Saturday, November 20, 2010

La Consciencia entre la Crítica y la Denuncia

Téngase en cuenta que, estas palabras desde los pequeños balbuceos conscientes-inconscientes, aún no han florecido como forma de comunicación generalizada ilustrada[1], sino por el contrario, se evita ser extendidas entre las mayorías inconscientes aún, a través de ese largo proceso educativo de capacidades-incapacidades humanas desarrolladas y mutiladas, a través del trabajo de las distintas generaciones; pudiéndose diferenciar unas de otras, de acuerdo al grado de consciencia social, a la participación activa y al sentimiento de búsqueda y de satisfacción, que tiene que ver con el arte en la lucha desigual de la existencia del ser y del hacerse un verdadero ser humano, en ese hablarse y escucharse en su otredad, como un acto casi poético revolucionario de culpa o de emancipación, que brinda el fundamento de respeto, de comprensión y de dignificación compartida entre el trabajo intelectual y manual, que es vital en el acto artístico.

Ese momento artístico es la proeza de la Pedagogía como saber disciplinario científico crítico, encargado del esmero en la enseñanza-aprehendizaje por medio del ejemplo educativo más virtuoso a través de la investigación; porque de lo que se trata en estas relaciones humanas de sobrevivencia, es de que nadie se apropie del trabajo del otro, ni lo desdeñe, al sentirlo inferior, porque al hacerlo aniquila al otro, sin poderse reconocer en el otro yo, como carencia de sentido, y así permanentemente va castrando al otro cual si fuera su verdugo, en su propia muerte en vida tanto de la víctima como del victimario, al grado de la enajenación que es la locura, la cosificación y la fetichización; y a la vez se va castrando el sujeto educativo, en ese espejo insensible hasta quedar en condición no sólo de soledad, sino de indiferencia, de barbarie y de vileza, lo que puede convertirse en tortura o en tontería de una vida vana y superflua; así se fueron formando los sentidos básicos del hacerse humano, en forma, contenido y significación matizado ese ser, en las relaciones de poder y de abuso de poder; a saber, en los principales valores de la humanidad: prudencia, fortaleza, búsqueda templada y firme para constituirse como un ser humano justo y a la vez inacabado en su posible poder de superación política, en la sobrevivencia intuitiva, consciente con base en conocimientos agudos y experiencias virtuosas, es decir un sujeto histórico universal y particular culto para defender sus derechos humanos vitales, como esfuerzo de su generación al no tolerar la injusticia.

Justo, para precisar la relación implícita entre el sentimiento artístico y el acto educativo, en la constitución consciente del sujeto histórico, en tal intersección, es necesario exaltar el contexto de búsqueda del sujeto, de acuerdo con sus necesidades radicales de vida, para terminar asumiéndose con bondad, belleza y verdad comunitarias, por ser el acto educativo una premisa universal transformadora en tiempos y espacios concretos, que sostiene un camino muy simple; que es el bien de las mayorías desde la formación del sujeto histórico que siente y sufre la desigualdad social, y a la vez tiene memoria del esfuerzo de esa auténtica participación de las mayorías en la toma de decisiones y responsabilidades, aunque aún hoy no tenga la suficiente fuerza, al irse diluyendo cada vez más desde las comunidades primitivas, en la solución de problemas sociales de la presente época; debido a los procesos de engaño ideológico[2] y manipulador; así se encubren con un aparente sentido democrático, las decisiones unilaterales tomadas a nombre de todos, utilizando concepciones de funcionarios tecnócratas, clásicas en la reproducción del capital, pues es clara la necesidad inminente de la lucha constitutiva por el reconocimiento entre el amo y el esclavo, entendiéndose el ser reconocido, como el poder ser agradecido, es decir del ser y del hacerse humano paulatinamente, con dos armas latentes en los matices multiculturales, pluriculturales y transculturales; de género y étnicos, en conclusión en la grandeza del mandar obedeciendo -dicen los indígenas en Chiapas-.

