Monday, May 3, 2021

La cultura, como alimento en los procesos educativos contrahegemónicos pospandemia.

 

MARZO 2021.

 

La cultura, como alimento en los procesos educativos contrahegemónicos pospandemia.

 

Sandra Cantoral.

 

Con este entramado categorial, se pretende vislumbrar sólo algunas implicaciones presentes desde una teoría de los sentimientos, a través del campo de la sociología, rescatando su fundamento filosófico humanista para adentrarse al terreno de la educación humanitaria, esa que tiene como principio la DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE TODO LO PRODUCIDO, entre los pobladores del mundo pospandemia, la propuesta es pasar por foros  con base en saberes de orden pedagógico-político para incidir en el terreno de la educación y, así PODER TRANSFORMAR-PROBLEMATIZAR el comportamiento social de la sensibilidad psíquico-afectiva cotidiana, que se encuentra en el sentido común para comprender el sentido de la DENUNCIA, que alumbra posibles devenires humanitarios.

De manera que el vínculo que ha dado sentido histórico al contenido de estos saberes en la teoría pedagógica, es  ante todo la cultura entreverando múltiples contextos, principalmente los populares, que en ocasiones sobreviven sin voz, por ser èstos acallados, quienes despiertan la vivencia profunda de la existencia del ser, para luchar conscientemente el debate sobre la igualdad de derechos de la persona humana pospandemia, en sus partes mas simples y matizadas de sus sentidos, en cuanto a su calidad y dignidad humanitaria, por eso es necesario sistematizar con rigor los conceptos y categorías en la construcción de nuevos imaginarios simbólicos y mundos posibles de vida; pues la cultura refiere a las diversas expresiones para sostenerse vivo a través de la propia valoración de pertenencia, que se conforma por lo que se acostumbra conservar en sus tradiciones, producción, que es valorada en términos ético-morales -Gramsci-, haciéndose una tradición muy íntima  que puede ser o no compartida, cuidada, correspondida o definitivamente negada y no reconocida en estas distintas pertenencias del sujeto como clase social constituida históricamente en los procesos de trabajo, producción y equidad en la distribución de recursos humanos por medio de diálogos educativos pospandemia, cuestionando todo tipo de vida agresiva, destructiva, torturadora y violenta.

 

Desde esta concepción de EQUIDAD HUMANITARIA coherente, se define a la cultura contextuada también, desde esos valores ético-morales de las personas humanas, al dar respuestas posibles por el reconocimiento de lo compartido solidariamente, e impulsado por el interés sin ataduras, sino justo como un libre albedrío de voluntad positiva-negativa trascendente; en este sentido se tendría que valorar cómo y qué naciones-mundo fueron solidarios y quiénes continuaron con su política belicista hegemónica, es decir, con un valor cultural, que no sabe respetar ni distinguir lo que implica lo sagrado.

Conocer en este análisis y valoración pospandemia, qué es lo que encierra sentimientos complejos de injusticia, complicidad, complacencia, agradecimiento,  degradación,  lástima, egoísmo, temor, envidia, violencia constructiva y destructiva, tristeza, engaño, alegría, compasión, utilización etc., que se representan como figuras de pensamiento (en relaciones intersubjetivas del proceso de enseñanza–aprendizaje,  en la búsqueda de completud del sujeto, a través de los principales valores humanos, hasta ahora reconocidos:  templanza, prudencia, justicia, fortaleza, dignidad, respeto solidaridad, democracia, equidad, surgiendo otros valores humanitarios más, de acuerdo a las necesidades socio-culturales recíprocas); los hilos de la cultura hablan, por tanto, de lo que los sujetos producen, cómo lo hacen, con qué sentido, para qué y para quién lo hacen, al expresarse   como seres humanos e inhumanos también en estos momentos de desesperación y desesperanza de la pandemia; constituyéndose así los seres humanos, diría -Valentina Cantón- en sujetos históricos[1].

En este sentido la pedagogía humanista, resulta ser una disciplina de conocimiento que enfatiza en la enseñanza y el aprehendizaje, porque se comprende como un proceso de transmisión de intersubjetividades[2] que se generan a través de las épocas, como ésta de la pandemia, de acuerdo a lo que se produce en comunidad y en lo particular, con base a las edades de las épocas del sujeto histórico, en donde unos y otros aprenden a convivir en un lenguaje común, para mostrar-se y servir-se, ante los demás, en un contexto de pertenencias, reconocimientos, respetos, deseos y necesidades, tanto materiales como espirituales, que los va haciendo semejantes y a la vez diversos y, por ello pueden congeniar por ser diferentes, desde su saber hacer, su participación en despliegues de emancipación comunal, social, cultural, política, económica o existencial.

La pregunta abierta es, ¿En donde se decide nuestra libertad?: ¿Qué se siente cada uno, y qué lo identifica como ser humano para servir en las necesidades sociales de su época? Pues la identidad refiere tener que elegir ¿Quién soy yo? y ¿Qué hago de mi vida?, lo cual está inserto en un doble contexto de arquetipos en el Mundo de la Vida (Habermas) y del sistema social (Bourdieu) en donde “La educación conforme a valores resulta entonces del entramado de procesos complejos e interdependientes  denominados: socialización, enculturación, cultivo y formación”[3].

Pensando en que la identidad para Hegel significa aquello “que se es y de que se tiene consciencia, con aquello que se expresa y se muestra ante otros”[4]; por ello es que las crisis de diversos órdenes, en las problemáticas existenciales o de los sentimientos, por ejemplo, no se registraban en el antiguo régimen como problemas pedagógicos o sociales, puesto que ni siquiera existía un registro ni consciencia social de su vida material, y así pasaba desapercibido y se representaba en la mentalidad del sujeto como algo inexistente, desconocido, inexplicable, misterioso y oculto, frenando la capacidad de poder político en las organizaciones críticas par la emancipación social; y en ese desconocimiento nadie se asumía como responsable, sino que la naturaleza se imponìa per se, sin cimbrar los filones de la cultura en una consciencia activa de transformaciòn humanitaria, pues ese alimento socio-cultural no existìa asì.

Por ello  Marx y  sus seguidores en ese filón marxista, en distintas épocas a partir de mediados del siglo XIX, han denunciado cómo las instituciones de la religión, el terror y la guerra que entraña la lógica de propiedad privada, ha suscitado crueldad, angustia y muerte, encubriéndose este comportamiento como algo natural y actualmente justificado en la misma lógica de relaciones de poder por la racionalidad instrumental hegemónica de occidente, en el contexto de autorreconocimiento del sujeto histórico, que se despliega como persona, grupo social, un pueblo, los ciudadanos con derechos y obligaciones constitucionales, así como a través del Estado, gobierno y nación de una época en permanente transformación cualitativa por sus capacidades de sensibilidad racional acuñada en el horizonte de valores, virtudes y sabidurías, que al caminar pueden sembrar comunidad de formas intencionada, como sucede hoy en este panorama de pandemia. 

La autenticidad e intensidad  en el proceso de identificación y de autorreconocimiento del sujeto histórico humanizándose unos en otros culturalmente, es algo que lo compromete en circunstancias de vida concretas a través de las épocas y de las grandes civilizaciones, aceptando la biografía que identifica a cada uno como algo naturalizado o cultivado, a pesar de  ser tan distintos los seres humanos y los filones culturales  en sus  ejercicios de autocrítica, de trabajo y de necesidades de acompañamiento; pues el reconocimiento de la vida cotidiana trata sobre las relaciones de trabajo, descanso, recreación, ocio, sexualidad, afectividad y sueño, para  retar el vacío, la locura y la ausencia entre sexos, razas, religiones, territorios (local, regional en barrios, colonias, pueblos, instituciones, generaciones  o naciones),  etnias,  clases, como lugar social  de habitus -refiere Bourdieu en tèrminos de cultura-, por ser la búsqueda de una definición por reacción, reformulación, etc. en la reproducción social[5]  e integridad moral del sujeto histórico social en su sensibilidad general, como sentido de los sentidos, es decir, la conciencia de cualesquiera de los sentires en una naturaleza común como un acuerdo universal, que puede abarcar el consenso en un momento dado y, que implican las posturas valorativas hegemónicas en las relaciones de producción y de poder ahí desarrolladas, que han sido implantadas en distintos espacios y tiempos, a través de los procesos de exterminio y colonización; por lo que, con base en esta experiencia, se han desarrollado posturas autónomas conscientes,  que exigen respeto a la dignidad de una vida buena para la persona, el ciudadano,  la  comunidad,  etc.; es decir,  en reconocimiento al salario y al trabajo humanizados, como lucha posible en el contexto de la modernidad, distinguiendo la autenticidad de las relaciones psíquico-afectivas en los procesos de formación de sujetos, para poder lograr con libre autodeterminación en la defensa de aquello que es sagrado, porque se ha luchado, soñado y valorado como algo único e inigualable; en las relaciones que entrañan sentimientos de claridad, sencillez y precisión en la indagación que cada uno hace de sí mismo al verse en la mirada del otro Yo y del otro en mí, como conocimiento humano o sustancia de contenido en el principio de eticidad[6], que es el fundamento de la identidad social en el ejercicio del poder político para emancipar o para sojuzgar.

