Por Arturo Almazán Cantoral
Todo el siglo III en Roma se caracterizó por las constantes persecuciones, de las cuales destaca la de Diocleciano en el 303 al 313, quien mandó quemar iglesias y libros sagrados, así como arrasar ciudades enteras por ser cristianas, y obligó a muchos cristianos a realizar sacrificios paganos. Sin embargo el número de cristianos ya ascendía a 7 millones aproximadamente y a su muerte Diocleciano publicó un edicto de tolerancia en el que se hacía lícita la religión cristiana con algunas restricciones; con esto, el Emperador reconoció su propia derrota. Posteriormente el Emperador pagano, Constantino, empezó a creer paulatinamente en la doctrina cristiana o tal vez hizo que la creía, eso porque se daba cuenta de la imposibilidad de vencer al cristianismo, por ello en 313 publicó el edicto de Milán, en el que se establecía la libertad de culto y religión, y se autorizaba la restitución de los bienes confiscados a los cristianos. Antes de Morir en 337 fue bautizado y trasladó la capital del Imperio de Roma a Bizancio, la cual sería llamada Constantinopla en su honor . Los siguientes Emperadores con excepción de Juliano serían cristianos y con Teodosio quien gobernó del 378 al 395 se haría al cristianismo la única religión oficial y legal del Imperio.
Así el cristianismo tendría una victoria esporádica como poder político real, ya que las autoridades romanas solo se cambiarían de máscara o apariencia, trasladando sus antiguas instituciones religiosas al cristianismo, así surgió la Iglesia Católica en Roma y la Ortodoxa en Constantinopla; los antiguos sacerdotes romanos se convirtieron en las autoridades religiosas e intermediarios de Dios, dejando al populacho cristiano en el olvido. De hecho los valores que Cristo había difundido también se habían deformado y olvidado, valores como el amor al prójimo, el trabajo digno y honesto, la solidaridad, la humildad, el respeto y la búsqueda de la paz; en cambio se reprodujeron los defectos del decadente Imperio romano y su Iglesia empoderada por la propiedad de bienes y medios de producción, a costa de la clase trabajadora de la época, naturalizándose la desigualdad, la injusticia, el individualismo, la violencia y el autoritarismo. En cuanto a la desigualdad de clase, ésta se hizo notar en la ostentosidad de la vida de los obispos y sacerdotes, y en la suntuosidad de las Iglesias, esto contrastado con la pobreza en la que se vio sumida el resto de la sociedad que no descendía de una estirpe noble. Resultando una ironía: el cristianismo se había convertido en la base del catolicismo, una institución más que una religión, pero una institución que fue en contra de los principios que Cristo había establecido, sobre todo contra la humildad y la pobreza, ya que las altas jerarquías del clero eran lo que menos representaban en su doble discurso de hipocrecía.
En el siglo V el Antiguo Imperio romano había quedado fragmentado en dos partes, una oriental y otra occidental, pero ahora las dos Iglesias (La romana y la ortodoxa) eran las que se discutían la hegemonía ya no territorial solamente, sino espiritual, era como una competencia por adquirir mayor cantidad de seguidores para ser reconocidas como las Iglesias oficiales de mayor autoridad divina y sobre los demás obispados. La Iglesia Católica nunca reconoció la autoridad de la Iglesia Ortodoxa y viceversa, de hecho con el tiempo hubo ciertos roces entre ambas, los cuales ocasionaron un conflicto irreconciliable. Pero sería la parte occidental del Imperio la que sucumbiría ante las invasiones de las tribus germánicas, más no sería el fin de la Iglesia católica occidental.
A mediados del siglo V la sobrepoblación en el norte de Europa ocasionó una emigración masiva de las tribus germanas hacia el sur. Estas tribus empezaron asentándose a las orillas del río Danubio y sostuvieron relaciones diplomáticas con el Imperio Bizantino de Oriente , el cual les permitió el paso y acceso a los territorios imperiales del centro y occidente de Europa a cambio de que trabajaran la tierra. Pero esta paz no fue duradera ya que llegó una emigración de una tribu muy beligerante que se cree procedía de las estepas de Asía, los Hunos. Este pueblo tenía la intención y el afán de hacerse de territorios de la legendaria Roma, sin importar el costo. Por ello tuvieron que atacar a las tribus germánicas que ya estaban establecidas en las fronteras del Danubio, para así poder penetrar hasta Roma en la península Itálica. De este modo las tribus germanas fueron desplazadas más hacia occidente, los francos y burgundios se establecieron en la Galia , los suevos, vándalos y alanos en Hispania , los hérulos en la península itálica tras destituir al último Emperador romano de occidente, Rómulo Augústulo y los anglos se mezclaron con los sajones y emigraron a la provincia de Britania , aunque algunos se quedaron a orillas del Mar Báltico.
