PACTO DE TERROR.

Fernando Cajas

Cuando yo digo “Pacto de Corruptos” no me refiero a los tiranos de le época de la independencia de España. Tampoco me refiero a los miembros de la contra revolución de 1954. Para que tenga sentido el concepto de Pacto de Corruptos debe tenerse evidencia de su composición (quienes son), su funcionamiento (cómo opera) y su estructura (qué relaciones operan). El Pacto de Corruptos es el nombre que se le da a los miembros, conscientes o no, de estructuras criminales cuyo objetivo es el desfalco y el enriquecimiento ilícito utilizando fondos públicos para su beneficio personal. El término empezó a hacerse común en el 2015 en Guatemala.

Algunas raíces del Pacto de Corruptos se encuentran en la transición democrática del Siglo pasado cuando los militares antes de entregar el poder delegaron funciones a sus familiares y amigos civiles, ubicándolos en aduanas y otros puestos, tal como la Contraloría General de Cuentas, CGC. Con la democracia de Vinicio Cerezo también vino la democratización de la corrupción la cual se acrecentó cuando sin razón y sin sentido se dio a los diputados obras, esto es construcciones estatales para lucrar ilícitamente. Estos son los padres del Pacto de Corruptos.

Luego vino la descentralización del presupuesto nacional y se otorgó presupuesto directo a las municipalidades. Con estos nuevos recursos descentralizados, emerge una práctica social llamada corrupción de los recursos y procesos municipales. Cuando yo solicito una licencia de construcción en una municipalidad cualquiera y la estructura municipal ya de forma normal me pide una «mordida», esto es un dinero ilícito que puede ir de unos cuantos quetzales hasta millones de quetzales, no necesariamente yo soy miembro del Pacto de Corruptos. La estructura municipal que existe y se aceita con coimas ha sido cooptada por la corrupción. ¿Son ellos parte del Pacto de Corruptos? No necesariamente. Estos grupos existen y han existido dentro de las estructuras municipales, pero yo no les llamaría miembros del Pacto de Corruptos. El Pacto de Corruptos tiene intereses mayores y es una supra estructura de dirección gubernamental y empresarios ocultos cuyas cabecillas están en las presidencias del ejecutivo, legislativo y judicial.

Está claro que la figura visible principal del Pacto de Corruptos es Alejandro Giamattei. Está claro que el Congreso tiene diputados que son parte del Pacto de Corruptos, pero no todos los diputados son corruptos. El Ministerio Público está cooptado, aunque hay muchos trabajadores que se oponen a esta estructura.  A la Universidad de San Carlos la tiene parcialmente cooptada la estructura criminal que la gobierna, esto es, el impostor de Rector Walter Mazariegos y algunos miembros del Consejo Superior que se alinearon para ubicar jueces corruptos en las cortes. La estructura criminal arregla elecciones, internas y externas, no solamente las de rector, permite y no permite elecciones en determinadas Unidades Académicas con tal de mantener el poder. La institución ya tiene reglas sociales, normas sociales implícitas, que hacen de la corrupción una actividad natural.

Cuando la ex fiscal Thelma Aldana nombra Pacto de Corruptos a las estructuras criminales que había encontrado la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala CICIG, tal como La Línea, apenas empezábamos a visualizar la punta del iceberg de cómo las instituciones se han transformado a sí mismas para poder permitir la corrupción como parte integral en su funcionamiento. Ahora el Pacto de Corruptos cambia sus tácticas y se reorganiza para cooptar al Tribunal Supremo Electoral TSE y desplazarlo de tal forma que la corrupción no sólo exista en una institución particular, sino que inicia el proceso de usurpación de funciones de instituciones públicas para luego ya embarcarse en la supresión de instituciones y con ello también se convierte en Pacto de Terror.

Cuando el Pacto de Corruptos ya no quiere solamente el desfalco y el enriquecimiento ilícito, sino que además desea el poder, esto es el control total de las instituciones se convierte en Pacto de Terror. Cuando la población dice «Consuelo golpista vos sos la terrorista» reconoce una transición de la corrupción hacia el control de las instituciones democráticas utilizando la manipulación, el miedo y finalmente el terror. No es casualidad que los allanamientos ilegales realizados hasta la fecha al TSE hayan sido mediáticos, utilizando a personal con armas de grueso calibre, paramilitares asesinos de la democracia, porque su función es sembrar el miedo para preparar el camino del terror. Las instituciones cooptadas por la corrupción ahora son totalmente controladas por la intimidación y con eso se inicia un proceso de usurpación y hasta eliminación de espacios estatales democráticos tales como el TSE. Esta es la transición del discurso del fraude a la acción terrorista del control. Esto es, del Pacto de Corruptos al Pacto de Terror.

Los movimientos terroristas no nos son ajenos en Guatemala. Ya tuvimos una guerra civil que dejó 200,000 muertos hace apenas unas décadas. Ahora que se da la transición del uso de las instituciones para el enriquecimiento hacia el control del Estado a través del terror y el miedo como elementos clave del control social nos encontramos realmente en un punto crítico. Los operarios del Pacto de Corruptos ahora también son operarios de la conformación de un régimen fascista que desde el Estado mismo organicen acciones terroristas para que la frágil democracia que tenemos se transforme en un régimen dictatorial, represivo y antidemocrático.

En este momento nos estamos jugando todo en Guatemala, todo. La elección de Arévalo a la presidencia puede ser el punto de inflexión hacia un camino democrático, respetuoso de los derechos de los guatemaltecos mientras que el fraude electoral que se fraguó la noche del 20 de agosto del 2023, si se consolida, puede ser la implantación de un régimen fascista desde el Ministerio Público con fachada legal, legalista, un régimen dictatorial del que se arrepentirán hasta los mismos del Pacto de Corruptos. 

El Pacto de Corruptos ha alineado al legislativo, judicial y principalmente al poder ejecutivo para evitar por todos los medios que Bernardo Arévalo sea el próximo presidente de Guatemala. Ya no les importa, han quedado ciegos, se han convertido en psicóticos sociales que transforman el Pacto de Corruptos en Pacto de Terror. Es el momento que como país tratemos a estos corruptos como corruptos, tratemos a estos terroristas como terroristas. No permitamos que nos regresen decenas de años. No permitamos que maten la débil democracia que nos permitirá salir del subdesarrollo. Digamos no al Pacto de Corruptos y al Pacto de Terror, salgamos a las calles, escribamos, hablemos, gritemos, pero no regresemos a los años del terrorismo del siglo pasado, no.