Thursday, July 9, 2009

DERECHOS HUMANOS DEL PROLETARIADO

La necesidad de expresión política, o lo que es lo mismo de defensa de los derechos humanos de la clase proletaria, se sostiene en las tesis marxistas, a través de la siguiente denuncia: detrás de toda imagen divina realmente, se oculta, la protección hegemónica de la propiedad privada de medios de producción en un sinfín de formas matizadas y transmitidas en símbolos e imágenes culturales de la clase dominante desde una figura abstracta e infinita del universo, en donde las explicaciones a falta de racionalidad sensible, terminan en la ideología enajenada de la cultura burguesa dogmática, con un valor “sagrado en el poder político” que esconde su esencia cultural de crimen y VIOLENCIA radical, o en analogía la ideología burguesa enajenante o alienante de las capas aristocratizadas en el sistema de la defensa de ROLES impuesto por el privilegio, que otorgan las canonjías de poder institucional o parlamentario, con ello se ayuda a reproducir y ayudan a mantener disimuladamente a través de los roles, sin ser explícitos, es decir CONSCIENTES por el sujeto educativo en ese mosaico multicultural burgués, de acuerdo con la lógica de explotación entre el amo y el esclavo, en un COMPORTAMIENTO ALIENADO, o ABIERTAMENTE ENAJENADO que introyecta hegemónicamente la cultura religiosa, teórica, empírica y artística de la ideología dominante.

En este sentido “la teoría leninista, que indica el camino para que la revolución triunfe en todas partes, pone al descubierto la falsedad de las teorías contrarrevolucionarias revisionistas de la transición pacífica al socialismo, a través de la vía parlamentaria, sin destruir el aparato estatal burgués, sino, incluso, según ellos, utilizándolo para realizar transformaciones socialistas pacíficas, sin tener necesidad de la dirección del proletariado y de su partido de vanguardia, ni tampoco de la dictadura del proletariado.”

Así es posible mencionar contradicciones visibles, que provoca realmente la relación desigual entre el capital y el trabajo en el despliegue de su historicidad, como son las contradicciones de género o de raza, este comportamiento se está viendo transformado, en su tamiz indígena; o en las pugnas interétnicas o en la lucha por tierras, por plazas entre los maestr@s, por las “cuotas de recuperación” en el pago de colegiaturas universitarias o de diversos programas de estudio, por problemas religiosos o del charrismo sindical en México, dados estos comportamientos como ejemplos cotidianos, que tendrán que superarse con programas educativos políticos para el presente siglo, en la necesidad de UNIR a la clase proletaria, con base en valores ético-morales fundados en otra sensibilidad racional socialista que engendre principios de comunalidad.

Es necesario referir también, que en la existencia real del despliegue de explotación en la historicidad humana a través de sus roles superfluos de comportamiento social, lo que generan todas estas contradicciones secundarias de la lucha de clases, radica en la contradicción de clase fundamental, entre el capital y el trabajo; y así seguirá siendo hasta que el sujeto histórico PUEDA superarse por medio de la UNIDAD con un solo punto en común, avanzar en un proyecto contrahegemónico al capital. Porque lo que realmente provoca y reproduce la violencia y el conflicto, sustentados en la envidia, en la rapiña y en el egoísmo, se impone a través de programas del imperialismo como son el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el Plan Puebla Panamá (PPP), también denominado por la cultura empresarial hoy día, Proyecto Mesoamericano, apoyado por la militarización represiva que se despliega para México con la denominada Iniciativa Mérida, encargados estos aparatos capitalistas de Estado, de la explotación y de la represión, para desplegar todo un cordón de empresas maquiladoras, y así contratar al trabajador en condición de nuevo esclavo moderno al servicio del imperio empresarial de la oligarquía financiera usurera y avara; y es a partir de estas iniciativas de la burguesía y de dicha oligarquía financiera, que se explican las reformas estructurales como la nueva Ley del ISSSTE, la Ley Federal del Trabajo, la Ley de reformas educativas a todo el sistema nacional, entre otras más, en el contexto de la lucha de clases; las cuales se van mistificando en calidad de ROLES naturalizados y “encabezados” por un mecías, un líder sindical charro, un guía religioso o un caudillo parlamentario, que haga en el imaginario simbólico del sujeto educativo, todo lo que “yo” no puedo hacer solito, como si fuera hecho por una barita mágica; porque en la sobrevivencia individualista de los roles funcionalizados, ni siquiera se reconoce la existencia de la lucha de clases en México y menos la organización política de la clase trabajadora y progresista, convirtiéndose el sujeto histórico en sí y de sí en un simple alebrije a imagen y semejanza de su “inmediato superior” en las relaciones abusivas de jerarquía de poder prepotentes, que encubre la “buena educación en modales del doble discurso cómodo y alienado al sistema de explotación, cumpliendo muy bien su rol funcionalista desde las necesidades de la estructura de la empresa capitalista”.

