Téngase en cuenta que, estas palabras desde los pequeños balbuceos conscientes-inconscientes, aún no han florecido como forma de comunicación generalizada ilustrada[1], sino por el contrario, se evita ser extendidas entre las mayorías inconscientes aún, a través de ese largo proceso educativo de capacidades-incapacidades humanas desarrolladas y mutiladas, a través del trabajo de las distintas generaciones; pudiéndose diferenciar unas de otras, de acuerdo al grado de consciencia social, a la participación activa y al sentimiento de búsqueda y de satisfacción, que tiene que ver con el arte en la lucha desigual de la existencia del ser y del hacerse un verdadero ser humano, en ese hablarse y escucharse en su otredad, como un acto casi poético revolucionario de culpa o de emancipación, que brinda el fundamento de respeto, de comprensión y de dignificación compartida entre el trabajo intelectual y manual, que es vital en el acto artístico.
Ese momento artístico es la proeza de la Pedagogía como saber disciplinario científico crítico, encargado del esmero en la enseñanza-aprehendizaje por medio del ejemplo educativo más virtuoso a través de la investigación; porque de lo que se trata en estas relaciones humanas de sobrevivencia, es de que nadie se apropie del trabajo del otro, ni lo desdeñe, al sentirlo inferior, porque al hacerlo aniquila al otro, sin poderse reconocer en el otro yo, como carencia de sentido, y así permanentemente va castrando al otro cual si fuera su verdugo, en su propia muerte en vida tanto de la víctima como del victimario, al grado de la enajenación que es la locura, la cosificación y la fetichización; y a la vez se va castrando el sujeto educativo, en ese espejo insensible hasta quedar en condición no sólo de soledad, sino de indiferencia, de barbarie y de vileza, lo que puede convertirse en tortura o en tontería de una vida vana y superflua; así se fueron formando los sentidos básicos del hacerse humano, en forma, contenido y significación matizado ese ser, en las relaciones de poder y de abuso de poder; a saber, en los principales valores de la humanidad: prudencia, fortaleza, búsqueda templada y firme para constituirse como un ser humano justo y a la vez inacabado en su posible poder de superación política, en la sobrevivencia intuitiva, consciente con base en conocimientos agudos y experiencias virtuosas, es decir un sujeto histórico universal y particular culto para defender sus derechos humanos vitales, como esfuerzo de su generación al no tolerar la injusticia.
Justo, para precisar la relación implícita entre el sentimiento artístico y el acto educativo, en la constitución consciente del sujeto histórico, en tal intersección, es necesario exaltar el contexto de búsqueda del sujeto, de acuerdo con sus necesidades radicales de vida, para terminar asumiéndose con bondad, belleza y verdad comunitarias, por ser el acto educativo una premisa universal transformadora en tiempos y espacios concretos, que sostiene un camino muy simple; que es el bien de las mayorías desde la formación del sujeto histórico que siente y sufre la desigualdad social, y a la vez tiene memoria del esfuerzo de esa auténtica participación de las mayorías en la toma de decisiones y responsabilidades, aunque aún hoy no tenga la suficiente fuerza, al irse diluyendo cada vez más desde las comunidades primitivas, en la solución de problemas sociales de la presente época; debido a los procesos de engaño ideológico[2] y manipulador; así se encubren con un aparente sentido democrático, las decisiones unilaterales tomadas a nombre de todos, utilizando concepciones de funcionarios tecnócratas, clásicas en la reproducción del capital, pues es clara la necesidad inminente de la lucha constitutiva por el reconocimiento entre el amo y el esclavo, entendiéndose el ser reconocido, como el poder ser agradecido, es decir del ser y del hacerse humano paulatinamente, con dos armas latentes en los matices multiculturales, pluriculturales y transculturales; de género y étnicos, en conclusión en la grandeza del mandar obedeciendo -dicen los indígenas en Chiapas-.
Estas dos armas referidas son, el arte y el esfuerzo educativo conscientes, porque estas armas pueden servir para combatir el sentido primitivo de posesión totalitaria del capitalismo hegemónico, con apariencia de socialización, pero que realmente encubren una gran violencia[3], siendo claro, que tendrán que desarrollarse y agotarse las condiciones materiales objetivas y subjetivas para un cambio humano enteramente artístico, educativo y consciente, es decir trascendental en el contexto internacional, con base en el ejemplo ético de la socialización de todo lo producido por medio de la creatividad, la crítica, la imaginación, el misterio, el esfuerzo, el sudor y el cansancio compartidos, lo cual requiere de un método probado en el acto educativo en procesos amplios de emancipación social, sin que exista modelo seguro a generalizarse, como la historia lo ha mostrado.
Por tanto es indispensable atravesar al sujeto por la sensibilidad del arte, despertando el sentido común, el filosófico político y el consciente en la educación del pueblo trabajador, por ser la condición integral más elevada y digna del ser humano: libre, creativo, satisfecho y crítico en colectividad, es decir reconocido por el esfuerzo compartido.
Este sujeto que está en permanente búsqueda, es una construcción cultural del proceso educativo y a la vez es transformador de sí mismo por medio de su trabajo, lo que ocurre en los distintos modos de producción vitales, dados por el esfuerzo creativo, que ha sido la fusión entre el arte y la consciencia histórica, aplicada siempre a procesos de sobrevivencia o de autodefensa en la convivencia intuitiva que conlleva el acto imaginativo y sensible de aquello que falta por hacer, constituyéndose en sujeto transformador de la historia libertaria de las grandes mayorías con calidad y calidez humana, desvirtuadas como si fueran las necesidades de las mayorías, masa, así se ha popularizado por los medios de comunicación privatizados, lo cual no se da en el pensamiento de una vez y para siempre, sino que sucede en el contexto material de vida y en los actos concretos de la lucha social, ahí centramos el sentido entre la Crítica y la Denuncia que anuncia un Nuevo porvenir o proyecto de vida-muerte.
Pero ¿qué es lo que transforma el sujeto del proceso educativo en tales relaciones de poder? Transforma a la naturaleza en cultura, en diversos lenguajes del arte, así como en lenguajes de la tecnociencia y al humanismo en aprendizajes; puesto este escenario de necesidades e intereses al servicio de la libertad, no como eslogan institucional, sino como realidad concreta y auténtica del ser humano, desechando los excesos y los libertinajes degradantes, hasta aprehender a ser su pueblo que lo refleja por su capacidad de autogobernarse política y filosóficamente.
Al sentirse en la misma necesidad que es la de su verdadera historia de trabajo, la de su corazón indígena, mestizo y proletario; para que así comprenda el gran poder político que posee, pero que no reconoce el sujeto educativo, porque se le ha mostrado un mundo ficticio y ajeno a sus intereses de clase, ese es el proceso educativo de abuso, del que tiene que emanciparse, entreverado en la naturaleza lúdica y libre de las consciencias hechas ‘masa’ por la hegemonía del poder dominante, al no reconocerlos ni reconocerse capaces de gobernar-se en equidad, como se sabe a través de la historia que es posible; pues existen múltiples intentos generacionales que lo acreditan a poder llevar en sus entrañas, la justicia de un gobierno autónomo, con capacidades filosófico-políticas en la palabra que interroga por el ser y en el hacerse un político emancipador, o intelectual orgánico comprometido con su clase trabajadora -diría A. Gramsci-, ese que es capaz de condensar las necesidades de vida de una gran mayoría.
