperdiciamos a diestra y siniestra el agua y donde sigamos contaminando el agua sin ninguna consecuencia.

Si la razones por las que los alcaldes no proveen agua potable es la falta de financiamiento, hay que priorizar los gastos. Ahora que está terminando la Feria Centroamericana de la Independencia, XELAFER, habrá que preguntarle al alcalde de Quetzaltenango cuanto invierte en la feria y cuanto invierte en tratamiento de agua, en plantas de tratamiento, en sistemas de monitoreo de cantidad y calidad del agua, en reforestación de las zonas de recarga hídrica. La respuesta es, gastan más en la feria del pueblo que en el agua del pueblo.

Si la razón por la que no tenemos plantas de tratamiento y sistemas de reúso de agua fuese ausencia de conocimiento técnico, tenemos universidades para esto. De hecho, el programa de la Escuela Regional de Ingeniería Sanitaria, ERIS, la maestría en Ciencia y Tecnología del Recurso Hídrico y la maestría en Ingeniería Sanitaria Medioambiental del Centro Universitario de Occidente, todas de la Universidad de San Carlos, pueden apoyar. Justamente para eso fueron creadas.

Para salir de este subdesarrollo debemos tener alcaldes capaces, con equipos capaces. Tener agua potable es un derecho básico. No podemos seguir en un país que no es capaz siquiera de darnos agua potable. Para eso pagamos impuestos. Exijamos agua potable. Trabajemos para tener agua potable. Organicémonos todos para tener agua potable. Hagámoslo ahora, porque si no es ahora, no será nunca.

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