Saturday, June 30, 2012



CONTINUACIÓN. Segundo escrito sobre la importancia de Lenin en la revolución social.

a)      En Lenin muy por el contrario encontramos uno de esos finos tejidos que asumiendo las tendencias e historias nacionales de lucha se les logra empujar al desarrollo marxista y la consecuencia socialista. De nada sirve insistir que todo vino de fuera y que las malas influencias nos dislocan el pensamiento (se decía en unos medios que todo fue culpa de la tercera internacional), de ahí hay que recoger sólo una parte de verdad, ligándola al sentido en que nuestra percepción de la teoría, nuestras pertenencias de clase, las condiciones del sistema de relaciones sociales en nuestros países y nuestras experiencias disparan una forma de disputar no siempre a tono con los temas y circunstancias que reclaman cierta puntualización, conocimiento del contexto y mucha reflexión.

Otras amenazas se ciernen, como el hecho de que sucumbamos a las experiencias inmediatas, el inmediatismo político y las condiciones que orillan a que sólo se aprecie una parte de la obra, a que adquiramos retazos de Lenin en el supuesto de que sean suficientes y los hechos no exijan más. Claro está que los hechos bien contemplados siempre exigen más, si además se contempla la perspectiva futura, agarrarse a todo ello de manera constante es un poderoso aliciente para asimilar a Lenin. Por ejemplo, los hechos de la Venezuela chavista de hoy sentencian la importancia de la organización del pueblo, sus posibilidades, su oportunidad; sin embargo, ver mediatizada la organización a las circunstancias es un peligro real, ahí en ese detalle resalta uno de los valores del leninismo.
Podemos combatir bien y tenazmente contra unas u otras amenazas del momento, trazar el cumplimiento de pequeñas tareas, mas si no logramos empaparnos y empapar del sentido de la crítica revolucionaria leninista sobre la sociedad, difícilmente vamos a romperla, en algún momento sus actos suprimirán aquellos esfuerzos o simplemente por obra y gracia de sus relaciones establecidas adquirirá una dinámica burguesa más afinada. Los revolucionarios en esa condición quedaríamos muy mal respecto del cumplimiento de nuestros fines, pasaríamos por buenos radicales y malos practicantes de los principios revolucionarios. Lenin no se llevaba la lucha en paz, toda su labor es muestra palpable de resistencia contra el estatus en todos los ámbitos posibles u obligados en que debía y debe contrastarse el carácter revolucionario de un movimiento social.
Ante nosotros se presentan estos pasajes de la línea leninista, lo clasista, lo organizativo, lo crítico, lo revolucionario, lo objetivo, lo amplio y lo específico. En el contexto de su formación y lucha, con todas sus semejanzas y desemejanzas de la realidad actual, se acrisolaron estos principios de compromiso con la transformación social para cimentar una de las grandes experiencias de masas sobre la sociedad libre. De su armonización se desprendieron importantes aportes que hoy gustamos asimilar para entender y actuar mejor en la vida social. Con estas herramientas Lenin pretendió crear conciencia sobre su tiempo, sobre la inevitable lucha de los explotados y oprimidos por el poder, por conducirnos hacia una sociedad comunista emancipada de todo tipo de relación de coerción, control y dominación social. Lenin el marxista buscó vertebrar el conocimiento de la realidad social para la práctica revolucionaria, contrastó las experiencias y carencias con las necesidades de corto y largo aliento en esa lucha colosal contra el zarismo, la democracia burguesa en su cuna, el imperialismo, la guerra civil y la todavía más profunda lucha interior por construir el socialismo. Combatió la fe y la credulidad para hacer prevalecer la conciencia crítico-revolucionaria de clase. Algunos, críticos de Lenin se empeñaron en su tiempo por exigir un Lenin apegado al estudio de lo que Marx se puso como temas centrales en su vida, tanto más se dice de Marx por no centrarse en los temas como Lenin, pero esos desenfoques del contexto, así como los reclamos frente a posiciones de estos dos grandes pensadores en situaciones específicas; nos alertan de las interpretaciones de por sí ya afincadas en prejuzgar sobre la base de otras vivencias sin molestarse en los planos en que trabajaron ambos revolucionarios, y todo para presionarnos para ponernos a decidir entre Lenin y el momento, cuando esta “elección” es incompatible con el punto de vista revolucionario.
Nos encontraremos con muchos puntos comunes, así también indudablemente con las apreciaciones válidas sobre el cambio correlativo de diversos postulados teórico-prácticos. Uno de tantos, de lo más primordial sobre la marcha de la lucha revolucionaria es el tema de las relaciones masas-partido o partido-masas, entre el sentido revolucionario organizado y las clases potencialmente revolucionarias. La naturaleza de las clases sociales oprimidas bajo el capitalismo (y de no tan nuevos sectores sociales), varía a tal grado que da pie a teorizaciones sobre su importancia, sobre las posibilidades generales para todos los componentes populares de asimilar las ideas de Lenin y de luchar por estas. Puede detallarse al máximo ese campo, los grandes problemas acarreados y la insolubilidad en que han quedado en la historia, mas siempre queda el margen entre lo propiamente posible de organizar y la naturaleza de una organización revolucionaria lo más fiel y centrada en su misión de clase.
Ayudar a visualizar el fondo revolucionario de la teoría y práctica de Lenin en un mundo en que uno afronta tantas interpretaciones, correcciones, rechazos, santificaciones es una finalidad de quienes reivindican el pensamiento de Lenin. A modo de recordatorio sobre su obra debemos subrayar el papel que jugaron sus trabajos y sus labores. De esto cabe destacar:

