Friday, March 22, 2013

ARGONÁUTICA DE LA DOMINACIÓN.



Felipe Cuevas

Continuamos complementando estos elementos con la visualización secuencial de la relación. Este es el curso perceptible por nosotros:

Cada relación y su repetición aportan al establecimiento de la organización social. Desde el primer momento los términos dominación, poder y estatus, son elementos que deben ser reconocidos y ejecutados para que los sujetos sean aceptados como tales, es decir ya en el seno de la más minúscula de nuestras relaciones contemporáneas están incubadas las cargas relacionales aquilatadas en las sociedades divididas, y consolidadas bajo el capitalismo. La racionalidad, la casualidad de la relación examinada están sometidas por las relaciones generales establecidas. En la relación campesino-empleados pueden palparse las demostraciones hacia el dominio de la posición social, el reconocimiento de poderes y debilidades, el control, la resistencia o la sumisión.
Si la necesidad de investigar y cuestionar no fuese suficiente, recomendamos repasar este apartado posteriormente al estudio de las relaciones generales, observando nuevamente el mapa conceptual de la relación social a modo de precisar también sobre la base de la experiencia y conocimientos propios la importancia de tomar en cuenta los horizontes de una relación social y de las relaciones sociales en sus agrupaciones o en su generalidad. Por lo pronto lo central consiste en ubicar la categoría relación social en sus distintos compuestos “íntimos”, su concatenación será materia de capítulos posteriores.
Quizá un tanto entramado el hecho rememorado nos pareció aleccionador para observar claramente la relación social sujeta a las distintas formas de dominación, guardando una necesidad de control inmediato sobre los potenciales de crecimiento en cada sociedad para garantizarse una trayectoria reproductiva ante las complicaciones económicas. Enunciado que sustenta la hegemonía para regir en todas las escalas, es decir hegemonía para: preceder, conducir, guiar, comandar, gobernar, imperar en las relaciones entre el Estado capitalista y clases laboriosas del campo.
Contextualizar la relación social encargándose del conjunto de los elementos que evoca (razón, relaciones generales, procesos, estructuras, correlaciones, sociedad), es un objetivo que nos reclama la lucha social, el cambio social y la recuperación de nuestra condición humana por la emancipación. Por tanto algunos de los propósitos que perseguimos consisten en:

a)      Destacar a la relación social con mayor relieve y significación partiendo del encuentro con sus implicaciones íntimas.
b)      Proporcionar el soporte relacional a la tarea de vislumbrar lo social más allá de las relaciones estructurales, destacando el conjunto de sus tejidos, categorías y formaciones.
c)      Ubicar las condiciones que invisibilizan las relaciones sociales junto a los contenidos que provocan su obnubilación. Apreciar cada una de las líneas de la relación social frente a la inmersión burguesa basada en el arte de manipular a su favor.
d)     Observar las múltiples aristas de la relación y ubicarlas coherentemente.
e)      trascender los excesos de concentración en unos u otros de sus elementos que conducen a lo estrictamente autorreferencial y al desarrollo de múltiples lógicas racional-funcionalistas.

Como queda señalado, a nuestra relación es apremiante apreciarle como un elemento dinámico al cual hay que retomar más allá de un objeto de referencia o conjunto de aspectos estáticos ya dados. Su consistencia está en la reunión de todas sus formas, recursos, cambios, estructuras, historia, medios y contenidos, que nos hace parte y constituyente de la sociedad.
Su sentido se describe en el complejo y la unidad, resulta más que una simple manifestación unidireccional de la humanidad, o un todo de elementos desarticulados; es el conjunto de ligamentos con los que el ser humano se abre paso en sus transformaciones instaurando sus sociedades.
Canalizando nuestra indagación nos sugiere que la relación social integra estos referentes esenciales en su definición:

a)      Las formas en que se presenta (económicas, políticas, de profesión, de vida social), de las que no se puede prescindir para estar en sociedad o para intentar asimilarlas y comprender nuestra más grande construcción.
b)      La expresión condensada de sí misma en tanto que vínculo, mecanismo y proceso humano.
c)      Sus identidades entre: 1.- la proyección del individuo y sus acciones, 2.- el movimiento de clase, sector o grupo, 3.- la expresión y efecto de las relaciones ya consolidadas como estructuras, rasgos o leyes sociales.
d)     Su sentido trascendental de lo social como norma, acto y sistema de crear sociedad.
e)      El estado de constante interacción –relacionamiento– entre los seres humanos en un tiempo, espacio, contexto y procesos dados.