Porque una actitud pedagógica crítica, al ser condición humana a lo largo de la historia, intentará con los valores más elevados formar al sujeto consciente en libertad y en voluntad, para que éste pueda asumir de forma explícita una actitud crítica transformadora de las relaciones injustas entre la propiedad privada de medios de producción, hechos mercancía -que no es más que trabajo humano acumulado por la explotación capitalista-, en manos de una minoría monopolista empoderada por ese mal hábito histórico, que impone toda política de Estado, para generalizar su decadente forma de vida, sin tomar en cuenta los pasos que el ser humano ha tenido que dar tratando de alcanzar ese proceso de emancipación consciente y feliz, que lo hace merecedor de agradecimiento como clase proletaria.
Puesto que la identidad cultural de la clase proletaria, es la síntesis o condensación de todo el proceso de explotación anterior, de donde se tiene la alegría y la tristeza, porque en ello radica hoy el comportamiento consciente humanizado mediado por el arte y por la educación, sobre lo que provoca dolor y placer, y que se expresa en melancolía. Dado que la naturaleza se diferencia por su esencia y por la propiedad característica de cada ser, al irse transformando en una humanidad sensible que borra sus fronteras a la par que avanzan sus contextos estructurales de economía-política, y superestructurales en el comportamiento sociocultural de manera inseparable; esta relación humanizada, puede suceder con la aparición de dos armas de lucha, el arte y la educación al servicio del pueblo trabajador, humanizándolo en sus relaciones de poder político, validadas en la lucha social, como defensa de sus derechos humanos más auténticos.
Así el sujeto histórico es en sí, lo que come, lo que piensa, lo que sufre, de lo que carece y de lo que muere y vive en el contexto del actual “circo romano mundial entre el amo y el esclavo”, sabiendo distinguir los matices socioculturales y de economía política que tiñe el contexto preciso; pasando por el tamiz cultural, de su historicidad, hecho recuerdo inmortal por la trascendencia de su actuar en cada latitud mundial, desde la presencia e ingenuidad del niño hecho hombre, ambos, animales genéricos para la explotación del mercado capitalista, como punta de lanza civilizatoria en la hegemonía del capital privado.
Esta relación de producción y a la vez de articulación educativa, está sustentada necesariamente en el arte en sí, que se ha desplegado desde la propiedad tribal, la propiedad comunal, la propiedad feudal y hoy en día se ve materializada en el trabajado acumulado, que se incrementa a través del trabajo infantil explotado, por ser cada niño trabajador, sólo una mercancía acumulable, una inversión y una balanza salarial, por los magnates monopolistas; así el cuerpo humano se ha hecho fetiche enajenante y cosificado en la lógica mercantil, para ser usado y desechado en “automático” en los basureros del narcotráfico y de la prostitución del mundo, en esa figura de propiedad privada que tiene su ser y su hacer en la guerra de baja intensidad, sólo para la venta de armas por “decreto en los tratados internacionales del capital”; ocultándose su verdadera forma y contenido educativo, de degradación ambiental, de pérdida de recursos energéticos, de alteración por los alimentos transgénicos, o en la descomposición del tejido cultural del territorio nacional mexicano en particular; puesto que cada vez es más ficticia la frontera geopolítica colonizada por el capital en el sometimiento de la clase trabajadora, no sólo de los países pobres colonizados, sino también de los países ricos colonizadores.
En este territorio mundial y en específico en México, el abuso de poder militar, económico-financiero, cultural, parlamentario y del estado-gobierno jerárquico y violento, lo determinan los carteles del narcotráfico hoy en día; sufriendo la ingobernabilidad de este espacio y tiempo de crisis decadente, cada vez más semejante con la historia de Colombia o con la guerra de Afganistán; esta nueva situación del tejido socio-cultural es la denuncia pública de especialistas en los medios de comunicación -que en muchos casos les ha costado la vida a periodistas difundir y socializar las implicaciones de estas relaciones de mercado-, por lo que aún no son populares en valores conscientes de sublimación artística subversiva, en esta época decadente del capital financiero imperialista; sin embargo, está a punto de despertarse la consciencia de las presentes y futuras generaciones, debido a la carencia, y es este espíritu de consciencia humanizada, la que sabrá actuar de forma sensible y transformadora, como una gran fuerza internacional, de ello no cabe duda.
Dado que la realidad humana sólo puede ser social, es decir educativa, por ello es necesario que los Deseos de cada uno de los sujetos históricos, dimensionados en temporalidades diferenciadas, conduzcan o puedan conducir los Deseos de los otros, en un puente de aprendizaje efectivo, porque es doloroso y desgarrador el escenario de sobrevivencia, y el escenario para darle sentido a los actos de la experiencia, para compartir los sueños con el otro yo, desde ese vínculo seguro e inseguro a la vez, pues no hay certezas, sino sólo intentos del proceso educativo o de humanización para una emancipación histórica posible de la lucha social educativa.
Pero qué pasa con la relación que tiene sentido sólo con la pregunta que interroga por el ser: ¿a quién afecto con mis actos entre el límite discutido y acordado con las pocas palabras que se tengan para comunicarse?, a diferencia del límite que ha sido impuesto por el abuso de poder político institucional o parlamentario en la falsa ley de ingobernabilidad padecida; ahí está la parte del mosaico del arte vinculado al proceso consciente educativo del ser y del hacerse humano.
Puesto que, el deseo animal de un ser ‘natural’, sólo viviente en el sentimiento de su vida-muerte, no se dirige a un objeto real ‘positivo’, sino a otro Deseo (en una cadena de deseos[4]), porque uno no desea el cuerpo del otro, para poseerlo y asimilarlo, sino que al reconocerse, no en su deseo, sino en el deseo del otro; así se percibe al menos que la historia humana es la historia de los Deseos deseados, y quizá se entienda que el movimiento justo es su esencia proletaria, o la esencia del movimiento liberador del yugo del capital, pues el hombre se alimenta de deseos para conservar su vida, la cual está sujetada a su memoria histórica sensible o grotesca, ingenua o aguda; en fin, sujetado el sujeto educativo a la libertad y condenado a la muerte, ambos momentos dan miedo, porque si se sabe cómo morir, también se sabe cómo vivir; es decir, se desea que no sea arrodillado sino de pie.
Nos parece que esta es una tarea pedagógica crítica aún implícita que es necesario hacer explícita, y que se acelera en los procesos emancipatorios, gestados y desarrollados históricamente como necesidad vital de la humanidad hoy en día, en la cruenta lucha de clases y de castas divinas, hasta lograr la socialización de todo lo producido para que las mayorías recuperen su ser y su hacer con felicidad, igualdad, bienestar y tranquilidad; por eso se continúa humanizando al ser más primitivo o al más desarrollado en capacidades integrales, a través de la educación formal, informal y la no formal, entendida esta integridad como un todo inescindible de la interdisciplina interétnica, de género y multicultural para la emancipación humana, con base en una pedagogía planetaria proletaria, aunque hoy apenas en esta condición de explotación monopolista, los niños de la calle y los adultos forzados a trabajar como esclavos para sus amos, inicien a comprender y a preguntarse en carne propia, cuál será el límite de tal ingrata injusticia, hasta que la consciencia revolucionaria con su espíritu transformador, popularice las razones de su emancipación de forma pública y no se quede como asunto privado por los magnates que manipulan a las grandes mayorías, a favor de su ganancia capitalista.
La Crítica política pedagógica y filosófica, indica las diferencias de sentido y de asunción frente a la vida de las mayorías, por tal motivo el que más conocimiento tiene, tendrá también mayor responsabilidad, y por eso, en el proceso educativo agradece a sus predecesores por medio de su crítica, el camino que les ha labrado en amplios procesos de emancipación histórica, es decir en el reconocimiento de ser uno y lo mismo todos los colaboradores en esa labor, trabajo y acción libertaria, -plantea Arendt-.
