Felipe Cuevas
Continuamos complementando estos elementos con la
visualización secuencial de la relación. Este es el curso perceptible por
nosotros:
Cada relación y su repetición aportan al
establecimiento de la organización social. Desde el primer momento los términos
dominación, poder y estatus, son elementos que deben ser reconocidos y
ejecutados para que los sujetos sean aceptados como tales, es decir ya en el
seno de la más minúscula de nuestras relaciones contemporáneas están incubadas
las cargas relacionales aquilatadas en las sociedades divididas, y consolidadas
bajo el capitalismo. La racionalidad, la casualidad de la relación examinada
están sometidas por las relaciones generales establecidas. En la relación
campesino-empleados pueden palparse las demostraciones hacia el dominio de la
posición social, el reconocimiento de poderes y debilidades, el control, la
resistencia o la sumisión.
Si la necesidad de investigar y
cuestionar no fuese suficiente, recomendamos repasar este apartado posteriormente
al estudio de las relaciones generales, observando nuevamente el mapa
conceptual de la relación social a modo de precisar también sobre la base de la
experiencia y conocimientos propios la importancia de tomar en cuenta los
horizontes de una relación social y de las relaciones sociales en sus
agrupaciones o en su generalidad. Por lo pronto lo central consiste en ubicar
la categoría relación social en sus distintos compuestos “íntimos”, su
concatenación será materia de capítulos posteriores.
Quizá un tanto entramado el hecho rememorado
nos pareció aleccionador para observar claramente la relación social sujeta a
las distintas formas de dominación, guardando una necesidad de control
inmediato sobre los potenciales de crecimiento en cada sociedad para
garantizarse una trayectoria reproductiva ante las complicaciones económicas.
Enunciado que sustenta la hegemonía
para regir en todas las escalas, es decir hegemonía para: preceder, conducir,
guiar, comandar, gobernar, imperar en las relaciones entre el Estado
capitalista y clases laboriosas del campo.
Contextualizar la relación social
encargándose del conjunto de los elementos que evoca (razón, relaciones
generales, procesos, estructuras, correlaciones, sociedad), es un objetivo que
nos reclama la lucha social, el cambio social y la recuperación de nuestra
condición humana por la emancipación. Por tanto algunos de los propósitos que
perseguimos consisten en:
a)
Destacar a la relación social con
mayor relieve y significación partiendo del encuentro con sus implicaciones
íntimas.
b)
Proporcionar el soporte
relacional a la tarea de vislumbrar lo social más allá de las relaciones
estructurales, destacando el conjunto de sus tejidos, categorías y formaciones.
c)
Ubicar las condiciones que
invisibilizan las relaciones sociales junto a los contenidos que provocan su
obnubilación. Apreciar cada una de las líneas de la relación social frente a la
inmersión burguesa basada en el arte de manipular a su favor.
d)
Observar las múltiples aristas
de la relación y ubicarlas coherentemente.
e)
trascender los excesos de
concentración en unos u otros de sus elementos que conducen a lo estrictamente
autorreferencial y al desarrollo de múltiples lógicas racional-funcionalistas.
Como queda señalado, a nuestra relación es
apremiante apreciarle como un elemento dinámico al cual hay que retomar más
allá de un objeto de referencia o conjunto de aspectos estáticos ya dados. Su
consistencia está en la reunión de todas sus formas, recursos, cambios,
estructuras, historia, medios y contenidos, que nos hace parte y constituyente
de la sociedad.
Su sentido se describe en el complejo y
la unidad, resulta más que una simple manifestación unidireccional de la
humanidad, o un todo de elementos desarticulados; es el conjunto de ligamentos
con los que el ser humano se abre paso en sus transformaciones instaurando sus
sociedades.