Su examen –nos referimos al estudio de la relación social–, así fuese carente de premisas básicas, ausente de una expresión clara, impulsado hacia unas u otras de sus manifestaciones; recorre todos los anales de la historia, unas veces como la idea de lo nuestro, la política, la moral, lo sagrado, la sociedad civil, nuestra raza, las clases, la cultura y demás, otras veces sobre la huella de características más definidas como la contradicción y el reconocimiento de su condición de célula social.
El mundo de las relaciones sociales, es entonces parte sustancial del mundo de lo humano, enlace de sujetos y objetos, ni más ni menos que de los distintos vínculos, procesos y movimientos que se gestan multidimensionalmente, con unos elementos más fuertes que otros, sujetos a espacios amplios, limitados o cerrados, con valores y rangos diferenciados. Actuando dinámicamente, según sean sus sistemas, contextos situacionales; correspondiéndose o confrontándose según sean sus grados de desarrollo material o subjetivo.
No hay simplificación factible, la relación hace posible nuestra existencia como especie, es un vínculo de múltiples implicaciones en movimiento con que producimos y reproducimos toda sociedad y establecemos sus enlaces de diverso orden.
En lo general la humanidad se construye socialmente comprometiendo y postulando unas relaciones emanadas de condiciones particulares hasta que se agotan, se vuelven intolerables a su existencia, se debilitan sus ejes, prolongándose una etapa en que se renuevan y perfeccionan, o llegado el momento se imponen otras. El punto es que la relación social resulta una constante fundamental, presente en todo proceso socializante, a la que nos aferramos y/o tememos, que mina o fortalece la vida, que inspira o desarticula.
De esa cualidad en todo caso cambiante, no podemos prescindir como línea esencial, aunque sí revolucionar para concordar a necesidades más amplias; reconstituirnos en una colectividad que supere sus insuficiencias, esclavizaciones y automatismos lo mismo que sus contradicciones; que pueda enfrentarse a sus retos y enigmas siempre crecientes; que nos permita luchar despejados de las asfixiantes problemáticas relacionantes del capitalismo. El movimiento de emancipación en perspectiva es la afirmación de y por nuevas relaciones libres e iguales que funden una nueva sociedad.
No olvidemos que la sociedad capitalista se construye a sí misma, aumenta sus fuerzas en una gama progresiva de relaciones sociales, con una acumulación sustancial de su carga y capacidad relacional. No hay emancipación posible sin concluir con sus fuerzas hegemónicas, con el uso manoseado que estas le dan a las relaciones; sin enfrentar el funcionalismo tendencioso de acuerdo a intereses sórdidos de toda índole; sin la articulación de una naturaleza plena especialmente construida por condiciones, conciencias y discusiones.
En la actualidad se presentan las bases de todas las relaciones, necesitamos aprovisionarnos de su material, tenemos que mantener las resistencias y condicionantes para evitar que prosigan arrastrándonos a sus inercias dominantes, eso sólo se puede hacer afrontándolas en todos sus escenarios.