Por eso la teoría exige dar una rendición de cuentas necesaria de un poder ante otro, tal y como esto acontece, que refleja una metodología dialéctica; ya que la esencia de todo saber pedagógico es el poder democrático que se va gestando, desarrollando y transformando en un largo proceso de humanización dialógico entre iguales, por ser tan diferentes, creando contextos de seguridad y respeto recíproco, como poderes reales de creación, destrucción y deconstrucción, que van desde lo más radical hasta lo indiferente;  lo  que enfrenta al sujeto a su propia contradicción y negación desgarradora, al vivir  atado a su naturaleza cultural que él evade permanentemente, en la  resistencia, sobrevivencia o perversión de su ser en las relaciones de competencia y de poder; engendrada  en la lógica de la ganancia por sobre el derecho a la vida, que impone la lògica de acumulaciòn de capital a costa del trabajo explotado,  no reconocido, ni por el propio ser de explotaciòn.

Estas formaciones se entreveran y confunden en situación fenomenológica al interior de las contradicciones fundamentales  entre trabajo y capital, a partir de sus dos clases fundamentales la burguesía y el proletariado, que hoy en día se nos diversifican en matices cada vez más complejos y visibles en el mundo de la mercancía, ahí nos vemos como la prole, el pueblo trabajador, el migrante, el indígena, vendedor ambulante, etc., etc., en el sentido de la libertad y la libre determinación;  referida esta contradicción por Erich Fromm, en Marx y su concepto de hombre, en cuanto a la propiedad privada y el comunismo.

Al respecto Lenin, pensaba que “la libertad no reside en la soñada independencia ante las leyes naturales, sino en el conocimiento de estas leyes y en la posibilidad, basada en dicho conocimiento, de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados. Y esto rige no sólo con las leyes de la naturaleza exterior, sino también con las que presiden la existencia corporal y espiritual del hombre: dos clases de leyes que podremos separar a lo sumo en nuestra representación, pero no en la realidad. El libre albedrío no es, por tanto, según esto, otra cosa que la capacidad de decidir con conocimiento de causa. Así, pues, cuanto más libre sea el juicio de una persona con respeto a un determinado problema, tanto más señalado será el carácter de necesidad que determine el contenido de ese juicio... La libertad consiste, pues, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza exterior, basada en el conocimiento de la necesidad natural[7] para poder valorar y comprender el largo proceso de transformación humana en el autorreconocimiento del sujeto a través de una formación cultural sensible.

Ya que los pequeños cambios ante las grandes crisis, se fundamentan en el interés nuevo del sujeto por la educación, al hacerse consciente éste de que es a la vez  producto y productor de su cultura,  lo cual se puede asumir como una intención activadora en las relaciones de poder político, económico, cultural, militar, ideológico, moral, existencial, sensible/racional y social, para emanciparse-nos a través de la figura de autonomía, o para dominar, explotar y paralizar las consciencias críticas y la sensibilidad humana por ser peligrosas para el sujeto burgués, lo cual se sostiene en un proceso de formación  consciente del sujeto de trabajo a través de las épocas, cuando ello se ha cultivado. Estas relaciones se entienden como una totalidad inescindible, que sólo puede separarse en sus partes más simples para fines metodológicos, para ir resignificando los procesos de deshumanización, es decir de explotación.

En este sentido el proceso de formación del sujeto da cuenta  del grado de consciencia, a través del conocimiento, la experiencia y la intuición del sujeto educativo, QUE APARECE  como persona con un proyecto, individuo, grupo social, pueblo, clase social, nación o el planeta entero al ser conscientes del derecho social o lo que es igual en la capacidad de ejercer el poder político de emancipación, asumiéndose como sujeto histórico desde su cosmovisiòn milenaria, a través de su sentido común y teórico-filosófico, desde la experiencia asumida y compartida; así como de su percepción intuitiva que alcanza a desplegar, al percibir su  historicidad -así lo menciona Heidegger en el proceso de constitución consciente del sujeto resignificando a Hegel; es decir, como concepto ontológico, que es la esencia del ser- en la estructura del sujeto particular y universal  que se desenvuelve en su función moral y espiritual, siendo el rasgo necesario para construir la historia a través de la educación, la filosofía, la religión, la política, las profesiones, las artes, la literatura, la ciencia y la técnica,  como con la vida ética[8], al sentirse un sujeto concreto integrado en el otro en procesos de producción, resolviendo las contradicciones existentes en algo posible de realizarse, abierto y plural, para  no excluir, no matar y no herir con el lenguaje facial de modo automático, que es la parte dominante del sujeto, en donde casi ya no se distingue la alegría, el enojo, la tristeza, el sufrimiento, el disgusto o la sorpresa. Porque bien dice Amin Maalouf que ¡La mirada del otro te puede destruir o liberar![9] como seres extraviados en su posibilidad cultural.

Por lo tanto   una teoría de la sensibilidad humana en el proceso de autorreconocimiento del sujeto histórico, exige la emancipación social e individual en el campo de la pedagogía, destacando la tesis del  ser existenciario que desarrolla Martín Heidegger, el cual está referido a dos momentos: 1) En donde el sujeto no tiene una auténtica autonomía, por lo que se enfrenta a estar en el mundo sin posición de los objetos que están dentro del espacio, por supuesto ello es relativo a cada historicidad contextuada en términos dialógicos, en donde la comunidad política nos hace preguntar ¿Qué relación existe de las conciencias humanas con sus evoluciones antropomórficas?:

Podemos notar que es una pregunta filogenética y de las evoluciones de las especies pluriculturales; porque desde antes de la conquista al Anáhuac, alrededor de 1521, con la llegada de los expañoles a América, se vio cómo el desarrollo cognitivo, se pasó cual si fuesen infantes los indígenas, al no distinguirse con precisión, ni indígenas, ni españoles, pensando en la gran diferencia entre los seres humanos, la naturaleza y las cosas, parecido a hoy; ello de acuerdo a nuestros actos, por medio de nuestras representaciones sobre la vida-muerte, en esta comunidad poco dialógica hasta hoy en día, es decir, poco politizada, en estos tiempos de la pandemia.

El otro momento es la existencia como comprensión del existir a través del habla, aún del propio ser anónimo, que resulta inauténtico pero finalmente es real en el mundo de la gratitud e ingratitud en el respeto multicultural; pues si  el sujeto  no se reconoce a sí mismo, es porque no alcanza a verse en el otro que lo refleja como si fuera él mismo en la lucha de clases y en sus formas de lucha, en donde el centro articulador puede ser el deseo del autorreconocimiento  en su otredad como posibilidad emancipadora.

Así el hoy del ser humano, puede o no, expresar este reconocimiento a través de  su cuerpo, en esperanza,  angustia,  incertidumbre, costumbre, vergüenza o  franca comunicación, que oscila entre las relaciones de poder animal y capacidades humanas desarrolladas, lo cual sigue en una permanente necesidad de demanda, denuncia y construcción ético-moral en los espacios vitales, como certidumbres posibles, desde el principio de libertad -de las teorías críticas-, que definen el autorreconocimiento  y la identidad del sujeto en el devenir de explotación capitalista, entendido este proceso como una totalidad, en la cual contextuamos el sentido de la cultura, que se impone contra-hegemónica, porque hoy sigue dando la batalla con criterios de vida-muerte, pero mayormente humanitaria, entre las comunidades florecientes en permanente transformación, porque se oponen cada vez más al despilfarro mercantil del sistema capitalista de explotación en nombre de dios y de la democracia, en un proyecto educativo humanista de futuro: ”de cada cual según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades” -Marx-.



[1] Valentina Cantón se refiere a la “concepción del sujeto como sujeto descentrado, renunciante al ser y por tanto desposeído de certeza, comodidades y verdades, un sujeto en permanente búsqueda y movimiento, que son, al mismo tiempo, los productos y motores de su extrañamiento sobre sí y sobre las cosas que conoce; extrañamiento que le conduce a la necesidad, al reconocimiento de aquello que le falta, palabras como ¡incluso ‘interés’!, para después ser consecuentes con ellas en su acción”. Cfr. 1+1+1 no es igual a 3. Una propuesta de formación de docentes a partir del reconocimiento del particular. op. cit. P. 140.