1.      La cuestión de los mercados, escritos contra el populismo, El desarrollo del capitalismo en Rusia, trabajos organizativos con el corolario del ¿Qué hacer?, escritos tácticos revolucionarios, Materialismo y empiriocriticismo, El imperialismo fase superior del capitalismo, Las tesis de abril, El Estado y la revolución, la autodeterminación de las naciones, visualización de las tareas en la construcción del socialismo. Y una colosal pléyade de trabajos en que desenmascara día tras día, año tras año, al capitalismo, las clases explotadoras, el oportunismo, el revisionismo y el imperialismo. Paso a paso fue forjando las armas del proletariado organizado y sus aliados.
2.      A la par discurre su práctica militante: trabajo con obreros por difundir el marxismo y organizar sus reivindicaciones y luchas, ligar los grupos de revolucionarios, articular una prensa y propaganda revolucionaria, fundir los grupos superando su espíritu, admitir la necesidad de una organización centralizada con dirección firme y homogénea, aplicar y transformar tácticas al calor de la lucha, levantar cabeza para reorganizar nuevas batallas, afirmar la perspectiva revolucionaria tras la revolución de febrero de 1917, conducir al proletariado al poder, iniciar la obra socialista, direccionar el movimiento proletario, campesino, popular, comunista mundial.

