Podemos pensar que ante esta situación política de derrota del pensamiento racional, vivida en carne propia para el siglo XXI, la pregunta que interroga por el ser, dice: ¿cuál es el sentido de la educación y de la formación humana que impide crecer con un sentimiento racional de solidaridad, acompañamiento y cooperación?
En este sentido de fuerza, poder y amor no es posible negar hoy día, sino comprender las implicaciones de la globalización imaginada en el mito del siglo XXI, por medio de la reducción del salario, la pérdida de todo derecho, incluyendo el trabajo humanizado, el empleo, la humillación de que otro controle el tiempo y el espacio genéricos, como el propio cuerpo del sujeto, puesto que éste está considerado en el orden del capital como una mercancía más, deshumanizada, manipulable por los deseos, que es lo más instintivo-humano del ser -utilizado por la mercadotecnia neoliberal militarizada democráticamente con el Proyecto Mesoamérica que amenaza la vida en libertad-, y puesta a circular en el control de calidad, para una mayor eficacia y eficiencia en los procesos de productividad carentes de espiritualidad en una segunda acumulación de capital financiero en el orden mítico- militar.
Porque es clara la tesis marxista: el cuerpo humano a través del salario es sólo una mercancía que se pone en la competencia y en la circulación para consumirse en la acumulación de los magnates monopolistas del capital privado, y por otro lado vemos, cómo la defensa sindical, como forma de organización para la acción común, se diluye con el adelgazamiento del Estado Nacional Mexicano, y del estado de Derecho que se vive como una Guerra de Baja Intensidad desplegada en el imperialismo mundial, en donde los culpables aparecen como inocentes y los inocentes como culpables en un marasmo cada vez más terrible de confusiones y malos entendidos a través del lenguaje ‘democrático de la legalidad-ilegalidad sin fronteras’, el cual evade el diálogo significativo, abierto y de denuncia crítica.
Cassirer piensa que “entre más se encierran en la abstracta universalidad de este principio, tanto más se aíslan de los aspectos particulares de la cultura espiritual y de la totalidad concreta de sus formas. La reflexión filosófica sólo sería capaz de evitar el peligro de una oclusión semejante si lograra encontrar un punto de vista que se halle por encima de todas estas formas y que, por otra parte, no se encuentre meramente más allá de ellas: un punto de vista que haga posible abarcar de una mirada la totalidad de las mismas y que no trate de asegurar otra cosa que las relaciones puramente inmanentes que guardan todas estas formas entre sí y no la relación con un ser o principio externo ‘trascendente’. Entonces surgiría un sistema filosófico del espíritu en el cual cada forma particular reciba su sentido de la mera posición en que se encuentre y en la cual su contenido y significación estén caracterizados por la riqueza y peculiaridad de las relaciones y combinaciones que se encuentre con otras energías espirituales y, finalmente, con su totalidad” .
Frente a esta realidad como objeto de conocimiento del sujeto histórico, la razón burguesa y su propuesta cultural mercantilista, tendrá que ir siendo discutida, negociada y reconstruida, porque si en algún momento de la historia, los pueblos comprendieron que para propiciar las condiciones en el ser libres, se tenía que abolir la esclavitud, hoy nos es claro que tenemos que abolir la propiedad privada de los medios de producción capitalista; para poder entrar en una nueva racionalidad sensible comunitaria y comunicativa dialógica; en todo tipo de procesos de conocimiento significativo, fundamentados en una filosofía de la liberación y de socialización de este conocimiento en la unidad consciente de la historia recorrida.
De ahí que todo proyecto educativo por minúsculo que parezca es un enorme esfuerzo en la constitución de una identidad compleja del sujeto, dada la necesidad cultural tan grande que se tiene que enfrentar en los procesos del nuevo orden de acumulación de riqueza, a través de un mercado global, con base en una política neoliberal que se aprendió como figura de mundo dual desde el momento romántico de la Ilustración burguesa, ingenua y absurda, en donde naturaleza y sociedad están escindidos en la mentalidad o antropología del ser en el desarrollo del capitalismo.
