Sandra Cantoral Uriza
La integridad
humana física, psíquica y emocional, es el reto histórico de la humanidad. Se
vive una búsqueda por encontrar las mejores
formas que no lesionen al otro en la libertad/responsabilidad elegida, al
vincular su dependencia e independencia, a través de los acuerdos claros y
precisos dialógicos ahí logrados,
nombrando “poder crear nuestras leyes de convivencia con amor, atracción y
respeto como íconos ejemplares a prolongarse cultural y espiritualmente con
actitudes autónomas que conforman la identidad cultural”.
La creatividad en este sentido implica superación,
nunca abuso, sometimiento o degradación. La condición humana podría asumirse
potenciadora de creatividad para la resolución de obstáculos que impiden la
felicidad armónica material y espiritual, siendo conscientes de los derechos y
obligaciones integralmente, lo que implica la formación de valores
ético-morales, como indicios culturales de
la humanidad en construcción, que re-signifique la crisis política, moral e
intelectual.
La construcción social de valores-principios
humanizados se logra con el trabajo productivo individualcolectivo[1];
pudiendo cambiar tradiciones y costumbres reconocidas, justo en
la diferencia del otro que no soy
yo, pero que a la vez sí lo soy en momentos de pertenencia dialéctica
crítica, intentando la superación
con tranquilidad y alegría de los más,
sin atropellos ni abusos, todo es ejercer un poco de coherencia para sentirnos
contentos, pues la sorpresa no es por aparecer encapuchado sino por los actos cometidos en el proceso de auto-reconocimiento.
La creatividad humana y la justicia/injusticia están
íntimamente relacionadas en una multiplicidad de matices, de acuerdo con las influencias e interdependencias que tienen que
superarse, para armonizar el aquí y
ahora en la vida-muerte que nos guía permanentemente en esa incompletud de posibilidades de elección
ético-moral, es decir, en cada síntesis histórica particular constituida y
forjada, entiéndase en el minúsculo y a la vez grandioso espíritu de creatividad corporal sublimada.
El desarrollo de la epistemología marxista
concibe a la ciencia como
reflejo de la psicología humana, reflejo creador individualcolectivo; siendo la epistemología el estudio filosófico
de la ciencia con amplio conocimiento interdisciplinario en la construcción de
conocimiento creativo del investigador en su legado social, por lo que la creatividad corresponde a saber poner
aquello que falta, compréndase por ejemplo la necesaria socialización de los
medios de producción y el desarme internacional, como símbolos de creatividad e identidad para este
siglo XXI.
Conclusión: "El problema de si al pensamiento humano se
le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico sino un
problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la
verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la
realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica, es un problema
puramente escolástico" (tesis filosóficas sobre Feuerbach. Marx,
C., 1955 p. 397). Tomando en cuenta el contexto de descomposición política que nos abruma en
esta incompletud
humana/inhumana, asumimos que
sólo con la creatividad liberadora
podrá superarse el
proceso de humanización, es decir educativo; esa es nuestra condición
humana para el proyecto político transformador. Porque como
bien expresa Antonio Gramsci en términos de la identidad cultural: La originalidad de la
filosofía de la praxis consiste, en apartarse de los monismos y dualismos de
todo tipo y revalorizar y/o re-significar la vida cotidiana del hombre, en su
proceso de construcción del conocimiento, con un compromiso
social, por eso estamos desmantelando al PRI-PAN, denominado prian.
[1]
Valentina Cantón refiere la categoría de individualcolectivo para
aclarar “la concepción del sujeto como sujeto descentrado, renunciante al ser y
por tanto desposeído de certeza, comodidades y verdades, un sujeto en
permanente búsqueda y movimiento, que son, al mismo tiempo, los productos y
motores de su extrañamiento sobre sí y sobre las cosas que conoce; extrañamiento
que le conduce a la necesidad, al
reconocimiento de aquello que le falta,
aquello que quiere, al menos como un
bien ‘material’ y que puede explicar,
crear su definición con palabras como ! incluso
‘interés’ ¡, para después ser consecuentes con ellas en su acción”, por lo que lo individual implica lo colectivo y lo colectivo lo
individual, lo cual se sintetiza en la noción de particular desde la concepción hegeliano-marxista,
metodológicamente hablando. Cfr. Cantón Valentina, 1+1+1 no es igual a 3. Una propuesta de
formación de docentes a partir del reconocimiento del particular. Ed. UPN,
Colección Textos No. 6, México 1997. 173 pp. P. 140.
No comments:
Post a Comment