Canalizando nuestra indagación nos
sugiere que la relación social integra estos referentes esenciales en su
definición:
a)
Las formas en que se presenta (económicas,
políticas, de profesión, de vida social), de las que no se puede prescindir
para estar en sociedad o para intentar asimilarlas y comprender nuestra más
grande construcción.
b)
La expresión condensada de sí misma
en tanto que vínculo, mecanismo y proceso humano.
c)
Sus identidades entre: 1.- la
proyección del individuo y sus acciones, 2.- el movimiento de clase, sector o
grupo, 3.- la expresión y efecto de las relaciones ya consolidadas como
estructuras, rasgos o leyes sociales.
d)
Su sentido trascendental de lo
social como norma, acto y sistema de crear sociedad.
e)
El estado de constante
interacción –relacionamiento– entre
los seres humanos en un tiempo, espacio, contexto y procesos dados.
Su examen –nos referimos al estudio de
la relación social–, así fuese carente de premisas básicas, ausente de una
expresión clara, impulsado hacia unas u otras de sus manifestaciones; recorre
todos los anales de la historia, unas veces como la idea de lo nuestro, la
política, la moral, lo sagrado, la sociedad civil, nuestra raza, las clases, la
cultura y demás, otras veces sobre la huella de características más definidas
como la contradicción y el reconocimiento de su condición de célula social.
El mundo de las relaciones sociales, es
entonces parte sustancial del mundo de lo humano, enlace de sujetos y objetos, ni más ni menos que de
los distintos vínculos, procesos y movimientos que se gestan
multidimensionalmente, con unos elementos más fuertes que otros, sujetos a
espacios amplios, limitados o cerrados, con valores y rangos diferenciados.
Actuando dinámicamente, según sean sus sistemas, contextos situacionales;
correspondiéndose o confrontándose según sean sus grados de desarrollo material
o subjetivo.
No hay simplificación factible, la
relación hace posible nuestra existencia como especie, es un vínculo de
múltiples implicaciones en movimiento con que producimos y reproducimos toda
sociedad y establecemos sus enlaces de diverso orden.
En lo general la humanidad se construye
socialmente comprometiendo y postulando unas relaciones emanadas de condiciones
particulares hasta que se agotan, se vuelven intolerables a su existencia, se
debilitan sus ejes, prolongándose una etapa en que se renuevan y perfeccionan, o
llegado el momento se imponen otras. El punto es que la relación social resulta
una constante fundamental, presente en todo proceso socializante, a la que nos
aferramos y/o tememos, que mina o fortalece la vida, que inspira o desarticula.
De esa cualidad en todo caso cambiante,
no podemos prescindir como línea esencial, aunque sí revolucionar para
concordar a necesidades más amplias; reconstituirnos en una colectividad que
supere sus insuficiencias, esclavizaciones y automatismos lo mismo que sus
contradicciones; que pueda enfrentarse a sus retos y enigmas siempre crecientes;
que nos permita luchar despejados de las asfixiantes problemáticas
relacionantes del capitalismo. El movimiento de emancipación en perspectiva es
la afirmación de y por nuevas relaciones libres e iguales que funden una nueva
sociedad.
No olvidemos que la sociedad capitalista
se construye a sí misma, aumenta sus fuerzas en una gama progresiva de
relaciones sociales, con una acumulación sustancial de su carga y capacidad
relacional. No hay emancipación posible sin concluir con sus fuerzas
hegemónicas, con el uso manoseado que estas le dan a las relaciones; sin
enfrentar el funcionalismo tendencioso de acuerdo a intereses sórdidos de toda
índole; sin la articulación de una naturaleza plena especialmente construida
por condiciones, conciencias y discusiones.
En la actualidad se presentan las bases
de todas las relaciones, necesitamos aprovisionarnos de su material, tenemos
que mantener las resistencias y condicionantes para evitar que prosigan
arrastrándonos a sus inercias dominantes, eso sólo se puede hacer afrontándolas
en todos sus escenarios.
1.
Enfoque sobre el enlace relacional
Se advertirá que al establecer la
definición sobre los contenidos de la relación social, muy fácilmente uno
podría concluir todo seguimiento para dedicarse a las relaciones generales,
pero no debemos ceder a esta particular manifestación de las fuerzas combinadas
del sistema de las relaciones sociales generales que ciertamente con todo
derecho reclaman atención.