Dada la necesidad de abolición del régimen capitalista, es necesario desentrañar desde las aulas, los currículos, las escuelas, las zonas escolares, las iglesias, las empresas maquiladoras, los mercados, entre las familias, en los medios de comunicación, en las fábricas, en la guerrilla de los países latinoamericanos, con los trabajadores del campo, la ciudad, los sectores populares y las personas capaces de transformar su realidad de injusticia social, en el uso indebido de la informática y los medios de comunicación etc., utilizada para desinformar ideológicamente, decir verdades a medias, ocultar y manipular las conciencias ingenuas de las grandes mayorías; qué es lo que entraña esta propuesta de ilustración cultural y liberal burguesa, más tecnócratas ahora, en los inicios del año 2010 de desarrollo electoral; porque ya no hay más ajustes que hacer para abatir la irracionalidad y el proceso de deshumanización de este modelo capitalista imperial, que fomenta y ejecuta la privatización de lo que ha sido producto del trabajo humano históricamente, pero mientras no se revalore y reconstituya ética y moralmente con una denuncia y compromiso público, el reconocimiento del trabajo humano liberado, para lo cual habrá que aliar fuerzas; porque así no es posible la democracia, ni la justicia, ni la vida en libertad y en equidad, como aspiración de calidad humana en la vida mundial, nacional ni local.
Aunque los medios de comunicación vendedores de mercancías confundan a la opinión pública, se sabe que los grandes cambios revolucionarios tienen que empezar por la consciencia del sujeto que activa su praxis en diversas y plurales formas de organización política radical de resistencia y autodefensa preparando las condiciones objetivas y objetivas para el llamado de unisono, al conocer los hechos histórico-sociales en sus representaciones simbólicas y condiciones de vida materiales, sabiendo que los ejércitos del pueblo sólo unos cuantos los conforman, pero en las guerras justas con un espíritu de proyecto educativo de masas, sólo se irá logrando a través de las luchas de resistencia activa, que se sigan sosteniendo, multiplicando y reconociendo, de manera consciente y organizada políticamente, por la Sociedad Civil que esta sufriendo la explotación más cruel de toda la historia de la humanidad, de lo cual todo el pueblo puede ser parte disidente a la lógica de explotación y acumulación privada capitalista. Debido a esto, es importante tener claridad histórica y sensible sobre los ejemplos contrarrevolucionarios de América Latina, para que en cambio, sea un icono la integración de las culturas con un espíritu de libre realización y emancipación histórico social profunda, es decir, con un pleno sentido de vida con calidad moral, en donde se pueda comprender la creación humana en un horizonte de valores, desde los mitos, la ciencia y la tecnología que es un todo inescindible del contexto de la modernidad en la alegría del juego de la vida humanizada; un constructo del pensamiento por los seres espirituales, en donde se ha encarnado la esencia misma de la filosofía espiritualista, opuesta a la materialista; y que va dando cuenta de la teoría antropológica de la identidad en las formas del pensamiento y de la acción humanas, ya que “los métodos de interpretación difieren ampliamente, pero el fin que aspiran es siempre el mismo” , a saber la feliz emancipación de saberse reconocer entre todos y todas trabajando en compañerismo y solidaridad revolucionaria.
Para ello se tiene que asumir el papel de educar a la burguesía, a la pequeña burguesía y al proletariado, a los hombres y a las mujeres, a los empresarios y a los campesinos, a los maquiladores y a los artesanos, a los maestros y a los vendedores ambulantes, a los militares y a los soldados razos -la mayoría indígenas-, entre otras funciones más del sometimiento del capital privado; porque aquí para este siglo XXI, el que más sabe es el que tiene mayor compromiso y responsabilidad moral, en los procesos de humanización-desarrollo, o lo que es igual procesos educativos, con base en el respeto por la identidad de las culturas, y con base en una racionalidad sensible que se desprende en dos sentidos dialécticos: el respeto y la ternura; lo cual no es fácil de comprenderse, y menos de organizarlo, porque se tiene que enfrentar un nuevo papel de ciudadanos libres y responsables de su época, sintetizada ésta en su vida particular genérica a través de múltiples proyectos educativos concretos, es decir posibles de realizarse en tiempos y espacios precisos, los cuales resultan impredecibles en su contenido, temporalidad y formas de transformación vital, ya que sólo se pueden hacer análisis parciales de ellos, pues van siendo determinados por el desarrollo de la capacidad de organización social autónoma en permanente construcción única e irrepetible, es decir auténtica forma de enfrentar el mundo.