[2] En general el Subjetivismo se refiere a “...la reducción de toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender, sin posibilidad alguna de validez intersubjetiva universal y necesaria (contrario: objetivismo). Cf. <relativismo> Solipsismo. En particular la concepción del <idealismo psicológico trascendental y del absoluto, los cuales hacen radicar en el sujeto dado hecho relativo a la verdad y al conocimiento, pero no en la individualidad singular empírica, sino en la estructura de esa subjetividad como trascendental o como un momento de la manifestación del absoluto supraindividual”. Müller, Max y Alois Halder. Breve diccionario de filosofía. Tr. Alenadro Esteban Lator Ros. Editorial Herder, Barcelona 1986, 2021. P. 411. De manera que la subjetividad, es el punto evanescente en donde se es, pero en donde nunca se es el mismo. El proceso de subjetivación, se refiere al hecho de asumir desde sí mismo, algo como el acto en sí.

El ser se transforma en “subjectum”, porque entra al mundo de la intersubjetividad de la existencia del ser, que está sujetado por su consciencia a un proceso de emancipación y de enajenación, en un devenir de subjetivación-objetiva por medio de la socialización, es decir de la experiencia de vida/muerte de su producción social e individual.

[3] Vid. Yurén Ma. Teresa. Eticidad, valores sociales y educación. Ed. UPN, Colección Textos No. 1, México 1995. 2021. P. 256.

[4] Cfr. F.W. Hegel. Propedéutica Filosófica (Teoría del derecho, de la moral y de la religión (1810). Ed. UNAM,  México 1984. 2021. P. 72.

[5] Vid. Pierre Bourdieu y la Teoría del Mundo Social. Ed. Siglo XXI, México 2002.2021. P. 44.

[6] Cfr. Hegel, distingue la eticidad de la moralidad; la moralidad es la voluntad subjetiva, o sea individual o privada del bien, la eticidad es la realización del bien mismo en realidades históricas o institucionales, que son la familia, la sociedad civil y el Estado, la eticidad, dice Hegel, ‘es el concepto de libertad, convertido en mundo existente y naturaleza de la conciencia de sí’. Filosofía del derecho. Buenos Aires 1921.2021. Claridad 1937. P. 142.

[7] Cfr. V.I. Lenin. Materialismo y Empiriocriticismo. Ed. en Lenguas Extranjeras, Pekín, China 1975. P. 238. El subrayado es nuestro.

[8] Vid. Charles Taylor. El multiculturalismo y ‘la política del reconocimiento’. Ed. F.C.E., México 1993.2021. P. 10.

[9] Vid. Amin Maalouf. Identidades asesinas. Alianza Editorial, 2001. 2021. P. 43.

Sunday, May 2, 2021

PLAYA GIRÓN 60 años después.

 Playa Girón, 60 años después.

Carlos Figueroa Ibarra.
Entre el 16 y 19 de abril recién pasados se celebró el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba en el cual se dio un acontecimiento histórico. El general Raúl Castro Ruz concluyó su proceso de retiro de las actividades dirigenciales al renunciar al cargo de Primer Secretario del PCC. Concluyó así el relevo que había comenzado en 2018 cuando presentó su renuncia al cargo de Presidente del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba. El retiro y el relevo depositado en Miguel Díaz Canel concluye un largo proceso de transición gradual que habría comenzado desde 2006 cuando el comandante Fidel Castro Ruz renunció a sus cargos por su enfermedad. Con Raúl se van también otros dirigentes históricos como el Segundo Secretario del PCC José Ramón Machado Ventura y el Comandante Ramiro Valdés.
Con ellos sale de la escena política de primer plano la llamada “Generación del Centenario”, llamada así por el aniversario de nacimiento de José Martí en 1853. Dicha generación estuvo constituida por lo/as jóvenes que impulsaron el asalto al Cuartel Moncada, organizaron al Movimiento 26 de Julio y al Directorio Revolucionario y se enfrentaron con las armas en la mano a la dictadura de Fulgencio Batista hasta lograr su derrocamiento el 1 de enero de 1959. Aquellos muchachos vigorosos fueron muriendo y los últimos dan la estafeta del relevo a nuevas generaciones empezando por Díaz Canel, quien sería el primer dirigente máximo en haber nacido después del triunfo de la revolución. El Congreso del PCC coincidió con el 60 aniversario de la invasión propiciada por Estados Unidos de América en Playa Girón. Como es sabido dicha invasión ocurrió entre el 15 y el 19 de abril de 1961 y constituyó un acontecimiento histórico, porque por primera vez en América latina una intervención estadounidense fue derrotada por el país que sufría la invasión. El hecho habría de ser decisivo porque el 16 de abril y después del entierro de las primeras víctimas de los bombardeos delos invasores, Fidel declaró el carácter socialista de la revolución.
Sesenta años después de la derrota imperialista y en el contexto del VIII Congreso del PCC Raúl dice adiós y se retira a su casa. Una vez más los observadores reaccionarios esperan que retirados los últimos representantes de la generación histórica de la revolución, en Cuba habrá rebeliones que finalmente acaben con ella. Fue lo que esperaban que sucediera cuando se derrumbó la Unión Soviética y Cuba perdió el 85% de su mercado exterior. También auguraron lo mismo cuando Fidel enfermó y después se retiró de la vida pública. Raúl Castro se retira después de haber iniciado un proceso de transición económica que abre las puertas al mercado y a la iniciativa privada. Dicha transición forma parte de los cambios que le han exigido a la isla la desaparición de la URSS y también el ejemplo de una concepción de socialismo cuyos ejemplos señeros son China y Vietnam. Un nuevo momento para la patria de Martí que le da continuidad a la resistencia antiimperialista.

Wednesday, January 20, 2021

La vida-muerte humanitaria en el sentido de la cultura.

 

 Corresponde a Febrero 2021.

LA VIDA-MUERTE HUMANITARIA EN EL SENTIDO DE LA CULTURA.

 Sandra Cantoral.

Lo que se intenta en esta entrega, es saber ¿cómo en el contexto de una formación humanitaria,  en la sociedad científico-técnica, la categoría de identidad es eje del autorreconocimiento del sujeto histórico-educativo?, al poder éste, nombrarse tal cual es, en su existencia matizada que atraviesa épocas civilizatorias, al identificarse, y encontrarse en la mirada del otro que lo mira, reconociéndose en sus pertenencias, valores y diferencias político-culturales pasadas, presentes y por venir de un mundo humanitario que cuestione los sistemas de enseñanza, las políticas estatales, los valores más tradicionales de la familia y la cultura vigente en cada momento espacial (Carlos Martínez Assad).

Entendiendo al sujeto histórico, como aquel del que se afirma o se niega algo para mirar estas diferencias y semejanzas entre los mismos seres humanos, de acuerdo  a sus necesidades materiales, espirituales y de agradecimiento o no, que corresponden en cada una de sus pautas más sensibles y expresivas recíprocamente en un diálogo de preguntas político-pedagógicas-educativas, al PODER hacerse el sujeto consciente de sus actos de forma integral, en un proceso de alejamiento y/o acercamientos posibles, diferentes y cualitativos, entiéndase emancipándose así de su propia elección: libre, responsable y soberana; vista esta situación en la dimensión de la existencia, por medio de los sentimientos constituidos y, que van siendo liberados éstos, de culpas, tragedias, resentimientos, egoísmos, crueldades, torturas, sufrimientos y dogmas, al asumir autónomamente el sujeto, sujetado a su mundo de vida-muerte, una responsabilidad ético-moral en sus simbolismos actitudinales concretos a través de la determinación política de forma histórica contradictoria y controvertida en la toma de decisiones de cada contexto hoy en plena decadencia y crisis del imperio capitalista.

Se intenta comprender cómo es una formación profesional voluntaria en la educación formal/informal, es decir, de realización humana existenciaria en pleno devenir, sin pausas y, con una forma integral en ese desenvolvimiento de la praxis humanitaria, entiéndase, casi de raíz indígena; en donde más que la reflexión profunda acerca de esta condición en el mundo de las ideas, resultan ser ámbitos entreverados y recuperados en sí mismo; en este ensayo lo exaltamos para comprender nuestro presente como posibilidad para la construcción social de vida-muerte integral en mundo paralelos en su simbolismo concreto, compréndase, en torno a la constitución consciente o no, de un ser humano.