Resistiendo a esa tentación debemos
enfocarnos a la dinámica del enlace. Así como se nos abren ventajas y perspectivas
de análisis, también existen problemas metodológicos para su estudio,
concentrémonos en algunos de estos últimos:
·
Enfrentamos dificultades para
representarnos la relación social y sus expresiones como un todo, ya que
generalmente uno de sus componentes intenta imponer sus puntos, criterios e
intereses, opacando o teniendo a menos sus contrapartes, por tanto crea una
imagen enaltecida de sí y unilateral de la relación.
·
Al demostrar la dialéctica que
les es inherente ajustándola a sus correlaciones tenemos una presión constante
a que incluso una vez resuelta la interpretación de todas sus partes, la
relación se manifieste como única u omnipotente frente al conjunto de
relaciones que puedan concurrir en un suceso, fenómeno o proceso dado.
Dependiendo nuestra especialidad o visión social en la relación
campesino-empleados percibiremos más los aspectos de normalidad, poder,
opresión, económicos, políticos, culturales, educativos, sicológicos, técnicos
o ambientales.
·
Dilemas para forjar
instrumentos que impidan a las manifestaciones dominantes de las relaciones
sociales el enajenarnos de sus contenidos y simbolismos relacionales, por
encima de sus primeras evidencias o de sus fronteras paradigmáticas. En el
mismo ejemplo se nos anteponen las tareas de formación política, el
aprovechamiento de los recursos, los compromisos que puedan adquirirse, las
fuerzas políticas en pugna, las posibilidades de organización en el campo, el
desarrollo de una política revolucionaria, el cuidado del ambiente, las dudas
sobre los resultados económicos entre una u otra opción de los sujetos, etc.
·
La problemática en torno a que
la asimilación de todo tema relacional se ve entorpecida para entablar una
correspondencia armoniosa de sus dependencias, graduaciones, determinantes,
autonomías, singularidades y correspondencias de las relaciones sociales
generales hacia su solución máxima.
·
Inconsistencias del accionar en
tanto que no se examine directa y completamente el sentido relacional a fin de
orientarnos en sus leyes, rasgos, tendencias, contradicciones, aglomeraciones,
estructuraciones, sistematizaciones y perspectivas.
En estos casos, se evidencia ya el
carácter dialéctico de la construcción social, que debe superar sus primeras
impresiones generales al igual que las simplificaciones ramales de la relación.
Mismas que suelen elevar a principios históricos invulnerables sus aportes en
forma de puntos de vista, ensoñaciones de culturización, sicologización,
politización, biologización, ideologización, educación, naturalismo, tecnicismo
o informacional.
Apoyadas en la alineación de las fuerzas
creadas, sus estructuras, valores e ideas, las relaciones sociales en el
capitalismo han sufrido cambios profundos, mudaron el panorama social y su
propia clasificación, configuraron el escenario, crearon un universo infinito
de contactos continuos que nacen, viven, se renuevan o mueren.
Si bien queda a la vista el instrumental
teórico-metodológico empleado, aquí hemos de asumir la responsabilidad de
exponer una apreciación concreta sobre cómo concebir y conjugar esa trayectoria
en direcciones específicas.
Cuando los ciclos y fenómenos sociales
se ven sólo desde sus frentes parecen en efecto círculos cerrados, se obtiene
de su análisis evaluaciones importantes con límites incluidos, esto ocurre
frecuentemente como en nuestra interpretación de planos, pero si resistimos a
las imágenes iniciales y apreciamos la cuestión desde el ángulo de sus
procesos, nos tropezaremos con una escena que guarda todo el material
relacional.
Al respecto nos planteamos conjugar las
herramientas esenciales que se vinieron creando al paso de las conquistas
trascendentales en el conocimiento del capitalismo. Sin embargo dado que cada
una nació sin la suficiente ligazón, absortas en su autodescubrimiento, o les
fue complicado integrarse a un cuerpo estructurado y dinámico.
Este último aspecto en atención a las
distintas relaciones sociales con la robustez estructural que debieron adquirir,
crearía problemas de exceso, no porque sus aportes fuesen superfluos, sino
porque se inclinaron a una recarga de sus criterios en contraposición al
conjunto de relaciones. Por lo demás serían entorpecidas con el paso del
tiempo, sus conflictos, sus aconteceres y procesos, donde más que agregar
cosas, se hace prioritario refundir elementos en pleno contexto, en tanto las
inclinaciones dominantes llevaban a la segmentación o la multiplicación de
disciplinas e interpretaciones adaptadas.