En cambio la Denuncia, pone el límite definitivo decidido y fundamentado en la historia práctica, por la evidencia de la injusticia, ya sin refutación, que se debe superar para la emancipación de esa mayoría, lo cual se hace de forma consciente y virtuosa en la lucha social, así la razón histórica de la mayoría se cultiva, encontrando como carencia y necesidad a la vez, de esa generación sus propios instrumentos y estrategias de lucha para sobrevivir dignamente como verdaderos seres humanos con una consciencia militante.
Al respecto Lenin[5] expresa desde la concepción filosófico-política del socialismo científico que:“las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian unas de otras:1) por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado.2) por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que, en gran parte, son establecidas y fijadas por leyes) <…> …3) en el autorreconocimiento de la identidad de clase del movimiento, organización y lucha social en la formación del sujeto histórico, es decir de acuerdo al grado de consciencia histórico-social asumida en el proceso educativo de la lucha de clases... <…que los unifica como proletariado…> <…> 4) por su papel en la organización social del trabajo y, consiguientemente. 5) por el modo y la proporción en que obtienen la parte de riqueza social de que disponen.Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro en virtud de los diferentes lugares que uno y otro ocupen en una estructura determinada de la economía social”. En el sentido entre el arte como técnica, la consciencia como totalidad histórica emancipadora y la educación como proceso de humanización en valores. En este escrito se trató de orientar, algunos rasgos metodológicos para una reeducación política que incida en este siglo XXI, por medio de la Unidad revolucionaria proletaria[6].
[1] Por Ilustración se entiende a “la dirección filosófica definida por el empeño en extender la crítica y la guía de la razón a todos los campos de la experiencia humana. Kant ha escrito: ‘La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella... Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración’ (Was ist Aufklärung?, en op. cit, de Cassirer, IV, P. 169; trad. Esp.: Filosofía de la Ilustración, México, 1943. F.C.E., Pp. 185-186. (Al respecto) (...Cassirer cita tres aspectos diferentes y conexos que comprende la Ilustración...) 1) la extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin excepción, 2) la realización de un conocimiento que, para abrirse a la crítica, incluya y organice los instrumentos para la propia corrección; 3) el uso efectivo, en todos los campos, del conocimiento logrado de esta manera, con la finalidad de mejorar la vida individual y asociada de los hombres. Estos tres aspectos, o mejor dicho tareas fundamentales, constituyen, en su conjunto, una de las formas recurrentes de entender y practicar la filosofía y, precisamente, la que ya encontró expresión en la edad clásica de la antigua Grecia. (...) Por Ilustración moderna se entiende comúnmente el periodo que va desde los últimos decenios del siglo XVII a los últimos decenios del siglo XVIII, y este periodo es, a menudo, indicado sin más como Ilustración, Siglo de las Luces o Iluminismo”. Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, Barcelona 1994. Pp. 648-649.
[2] La ideología, es una relación exterior y lúcida de utilidad o de astucia puras. Cuando la ‘clase ascendente’ burguesa desarrolla, en el curso del siglo XVIII, una ideología humanista de la igualdad, de la libertad y de la razón, da a su propia reivindicación la forma de universalidad, como si quisiera, de esta manera, enrolar en sus filas, formándolos con este fin, a los mismos hombres que no liberará sino para explotarlos. Vid. Althusser, Louis et al. Polémica sobre marxismo y humanismo. Ed. Siglo XXI, México 1974. P. 22.
[3] La violencia parte de una red extremadamente compleja de factores bioquímicos, sociales y psicológicos los que, en conjunto, pueden desembocar en una persona, grupo o época violenta y agresiva, capaz de cometer un asesinato porque se queda atrapado en una sola idea y regresa a ella continuamente, Freud la llamó una fijación o síntoma. Revista de divulgación de la ciencia de la UNAM, ¿Cómo ves? México 2000. No. 17, año 2. P. 10.
[4] Plantea Masotta, Oscar, en su libro Lecciones de introducción al psicoanálisis. Ed. Gedisa, México 1991.
[5] Vid. Lenin. Una gran iniciativa, en Marx, Engels, Marxismo. Ed. Progreso, Moscú. P. 479.
[6] “El comunismo, como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoenajenación humana y, como real apropiación de la esencia humana por y para el hombre; por tanto, como el retorno total, consciente y logrado dentro de toda la riqueza del desarrollo anterior, del hombre para sí como un hombre social, es decir humano”. Vid. Dr. Sánchez Vázquez, Adolfo. Del socialismo científico al socialismo utópico. Ed. Era, México 1975, libro reeditado. P. 42.
Saturday, November 20, 2010
Tuesday, November 16, 2010
¿Qué Miembro del PRI se Salió en 1988 para Buscar la Presidencia?
Le he hecho esta pregunta a mis estudiantes del curso, Análisis del Mundo Contemporáneo. No saben la respuesta. Nacieron en 1990 o después, me doy cuenta entonces que no tienen memoria histórica. No tienen Educación Política. Sandra Cantoral, la principal autora en este blog, entiende esta educación de una manera mejor que lo que escribo en esta nota. Para mí, la simple historia de los procesos políticos de México ya es parte de la Educación Política.
La pregunta es aún más relevante, porque la situación se está repitiendo actualmente en Guerrero, donde están mis alumnos. El economista Ángel Aguirre Rivero, se salió del PRI para enfrentar a su primo hermano, Manuel Añorve Baños, ambos inicialmente del PRI y de familias de la Costa Chica de Guerrero, por la Gubernatura del estado. Aguirre es apoyado por una coalición llamada, Guerrero nos une, del PRD, PT, y Convergencia, al igual que en el PRI nacional en 1988, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, rompió para siempre la hegemonía de ese partido en México. Ahora es probable, que el Lic. Aguirre, haga lo mismo en el PRI guerrerense. Hoy se anuncia en los periódicos, que los que apoyen a Aguirre serán expulsados del PRI.
Tomado de PRD: Ángel Aguirre en campaña en Guerrero.
Para agregar un poco de contexto escribo sobre mi familia guerrerense.
Mi bisabuela Natalia Uriza tuvo cuatro hijos revolucionarios.
Pelearon junto con sus parientes y paisanos, los Figueroa Mata, y Figueroa Figueroa. Andrés estaba casado con Juana hermana de mi abuelo Manuel, Francisco con Felisa Uriza, prima de mi abuelo y de Juana.
Sus sobrinos Rubén y Ruffo Figueroa Figueroa, hicieron carrera política, pero no los hijos del general Andrés, Arturo (médico e historiador) y Froylán. Abraham Castro fue presidente de Iguala.
Tomado de Cronología de Gobernantes de Iguala
El PRI se ha ido desmoronando, porque los ambiciosos, han tomado el lugar que los prudentes revolucionarios no tomaron.
Actualmente Rubén Figueroa Alcocer, y Héctor Vicario Castrejón. quisieron imponer a Manuel Añorve Baños, despreciando a Ángel Aguirre Rivera, con más méritos políticos dentro del PRI, ya que fue gobernador interino, y senador de la República por Guerrero, cuando Manuel Añorve, sólo ha sido presidente municipal de Acapulco.
La hegemonía del PRI en Guerrero en 2011, está en peligro, como lo estuvo en su tiempo la de ese partido en México, cuando no escogió al hijo del General Lázaro Cárdenas del Río, que obviamente tenía más méritos que Carlos Salinas de Gortari.
Mis alumnos pues, no saben todo ésto. La falta de conocimiento, la falta de Educación Política, se convierte así, en un impedimento para elegir correctamente a sus gobernantes.