En cuanto a los godos se dio una situación especial, ya que ellos negociaron y se aliaron con las autoridades imperiales, y a cambio de territorios en Hispania se comprometieron a expulsar a los suevos, vándalos y alanos de esta península. Pero no todos los godos fueron tan diplomáticos, de hecho esta tribu terminó por dividirse en dos, los que fueron a Hispania fueron los visigodos y en cambio los otros invadieron la península Itálica y se hicieron con el control de Roma, éstos fueron llamados ostrogodos.
Fue gracias a la alianza de los visigodos, los burgundios, los francos y los restos del Imperio romano de Occidente que se logró derrotar a las hordas de hunos en la Batalla de los Campos Cataláunicos en 451. De este modo se acabó con la principal amenaza del momento, para dar paso a una nueva transformación estructural, social y cultural en el continente Europeo. Ya no quedó resto del Imperio de Occidente, ahora éste se había fragmentado en diversos reinos que nacieron de la fusión cultural de romanos con germanos, pero en donde los germanos habían adquirido las mayores jerarquías sociales, las cuales se habían ganado a punta de espada, y en cambio los romanos pasaban a un segundo plano en los estratos sociales, para llegar a convertirse en siervos en plena Edad Media . Aunque la estructura administrativa y de gobierno estaba destruida en occidente, una institución fue la que continuó con vida, la Iglesia Católica Apostólica Romana, la cual se iría haciendo de fieles seguidores de entre esos reinos germanos que paulatinamente se convirtieron al cristianismo, fusionando sus antiguas creencias y religiones con el cristianismo católico.
Con la caída del Imperio romano de occidente se da paso a los reinos romano germánicos, los cuales tenían su propia cultura y estructuras sociales y políticas, pero sin embargo todos estos reinos estaban interrelacionados por un mismo elemento, el cristianismo; fue por ello que la Iglesia Católica jugó un papel muy importante durante toda la Edad Media, ya que era ella la intermediaria en los asuntos diplomáticos entre los diversos reinos, la autoridad máxima en cuestiones religiosas y por tanto la dirigente de las almas creyentes en la fe cristiana. De este modo la Iglesia Católica se hizo de su propio territorio sin ser un reino, los Estados Pontificios , y desde Roma se encargó de tener una gran influencia política dentro de todos los reinos de occidente, así fue como los integrantes del clero adquirieron una gran jerarquía dentro de los estratos sociales.
Como vimos anteriormente, en las sociedades de la antigüedad siempre existieron clases y jerarquías sociales, -aunque con diferente denominación en cada cultura- tales como la realeza, sacerdotes, guerreros, comerciantes, artesanos, campesinos, hombres libres y esclavos. Pues tenemos que en el Medioevo las cosas no han cambiado del todo ya que los estratos dentro de la sociedad siguen muy marcados y desiguales, por un lado en la cúspide de la pirámide se encuentra el rey y la familia real, por debajo de la realeza está la nobleza o vasallos del rey, los cuales adquirieron sus títulos nobiliarios por ordenanza del rey. En ese mismo nivel se encuentran los eclesiásticos o clérigos, los cuales también tienen divisiones jerárquicas, en la cabeza está el papa o pontífice, después los arzobispos y obispos, y finalmente los sacerdotes. Por debajo de la nobleza y el alto clero se encontraban los caballeros y los señores feudales . En el nivel más bajo de los estratos sociales se estaban los siervos, que eran campesinos y artesanos que no tenían propiedades, por lo que se veían obligados a entregar su fuerza de trabajo a cambio de vivienda y alimento; los siervos vivían dentro de las fortalezas de los señores feudales, ellos eran los encargados de trabajar las tierras, cuidar el ganado, formar parte de la milicia feudal y demás tareas del hogar.