Con estos considerandos conduciremos
nuestro enfoque hacia aspectos ya perceptibles en distintas áreas de estudio.
Lo haremos aprovechando las ciencias particulares sin sobreponer unas u otras
de sus conclusiones sobre las relaciones que analizan. Complejidad que permitió
y potenció un tipo de desarrollo en el estudio particularizado y de líneas
generales sobre las relaciones sociales, sin alcanzar a esclarecerse una base
teórico-científica propia, integradora de la relación social. Esto es parte del
ejecutar y edificar nuestras relaciones, tanto nos empujan adelante como nos
pueden reforzar controles deshumanizantes que con tenacidad se revelarán en sus
interpretaciones, pretendiendo que las cosas sean vistas ya desde cualquier ángulo,
frenando con ello la coherencia general, o lo que es lo mismo, ejerciendo la
acción teórica represiva al servicio de unas u otras relaciones dominantes.
Aspectos en proyección del enfoque relacional
carácter,
contexto y
conceptualización de la relación social
|
elementos de la
relación social
|
carga relacional
|
niveles relacionales
|
rasgos
de las
relaciones sociales
generales
|
sistemas, formaciones,
estructuras relacionantes, y sus crisis
|
teorías, métodos e
ideologías
relacionales
|
emancipación, humanismo, cultura y
revolución para el
cambio relacional
|
Seguido del estudio de las relaciones sociales
generales y los distintos esfuerzos por ubicar sus dimensiones y
sistematizaciones; con el avance a la conceptualización relacional consideramos
que es factible el discernimiento de sus ejes constituyentes.
En tanto no se percibía la más mínima variación
de desarrollo en la categoría de relación social, nos topábamos con la
resistencia tenaz de apreciaciones hechas y compuestas para atender
estrictamente sus distintos modos de concretarse en la actividad humana junto
con sus diversos niveles de enlace al punto de instaurarse sus campos por
encima de sus reales bases. A medida que se viene otorgando atención a los
problemas de la relación social y que podemos apreciar un modo de
desenvolvimiento histórico de acumulación y cambio del concepto; se crecen los
elementos a atender y otras formas de apreciar su composición.
Esta aparente tentativa de “atomización”
entre el manejo analítico de relaciones sociales concretas al de relación
social abstracta, nos posibilita la continuación en unos considerandos abiertos
y viables para la concentración en el ámbito social y sus cambios profundos,
porque no olvidemos que lo que mujeres y hombres del pueblo anhelamos es
precisamente construir relaciones sociales fraternales, despejar
particularmente la relación social de sus ataduras de barbarie.
2.
Cartografía de la relacionalidad
A partir de la relación social como
categoría, puede interpretarse y delinearse aquella base de la que venimos
hablando como categoría de análisis, es decir de la carga relacional, que se encuentra
diluida en el torrente de todas las relaciones sociales, llevándonos a una
apreciación aún más dinámica de las mismas y sus distintos niveles de
organización, concreción e impacto.
Con estos elementos avanzaremos a otros
tantos de relevancia en el nivel de categorización de rasgos, aspectos y
cruzamientos, como eje delineante de lo social. Y de la propia relacionalidad en el marco del sistema
capitalista como plataforma adquirida en el establecimiento de las relaciones
sociales dominantes.
Ante este análisis tenemos más de un aspectos:
1.- Estudio de las relaciones sociales concretas, 2.- reconocimiento de la relación
social abstracta, 3.- decodificación de la carga relacional, 4.- comprensión de
la trama relacional, 5.- ubicación del sentido de relacionalidad.
