Argonáutica
de la dominación
Felipe
Cuevas Méndez
Dedicatoria
A los pueblos del mundo
A la memoria del más grande
revolucionario de estos tiempos, Hugo Chávez
Presentación
El documento ante ti es una síntesis de
las experiencias, estudios y análisis largo tiempo observados, pero que fueron
agregadas una por una conforme se presentaban en mi realidad. Había que
reconsiderarlas de acuerdo a los hechos, en mi formación debía cuidar su
naturaleza, muchas veces expuse algunos resultados, pero topé con resistencias
para siquiera ponerlas en discusión. Sin embargo seguí con mis renglones
torcidos, en medio de otras tareas fui acumulando mis puntos y piedras, aprendiéndolas
como observaciones de un autodidacta, una forma de comprender el problema del
fluir de nuestras relaciones sociales.
Debo sincerarme contigo lector, lectora,
mi modesta condición con la cual fui asimilando la realidad y la teoría
revolucionaria en todas sus vertientes. Nací en
el año de 1970, en el pueblo de Nautla, Veracruz, México, estudié licenciatura
en educación en el internado “Luis Villarreal”, El Mexe, Hidalgo gracias una
beca para hijos de campesinos, ahí me hice maestro proletario. Desde entonces (mi
ingreso al internado a los 15 años) me dediqué al estudio de la teoría
revolucionaria y al activismo revolucionario en la defensa de nuestros
internados para hijos de campesinos.
Posteriormente
laboré como profesor en los estados de Michoacán y Edomex, mientras realicé
distintas labores sindicales y estudiantiles, y de prensa independiente,
participando además entre otras luchas del pueblo mexicano.
En el año 2000
escribí un ensayo contra la teoría de la globalización por Editorial comuna, en
2006 publiqué un breve libro sobre la situación del país denominado La
dictadura perfecta, Edición del Sindicato Mexicano de electricistas.
En el mismo
sentido realicé otras publicaciones sobre la realidad política del país y
textos sobre las condiciones del imperialismo (El sistema y la revolución) y
contra la teoría de la globalización.
Mi
participación en los movimientos sociales me inclinó a colaborar semanalmente
para periódicos y revistas independientes en mi país hasta que en 2009 emigré a
Venezuela.
Aquí (Estado
Lara) he colaborado en la Misión Sucre y la Universidad Bolivariana de Trabajadores “Jesús
Rivero” (UBTJR). Mis recursos no dan para una edición impresa, pero no se me
confundan porque aún en medio de mis dificultades materiales le he metido todas
mis fuerzas a ésta investigación.
Introducción
Esta es una teoría sobre las relaciones
sociales de dominación en la era del capitalismo. La relación social constituye
el rasgo básico en que se sustentan las sociedades, moldea y es moldeada por la
acción del individuo y su asociación. En la historia esta es una conquista
trascendental del ser humano en que funda la civilización. No es extraño que
para todo acto revolucionario el principio y el fin de la vida social sea
transformarla en unión de igualdad profunda que proporcione plena satisfacción
a los actos e intereses colectivos y a la persona sobre su presente y su futuro.
A donde apunten nuestros sentidos, donde
se desarrolle nuestra acción, en cualquier dirección temática que vayamos,
siempre estamos ante nuestras relaciones y las de los demás; es tan obvio y absorbente
que la reflexión sobre su naturaleza se ve complicada porque usualmente
dedicamos el análisis a todo aquello (objeto, fenómeno o relación concreta) que
es motivo de incertidumbre. Su atención frecuentemente sólo es introductoria en
los estudios que apuestan a las estructuraciones sociales ya formadas
(relaciones institucionalizadas o solidificadas).
Ahora bien, el estudio general sobre las
relaciones sociales se justifica en sí mismo, es necesario de pies a cabeza, lo
mismo que el de cada una de sus ramas y ciencias como es el caso del sistema de
relaciones de producción, el Estado y las relaciones políticas, son siempre
apropiados para abundar sobre la marcha de la historia; sin embargo, la
carencia en torno al estudio particular de la relación social debe cubrirse
dado que también permite especificar la reconfiguración del mundo moderno en
otras dimensiones de interés.