Sunday, March 20, 2011
Saturday, March 12, 2011
FLORECIMIENTO CULTURAL Y LUCHA POR EL PODER POLÍTICO
El caso de Roma es excepcional debido a al florecimiento cultural y del conocimiento que llevaron a todos los alrededores del Mediterráneo; fundada según la tradición en 753 a.C. comenzó rigiéndose -al igual que Grecia- por una Monarquía, la cual fue derrocada por conflictos de dinastía en el año de 509 a.C. De este modo, imitando a los griegos fundaron un sistema de gobierno democrático llamado República, en el cual, lo que hoy día es el poder ejecutivo recaía en dos cónsules, pero no solo eso, ya que eran ellos también los que dirigían anualmente a los ejércitos en la guerra. Cada año los romanos hacían nuevas conquistas y de este modo fueron expandiendo su dominio sobre todos los alrededores del Mediterráneo, vencieron a los cartagineses en la península Ibérica y el norte de África, acabaron con la hegemonía macedónica y los reinos helenísticos en oriente y pasaron sobre los restos de la debilitada Grecia, se enfrentaron y replegaron a las tribus celtas o galas, reprimieron salvajemente a los astures y vascones del norte de la actual España y ya en épocas del Imperio romano replegarían a las tribus germanas y las mantendrían a ralla, finalmente conquistarían al Imperio persa sasánida y así adquirirían la mayor extensión territorial del momento, para después fragmentarse y entrar en decadencia.
En tiempos de la República romana la lucha por el poder político entre patricios y plebeyos fue característica de este periodo. Los plebeyos al adquirir la ciudadanía romana empezaron a aumentar en número y paulatinamente buscaron ampliar sus derechos políticos y el ascenso a los puestos de gobierno, lo cual lograron en la última parte del periodo republicano, pero este ascenso social no impidió que los conflictos entre ambas clases se reflejaran en el senado y la tribuna. Fue así como la burocracia romana se fue fragmentando cada vez más, y cada facción se inclinaba a apoyar al general que más le convenía a sus intereses. Así empezaron las luchas militares al interior de los territorios romanos y con ello el poder se concentro en las principales figuras en la guerra, formándose el primer triunvirato dirigido por Julio Cesar, Pompeyo y Craso.
Estos tres cónsules batallaron entre sí y dividieron el imperio de acuerdo a sus zonas de influencia, fue una sangrienta guerra entre romanos de la cual saldrá victorioso el sobrino de Cesar, Augusto, el cual unificaría los territorios para dar paso al Imperio. Es durante estos años del triunvirato que se desarrollan varias revueltas civiles debido al malestar social, pero una muy relevante es la del 73 al 71 a.C. conocida como la Tercera Guerra Servil o la Guerra de Espartaco, un esclavo gladiador que arto de la represión y el mal trato se rebeló a sus amos y organizo a 70 gladiadores para escapar por las armas y adquirir la libertad, sin embargo este reducido grupo pronto aumento a una banda de 120 mil hombres, mujeres y niños, los cuales deambularon por la península itálica, asaltando y saqueando las poblaciones a su paso; según la historiográfica romana, se piensa que estos esclavos buscaban huir para adquirir su libertad o que tal vez querían conquistar la ciudad de roma, sin embargo, después de varias victorias contra las legiones romanas, fueron aplastados por 8 legiones al mando de Licinio Craso.
Aunque esta revuelta de esclavos no cumplió su cometido, estos hechos son un hito que marco la historia de Roma y que ejemplifican el descontento social de los esclavos debido a sus deplorables condiciones de vida y como esta denigración a su persona exploto en el momento que las condiciones históricas lo permitieron. Espartaco fue crucificado junto con muchos esclavos más, este castigo era el más doloroso y penitente del momento y servía para poner el ejemplo e infundir el miedo entre el resto de la sociedad. Pero el gladiador Espartaco no fue el único crucificado relevante en la historia, tenemos el caso de Cristo, personaje que trascendió de tal forma que cambio la mentalidad y la estructura de la sociedad mediterránea.
En los territorios romanos existía una gran libertad de cultos religiosos no romanos, que eran permitidos siempre y cuando no afectaran a la administración, leyes y gobierno del estado. Este es el caso de los judíos, que aunque practicaban sus cultos religiosos, nunca fueron muy bien vistos por los romanos, ya que como hombres de negocios se negaban o resistían a pagar tributaciones y a someterse totalmente al yugo romano. A pesar de estas diferencias convivieron ambas culturas con algunos roces y con el tiempo Judea paso a ser otra provincia romana. Fue ahí donde Cristo en el año 30 aproximadamente empezó a hacer sus profecías acerca del regreso del rey de los judíos y a expandir entre sus seguidores las ideas de amor al prójimo y solidaridad dentro de la comunidad. Muy pronto estas ideas fueron muy radicales para los mismos judíos, que no podían aceptar que existiera la posibilidad de la llegada del hijo de Dios, ya que esta cosmovisión se desviaba de su arraigado monoteísmo.