Todos ellos requieren puntualizarse
apoyándonos en algunos elementos metodológicos particulares. El esfuerzo por cartografiar
el conjunto de las relaciones, las fuerzas e intereses tras de sí nos ofrece estos
puntos de enfoque para continuar nuestro análisis:
a)
La cohesión de los elementos
conceptuales de las relaciones
Articular los elementos conceptuales, de
las relaciones sociales generales concurrentes en lo particular, y en lo global
para explicarnos su dinámica. Lo cual no pretende desacreditar la relevancia de
cada disciplina, o a todo punto de vista sobre el estudio concreto de un suceso
relacional, ni mucho menos a los distintos esfuerzos por establecer bases
generales para la relación social; todo lo contrario, potencia el conocimiento
sobre las realidades en que incursionan, sobre sus procesos internos y su panorámica
total.
En cierta forma cohesionar los elementos
sobre las distintas relaciones sociales y sus esfuerzos por precisar desde sus
ópticas el carácter de la relación; es integrar su historia, comprender su “movilidad”
en los contextos en que tuvieron lugar y a los que inmediatamente influyeron.
Para esto consideremos el caso de las
guerras del petróleo en las dos últimas décadas. Sintéticamente el análisis general
de sus aspectos fue “evolucionando”, ampliando sus horizontes, primeramente las
posiciones imperialistas angloamericanas se dedicaron a encubrir la parte más
despreciable de sus acciones, la rapiña por las fuentes petroleras y los
recursos generados; en contraposición los críticos se enfrascaron en su
desenmascaramiento. Posteriormente esto era insuficiente para evaluar los
crecientes gastos de guerra y el empeño imperialista en el control de medio
Oriente, la crítica abundó en los problemas geoestratégicos en tanto los
imperialistas destacaron la lucha contra el terrorismo y la idea de llevar la
democracia. Fue abriéndose el debate en torno a la cuestión de la disputa
hegemónica y el papel del petróleo en las economías capitalistas; pronto se
conectarían a mayor escala los problemas de la sobreacumulación de capital, control
sobre los ejes de la riqueza mundial, el rediseño del nuevo orden
internacional, el cambio climático, el cambio de modelo energético y otros
temas semejantes. Por otra parte los reacomodos imperiales y la crisis
financiera llevarían a conjeturas más amplias sobre el tema, que si la
democracia o el terrorismo.
Una parte del tema tiene que ver con su
historia, mas hoy resulta evidente que salvo contados esfuerzos, en la mayoría
de los casos, las inercias dominantes llevaban a una constante interpretación
parcial.
Sabemos que ese intento se topa con
incontables contradicciones y conflictos, está en el tejido y empoderamiento de
las formas que adquirieron las múltiples postulaciones para el estudio de las
relaciones sociales. Donde cada disciplina o posición describe una especial
interpretación sujeta a condiciones del objeto, del propósito, del lugar que
ocupa dicha rama y de sus defensores u opositores en la vida social.
Así la cohesión conceptual está lejos de
acomodarse a cualquier afluencia simplista o conglomeración complejizada; tiene
que ser en sí misma un replanteamiento del problema relacional y del universo
de las relaciones sociales.
Por lo tanto, se nos exige condensar la
formación de los diversos sistemas relacionales contextualizándolos, tomando en
cuenta los continuos ajustes o desactualizaciones, destacar sus fortalezas y
poner a recaudo las limitaciones observables en algunas interpretaciones, al
tiempo que procesemos todas sus tendencias, hasta las menos factibles de
desarrollarse, y las circunstancias de sus contradicciones interiores.
b)
Ubicar los problemas en sus
elementos vinculantes
Es necesario empezar por el concentrado
de problemas contemporáneos en sus relaciones sociales dominantes, para
inmediatamente identificar las respuestas revolucionarias que se suscitan.
Destacar de éstas respuestas sus dificultades, limitaciones, desfases,
contradicciones u objeciones que están enfrentando para la máxima comprensión
de los problemas.
Considérese por un instante el problema
de las relaciones sociales en torno a las justas mundialistas de futbol, en
estas prevalecen visiones críticas inmediatistas sobrecogidas por el contenido
deportivo, enfocadas en torno a las manipulaciones alienantes y el mercado que
generan, pero al centrarse en esas tramas, poco espacio se le da a la forma de
impedir las condiciones onerosas que sus organizadores imponen a los países. Poco
énfasis se hace en las perspectivas de lucha que se ofrecen para detenerles,
los conflictos de primer nivel suelen mantenerse en un plano secundario gracias
a las fuerzas del mercado, los intereses burgueses y el papel altamente
atractivo que juega el deporte en nuestras sociedades.
