Saturday, March 9, 2013


Argonáutica de la dominación

Felipe Cuevas Méndez




Dedicatoria

A los pueblos del mundo
A la memoria del más grande revolucionario de estos tiempos, Hugo Chávez

Presentación

El documento ante ti es una síntesis de las experiencias, estudios y análisis largo tiempo observados, pero que fueron agregadas una por una conforme se presentaban en mi realidad. Había que reconsiderarlas de acuerdo a los hechos, en mi formación debía cuidar su naturaleza, muchas veces expuse algunos resultados, pero topé con resistencias para siquiera ponerlas en discusión. Sin embargo seguí con mis renglones torcidos, en medio de otras tareas fui acumulando mis puntos y piedras, aprendiéndolas como observaciones de un autodidacta, una forma de comprender el problema del fluir de nuestras relaciones sociales.
Debo sincerarme contigo lector, lectora, mi modesta condición con la cual fui asimilando la realidad y la teoría revolucionaria en todas sus vertientes. Nací en el año de 1970, en el pueblo de Nautla, Veracruz, México, estudié licenciatura en educación en el internado “Luis Villarreal”, El Mexe, Hidalgo gracias una beca para hijos de campesinos, ahí me hice maestro proletario. Desde entonces (mi ingreso al internado a los 15 años) me dediqué al estudio de la teoría revolucionaria y al activismo revolucionario en la defensa de nuestros internados para hijos de campesinos.
Posteriormente laboré como profesor en los estados de Michoacán y Edomex, mientras realicé distintas labores sindicales y estudiantiles, y de prensa independiente, participando además entre otras luchas del pueblo mexicano.
En el año 2000 escribí un ensayo contra la teoría de la globalización por Editorial comuna, en 2006 publiqué un breve libro sobre la situación del país denominado La dictadura perfecta, Edición del Sindicato Mexicano de electricistas.
En el mismo sentido realicé otras publicaciones sobre la realidad política del país y textos sobre las condiciones del imperialismo (El sistema y la revolución) y contra la teoría de la globalización.
Mi participación en los movimientos sociales me inclinó a colaborar semanalmente para periódicos y revistas independientes en mi país hasta que en 2009 emigré a Venezuela.
Aquí (Estado Lara) he colaborado en la Misión Sucre y la Universidad Bolivariana de Trabajadores “Jesús Rivero” (UBTJR). Mis recursos no dan para una edición impresa, pero no se me confundan porque aún en medio de mis dificultades materiales le he metido todas mis fuerzas a ésta investigación.