Fue por ello que los mismos judíos se encargaron de aplacar a Jesús crucificándolo y martirizándolo, sin darse cuenta que ese martirio sería el motor de una nueva religión que se expandiría por toda la parte oriental del imperio. Desde la muerte de Cristo los judíos empezaron a realizar persecuciones en contra de los cristianos para acabar con su existencia y este odio acérrimo fue pasado a los romanos, que se daban cuenta del peligro que corrían ante esta nueva corriente religiosa derivada del judaísmo. En un primer momento los judíos aprendían y encarcelaban a los cristiano, pero fueron los romanos los que fortalecieron las medidas represoras en contra de éstos.
Durante los primeros años del Imperio se empezó a colocar estatuas de los Emperadores en las diversas ciudades de provincia, de hecho se acostumbro adorar o arrodillarte frente a estas estatuas, ya que se relacionaba a la figura del Emperador con la de las divinidades. Esta fue una práctica que los devotos cristianos se negaban a realizar, debido a que sus creencias se basaban en un solo Dios y su hijo como señor de la tierra, por ello no podían aceptar que otro hombre fuera venerado como Dios terrenal. Así los romanos empezaron a realizar un censo en el que la población era obligada a arrodillarse frente a la estatua del Emperador y declararle lealtad, de este modo descubrían a los cristianos, que se negaban a realizar este acto debido a que su fe en Cristo no se los permitía.
Estos cristianos preferían el martirio a traicionar su fe con palabras vanas, y de hecho, martirizarse fue la herramienta más eficaz para la resistencia cristiana, ya que los no cristianos se quedaban impresionados de estos actos de fe y voluntad, por lo que empezaban a dudar acerca de la verdadera religión y muchas veces terminaban por convertirse al cristianismo. Así fue como el cristianismo se expandió rápidamente como una ola por oriente, no sin antes pasar por varias persecuciones por parte de los Emperadores. La primera de estas fue realizada por Nerón en el año 64 al 68, después la de Domiciano del 81 al 96, en la que se crucificaron y desterraron a muchos cristianos por no renunciar a su religión. Trajano ordeno persecuciones del 109 al 111, después Séptimo Severo los reprimió fuertemente del 202 al 210, se sabe que diariamente muchos mártires eran quemados, torturados y decapitados, perseguidos en el norte de África y Egipto, además de que fueron expulsados de ciudades como Roma, Cartago, Corinto y Alejandría, debido a que la Iglesia romana tomaba gran influencia y poderío, y el odio a los cristianos se expandía a la sociedad romana en general.
En tiempos de la República romana la lucha por el poder político entre patricios y plebeyos fue característica de este periodo. Los plebeyos al adquirir la ciudadanía romana empezaron a aumentar en número y paulatinamente buscaron ampliar sus derechos políticos y el ascenso a los puestos de gobierno, lo cual lograron en la última parte del periodo republicano, pero este ascenso social no impidió que los conflictos entre ambas clases se reflejaran en el senado y la tribuna. Fue así como la burocracia romana se fue fragmentando cada vez más, y cada facción se inclinaba a apoyar al general que más le convenía a sus intereses. Así empezaron las luchas militares al interior de los territorios romanos y con ello el poder se concentro en las principales figuras en la guerra, formándose el primer triunvirato dirigido por Julio Cesar, Pompeyo y Craso.
Estos tres cónsules batallaron entre sí y dividieron el imperio de acuerdo a sus zonas de influencia, fue una sangrienta guerra entre romanos de la cual saldrá victorioso el sobrino de Cesar, Augusto, el cual unificaría los territorios para dar paso al Imperio. Es durante estos años del triunvirato que se desarrollan varias revueltas civiles debido al malestar social, pero una muy relevante es la del 73 al 71 a.C. conocida como la Tercera Guerra Servil o la Guerra de Espartaco, un esclavo gladiador que arto de la represión y el mal trato se rebeló a sus amos y organizo a 70 gladiadores para escapar por las armas y adquirir la libertad, sin embargo este reducido grupo pronto aumento a una banda de 120 mil hombres, mujeres y niños, los cuales deambularon por la península itálica, asaltando y saqueando las poblaciones a su paso; según la historiográfica romana, se piensa que estos esclavos buscaban huir para adquirir su libertad o que tal vez querían conquistar la ciudad de roma, sin embargo, después de varias victorias contra las legiones romanas, fueron aplastados por 8 legiones al mando de Licinio Craso.