1.      Enfoque sobre el enlace relacional

Se advertirá que al establecer la definición sobre los contenidos de la relación social, muy fácilmente uno podría concluir todo seguimiento para dedicarse a las relaciones generales, pero no debemos ceder a esta particular manifestación de las fuerzas combinadas del sistema de las relaciones sociales generales que ciertamente con todo derecho reclaman atención.
Resistiendo a esa tentación debemos enfocarnos a la dinámica del enlace. Así como se nos abren ventajas y perspectivas de análisis, también existen problemas metodológicos para su estudio, concentrémonos en algunos de estos últimos:

·         Enfrentamos dificultades para representarnos la relación social y sus expresiones como un todo, ya que generalmente uno de sus componentes intenta imponer sus puntos, criterios e intereses, opacando o teniendo a menos sus contrapartes, por tanto crea una imagen enaltecida de sí y unilateral de la relación.
·         Al demostrar la dialéctica que les es inherente ajustándola a sus correlaciones tenemos una presión constante a que incluso una vez resuelta la interpretación de todas sus partes, la relación se manifieste como única u omnipotente frente al conjunto de relaciones que puedan concurrir en un suceso, fenómeno o proceso dado. Dependiendo nuestra especialidad o visión social en la relación campesino-empleados percibiremos más los aspectos de normalidad, poder, opresión, económicos, políticos, culturales, educativos, sicológicos, técnicos o ambientales.
·         Dilemas para forjar instrumentos que impidan a las manifestaciones dominantes de las relaciones sociales el enajenarnos de sus contenidos y simbolismos relacionales, por encima de sus primeras evidencias o de sus fronteras paradigmáticas. En el mismo ejemplo se nos anteponen las tareas de formación política, el aprovechamiento de los recursos, los compromisos que puedan adquirirse, las fuerzas políticas en pugna, las posibilidades de organización en el campo, el desarrollo de una política revolucionaria, el cuidado del ambiente, las dudas sobre los resultados económicos entre una u otra opción de los sujetos, etc.
·         La problemática en torno a que la asimilación de todo tema relacional se ve entorpecida para entablar una correspondencia armoniosa de sus dependencias, graduaciones, determinantes, autonomías, singularidades y correspondencias de las relaciones sociales generales hacia su solución máxima.
·         Inconsistencias del accionar en tanto que no se examine directa y completamente el sentido relacional a fin de orientarnos en sus leyes, rasgos, tendencias, contradicciones, aglomeraciones, estructuraciones, sistematizaciones y perspectivas.

En estos casos, se evidencia ya el carácter dialéctico de la construcción social, que debe superar sus primeras impresiones generales al igual que las simplificaciones ramales de la relación. Mismas que suelen elevar a principios históricos invulnerables sus aportes en forma de puntos de vista, ensoñaciones de culturización, sicologización, politización, biologización, ideologización, educación, naturalismo, tecnicismo o informacional.
Apoyadas en la alineación de las fuerzas creadas, sus estructuras, valores e ideas, las relaciones sociales en el capitalismo han sufrido cambios profundos, mudaron el panorama social y su propia clasificación, configuraron el escenario, crearon un universo infinito de contactos continuos que nacen, viven, se renuevan o mueren.
Si bien queda a la vista el instrumental teórico-metodológico empleado, aquí hemos de asumir la responsabilidad de exponer una apreciación concreta sobre cómo concebir y conjugar esa trayectoria en direcciones específicas.
Cuando los ciclos y fenómenos sociales se ven sólo desde sus frentes parecen en efecto círculos cerrados, se obtiene de su análisis evaluaciones importantes con límites incluidos, esto ocurre frecuentemente como en nuestra interpretación de planos, pero si resistimos a las imágenes iniciales y apreciamos la cuestión desde el ángulo de sus procesos, nos tropezaremos con una escena que guarda todo el material relacional.
Al respecto nos planteamos conjugar las herramientas esenciales que se vinieron creando al paso de las conquistas trascendentales en el conocimiento del capitalismo. Sin embargo dado que cada una nació sin la suficiente ligazón, absortas en su autodescubrimiento, o les fue complicado integrarse a un cuerpo estructurado y dinámico.
Este último aspecto en atención a las distintas relaciones sociales con la robustez estructural que debieron adquirir, crearía problemas de exceso, no porque sus aportes fuesen superfluos, sino porque se inclinaron a una recarga de sus criterios en contraposición al conjunto de relaciones. Por lo demás serían entorpecidas con el paso del tiempo, sus conflictos, sus aconteceres y procesos, donde más que agregar cosas, se hace prioritario refundir elementos en pleno contexto, en tanto las inclinaciones dominantes llevaban a la segmentación o la multiplicación de disciplinas e interpretaciones adaptadas.
Con estos considerandos conduciremos nuestro enfoque hacia aspectos ya perceptibles en distintas áreas de estudio. Lo haremos aprovechando las ciencias particulares sin sobreponer unas u otras de sus conclusiones sobre las relaciones que analizan. Complejidad que permitió y potenció un tipo de desarrollo en el estudio particularizado y de líneas generales sobre las relaciones sociales, sin alcanzar a esclarecerse una base teórico-científica propia, integradora de la relación social. Esto es parte del ejecutar y edificar nuestras relaciones, tanto nos empujan adelante como nos pueden reforzar controles deshumanizantes que con tenacidad se revelarán en sus interpretaciones, pretendiendo que las cosas sean vistas ya desde cualquier ángulo, frenando con ello la coherencia general, o lo que es lo mismo, ejerciendo la acción teórica represiva al servicio de unas u otras relaciones dominantes.