De ello hay quienes sacaron por conclusión un Lenin ofuscado, un Lenin para quien todo es organización, acción y directrices, pero esto es simplificar tendenciosamente su vida y su obra. Lo que resalta por contraste es sin duda uno de los ejemplos más connotados en la historia de la humanidad, muestra de entereza, contundencia y consecuencia revolucionaria. La marcha de los acontecimientos vio alumbrar un mundo nuevo, un hombre nuevo, una sociedad libre que hoy a la distancia se tiene claro fue revertida, lo que abre muchos capítulos de debate revolucionario. Entre ellos, que conciernen a Lenin, está el de las supuestas insuficiencias teóricas en sus análisis, el desconocimiento que debió tener de algunos precedentes teóricos en Marx y Engels (manuscritos y la ideología alemana), la imposibilidad histórica de percibir otros aspectos de la lucha de clases, el carácter ruso como elemento local y limitado para impulsar el socialismo y la revolución mundial, eso y más en los ámbitos filosóficos, económicos, políticos.
Independientemente de las interpretaciones que esas otras obras hayan encontrado desde su primera aparición a la actualidad, probablemente haya algo de razón en todo, la cuestión es que pierde el enfoque en el cumplimiento de aquello que siempre sólo siembra las bases del futuro, no las establece nunca definitivamente, el interés por dichas obras vino a la par con el desarrollo de la ideología dominante como nuevos impedimentos a la organización de los y las explotadas y oprimidas. La enajenación, lo mismo que la conciencia está sugerida y propuesta en las posiciones de Lenin, en los planos que correspondían en una época y condiciones, jamás quedaron al margen ni relegados. No existe teoría ni práctica que pueda rematar finalmente la experiencia humana, tal es el arte que el propio Lenin fecundó quizá recogiendo aquellas palabras de que la vida es lucha, que la teoría es sólo guía para la acción, que el marxismo nos dio una meta fundamental. No se pretende aquí exculpar los errores de un revolucionario, los errores habidos son también parte de la obra, los tropiezos al igual que las limitaciones juegan su rol, revelan la ineluctable complementariedad de éste revolucionario en una colectividad, un tiempo y unas circunstancias con las cuales bregar. Así también por muestra encontraremos en la literatura internacional cuestionamientos sobre las polémicas y formas de sustentarlas o manejarlas por los bolcheviques (Lenin entre ellos a su cabeza), conflictos de una Rusia preñada de revolución, de divergencias, de clases y sectores en contradicción, manejos parciales de la lucha, posicionamientos, enemistades en el candor de abonar a la gran tarea destellos de conciencia, organización y consecuencia ¿Qué sociedad no ha pasado por esto? ¿Puede al menos Venezuela excluirse de la intensidad del debate sobre sus problemas sociales o de su propia lucha de clases? ¿Cabe recuperar el aspecto de la naturaleza del Estado burgués tan firmemente despellejado por Lenin?
La efervescencia del movimiento popular, vamos, del proceso general en Venezuela; llama a la lectura de Lenin, a una lectura lo más amplia posible, a una difusión sumamente extensa de su obra, porque remarca y esclarece el sentido que se quiere dar al proceso en esa condición revolucionaria que se viene esbozando. Quizá más que tratarse del nombre meramente de Lenin en lo que más hay que insistir es en el centro de su discurso, en el golpe decisivo, determinante a asestar al capitalismo, y eso es una premisa leninista por sobre todas las cosas. En la agitación obrera, o más propiamente en la agitación proletaria, enarbolar a Lenin a raíz de resurgir en la palestra, es una necesidad, también aquí lo más provechoso resulta de recoger y proyectar todo aquello que Lenin puntualiza de dicha labor. El debate de las ideas para organizar y despejar la lucha, que es recogido en tantos actos, particularmente requiere de ese aporte revolucionario que le proporciona nuestro Lenin. A diario afluyen militantes, lo que menos se quiere es dogmatizar, hay que refrescar las bases del leninismo, hay que recrear a Lenin en nuestra realidad latinoamericana. Recorrer a Lenin cual cuadras llaneras, extensa y profusamente. El estudio individual y colectivo de sus obras se hace obligado, ello es obligado mayormente dentro de la amplitud del difundirlo y enraizarlo, es tan importante y serio que ya requiere atención especial superando las viejas estrecheces marginales, desgastantes y poco contextualizadas en que antes esta labor debía darse por razones obvias ya superadas.
Lenin es patrimonio de los pueblos, el bolchevismo, el leninismo inmanente también aún en la complicación de todos sus debates. Es importante proyectar su conocimiento para engrosar la conciencia revolucionaria del proletariado, los campesinos, los sectores populares y la juventud. Toda su experiencia revolucionaria no debe quedar relegada al espíritu de cofradías, menos de mafias, no puede ser dislocada en academias anestésicas, hoy por hoy el máximo provecho y baluarte del leninismo está en la calle, en el seno de las luchas sociales, es ahí donde debe afincarse y desarrollarse hacia todos los demás espacios, es tan así que academias y universidades recurren con mayor frecuencia a talleres, círculos de estudio, debates “extracurriculares” para acercar a Lenin.
La estrategia de desgaste-desarticulación que el imperialismo, los monopolios, la burguesía y esos portentosos representantes de la oligarquía financiera venezolana (Gustavo Cisneros, con sus 4,2 mil millones de dólares, en la propiedad de TV y minería de oro, junto a Lorenzo Mendoza, ostentando una fortuna de 3,4 mil millones de dólares, en la producción-comercialización de alimentos y cerveza), verdaderos saqueadores y explotadores que promueven contra el proceso; sólo puede ser paralizada por un pueblo plenamente consciente de su condición social. En contraposición requerimos resistir y asumir la estrategia de ofensiva leninista por el socialismo tal cual especialmente se pronunció en sus célebres tesis de abril.