El conjunto de relaciones sociales, su movilidad,
sus características y el sello de dominación que les es común en el marco de
nuestras sociedades, merece nuestra atención. Esa cuestión de la relación social
nos ha seguido en reflexiones, observaciones de la realidad social, debates y
análisis; de noche y de día nos replanteábamos todo tipo de análisis en función
del encadenamiento de las relaciones sociales, sucedió que con tal tensión fue
dibujándose el tema hasta concebir su estudio específico. En un punto del
proceso hubo de sintetizar las experiencias propias, las observaciones, la
información y las distintas intenciones de su aprendizaje; debíamos afrontar en
ese momento la construcción de propuestas de método para entender las
relaciones, sus condicionantes y dinámicas, replanteando la importancia de las
ciencias que abordan su estudio estructural y catequizan determinadas
racionalizaciones históricas o concretas, dando así el paso a una recuperación
en los marcos de su especificidad como categoría social.
Enfrentados a una serie de tendencias
por demás agresivas sobre estos temas para “orientar” la infalibilidad de tales
o cuales postulados relacionantes, que hacían depender las relaciones sociales
de preceptos ideológicos y racionalismos utilitaristas; optamos por concentrarnos
de nuestra cuenta y riesgo en observar, reorganizar y analizar las relaciones
que se suscitaban en el espectro social.
Lector(a) ha de saber que ello supuso además
del problema de incursionar en un tema poco abordado en estos ángulos, el
encontrarnos con la maleza y lo desconocido de nuestros vínculos sociales,
tener que romper con ciertos celos ortodoxos, y tomar los retos de todo
autodidacta con sus impedimentos materiales y temporales en una labor que se
nos propone más laboriosa y delicada. Para hacer este viaje a través del mundo
de la dominación es requisito blasfemar un tanto contra unos cuantos dogmas,
mentiras pasadas por verdades, y otras opiniones aplicables que hoy deben
relativizarse.
Entre el torbellino de información y
análisis, por si fuera poco uno se encuentra con el fuego cruzado de los
intereses hegemónicos, con los importunos de la diatriba e intolerancia
política, la movilidad e interpenetración de todas las relaciones sociales en
operación. Nos dedicamos a dar continuidad al esfuerzo con todos los riesgos
que esto implicaba para mi desventajosa situación de abrir un tema silenciado,
arrinconado en unas cuantas fórmulas; pensarlo propositivamente en función de
las nuevas e integrales relaciones sociales; lo cual tiene acaso una ventaja: deliberar
seriamente y sin disimulos sobre las formas relacionantes con que se explaya la
dominación burguesa.
Hacen falta procesos democráticos y revolucionarios
para trascender las relaciones sociales de dominación articulando las luchas en
todos los planos. Para que se tome el hilo de la destrucción sobre cuanta
relación de poder, de control, de opresión y explotación se vayan despejando en
su variada consistencia; definitivamente es necesario trascender a la creación
de relaciones que sean la máxima expresión de la actividad del pueblo para la
constitución de relaciones de agregación colectiva, fraternas, solidarias, de
comunidad. Lo que proponemos en éste esfuerzo es razonar la relación social
dentro del capitalismo con las raigambres de su conflicto, para estar en
condiciones de crear más herramientas en la ampliación de nuestros horizontes.
Proyectando la centralidad del trabajo
vivo, o lo que es lo mismo, el interés supremo de la especie y el mundo por
encima de sus riquezas acumuladas; se perfilarán las características de las
nuevas relaciones en germinación tras algunos principios que la historia humana
va arrojando como grandes aspiraciones de comunidad universal. En esa
perspectiva concurrirán nuevos factores formativos: tendencias al trabajo, la
cultura y la mancomunidad como expresión de gratificación y realización humana;
disfrute pleno y pasión por la vida; solidaridad y sentido del deber con el
mundo, movimiento y lucha constantes por forjar relaciones de total confraternidad.