Pensamos más que todo en la actualización de los seres humanos/inhumanos para encontrar sus puntos más sensibles y vitales como tarea de un proyecto educativo humanitario, en dicho devenir histórico particular y a la vez de necesidad humana en el terreno global, con un movimiento de matices entreverados y/o contradictorios de dicha cotidianeidad durante las 24 hrs. del día de constitución cualitativamente integral, desde la existencia de cada persona, que casi resulta profesional de la vida buena cotidiana, como sujetos históricos de esta época civilizatoria de violencia y degradación en su límite porque ya se ha visto en la vida-muerte de todo, sin que la apuesta sea el todo o nada, sino lo posible de conocerse en cada sensibilidad particular y grupal en esta búsqueda, de sentido de amor a la vida y a nuestra madre tierra con matices en los ADJETIVOS CALIFICATIVOS para nombrarnos en cualidad sensible, a través del diálogo educativo dimensionado, desde el corazón en la mano, pues ahí sigue en resistencia silenciosa tales energías contextuadas, esa es la apuesta de un nuevo despertar en las necesidades humanas globales y particulares, ya que la JUSTICIA significa también prevenir todo tipo de delitos como parte del escenario educativo.

Así todo tipo de aprehendizaje político-educativo en la autenticidad de las necesidades de las mayorías, también son de cada sujeto en lo particular, pudiendo ser un  parámetro para humanizarnos unos en otros en formas contextuadas; creándose así nuevas reglas del juego en el arte de vivir de las diversas necesidades humanitarias, de acuerdo al tiempo y al espacio bien calibrados, porque como afirma Olivier Herrera: “Amarás el mar y la tierra sobre todas las cosas / Defenderás el paisaje natural y la naturaleza salvaje / Respetarás la vida de los árboles y los animales” en una posible REVOLUCIÓN CULTURAL entre los mundos civilizatorios de nuestra época, que puedan ejercitarse en proyectos educativos con intencionalidad común propositiva, creando las condiciones de acompañamiento, confianza y respeto en cada construcción histórico-social.

En este sentido, se toma en cuenta que  para gozar de respeto y de atención, la vida coloca al sujeto a tener que enfrentarse a su mundo abstracto desde el entorno de  sí mismo, que se vive y atraviesa al ser en  el  cuerpo concreto de sus sentires, de sus reflexiones y emociones, desde esa concepción dual que generó el pensamiento ilustrado de  Descartes, y que se entrevera con el movimiento romántico hegeliano, diferencíándose del irracionalismo que enarbola Shopenhauer; para entenderlo entonces, como síntesis que da sus mejores frutos vitales en el debate de  una teoría crítica del materialismo histórico en Marx y  en la propuesta educativa-cultural de Gramsci, quien entrevera el arte, la cultura y la política, porque efectivamente el capitalismo ha creado grandes bolsas de miseria sentimental, dice Eva Illouz.

Porque  en sí, ya es interesante, para el diseño de una propuesta educativa que puede ser glogal -dada la gran tecnología de la comunicación alcanzada por las fuerzas productivas de la humanidad-, que se puede construir desde la filosofía, la antropología,  la sociología y los saberes pedagógicos; para reflexionar en la SENSIBILIDAD HUMANITARIA, actuando de forma interdisciplinaria y pluricultural sobre las contradicciones de cada uno de los actores socioculturales por sí mismos, desde una POLÍTICA HUMANITARIA en construcción permanente.

Lo planteamos en relación con las otras posturas diferentes para encontrar puntos de encuentro y de desencuentro posibles, en un proyecto de vida-muerte educativo humanitario que cada vez se vislumbra con más claridad y, así por el solo hecho de distinguirlo en estas disciplinas, desde las necesidades humanas integrales, es que se puede analizar profesionalmente desde muchas voces, pues nos parece cada vez más necesario contextuar estas necesidades reales, simbólicas e imaginarias, dentro de un significado valoral humanitario preciso, para la formación y en la práctica activa humanitaria de voluntades dispuestas a una gran transformación socio-cultural, capacidad consciente de contribución comunitaria.

Obsérvese cómo se intenta PODER incidir en la reflexión activa de  las tareas educativas humanistas, pues ya existen múltiples proyectos al respecto, que son necesarios de pronunciarse, para proponerse en los órganos colegiados y populares abiertos en foros cotidianos político dialógicos desde el sentido común, hasta ver que es posible de trabajarse, en un INTERNACIONALISMO HUMANITARIO de unidad de esfuerzos integrales, a través de la historicidad recorrida y por recorrer en el contexto del imperio capitalista.

Reflexionamos cómo hoy se  presenta en los diversos procesos de socialización y de formación humanística en sus posibles existencias, por ser exigencias para comprender las actitudes de sensibilidad e insensibilidad humanas-inhumanas en la lógica de la modernidad, que aún es hegemónica, dada la gran desigualdad social que tiñe a nuestros pueblos mundialmente y que tiene que encontrar puntos límite, de cambio y de transformación cultural desde las propias voces de estos oprimidos que han muerto sin voz, pero en donde la apuesta es, que tienen sensibilidades latentes a flor de piel, ahí tenemos que humanizarnos unos en otros en términos educativos, es decir para un proceso humanitario de transformación histórico-social.

Estas sensibilidades a flor de piel, han sido transmitidas en el contexto de la educación de derechos humanos hoy día desde la vida-muerte cotidiana, teórica y empírica de la educación formal e informal que tienen sentidos milenarios como grandes civilizaciones; pero que desde la lógica “naturalizada” de dominación, aparecen de manera unilateral y desde la lógica del imperio, que  evita que florezcan, que se pronuncien y que propongan un reto histórico de forma consciente para esta posible y esperanzadora transformación cultural activa en la búsqueda de sentido, ya ni siquiera como principio de comunicación dialógica-política; sino que hoy se vive la tendencia a que el sujeto histórico se subsuma en un sentido burocrático y cooptado al sistema educativo empresarial, como destino manifiesto, pues bien expresa Emmanuel Wallenstein en torno al gran movimiento del 68, semejante en cambios al día de hoy, es decir, en cuanto a las grandes transformaciones históricas: ya que 'cada periodo es más importante por las preguntas sobre el futuro que por su crítica al pasado'. Pero su interpretación nos coloca a cada uno de nosotros y nosotras como elemento constitutivo del sujeto histórico en su acción transformadora, denominada por él como el “sistema mundo”.

Para comprender el reto de construcción social sobre el ‘sistema mundo’, mencionamos las aportaciones de los clásicos alemanes en este análisis, que hacen, sobre la constitución de la conciencia del sujeto histórico y  su idea de identidad como condiciones para el autorreconocimiento de éste, al saberse reconocido socialmente por su trabajo técnico, científico, educativo, comercial, artesanal, agrícola, financiero-bancario, militar o como un sujeto autónomo, en el contexto histórico universal de la vida cotidiana, que abarca aspectos universales y particulares  definidos en la identidad de:

La raza, religión, color de piel, sexo, valores, costumbres, tradiciones, territorios, lenguas y otras pertenencias culturales, en donde  participa y se reconoce el sujeto en su otredad, de manera pública y privada en el comportamiento cotidiano de cada temporalidad o época del sujeto educativo, que SE EXPRESA de acuerdo a sus  formas de organización ético-moral y de relaciones político-sociales en su día cotidiano, que abarca la afectividad, el descanso, la recreación, el ocio, la objetivación en la realización social e individual, en la plena sexualidad, y el espacio que es dedicado al sueño en las representaciones inconscientes del sujeto, de acuerdo a los referentes culturales interiorizados, según  las expresiones de subordinación o de descontento por la situación hegemónica del Estado[1],  haciendo una lectura del mundo -dice Paulo Freire-[2].

Por ello destacamos solamente los pensamientos, que son clave dentro de la filosofía europea, que tienen que ver con el sentimiento castizo, constituido en el proceso de colonización en el mundo occidental que hoy se problematiza y busca la escapatoria humanista para la construcción de Otro mundo entero como modo de producción innovadora, que sea cooperativo y comunitario como espacio de migrantes contextuados culturalmente, pues dada la descomposición sociocultural, tal cual, las épocas de la colonización y el despojo, parecieran ser semejantes las crueldades “naturalizadas”, lo cual ha sido vivido ya en distintas temporalidades que se reproducen permanentemente en la lógica de la modernidad ¿qué hacer ante ello?.

Para comprenderlo, se introducirá al  lector permanentemente, mostrando sólo algunas de las premisas  de los autores mencionados, para definir  la expresión misma del sujeto de la acción, es decir, para explicar con  fundamento sociológico-político en el ámbito de lo educativo,  cómo este sujeto  hace su propia historia y produce su espacio y tiempo cultural ubicándose en sus posibilidades, porque cada sujeto de la historia, es a la vez producto de su época en un proceso de autorreconocimiento y de reproducción histórico-social en los modos de producción y, en las relaciones de poder para ejercer el derecho de liberación ante cualquier tipo de sometimiento inhumano/humanitario, como propuestas educativas.