Aspectos en proyección del enfoque relacional


carácter,
contexto y
conceptualización de la relación social

elementos de la
relación social

carga relacional

niveles relacionales

rasgos
de las
relaciones sociales
generales

sistemas, formaciones,
estructuras relacionantes, y sus crisis

teorías, métodos e
ideologías
relacionales

emancipación, humanismo, cultura y
revolución para el
cambio relacional

Seguido del estudio de las relaciones sociales generales y los distintos esfuerzos por ubicar sus dimensiones y sistematizaciones; con el avance a la conceptualización relacional consideramos que es factible el discernimiento de sus ejes constituyentes.
En tanto no se percibía la más mínima variación de desarrollo en la categoría de relación social, nos topábamos con la resistencia tenaz de apreciaciones hechas y compuestas para atender estrictamente sus distintos modos de concretarse en la actividad humana junto con sus diversos niveles de enlace al punto de instaurarse sus campos por encima de sus reales bases. A medida que se viene otorgando atención a los problemas de la relación social y que podemos apreciar un modo de desenvolvimiento histórico de acumulación y cambio del concepto; se crecen los elementos a atender y otras formas de apreciar su composición.
Esta aparente tentativa de “atomización” entre el manejo analítico de relaciones sociales concretas al de relación social abstracta, nos posibilita la continuación en unos considerandos abiertos y viables para la concentración en el ámbito social y sus cambios profundos, porque no olvidemos que lo que mujeres y hombres del pueblo anhelamos es precisamente construir relaciones sociales fraternales, despejar particularmente la relación social de sus ataduras de barbarie.

2.      Cartografía de la relacionalidad

A partir de la relación social como categoría, puede interpretarse y delinearse aquella base de la que venimos hablando como categoría de análisis, es decir de la carga relacional, que se encuentra diluida en el torrente de todas las relaciones sociales, llevándonos a una apreciación aún más dinámica de las mismas y sus distintos niveles de organización, concreción e impacto.
Con estos elementos avanzaremos a otros tantos de relevancia en el nivel de categorización de rasgos, aspectos y cruzamientos, como eje delineante de lo social. Y de la propia relacionalidad en el marco del sistema capitalista como plataforma adquirida en el establecimiento de las relaciones sociales dominantes.
Ante este análisis tenemos más de un aspectos: 1.- Estudio de las relaciones sociales concretas, 2.- reconocimiento de la relación social abstracta, 3.- decodificación de la carga relacional, 4.- comprensión de la trama relacional, 5.- ubicación del sentido de relacionalidad.
Todos ellos requieren puntualizarse apoyándonos en algunos elementos metodológicos particulares. El esfuerzo por cartografiar el conjunto de las relaciones, las fuerzas e intereses tras de sí nos ofrece estos puntos de enfoque para continuar nuestro análisis:

a)      La cohesión de los elementos conceptuales de las relaciones

Articular los elementos conceptuales, de las relaciones sociales generales concurrentes en lo particular, y en lo global para explicarnos su dinámica. Lo cual no pretende desacreditar la relevancia de cada disciplina, o a todo punto de vista sobre el estudio concreto de un suceso relacional, ni mucho menos a los distintos esfuerzos por establecer bases generales para la relación social; todo lo contrario, potencia el conocimiento sobre las realidades en que incursionan, sobre sus procesos internos y su panorámica total.
En cierta forma cohesionar los elementos sobre las distintas relaciones sociales y sus esfuerzos por precisar desde sus ópticas el carácter de la relación; es integrar su historia, comprender su “movilidad” en los contextos en que tuvieron lugar y a los que inmediatamente influyeron.
Para esto consideremos el caso de las guerras del petróleo en las dos últimas décadas. Sintéticamente el análisis general de sus aspectos fue “evolucionando”, ampliando sus horizontes, primeramente las posiciones imperialistas angloamericanas se dedicaron a encubrir la parte más despreciable de sus acciones, la rapiña por las fuentes petroleras y los recursos generados; en contraposición los críticos se enfrascaron en su desenmascaramiento. Posteriormente esto era insuficiente para evaluar los crecientes gastos de guerra y el empeño imperialista en el control de medio Oriente, la crítica abundó en los problemas geoestratégicos en tanto los imperialistas destacaron la lucha contra el terrorismo y la idea de llevar la democracia. Fue abriéndose el debate en torno a la cuestión de la disputa hegemónica y el papel del petróleo en las economías capitalistas; pronto se conectarían a mayor escala los problemas de la sobreacumulación de capital, control sobre los ejes de la riqueza mundial, el rediseño del nuevo orden internacional, el cambio climático, el cambio de modelo energético y otros temas semejantes. Por otra parte los reacomodos imperiales y la crisis financiera llevarían a conjeturas más amplias sobre el tema, que si la democracia o el terrorismo.
Una parte del tema tiene que ver con su historia, mas hoy resulta evidente que salvo contados esfuerzos, en la mayoría de los casos, las inercias dominantes llevaban a una constante interpretación parcial.
Sabemos que ese intento se topa con incontables contradicciones y conflictos, está en el tejido y empoderamiento de las formas que adquirieron las múltiples postulaciones para el estudio de las relaciones sociales. Donde cada disciplina o posición describe una especial interpretación sujeta a condiciones del objeto, del propósito, del lugar que ocupa dicha rama y de sus defensores u opositores en la vida social.
Así la cohesión conceptual está lejos de acomodarse a cualquier afluencia simplista o conglomeración complejizada; tiene que ser en sí misma un replanteamiento del problema relacional y del universo de las relaciones sociales.
Por lo tanto, se nos exige condensar la formación de los diversos sistemas relacionales contextualizándolos, tomando en cuenta los continuos ajustes o desactualizaciones, destacar sus fortalezas y poner a recaudo las limitaciones observables en algunas interpretaciones, al tiempo que procesemos todas sus tendencias, hasta las menos factibles de desarrollarse, y las circunstancias de sus contradicciones interiores.