I. Configuración de la
relación social
La relación social se presenta en tres
renglones de interés: 1.- en tanto vista teóricamente se puede analizar como
ligadura de comunidad, 2.- observada en cuanto fenómeno, se aprecian sus mil
rostros como concreción de unión o asociación en los distintos campos de acción
de los seres humanos, y 3.- por su formación histórica, como medido de sujeción
del hombre por el hombre. Nos proponemos considerar estos ejes a efecto de que
nuestro examen adquiera amplitud sobre el tema.
Para nuestras aspiraciones de integración
nunca será suficiente ver todas las facetas de la relación social, ya sea en
los grandes complejos sociales o en los pequeños grupos humanos; la mirada y
acción consciente de la dinámica relacional es una exigencia de la lucha
humana, que en el capitalismo se expresa invariablemente en toda la lucha de
clases.
Antes de replantearnos su torbellino es
conveniente simplificar, la relación social siempre será concreta, mas para
apreciarla creemos pertinente describir la naturaleza de sus componentes, al
fin y al cabo de sus procesos tendremos a la mano todo tipo de referencias. Estamos
inmersos en relaciones de todo género, por ello vale más comenzar por su
abstracción, en otras palabras partimos de conceptualizar y contextualizar la
relación social.
Se precisa esta visualización, aspirar a
cambiar –en términos revolucionarios y libertarios– las relaciones sociales
generales del sistema capitalista, debe replantearse en función de todas sus
cualidades y características, porque como vamos a analizar, en todas ella y en
su conjunto radica su condición de dominación.
1.
La relación social como categoría de estudio
Las condicionantes y problemáticas de la
relación social nos conducen a considerarla como objetivo concreto e inmediato
de nuestra investigación. Para incitar el pensamiento hemos de empezar con esta
alusión: la relación social, en tanto mecanismo de la conexión humana entre
sujetos y objetos de una sociedad históricamente instalada en sus concreciones
económicas, políticas o culturales; podemos apreciarla en su evocación del
vínculo como categoría asociativa. Acuñada por el esfuerzo humano, su
conceptualización se prolongará en la medida que nos sean revelados los detalles
de cómo se practica.
Sobre la cuestión de la relación social,
asombra que en su estudio le sea concedido un simple lugar de entrada hacia
distintos análisis, si bien en él se le reverencia, esto crea problemas
posteriores para recuperar todo su sentido, por ello necesitamos una percepción
enriquecida de la partícula social. Con escasos intentos por procesar sus
particularidades y variaciones, predominan unas cuantas consideraciones ideales
sobre su forma de existencia e importancia, a partir de todo lo cual se propende
al estudio de sus manifestaciones (las relaciones sociales generales), quedando
sin desarrollo los elementos esenciales de su categorización, dinámica interna
y papel en la construcción de las sociedades.
Reivindicarla por encima de la
demarcación fenomenológica y su cosificación careció de significación durante
un tiempo en que se descollaba el argumento y el testimonio sobre la calidad de
sus distintas expresiones que son indiscutiblemente de inmenso valor. Dicha
categoría estaba fatalmente subordinada a las prioridades específicas y
generales del estudio sobre las distintas esferas y escenarios del capitalismo.
En esos escenarios se concentraron los
esfuerzos de las teorías y la práctica social en el sentido siguiente:
a)
Una colosal fuerza de inducción
para contemplar las relaciones en bloque (en lo general y por secciones de
interés). Las potencias y alcances del registro de relaciones sociales dominantes
impusieron su orden de escrutinio. Cuan necesario fue así, es un tema de
estudio posterior, lo resultante es que esto sometía a opacidad la relación
social considerándosela como una mera línea de salida en cada exposición
temática. En esa explosión de valiosos aportes se atendería sus construcciones
en aparatos, estructuras, órganos, sistemas, fenómenos, procesos, tendencias y
campo.
b)
Una tenaz línea discursiva que
se negó a captar lo específico del problema relacional dado el culto de la
“evidencia” de sus manifestaciones. Esta línea resultó incapaz de auscultar y
analizar los circuitos y puntos de contacto en sí mismos como mecanismos de
dominación, confinándose a esquemas de rutina. Dicho enfoque bloquea toda
estimación de las conexiones sociales como tales, pierde piso frente al
movimiento de las relaciones sociales generales.