La respuesta a la pregunta planteada es pues, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
La pregunta es aún más relevante, porque la situación se está repitiendo actualmente en Guerrero, donde están mis alumnos. El economista Ángel Aguirre Rivero, se salió del PRI para enfrentar a su primo hermano, Manuel Añorve Baños, ambos inicialmente del PRI y de familias de la Costa Chica de Guerrero, por la Gubernatura del estado. Aguirre es apoyado por una coalición llamada, Guerrero nos une, del PRD, PT, y Convergencia, al igual que en el PRI nacional en 1988, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, rompió para siempre la hegemonía de ese partido en México. Ahora es probable, que el Lic. Aguirre, haga lo mismo en el PRI guerrerense. Hoy se anuncia en los periódicos, que los que apoyen a Aguirre serán expulsados del PRI.
Tomado de PRD: Ángel Aguirre en campaña en Guerrero.
Para agregar un poco de contexto escribo sobre mi familia guerrerense.
Mi bisabuela Natalia Uriza tuvo cuatro hijos revolucionarios.
Pelearon junto con sus parientes y paisanos, los Figueroa Mata, y Figueroa Figueroa. Andrés estaba casado con Juana hermana de mi abuelo Manuel, Francisco con Felisa Uriza, prima de mi abuelo y de Juana.
Sus sobrinos Rubén y Ruffo Figueroa Figueroa, hicieron carrera política, pero no los hijos del general Andrés, Arturo (médico e historiador) y Froylán. Abraham Castro fue presidente de Iguala.
Tomado de Cronología de Gobernantes de Iguala
El PRI se ha ido desmoronando, porque los ambiciosos, han tomado el lugar que los prudentes revolucionarios no tomaron.
Actualmente Rubén Figueroa Alcocer, y Héctor Vicario Castrejón. quisieron imponer a Manuel Añorve Baños, despreciando a Ángel Aguirre Rivera, con más méritos políticos dentro del PRI, ya que fue gobernador interino, y senador de la República por Guerrero, cuando Manuel Añorve, sólo ha sido presidente municipal de Acapulco.
La hegemonía del PRI en Guerrero en 2011, está en peligro, como lo estuvo en su tiempo la de ese partido en México, cuando no escogió al hijo del General Lázaro Cárdenas del Río, que obviamente tenía más méritos que Carlos Salinas de Gortari.
Mis alumnos pues, no saben todo ésto. La falta de conocimiento, la falta de Educación Política, se convierte así, en un impedimento para elegir correctamente a sus gobernantes.
La respuesta a la pregunta planteada es pues, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Friday, November 12, 2010
EL ARTE Y LA EDUCACIÓN COMO CONSCIENCIA
DE LA HUMANIDAD
De tanto ver el mundo jodido,
misterio, que nadie entiende
y habla como si se le conociera de tiempo.
Anónimo
En las concepciones sobre la educación[1], se identifican las primeras relaciones humanas, a partir de la tribu más primitiva, de ese hito histórico se fueron generando las relaciones de poder en una multiplicidad de matices en contenido, forma y significación, de acuerdo a las épocas acontecidas; lo que distingue a esas expresiones humanas-inhumanas es, la defensa de derechos humanos intuitivos e instintivos de sobrevivencia, que tiene que ver con la potenciación de sensibilidad artística, y en esa sensación de convivencia cultural y educativa se fueron desarrollando las relaciones de abuso de poder como forma o formación dominante, iniciando la primogénita condición de desigualdad que por sus desvíos de fuerza y de destrucción inspira temor; sobre este comportamiento humano se ocupa el presente escrito de investigación educativa.
Debido a tal temor colectivo que provoca el sentido de la pérdida del sujeto primitivo en su pertenencia y reconocimiento, sólo por esa búsqueda de autorreconocimiento, se ha ido acuñando el proceso educativo ‘integral’ como se irá reflexionando; así el miedo se vuelve cada vez más amplio territorialmente en los procesos de producción con el aumento de población, de arrebato, de despojo, de reproducción social y de transformación de la vida-muerte, mostrándose como sobrevivencia educativa de un instinto encarnado, el de volver siempre al origen -plantea la obra de Nietzsche-; ahí radica el reconocimiento del ser vital en su propia naturaleza y en sus leyes culturales constituidas y a la vez constituyentes del sujeto, como un proceso dialéctico-educativo único, e irrepetible por su singularidad matizada en lo particular del mundo de la vida y de la muerte por definirse.
En tales relaciones de parentesco tribal y luego en las familias de distinta conformación histórica-material objetivada, se va acompañado de valores humanos necesarios en esa estructura de pensamiento del sujeto de acuerdo a su modo de producción; precisamente es cuando las relaciones diferentes de poder emancipador, y de abuso de poder aniquilador, se van desarrollando cada vez de forma más abierta y polarizada, de acuerdo con las experiencias, conocimientos e intuiciones de esa vida-muerte cultural diferenciada, es decir concientes, por sus formas de sobrevivencia consciente e inconsciente; así se va constituyendo un grado de conciencia histórico-social, que sujeta al ser humano en su mundo y en su cosmovisión, por medio de una legendaria y actual autenticidad de poder político emancipador [2]; pero véase cómo la explotación del hombre por el hombre, es un rasgo histórico al respeto de las primeras formas de propiedad privada, al grado en que hoy día, el abuso de poder político, está perdiendo fronteras territoriales en la lucha social, al ir imponiendo costumbres hegemónicas, que a los dominados les son ajenas, por ser aculturadas, es decir impuestas en esa lucha a muerte por el reconocimiento, a través del prestigio, los dogmas y la posesión de dinero, que más tarde se convierte en posesión irracionalmente insensible de capital en las relaciones de producción y apropiación, por tal razón, se puede explicar cómo hoy el ‘supuesto poder político se circunscribe en un asunto exclusivo del poder reproductivo parlamentario de las sociedades modernas’; porque ese abuso de origen, fue castrante a través de la conquista, la violencia, el engaño, las canonjías, la muerte y la represión en el acto educativo; además de la enculturación cotidiana, la cual se implanta por medio del ejemplo vital, así se crean mezclas confusas y complejas del funcionamiento social a través de las pasiones y de los afectos más encontrados. Siendo la tierra el primer medio de producción defendido en ese abuso de poder, por ser un elemento generador de vida; de ahí parte el abuso de poder de acumuladores del trabajo ajeno, por falta de un auténtico diálogo comprensivo y de colaboración, y sí en cambio se fue envileciendo por guerras crueles e intestinas con una conciencia en sí del momento, y desde esa experiencia, se genera la ley hegemónica, encarnada en la lógica del más fuerte, desarrollándose el cinismo de la fuerza bruta, siendo este despliegue de la conciencia en sí, el proceso educativo o de humanización de acuerdo a las condiciones materiales de vida desde el caos de origen, en donde así como se vive socialmente, también se piensa.
De tales luchas, valórese lo producido por el trabajo esclavo, el servil y el de la prole, es decir de la clase obrera en la fábrica hoy en día, como venta de productos de la naturaleza transformada en cultura de dominación; que obtienen los magnates monopolistas de la oligarquía financiera, que es la forma más acabada de la burguesía; así reciben esa fuerza de trabajo como un regalo divino en la explotación del cuerpo de los despojados de su tierra por los dominadores, hasta dejarlos sin un solo instrumento de trabajo, siendo entonces esta clase trabajadora históricamente, presa de compra-venta de los dominadores en esa relación de abuso de poder del proceso educativo idealista-dogmático y mítico-religioso principalmente, como lo marca la ley del más fuerte en la naturaleza hecha milagro manipulable.