  
Introducción

Esta es una teoría sobre las relaciones sociales de dominación en la era del capitalismo. La relación social constituye el rasgo básico en que se sustentan las sociedades, moldea y es moldeada por la acción del individuo y su asociación. En la historia esta es una conquista trascendental del ser humano en que funda la civilización. No es extraño que para todo acto revolucionario el principio y el fin de la vida social sea transformarla en unión de igualdad profunda que proporcione plena satisfacción a los actos e intereses colectivos y a la persona sobre su presente y su futuro.
A donde apunten nuestros sentidos, donde se desarrolle nuestra acción, en cualquier dirección temática que vayamos, siempre estamos ante nuestras relaciones y las de los demás; es tan obvio y absorbente que la reflexión sobre su naturaleza se ve complicada porque usualmente dedicamos el análisis a todo aquello (objeto, fenómeno o relación concreta) que es motivo de incertidumbre. Su atención frecuentemente sólo es introductoria en los estudios que apuestan a las estructuraciones sociales ya formadas (relaciones institucionalizadas o solidificadas).
Ahora bien, el estudio general sobre las relaciones sociales se justifica en sí mismo, es necesario de pies a cabeza, lo mismo que el de cada una de sus ramas y ciencias como es el caso del sistema de relaciones de producción, el Estado y las relaciones políticas, son siempre apropiados para abundar sobre la marcha de la historia; sin embargo, la carencia en torno al estudio particular de la relación social debe cubrirse dado que también permite especificar la reconfiguración del mundo moderno en otras dimensiones de interés.
El conjunto de relaciones sociales, su movilidad, sus características y el sello de dominación que les es común en el marco de nuestras sociedades, merece nuestra atención. Esa cuestión de la relación social nos ha seguido en reflexiones, observaciones de la realidad social, debates y análisis; de noche y de día nos replanteábamos todo tipo de análisis en función del encadenamiento de las relaciones sociales, sucedió que con tal tensión fue dibujándose el tema hasta concebir su estudio específico. En un punto del proceso hubo de sintetizar las experiencias propias, las observaciones, la información y las distintas intenciones de su aprendizaje; debíamos afrontar en ese momento la construcción de propuestas de método para entender las relaciones, sus condicionantes y dinámicas, replanteando la importancia de las ciencias que abordan su estudio estructural y catequizan determinadas racionalizaciones históricas o concretas, dando así el paso a una recuperación en los marcos de su especificidad como categoría social.
Enfrentados a una serie de tendencias por demás agresivas sobre estos temas para “orientar” la infalibilidad de tales o cuales postulados relacionantes, que hacían depender las relaciones sociales de preceptos ideológicos y racionalismos utilitaristas; optamos por concentrarnos de nuestra cuenta y riesgo en observar, reorganizar y analizar las relaciones que se suscitaban en el espectro social.
Lector(a) ha de saber que ello supuso además del problema de incursionar en un tema poco abordado en estos ángulos, el encontrarnos con la maleza y lo desconocido de nuestros vínculos sociales, tener que romper con ciertos celos ortodoxos, y tomar los retos de todo autodidacta con sus impedimentos materiales y temporales en una labor que se nos propone más laboriosa y delicada. Para hacer este viaje a través del mundo de la dominación es requisito blasfemar un tanto contra unos cuantos dogmas, mentiras pasadas por verdades, y otras opiniones aplicables que hoy deben relativizarse.
Entre el torbellino de información y análisis, por si fuera poco uno se encuentra con el fuego cruzado de los intereses hegemónicos, con los importunos de la diatriba e intolerancia política, la movilidad e interpenetración de todas las relaciones sociales en operación. Nos dedicamos a dar continuidad al esfuerzo con todos los riesgos que esto implicaba para mi desventajosa situación de abrir un tema silenciado, arrinconado en unas cuantas fórmulas; pensarlo propositivamente en función de las nuevas e integrales relaciones sociales; lo cual tiene acaso una ventaja: deliberar seriamente y sin disimulos sobre las formas relacionantes con que se explaya la dominación burguesa.
Hacen falta procesos democráticos y revolucionarios para trascender las relaciones sociales de dominación articulando las luchas en todos los planos. Para que se tome el hilo de la destrucción sobre cuanta relación de poder, de control, de opresión y explotación se vayan despejando en su variada consistencia; definitivamente es necesario trascender a la creación de relaciones que sean la máxima expresión de la actividad del pueblo para la constitución de relaciones de agregación colectiva, fraternas, solidarias, de comunidad. Lo que proponemos en éste esfuerzo es razonar la relación social dentro del capitalismo con las raigambres de su conflicto, para estar en condiciones de crear más herramientas en la ampliación de nuestros horizontes.
Proyectando la centralidad del trabajo vivo, o lo que es lo mismo, el interés supremo de la especie y el mundo por encima de sus riquezas acumuladas; se perfilarán las características de las nuevas relaciones en germinación tras algunos principios que la historia humana va arrojando como grandes aspiraciones de comunidad universal. En esa perspectiva concurrirán nuevos factores formativos: tendencias al trabajo, la cultura y la mancomunidad como expresión de gratificación y realización humana; disfrute pleno y pasión por la vida; solidaridad y sentido del deber con el mundo, movimiento y lucha constantes por forjar relaciones de total confraternidad.


I. Configuración de la relación social


La relación social se presenta en tres renglones de interés: 1.- en tanto vista teóricamente se puede analizar como ligadura de comunidad, 2.- observada en cuanto fenómeno, se aprecian sus mil rostros como concreción de unión o asociación en los distintos campos de acción de los seres humanos, y 3.- por su formación histórica, como medido de sujeción del hombre por el hombre. Nos proponemos considerar estos ejes a efecto de que nuestro examen adquiera amplitud sobre el tema.
Para nuestras aspiraciones de integración nunca será suficiente ver todas las facetas de la relación social, ya sea en los grandes complejos sociales o en los pequeños grupos humanos; la mirada y acción consciente de la dinámica relacional es una exigencia de la lucha humana, que en el capitalismo se expresa invariablemente en toda la lucha de clases.
Antes de replantearnos su torbellino es conveniente simplificar, la relación social siempre será concreta, mas para apreciarla creemos pertinente describir la naturaleza de sus componentes, al fin y al cabo de sus procesos tendremos a la mano todo tipo de referencias. Estamos inmersos en relaciones de todo género, por ello vale más comenzar por su abstracción, en otras palabras partimos de conceptualizar y contextualizar la relación social.
Se precisa esta visualización, aspirar a cambiar –en términos revolucionarios y libertarios– las relaciones sociales generales del sistema capitalista, debe replantearse en función de todas sus cualidades y características, porque como vamos a analizar, en todas ella y en su conjunto radica su condición de dominación.