Estas dos armas referidas son, el arte y el esfuerzo educativo conscientes, porque estas armas pueden servir para combatir el sentido primitivo de posesión totalitaria del capitalismo hegemónico, con apariencia de socialización, pero que realmente encubren una gran violencia[3], siendo claro, que tendrán que desarrollarse y agotarse las condiciones materiales objetivas y subjetivas para un cambio humano enteramente artístico, educativo y consciente, es decir trascendental en el contexto internacional, con base en el ejemplo ético de la socialización de todo lo producido por medio de la creatividad, la crítica, la imaginación, el misterio, el esfuerzo, el sudor y el cansancio compartidos, lo cual requiere de un método probado en el acto educativo en procesos amplios de emancipación social, sin que exista modelo seguro a generalizarse, como la historia lo ha mostrado.

Por tanto es indispensable atravesar al sujeto por la sensibilidad del arte, despertando el sentido común, el filosófico político y el consciente en la educación del pueblo trabajador, por ser la condición integral más elevada y digna del ser humano: libre, creativo, satisfecho y crítico en colectividad, es decir reconocido por el esfuerzo compartido.

Este sujeto que está en permanente búsqueda, es una construcción cultural del proceso educativo y a la vez es transformador de sí mismo por medio de su trabajo, lo que ocurre en los distintos modos de producción vitales, dados por el esfuerzo creativo, que ha sido la fusión entre el arte y la consciencia histórica, aplicada siempre a procesos de sobrevivencia o de autodefensa en la convivencia intuitiva que conlleva el acto imaginativo y sensible de aquello que falta por hacer, constituyéndose en sujeto transformador de la historia libertaria de las grandes mayorías con calidad y calidez humana, desvirtuadas como si fueran las necesidades de las mayorías, masa, así se ha popularizado por los medios de comunicación privatizados, lo cual no se da en el pensamiento de una vez y para siempre, sino que sucede en el contexto material de vida y en los actos concretos de la lucha social, ahí centramos el sentido entre la Crítica y la Denuncia que anuncia un Nuevo porvenir o proyecto de vida-muerte.

Pero ¿qué es lo que transforma el sujeto del proceso educativo en tales relaciones de poder? Transforma a la naturaleza en cultura, en diversos lenguajes del arte, así como en lenguajes de la tecnociencia y al humanismo en aprendizajes; puesto este escenario de necesidades e intereses al servicio de la libertad, no como eslogan institucional, sino como realidad concreta y auténtica del ser humano, desechando los excesos y los libertinajes degradantes, hasta aprehender a ser su pueblo que lo refleja por su capacidad de autogobernarse política y filosóficamente.

Al sentirse en la misma necesidad que es la de su verdadera historia de trabajo, la de su corazón indígena, mestizo y proletario; para que así comprenda el gran poder político que posee, pero que no reconoce el sujeto educativo, porque se le ha mostrado un mundo ficticio y ajeno a sus intereses de clase, ese es el proceso educativo de abuso, del que tiene que emanciparse, entreverado en la naturaleza lúdica y libre de las consciencias hechas ‘masa’ por la hegemonía del poder dominante, al no reconocerlos ni reconocerse capaces de gobernar-se en equidad, como se sabe a través de la historia que es posible; pues existen múltiples intentos generacionales que lo acreditan a poder llevar en sus entrañas, la justicia de un gobierno autónomo, con capacidades filosófico-políticas en la palabra que interroga por el ser y en el hacerse un político emancipador, o intelectual orgánico comprometido con su clase trabajadora -diría A. Gramsci-, ese que es capaz de condensar las necesidades de vida de una gran mayoría.

Porque una actitud pedagógica crítica, al ser condición humana a lo largo de la historia, intentará con los valores más elevados formar al sujeto consciente en libertad y en voluntad, para que éste pueda asumir de forma explícita una actitud crítica transformadora de las relaciones injustas entre la propiedad privada de medios de producción, hechos mercancía -que no es más que trabajo humano acumulado por la explotación capitalista-, en manos de una minoría monopolista empoderada por ese mal hábito histórico, que impone toda política de Estado, para generalizar su decadente forma de vida, sin tomar en cuenta los pasos que el ser humano ha tenido que dar tratando de alcanzar ese proceso de emancipación consciente y feliz, que lo hace merecedor de agradecimiento como clase proletaria.