Sólo recuérdese cómo cada contexto histórico concreto fue sucediéndose a través de las épocas: entre amos, esclavos, señores feudales, reyes divinos y siervos desamparados, hasta terminar siendo el trabajador junto con sus familias o tribus, viles proletarios o lumpenproletarios -escoria social-; al no tener ya nada más que vender que su fuerza de trabajo y su degradación, dada al dueño de los medios productivos de a poquito, todos los días de su existencia, al ser un acto educativo ‘naturalizado’ en la intersubjetividad de las intuiciones colectivas e individualistas modernas y posmodernas[3], sobre el respeto divino a la propiedad privada de medios productivos, que se reproduce en distintas formas, contenidos y significaciones; esta propiedad, no es más que trabajo acumulado no pagado entre poseedores y desposeídos.
Estas son las primeras formas conocidas que sujetan al ser humano a su tierra-madre, con un sentido de cobijo y de seguridad abusiva a costa del trabajo ajeno, o por el contrario, en el contenido de ser la tierra dadora de vida, de alimento y de gratitud en la alegoría del trabajo creativo y necesariamente compartido en equidad, de lo cual existe una raíz histórica indestructible, en esos lazos de matices culturales que son auténticamente una raíz cultural enaltecida por la producción y los valores sublimados, así como pueden ser las tradiciones y las costumbres; dicho proceso educativo se objetiva como satisfactor material y se subjetiva como consciencia del sujeto, de acuerdo con lo que el sujeto es, por medio del cariño y del cuidado educativo en la formación histórico-social contra-hegemónica, sin que ello pudiera parecer a simple vista, un movimiento mecánico, sino por el contrario es sumamente contradictorio y complejo, casi como una telaraña infinita de significados, plantea Geertz[4]; de manera que el sujeto histórico va teniendo memoria de su experiencia intuitiva, aunque se cree, que su memoria la está perdiendo; pero vemos que en el control del conocimiento y de la experiencia objetiva, el sujeto sabe a partir de esa intuición originaria, encarnada en el desarrollo estético y a la vez ético, el siguiente paso a dar; que sólo el sujeto en lo particular vive, por medio de su propio cuerpo, el cual está llamado constitutivamente a la libertad, al irse haciendo humano; por tanto la lucha de clases no se terminará hasta que todo lo producido históricamente por las grandes mayorías se socialice, lo cual significa una tarea educativa potenciadora; ahí radica el sentido histórico emancipador del arte, de la educación y de la consciencia humana como integridad histórico-social.
Se percibe también, la necesidad del sentido no sólo religioso, sino militar y artístico en el despliegue de la sensibilidad humana desarrollada o encarnada como un espíritu humano guía, construyendo y constituyendo al sujeto; éste se observa en sus primeras intuiciones sobre el derecho y el dominio entre los seres desiguales como ímpetu de existencia para sobrevivir a través del Estado represor, entendido éste, como el órgano histórico de control y de opresión de las grandes mayorías en la búsqueda por su libertad, siendo impedidos permanentemente por el beneficio de la corrupción para bien exclusivo de las minorías privilegiadas -así lo denuncia la teoría marxista-, por medio de los costos implícitos, cultivando el síntoma de vida-muerte que sigue dando miedo, a través de la ingobernabilidad actual en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por lo que se tiene que poner un límite, que toma presencia principalmente en dimensiones de: parentesco, prestigio, propiedad, fuerza imperativa, entre otros comportamientos humanos-inhumanos más de la división del trabajo y el reparto de la riqueza, en un horizonte amplio de valores que constituyen el proceso educativo de una época, para ir satisfaciendo y superando los problemas en el deseo inacabado, sabiendo que el deseo más amplio en su formación virtuosa de toda la humanidad hasta hoy día, es:
“poder sentir la necesidad del otro en múltiples procesos de comunicación abierta, como espacios y tiempos de comprensión significativa, que si bien se sitúa en una correlación de fuerzas y de intereses de clase, las relaciones de abuso de poder, pueden interrumpir el diálogo y la problematización político-filosófica del sujeto educativo, al no tener razones históricas con que argumentar la necesidad de emancipación de las grandes mayorías, eso es precisamente lo que articula el sentido artístico por medio de la búsqueda de expresión voluntaria, sensible e intelectual; porque con la falta de entendimiento racional y con la cerrazón dogmática insensible, se agotan las intenciones de poder emancipador, debido al abuso de poder opresor; de ahí se apuesta a la generación de justicia, templanza, prudencia y fortaleza para ser reconocido en esa lucha a muerte consciente o inconsciente del proceso de aprendizaje educativo, ese es el sitio del hilo más fino del acto artístico humanizado, generándose prejuicios sin mayor fundamento en el debate de las determinaciones entre la conformación de las clases sociales, que marcan la desigualdad esencial y la superflua”. En dicho sentido se va acuñando la responsabilidad pedagógica del acto educativo por medio del ejemplo, que necesariamente es didáctico, es decir exige atravesar al otro yo, para su posible transformación consciente, creativa, liberadora, lúdica y crítica, que sólo se muestra con honestidad entre lo que se dice y lo que se hace, para el bien de la mayoría, en la estrategia del otro yo como en un espejo en donde se refleja, y se siente la necesidad vital en esa lucha de poderes por ser reconocido en libertad, es decir en la responsabilidad compartida de la vida-muerte cultivada.
La pregunta obligada es ¿por qué se cae en esa lucha de fuerzas?
Al parecer de Marx, desde donde se genera el socialismo científico que incide en la pedagogía crítica, ello tiene que ver con el hecho de que cada quien vislumbra apenas sus propios intereses de sobrevivencia y de esfuerzo vital intuitivo, sin darse cuenta que la propia carencia humana es una diferencia, pero a la vez unifica al sujeto educativo o sujeto histórico despojado de sus objetos de trabajo; en tal identidad humana el sujeto sedimentado por sus valores más útiles y utilitarios de la vida práctica, apenas valora su larga historia, que no alcanza aún a captar como una totalidad concreta inescindible; dado que el sujeto educativo en plena inseguridad, sólo va conformando su propia sobrevivencia existenciaria, que es la que le impulsa a hablar sobre sus derechos humanos, es decir, a ejercer su poder político real desde su muy corta edad o temporalidad espacial; tal historicidad implica la formación consciente de valores acuñados, por el bien de las mayorías, lo cual se ha desvirtuado por la clase dominante hegemónica de distintas épocas o significados, al no reconocer a la clase trabajadora, al grado de no nombrarla siquiera; por lo que este derecho intuitivo, lo enfrenta el sujeto emancipador en y con la resistencia del oprimido, aún sin saberlo con claridad, pero así lo hace[5].
Por tanto el sujeto es el efecto-afecto de sus palabras y de sus actos, que muestran sus deseos entre el querer y el poder, los cuales no son más que símbolos de sentido y de memoria histórica en ese logro social realizado y deseado en comunión; tales palabras avanzan paulatinamente debido a los referentes de necesidad humana, que son recordados en momentos de sobrevivencia por cada sujeto histórico consciente o no de ello, como persona, como individuo, como grupo, o pueblo-Estado-gobierno-nación, clase social, o finalmente como consciencia histórica autónoma, porque la forma más abarcativa es el sentido humano del contexto de la lucha de clases[6], que también es una construcción social; así se transforma intencionadamente el sujeto en virtud y en sublimación de sí mismo, a través del otro yo, en el acto educativo emancipador revolucionario.