Reconozcamos los avances y compromisos así
impuestos por el acontecer social. Pronto han venido a patentizar analogías,
comparaciones y correlaciones entre las distintas relaciones sociales;
revelaron bases relacionales aún insuficientemente evaluadas; mecanismos y
elementos interiores comunes a toda relación social; y la factibilidad de
operar con ellas para asimilar sus roles. Tal es el caso de las relaciones de
poder tan diseminadas por todos los llamados campos de actividad humana para
intentar explicarse las relaciones de poder a partir de bloques de relaciones
sociales, instituciones en sí mismas y espacios sociales.
A fin de cuentas se nos abre el camino a
su percepción congruente, sus expresiones, su historia, su definición teórica,
su perspectiva analítica, su observancia integral antes que la coacción desde
sus cumbres y fetichismos.
Cabe aprovechar los resultados para una
redefinición de la relación social y sus expresiones. Una combinación y
proyección tanto de sus soportes como de sus argumentos, es útil a bien de
mejor expresar nuestra construcción de sociedad.
Sin perder de vista lo descrito, finalmente
tomemos en cuenta una de sus reducciones habituales. En ella se indica que
atendida como categoría singular la relación social sólo representa el segmento:
sujeto-nexo-sujeto, es decir, un eslabón en la cadena. En este subproducto del esquematismo
se encierra verdad y reticencia, porque la fórmula ya incluye el deslizamiento
al uso funcional y limitado de sus rudimentos más visibles. Frente a semejante modelo
lo lógico tendría que ser la clausura del tema, lo que equivale a imponer una
clara relación de supresión de un
área de análisis inconveniente para otras relaciones funcionales.
Con todo insistimos, corramos el riesgo
de su reapertura, entremos pues en materia.
El punto de unión entre nuestra
naturaleza biológica y nuestra condición social transita de la carga genética que
permite explicarse importantes aspectos de nuestra constitución evolutiva, biológica
y fisiológica, por decir lo menos de todos sus contenidos vinculantes. De
adentro hacia afuera, sustenta las bases de nuestras vidas, del cuerpo para
responder a unas necesidades relacionales, un rostro para expresarlas, un
desarrollo para integrarlas, un cerebro para asimilarlas, unos sentidos para
captarlas, una individuación-identidad para asimilarlas, forjarlas, sufrirlas,
sobrevivirlas y disfrutarlas. De afuera hacia adentro marca al encuentro con la
progresiva carga relacional, de las relaciones sociales manifiestas, a los
mecanismos individuales y colectivos que la construyen o destruyen. Las
relaciones de la naturaleza suelen ser fundamentalmente biológicas, ecológicas
y evolutivas, en tanto las del ser humano pasan a ser sociales, económicas e
históricas, sin descartarse en definitiva los primeros rasgos y los tránsitos
que debimos digerir de lo biológico a lo social.
Por su parte la carga relacional se
acumula, modifica, diversifica y revoluciona en los distintos estadios y campos
sociales, desafía los instintos, se expande por sobre las relaciones naturales
y el ser biológico hasta concebir nuestra humanidad. Esta carga se va
componiendo desde nuestras formaciones ancestrales, históricas, generacionales,
grupales a las individuales, forma parte de los ejes constituyentes de la sociabilización
humana que nos recibe al momento de nuestra venida al mundo en lo físico y lo
simbólico.