Reflexionar sobre la categoría de autorreconocimiento cultural en esta exigencia de derechos humanos, conlleva a pensarse como principio de libertad en la formación humana comunitaria  de la vida cotidiana sensible del sujeto universal/particular, asumido como un individualcolectivo[3] en el campo de la existencia del ser existenciario con capacidad autónoma; lo que tiene que ver con la representación de  los sentimientos de superioridad y de  inferioridad del sujeto histórico, con un sentido de voluntad positiva-negativa trascendente y de futuro, en el proceso de sociabilidad entre hombres y mujeres en sus relaciones de producción y de reproducción humanitarias. Así Continuaremos reflexionando sobre este tema en torno a la cultura y/o expresiones diversas de ella.

                                               SENTIDO DE LA CULTURA

Para dar sentido a  la cultura, como expresión muy particular de los contenidos concretos en la vida de los sujetos, de esos que están en permanente cambio, transformación, contradicción, generación de valores, realización productiva y entramados psíquico-afectivos en un sistema dialéctico; se harán algunas  articulaciones de sus ámbitos de conocimiento; que  permitan ver su contenido en cuanto a esa condición contradictoria de historicidad topológica, para distinguir sus diferentes formaciones, similitudes, relaciones de poder y estructura metodológica, en la forma de abordar críticamente, las implicaciones que conlleva el principio de libertad y del saber, como productos culturales de  una época en sus principales relaciones humanas, entendiéndose a la cultura como el alimento del proceso educativo humanitario.

Las relaciones humanitarias, en esa posibilidad de humanizarnos unos en otros, significa construir un poder ideológico-político, entendidas estas relaciones como la capacidad de ejercer el derecho ante cualquier tipo de sometimiento, engaño e injusticia, es decir, de expresión comunicativa, de producción social, de valoración en la necesidad de elección en el contexto del mundo tradicional cambiante, lo cual da un sentido de vida y de muerte a la razón de vivir en las representaciones, símbolos, imágenes, angustias y condiciones materiales de vida, desarrolladas por la capacidad humana/inhumana en un proceso de autorreconocimiento, como fundamento de la identidad sensible del sujeto en su proceso de formación cultural, ENTRE LO QUE SE APREHENDE Y LO QUE SE ENSEÑA, entiéndase en su esencia pedagógica de comprensión humanitaria, es decir de equidad de vida y de recursos que lo posibiliten, por medio de un trabajo digno integral para continuar fortaleciéndose física y espiritualmente, o no.

Es necesario metodológicamente, por tanto, poder  delinear el entramado de la cultura, y así ubicar  el contexto histórico concreto de los sujetos reales, como actores sociales del comportamiento en construcción y en formación, como autoformación a través de su otredad dialógica, y en su reproducción social cotidiana sin forzar nada, sino sólo escuchando las concepciones del valor a la vida-muerte, para acuñarla como posible porvenir labrando así esta cotidianidad llena de vida ¿Qué significará ello?; enfrentando al conocimiento, al poder y al miedo para lograr envejecer en la madurez del deber cumplido de la vida-muerte de poco a poco; así  también podría irse abarcando la construcción social político-institucional representada por el Estado nacional -como tránsito necesario en la historicidad-humanitaria- para irse transformando, como necesidad de emancipación históricamente, y reflexionar sobre los daños causados por la aparición de la propiedad privada de medios de producción, es decir, para resignificarlo con cualidades reales y concretas, cual una topología virtual del sistema mundo en la tarea reflexiva de un pensamiento crítico más, con voz autónoma propia, acuñada en la sensibilidadracional integrada al mundo de los sentidos de vida-muerte de cada sujeto histórico, a éste lo dimensionamos: como persona, grupo social, individuo, pueblo-nación, Estado en transición y finalmente la COMUNIDAD constituida en la lucha cotidiana de los valores más virtuosos, para lograr humanizarnos unos en otros.



[1] Antonio Gramsci pensaba al Estado, como un poder represivo, que no sólo domina, no sólo es aparato político, o dictadura, sino que posee una auténtica hegemonía en muy diversos órdenes y ámbitos, que pueden recibir el apelativo de sociedad civil organizada, porque el dominio político es consecuencia de la hegemonía que se logra en un grupo social y no a la inversa; el grupo social es primero hegemónico y luego dominante. Y es en este terreno de hegemonía, en donde se organiza este pueblo de la sociedad civil, para hacer un trabajo humanitario posible, de gran transformación cultural, rompiendo con las ataduras de lo injusto de la opresión, porque cada vez existen más medios de información para la difusión de las prácticas educativas y la crítica teórica y cotidiana diversa, para intentar frenar al mundo de desigualdades entre países, territorios, municipios, grupos sociales e individuales que se asumen en lo particular y en lo comunitario, hacedores de procesos educativos de emancipación social, como sujetos históricos responsables de su futuro de vida-muerte, ya que la apuesta está echada para este siglo XXI desde las múltiples voces que se levantan en acciones concretas, porque la política dialógica-cultural se siembra en la negación de la violencia, la discriminación, el permanente caos de destrucción humanitaria, y fortalecimiento armamentista en esta barbarie civilizatoria de la humanidad/inhumanidad; busquemos unidos el sentido de la pregunta que interroga por el ser, como se pregunta Heidegger.

[2] Freire, Paulo. Política y educación. Ed. Siglo XXI, México. P. 55, 2020.

[3] Valentina Cantón, recuperando a Hegel, se refiere a la categoría de individualcolectivo para referir   que lo individual implica lo colectivo y lo colectivo lo individual, lo cual se sintetiza en la noción de particular desde la concepción hegeliana, metodológicamente hablando. Esta categoría construida por Cantón, nos ayudará a lo largo de estos escritos a fundamentar la idea de identidad cultural, para entender los profundos tránsitos a partir de la concepción filosófica europea y  la actual en América Latina, así como el caso específico de la educación, en la realidad mexicana desde una visión sociológica. Cfr. Cantón Valentina, 1+1+1 no es igual a 3.... Una propuesta de formación de docentes a partir del reconocimiento del particular. Ed. UPN. Colecc. Textos No. 6, México 1997.  P. 90, 2020.

 

Thursday, December 17, 2020

AUTORRECONOCIMIENTO político-humanista COMO SENSIBILIDAD, Viva el 2021 con calidad humana.

 


 

Corresponde a ENERO 2021.

Sandra Cantoral.

La situación de la lucha por el  autorreconocimiento del sujeto humanizado/humanizándose unos en otros, es decir entre todos y todas, pertenece a una clase social mezclada que lo define históricamente en el ámbito de la sensibilidad, como una totalidad orgánica[1] inescindible de la realidad razonada; analizar el autorreconocimiento en sus matices más simples, como categoría de trabajo, equivale a mencionar a los actores político-sociales concretos; lo cual  tiene que ser considerado metodológicamente, para aclarar cuáles son las capacidades perceptivas o intuitivas del sujeto, con base en una lógica dialéctica -por construirse permanentemente- sobre los derechos humanos; la experiencia; las creencias y el conocimiento en su expresión social particular humanizada/humanizándose, para reflexionar cómo se puede ir asumiendo el sujeto en la crítica del materialismo histórico-dialéctico/mestizado entre lo indígena y lo campesino, a través de los procesos de reafirmación cultural emancipadora de la lógica del capital que está en una crisis permanente de caos humanitario.

La categoría de  totalidad, se entiende aquí, como la modernidad capitalista privatizadora, que envuelve el sentido de todas las representaciones sociales del sujeto en las relaciones de poder por el derecho de vivir con dignidad y en paz, es decir con integridad; no sólo como comportamiento, sino también como la idea que se forman los sujetos acerca de ello en sus concepciones antropomórificas atravesadas por sus deseos, acerca de esta modernidad ilustrada, emblemática de los procesos de industrialización y de capitalización de mercados, de ahí  provienen los pueblos mesoamericanos históricamente; por ese motivo iniciamos con la recuperación conceptual de  este contexto histórico, para poder contextuar la educación de derechos humanos, logrando una mente sana, que nos ocupa, en la asunción crítica del sujeto histórico, tal situación  se resignifica en el agradecimiento o autorreconocimiento en un proceso multicultural aun muy clasista, que tiene que ver con tres temporalidades  acuñadas y forjadas por  el ser humano constituyente, en el sentido de su época, según la  idea que cada sujeto se forma de sí mismo culturalmente, a través de sus expresiones de voluntad,  felicidad y  libertad, por ser los síntomas en las representaciones del autorreconocimiento sensible del sujeto, que va madurando históricamente en la postura de autonomía política-económica, con una visión crítica racionalsensible, sin ser aún reconocida por la cultura occidental dicho mestizaje.