Aunque esta revuelta de esclavos no cumplió su cometido, estos hechos son un hito que marco la historia de Roma y que ejemplifican el descontento social de los esclavos debido a sus deplorables condiciones de vida y como esta denigración a su persona exploto en el momento que las condiciones históricas lo permitieron. Espartaco fue crucificado junto con muchos esclavos más, este castigo era el más doloroso y penitente del momento y servía para poner el ejemplo e infundir el miedo entre el resto de la sociedad. Pero el gladiador Espartaco no fue el único crucificado relevante en la historia, tenemos el caso de Cristo, personaje que trascendió de tal forma que cambio la mentalidad y la estructura de la sociedad mediterránea.
En los territorios romanos existía una gran libertad de cultos religiosos no romanos, que eran permitidos siempre y cuando no afectaran a la administración, leyes y gobierno del estado. Este es el caso de los judíos, que aunque practicaban sus cultos religiosos, nunca fueron muy bien vistos por los romanos, ya que como hombres de negocios se negaban o resistían a pagar tributaciones y a someterse totalmente al yugo romano. A pesar de estas diferencias convivieron ambas culturas con algunos roces y con el tiempo Judea paso a ser otra provincia romana. Fue ahí donde Cristo en el año 30 aproximadamente empezó a hacer sus profecías acerca del regreso del rey de los judíos y a expandir entre sus seguidores las ideas de amor al prójimo y solidaridad dentro de la comunidad. Muy pronto estas ideas fueron muy radicales para los mismos judíos, que no podían aceptar que existiera la posibilidad de la llegada del hijo de Dios, ya que esta cosmovisión se desviaba de su arraigado monoteísmo.
Fue por ello que los mismos judíos se encargaron de aplacar a Jesús crucificándolo y martirizándolo, sin darse cuenta que ese martirio sería el motor de una nueva religión que se expandiría por toda la parte oriental del imperio. Desde la muerte de Cristo los judíos empezaron a realizar persecuciones en contra de los cristianos para acabar con su existencia y este odio acérrimo fue pasado a los romanos, que se daban cuenta del peligro que corrían ante esta nueva corriente religiosa derivada del judaísmo. En un primer momento los judíos aprendían y encarcelaban a los cristiano, pero fueron los romanos los que fortalecieron las medidas represoras en contra de éstos.
Durante los primeros años del Imperio se empezó a colocar estatuas de los Emperadores en las diversas ciudades de provincia, de hecho se acostumbro adorar o arrodillarte frente a estas estatuas, ya que se relacionaba a la figura del Emperador con la de las divinidades. Esta fue una práctica que los devotos cristianos se negaban a realizar, debido a que sus creencias se basaban en un solo Dios y su hijo como señor de la tierra, por ello no podían aceptar que otro hombre fuera venerado como Dios terrenal. Así los romanos empezaron a realizar un censo en el que la población era obligada a arrodillarse frente a la estatua del Emperador y declararle lealtad, de este modo descubrían a los cristianos, que se negaban a realizar este acto debido a que su fe en Cristo no se los permitía.
Estos cristianos preferían el martirio a traicionar su fe con palabras vanas, y de hecho, martirizarse fue la herramienta más eficaz para la resistencia cristiana, ya que los no cristianos se quedaban impresionados de estos actos de fe y voluntad, por lo que empezaban a dudar acerca de la verdadera religión y muchas veces terminaban por convertirse al cristianismo. Así fue como el cristianismo se expandió rápidamente como una ola por oriente, no sin antes pasar por varias persecuciones por parte de los Emperadores. La primera de estas fue realizada por Nerón en el año 64 al 68, después la de Domiciano del 81 al 96, en la que se crucificaron y desterraron a muchos cristianos por no renunciar a su religión. Trajano ordeno persecuciones del 109 al 111, después Séptimo Severo los reprimió fuertemente del 202 al 210, se sabe que diariamente muchos mártires eran quemados, torturados y decapitados, perseguidos en el norte de África y Egipto, además de que fueron expulsados de ciudades como Roma, Cartago, Corinto y Alejandría, debido a que la Iglesia romana tomaba gran influencia y poderío, y el odio a los cristianos se expandía a la sociedad romana en general.