1.      La relación social como categoría de estudio

Las condicionantes y problemáticas de la relación social nos conducen a considerarla como objetivo concreto e inmediato de nuestra investigación. Para incitar el pensamiento hemos de empezar con esta alusión: la relación social, en tanto mecanismo de la conexión humana entre sujetos y objetos de una sociedad históricamente instalada en sus concreciones económicas, políticas o culturales; podemos apreciarla en su evocación del vínculo como categoría asociativa. Acuñada por el esfuerzo humano, su conceptualización se prolongará en la medida que nos sean revelados los detalles de cómo se practica.
Sobre la cuestión de la relación social, asombra que en su estudio le sea concedido un simple lugar de entrada hacia distintos análisis, si bien en él se le reverencia, esto crea problemas posteriores para recuperar todo su sentido, por ello necesitamos una percepción enriquecida de la partícula social. Con escasos intentos por procesar sus particularidades y variaciones, predominan unas cuantas consideraciones ideales sobre su forma de existencia e importancia, a partir de todo lo cual se propende al estudio de sus manifestaciones (las relaciones sociales generales), quedando sin desarrollo los elementos esenciales de su categorización, dinámica interna y papel en la construcción de las sociedades.
Reivindicarla por encima de la demarcación fenomenológica y su cosificación careció de significación durante un tiempo en que se descollaba el argumento y el testimonio sobre la calidad de sus distintas expresiones que son indiscutiblemente de inmenso valor. Dicha categoría estaba fatalmente subordinada a las prioridades específicas y generales del estudio sobre las distintas esferas y escenarios del capitalismo.
En esos escenarios se concentraron los esfuerzos de las teorías y la práctica social en el sentido siguiente:

a)      Una colosal fuerza de inducción para contemplar las relaciones en bloque (en lo general y por secciones de interés). Las potencias y alcances del registro de relaciones sociales dominantes impusieron su orden de escrutinio. Cuan necesario fue así, es un tema de estudio posterior, lo resultante es que esto sometía a opacidad la relación social considerándosela como una mera línea de salida en cada exposición temática. En esa explosión de valiosos aportes se atendería sus construcciones en aparatos, estructuras, órganos, sistemas, fenómenos, procesos, tendencias y campo.
b)      Una tenaz línea discursiva que se negó a captar lo específico del problema relacional dado el culto de la “evidencia” de sus manifestaciones. Esta línea resultó incapaz de auscultar y analizar los circuitos y puntos de contacto en sí mismos como mecanismos de dominación, confinándose a esquemas de rutina. Dicho enfoque bloquea toda estimación de las conexiones sociales como tales, pierde piso frente al movimiento de las relaciones sociales generales.