En este sentido es importante, considerar el grado de consciencia social e individual alcanzado en este sentido, dado el conocimiento, la experiencia e intuición puestos en el terreno de las organizaciones políticas de clase, entiéndase organizaciones para defender los derechos humanos desde las entrañas más sensibles, y junto a las grandes mayorías. Henry Giroux, plantea, de lo que se trata en las relaciones de poder político para vencer al abuso de poder político es, saber que: 1) no es suficiente tener la razón, 2) no tenemos que estar en desventaja, y 3) es necesario tener una estrategia o método de lucha que nos permitan llegar todos juntos y a tiempo, a través de actos concretos, estéticos, éticos y lógicos a partir de una racionalidad sensible, en donde exista una verdadera significación filosófica humanitaria de equidad; para poder comprender que más de 40 millones de habitantes viven en extrema pobreza en México por ejemplo, por lo que necesitamos poner en juego la utopía “como un todo finito e infinito, es decir, como praxis desplegada en el proceso de historicidad” para exigir e imponer el respeto al trabajo creativo, autónomo y autogestivo, lo cual es coincidente con el discurso crítico del simbolismo de Ernest Cassirer.
En este sentido Cassirer, deja la tarea de reflexionar sobre el trabajo que integra el lenguaje para cuestionar el Poder Estatal y sus estructuras de legitimación-validación en los procesos educativos, porque ahí se anuncia la crítica de la ciencia que legitima tanto al poder estatal como un ente en sí, como a la práctica de legitimación educativa, pensando en el para sí -según la concepción expuesta por Hegel y posteriormente por Marx-; es decir, que sirva para entrar en procesos de libre y voluntaria realización del ser humano como sujeto concreto, pero sólo a condición de que este sujeto cobre consciencia libre y voluntaria de ello, que da cuenta de su propia naturaleza historizada.
En el contexto de la identidad antropológica, pensamos que un proceso histórico universal o particular, sólo podrá conocerse en el despliegue y desarrollo de sus múltiples contradicciones, relaciones, figuras de pensamiento o representaciones de la realidad; por el fundamento teórico de sus conceptos, por el conocimiento diferenciado de sus partes más simples y complejas, por sus formaciones orgánica, mecánica, social o cultural, en tiempos y espacios concretamente determinados en una lógica de totalidad sumamente matizada; en donde no se excluyan los actos, lógicos, éticos y estéticos; los cuales son expresión creativa y cualidad exclusiva del sujeto histórico que indica y propone, define, decide el momento justo de unión y síntesis para la construcción social y cultural de la realidad, haciéndose responsable de ella en la abolición de la racionalidad ilustrada, con base en el arte y la creatividad, como apuesta del futuro, y que había sido derrotada por el terror que ha provocado la violación a la norma de los derechos humanos más elementales del sujeto histórico, así lo expresa Gibran Kalhif Gibran, “el hombre creador y productor de dios”.