Así entonces tenemos en el recuento de los hechos varios temas de importancia en la asimilación del leninismo: clase de vanguardia, movimiento espontaneo, organización revolucionaria de masas, partido de nuevo tipo, condiciones del capitalismo, alianzas de clases, tareas inmediatas, táctica, Estado, Imperialismo, autodeterminación de las naciones, democracia popular y proletaria, socialismo. En todos ellos se anotan observaciones que parecieran presentar envejecidos los postulados, pero ya en la breve impresión sobre cada uno de éstos se observa qué tan actual y conveniente resulta cada uno de los temas en el desarrollo del proceso y sus distintos momentos. Mas debemos ir a lo concreto, media un siglo entre la formulación y práctica de Lenin y el momento actual; las transformaciones sociales, políticas, económicas, estructurales y culturales son muchas por decir lo menos. No obstante esa dictadura del capital que tanto solía desenmascararse, se amplió y reforzó a una escala mundial sin precedentes, tanto más cabe decir de las tareas revolucionarias pese al desprecio que estas suelen recibir de los mediadores entre el capital y el trabajo. Algunas nociones se quiso simplificarlas y eso dio motivo a posteriores formulaciones que cuestionaban más que a Lenin en toda su posición, a las interpretaciones de éste, Negri merece ese especial cuidado en sus reinterpretaciones donde la teoría leninista del imperialismo es suplantada por una visión unilateral que desvirtúa el contexto de la época resaltado por aquel. Así ocurre con muchos más teóricos que por verdadero interés revolucionario o por propósitos ajenos a la revolución tocaron parcialmente los acordes de la teoría leninista.
En el transcurso de los años se nos propusieron nuevas formulaciones en intentos por actualizar o de plano tergiversar-revisar, mal que bien estas van y vienen, dejan algo específico, se desgastan, resucitan o se pierden en el tiempo, mas una virulenta vigencia de tesis centrales de Lenin emergen incesantemente por ese terco encanto de los hechos. Lo mismo en la apreciación de los fenómenos concretos del sistema, que en los procesos de organización social y revolucionaria, tanto como en las premisas de formulación subjetivizada respecto del comportamiento revolucionario, una y otra vez, como ocurre con Marx en esos u otros temas, en esas u otras connotaciones; el pensamiento específico de Lenin amasa toda una serie de percepciones claras. Advirtamos con cuidado esta condición de irreductibilidad del esbozo leninista, la realidad así constata sus rasgos como precisa; exige definiciones sobre la base de sus propios fenómenos. Los aportes suscitados a lo largo del tiempo quizá no contaron con todo el vigor que Lenin supo imprimir a su trabajo, pero están ahí para recogerse y conseguir colectivamente aquellas visiones a trasluz de la perspectiva cultivada por éste pensador en continuidad de la visión de otros revolucionarios siguiendo el ejemplo de Marx y de Engels en la anterior época. El discurso de Lenin se eleva y alcanza su fuerza al margen de toda pretensión por hablar desde el púlpito del saber o mecanismos de poder; se apoya en su propio sentido práctico y espíritu revolucionario de clase y en la verdad social que lo permea.
Ahora, asimiladas las circunstancias precisas en que Lenin vivió, las concepciones por él desarrolladas desbordan sobre la independencia de clase, la acción de clase, el uso de todos los instrumentos posibles para la lucha sin cuartel. Resurgen también los criterios con que trazó las líneas imprescindibles de la práctica comunista: acción revolucionaria del proletariado, los revolucionarios, la profesionalización de la tarea revolucionaria, desprendimiento y entrega de los pueblos revolucionarizados, crítica irreverente, desenmascarar las políticas de masas de la burguesía y sus sindicalismos de control, combatir el sectarismo y dogmatismo que recrean las condiciones generales del capitalismo en el seno de los explotados y oprimidos, desenmascarar los sabotajes, contra los golpes de mano y los ajustes de cuentas, la claudicación, la inconsecuencia, el reformismo, el revisionismo, el burocratismo y sus castas, por la dignidad de los pueblos, intransigencia con el enemigo de clase, los movimientos conductores, liderazgos consecuentes, los pueblos y clases activas ejerzan su rol crítico con resultados concretos.
Buscar la verdad, comprender las relaciones pormenorizadas, la realidad en su complejidad y definir una actitud consecuente es parte integrante de la conducta comunista que Lenin influyó con fuerza. Así también el problema de la espontaneidad y falta de continuidad en el estudio de la teoría revolucionaria, es otra grande problemática que se padece, con justa o injusta fundamentación en las urgencias de cada momento, pero que postergan la discusión de las premisas revolucionarias. El estudio de Lenin, de los revolucionarios y revolucionarias, de los diversos procesos y  movimientos de la lucha de clases es un asunto obligado a  nivel popular, no creemos en difusiones vulgarizadas, “acabadas” en que se nos entregue interpretaciones, sino de que la discusión sea activa en el plano que se desarrolle. Tal cual es destacado por la experiencia social, juzgar los acontecimientos, los momentos, las clases y grupos sociales, sus expresiones políticas, los conflictos a izquierda y derecha sobre esta base, no puede más que ser conveniente para el pueblo.
Las y los luchadores combaten primero en su sector de origen, comienzan su militancia en pequeños grupos, corrientes o tendencias, nada debe exigir una renuncia a ello sin la menor comprensión de su condición y del necesario transitar hacia formas más avanzadas de organización; el leninismo se propone asimilar ese tipo de experiencias, elevarlas al punto que se constituya la política revolucionaria proletaria y popular. Bregar por la teoría revolucionaria a través de Lenin y no sólo de él es labor destacada de la lucha de clases, es tarea de los pueblos.