Es vox
pópuli que la dirección en la evolución del cerebro humano está marcada por
el acrecentamiento de las partes que nos permiten establecer y fomentar
relaciones sociales, en detrimento de las relaciones puramente naturales de supervivencia
animal. Aunque estas últimas no hayan dejado de revestirse, sólo que en una
proporción menor y delineada por la relación social. De acuerdo a los contextos
sociales, la formación y educación del ser humano al nacer mantiene una
estricta línea relacional para regir las conductas y las cualidades hacia fines
preestablecidos de sociabilidad.
Para el recién nacido este es un proceso
de construcción relacional y una curva de aprendizajes de la realidad de las
relaciones sociales generales ya imperantes con las que debemos sobrevivir.
Este proceso se basa en la adquisición de múltiples y complejas capacidades y cualidades
en pos de todo un mundo que lo liga constante, gradual y conflictivamente para
constituir su individuación y su ser social, que resumimos en:
·
El reconocerse (yo, ser en sí,
sujeto) y reconocer a los otros.
·
Aprender a comunicarse y
vincularse, adquirir los procesos y mecanismos de construcción de mensaje y
comunicación.
·
Interpretar y ser interpretado
en actos, pensamientos y sensaciones.
·
Identificar las necesidades y
sus respuestas.
·
Establecer contactos duraderos.
·
Entender que se es vigilado y
encomiado para actuar en sentidos determinados.
·
Discernir entre unidad y
secesión en las relaciones.
·
Despertar habilidades e
inteligencias.
·
Alcanzar niveles de autocontrol.
·
Imprimirse pautas, éticas y
racionalizaciones conductuales.
·
Reprimir-anular la anomia
(falta de valores, normas, controles y prohibiciones), como negación,
desviación o quebrantamiento de cualquier relación preestablecida.
·
Tener un rol entre los
semejantes (sentido de pertenencia y diferenciación.
·
Vislumbrar procesos naturales y
procesos sociales.
·
Distinguir las diversidades, manejar
y mantener sus relaciones.
·
Asimilar las interacciones.
·
Detectar e interpretar
intereses, sensaciones, motivaciones y preocupaciones en los demás.
·
Luchar por resolver los problemas
que se le presentan.
·
Utilizar logros y fracasos para
eventualmente generar más y mejores relaciones.
La individuación o formación del
individuo humano implica el desarrollo de una personalidad, vivencias,
propiedades del ser, ideas, valores, funciones y dominancias sobre el cuerpo que
se conquistan en buena medida sobre la base de relaciones, es un campo
despejado exhaustivamente por la sicología al cual no podemos más que
remitirnos sucinta e imperfectamente. Con el paso civilizatorio, cultural y
productivo moderno del capitalismo, ser biológico y ser social entran en una
nueva fase que inscribe una relación de fondo en base a controles sobre el
primer constituyente humano por el segundo en aras de enaltecer el sistema de
relaciones sociales generales que constituyen su orden y forjar las estructuras
cognitivas que le son necesarias.
Aún cuanto podamos divergir en que la
relación social quede atrapada en los esquemas del aprendizaje; lo cierto es
que sicología (maduración del individuo), pedagogía (aprender y desaprender) y
sociología (integrarse a la sociedad) en su cruce sobre el desarrollo infantil indudablemente
son muy minuciosos en este ámbito, con un registro inconmensurable de
conocimientos para reinterpretar la carga relacional.
La composición de la carga relacional
hace la diferencia frente a las relaciones de la naturaleza, la geografía y de los
seres vivos, que se distinguen porque son básicamente conformes a sus
cualidades instintivas –aún diferenciándose de las más avanzadas formas de
sociabilidad animal complejizadas–, frente a las que son elaboradas y deliberadas,
con la cualidad agregada de que con estas el género humano básicamente se
produce y reproduce a sí mismo en tanto tal.