Téngase en cuenta que, estas palabras desde los pequeños balbuceos conscientes-inconscientes, aún no han florecido como forma de comunicación generalizada ilustrada[7], sino por el contrario, se evita ser extendidas entre las mayorías inconscientes aún, a través de ese largo proceso educativo de capacidades-incapacidades humanas desarrolladas y mutiladas, a través del trabajo de las distintas generaciones; pudiéndose diferenciar unas de otras, de acuerdo al grado de consciencia social, a la participación activa y al sentimiento de búsqueda y de satisfacción, que tiene que ver con el arte en la lucha desigual de la existencia del ser y del hacerse un verdadero ser humano, en ese hablarse y escucharse en su otredad, como un acto casi poético revolucionario de culpa o de emancipación, que brinda el fundamento de respeto, de comprensión y de dignificación compartida entre el trabajo intelectual y manual, que es vital en el acto artístico.
[1] “La educación es, pues, siempre un acto resultante de una cierta organización social, nunca una propiedad individual”. Vid. Cantón, Valentina. En nombre de la pedagogía. Coord. Fernández y Rivas. Colec. Archivos. UPN. México 2005. P. 48.
[2] Porque “La verdadera política fue para Platón una tarea de toda la vida…”, Vid. Jeannette Escalera Bourillon. República y Leyes, neoliberalismo y globalización, dos paradigmas en el ámbito Educativo. . Ed. UPN, México 2009.
[3] Rosa Nidia Buenfil Burgos, plantea que la polémica modernidad-posmodernidad gira fundamentalmente en torno a: “La posibilidad o imposibilidad de fijar un fundamento trascendental, último y definitivo del ser, de la política, la ética, el conocimiento, etc. La posibilidad o no del fin de la historia, del fin de las ideologías y de otros ‘fines más’ en el sentido de que se acabaron ya, de una vez y para siempre. La viabilidad de los proyectos globales frente a los proyectos regionales, de orden político, económico, cultural, religioso, etc. La asociación de las posiciones antagónicas de este debate a posiciones políticas también antagónicas, por ejemplo: la vinculación necesaria entre posmodernidad y neoconservadurismo. Estas polémicas sí tienen mucho que ver con los proyectos educativos específicos. Es precisamente la filosofía de la educación, la práctica reflexiva que puede aportar las categorías intermedias que hagan el puente entre las preocupaciones recién mencionadas del debate modernidad-posmodernidad y las medidas específicas relacionadas con la orientación educativa” de un país como México. En Filosofía de la educación, posmodernidad y modernización educativa. Ed. CINVESTAV, IPN. N/d. P. 3.
[4] Vid. Geertz, Clifford. Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas. Ed. Paidós, Barcelona 1994. Al respecto distíngase, que en las representaciones culturales se diferencia el sentido o el significado del signo desarrollado entre el sujeto y el objeto de conocimiento. El signo, comprende los iconos (imágenes, diagramas, metáforas); los indicios, que implican alguna conexión real con sus respectivos objetos; y los símbolos, que son signos convencionales. Así se hace un triángulo entre el objeto, el signo representado y el sujeto interpretante.
[5] Según H. Arendt, “el poder se deriva básicamente de la capacidad de actuar en común”, es decir en unidad. Vid. La condición humana, Ed. Paidós México 2005. P. 14. En este aspecto la autora coincide con Marx, porque al penar éste que la democracia es el bien desde la acción común por las mayorías, de modo que cuando las mayorías tengan ese bien, la propia democracia dejará de ser un bien a alcanzar.
[6] En la obra cumbre de Marx, El Capital, éste aclara: “El proceso capitalista de producción reproduce, por lo tanto, en virtud de su propio desarrollo, el divorcio entre la fuerza de trabajo y las condiciones de trabajo; reproduce y eterniza con ello las condiciones de explotación del obrero. Le obliga constantemente a vender su fuerza de trabajo para poder vivir y permite constantemente al capitalista comprársela para enriquecerse… Por lo tanto, el proceso capitalista de producción no sólo reproduce la plusvalía, sino que produce y reproduce el mismo régimen del capital: de una parte al capitalista y de la otra al obrero asalariado”. T. I. Pp. 486-487.
[7] Por Ilustración se entiende a “la dirección filosófica definida por el empeño en extender la crítica y la guía de la razón a todos los campos de la experiencia humana. Kant ha escrito: ‘La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella... Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración’ (Was ist Aufklärung?, en op. cit, de Cassirer, IV, P. 169; trad. Esp.: Filosofía de la Ilustración, México, 1943. F.C.E., Pp. 185-186. (Al respecto) (...Cassirer cita tres aspectos diferentes y conexos que comprende la Ilustración...) 1) la extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin excepción, 2) la realización de un conocimiento que, para abrirse a la crítica, incluya y organice los instrumentos para la propia corrección; 3) el uso efectivo, en todos los campos, del conocimiento logrado de esta manera, con la finalidad de mejorar la vida individual y asociada de los hombres. Estos tres aspectos, o mejor dicho tareas fundamentales, constituyen, en su conjunto, una de las formas recurrentes de entender y practicar la filosofía y, precisamente, la que ya encontró expresión en la edad clásica de la antigua Grecia. (...) Por Ilustración moderna se entiende comúnmente el periodo que va desde los últimos decenios del siglo XVII a los últimos decenios del siglo XVIII, y este periodo es, a menudo, indicado sin más como Ilustración, Siglo de las Luces o Iluminismo”. Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, Barcelona 1994. Pp. 648-649.
DE LA HUMANIDAD
De tanto ver el mundo jodido,
misterio, que nadie entiende
y habla como si se le conociera de tiempo.
Anónimo
En las concepciones sobre la educación[1], se identifican las primeras relaciones humanas, a partir de la tribu más primitiva, de ese hito histórico se fueron generando las relaciones de poder en una multiplicidad de matices en contenido, forma y significación, de acuerdo a las épocas acontecidas; lo que distingue a esas expresiones humanas-inhumanas es, la defensa de derechos humanos intuitivos e instintivos de sobrevivencia, que tiene que ver con la potenciación de sensibilidad artística, y en esa sensación de convivencia cultural y educativa se fueron desarrollando las relaciones de abuso de poder como forma o formación dominante, iniciando la primogénita condición de desigualdad que por sus desvíos de fuerza y de destrucción inspira temor; sobre este comportamiento humano se ocupa el presente escrito de investigación educativa.
Debido a tal temor colectivo que provoca el sentido de la pérdida del sujeto primitivo en su pertenencia y reconocimiento, sólo por esa búsqueda de autorreconocimiento, se ha ido acuñando el proceso educativo ‘integral’ como se irá reflexionando; así el miedo se vuelve cada vez más amplio territorialmente en los procesos de producción con el aumento de población, de arrebato, de despojo, de reproducción social y de transformación de la vida-muerte, mostrándose como sobrevivencia educativa de un instinto encarnado, el de volver siempre al origen -plantea la obra de Nietzsche-; ahí radica el reconocimiento del ser vital en su propia naturaleza y en sus leyes culturales constituidas y a la vez constituyentes del sujeto, como un proceso dialéctico-educativo único, e irrepetible por su singularidad matizada en lo particular del mundo de la vida y de la muerte por definirse.