Puesto que la identidad cultural de la clase proletaria, es la síntesis o condensación de todo el proceso de explotación anterior, de donde se tiene la alegría y la tristeza, porque en ello radica hoy el comportamiento consciente humanizado mediado por el arte y por la educación, sobre lo que provoca dolor y placer, y que se expresa en melancolía. Dado que la naturaleza se diferencia por su esencia y por la propiedad característica de cada ser, al irse transformando en una humanidad sensible que borra sus fronteras a la par que avanzan sus contextos estructurales de economía-política, y superestructurales en el comportamiento sociocultural de manera inseparable; esta relación humanizada, puede suceder con la aparición de dos armas de lucha, el arte y la educación al servicio del pueblo trabajador, humanizándolo en sus relaciones de poder político, validadas en la lucha social, como defensa de sus derechos humanos más auténticos.

Así el sujeto histórico es en sí, lo que come, lo que piensa, lo que sufre, de lo que carece y de lo que muere y vive en el contexto del actual “circo romano mundial entre el amo y el esclavo”, sabiendo distinguir los matices socioculturales y de economía política que tiñe el contexto preciso; pasando por el tamiz cultural, de su historicidad, hecho recuerdo inmortal por la trascendencia de su actuar en cada latitud mundial, desde la presencia e ingenuidad del niño hecho hombre, ambos, animales genéricos para la explotación del mercado capitalista, como punta de lanza civilizatoria en la hegemonía del capital privado.

Esta relación de producción y a la vez de articulación educativa, está sustentada necesariamente en el arte en sí, que se ha desplegado desde la propiedad tribal, la propiedad comunal, la propiedad feudal y hoy en día se ve materializada en el trabajado acumulado, que se incrementa a través del trabajo infantil explotado, por ser cada niño trabajador, sólo una mercancía acumulable, una inversión y una balanza salarial, por los magnates monopolistas; así el cuerpo humano se ha hecho fetiche enajenante y cosificado en la lógica mercantil, para ser usado y desechado en “automático” en los basureros del narcotráfico y de la prostitución del mundo, en esa figura de propiedad privada que tiene su ser y su hacer en la guerra de baja intensidad, sólo para la venta de armas por “decreto en los tratados internacionales del capital”; ocultándose su verdadera forma y contenido educativo, de degradación ambiental, de pérdida de recursos energéticos, de alteración por los alimentos transgénicos, o en la descomposición del tejido cultural del territorio nacional mexicano en particular; puesto que cada vez es más ficticia la frontera geopolítica colonizada por el capital en el sometimiento de la clase trabajadora, no sólo de los países pobres colonizados, sino también de los países ricos colonizadores.

En este territorio mundial y en específico en México, el abuso de poder militar, económico-financiero, cultural, parlamentario y del estado-gobierno jerárquico y violento, lo determinan los carteles del narcotráfico hoy en día; sufriendo la ingobernabilidad de este espacio y tiempo de crisis decadente, cada vez más semejante con la historia de Colombia o con la guerra de Afganistán; esta nueva situación del tejido socio-cultural es la denuncia pública de especialistas en los medios de comunicación -que en muchos casos les ha costado la vida a periodistas difundir y socializar las implicaciones de estas relaciones de mercado-, por lo que aún no son populares en valores conscientes de sublimación artística subversiva, en esta época decadente del capital financiero imperialista; sin embargo, está a punto de despertarse la consciencia de las presentes y futuras generaciones, debido a la carencia, y es este espíritu de consciencia humanizada, la que sabrá actuar de forma sensible y transformadora, como una gran fuerza internacional, de ello no cabe duda.