Nuestra trama relacional pone en
concurrencia necesidades básicas y complejas en procesos creadores de civilización (la lucha por la vida
trascendida a existencia humana), de historia y sociedad que alcanzan a
sobreponerse como nuevas bases sobre las que descansan, se significan, o se
retoman los hilos de la existencia humana, de la supervivencia social y las
formas de conservación o sustentación del medio indispensable. Cabe afirmar que
a diferencia del reino animal las necesidades fundamentales del ser humano
están mediadas por sus relaciones sociales bajo las cuales es y existe en su
condición humana.
Ambas condiciones (carga genética y
carga relacional social) bajo interacción desde sus puntos de contacto, sin ser
una pura suma, resultan imprescindibles en la base formativa del sujeto siempre
histórico. Para su desarrollo, humanización, culturización y su estratificación,
precisan los niveles de nuestros pensamientos, inteligencias, capacidades,
habilidades, caracteres, emociones y actos; según corresponda en las distintas
épocas (inclusive en las edades y generaciones). Por tanto, estas cargas son
dignas de atención al superar la idea simplista de la “relación eslabón”, al
renunciar también a su conceptualización reduccionista como partícula inerte,
programable y modificable a criterio de voluntades.
Hay que introducir un matiz, este último
fenómeno (modificación de las relaciones intencionalmente) en efecto se
presenta sólo sobre el seguimiento de unos códigos de asentamiento en las
relaciones imperantes si las condiciones lo permiten, robusteciéndolas o
suprimiendo sus ejes sometidos a desgaste; nuestra observación consiste en que
no se darán sin conflictos de tipo social, sin cambios en la historia, sin
atender al desarrollo social alcanzado.
Si bien el tema da para mucho, de aquí
pasamos a objetar otro detalle. Dudar del juicio reduccionista respecto a que
la relación social no debe ser tratada científicamente deparaba amargos
conflictos, perturbaba nuestras rutinas relacionales, desarmonizaba con los
dogmas. Dado que el programa diseñado indicaba que se debía operar de acuerdo a
la lógica de que: 1.- una relación es un hecho dado, 2.- cada relación opera en diferente espacio, 3.- un
conjunto de relaciones definen un proceso o condición, y 4.- esos conjuntos constituyen
una sociedad, punto. Por tanto se estudian los procesos, los conjuntos, pero no
algo tan profano como la relación social. Pero cuidémonos de reclamos frente a
tantos actos de fe, nunca terminaríamos por salir de allí.
Tales situaciones corroboran por su
cerrazón a toda evidencia, que la relación social es un elemento dinámico del
espectro social, que presenta un difícil manejo y una complicada comprensión;
aunque cada vez más necesaria de integrar en todas sus correspondencias antes
que seguir edificando proposiciones que pretendiendo explicarla por sus
manifestaciones la eluden en su contenido íntimo.
Había que establecer entonces el
fundamento orgánico de la relación social. Ser conscientes del problema
requirió acumular gran cantidad de información, exploraciones, observaciones y
experiencias. Había que mantenerse en el torrente de las relaciones sociales,
otearlas en sus movimientos, ir de un extremo a otro de sus manifestaciones,
detenerse a razonar sobre sus aspectos y las formas en que se expresaban,
ubicando sus elementos, hasta que se comprobaran claramente.
Exponerse a ella, advertir su
dialéctica, encontrarse con sus efectos, pasar sus presiones y resistencias hasta
la fractura visible de sus componentes, verse inmersos en el fuego cruzado de
todas las relaciones sociales; todo eso es parte de la vida diaria en el ser
humano ¿porqué desistir de comprender su mecanismo interior?, ¿cómo descartar
llanamente las posibilidades de integralidad relacional?
La propuesta contempla que el estudio de
la relación social se atiende retomando los amplios horizontes en que se
encuadran hoy las ciencias humanas y las filosofías, capturando los procesos en
que se desenvuelve el capitalismo, yuxtaponiendo a estas dos cuestiones todas
las formas y planos de las luchas de clases que ponen de relieve las
relaciones, sus problemas, la práctica y experiencia de masas en la
construcción relacional orientada a fines particulares, todas las relaciones
conflictivas entre las clases sociales fundamentan su acción y reacción.