La insuficiencia de puntos conectivos entre
las diversas esferas de lo social constituye uno de los grandes problemas de la
actualidad, en que si bien se fijan unos lazos bipartitos, pronto o tarde
cuando actúan, se percibe la existencia de otros elementos vinculantes que
deben sumarse.
Otro asunto a no quitar ojo es la concurrencia
de la “sustancia crítica multidireccional” que sigue siendo una promesa
insuficientemente trazada o cimentada, generalmente abocada a lo externo,
mecanizada a tendencias, temerosa de desbordar sus fronteras; que requiere de
desarrollo frente a la complejización de las relaciones generales.
La premura por la generalización
unilateral a partir de unas normas valederas parcialmente pero postuladas como
definitivas, es también un grave problema que permea los avances y reduce las
posibilidades para una comprensión relacional integral que demanda una grande y
permanente inversión de energías.
Los problemas son muchos, incluyen la
falta de comprensión, la desatención a unas definiciones que aún no logran
corresponderse y explicarse todos los campos relacionales de la humanidad,
mientras que se encuentran bajo fuego de grandes ejércitos de ciencias y artes
ya consolidados que se resisten a modificar las trayectorias de su formación y
desarrollo.
Con todos sus problemas, consideramos
que ya está suficientemente avanzada la apertura y construcción teórica
coherente en lo relacional, no resulta extraña, sería inexcusable postergarla
mientras nos enfrentamos a un acrecentado bagaje de sus elementos.
c)
Apoyarse en la experiencia y praxis
social
El seguimiento y aprehensión de los
fenómenos, se requieren en el análisis de los distintos procesos del
capitalismo para hacer consistentes sus definiciones, objetivas en cuanto a
incremento de las fuentes, y factibles a efecto de integrar lo subjetivo.
Contrastar las experiencias de cada área
también resulta un recurso necesario para observar lo relacional en sus líneas
fundamentales o en campos específicos, como ya apuntamos en el esquema del
tejido de la relación social.
Para este aspecto tomemos otro caso, el
hecho de que mientras el problema de la emigración a las grandes metrópolis era
considerado como una estadística manejable, se le sometía a prejuicios que
hacían énfasis en los móviles de ambición, locura, seres despreciables,
expulsión y falta de amor a la tierra o la patria. Se ocultaba o no se veía
unas relaciones sociales herméticas de escasas posibilidades de desarrollo,
comúnmente se expresaba un sentido de repudio hacia quien se va, una etiqueta que permitía ocultar las relaciones
opresivas en el seno del grupo de pertenencia; se menospreciaba la evaluación
de los problemas económicos, políticos y sociales de los países de origen; se desechaban
las presiones externas sobre los requerimientos de fuerza de trabajo; se
subestimaba el sentido de minoría migrante factible de extremar su explotación
en virtud de una ausencia o disminución de derechos, e incluso removían de su
base analítica los procesos de desestabilización de los gobiernos. En cuanto también
aquellos afectados directamente no eran observados ni mucho menos atendidos,
sino dejados a merced de la depredación, el desprecio de las autoridades, su
uso como recursos de negociación, y el robo de una parte de sus ingresos; el
fenómeno creció a un punto en que hizo imposible seguir operando bajo estos
juicios. Pronto entrevistas, padecimientos revertidos a los países de origen, recopilación
de las vivencias de indocumentados, movimientos, documentales y sus tantas consecuencias
cambiaron la visión que de todo ello se tenía y la gran cantidad de relaciones
adyacentes y complementariedades del desarrollo capitalista. Dicho recurso de
praxis y observancia diversificada sobre los hechos que respaldan los procesos
relacionales ya sean generales o por áreas; son claves para nuestro estudio.
Así tenemos que no se debe soslayar: 1.-
La compilación de experiencias diversificadas de distintos cortes relacionales,
2.- la práctica de las relaciones en sus distintas áreas y en el cuerpo general
de la sociedad, 3.- el enfoque sobre las propias premisas relacionales en cada medio
y su contraste con la realidad, 4.- el rastreo de las tendencias, factores y
métodos relacionales.