Porque el sujeto consciente de su historia de vida-muerte-misterios-soledades-angustias-miedos, desde una dimensión general y específica, puede nombrar a través de las formas del conocimiento humano que se ubican desde el mito y la psicología de las emociones, como son las formas empíricas, de la religión, el arte o la teoría científica; ahí se encuentra el esplendor de la realidad que es capaz de captar ese sujeto emocional, sensiblemente racional en las relaciones económicas, sociales y políticas, como un ente cultural productor de esa cultura y a la vez producto de ella, como dominado o dominante. De modo que, el sujeto, sujetado a los procesos de liberación o de opresión, se identifica culturalmente de forma profunda y superflua, en una búsqueda infinita por el reconocimiento de sí mismo, por ser una síntesis particular del todo, que en la dimensión del trabajo individualcolectivo (Cantón), se refiere necesariamente al agradecimiento y convivencia dialógica con su otredad que es él mismo, es decir entre, un ‘yo’ y un ‘tú’, que abre el panorama de la existencia humana entre el sujeto de conocimiento y el objeto a conocer en su naturaleza más pura, que termina siendo un ente transformado en expresión humana en el proceso de apropiación o enamoramiento, es decir, en el amor al conocimiento; porque conoce a quién sirve, cuándo, cómo y para qué. En este sentido todo conocimiento sobre el mito del Estado, parte del supuesto de que la vida en sí y para sí incluye necesariamente al que investiga, en una identidad dialéctica entre el sujeto y el objeto, porque “el mito es el elemento épico de la primitiva vida religiosa; el rito es su elemento dramático” -plantea Cassirer-, que exige debatir sobre el pensamiento del ser existenciario de la cultura en su propia naturaleza humanizada y ya no cosificada por su mimesis hueca, triunfalista y mentirosa.
Saturday, January 23, 2010
Saturday, January 9, 2010
BICENTENARIO (1810) Y CENTENARIO (1910) DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
La ideología burguesa, se fortalece al lograr que el sujeto histórico o en otra dimensión sujeto educativo, “sienta sin entender ni poder explicar políticamente el concepto de la lucha social revolucionaria, ni comprender en carne propia la razón histórica” del acto de explotación y de sometimiento; sino que se le hace ver en la CULTURA DE ROLES, como si fuera un problema individual suyo el fracaso y la frustración vividas, y no como lo que realmente es, un producto de la crisis de decadencia del sistema capitalista de explotación en su última etapa de degradación imperialista. La ideología falsea la información, tergiversa el contenido histórico y somete al pueblo trabajador en la descomposición militar y de prostitución hegemónicas; por lo que el sujeto educativo cree, que él solo es responsable y también culpable -y como es “su” problema él solo tiene que resolverlo-; es decir, como algo aislado, deshilvanado y desarticulado de la historicidad política, porque en ese comportamiento de ABUSO DE PODER POLÍTICO de la oligarquía financiera internacional, nacional y local, ésta ejerce la reproducción enajenante de los roles sociales impuestos día a día en la sobre vivencia del trabajador proletarizado; en donde es suficiente “obedecer la instrucción dada en el orden institucional y empresarial de la industria, la maquila, en el campo como trabajador “delincuente-migrante”, en la prostitución encubierta por la delincuencia organizada del narcotráfico y el narco-menudeo de indígenas campesinos, que viven en condiciones de sobre vivencia; de personas de la tercera edad y de la infancia abandonadas por “el sistema judicial, ejecutivo y legislativo espurio de Felipe Calderón, pelele del PRIAN en México”; porque no es posible dejar de lado en la comprensión de los ROLES DE DOMINACIÓN, la historicidad social del devenir de la escuela dogmática religiosa y de la escuela militarizada con prácticas de crueldad, con matices neofascistas hoy día abiertos y cotidianos, así se ocultan los misterios de esa explotación del trabajo en las relaciones de abuso de poder político burgués, tan semejante las luchas del movimiento social a aquel espíritu revolucionario que enfrentó la lucha encabezada desde Espartaco, Morelos, Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Zapata, Francisco Villa, los hermanos Flores Magón por citar los más emblemáticos, en la dialéctica entre el amo y el esclavo, y que aún no termina de comprenderse en el reconocimiento de la lucha de clases y en el sistema de roles para la reproducción de la cultura burguesa por las grandes mayorías proletarizadas y vejadas en su máxima expresión.