Tuesday, March 1, 2011
LUCHA DE CLASES
Los caldeos se preocuparon por la reconstrucción y embellecimiento de la ciudad de Babilonia, ya que había sido destruida por los asirios. Sin embargo esta constante preocupación los llevaría a su ruina ante otro nuevo invasor, otro pueblo indoeuropeo, los persas. En el 555 a.C. el rey Nabonido, en su afán de embellecer Babilonia, relego sus mandos a su corregente, Belshazar, famoso por su crueldad, lo que permitió ante el descontento general de los habitantes de Babilonia, el avance de los persas, los cuales se apoderaron de la ciudad en 539 a.C., bajo el mando de Ciro el Grande, el cual se autoproclamo rey de reyes.
Con este ejemplo es de hacerse notar, el hecho, de que en muchas ocasiones los malestares sociales o civiles en una sociedad, no trascendían en una revolución, sino que eran un síntoma de debilidad de un reino, debilidad que era aprovechada por un vecino poderoso, para apoderarse de esa ciudad con mayor facilidad. Este tipo de situación se repite a lo largo de la historia, así es como una cultura y un reino más fuerte absorbe a otro, imponiendo sus costumbres y tradiciones, y adoptando las que le parecen conveniente, generando así nuevas estructuras sociales y económicas, en las que él que tiene las armas y los cargos de gobierno domina sobre los conquistados y los oprime para beneficiarse de su trabajo artístico.
Los persas serían los herederos del poder imperial de la antigua Mesopotamia, y al igual que sus antecesores, expandirían su dominio por medio de la fuerza. Sin embargo ellos no se limitaron a las clásicas conquistas en Medio Oriente y Egipto, sino que fueron más allá, hacia el Mediterráneo. Conquistaron las ciudades jonias del Asía Menor y pretendían ir hasta el corazón de la antigua Grecia en el Peloponeso. Pero esta no fue una conquista como las anteriores, ya que por primera vez, un reino oriental se topaba con un pueblo libre que ya se había expandido por todo el Mediterráneo y parte del Mar Negro, un pueblo para el que era inimaginable caer en la esclavitud, y en cambio, estaba acostumbrado a ser él quien diera las ordenes y estableciera las leyes de convivencia, este pueblo era el griego o helenístico.
Los griegos siempre tuvieron claro que era mejor conservar la libertad, el honor y la dignidad antes que caer en la esclavitud, preferían morir con honor que vivir en deshonra; y de hecho fue esta ideología la que choco con el Imperio persa, el cual creía tener la misión divina de llevar el bien a todos los pueblos existentes. Estas cosmovisiones chocaron desde un primer momento, por lo que fue inevitable la guerra entre ambos pueblos, una guerra desigual en muchos aspectos, ya que los persas contaban con un ejército de miles de soldados y con una flota fenicia muy superior a la griega; sin embargo los griegos tenían una civilización y tecnología más desarrollada, eran grandes estrategas en el campo de batalla, ya usaban cascos y armaduras para proteger las extremidades , escudos, espadas y lanzas más elaboradas, sandalias y además tenían la ventaja de que la guerra se desarrollaría en su territorio, el cual conocían a la perfección y era inhóspito para los extranjeros por sus grandes riscos, montañas y falta de puertos naturales.
En efecto, la guerra llego a la península de los Balcanes, y fue ahí donde los griegos, con su reducido número de soldados resistieron el ataque persa hasta la muerte. Las polis de Esparta y Atenas fueron las protagonistas de las batallas; mientras que los espartanos, con sus hábiles soldados, luchaban por tierra, los atenienses aplicaban sus estrategias navales para derrotar a las flotas fenicias que los invadía. Estos griegos supieron utilizar las cualidades de su territorio para crear las mejores estrategias de resistencia y gracias a ello, el gran número de las fuerzas persas fue contraproducente para ellos mismos, ya que fácilmente sus barcos chocaban entre sí, y sus caballos, carros de guerra y soldados se desbordaban por los riscos; fue así como los persas no pudieron superar a la poderosa falange griega ni a las hábiles estrategias militares y navales.