Consideremos ahora sus estudios
concretos. Es de tomar en cuenta que la economía política marxista se ha
encargado de analizar unas relaciones específicas y sus impactos; por su parte
las ciencias sociales y políticas como principales medios de plantearse el
poder y sus procesos acometieron exhaustivamente la interpretación de otras
relaciones o de sus aspectos particulares; lo mismo debe decirse de la sicología,
la estética, la historia, la etnografía, la salud, la demografía, la filosofía,
la educación, la lingüística, la antropología o las teorías del conocimiento
que en sus campos dan razón del relacionamiento.
Cada campo las aborda intentando
estructurarlas y conectarlas, sus logros son extraordinarios aunque divididos,
a veces contradictorios, otras veces al resolverse problemas sectoriales pagan
el precio de enmarañar los problemas de las relaciones sociales como conjunto,
cometiendo una especie de antropofagia inclusive, como se presenta en la “biologización
de la sicología”. Es decir en estos casos se presenta la trasposición de unas
relaciones e intenciones por otras, bajo una gama muy extensa de problemas del
estudio de las relaciones sociales generales. En fin, estas son sólo unas muestras
palmarias de sus propios fenómenos encontrados que llaman a reorganizar el tablero
de la relacionalidad.
No hace falta vender ninguna historia, al
parecer así tenía que ser su larga marcha, o por lo menos así sucedió, por lo
tanto nos encontraremos con ventajas y desventajas frente a sus
superposiciones, contrastes, crisis, contraposiciones, aislacionismos de las
disciplinas y ciertamente limitaciones particulares, aparejadas a una de fondo
que es la de no dedicarse plenamente al estudio de la relación social en sí,
sino de sus manifestaciones, sus niveles, contextos y escenarios.
Toda vez que ya se cuenta con gran
material sobre las relaciones sociales, aunado a su desenvolvimiento en el
capitalismo actual, estas ciencias y experiencias nos ofrecen algunas
soluciones válidas, tales como:
a)
El avance en el estudio de
determinadas relaciones sociales por campos, con sus polémicas y apreciaciones,
describiendo la sustancia relacional que caracteriza a los fenómenos de la
sociedad y el medio.
b)
El ejercicio interdisciplinario
identificado con los puntos de contacto entre dos o más ramas de investigación,
proporcionando la prolongación de la secuencia investigativa reforzando puntos
débiles y asegurando mejores soportes en las conclusiones sobre el papel de la
relación.
c)
La generalización de pautas
comunes como son las leyes, normas, sistemas, esquemas, métodos, categorías y
abstracciones que emanan de los estudios, contribuyendo entre otras cosas a
enmarcar su sentido universal.
d)
La creación de ramas
científico-sociales de condición múltiple que aportan nuevas teorías y
apreciaciones en campos muy amplios que se revelan sustentables, tales como la
sociología de la educación, geopolítica, etnografía, sicología social, historia
de la economía…
Aunque con sus aportes indiscutibles,
asociados al hecho de ser vitales para plantarnos ahora en otro panorama; estas
pautas se enmarcan estrictamente en la situación creada en su seno, hechas para
tareas delimitadas, si bien contribuyen a despertar la conciencia por el ámbito
de lo común en las relaciones sociales. A saber, se hace necesario explicarse
cabalmente, afrontar la aceleración y multiplicación de las relaciones sociales
totales, su dinamismo en el movimiento de las sociedades, su proceso histórico
general, además de la re-categorización de la relación social como tal.
Ya se franquearon los tiempos obligados
en que hubo de abrirse paso para retomar los atributos particulares de las
relaciones sociales en cada ámbito, aún cuando esto seguirá siendo una labor
requerida, se demanda volver a articularlas teóricamente por encima de sus
prioridades, impulsos, impresiones y vínculos externos.