Saturday, June 23, 2012



Segundo documento sobre la Revolución Sandinista.

Es evidente desde el sentido común, que se está aprehendiendo a resignificar-nos y a reeducar-nos, así se percibe la sensibilidad política del sujeto educativo, entre el amo y el esclavo moderno, con un tercer testigo ocular que los liga a las nuevas generaciones, es decir, al poder sentir la necesidad del otro que soy yo mismo, pero lo importante, es que ahora es un saber cada vez más consciente, libre, voluntario y comprometido -aunque la ideología dominante manipule en la información lo contrario-.
Por ello los grandes revolucionarios como Augusto César Sandino, han sido minimizados en la educación formal; pero a pesar de todo, sabemos que entre los años 1926 y 1933, mantuvo una guerra contra las tropas de los Estados Unidos de Norteamérica que ocupaban  Nicaragua desde el año 1912 para la defensa del Statu quo en la lógica de acumulación capitalista, es decir, con una ideología dominante de exclusión, sometimiento y exterminio;  necesaria para la explotación de la mano de obra barata, así como de los recursos nicaraguenses por las compañías estadounidenses, con el único fin “ilegal e ilegítimo” de  la defensa de sus intereses que avalan sus leyes y su parlamento.
Sandino logra derrotar al gobierno de Anastasio Somoza Debayle y entra triunfante en Managua; por este movimiento revolucionario, a la insurrección popular y al periodo de gobierno posterior se le conoce  como Revolución Sandinista que fue un proyecto trascendente en la que la libertad individual se fusiona con la libertad social.
Teniendo consciencia que en las siguientes décadas, tras una serie de profundas reformas sociales y económicas, se agita una fuerte agresión y violencia contra el pueblo, que suscita la decadencia social,  la cual se consolida con la intervención directa y el apoyo de grupos armados a los que se les denominó "contrarevolucionarios en el periodo de 1979"; de modo que en las elecciones presidenciales de febrero de 1990 el  FSLN pierde el poder que pasa en la correlación de fuerzas a la cualificación liderada por Violeta Chamorro llamada Unión Nacional Opositora, UNO.
La razón histórica de estos procesos de avance y de retroceso,  valora el hecho educativo de  aprendizaje significativo, ofreciendo mayores oportunidades al libre desarrollo de las necesidades y facultades humanas con transcendencia o no, al ser consciente dentro de la propia  izquierda revolucionaria y entre la sociedad civil, lo que tiene que ver con la madurez psíquica, evolutiva, revolucionaria y de educación política[1], en donde la historia aparece como la sustancia del hombre y la libertad como su esencia.
Tómese en cuenta, para desmitificar los idealismos románticos, que los miembros de las organizaciones de izquierda, también han sido educados políticamente  por la ideología dominante desde la lógica de su perversa propiedad privada sobre los medios productivos -que son producto del trabajo-, a costa del despojo esos instrumentos de trabajo a la clase trabajadora proletarizada[2], no teniendo nada más que vender que su fuerza de trabajo, a cambio de un mísero salario.
 Así el régimen de explotación capitalista, desde su egoísmo, competitividad e individualismo mezquino,  hace que se aprehenda de forma reproductora la ideología dominante, por medio de la familia, la iglesia, la escuela y los medios masivos de comunicación principalmente, imponiendo su  lógica de explotación capitalista en las relaciones de poder político.
Lo que se reproduce  en matices de las  disputas internas y en el posicionamiento político ideológico de los grupos de izquierda, muchas veces por falta de experiencia, de conocimiento o de intuición revolucionaria, es decir según el grado de consciencia social[3] asumida, como sucedió dentro del FSLN; dado que en la historia de las mentalidades,  expresa Bloch ‘los hombres en el tiempo unen el estudio de los muertos con el de los vivos a través de la historia’.
Así   surgieron en Nicaragua nuevos partidos políticos que basan su ideario en las enseñanzas de Sandino, como el Movimiento Renovador Sandinista, MRS, y el Movimiento por el Rescate del Sandinismo, MPRS, que se denominan sandinistas por sostener los mismos ideales originales, que simbolizan gloria y reputación, reconociendo a la formalidad institucional que legitima y robustece los estados nacionales, sabiendo que en esas historias regionales, locales o parroquiales, que refiere a la historia del terreno más humano y cotidiano estas historias, van quedando al margen por supuesto,  por ser historia oral no documentada.
De modo que en los contenidos del movimiento revolucionario, para no cometer los mismos errores históricos, es importante tener memoria del proceso, considerando que: la disciplina es la única capacidad de actuar ordenadamente para conseguir un fin socializador, que requiere madurez y una verdadera humildad revolucionaria, en esa mezcla de la cultura mesoamericana y la española que nos tiñe e identifica  con el rojo sangre.
Por eso, son variados y constantes en la lucha de clases los ejemplos educativos al respecto, tomando en cuenta que se debe  tener consciencia histórica del objetivo que se quiere lograr, para luchar de forma organizada abierta o clandestina, con inteligencia, eficacia y disciplina en la integración de la comunidad con valores humanos de comunidad, con sus rítmicas y cadencias de diferenciación posibles,  creando las condiciones político-económicas y de formación humana socio-cultural necesarias en la Historia regional, nacional o mundial que se conjugan, como una sola revolución en la defensa de los derechos humanos.