Para mediados del s. V a.C. los griegos acabaron con el poderío persa de una vez por todas y así conservaron su libertad. Especialmente Atenas se aferro a formar una liga militar entre las diversas polis griegas del Mar Egeo para expulsar definitivamente a los persas de Asia Menor, y lo consiguieron, pero a un alto precio, ya que estas polis se verían subyugadas al dominio ateniense e impedidas para poder desertar de la Liga de Delos, por lo que fueron obligadas a pagar un constante tributo y entregar sus naves para formar parte de la flota, la cual era controlada por Atenas.
Atenas aprovecho esa acumulación de ricos tributos para expandir su nuevo Imperio y embellecer su propia polis, pero este derroche de suntuosidad y la concentración del poder en pocas manos, pronto trajo un gran malestar social de las diversas polis del Imperio, ya que estas nunca contaron con los mismos beneficios que el pueblo ateniense. Muchas de estas regiones del Egeo trataron de retirarse de la Liga e independizarse, pero prontamente los atenienses reprimían a todo desertor con el castigo de derrumbar sus murallas y confiscar sus naves, con lo que los dejaban totalmente desprotegidos.
De este modo Atenas se convertiría en la principal flota mercante y de guerra de todo el Mediterráneo, era ella la encargada del comercio y la seguridad del mar, pero pronto la recelosa Esparta formo su propia Liga para competir con la ateniense y fue así como inicio la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), la cual se desarrollo al interior del territorio griego y entre los propios griegos. Fue una larga guerra en la que Esparta y Atenas seguidas de sus polis aliadas, se pelearon por obtener la hegemonía entre las polis y expandir sus influencias territoriales. Sin embargo estos conflictos internos solo ocasionaron el desgaste de ambas potencias y la derrota de los atenienses, para dar pasa a un corto periodo de hegemonía espartana, luego tebana y finalmente macedónica con Alejandro Magno.
En el caso de Atenas como polis hegemónica de la Liga de Delos es de hacerse notar que fue por esa excesiva acumulación de poder y riqueza, aunados a su prepotencia y abusos sobre las demás polis griegas, lo que ocasiono la caída de su Imperio. Como toda estructura imperial en la historia, Atenas tuvo su nacimiento, su desarrollo, su auge y su decadencia, porque como cualquier imperio, tanta desigualdad, injusticias y abusos al prójimo fueron acumulando descontento en la comunidad, hasta que llego el momento propicio para que esta energía estallara y se saliera de las manos de la hegemonía ateniense. Muchos son los casos al interior de una nación o gobierno, en los que la injusticia y la pobreza traen un gran malestar social que a la larga se refleja en rebeliones; a continuación expresare un caso similar que es muy importante en la historia, el de los romanos.
Con este ejemplo es de hacerse notar, el hecho, de que en muchas ocasiones los malestares sociales o civiles en una sociedad, no trascendían en una revolución, sino que eran un síntoma de debilidad de un reino, debilidad que era aprovechada por un vecino poderoso, para apoderarse de esa ciudad con mayor facilidad. Este tipo de situación se repite a lo largo de la historia, así es como una cultura y un reino más fuerte absorbe a otro, imponiendo sus costumbres y tradiciones, y adoptando las que le parecen conveniente, generando así nuevas estructuras sociales y económicas, en las que él que tiene las armas y los cargos de gobierno domina sobre los conquistados y los oprime para beneficiarse de su trabajo artístico.
Los persas serían los herederos del poder imperial de la antigua Mesopotamia, y al igual que sus antecesores, expandirían su dominio por medio de la fuerza. Sin embargo ellos no se limitaron a las clásicas conquistas en Medio Oriente y Egipto, sino que fueron más allá, hacia el Mediterráneo. Conquistaron las ciudades jonias del Asía Menor y pretendían ir hasta el corazón de la antigua Grecia en el Peloponeso. Pero esta no fue una conquista como las anteriores, ya que por primera vez, un reino oriental se topaba con un pueblo libre que ya se había expandido por todo el Mediterráneo y parte del Mar Negro, un pueblo para el que era inimaginable caer en la esclavitud, y en cambio, estaba acostumbrado a ser él quien diera las ordenes y estableciera las leyes de convivencia, este pueblo era el griego o helenístico.