b)      Ubicar los problemas en sus elementos vinculantes

Es necesario empezar por el concentrado de problemas contemporáneos en sus relaciones sociales dominantes, para inmediatamente identificar las respuestas revolucionarias que se suscitan. Destacar de éstas respuestas sus dificultades, limitaciones, desfases, contradicciones u objeciones que están enfrentando para la máxima comprensión de los problemas.
Considérese por un instante el problema de las relaciones sociales en torno a las justas mundialistas de futbol, en estas prevalecen visiones críticas inmediatistas sobrecogidas por el contenido deportivo, enfocadas en torno a las manipulaciones alienantes y el mercado que generan, pero al centrarse en esas tramas, poco espacio se le da a la forma de impedir las condiciones onerosas que sus organizadores imponen a los países. Poco énfasis se hace en las perspectivas de lucha que se ofrecen para detenerles, los conflictos de primer nivel suelen mantenerse en un plano secundario gracias a las fuerzas del mercado, los intereses burgueses y el papel altamente atractivo que juega el deporte en nuestras sociedades.
La insuficiencia de puntos conectivos entre las diversas esferas de lo social constituye uno de los grandes problemas de la actualidad, en que si bien se fijan unos lazos bipartitos, pronto o tarde cuando actúan, se percibe la existencia de otros elementos vinculantes que deben sumarse.
Otro asunto a no quitar ojo es la concurrencia de la “sustancia crítica multidireccional” que sigue siendo una promesa insuficientemente trazada o cimentada, generalmente abocada a lo externo, mecanizada a tendencias, temerosa de desbordar sus fronteras; que requiere de desarrollo frente a la complejización de las relaciones generales.
La premura por la generalización unilateral a partir de unas normas valederas parcialmente pero postuladas como definitivas, es también un grave problema que permea los avances y reduce las posibilidades para una comprensión relacional integral que demanda una grande y permanente inversión de energías.
Los problemas son muchos, incluyen la falta de comprensión, la desatención a unas definiciones que aún no logran corresponderse y explicarse todos los campos relacionales de la humanidad, mientras que se encuentran bajo fuego de grandes ejércitos de ciencias y artes ya consolidados que se resisten a modificar las trayectorias de su formación y desarrollo.
Con todos sus problemas, consideramos que ya está suficientemente avanzada la apertura y construcción teórica coherente en lo relacional, no resulta extraña, sería inexcusable postergarla mientras nos enfrentamos a un acrecentado bagaje de sus elementos.