Así se expresa desde la antigüedad el autorreconocimiento racionalsensible, tomando en cuenta las siguientes actitudes frente al modo de producción histórico social:

1) La voluntad consciente humanitaria, como búsqueda del ser libre con conocimiento de causa, lo que requiere  comprender el contexto específico de las relaciones de poder y de abuso de poder sobre el  derecho humanitario, en una época de conocimientos en germen, para ubicar el  proyecto de vida presente y porvenir.

2) La identidad del sujeto en su autenticidad recíproca. Así desde la relación entre sujeto y objeto, sucede en un contexto amplio del proceso de humanización en búsqueda, percibido en la felicidad lograda al evadir el sufrimiento y encontrar la satisfacción, es decir, al poder reconocer que la mitad del sentirse feliz, radica en la capacidad de contar el sujeto histórico, como ACTOR POLÍTICO, al responder “…a la pregunta: ¿quiénes son esos sujetos que se revelan como disidentes? Podemos ofrecer una primera respuesta: son sujetos con historia, sujetos históricos, sujetos que saben que lo individual y colectivo son intrínsecamente (históricamente) lo mismo. Son sujetos que saben de su autonomía, son sujetos que saben que su autonomía consiste en el ejercicio de su libertad histórica, es decir en el despliegue de su intersubjetividad y el radical respeto a su deseo, a su propia historia. Ahora parece más sencillo resolver la siguiente pregunta: ¿de qué están hechos estos disidentes? Tomando en cuenta que hablamos de sujetos históricos, sólo podremos concluir que éstos están hechos a fuerza de memoria, de historias y sagas de quienes le antecedieron, de la palabra escrita, de imágenes, saberes y utopías compartidas. Hechos pues a base de cultura, de otredad, es decir, de reconocimiento de la presencia de los otros -anteriores, presentes y futuros- en sus vidas y acciones cotidianas. Y. al reconocer esa presencia, están hechos también de respeto a lo ajeno (y, como efecto, a lo propio), de responsabilidad ética, tolerancia y solidaridad, de coherencia, independencia y amor a la verdad. Nociones y valores que aquí no tienen sentido como virtudes morales, sino como exigencias políticas para vivir en compañía y en libertad”[2].

De modo que, el  sentimiento humano central y momentáneo,  implica  un principio de juicio de valor, que consiste significativamente en contar y ser consciente del sentido de lo vivido, en la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y, 

3) El momento de la libertad, entendida como época orgánica de crisis y de superación matizada, no absoluta, al ir expresando el sujeto constituido,  la mayor comprensión del hombre por el hombre,  al tener éste, que elegir, asumiendo la necesidad del otro que es extraña a su lógica, ética y estética, pero que se le antepone en su  propia determinación en la pregunta que interroga por el ser, con base en un trabajo social e individual objetivado de manera concreta; como si el sujeto fuera el otro que lo suplanta,  es decir,  como  si  fuera el  Yo   mismo   individual   en   primera    persona -manifestándose así el ‘Yo individual y social’ abiertamente en el periodo ilustrado, con base en la mentalidad burguesa hegemónica-, compartiendo  sin comprender el sujeto extrañado su necesidad como si ésta fuera una sola, en ese despliegue de producción histórica, tanto material como simbólica; lo que ha ido avanzado en expresiones humanas, que van de lo más simple a lo más  complejo en el horizonte de valores ético-morales, siendo parte de una cultura ‘universal abstracta’, sin reconocerse los matices de las particularidades culturales en las FORMAS DE OPRESIÓN, DE DOMINIO Y DE VIOLENCIA, para abarcar momentos cada vez más  álgidos de asunción de clase histórico-social que se desprende de la única visión de vida que es la eurocéntrica u occidental, sin conocerse y comprenderse como un sujeto histórico diferenciado, con un sentido particular y universal propio en su mestizaje, origen indígena o campesino de comunidades varias, es decir, en su cosmovisión integral ética, según la versión idealista hegeliana, entiéndase, a través de  su sistema de ideas posibles de conversar en su totalidad orgánica en la constitución de consciencias, sustentado en la lógica del  método dialéctico/dialógico, que aún está en ciernes, pues el ser humano y su calidad integral mundial aún no es reconocida en la equidad de derechos humanos.

Así el autorreconocimiento racionalsensible, nos lleva a explicar el principio de identidad existente, con un tratamiento sociológico, es decir, recuperando la versión de los actores sociales concretos en su expresión de identidad humanitaria; al respecto en un esbozo que da el Dr. Gilberto Giménez, quien refiere a la identidad como el ‘conjunto de repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos) valorizados y relativamente estabilizados, a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) se reconocen entre sí, demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores, todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado’[3].

Con base en este conocimiento es interesante hacer un análisis reflexivo en el contexto histórico social del ámbito educativo/humanitario que lo exalte, por ello se traen distintas interpretaciones clásicas que posibiliten trasladarse a los valores conceptuales de cada época de forma particular y universal; ya que tales tesis son la raíz de una filosofía antropológica universal, de donde viene la concepción abstracta y absoluta del sujeto ahí constituido en la memoria de su mentalidad desde el autorreconocimiento racionalsensible que lo marca culturalmente como expresión escindida o fragmentaria, o se razona, o se siente, ello tiene que ver con la IMPOSICIÓN eurocéntrica desde una concepción fetichizada, lo que se ha ido encarnando a través de las épocas por medio de la concepción de método, propuesto por Descartes; el racionalismo en Kant; el idealismo y la fenomenología en Hegel; así como la crítica materialista de Marx y Gramsci, lo cual se abordará en próximas entregas de este ensayo de nuestro Blog de educación política.

Sobre la idea de identidad tratamos de ubicar una concepción que oriente el debate de las categorías[4] de racionalidad y sensibilidad, ya que desde la concepción tradicional de cultura, se aprecia sólo a la naturaleza dada y a la evolución conductual de la sociedad, que se reproduce en  la lógica de la modernidad mecanizada y funcional del mundo contemporáneo occidental, sin postura crítica reflexiva; por lo que ideológicamente no se puede ver su vínculo con el momento de autorreconocimiento del sujeto histórico en su movimiento de matices, diferencias y contradicciones desde las comunidades antiguas que no se pueden ni siquiera nombrar desde ese mestizaje y exclusión indígena, como campesina, lo suponemos, porque no existe registro real, menos aún saber del periodo de invasión colonizadora, que es el momento del saqueo de la madre tierra, del despojo y de obligar a realizar los trabajos más duros, con un gran trauma y/o mutilación sociocultural, perdiéndose en ese proceso el sentido de la historicidad por venir para el sujeto histórico/educativo, negado a la defensa de sus derechos humanos integrales; así fue éste valorado, y a la vez RESIGNIFICADO el sujeto por el materialismo histórico, como transformador social en cada una de sus  épocas, que implican a cada uno de los seres humanos en el contexto de sus derechos y obligaciones desde la lucha de poderes intestinos y de reconocimientos/agradecimientos recíprocos en el momento de superación, de quienes así lo lograron.

Pensamos que ello sucede así, porque las  categorías  de sensibilidad y de racionalidad  han estado escindidas desde el periodo ilustrado en la racionalidad hegemónica hoy neoliberal oligárquica en la patria grande de América Latina, sin vivirse en una concepción de  totalidad orgánica,  reconociendo la integridad del sujeto histórico  social  y  del  ser  particular con derechos humanos integrales para el mundo entero,  es decir, para    entenderse    de     manera     individualcolectiva -categoría de la Mtra. Cantón- en donde lo individual implica a lo colectivo y lo colectivo a lo individual necesariamente; de igual forma desde esta concepción ilustrada IMPUESTA, se tiene que entender lo sensible y lo racional, como representaciones separadas y como un absoluto del sujeto histórico, despojado de su praxis transformadora HUMANITARIA,  dada su mentalidad cosificada como naturaleza cultural de la autoconsciencia en sí, en el tránsito ideal del para sí transgresor y revolucionario que no le permite la emancipación colonizadora y neocolonizadora, porque su origen de comunidad quedó borrada, sin voz e ignorada, cual si fuese una presencia generalizada de cualquier espacio y tiempo, que continúa en una lucha de clases permanente hasta nuestros días, en esa búsqueda de ser reconocido integralmente en su desarrollo emocional y afectivo, para lo cual se requiere de un PROCESO EDUCATIVO HUMANISTA para este siglo XXI que asecha al planeta tierra.