Dichas relaciones del comportamiento discriminatorio y de exclusión que impone el ejemplo a través del aprehendizaje del régimen de explotación capitalista, cada día son mayormente deshumanizadas en sus prácticas que se reproducen socialmente, por la condición de vida que genera la hegemonía dominante de cada época hasta llegar al momento vigente en el trabajo tercerizado; así son gestadas y desarrolladas tales luchas en las relaciones de producción esclavistas, feudales, capitalistas e imperialistas de hoy, no como una historicidad lineal o esquematizada, sino entendiendo este devenir de poderío del abuso de poder de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN dialécticamente; pero el pensamiento y el conocimiento consciente, sobre las condiciones materiales de vida de la clase proletaria, no las puede tal clase -aún explicar conceptualmente-, pero sí lo sufre permanentemente en la reproducción de roles enajenantes y sin sentido.
De manera que en la historicidad de estos conocimientos de la praxis revolucionaria, hoy es posible resignificar en el ámbito de la Pedagogía Crítica, la fase superior y ULTIMA del desarrollo capitalista, de acuerdo a la teoría científica de Vladimir Ilich Lenin, lo cual se tendrá que ir popularizando en el ambiente proletario de la educación de masas, no sólo como curiosidad, duda e intuición desde su clase de pertenencia, sino como pruebas de la FUERZA de la razón proletaria en la lucha misma de clases que se agita permanente y aceleradamente en la autodefensa y la resistencia, aunque aún sea por demandas económicas y no abiertamente políticas de unidad para un cambio del modo de producción social; porque en este proceso educativo político, no encuentran -aún cómo organizarse- en la lucha de masas generalizada, por lo que se considera en el movimiento social en México desde el Diálogo Nacional como uno de los espacios de lucha, que se está en una etapa de acumulación de fuerzas, preparando la unidad en un Frente único y en una Central sindical revolucionaria, a través del paro político general y la huelga nacional contra el sistema de explotación capitalista, fundamentados en la teoría práctica que supera a los roles de funcionalidad mimetizada y encarnada en cada sujeto educativo, los logros de esta lucha son un trabajo de la educación política de masas que está permanentemente construyéndose, no sólo en México sino como tendencia en América Latina y en horizontes más amplios de la lucha proletaria, en donde la clase obrera definirá la rítmica y cadencia revolucionaria al socialismo-comunismo internacionales de acuerdo a las leyes científicas que aporta el materialismo histórico dialéctico.
Esta teoría se puede apreciar en el proceso de aprehendizaje desde la Pedagogía Crítica, que habla de la división forzada por el proceso capitalista de industrialización, entre el campo y la ciudad, las implicaciones de la separación del trabajo manual y del intelectual, en la desarticulación de la docencia y de la investigación, así como de la acumulación y centralización del capital a costa de la explotación del trabajo esclavo, servil y proletario; resignificado como proceso educativo desde una visión de totalidad concreta política inescindible, para potenciar programas educativos teniendo consciencia de la clase social de pertenencia y de las contradicciones que es necesario enfrentar y superar en el proceso de humanización, es decir de liberación de los roles del individualismo egoísta de superioridad e imaginarios aristócratas, porque nadie nació para padecer hambre, ignorancia ni engaño, sino para desarrollar integralmente todas las capacidades intelectuales, físicas y morales, como lo expone la Teoría Pedagógica universal objetiva, y también la nacional en la praxis revolucionaria concreta.
Con esta necesidad de clase, se sostiene en las tesis marxistas, la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología divina de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o lo que es lo mismo la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.
En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”
Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.
Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.
Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.
Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.
En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.
Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE, sustentado en la calidad humana concreta, es decir política; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS, ya que es una categoría que se va acuñando a través del tiempo en las relaciones de poder político del sujeto histórico en sí, de sí y para sí, como una socioepistemología (Cantoral) para defenderse de todo aquello que lo somete, como un individualcolectivo (Cantón).
Sólo falta una educación de masas que potencie el sentido político del ser humano en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación.
Por tanto para enfrentar al sistema de explotación, es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:
a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.
b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.
c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.
Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeño burgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contra hegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México como se derivó de la lucha revolucionaria de 1910 a 1917, por eso hoy requerimos de una nueva constituyente.