c)      Apoyarse en la experiencia y praxis social

El seguimiento y aprehensión de los fenómenos, se requieren en el análisis de los distintos procesos del capitalismo para hacer consistentes sus definiciones, objetivas en cuanto a incremento de las fuentes, y factibles a efecto de integrar lo subjetivo.
Contrastar las experiencias de cada área también resulta un recurso necesario para observar lo relacional en sus líneas fundamentales o en campos específicos, como ya apuntamos en el esquema del tejido de la relación social.
Para este aspecto tomemos otro caso, el hecho de que mientras el problema de la emigración a las grandes metrópolis era considerado como una estadística manejable, se le sometía a prejuicios que hacían énfasis en los móviles de ambición, locura, seres despreciables, expulsión y falta de amor a la tierra o la patria. Se ocultaba o no se veía unas relaciones sociales herméticas de escasas posibilidades de desarrollo, comúnmente se expresaba un sentido de repudio hacia quien  se va, una etiqueta que permitía ocultar las relaciones opresivas en el seno del grupo de pertenencia; se menospreciaba la evaluación de los problemas económicos, políticos y sociales de los países de origen; se desechaban las presiones externas sobre los requerimientos de fuerza de trabajo; se subestimaba el sentido de minoría migrante factible de extremar su explotación en virtud de una ausencia o disminución de derechos, e incluso removían de su base analítica los procesos de desestabilización de los gobiernos. En cuanto también aquellos afectados directamente no eran observados ni mucho menos atendidos, sino dejados a merced de la depredación, el desprecio de las autoridades, su uso como recursos de negociación, y el robo de una parte de sus ingresos; el fenómeno creció a un punto en que hizo imposible seguir operando bajo estos juicios. Pronto entrevistas, padecimientos revertidos a los países de origen, recopilación de las vivencias de indocumentados, movimientos, documentales y sus tantas consecuencias cambiaron la visión que de todo ello se tenía y la gran cantidad de relaciones adyacentes y complementariedades del desarrollo capitalista. Dicho recurso de praxis y observancia diversificada sobre los hechos que respaldan los procesos relacionales ya sean generales o por áreas; son claves para nuestro estudio.
Así tenemos que no se debe soslayar: 1.- La compilación de experiencias diversificadas de distintos cortes relacionales, 2.- la práctica de las relaciones en sus distintas áreas y en el cuerpo general de la sociedad, 3.- el enfoque sobre las propias premisas relacionales en cada medio y su contraste con la realidad, 4.- el rastreo de las tendencias, factores y métodos relacionales.
Esto nos conduce a reforzar instrumentos de análisis destacando los baluartes consolidados, ubicando sus alcances y potenciales, además de su pertinencia en el escenario actual. Análogamente nos proporciona la facultad de crear nuevas herramientas que en el proceso se requieran, para asimilar mucho mejor, tanto en el detalle como en la generalidad los elementos vinculantes del capitalismo.
Tanto batallar en la cuestión de la emigración, entre tropiezos y avances, entre xenofobias e inadaptabilidades, entre incremento de recursos y explotación, entre nacionalismos y solidaridades, con la sustracción de recursos humanos ya formados y sus necesarias adaptaciones, entre la pérdida y conquista de un patrimonio económico-cultural, aunándose el hecho de que el proletariado y sectores migrantes en general se hayan convertido en una fuerza importante; pronto se presentarían nuevos escenarios en donde se pondría en tensión la defensa de derechos humanos, sociales y laborales, la reubicación de conceptos reaccionarios o enmohecidos acerca de la migración. Se generarían panoramas amplios para la lucha de clases reconstituyéndose importantes procesos organizativos, en medio de la presión de las viejas relaciones sociales dominantes.
Cada aspecto, por mucho o poco valor que contenga representa riesgos de control o bloqueo hacia el resto de aspectos que hayan escapado a su análisis, se convierte el resto de elementos en gravitatorios y cosas sujetas a manipulación a partir de unas escenificaciones convenientes o absorbentes. Impedimenta que paulatinamente nos desprende del análisis crítico de las relaciones, derivando en la crítica de lo etéreo, lo impreciso y descontextualizado de su medio. Así por ejemplo, el nazismo de viejo cuño muy convenientemente negaba su proclividad a las relaciones imperialistas detrás de la defensa de su condición nacional germana; de igual manera sus críticos destacaban el lugar de éste en la última defensa del capitalismo minimizando el papel de ciertas capas medias arruinadas alienadas para marchar a la cola del gran capital y obtener ascensos político-económicos en su estatus social a cualquier precio; algunas de las fuerzas que lo subestimaron se valían de la propia posición dominante imperturbable en la dominación mundial sin tomar en cuenta que su misma regla era una fuerte tendencia en el imperialismo alemán ascendente por encima del trastorno neurótico que le atribuían a Hitler.
No hay método sin limitaciones, su auto reconocimiento quizá sea una de las mayores dificultades de aceptación que puedan presentársele, el más grave de los enredos es pretender pasar por sacro y virtuoso.