Los griegos siempre tuvieron claro que era mejor conservar la libertad, el honor y la dignidad antes que caer en la esclavitud, preferían morir con honor que vivir en deshonra; y de hecho fue esta ideología la que choco con el Imperio persa, el cual creía tener la misión divina de llevar el bien a todos los pueblos existentes. Estas cosmovisiones chocaron desde un primer momento, por lo que fue inevitable la guerra entre ambos pueblos, una guerra desigual en muchos aspectos, ya que los persas contaban con un ejército de miles de soldados y con una flota fenicia muy superior a la griega; sin embargo los griegos tenían una civilización y tecnología más desarrollada, eran grandes estrategas en el campo de batalla, ya usaban cascos y armaduras para proteger las extremidades , escudos, espadas y lanzas más elaboradas, sandalias y además tenían la ventaja de que la guerra se desarrollaría en su territorio, el cual conocían a la perfección y era inhóspito para los extranjeros por sus grandes riscos, montañas y falta de puertos naturales.
En efecto, la guerra llego a la península de los Balcanes, y fue ahí donde los griegos, con su reducido número de soldados resistieron el ataque persa hasta la muerte. Las polis de Esparta y Atenas fueron las protagonistas de las batallas; mientras que los espartanos, con sus hábiles soldados, luchaban por tierra, los atenienses aplicaban sus estrategias navales para derrotar a las flotas fenicias que los invadía. Estos griegos supieron utilizar las cualidades de su territorio para crear las mejores estrategias de resistencia y gracias a ello, el gran número de las fuerzas persas fue contraproducente para ellos mismos, ya que fácilmente sus barcos chocaban entre sí, y sus caballos, carros de guerra y soldados se desbordaban por los riscos; fue así como los persas no pudieron superar a la poderosa falange griega ni a las hábiles estrategias militares y navales.
Para mediados del s. V a.C. los griegos acabaron con el poderío persa de una vez por todas y así conservaron su libertad. Especialmente Atenas se aferro a formar una liga militar entre las diversas polis griegas del Mar Egeo para expulsar definitivamente a los persas de Asia Menor, y lo consiguieron, pero a un alto precio, ya que estas polis se verían subyugadas al dominio ateniense e impedidas para poder desertar de la Liga de Delos, por lo que fueron obligadas a pagar un constante tributo y entregar sus naves para formar parte de la flota, la cual era controlada por Atenas.
Atenas aprovecho esa acumulación de ricos tributos para expandir su nuevo Imperio y embellecer su propia polis, pero este derroche de suntuosidad y la concentración del poder en pocas manos, pronto trajo un gran malestar social de las diversas polis del Imperio, ya que estas nunca contaron con los mismos beneficios que el pueblo ateniense. Muchas de estas regiones del Egeo trataron de retirarse de la Liga e independizarse, pero prontamente los atenienses reprimían a todo desertor con el castigo de derrumbar sus murallas y confiscar sus naves, con lo que los dejaban totalmente desprotegidos.
De este modo Atenas se convertiría en la principal flota mercante y de guerra de todo el Mediterráneo, era ella la encargada del comercio y la seguridad del mar, pero pronto la recelosa Esparta formo su propia Liga para competir con la ateniense y fue así como inicio la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), la cual se desarrollo al interior del territorio griego y entre los propios griegos. Fue una larga guerra en la que Esparta y Atenas seguidas de sus polis aliadas, se pelearon por obtener la hegemonía entre las polis y expandir sus influencias territoriales. Sin embargo estos conflictos internos solo ocasionaron el desgaste de ambas potencias y la derrota de los atenienses, para dar pasa a un corto periodo de hegemonía espartana, luego tebana y finalmente macedónica con Alejandro Magno.
En el caso de Atenas como polis hegemónica de la Liga de Delos es de hacerse notar que fue por esa excesiva acumulación de poder y riqueza, aunados a su prepotencia y abusos sobre las demás polis griegas, lo que ocasiono la caída de su Imperio. Como toda estructura imperial en la historia, Atenas tuvo su nacimiento, su desarrollo, su auge y su decadencia, porque como cualquier imperio, tanta desigualdad, injusticias y abusos al prójimo fueron acumulando descontento en la comunidad, hasta que llego el momento propicio para que esta energía estallara y se saliera de las manos de la hegemonía ateniense. Muchos son los casos al interior de una nación o gobierno, en los que la injusticia y la pobreza traen un gran malestar social que a la larga se refleja en rebeliones; a continuación expresare un caso similar que es muy importante en la historia, el de los romanos.
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