Dado que la realidad humana sólo puede ser social, es decir educativa, por ello es necesario que los Deseos de cada uno de los sujetos históricos, dimensionados en temporalidades diferenciadas, conduzcan o puedan conducir los Deseos de los otros, en un puente de aprendizaje efectivo, porque es doloroso y desgarrador el escenario de sobrevivencia, y el escenario para darle sentido a los actos de la experiencia, para compartir los sueños con el otro yo, desde ese vínculo seguro e inseguro a la vez, pues no hay certezas, sino sólo intentos del proceso educativo o de humanización para una emancipación histórica posible de la lucha social educativa.

Pero qué pasa con la relación que tiene sentido sólo con la pregunta que interroga por el ser: ¿a quién afecto con mis actos entre el límite discutido y acordado con las pocas palabras que se tengan para comunicarse?, a diferencia del límite que ha sido impuesto por el abuso de poder político institucional o parlamentario en la falsa ley de ingobernabilidad padecida; ahí está la parte del mosaico del arte vinculado al proceso consciente educativo del ser y del hacerse humano.

Puesto que, el deseo animal de un ser ‘natural’, sólo viviente en el sentimiento de su vida-muerte, no se dirige a un objeto real ‘positivo’, sino a otro Deseo (en una cadena de deseos[4]), porque uno no desea el cuerpo del otro, para poseerlo y asimilarlo, sino que al reconocerse, no en su deseo, sino en el deseo del otro; así se percibe al menos que la historia humana es la historia de los Deseos deseados, y quizá se entienda que el movimiento justo es su esencia proletaria, o la esencia del movimiento liberador del yugo del capital, pues el hombre se alimenta de deseos para conservar su vida, la cual está sujetada a su memoria histórica sensible o grotesca, ingenua o aguda; en fin, sujetado el sujeto educativo a la libertad y condenado a la muerte, ambos momentos dan miedo, porque si se sabe cómo morir, también se sabe cómo vivir; es decir, se desea que no sea arrodillado sino de pie.

Nos parece que esta es una tarea pedagógica crítica aún implícita que es necesario hacer explícita, y que se acelera en los procesos emancipatorios, gestados y desarrollados históricamente como necesidad vital de la humanidad hoy en día, en la cruenta lucha de clases y de castas divinas, hasta lograr la socialización de todo lo producido para que las mayorías recuperen su ser y su hacer con felicidad, igualdad, bienestar y tranquilidad; por eso se continúa humanizando al ser más primitivo o al más desarrollado en capacidades integrales, a través de la educación formal, informal y la no formal, entendida esta integridad como un todo inescindible de la interdisciplina interétnica, de género y multicultural para la emancipación humana, con base en una pedagogía planetaria proletaria, aunque hoy apenas en esta condición de explotación monopolista, los niños de la calle y los adultos forzados a trabajar como esclavos para sus amos, inicien a comprender y a preguntarse en carne propia, cuál será el límite de tal ingrata injusticia, hasta que la consciencia revolucionaria con su espíritu transformador, popularice las razones de su emancipación de forma pública y no se quede como asunto privado por los magnates que manipulan a las grandes mayorías, a favor de su ganancia capitalista.

La Crítica política pedagógica y filosófica, indica las diferencias de sentido y de asunción frente a la vida de las mayorías, por tal motivo el que más conocimiento tiene, tendrá también mayor responsabilidad, y por eso, en el proceso educativo agradece a sus predecesores por medio de su crítica, el camino que les ha labrado en amplios procesos de emancipación histórica, es decir en el reconocimiento de ser uno y lo mismo todos los colaboradores en esa labor, trabajo y acción libertaria, -plantea Arendt-.

En cambio la Denuncia, pone el límite definitivo decidido y fundamentado en la historia práctica, por la evidencia de la injusticia, ya sin refutación, que se debe superar para la emancipación de esa mayoría, lo cual se hace de forma consciente y virtuosa en la lucha social, así la razón histórica de la mayoría se cultiva, encontrando como carencia y necesidad a la vez, de esa generación sus propios instrumentos y estrategias de lucha para sobrevivir dignamente como verdaderos seres humanos con una consciencia militante.