Dichas relaciones del comportamiento discriminatorio y de exclusión que impone el ejemplo a través del aprehendizaje del régimen de explotación capitalista, cada día son mayormente deshumanizadas en sus prácticas que se reproducen socialmente, por la condición de vida que genera la hegemonía dominante de cada época hasta llegar al momento vigente en el trabajo tercerizado; así son gestadas y desarrolladas tales luchas en las relaciones de producción esclavistas, feudales, capitalistas e imperialistas de hoy, no como una historicidad lineal o esquematizada, sino entendiendo este devenir de poderío del abuso de poder de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN dialécticamente; pero el pensamiento y el conocimiento consciente, sobre las condiciones materiales de vida de la clase proletaria, no las puede tal clase -aún explicar conceptualmente-, pero sí lo sufre permanentemente en la reproducción de roles enajenantes y sin sentido.
De manera que en la historicidad de estos conocimientos de la praxis revolucionaria, hoy es posible resignificar en el ámbito de la Pedagogía Crítica, la fase superior y ULTIMA del desarrollo capitalista, de acuerdo a la teoría científica de Vladimir Ilich Lenin, lo cual se tendrá que ir popularizando en el ambiente proletario de la educación de masas, no sólo como curiosidad, duda e intuición desde su clase de pertenencia, sino como pruebas de la FUERZA de la razón proletaria en la lucha misma de clases que se agita permanente y aceleradamente en la autodefensa y la resistencia, aunque aún sea por demandas económicas y no abiertamente políticas de unidad para un cambio del modo de producción social; porque en este proceso educativo político, no encuentran -aún cómo organizarse- en la lucha de masas generalizada, por lo que se considera en el movimiento social en México desde el Diálogo Nacional como uno de los espacios de lucha, que se está en una etapa de acumulación de fuerzas, preparando la unidad en un Frente único y en una Central sindical revolucionaria, a través del paro político general y la huelga nacional contra el sistema de explotación capitalista, fundamentados en la teoría práctica que supera a los roles de funcionalidad mimetizada y encarnada en cada sujeto educativo, los logros de esta lucha son un trabajo de la educación política de masas que está permanentemente construyéndose, no sólo en México sino como tendencia en América Latina y en horizontes más amplios de la lucha proletaria, en donde la clase obrera definirá la rítmica y cadencia revolucionaria al socialismo-comunismo internacionales de acuerdo a las leyes científicas que aporta el materialismo histórico dialéctico.
Esta teoría se puede apreciar en el proceso de aprehendizaje desde la Pedagogía Crítica, que habla de la división forzada por el proceso capitalista de industrialización, entre el campo y la ciudad, las implicaciones de la separación del trabajo manual y del intelectual, en la desarticulación de la docencia y de la investigación, así como de la acumulación y centralización del capital a costa de la explotación del trabajo esclavo, servil y proletario; resignificado como proceso educativo desde una visión de totalidad concreta política inescindible, para potenciar programas educativos teniendo consciencia de la clase social de pertenencia y de las contradicciones que es necesario enfrentar y superar en el proceso de humanización, es decir de liberación de los roles del individualismo egoísta de superioridad e imaginarios aristócratas, porque nadie nació para padecer hambre, ignorancia ni engaño, sino para desarrollar integralmente todas las capacidades intelectuales, físicas y morales, como lo expone la Teoría Pedagógica universal objetiva, y también la nacional en la praxis revolucionaria concreta.
Con esta necesidad de clase, se sostiene en las tesis marxistas, la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología divina de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o lo que es lo mismo la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.
En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”
Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.
Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.
Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.
Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.
En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.
Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE, sustentado en la calidad humana concreta, es decir política; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS, ya que es una categoría que se va acuñando a través del tiempo en las relaciones de poder político del sujeto histórico en sí, de sí y para sí, como una socioepistemología (Cantoral) para defenderse de todo aquello que lo somete, como un individualcolectivo (Cantón).
Sólo falta una educación de masas que potencie el sentido político del ser humano en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación.
Por tanto para enfrentar al sistema de explotación, es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:
a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.
b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.
c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.
Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeño burgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contra hegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México como se derivó de la lucha revolucionaria de 1910 a 1917, por eso hoy requerimos de una nueva constituyente.
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