Porque  la búsqueda de la verdad  es inacabada en cada época histórica, desde la información oportuna, por eso es indispensable  tener madurez para la acción, como fue en 1979 en Nicaragua, aprehendiendo el pueblo organizado, a través del entusiasmo y la creatividad en esa patria de poetas, en donde sólo la disciplina podrá  lograr la continuación de una larga experiencia de lucha a lo largo de la historia revolucionaria, para resignificar y reeducar la sensibilidad política.
Por tal sentido la disciplina es una necesidad de primer orden en los eventos políticos e históricos. Así nos lo han mostrado en el ejemplo educativo, en esa defensa de nuestros derechos políticos o derechos humanos, la misma Revolución de Sandino, la Revolución Sandinista y la Lucha Libertaria Revolucionaria, para poder construir el camino Socialista internacional, y por supuesto que, venceremos; ya que las voces del movimiento organizado  empiezan a identificarse desde esa educación política emancipadora que en los hechos, del estudio histórico, de las teorías y de los métodos, nos dicen:
“Requerimos humanamente de una  educación más allá del capital”, por tanto “el desarrollo continúo de la conciencia socialista”  es posible en el movimiento práctico,  en una “sociedad de transición creativa, lúdica e imaginativa de las próximas generaciones”.
Sabiendo denunciar cómo y por qué, la división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder, como lo muestra Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina, desde la importancia del tiempo y del espacio significativos para su difusión, no como un hecho dado ni acabado en la contradicción irresoluble históricamente hasta hoy entre el capital y el trabajo[4].

Por eso nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz en ese proceso de aprehendizaje: “se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrota a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como  fuente de reservas del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el progreso, “hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena época de la libre comercialización...

Así hoy día en el 2011 nos acecha el Proyecto Mesoamericano de explotación Maquiladora y su Iniciativa Mérida, de intervención militar yanqui, para saquear los recursos humanos y naturales desde la Ciudad de Puebla en  México, hasta Panamá con  trabajo tercerizado y maquilador, que se ha ido perfilando desde el Tratado de Libre Comercio (TLC) desde 1993.

Sin embargo sabemos que la sangre nueva empieza a hablar del sentido de la libertad del mundo latinoamericano, de esta clase trabajadora que está sometida y subsumida a la lógica de privatización monopolista,  la cual impone el abuso de poder político del imperialismo capitalista.