Reconozcamos los avances y compromisos así impuestos por el acontecer social. Pronto han venido a patentizar analogías, comparaciones y correlaciones entre las distintas relaciones sociales; revelaron bases relacionales aún insuficientemente evaluadas; mecanismos y elementos interiores comunes a toda relación social; y la factibilidad de operar con ellas para asimilar sus roles. Tal es el caso de las relaciones de poder tan diseminadas por todos los llamados campos de actividad humana para intentar explicarse las relaciones de poder a partir de bloques de relaciones sociales, instituciones en sí mismas y espacios sociales.
A fin de cuentas se nos abre el camino a su percepción congruente, sus expresiones, su historia, su definición teórica, su perspectiva analítica, su observancia integral antes que la coacción desde sus cumbres y fetichismos.
Cabe aprovechar los resultados para una redefinición de la relación social y sus expresiones. Una combinación y proyección tanto de sus soportes como de sus argumentos, es útil a bien de mejor expresar nuestra construcción de sociedad.
Sin perder de vista lo descrito, finalmente tomemos en cuenta una de sus reducciones habituales. En ella se indica que atendida como categoría singular la relación social sólo representa el segmento: sujeto-nexo-sujeto, es decir, un eslabón en la cadena. En este subproducto del esquematismo se encierra verdad y reticencia, porque la fórmula ya incluye el deslizamiento al uso funcional y limitado de sus rudimentos más visibles. Frente a semejante modelo lo lógico tendría que ser la clausura del tema, lo que equivale a imponer una clara relación de supresión de un área de análisis inconveniente para otras relaciones funcionales.
Con todo insistimos, corramos el riesgo de su reapertura, entremos pues en materia.
El punto de unión entre nuestra naturaleza biológica y nuestra condición social transita de la carga genética que permite explicarse importantes aspectos de nuestra constitución evolutiva, biológica y fisiológica, por decir lo menos de todos sus contenidos vinculantes. De adentro hacia afuera, sustenta las bases de nuestras vidas, del cuerpo para responder a unas necesidades relacionales, un rostro para expresarlas, un desarrollo para integrarlas, un cerebro para asimilarlas, unos sentidos para captarlas, una individuación-identidad para asimilarlas, forjarlas, sufrirlas, sobrevivirlas y disfrutarlas. De afuera hacia adentro marca al encuentro con la progresiva carga relacional, de las relaciones sociales manifiestas, a los mecanismos individuales y colectivos que la construyen o destruyen. Las relaciones de la naturaleza suelen ser fundamentalmente biológicas, ecológicas y evolutivas, en tanto las del ser humano pasan a ser sociales, económicas e históricas, sin descartarse en definitiva los primeros rasgos y los tránsitos que debimos digerir de lo biológico a lo social.
Por su parte la carga relacional se acumula, modifica, diversifica y revoluciona en los distintos estadios y campos sociales, desafía los instintos, se expande por sobre las relaciones naturales y el ser biológico hasta concebir nuestra humanidad. Esta carga se va componiendo desde nuestras formaciones ancestrales, históricas, generacionales, grupales a las individuales, forma parte de los ejes constituyentes de la sociabilización humana que nos recibe al momento de nuestra venida al mundo en lo físico y lo simbólico.
Es vox pópuli que la dirección en la evolución del cerebro humano está marcada por el acrecentamiento de las partes que nos permiten establecer y fomentar relaciones sociales, en detrimento de las relaciones puramente naturales de supervivencia animal. Aunque estas últimas no hayan dejado de revestirse, sólo que en una proporción menor y delineada por la relación social. De acuerdo a los contextos sociales, la formación y educación del ser humano al nacer mantiene una estricta línea relacional para regir las conductas y las cualidades hacia fines preestablecidos de sociabilidad.
Para el recién nacido este es un proceso de construcción relacional y una curva de aprendizajes de la realidad de las relaciones sociales generales ya imperantes con las que debemos sobrevivir. Este proceso se basa en la adquisición de múltiples y complejas capacidades y cualidades en pos de todo un mundo que lo liga constante, gradual y conflictivamente para constituir su individuación y su ser social, que resumimos en:

·         El reconocerse (yo, ser en sí, sujeto) y reconocer a los otros.
·         Aprender a comunicarse y vincularse, adquirir los procesos y mecanismos de construcción de mensaje y comunicación.
·         Interpretar y ser interpretado en actos, pensamientos y sensaciones.
·         Identificar las necesidades y sus respuestas.
·         Establecer contactos duraderos.
·         Entender que se es vigilado y encomiado para actuar en sentidos determinados.
·         Discernir entre unidad y secesión en las relaciones.
·         Despertar habilidades e inteligencias.
·         Alcanzar niveles de autocontrol.
·         Imprimirse pautas, éticas y racionalizaciones conductuales.
·         Reprimir-anular la anomia (falta de valores, normas, controles y prohibiciones), como negación, desviación o quebrantamiento de cualquier relación preestablecida.
·         Tener un rol entre los semejantes (sentido de pertenencia y diferenciación.
·         Vislumbrar procesos naturales y procesos sociales.
·         Distinguir las diversidades, manejar y mantener sus relaciones.
·         Asimilar las interacciones.
·         Detectar e interpretar intereses, sensaciones, motivaciones y preocupaciones en los demás.
·         Luchar por resolver los problemas que se le presentan.
·         Utilizar logros y fracasos para eventualmente generar más y mejores relaciones.