Esto nos conduce a reforzar instrumentos
de análisis destacando los baluartes consolidados, ubicando sus alcances y
potenciales, además de su pertinencia en el escenario actual. Análogamente nos
proporciona la facultad de crear nuevas herramientas que en el proceso se
requieran, para asimilar mucho mejor, tanto en el detalle como en la
generalidad los elementos vinculantes del capitalismo.
Tanto batallar en la cuestión de la
emigración, entre tropiezos y avances, entre xenofobias e inadaptabilidades,
entre incremento de recursos y explotación, entre nacionalismos y
solidaridades, con la sustracción de recursos humanos ya formados y sus
necesarias adaptaciones, entre la pérdida y conquista de un patrimonio
económico-cultural, aunándose el hecho de que el proletariado y sectores
migrantes en general se hayan convertido en una fuerza importante; pronto se
presentarían nuevos escenarios en donde se pondría en tensión la defensa de
derechos humanos, sociales y laborales, la reubicación de conceptos
reaccionarios o enmohecidos acerca de la migración. Se generarían panoramas
amplios para la lucha de clases reconstituyéndose importantes procesos
organizativos, en medio de la presión de las viejas relaciones sociales
dominantes.
Cada aspecto, por mucho o poco valor que
contenga representa riesgos de control o bloqueo hacia el resto de aspectos que
hayan escapado a su análisis, se convierte el resto de elementos en
gravitatorios y cosas sujetas a manipulación a partir de unas escenificaciones
convenientes o absorbentes. Impedimenta que paulatinamente nos desprende del
análisis crítico de las relaciones, derivando en la crítica de lo etéreo, lo
impreciso y descontextualizado de su medio. Así por ejemplo, el nazismo de
viejo cuño muy convenientemente negaba su proclividad a las relaciones imperialistas
detrás de la defensa de su condición nacional germana; de igual manera sus
críticos destacaban el lugar de éste en la última defensa del capitalismo minimizando
el papel de ciertas capas medias arruinadas alienadas para marchar a la cola
del gran capital y obtener ascensos político-económicos en su estatus social a
cualquier precio; algunas de las fuerzas que lo subestimaron se valían de la
propia posición dominante imperturbable en la dominación mundial sin tomar en
cuenta que su misma regla era una fuerte tendencia en el imperialismo alemán
ascendente por encima del trastorno neurótico que le atribuían a Hitler.
No hay método sin limitaciones, su auto
reconocimiento quizá sea una de las mayores dificultades de aceptación que
puedan presentársele, el más grave de los enredos es pretender pasar por sacro
y virtuoso.
d)
Captar el sentido
revolucionario
Justo en el instante cuando el campesino
del que hablamos era tocado en aspectos sensibles de sus intereses, al insistir
por sus propios modos de expresión en su condición social y su dignidad de un tratamiento “justo”,
cuando observó que sus intereses siendo tocados, no eran tomados en cuenta más
que en forma supeditada a otros; él que tiene su propio arte en sus relaciones
con el mundo captó la necesidad de cambio en sus relaciones que le hagan
posible la vivencia de sus potenciales humanos, y la diversa intencionalidad que tienen sus
conexiones, supo que pagaría las consecuencias pero que encontraría otras
relaciones en una dirección distinta a la conformidad.
La cuestión revolucionaria es una
constante ventana abierta tanto en los hechos del capitalismo como de las
interpretaciones que éste tiene de sí, en donde se observa: el reflejo de lo
que no debe ser, la fuerza de las relaciones, condiciones sociales y el complemento
de sus antagonismos, asimismo de los fenómenos y procesos de la lucha de clases
existente.
Insistir en los actos revolucionarios
para conmover sobre un proceso seguirá siendo una necesidad, aunque
definitivamente lo revolucionario no es lo declarativo, lo revolucionario
reconstruye la realidad en todas sus imbricaciones.