Por eso asumimos ser una sola revolución, desde la sensibilidad política del sujeto educativo, entendiendo la integración de los procesos sociales, en donde cada sociedad es única de acuerdo a su contexto y su temporalidad; porque de lo que se trata es de aprehender múltiples lenguajes posibles emancipatorios, desde una cultura[5] nosótrica  como propone Lenkersdof, siendo nos… en otros….



NOTAS:
[1] La Política, es el arte del ejercicio del poder, cuando ésta sirve a los procesos de emancipación social es una virtud,  cuando no, significa un abuso del poder hegemónico.
[2] El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XXI.
[3] Para conceptuar a las clases socialesVladimir Ilich Lenin, expresa desde la concepción filosófico-política del socialismo científico que:
Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian unas de otras:
1)
Por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado.
2) Por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que, en gran parte, son establecidas y fijadas por leyes) <…> entre propietarios y desposeídos de dichos medios, históricamente.
 …3) En el autorreconocimiento de la identidad de clase a través del movimiento, la organización y la lucha social en la formación del sujeto histórico; es decir de acuerdo al grado de consciencia histórico-social asumida en el proceso educativo de la lucha de clases... <…que los unifica como proletariado…>
 <…> 4) Por su papel en la organización social del trabajo y, consiguientemente.
5) Por el modo y la proporción en que obtienen la parte de riqueza social de que disponen.   

Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro en virtud de los diferentes lugares que uno y otro ocupen en una estructura determinada de la economía social”. Vid. Lenin, V.I. Una gran iniciativa, en Marx, Engels, Marxismo. Ed. Progreso, Moscú. P. 479. De ahí pueden comprenderse las virtudes humanas, centradas en valores universales y particulares: justicia, prudencia, fortaleza y templanza, creando las condiciones objetivas y subjetivas para que ocurra  la COMUNICACIÓN HUMANA tan deseada y tan temida, y así saber en qué momento es necesario callar y en cuál otro  hablar y defender sus derechos humanos, o lo que es lo mismo las relaciones de poder político, ubicando este entramado de posible comunicación, como una construcción social. Porque el aprendizaje del poder político sucede tanto para la emancipación, como para el ejercicio de abuso de poder político en el sometimiento. Estas relaciones de poder, son las que encubre  la ideología dominante, al negar la educación política de los pueblos, porque necesariamente tomarían consciencia del proceso de explotación del hombre por el hombre. Porque el poder político es el espacio de formación temporal más abarcativo históricamente en las formas de comunicación humana-inhumana en contenido y significación.
Se plantea en este escrito, la tesis de que el poder político, por ser más abarcativo puede explicar a   otras expresiones de poderes como pueden ser: el poder religioso, el poder militar, el poder cultural, el poder social o el poder deportivo, o de género, entre otros más; pero estas formas de poder no pueden explicar por sí mismas, al poder político o de  defensa de los derechos humanos. Siendo evidente cómo la FUERZA DE LOS AMOS, se impone por decreto “naturalizado” en el injusto mundo capitalista, como lo deja ver Paulo Freire en dicho proceso educativo, que necesariamente es pedagógico, político y filosófico a la vez
[4] Ante la contradicción irresoluble entre el capital y el trabajo, y en consecuencia la postura político-pedagógica asumida en la praxis consecuente, Antonio Gramsci aclara que “el  pensamiento marxista coloca siempre como máximo factor de la historia no a los hombres…en sí…, sino de hombres que se asocian entre sí, se entienden entre sí, desarrollan a través de estos contactos una voluntad social, colectiva, y comprenden los hechos económicos, los juzgan y los adecuan a su voluntad <...> hasta que ésta se convierte en plasmadora de la realidad objetiva”. Vid. La rivoluzione contro il ‘Capitale’, en ‘Rinascita’, No. 4, 1957, P. 147. Apud. Prólogo de los Cuadernos de la Cárcel: El materialismo Histórico y la Filosofía de B. Croce No. 3, Editorial Juan Pablos,  México 1975.
[5] “La cultura es la organización social del sentido, interiorizado por los sujetos (individuales o colectivos) y objetivado en formas, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados”. Vid. John B. Thompson. Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas. Ed. UAM-X, México 2002. P. XXIII. En la pedagogía de Antonio Gramsci, se distingue a la cultura en tres figuras históricas para la conceptuación de la Cultura de cualquier pueblo: 1. La producción del trabajo. 2. La valoración ético-moral de este trabajo, y 3. Las tradiciones y costumbres a respetar.