Por Arturo Almazán Cantoral
Todo el siglo III en Roma se caracterizó por las constantes persecuciones, de las cuales destaca la de Diocleciano en el 303 al 313, quien mandó quemar iglesias y libros sagrados, así como arrasar ciudades enteras por ser cristianas, y obligó a muchos cristianos a realizar sacrificios paganos. Sin embargo el número de cristianos ya ascendía a 7 millones aproximadamente y a su muerte Diocleciano publicó un edicto de tolerancia en el que se hacía lícita la religión cristiana con algunas restricciones; con esto, el Emperador reconoció su propia derrota. Posteriormente el Emperador pagano, Constantino, empezó a creer paulatinamente en la doctrina cristiana o tal vez hizo que la creía, eso porque se daba cuenta de la imposibilidad de vencer al cristianismo, por ello en 313 publicó el edicto de Milán, en el que se establecía la libertad de culto y religión, y se autorizaba la restitución de los bienes confiscados a los cristianos. Antes de Morir en 337 fue bautizado y trasladó la capital del Imperio de Roma a Bizancio, la cual sería llamada Constantinopla en su honor . Los siguientes Emperadores con excepción de Juliano serían cristianos y con Teodosio quien gobernó del 378 al 395 se haría al cristianismo la única religión oficial y legal del Imperio.
Así el cristianismo tendría una victoria esporádica como poder político real, ya que las autoridades romanas solo se cambiarían de máscara o apariencia, trasladando sus antiguas instituciones religiosas al cristianismo, así surgió la Iglesia Católica en Roma y la Ortodoxa en Constantinopla; los antiguos sacerdotes romanos se convirtieron en las autoridades religiosas e intermediarios de Dios, dejando al populacho cristiano en el olvido. De hecho los valores que Cristo había difundido también se habían deformado y olvidado, valores como el amor al prójimo, el trabajo digno y honesto, la solidaridad, la humildad, el respeto y la búsqueda de la paz; en cambio se reprodujeron los defectos del decadente Imperio romano y su Iglesia empoderada por la propiedad de bienes y medios de producción, a costa de la clase trabajadora de la época, naturalizándose la desigualdad, la injusticia, el individualismo, la violencia y el autoritarismo. En cuanto a la desigualdad de clase, ésta se hizo notar en la ostentosidad de la vida de los obispos y sacerdotes, y en la suntuosidad de las Iglesias, esto contrastado con la pobreza en la que se vio sumida el resto de la sociedad que no descendía de una estirpe noble. Resultando una ironía: el cristianismo se había convertido en la base del catolicismo, una institución más que una religión, pero una institución que fue en contra de los principios que Cristo había establecido, sobre todo contra la humildad y la pobreza, ya que las altas jerarquías del clero eran lo que menos representaban en su doble discurso de hipocrecía.
En el siglo V el Antiguo Imperio romano había quedado fragmentado en dos partes, una oriental y otra occidental, pero ahora las dos Iglesias (La romana y la ortodoxa) eran las que se discutían la hegemonía ya no territorial solamente, sino espiritual, era como una competencia por adquirir mayor cantidad de seguidores para ser reconocidas como las Iglesias oficiales de mayor autoridad divina y sobre los demás obispados. La Iglesia Católica nunca reconoció la autoridad de la Iglesia Ortodoxa y viceversa, de hecho con el tiempo hubo ciertos roces entre ambas, los cuales ocasionaron un conflicto irreconciliable. Pero sería la parte occidental del Imperio la que sucumbiría ante las invasiones de las tribus germánicas, más no sería el fin de la Iglesia católica occidental.
A mediados del siglo V la sobrepoblación en el norte de Europa ocasionó una emigración masiva de las tribus germanas hacia el sur. Estas tribus empezaron asentándose a las orillas del río Danubio y sostuvieron relaciones diplomáticas con el Imperio Bizantino de Oriente , el cual les permitió el paso y acceso a los territorios imperiales del centro y occidente de Europa a cambio de que trabajaran la tierra. Pero esta paz no fue duradera ya que llegó una emigración de una tribu muy beligerante que se cree procedía de las estepas de Asía, los Hunos. Este pueblo tenía la intención y el afán de hacerse de territorios de la legendaria Roma, sin importar el costo. Por ello tuvieron que atacar a las tribus germánicas que ya estaban establecidas en las fronteras del Danubio, para así poder penetrar hasta Roma en la península Itálica. De este modo las tribus germanas fueron desplazadas más hacia occidente, los francos y burgundios se establecieron en la Galia , los suevos, vándalos y alanos en Hispania , los hérulos en la península itálica tras destituir al último Emperador romano de occidente, Rómulo Augústulo y los anglos se mezclaron con los sajones y emigraron a la provincia de Britania , aunque algunos se quedaron a orillas del Mar Báltico.