Al respecto Lenin[5] expresa desde la concepción filosófico-política del socialismo científico que:“las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian unas de otras:1) por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado.2) por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que, en gran parte, son establecidas y fijadas por leyes) <…> …3) en el autorreconocimiento de la identidad de clase del movimiento, organización y lucha social en la formación del sujeto histórico, es decir de acuerdo al grado de consciencia histórico-social asumida en el proceso educativo de la lucha de clases... <…que los unifica como proletariado…> <…> 4) por su papel en la organización social del trabajo y, consiguientemente. 5) por el modo y la proporción en que obtienen la parte de riqueza social de que disponen.Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro en virtud de los diferentes lugares que uno y otro ocupen en una estructura determinada de la economía social”. En el sentido entre el arte como técnica, la consciencia como totalidad histórica emancipadora y la educación como proceso de humanización en valores. En este escrito se trató de orientar, algunos rasgos metodológicos para una reeducación política que incida en este siglo XXI, por medio de la Unidad revolucionaria proletaria[6].

[1] Por Ilustración se entiende a “la dirección filosófica definida por el empeño en extender la crítica y la guía de la razón a todos los campos de la experiencia humana. Kant ha escrito: ‘La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella... Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración’ (Was ist Aufklärung?, en op. cit, de Cassirer, IV, P. 169; trad. Esp.: Filosofía de la Ilustración, México, 1943. F.C.E., Pp. 185-186. (Al respecto) (...Cassirer cita tres aspectos diferentes y conexos que comprende la Ilustración...) 1) la extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin excepción, 2) la realización de un conocimiento que, para abrirse a la crítica, incluya y organice los instrumentos para la propia corrección; 3) el uso efectivo, en todos los campos, del conocimiento logrado de esta manera, con la finalidad de mejorar la vida individual y asociada de los hombres. Estos tres aspectos, o mejor dicho tareas fundamentales, constituyen, en su conjunto, una de las formas recurrentes de entender y practicar la filosofía y, precisamente, la que ya encontró expresión en la edad clásica de la antigua Grecia. (...) Por Ilustración moderna se entiende comúnmente el periodo que va desde los últimos decenios del siglo XVII a los últimos decenios del siglo XVIII, y este periodo es, a menudo, indicado sin más como Ilustración, Siglo de las Luces o Iluminismo”. Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, Barcelona 1994. Pp. 648-649.

[2] La ideología, es una relación exterior y lúcida de utilidad o de astucia puras. Cuando la ‘clase ascendente’ burguesa desarrolla, en el curso del siglo XVIII, una ideología humanista de la igualdad, de la libertad y de la razón, da a su propia reivindicación la forma de universalidad, como si quisiera, de esta manera, enrolar en sus filas, formándolos con este fin, a los mismos hombres que no liberará sino para explotarlos. Vid. Althusser, Louis et al. Polémica sobre marxismo y humanismo. Ed. Siglo XXI, México 1974. P. 22.
[3] La violencia parte de una red extremadamente compleja de factores bioquímicos, sociales y psicológicos los que, en conjunto, pueden desembocar en una persona, grupo o época violenta y agresiva, capaz de cometer un asesinato porque se queda atrapado en una sola idea y regresa a ella continuamente, Freud la llamó una fijación o síntoma. Revista de divulgación de la ciencia de la UNAM, ¿Cómo ves? México 2000. No. 17, año 2. P. 10.
[4] Plantea Masotta, Oscar, en su libro Lecciones de introducción al psicoanálisis. Ed. Gedisa, México 1991.
[5] Vid. Lenin. Una gran iniciativa, en Marx, Engels, Marxismo. Ed. Progreso, Moscú. P. 479.
[6] “El comunismo, como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoenajenación humana y, como real apropiación de la esencia humana por y para el hombre; por tanto, como el retorno total, consciente y logrado dentro de toda la riqueza del desarrollo anterior, del hombre para sí como un hombre social, es decir humano”. Vid. Dr. Sánchez Vázquez, Adolfo. Del socialismo científico al socialismo utópico. Ed. Era, México 1975, libro reeditado. P. 42.

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