En tales relaciones de parentesco tribal y luego en las familias de distinta conformación histórica-material objetivada, se va acompañado de valores humanos necesarios en esa estructura de pensamiento del sujeto de acuerdo a su modo de producción; precisamente es cuando las relaciones diferentes de poder emancipador, y de abuso de poder aniquilador, se van desarrollando cada vez de forma más abierta y polarizada, de acuerdo con las experiencias, conocimientos e intuiciones de esa vida-muerte cultural diferenciada, es decir concientes, por sus formas de sobrevivencia consciente e inconsciente; así se va constituyendo un grado de conciencia histórico-social, que sujeta al ser humano en su mundo y en su cosmovisión, por medio de una legendaria y actual autenticidad de poder político emancipador [2]; pero véase cómo la explotación del hombre por el hombre, es un rasgo histórico al respeto de las primeras formas de propiedad privada, al grado en que hoy día, el abuso de poder político, está perdiendo fronteras territoriales en la lucha social, al ir imponiendo costumbres hegemónicas, que a los dominados les son ajenas, por ser aculturadas, es decir impuestas en esa lucha a muerte por el reconocimiento, a través del prestigio, los dogmas y la posesión de dinero, que más tarde se convierte en posesión irracionalmente insensible de capital en las relaciones de producción y apropiación, por tal razón, se puede explicar cómo hoy el ‘supuesto poder político se circunscribe en un asunto exclusivo del poder reproductivo parlamentario de las sociedades modernas’; porque ese abuso de origen, fue castrante a través de la conquista, la violencia, el engaño, las canonjías, la muerte y la represión en el acto educativo; además de la enculturación cotidiana, la cual se implanta por medio del ejemplo vital, así se crean mezclas confusas y complejas del funcionamiento social a través de las pasiones y de los afectos más encontrados. Siendo la tierra el primer medio de producción defendido en ese abuso de poder, por ser un elemento generador de vida; de ahí parte el abuso de poder de acumuladores del trabajo ajeno, por falta de un auténtico diálogo comprensivo y de colaboración, y sí en cambio se fue envileciendo por guerras crueles e intestinas con una conciencia en sí del momento, y desde esa experiencia, se genera la ley hegemónica, encarnada en la lógica del más fuerte, desarrollándose el cinismo de la fuerza bruta, siendo este despliegue de la conciencia en sí, el proceso educativo o de humanización de acuerdo a las condiciones materiales de vida desde el caos de origen, en donde así como se vive socialmente, también se piensa.
De tales luchas, valórese lo producido por el trabajo esclavo, el servil y el de la prole, es decir de la clase obrera en la fábrica hoy en día, como venta de productos de la naturaleza transformada en cultura de dominación; que obtienen los magnates monopolistas de la oligarquía financiera, que es la forma más acabada de la burguesía; así reciben esa fuerza de trabajo como un regalo divino en la explotación del cuerpo de los despojados de su tierra por los dominadores, hasta dejarlos sin un solo instrumento de trabajo, siendo entonces esta clase trabajadora históricamente, presa de compra-venta de los dominadores en esa relación de abuso de poder del proceso educativo idealista-dogmático y mítico-religioso principalmente, como lo marca la ley del más fuerte en la naturaleza hecha milagro manipulable.
Sólo recuérdese cómo cada contexto histórico concreto fue sucediéndose a través de las épocas: entre amos, esclavos, señores feudales, reyes divinos y siervos desamparados, hasta terminar siendo el trabajador junto con sus familias o tribus, viles proletarios o lumpenproletarios -escoria social-; al no tener ya nada más que vender que su fuerza de trabajo y su degradación, dada al dueño de los medios productivos de a poquito, todos los días de su existencia, al ser un acto educativo ‘naturalizado’ en la intersubjetividad de las intuiciones colectivas e individualistas modernas y posmodernas[3], sobre el respeto divino a la propiedad privada de medios productivos, que se reproduce en distintas formas, contenidos y significaciones; esta propiedad, no es más que trabajo acumulado no pagado entre poseedores y desposeídos.
Estas son las primeras formas conocidas que sujetan al ser humano a su tierra-madre, con un sentido de cobijo y de seguridad abusiva a costa del trabajo ajeno, o por el contrario, en el contenido de ser la tierra dadora de vida, de alimento y de gratitud en la alegoría del trabajo creativo y necesariamente compartido en equidad, de lo cual existe una raíz histórica indestructible, en esos lazos de matices culturales que son auténticamente una raíz cultural enaltecida por la producción y los valores sublimados, así como pueden ser las tradiciones y las costumbres; dicho proceso educativo se objetiva como satisfactor material y se subjetiva como consciencia del sujeto, de acuerdo con lo que el sujeto es, por medio del cariño y del cuidado educativo en la formación histórico-social contra-hegemónica, sin que ello pudiera parecer a simple vista, un movimiento mecánico, sino por el contrario es sumamente contradictorio y complejo, casi como una telaraña infinita de significados, plantea Geertz[4]; de manera que el sujeto histórico va teniendo memoria de su experiencia intuitiva, aunque se cree, que su memoria la está perdiendo; pero vemos que en el control del conocimiento y de la experiencia objetiva, el sujeto sabe a partir de esa intuición originaria, encarnada en el desarrollo estético y a la vez ético, el siguiente paso a dar; que sólo el sujeto en lo particular vive, por medio de su propio cuerpo, el cual está llamado constitutivamente a la libertad, al irse haciendo humano; por tanto la lucha de clases no se terminará hasta que todo lo producido históricamente por las grandes mayorías se socialice, lo cual significa una tarea educativa potenciadora; ahí radica el sentido histórico emancipador del arte, de la educación y de la consciencia humana como integridad histórico-social.
Se percibe también, la necesidad del sentido no sólo religioso, sino militar y artístico en el despliegue de la sensibilidad humana desarrollada o encarnada como un espíritu humano guía, construyendo y constituyendo al sujeto; éste se observa en sus primeras intuiciones sobre el derecho y el dominio entre los seres desiguales como ímpetu de existencia para sobrevivir a través del Estado represor, entendido éste, como el órgano histórico de control y de opresión de las grandes mayorías en la búsqueda por su libertad, siendo impedidos permanentemente por el beneficio de la corrupción para bien exclusivo de las minorías privilegiadas -así lo denuncia la teoría marxista-, por medio de los costos implícitos, cultivando el síntoma de vida-muerte que sigue dando miedo, a través de la ingobernabilidad actual en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por lo que se tiene que poner un límite, que toma presencia principalmente en dimensiones de: parentesco, prestigio, propiedad, fuerza imperativa, entre otros comportamientos humanos-inhumanos más de la división del trabajo y el reparto de la riqueza, en un horizonte amplio de valores que constituyen el proceso educativo de una época, para ir satisfaciendo y superando los problemas en el deseo inacabado, sabiendo que el deseo más amplio en su formación virtuosa de toda la humanidad hasta hoy día, es:
“poder sentir la necesidad del otro en múltiples procesos de comunicación abierta, como espacios y tiempos de comprensión significativa, que si bien se sitúa en una correlación de fuerzas y de intereses de clase, las relaciones de abuso de poder, pueden interrumpir el diálogo y la problematización político-filosófica del sujeto educativo, al no tener razones históricas con que argumentar la necesidad de emancipación de las grandes mayorías, eso es precisamente lo que articula el sentido artístico por medio de la búsqueda de expresión voluntaria, sensible e intelectual; porque con la falta de entendimiento racional y con la cerrazón dogmática insensible, se agotan las intenciones de poder emancipador, debido al abuso de poder opresor; de ahí se apuesta a la generación de justicia, templanza, prudencia y fortaleza para ser reconocido en esa lucha a muerte consciente o inconsciente del proceso de aprendizaje educativo, ese es el sitio del hilo más fino del acto artístico humanizado, generándose prejuicios sin mayor fundamento en el debate de las determinaciones entre la conformación de las clases sociales, que marcan la desigualdad esencial y la superflua”. En dicho sentido se va acuñando la responsabilidad pedagógica del acto educativo por medio del ejemplo, que necesariamente es didáctico, es decir exige atravesar al otro yo, para su posible transformación consciente, creativa, liberadora, lúdica y crítica, que sólo se muestra con honestidad entre lo que se dice y lo que se hace, para el bien de la mayoría, en la estrategia del otro yo como en un espejo en donde se refleja, y se siente la necesidad vital en esa lucha de poderes por ser reconocido en libertad, es decir en la responsabilidad compartida de la vida-muerte cultivada.