Asimismo las tenencias de saberes
sociales con que se cuenta aquí y allá deben activarse superando los esquemas
de adquisiciones fragmentadas y cosificadas, para recuperar todo su valor
social, rebasando su práctica divisoria. Con todos sus pródigos resultados cabe
resaltar que su estudio importa mayormente para la emancipación social, en la
cual aún tienen que demostrarse sus potencias y valías.
Previo a examinar las relaciones de
dominación exponemos las siguientes líneas de desarrollo de relaciones
socialistas, las relaciones sociales generales que el pueblo como entidad
orgánica de clases y sectores explotados y oprimidos, requiere para fundarse en
la emancipación total:
·
La socialización de la riqueza
y sus medios de producirla.
·
La democracia clasista ejercida
desde abajo sin trámites estructurales por los cuales siempre se filtran
relaciones de poder.
·
El desarrollo de las fuerzas
productivas y culturales de las clases laboriosas.
·
La destrucción constante de las
tendencias de dominación y sus formas de enlazarnos.
·
La fraternidad como principio
rector de la vida social.
·
La libertad e igualdad en tanto
principios sólo realizables en sociedad.
·
El desarrollo de la
personalidad y colectividad conscientes de su valor.
·
La redefinición social del concepto del ser humano.
·
El amor a la sociedad y a sus
semejantes.
·
La pugna por el bien general y
su elevación como requisito indispensable.
·
La solidaridad con los pueblos
del mundo y el internacionalismo.
·
La ética y moral acordes a las
relaciones colectivistas.
·
Superar la expresión de las
relaciones capitalistas en nuestras relaciones con la naturaleza, mujeres y
hombres dejarán de presentársela como dominio y propiedad.
Se requieren reestructuraciones en
sentido progresivo del panorama relacional para que su análisis integral fluya
sin cortapisas, concentrándose en un mejor entendimiento sobre el orden social
a que dan lugar y la necesaria disolución de las actuales relaciones sociales
fundadas en la dominación.
En el siguiente esquema distinguimos los
elementos de la relación social:
Añadir leyenda |
La relación social es polivalente y
polimorfa. A todo ello debe agregarse algunos elementos que agudizan el sentido
y contenido de la relación social, como el hablar propiamente de necesidad y
deseo, la condición de mediación-uso de los objetos. Identificaremos
los términos nuevamente en una relación concreta de la que soy testigo
presencial, la cual aunque con enormes implicaciones e interrogantes que trae
para su procesamiento, debemos comprimirla a los requisitos del punto:
En la pequeña finca de un campesino
ocurrió esta relación entre él y dos jóvenes (mujer y hombre) empleados
gubernamentales para reunir información sobre si aquel podía ser merecedor de
los recursos de un programa de incentivo a la productividad bajo paquetes
tecnológicos. En su encuentro el campesino muestra con cierto orgullo sus
logros en injertos de plantas, su adaptación al terreno y las perspectivas de
venta aún a pesar de lo que perderá frente a los comerciantes de la zona,
muestra además un recipiente con peces que espera cultivar en un estanque
próximo. Los empleados, graduados como técnicos en agronomía constatan que el
cultivo prospera si bien aseveran que no debería estar produciendo tan
tempranamente, que existen formas adecuadas de hacer las cosas, que al
trabajador del campo le llevan instrucción y existen otras áreas de producción
a las que debe dedicarse. El campesino por su parte muestra con una dignidad
conquistada a base de buenas y amargas experiencias, cómo lograr sus
resultados, cómo poner oído a sus reales problemas y en dónde le servirían
mejor los recursos que se le ofrecen, aun aceptando recibirlos en la forma que
sea. Los jóvenes empleados le señalan que sus opiniones son buenas, que sería
pertinente las hiciera llegar de alguna forma a las autoridades, y que
definitivamente debe adquirir un teléfono celular para averiguar posteriormente
si fue aceptado o no por la dependencia gubernamental a la cual vinieron a representar.
CONTINUARÁ
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