En México, al respecto el presidente AMLO, dice que se vive una 4ª. Transformación, sin embargo ya son seis. Porque la 1ª.T. fue el tiempo del florecimiento de las grandes civilizaciones entre los mayas, los teotihuacanos, los olmecas y demás; la 2ª.T. fue en el momento de la conquista española, a través del despojo, el asesinato, el robo, la humillación y el sometimiento para continuar como parias trabajando para el impostor, ahí se llevaron gran parte de la riqueza histórica de los pueblos originarios, que vivían en comunidad, en lo material y lo espiritual y, no se reconoce hoy esa IMPOSICIÓN Y ROBO, y menos lo devuelven los imperios del capital, sino que su ambición continúa en formas fascistas de neoconquistas legitimadas por la hegemonía del poder impostor, coludidos con organismos internacionales sesgados como la Organización de las Naciones Unidas (ONU).  

En este sentido es que los derechos humanos en la educación en distintos ámbitos como son: escolar, la familia, los medios de comunicación, las iglesias o en la calle actualmente, no son reconocidos estos DERECHOS y obligaciones responsables, desde todo lo que sabe el sujeto histórico y lo que le falta conocer en la práctica educativa cotidiana concreta al estar subsumidos en la lógica empresarial del capital volátil de las finanzas, que se vuelve cada vez más compleja esa enajenación IMPUESTA, esta es la hipótesis que se desarrolla en el presente ensayo en la preocupación de incidir en la sensibilidadracional humanitaria con consciencia responsable.

Así, se intenta aportar distintos tratamientos de estos filósofos del periodo ilustrado, que den referencias para reflexionar y contextuar la expresión social sobre la realidad empírica, ideológica, artística, ético-moral, cultural, técnico-científica y religiosa, que siguen escindidas al igual que los sujetos cosificados sin poder defender sus derechos humanos POLÍTICAMENTE y protestar por tantos crímenes de lesa humanidad, aún impunes, desde sus procesos de conocimiento y de actividad social organizada, que posibiliten la crítica a la lógica racional instrumental  de la modernidad occidental con nuevas formas de neocolonización imperial hacia las naciones/pueblos/comunidades más enriquecidos del planeta, sin importarles el daño causado, como entorno social de valores hegemónicos cotidiano.

Estas diversas representaciones del presente, caótico, infeliz, violento y desigual lo ponemos aquí para la reflexión y transformación histórico-social; porque es necesario que el sujeto histórico rescate a través del propio actor social consciente, con formación política-filosófica probada desde el sentido común, y desde sus condiciones materiales de vida en la defensa de sus derechos humanos, es decir, en las formas de poder en que éste se reconoce como sujeto histórico y como sujeto particular con derechos y obligaciones, sobre la vida cultural del aparente bien común, pues el camino es largo y aún falta mucho por recorrer transformándose integralmente como sujeto histórico debido a sus formas, contenidos y significaciones posibles, en cada contexto cultural, en torno a la construcción de comunidades auténticamente solidarias de una diversidad de tipología comunitarias desde el largo camino del mestizaje y el mundo indígena que nos enriquece, como proyectos de vida para LOGRAR la equidad humanitaria para el siglo el XXI, con base en la unidad y el reconocimiento de las diferencias, ¿para qué intentarlo?, reflexiónese en la defensa y construcción de los derechos humanos que aún están en ciernes.

Teóricamente se parte de la interpretación de la sensación común o sensibilidadracional en general, como sentido de los sentidos y las sabidurías, actuadas como virtudes, es decir en la conciencia de cualesquiera de los sentires razonables en una naturaleza común como un acuerdo universal, que implican las posturas valorativas hegemónicas, que han sido implantadas en distintos espacios y tiempos, a través de  los procesos de exterminio y de colonización de lo humano, extendidas con la dominación y la humillación, matizadas/mestizadas en los procesos en que se  borra al sujeto, lesionando la integridad de las conciencias al reducirlas a su mínima expresión cosificada, en donde se ponen en juego las relaciones de reproducción del poder económico-político, la  desigualdad social, la injusticia y el derecho a la libertad, pensadas en torno a los  principios de autenticidad e inautenticidad simbólicas en los intentos de interlocución y de comunicación franca y plural en la  historicidad[5] del sujeto recorrida, sujetado éste a sus relaciones de producción y a sus sentimientos de ser excluido y explotado que hoy es posible de reflexionar y transformar con profundidad humanitaria.

Por lo que es importante destacar que algo coincidente según los autores del periodo ilustrado citados, es que sólo en la creación artística son armónicamente fundidas las categorías de racionalidad y sensibilidad en su totalidad interdisciplinaria e Intercomunicativa, como proceso emancipatorio de trascendencia histórico-cultural, enfrentando  todo tipo de represiones culturales hegemónicas en su degradación, como  es visto y valorado desde las representaciones, producto de la modernización[6] del capitalismo salvaje,  en una visión fragmentada y mutilada de un todo inseparable en la existencia del sujeto integral humanizado, que transitan a una sensibilidad política en las necesidades de las mayorías como pueblo internacionalizado con sacrificios e imposiciones frustrantes; lo cual  se activa en la figura concreta del actor social en su propio contexto de clase, y en el entramado de sus contradicciones como tal,  desde los matices en las relaciones de poder y de determinación autónoma, entiéndase, en las expresiones más significativas del conocimiento, la intuición y la experiencia humana, desde  sus  expresiones culturales auténticamente diferenciadas, que son la materia prima de la autoconsciencia o el autoreconocimiento en la identidad cultural del sujeto histórico/educativo, al poderse nombrar éste en principio  en el sí mismo de su otredad, como un ser particular, como un Yo que tiende históricamente a descentrarse, de acuerdo al grado de consciencia asumido en la organización social del trabajo humanizado, como intentos para emanciparse de la lógica de propiedad privada; la cual históricamente ha hecho un uso indebido en tiempos y espacios diferenciados de la producción social, tecnológica, científica, humanista, artística, religiosa ideológica y cultural, y hoy empieza igual la era de la robótica, al presentar esta producción histórico-social como entramados escindidos, para ser apropiadas por mentalidades empresariales y oligarcas, también desarticuladas en su individualidad egoísta; lo cual se ha aprendido sobretodo en la lógica del capital, en la versión de la letra con sangre entra del deber ser racionalista.

Lo  cual  interesa reflexionarlo para pensar en otra racionalidad cultural, que acuñe la sensibilidad humana, oponiéndose a  los valores de la desmotivada modernidad mercantil, para propiciar un movimiento a través de  un proyecto  educativo posible de realizarse, en lugares concretos, con base en una propuesta metodológica que permita la reinterpretación hermenéutica  en una lucha por realizar los valores fines y valores principios que la escuela desde la época medieval proponía[7].

Porque aunque  sea vivida otra racionalidad efectivamente más humanizada en algunos casos particulares que han logrado ciertos grados de autonomía y de riqueza cultural a lo largo de las generaciones,  es insuficiente, al no cuestionar crítica y creativamente la formación de sujetos desde la educación en la infancia, negando la lógica estructural del sistema educativo e ir atendiendo ante todo las condiciones materiales de vida; y aunque hoy día todavía son aisladas y fragmentadas las expresiones de cultura autónoma en México y en los países llamados tercermundistas;  como es en sí el caos de la existencia humana dentro de la lógica del desarrollo del capitalismo mundial con sus múltiples particularidades de militarización y violencia imperial, desplegadas hoy día en las pantallas de televisión; de ahí que podemos pensar y trabajar  en una propuesta educativa diferente para ir apuntando  algunas condiciones de formación social y particular con un sentido internacional y local, que propicie otra actitud más humanizada y reflexiva, y que identifique los matices más finos del ser humano en su capacidad de entendimiento y de cooperación cultural con una postura política definida en la organización social;  esta actitud que entraña la asunción de clase social, es a lo que nos referimos como identidad cultural, o  principio elemental de vida en la situación mexicana del sistema educativo inicial en su historicidad; que se piensa no degradada, ni sometida; tomando en cuenta que  la educación básica, resulta actualmente, ser  para la gran mayoría de manera realista,  la única alternativa escolar accesible  para el pueblo; entendida  esta propuesta como una   búsqueda de procesos de emancipación ante el sometimiento social; concebido de distintas maneras, y en particular en la lógica de la modernidad, y en las formas diferenciadas de apropiación de los actores sociales en su visión del mundo, de la vida y de si mismo en el sentido individualcolectivo, como momento superior de la autoconciencia del sujeto histórico, ello sucede de acuerdo a los valores hegemónicos de las épocas según el ejercicio del poder ejercido sobre los  considerados más débiles.