La pregunta obligada es ¿por qué se cae en esa lucha de fuerzas?
Al parecer de Marx, desde donde se genera el socialismo científico que incide en la pedagogía crítica, ello tiene que ver con el hecho de que cada quien vislumbra apenas sus propios intereses de sobrevivencia y de esfuerzo vital intuitivo, sin darse cuenta que la propia carencia humana es una diferencia, pero a la vez unifica al sujeto educativo o sujeto histórico despojado de sus objetos de trabajo; en tal identidad humana el sujeto sedimentado por sus valores más útiles y utilitarios de la vida práctica, apenas valora su larga historia, que no alcanza aún a captar como una totalidad concreta inescindible; dado que el sujeto educativo en plena inseguridad, sólo va conformando su propia sobrevivencia existenciaria, que es la que le impulsa a hablar sobre sus derechos humanos, es decir, a ejercer su poder político real desde su muy corta edad o temporalidad espacial; tal historicidad implica la formación consciente de valores acuñados, por el bien de las mayorías, lo cual se ha desvirtuado por la clase dominante hegemónica de distintas épocas o significados, al no reconocer a la clase trabajadora, al grado de no nombrarla siquiera; por lo que este derecho intuitivo, lo enfrenta el sujeto emancipador en y con la resistencia del oprimido, aún sin saberlo con claridad, pero así lo hace[5].
Por tanto el sujeto es el efecto-afecto de sus palabras y de sus actos, que muestran sus deseos entre el querer y el poder, los cuales no son más que símbolos de sentido y de memoria histórica en ese logro social realizado y deseado en comunión; tales palabras avanzan paulatinamente debido a los referentes de necesidad humana, que son recordados en momentos de sobrevivencia por cada sujeto histórico consciente o no de ello, como persona, como individuo, como grupo, o pueblo-Estado-gobierno-nación, clase social, o finalmente como consciencia histórica autónoma, porque la forma más abarcativa es el sentido humano del contexto de la lucha de clases[6], que también es una construcción social; así se transforma intencionadamente el sujeto en virtud y en sublimación de sí mismo, a través del otro yo, en el acto educativo emancipador revolucionario.
Téngase en cuenta que, estas palabras desde los pequeños balbuceos conscientes-inconscientes, aún no han florecido como forma de comunicación generalizada ilustrada[7], sino por el contrario, se evita ser extendidas entre las mayorías inconscientes aún, a través de ese largo proceso educativo de capacidades-incapacidades humanas desarrolladas y mutiladas, a través del trabajo de las distintas generaciones; pudiéndose diferenciar unas de otras, de acuerdo al grado de consciencia social, a la participación activa y al sentimiento de búsqueda y de satisfacción, que tiene que ver con el arte en la lucha desigual de la existencia del ser y del hacerse un verdadero ser humano, en ese hablarse y escucharse en su otredad, como un acto casi poético revolucionario de culpa o de emancipación, que brinda el fundamento de respeto, de comprensión y de dignificación compartida entre el trabajo intelectual y manual, que es vital en el acto artístico.
[1] “La educación es, pues, siempre un acto resultante de una cierta organización social, nunca una propiedad individual”. Vid. Cantón, Valentina. En nombre de la pedagogía. Coord. Fernández y Rivas. Colec. Archivos. UPN. México 2005. P. 48.
[2] Porque “La verdadera política fue para Platón una tarea de toda la vida…”, Vid. Jeannette Escalera Bourillon. República y Leyes, neoliberalismo y globalización, dos paradigmas en el ámbito Educativo. . Ed. UPN, México 2009.
[3] Rosa Nidia Buenfil Burgos, plantea que la polémica modernidad-posmodernidad gira fundamentalmente en torno a: “La posibilidad o imposibilidad de fijar un fundamento trascendental, último y definitivo del ser, de la política, la ética, el conocimiento, etc. La posibilidad o no del fin de la historia, del fin de las ideologías y de otros ‘fines más’ en el sentido de que se acabaron ya, de una vez y para siempre. La viabilidad de los proyectos globales frente a los proyectos regionales, de orden político, económico, cultural, religioso, etc. La asociación de las posiciones antagónicas de este debate a posiciones políticas también antagónicas, por ejemplo: la vinculación necesaria entre posmodernidad y neoconservadurismo. Estas polémicas sí tienen mucho que ver con los proyectos educativos específicos. Es precisamente la filosofía de la educación, la práctica reflexiva que puede aportar las categorías intermedias que hagan el puente entre las preocupaciones recién mencionadas del debate modernidad-posmodernidad y las medidas específicas relacionadas con la orientación educativa” de un país como México. En Filosofía de la educación, posmodernidad y modernización educativa. Ed. CINVESTAV, IPN. N/d. P. 3.
[4] Vid. Geertz, Clifford. Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas. Ed. Paidós, Barcelona 1994. Al respecto distíngase, que en las representaciones culturales se diferencia el sentido o el significado del signo desarrollado entre el sujeto y el objeto de conocimiento. El signo, comprende los iconos (imágenes, diagramas, metáforas); los indicios, que implican alguna conexión real con sus respectivos objetos; y los símbolos, que son signos convencionales. Así se hace un triángulo entre el objeto, el signo representado y el sujeto interpretante.
[5] Según H. Arendt, “el poder se deriva básicamente de la capacidad de actuar en común”, es decir en unidad. Vid. La condición humana, Ed. Paidós México 2005. P. 14. En este aspecto la autora coincide con Marx, porque al penar éste que la democracia es el bien desde la acción común por las mayorías, de modo que cuando las mayorías tengan ese bien, la propia democracia dejará de ser un bien a alcanzar.
[6] En la obra cumbre de Marx, El Capital, éste aclara: “El proceso capitalista de producción reproduce, por lo tanto, en virtud de su propio desarrollo, el divorcio entre la fuerza de trabajo y las condiciones de trabajo; reproduce y eterniza con ello las condiciones de explotación del obrero. Le obliga constantemente a vender su fuerza de trabajo para poder vivir y permite constantemente al capitalista comprársela para enriquecerse… Por lo tanto, el proceso capitalista de producción no sólo reproduce la plusvalía, sino que produce y reproduce el mismo régimen del capital: de una parte al capitalista y de la otra al obrero asalariado”. T. I. Pp. 486-487.
[7] Por Ilustración se entiende a “la dirección filosófica definida por el empeño en extender la crítica y la guía de la razón a todos los campos de la experiencia humana. Kant ha escrito: ‘La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella... Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración’ (Was ist Aufklärung?, en op. cit, de Cassirer, IV, P. 169; trad. Esp.: Filosofía de la Ilustración, México, 1943. F.C.E., Pp. 185-186. (Al respecto) (...Cassirer cita tres aspectos diferentes y conexos que comprende la Ilustración...) 1) la extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin excepción, 2) la realización de un conocimiento que, para abrirse a la crítica, incluya y organice los instrumentos para la propia corrección; 3) el uso efectivo, en todos los campos, del conocimiento logrado de esta manera, con la finalidad de mejorar la vida individual y asociada de los hombres. Estos tres aspectos, o mejor dicho tareas fundamentales, constituyen, en su conjunto, una de las formas recurrentes de entender y practicar la filosofía y, precisamente, la que ya encontró expresión en la edad clásica de la antigua Grecia. (...) Por Ilustración moderna se entiende comúnmente el periodo que va desde los últimos decenios del siglo XVII a los últimos decenios del siglo XVIII, y este periodo es, a menudo, indicado sin más como Ilustración, Siglo de las Luces o Iluminismo”. Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, Barcelona 1994. Pp. 648-649.
Subscribe to:
Posts (Atom)