Hasta donde llega nuestra comprensión, lo
revolucionario se propone la ruptura con toda una serie de representaciones refractarias
a las complejidades de la realidad social. Representaciones que pretenden
acomodar intereses particulares, en la instrumentación de sistemas de
abstracciones presuntamente en conflicto con la sociedad imperante pero bajo el
marco de relaciones de dominio.
Precisamente donde se reprime una
asimilación plena de las relaciones sociales, lo revolucionario cuestiona ese
empeño por manufacturar estratagemas astutamente recubiertas de apelativos
altisonantes, bajo los que solapadamente se consolidan esquemas de
avasallamiento, con sus valores, controles, idolatrías, prejuicios y creencias
sobre determinadas relaciones (económicas o políticas), la forma de sacarles
ventaja, el medio que las circunda y los cambios estrictamente a su favor. Lo
revolucionario asume la autocrítica de sus viejas debilidades, explora todas
las aristas relacionantes, su grado de permeabilidad, los horizontes de sus
prefiguraciones, los contextos de concurrencia, y la índole multifacética de la
trama dominante.
Además debe comunicar pautas, indicar
los sentidos de la historia de la lucha de clases, encontrar el contenido de
las transformaciones sociales imperiosas al género humano, retomar el espíritu
crítico-práctico frente al sistema de explotación, opresión y problematización
de la vida desde sus realidades inmediatas.
Hay que explotar todos nuestros
recursos, aprovechar la riqueza que el pensamiento libertario tiene a cuestas.
Cada elemento aporta en su terreno y al resto líneas de trabajo, enfoques,
esclarecimientos que retomaremos sin menoscabo de los contextos en que fueron concebidos,
para acoplarnos a la visión completa de la espiral de relaciones sociales en el
capitalismo.
En lugar de quedar absortos en esquemas
e instrumentos racionalistas de la dominación, lo más importante es
concentrarnos en aquello que ha hecho de nuestra realidad histórica actual un
mundo complejo en el límite de profundos conflictos sociales. Marx creó un
método para tal efecto, un método que constantemente recibe refuerzos y nuevos
elementos de combate contra el capitalismo, dicho método se atiene a los
hechos, los ve de frente, los confronta y postula sus planteamientos por y a
través de la experiencia viva. Tal aspecto del método, que por diversas vías va
retomándose, se ajusta fielmente al movimiento de la historia actual.
En algo ha tenido que ver la
problemática social general con su realidad aplastante, para que por sobre todo
comience a considerarse la observancia orgánica de los hechos en todas sus
formas y envolturas, es decir el aprecio objetivo de las relaciones sociales interactivas.
Afrontar la experiencia, aferrarse a la realidad histórica, superar tanto las
mecánicas que sugieren que de un hecho emanan todas las verdades antojadizas,
como la enaltecida ideologización de décadas pasadas; es todo un reto para los
pueblos y las/los revolucionarios.
Lo revolucionario desafía las relaciones
dominantes, porque son estas las que llevan a la erosión del tejido social, así
mismo a su descomposición, antagonismos de clases, luchas por la hegemonía
mundial, luchas por el gran capital, conflictos regional-continentales,
competencia monopólica mundial, despliegue armamentístico, amenazas de guerras
de mayor escala, destrucción de las culturas, impedimentas estructurales para
dar respuesta a los conflictos, presiones contra la naturaleza y sus fuerzas,
reversión de las condiciones de vida humanas y planetaria.
Uno de los grandes conflictos del
pensamiento revolucionario por romper las barreras de sus antecesores y de los
que son sus opuestos, está en alcanzar finalmente la quiebra con el mecanismo de
la racionalidad burguesa sobre sus ejes relacionantes. Esto resalta la
imposibilidad de visualizar otros espectros del ambiente propio y ajeno que
confrontan los intereses unilaterales. Se mantiene en pie aquella tendencia al
monopolio de ideas y acciones sin reseñar las opuestas y el mundo que
sustentan, donde lo que no rinde beneficios a las relaciones dominantes es
considerado arbitrario, negativo o carente de significado y relevancia.
Continuar diseñando una lógica dialéctica,
impregnada resueltamente de la crítica a las cargas relacionales, y su
enseñanza, son factores que permiten comprender la trama social, apostando a transformar
las condiciones existentes.