La individuación o formación del individuo humano implica el desarrollo de una personalidad, vivencias, propiedades del ser, ideas, valores, funciones y dominancias sobre el cuerpo que se conquistan en buena medida sobre la base de relaciones, es un campo despejado exhaustivamente por la sicología al cual no podemos más que remitirnos sucinta e imperfectamente. Con el paso civilizatorio, cultural y productivo moderno del capitalismo, ser biológico y ser social entran en una nueva fase que inscribe una relación de fondo en base a controles sobre el primer constituyente humano por el segundo en aras de enaltecer el sistema de relaciones sociales generales que constituyen su orden y forjar las estructuras cognitivas que le son necesarias.
Aún cuanto podamos divergir en que la relación social quede atrapada en los esquemas del aprendizaje; lo cierto es que sicología (maduración del individuo), pedagogía (aprender y desaprender) y sociología (integrarse a la sociedad) en su cruce sobre el desarrollo infantil indudablemente son muy minuciosos en este ámbito, con un registro inconmensurable de conocimientos para reinterpretar la carga relacional.
La composición de la carga relacional hace la diferencia frente a las relaciones de la naturaleza, la geografía y de los seres vivos, que se distinguen porque son básicamente conformes a sus cualidades instintivas –aún diferenciándose de las más avanzadas formas de sociabilidad animal complejizadas–, frente a las que son elaboradas y deliberadas, con la cualidad agregada de que con estas el género humano básicamente se produce y reproduce a sí mismo en tanto tal.
Nuestra trama relacional pone en concurrencia necesidades básicas y complejas en procesos creadores de  civilización (la lucha por la vida trascendida a existencia humana), de historia y sociedad que alcanzan a sobreponerse como nuevas bases sobre las que descansan, se significan, o se retoman los hilos de la existencia humana, de la supervivencia social y las formas de conservación o sustentación del medio indispensable. Cabe afirmar que a diferencia del reino animal las necesidades fundamentales del ser humano están mediadas por sus relaciones sociales bajo las cuales es y existe en su condición humana.
Ambas condiciones (carga genética y carga relacional social) bajo interacción desde sus puntos de contacto, sin ser una pura suma, resultan imprescindibles en la base formativa del sujeto siempre histórico. Para su desarrollo, humanización, culturización y su estratificación, precisan los niveles de nuestros pensamientos, inteligencias, capacidades, habilidades, caracteres, emociones y actos; según corresponda en las distintas épocas (inclusive en las edades y generaciones). Por tanto, estas cargas son dignas de atención al superar la idea simplista de la “relación eslabón”, al renunciar también a su conceptualización reduccionista como partícula inerte, programable y modificable a criterio de voluntades.
Hay que introducir un matiz, este último fenómeno (modificación de las relaciones intencionalmente) en efecto se presenta sólo sobre el seguimiento de unos códigos de asentamiento en las relaciones imperantes si las condiciones lo permiten, robusteciéndolas o suprimiendo sus ejes sometidos a desgaste; nuestra observación consiste en que no se darán sin conflictos de tipo social, sin cambios en la historia, sin atender al desarrollo social alcanzado.
Si bien el tema da para mucho, de aquí pasamos a objetar otro detalle. Dudar del juicio reduccionista respecto a que la relación social no debe ser tratada científicamente deparaba amargos conflictos, perturbaba nuestras rutinas relacionales, desarmonizaba con los dogmas. Dado que el programa diseñado indicaba que se debía operar de acuerdo a la lógica de que: 1.- una relación es un hecho dado, 2.-  cada relación opera en diferente espacio, 3.- un conjunto de relaciones definen un proceso o condición, y 4.- esos conjuntos constituyen una sociedad, punto. Por tanto se estudian los procesos, los conjuntos, pero no algo tan profano como la relación social. Pero cuidémonos de reclamos frente a tantos actos de fe, nunca terminaríamos por salir de allí.