En este texto se intenta recuperar  lo que sea más significativo de cada autor en la construcción categorial del sentido de autorreconocimiento sensible del sujeto histórico, que  dé tono acerca de la identidad cultural a través de las épocas, sus migraciones y transformaciones, para distinguir qué de cada concepción de las posturas teóricas es importante  poder reinterpretar, en la determinación de una propuesta político-pedagógica que permita vislumbrar a la cultura educativa formal e informal desde otros horizontes que tomen en cuenta la superación cultural popular de masas, explicando lo que los propios actores sociales, a través de trabajo empírico, piensan al respecto.

Entre las posturas teórico-educativas recuperamos  las tesis de Karl Marx a partir de su concepción dialéctico-crítica de la realidad del sujeto histórico humanizado existencialmente,  tratando sólo algunas aportaciones de su obra filosófica que apunten a vislumbrar  la injusta e irresoluble contradicción dentro de la lógica de la mercancía y de la ganancia, entre el trabajo y  el capital, en torno al autorreconocimiento del trabajo del sujeto docente,  como un primer momento, en sus sentimientos más particulares y humanos, que lo rigen en su fundamento humano la dignidad, el orgullo, la libertad y la autonomía en su propia identidad cultural, para distinguir el autorreconocimiento, a través de la mirada del otro yo, que lo descubre y lo reconoce al nombrarlo y comunicarse entre sí desde su ubicación de clase, con la intención de potenciar la consciencia individualcolectiva, incidiendo en programas educativos en un proceso de descentramiento de ese ensimismamiento individualista, el cual ha sido muy bien aprehendido con ejemplos contundentes, en el comportamiento de privatización de consciencias en el contexto de la modernidad capitalista local e internacional en contextos históricos concretos, de acuerdo a lo que los sujetos se creen y hacen creer que son en       el moderno régimen de producción jerarquizado como un deber ser homogenizante e ideologizado.

Es necesario aclarar que  este trabajo de interpretación sociológica  abarca  el campo de lo educativo, a través del lenguaje simbólico, que refiere los  entramados conceptuales  de los  actores sociales, por medio del análisis de contenido;  no intentando distinguir en sí, los puntos de desencuentro entre las tesis de los autores citados, sino que más bien se necesita  saber, cómo se fueron recuperando unas ideas en otras filosóficamente en estos pensadores del periodo ilustrado, para tratar en este primer apartado, algunos planteamientos que permitan entender los valores implícitos y explícitos de las conformaciones de expresión romántica en la categoría de identidad del sujeto educativo, tomando en cuenta  distintos momentos históricos del irracionalismo y del materialismo histórico, con un interés sociológico, para aportar elementos en este campo de conocimiento sobre la constitución del sujeto individual, social y colectivo fundamentados en una educación verdaderamente humanizada, como es considerado desde el filón marxista, para dar  unidad y razón a la existencia, de hombres mutilados en lo más hondo de su ser, tomando en cuenta que “Marx nunca negó que la conducta de los individuos fuera una expresión de sus propósitos, de sus intereses o de sus necesidades”[8].

 

¡Un feliz año nuevo, aunque sea con la aleccionadora experiencia del Coronavirus, ojalá nos haga más humanos y justos!



[1] id est. “La categoría de totalidad orgánica se traduce al terreno de la práctica investigativa como totalidad concreta. Sólo las totalidades concretas pueden ser objeto de estudio, aunque preconcepcionalmente se supongan integrantes de una totalidad orgánica, como condensación de ella. Si sólo se puede conocer lo concreto, y lo concreto es síntesis de multiplicidad de incidencias de lo total... se puede sostener, que el conocimiento de la parte es conocimiento del todo, al menos en lo que se refiere a las incidencias reconocidas en la constitución de lo concreto, que muestran su articulación con la totalidad. Vid. Covarrubias, Francisco. La construcción de conocimiento social desde la dialéctica crítica. Editorial UPN/SEP, México 1992. P. 83, 2020.

[2] Cfr. Cantón, Valentina en Regeneración. Volumen 1 No. 2. México Octubre 2002. Pp. 12 y 13, 2020.

[3] Vid. En la obra de Giménez, Montiel Gilberto. La teoría y el análisis de la cultura. Ed. Progr. Nac. de Formación de Profesores Universitarios en Ciencias Sociales. Direc. Gen de Invest. Científica y Superación Académica/COMECSO/Univ. de Guadalara-Centro Regional de Tecnología Educativa. México 1987, 2020. La teoría y el Análisis de las ideologías. Ibid. Modernización e identidades sociales. Coords. Gilberto Giménez/Ricardo Pozas H.  Ed. UNAM, México 1994.  Identidades en globalización. En La modernidad atrapada en su horizonte. Coord. Ricardo Pozas. Ed. Academia Mexicana de Ciencias/Porrúa, México 2002. Gilberto Giménez/Catalina Héau Lambert. El cancionero insurgente del movimiento zapatista en Chiapas. Ed. Rev. Mexicana de Sociología, I.I.S., UNAM, Año LIX/No. 4, Oct-Dic. México 1997, 2020. Poder, estado y discurso. Perspectivas sociológicas y semiologícas del discurso político-jurídico. Ed. UNAM, México 1989, 2020. Identidades religiosas y sociales en México. Coord. Gilberto Giménez. Ed. Inst. Francés de A.L. Inst. de Invest. Sociales, UNAM,  México 1996, 2020.  

[4] “Las categorías son las formas racionales mediante las cuales el pensamiento se apropia de la realidad... Las categorías ‘expresan formas de vida, determinaciones de existencia, y a menudo solamente aspectos aislados de esta sociedad, de este sujeto’ Apud. Marx, Karl. Introducción general a la crítica de la economía política. P. 118.  <...El sujeto se da tanto en la realidad como en el cerebro, por lo que las categorías expresan formas y modos de existencia de ese sujeto. Las ideas, las representaciones y el entendimiento son producidos en la actividad material de los hombres> Apud. Korsch, Kart, et. al. La filosofía del marxismo; también, Larroyo, Francisco. Estudio introductorio a la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, de G.W.F. Hegel. Cfr. Covarrubias Villa, Francisco. El modo científico de apropiación de lo real. Ed. UPN/SEP, México 1992. P. 212, 2020.

[5] Por historicidad se comprende la modalidad fundamental del hombre y la mujer, situada entre un pasado dado (que los determina y configura, y al mismo tiempo se les escapa), y un futuro pendiente que exige su acción.

Sólo entre esta tensión de determinación y libertad pueden y deben el hombre y la mujer realizarse a sí mismos; esto es justamente lo que los diferencia de todo lo que es meramente óntico. Pues la historicidad acaba con toda fijación del saber.

[6] La modernización es ‘un cambio social en gran escala, que afecta a las principales estructuras económicas, políticas, administrativas, familiares, religiosas de una sociedad, que parece avanzar en dirección a un progresivo acercamiento a un modelo de sociedad moderna basado en conjunto en las características adquiridas gradualmente por las sociedades occidentales después de la Revolución Industrial (1780-1830) y la Revolución francesa: en especial la inserción de la masa de la población en el sistema económico y político nacional’. La modernización se entiende también como civilización; evolución social y desarrollo social. Gallino, Luciano. Sociología. Siglo XXI, México 1995. P. 582, 2020.

[7] En la educación del medievo Gregorio, el “Taumaturgo” dice que, ‘mucho nos falta para tener virtud alguna, humana ni divina, ni habernos siquiera aproximado a ella. Son, en efecto, virtudes estas máximas y elevadas, de que nadie puede apoderarse, ni puede nadie alcanzarlas si Dios no le inspira la fuerza...Él, por el ejemplo de su virtud, nos infundió amor a la hermosura de la justicia, cuya faz, realmente de oro, nos mostrara; y a la prudencia, para todos codiciable; y a la verdadera sabiduría, amabilísima; y a la templanza deforme, que es firmeza del alma y paz para todos los que la poseen; y a la fortaleza admirabilísima, a nuestra paciencia y, sobre todo, a la piedad, que dicen -y dicen bien- ser madre de las virtudes. Esta es, en efecto, principio y fin de todas ellas, y, partiendo de ésta, con la mayor facilidad adquiriríamos todas las otras”. Vid. Ramos, Luis. La educación en la época medieval. Ediciones El Caballito, SEP, México 1985. P. 81, 2020.

[8] Vid.  Olivé, León (Compilador). Racionalidad. Ensayos sobre la racionalidad en ética y política, ciencia y tecnología. Ed. Siglo XXI, México 1988. P. 119, 2020.