Así se ve que, en este lugar de historicidad social del imperialismo de libre competencia desde la POLÍTICA COLONIAL, más innovadora y a la vez tradicional con el Tratado de Libre Comercio (TLC) de fines y principios del nuevo siglo XXI en su formación intencionada de roles, realmente el imperio estadounidense domina el aprehendizaje de México en interdependencias en acumulación imperialista concreta, como un proyecto hegemónico en todos sus niveles educativos e imposición de la cultura burguesa: desde el ala religiosa de la ultraderecha, los cuales pueden diferenciarse por sus matices familiares y de parentesco, por sus creencias religiosos, por sus formas de organización política y parlamentaria, por sus gustos artísticos y escolares, por sus valores ético-morales, por sus tradiciones y costumbres, y principalmente por la ganancia que reciben en el proceso de mercantilización de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN, como son por ejemplo, los medios de comunicación de masas ‘privatizados’.

Precisando entonces se puede valorar los rasgos de la cultura burguesa, en el sentido de cómo la lucha de clases es un proceso entre naciones del imperio, y entre su burguesía y clase proletaria, es decir entre poseedores y desposeídos de medios de producción, ese es el principal ROL NATURALIZADO desde las entrañas de la dialéctica entre el amo y el esclavo, que avanza en la estructura mental de los intelectuales académicos, magisteriales, sindicales o de igual modo empresariales. Resaltando la lógica de que el gobierno calderonista está vendiendo a México y al pueblo trabajador en relación con la política estatal de Estados Unidos, como si fuera “su” negocio particular, al servicio del amo, y a espaldas de todos sus esclavos sometidos, a saber, el pueblo mexicano.

En el contexto histórico de los simples roles entre la cultura dominante y la cultura sometida, se puede apreciar cómo se sigue exacerbando en esta nueva fase de desarrollo productivo, la tendencia a la dominación de la PROPIEDAD PRIVADA DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN -que no es más que la acumulación de trabajo- en el contexto de decadencia en su última fase de vida capitalista; la tarea político pedagógica en la abierta y decidida lucha de clases, es enfrentar y acelerar esa muerte, para desarrollar las condiciones económico-políticas y socioculturales en la construcción social de la revolución socialista con principios y valores políticos bien definidos entre los sujetos históricos, ahí organizados en proyectos de clase, así como los no organizados políticamente también, en sus referentes subjetivas y objetivas del sujeto educativo.

Porque EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS a favor de la libertad y de la felicidad -que es para lo que nació el sujeto histórico-educativo-creativo, todo este despliegue de la historicidad de “su época (su espacio y su tiempo que ocupa su cuerpo), tiene un CARÁCTER POLÍTICO DE CLASE que no es reconocido por la cultura burguesa; pues está sustentado en la calidad humana concreta, es decir política en la defensa de las condiciones de vida y de trabajo en la transformación de la naturaleza en cultura humanizada; que implica la unidad con la clase trabajadora en un Frente Único en contra del régimen de explotación, así lo propone como consigna el movimiento social en México, aunque aún faltan construirse tales condiciones subjetivas que lo posibiliten en la educación político-pedagógica, porque POLÍTICOS SON TODOS LOS SUJETOS EDUCATIVOS desde sus primeros años de infancia, aunque ideológicamente la hegemonía en el poder la nombre como "la clase política", para referirse exclusivamente al grupo parlamentario del capital o a quienes deciden y gobiernan la economía en el contexto del imperialismo en México; por tales razones sólo falta una educación de masas que lo potencie en la teoría activa del proceso de la lucha de clases, o de humanización, para el presente siglo XXI y lo haga explícito en la resignificación de contenidos educativos; en donde la única reconciliación entre burguesía y proletariado, consiste en la socialización de la propiedad privada de medios de producción y en que todo ser humano trabaje con un sentido colectivo y de comunalidad, para ello es necesario construir nuevos principios y leyes desde la base trabajadora, definidas éstas en Asambleas participativas que se van aprehendiendo en el ejercicio de hacerlo, lo que exige un trabajo sostenido a largo plazo, no es con base a roles funcionarizados en el individualismo institucional, que se logra de una vez y para siempre desde el imaginario simbólico del sujeto alienado al sistema de explotación; sino que es necesario romper las inercias, las desconfianzas, el aislamiento y el mimetismo enajenante de los ROLES superfluos de comportamiento funcionarizado, e inculcado en la cultura de acumulación y centralización de capital institucional a espaldas de la clase proletaria, lo cual sucede por falta de identidad revolucionaria, compartiendo experiencias y conocimientos en las convocatorias y en los debates permanentes y sostenidos entre posturas, corrientes y fracciones diferenciadas de la clase trabajadora, susceptibles de malos entendidos en sí, de sí al para sí, en donde no existen los “absolutos, ni el comportamiento cerrado entre los iguales de la misma clase proletaria”. En este sentido “la teoría de la organización comienza a reclamarnos otros esfuerzos:

a) En primer lugar el de la superación de la tendencia monográfica sobre la lucha de clases en el país, que termina en generalizaciones demasiado simples, la incomprensión del conjunto de problemas en su interior y su conjunción.

b) También se busca superar la forma tradicional de abstracción propensa a acomodar salidas por anticipo antes que reconocer las problemáticas.

c) Un caso más está en el error de ciertas teorizaciones sin metodología, enfocadas a cuestionar al régimen lográndolo en buena medida, pero menospreciando la cuestión orgánica de masas como base de su educación y combate, elemento nodal de las tareas revolucionarias o democráticas que ya son terreno común” . Se tiene que reconstituir por tanto, la nobleza de la cultura proletaria, en una política integral humanizada, aprovechando el esfuerzo de su producción histórica: tecnología, informática, cibernética, ciencia, arte y humanismo, que es trabajo acumulado de la clase trabajadora históricamente, es decir hoy nombrada proletaria, en un proceso educativo de masas amplio.

Por ello, la defensa de los derechos humanos, o asunción POLÍTICA PROLETARIA, tiende a impulsarse con NUEVAS CONSTITUCIONES, como está sucediendo en Sudamérica, es una tendencia posible, para alcanzar la libertad del ser humano explotado, pero no sólo con el doble discurso pequeñoburgués de la socialdemocracia, sino como lo propone la pedagogía a resignificarse en Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Freire, Mc’Laren o Giroux, entre otros muchos más teóricos marxistas militantes revolucionarios; es decir, la crítica de estas teorías se ha dejado de lado en el proceso de formación de valores políticos, y así esta relación de explotación injusta, no ha sido explicada de forma ordenada y rigurosa, como algo generalizado en la organización contrahegemónica de masas, en el proceso de aprehendizaje por medio del ejemplo, como lo promueve el espíritu y la defensa del artículo 3º. Constitucional en México.

Desde dicho contexto histórico en sí y de sí de la educación pública y gratuita que refiere el artículo 3º. constitucional en México con calidad solamente existencial, se valora que ya no significa en sí nada en el contexto de la lucha de clases y la defensa de los derechos humanos fundamentales; lo importante a tomar en cuenta es que el impulso de nuevas constituciones, no es trascendente, si no está ahí el movimiento social organizado políticamente, impulsando las definiciones del presente-pasado por venir; porque hoy la Constitución de 1917, ya es letra muerta en la hegemonía del poder burgués fundado ya nada más en roles de culpa y de castigo REFORMISTAS y convencionales; en ese comportamiento que es sumamente violento en la historicidad de la sociedad mexicana, dicha realidad social es el escenario político más expresivo de la lucha de clases y de los roles funcionales que están insertos en la reproducción de la cultura burguesa enajenante, que enfrentan las posiciones políticas del proletariado organizado, que no se tratan como reinterpretaciones explícitas, y no soterradas ideológicamente por la ideología burguesa.

Por tanto, en la representación de roles, se ha comprendido a la política, exclusivamente en el abuso de poder político del modelo hegemónico: “En todas las relaciones de la vida encontraréis esta misteriosa armonía. ¿Cree la ciencia de los antiguos en la desigualdad humana? Pues la política engendrará la esclavitud, y la esclavitud, que es un gran error social, engendrará el menosprecio del trabajo, un gran error económico”.

No comments:

Post a Comment