Tales situaciones corroboran por su cerrazón a toda evidencia, que la relación social es un elemento dinámico del espectro social, que presenta un difícil manejo y una complicada comprensión; aunque cada vez más necesaria de integrar en todas sus correspondencias antes que seguir edificando proposiciones que pretendiendo explicarla por sus manifestaciones la eluden en su contenido íntimo.
Había que establecer entonces el fundamento orgánico de la relación social. Ser conscientes del problema requirió acumular gran cantidad de información, exploraciones, observaciones y experiencias. Había que mantenerse en el torrente de las relaciones sociales, otearlas en sus movimientos, ir de un extremo a otro de sus manifestaciones, detenerse a razonar sobre sus aspectos y las formas en que se expresaban, ubicando sus elementos, hasta que se comprobaran claramente.
Exponerse a ella, advertir su dialéctica, encontrarse con sus efectos, pasar sus presiones y resistencias hasta la fractura visible de sus componentes, verse inmersos en el fuego cruzado de todas las relaciones sociales; todo eso es parte de la vida diaria en el ser humano ¿porqué desistir de comprender su mecanismo interior?, ¿cómo descartar llanamente las posibilidades de integralidad relacional?
La propuesta contempla que el estudio de la relación social se atiende retomando los amplios horizontes en que se encuadran hoy las ciencias humanas y las filosofías, capturando los procesos en que se desenvuelve el capitalismo, yuxtaponiendo a estas dos cuestiones todas las formas y planos de las luchas de clases que ponen de relieve las relaciones, sus problemas, la práctica y experiencia de masas en la construcción relacional orientada a fines particulares, todas las relaciones conflictivas entre las clases sociales fundamentan su acción y reacción.
Consideremos ahora sus estudios concretos. Es de tomar en cuenta que la economía política marxista se ha encargado de analizar unas relaciones específicas y sus impactos; por su parte las ciencias sociales y políticas como principales medios de plantearse el poder y sus procesos acometieron exhaustivamente la interpretación de otras relaciones o de sus aspectos particulares; lo mismo debe decirse de la sicología, la estética, la historia, la etnografía, la salud, la demografía, la filosofía, la educación, la lingüística, la antropología o las teorías del conocimiento que en sus campos dan razón del relacionamiento.
Cada campo las aborda intentando estructurarlas y conectarlas, sus logros son extraordinarios aunque divididos, a veces contradictorios, otras veces al resolverse problemas sectoriales pagan el precio de enmarañar los problemas de las relaciones sociales como conjunto, cometiendo una especie de antropofagia inclusive, como se presenta en la “biologización de la sicología”. Es decir en estos casos se presenta la trasposición de unas relaciones e intenciones por otras, bajo una gama muy extensa de problemas del estudio de las relaciones sociales generales. En fin, estas son sólo unas muestras palmarias de sus propios fenómenos encontrados que llaman a reorganizar el tablero de la relacionalidad.
No hace falta vender ninguna historia, al parecer así tenía que ser su larga marcha, o por lo menos así sucedió, por lo tanto nos encontraremos con ventajas y desventajas frente a sus superposiciones, contrastes, crisis, contraposiciones, aislacionismos de las disciplinas y ciertamente limitaciones particulares, aparejadas a una de fondo que es la de no dedicarse plenamente al estudio de la relación social en sí, sino de sus manifestaciones, sus niveles, contextos y escenarios.
Toda vez que ya se cuenta con gran material sobre las relaciones sociales, aunado a su desenvolvimiento en el capitalismo actual, estas ciencias y experiencias nos ofrecen algunas soluciones válidas, tales como:

a)      El avance en el estudio de determinadas relaciones sociales por campos, con sus polémicas y apreciaciones, describiendo la sustancia relacional que caracteriza a los fenómenos de la sociedad y el medio.
b)      El ejercicio interdisciplinario identificado con los puntos de contacto entre dos o más ramas de investigación, proporcionando la prolongación de la secuencia investigativa reforzando puntos débiles y asegurando mejores soportes en las conclusiones sobre el papel de la relación.
c)      La generalización de pautas comunes como son las leyes, normas, sistemas, esquemas, métodos, categorías y abstracciones que emanan de los estudios, contribuyendo entre otras cosas a enmarcar su sentido universal.
d)     La creación de ramas científico-sociales de condición múltiple que aportan nuevas teorías y apreciaciones en campos muy amplios que se revelan sustentables, tales como la sociología de la educación, geopolítica, etnografía, sicología social, historia de la economía…

Aunque con sus aportes indiscutibles, asociados al hecho de ser vitales para plantarnos ahora en otro panorama; estas pautas se enmarcan estrictamente en la situación creada en su seno, hechas para tareas delimitadas, si bien contribuyen a despertar la conciencia por el ámbito de lo común en las relaciones sociales. A saber, se hace necesario explicarse cabalmente, afrontar la aceleración y multiplicación de las relaciones sociales totales, su dinamismo en el movimiento de las sociedades, su proceso histórico general, además de la re-categorización de la relación social como tal.
Ya se franquearon los tiempos obligados en que hubo de abrirse paso para retomar los atributos particulares de las relaciones sociales en cada ámbito, aún cuando esto seguirá siendo una labor requerida, se demanda volver a articularlas teóricamente por encima de sus prioridades, impulsos, impresiones y vínculos externos.
Asimismo las tenencias de saberes sociales con que se cuenta aquí y allá deben activarse superando los esquemas de adquisiciones fragmentadas y cosificadas, para recuperar todo su valor social, rebasando su práctica divisoria. Con todos sus pródigos resultados cabe resaltar que su estudio importa mayormente para la emancipación social, en la cual aún tienen que demostrarse sus potencias y valías.
Previo a examinar las relaciones de dominación exponemos las siguientes líneas de desarrollo de relaciones socialistas, las relaciones sociales generales que el pueblo como entidad orgánica de clases y sectores explotados y oprimidos, requiere para fundarse en la emancipación total:

·         La socialización de la riqueza y sus medios de producirla.
·         La democracia clasista ejercida desde abajo sin trámites estructurales por los cuales siempre se filtran relaciones de poder.
·         El desarrollo de las fuerzas productivas y culturales de las clases laboriosas.
·         La destrucción constante de las tendencias de dominación y sus formas de enlazarnos.
·         La fraternidad como principio rector de la vida social.
·         La libertad e igualdad en tanto principios sólo realizables en sociedad.
·         El desarrollo de la personalidad y colectividad conscientes de su valor.
·         La redefinición social del concepto del ser humano.
·         El amor a la sociedad y a sus semejantes.
·         La pugna por el bien general y su elevación como requisito indispensable.
·         La solidaridad con los pueblos del mundo y el internacionalismo.
·         La ética y moral acordes a las relaciones colectivistas.
·         Superar la expresión de las relaciones capitalistas en nuestras relaciones con la naturaleza, mujeres y hombres dejarán de presentársela como dominio y propiedad.

Se requieren reestructuraciones en sentido progresivo del panorama relacional para que su análisis integral fluya sin cortapisas, concentrándose en un mejor entendimiento sobre el orden social a que dan lugar y la necesaria disolución de las actuales relaciones sociales fundadas en la dominación.
En el siguiente esquema distinguimos los elementos de la relación social:

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La relación social es polivalente y polimorfa. A todo ello debe agregarse algunos elementos que agudizan el sentido y contenido de la relación social, como el hablar propiamente de necesidad y deseo, la condición de mediación-uso de los objetos. Identificaremos los términos nuevamente en una relación concreta de la que soy testigo presencial, la cual aunque con enormes implicaciones e interrogantes que trae para su procesamiento, debemos comprimirla a los requisitos del punto:

En la pequeña finca de un campesino ocurrió esta relación entre él y dos jóvenes (mujer y hombre) empleados gubernamentales para reunir información sobre si aquel podía ser merecedor de los recursos de un programa de incentivo a la productividad bajo paquetes tecnológicos. En su encuentro el campesino muestra con cierto orgullo sus logros en injertos de plantas, su adaptación al terreno y las perspectivas de venta aún a pesar de lo que perderá frente a los comerciantes de la zona, muestra además un recipiente con peces que espera cultivar en un estanque próximo. Los empleados, graduados como técnicos en agronomía constatan que el cultivo prospera si bien aseveran que no debería estar produciendo tan tempranamente, que existen formas adecuadas de hacer las cosas, que al trabajador del campo le llevan instrucción y existen otras áreas de producción a las que debe dedicarse. El campesino por su parte muestra con una dignidad conquistada a base de buenas y amargas experiencias, cómo lograr sus resultados, cómo poner oído a sus reales problemas y en dónde le servirían mejor los recursos que se le ofrecen, aun aceptando recibirlos en la forma que sea. Los jóvenes empleados le señalan que sus opiniones son buenas, que sería pertinente las hiciera llegar de alguna forma a las autoridades, y que definitivamente debe adquirir un teléfono celular para averiguar posteriormente si fue aceptado o no por la dependencia gubernamental a la cual vinieron a representar.

CONTINUARÁ

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