En cuanto a los godos se dio una situación especial, ya que ellos negociaron y se aliaron con las autoridades imperiales, y a cambio de territorios en Hispania se comprometieron a expulsar a los suevos, vándalos y alanos de esta península. Pero no todos los godos fueron tan diplomáticos, de hecho esta tribu terminó por dividirse en dos, los que fueron a Hispania fueron los visigodos y en cambio los otros invadieron la península Itálica y se hicieron con el control de Roma, éstos fueron llamados ostrogodos.
Fue gracias a la alianza de los visigodos, los burgundios, los francos y los restos del Imperio romano de Occidente que se logró derrotar a las hordas de hunos en la Batalla de los Campos Cataláunicos en 451. De este modo se acabó con la principal amenaza del momento, para dar paso a una nueva transformación estructural, social y cultural en el continente Europeo. Ya no quedó resto del Imperio de Occidente, ahora éste se había fragmentado en diversos reinos que nacieron de la fusión cultural de romanos con germanos, pero en donde los germanos habían adquirido las mayores jerarquías sociales, las cuales se habían ganado a punta de espada, y en cambio los romanos pasaban a un segundo plano en los estratos sociales, para llegar a convertirse en siervos en plena Edad Media . Aunque la estructura administrativa y de gobierno estaba destruida en occidente, una institución fue la que continuó con vida, la Iglesia Católica Apostólica Romana, la cual se iría haciendo de fieles seguidores de entre esos reinos germanos que paulatinamente se convirtieron al cristianismo, fusionando sus antiguas creencias y religiones con el cristianismo católico.
Con la caída del Imperio romano de occidente se da paso a los reinos romano germánicos, los cuales tenían su propia cultura y estructuras sociales y políticas, pero sin embargo todos estos reinos estaban interrelacionados por un mismo elemento, el cristianismo; fue por ello que la Iglesia Católica jugó un papel muy importante durante toda la Edad Media, ya que era ella la intermediaria en los asuntos diplomáticos entre los diversos reinos, la autoridad máxima en cuestiones religiosas y por tanto la dirigente de las almas creyentes en la fe cristiana. De este modo la Iglesia Católica se hizo de su propio territorio sin ser un reino, los Estados Pontificios , y desde Roma se encargó de tener una gran influencia política dentro de todos los reinos de occidente, así fue como los integrantes del clero adquirieron una gran jerarquía dentro de los estratos sociales.
Como vimos anteriormente, en las sociedades de la antigüedad siempre existieron clases y jerarquías sociales, -aunque con diferente denominación en cada cultura- tales como la realeza, sacerdotes, guerreros, comerciantes, artesanos, campesinos, hombres libres y esclavos. Pues tenemos que en el Medioevo las cosas no han cambiado del todo ya que los estratos dentro de la sociedad siguen muy marcados y desiguales, por un lado en la cúspide de la pirámide se encuentra el rey y la familia real, por debajo de la realeza está la nobleza o vasallos del rey, los cuales adquirieron sus títulos nobiliarios por ordenanza del rey. En ese mismo nivel se encuentran los eclesiásticos o clérigos, los cuales también tienen divisiones jerárquicas, en la cabeza está el papa o pontífice, después los arzobispos y obispos, y finalmente los sacerdotes. Por debajo de la nobleza y el alto clero se encontraban los caballeros y los señores feudales . En el nivel más bajo de los estratos sociales se estaban los siervos, que eran campesinos y artesanos que no tenían propiedades, por lo que se veían obligados a entregar su fuerza de trabajo a cambio de vivienda y alimento; los siervos vivían dentro de las fortalezas de los señores feudales, ellos eran los encargados de trabajar las tierras, cuidar el ganado, formar parte de la milicia feudal y demás tareas del hogar.
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