d)     Captar el sentido revolucionario

Justo en el instante cuando el campesino del que hablamos era tocado en aspectos sensibles de sus intereses, al insistir por sus propios modos de expresión en su condición social y su dignidad de un tratamiento “justo”, cuando observó que sus intereses siendo tocados, no eran tomados en cuenta más que en forma supeditada a otros; él que tiene su propio arte en sus relaciones con el mundo captó la necesidad de cambio en sus relaciones que le hagan posible la vivencia de sus potenciales humanos, y la diversa intencionalidad que tienen sus conexiones, supo que pagaría las consecuencias pero que encontraría otras relaciones en una dirección distinta a la conformidad.
La cuestión revolucionaria es una constante ventana abierta tanto en los hechos del capitalismo como de las interpretaciones que éste tiene de sí, en donde se observa: el reflejo de lo que no debe ser, la fuerza de las relaciones, condiciones sociales y el complemento de sus antagonismos, asimismo de los fenómenos y procesos de la lucha de clases existente.
Insistir en los actos revolucionarios para conmover sobre un proceso seguirá siendo una necesidad, aunque definitivamente lo revolucionario no es lo declarativo, lo revolucionario reconstruye la realidad en todas sus imbricaciones.
Hasta donde llega nuestra comprensión, lo revolucionario se propone la ruptura con toda una serie de representaciones refractarias a las complejidades de la realidad social. Representaciones que pretenden acomodar intereses particulares, en la instrumentación de sistemas de abstracciones presuntamente en conflicto con la sociedad imperante pero bajo el marco de relaciones de dominio.
Precisamente donde se reprime una asimilación plena de las relaciones sociales, lo revolucionario cuestiona ese empeño por manufacturar estratagemas astutamente recubiertas de apelativos altisonantes, bajo los que solapadamente se consolidan esquemas de avasallamiento, con sus valores, controles, idolatrías, prejuicios y creencias sobre determinadas relaciones (económicas o políticas), la forma de sacarles ventaja, el medio que las circunda y los cambios estrictamente a su favor. Lo revolucionario asume la autocrítica de sus viejas debilidades, explora todas las aristas relacionantes, su grado de permeabilidad, los horizontes de sus prefiguraciones, los contextos de concurrencia, y la índole multifacética de la trama dominante.
Además debe comunicar pautas, indicar los sentidos de la historia de la lucha de clases, encontrar el contenido de las transformaciones sociales imperiosas al género humano, retomar el espíritu crítico-práctico frente al sistema de explotación, opresión y problematización de la vida desde sus realidades inmediatas.
Hay que explotar todos nuestros recursos, aprovechar la riqueza que el pensamiento libertario tiene a cuestas. Cada elemento aporta en su terreno y al resto líneas de trabajo, enfoques, esclarecimientos que retomaremos sin menoscabo de los contextos en que fueron concebidos, para acoplarnos a la visión completa de la espiral de relaciones sociales en el capitalismo.
En lugar de quedar absortos en esquemas e instrumentos racionalistas de la dominación, lo más importante es concentrarnos en aquello que ha hecho de nuestra realidad histórica actual un mundo complejo en el límite de profundos conflictos sociales. Marx creó un método para tal efecto, un método que constantemente recibe refuerzos y nuevos elementos de combate contra el capitalismo, dicho método se atiene a los hechos, los ve de frente, los confronta y postula sus planteamientos por y a través de la experiencia viva. Tal aspecto del método, que por diversas vías va retomándose, se ajusta fielmente al movimiento de la historia actual.
En algo ha tenido que ver la problemática social general con su realidad aplastante, para que por sobre todo comience a considerarse la observancia orgánica de los hechos en todas sus formas y envolturas, es decir el aprecio objetivo de las relaciones sociales interactivas. Afrontar la experiencia, aferrarse a la realidad histórica, superar tanto las mecánicas que sugieren que de un hecho emanan todas las verdades antojadizas, como la enaltecida ideologización de décadas pasadas; es todo un reto para los pueblos y las/los revolucionarios.
Lo revolucionario desafía las relaciones dominantes, porque son estas las que llevan a la erosión del tejido social, así mismo a su descomposición, antagonismos de clases, luchas por la hegemonía mundial, luchas por el gran capital, conflictos regional-continentales, competencia monopólica mundial, despliegue armamentístico, amenazas de guerras de mayor escala, destrucción de las culturas, impedimentas estructurales para dar respuesta a los conflictos, presiones contra la naturaleza y sus fuerzas, reversión de las condiciones de vida humanas y planetaria.
Uno de los grandes conflictos del pensamiento revolucionario por romper las barreras de sus antecesores y de los que son sus opuestos, está en alcanzar finalmente la quiebra con el mecanismo de la racionalidad burguesa sobre sus ejes relacionantes. Esto resalta la imposibilidad de visualizar otros espectros del ambiente propio y ajeno que confrontan los intereses unilaterales. Se mantiene en pie aquella tendencia al monopolio de ideas y acciones sin reseñar las opuestas y el mundo que sustentan, donde lo que no rinde beneficios a las relaciones dominantes es considerado arbitrario, negativo o carente de significado y relevancia.
Continuar diseñando una lógica dialéctica, impregnada resueltamente de la crítica a las cargas relacionales, y su enseñanza, son factores que permiten comprender la trama social, apostando a transformar las condiciones existentes.

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