Wednesday, August 20, 2025

¿Cuándo entenderán que somos un Estado Laico?

 

El Estado laico y la payasada de los diputados

Fernando Cajas.


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Recientemente el Congreso de la República de Guatemala decidió establecer el día de la biblia, otro acto populista lleno de hipocresía como ellos son, hipócritas, mentirosos y rateros, diputados que solamente llegan a defender a sus amos que financiaron sus millonarias campañas políticas y a hacerse millonarios ellos y ellas. Desde el ponente de esta cortina de humo llamada «día de la biblia» hasta los que votaron para quedar bien con sus amos, todos, todas, son coyotes de la misma loma.

Por supuesto que no todos los diputados estuvieron de acuerdo con esta ridícula decisión. La razón por la que el diputado propuso esta ridiculez del «día de la biblia», declarada por una pseudo ley de urgencia nacional, aún está por verse. Ciertamente Guatemala tiene a una gran mayoría de personas cristianas, eso no se discute. Pero la discusión de la injerencia de una o varias religiones en el Estado es una discusión y una decisión que ya tomamos hace más de un siglo, con la revolución liberal de Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados. En ese sentido, siglo y medio de un Estado laico fueron tirados a la basura por diputados ignorantes este 12 de agosto en el hemiciclo de la impunidad. Estos ignorantes no saben que regresar a un Estado religioso es un enorme retroceso para todos, inclusive para los corruptos, usualmente homosexuales. No uso el término homosexual en el sentido peyorativo, sino en el sentido del derecho a escoger tendencia sexual, derecho que solamente lo permite un Estado laico.

El gobierno actual actúa legalmente reconociendo al Estado laico guatemalteco. El gobierno anterior no. Giammattei utilizó a la iglesia evangélica, a ciertos líderes, para poder validar su inmoral gobierno y actuar. Nadie cree que Giammattei no fuera un cristiano mentiroso. Jimmy Morales igual, utilizó a los evangélicos recalcitrantes del país, no todos, para validar sus estupideces gubernamentales en aquellos famosos desayunos evangélicos donde no actuaban como personas individuales sino como presidentes violando la naturaleza laica de nuestro Estado. Estos dos monigotes no entendían la naturaleza laica del Estado guatemalteco, solamente fueron oportunistas.

El Estado laico guatemalteco nace luego de siglos de gobiernos religiosos, particularmente católicos. La iglesia entonces, antes de 1870, formaba parte del Estado. Entonces, la Iglesia y el Estado se complementaban. El poder de la Iglesia no se basaba en ninguna elección democrática, no. Así que por muchos años en Guatemala la Iglesia Católica y el Estado eran quienes gobernaban. Eso lo cambió la revolución liberal de Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados en 1871. Ha sido un proceso lento de separación Iglesia y Estado, pero ya se había logrado para 1944. Teníamos entonces un Estado Nación que no promulgaba religión alguna, un Estado laico, un Estado secular.

Ha pasado siglo y medio de un Estado laico, esto es, un Estado que no tendría religión alguna, un Estado cuyas autoridades serían electas por procesos democráticos y no por nombramientos religiosos. Con esto era posible ser guatemalteco, nuestra nacionalidad, sin necesidad de ser católico, ni evangélico, ni nada. La identidad de un guatemalteco no depende de su religión. Junto a eso, nuestra Constitución muestra en su artículo 36 que: «Toda persona tiene derecho a practicar su religión o creencia, tanto en público como en privado… sin más límites que el orden público y el respeto debido a la dignidad y la jerarquía y a los fieles de otros credos».

Pero: ¿Por qué tenemos un Estado laico? Lo tenemos para no tener una dictadura religiosa. Un Testigo de Jehová tiene derecho a ejercer su religión, esto es, predicar de casa en casa; igual un católico, participar en procesiones; igual un evangélico, ir al culto; igual quienes se identifican con pueblos originarios o ancestrales, garífunas o grupos Mayas o de otra etnia, que tengan creencias religiosas diferentes del cristianismo, también todos esos grupos y personas tienen libertad de culto como lo debe tener un ateo. Esa es su creencia y está protegida por la Constitución. Paradójicamente, el Estado laico es el único que defiende la libertad de credo y la libertad de profesar libremente una religión sin imponerla a nadie.

La decisión de imponer un día de la biblia de los diputados no solamente es una payasada, es una estupidez, es una barbarie que nos regresa un siglo y medio. Parece que aun no se entiende que en los espacios públicos no debemos priorizar una religión, así, ni el presidente del Congreso, ni el presidente del Organismo Judicial, ni el rector usurpador de la San Carlos, ni sus directores nombrados a dedo dentro de la Universidad Nacional y Autónoma de San Carlos deben andar echando bendiciones u oraciones cristianas ni de ningún tipo. ¿Cuándo entenderán que somos un Estado laico?

Tampoco los ministros de Estado deben andar priorizando religión alguna. Tampoco los directores y profesores de las escuelas públicas deben andar haciendo actos religiosos en las escuelas públicas ni realizando actividades religiosas porque vivimos en un Estado laico. Pero que los diputados hayan aprobado un «día de la biblia» no tiene que ver con adorar a su dios, que es el dinero, sino es otra cortina de humo para ver como ciertas iglesias evangélicas las blindan para que sigan lavando dinero del narco, el verdadero poder y dios de estos diputados que creen que no recordamos que se subieron el sueldo inmoralmente. Bien harían estos diputados en leer ellos mismos la biblia en Mateo 22:21 cuando Jesucristo les dijo a sus discípulos: «Dad a César lo que es de César y a Dios, lo que es de Dios».

Por todo lo anterior, ojalá que podamos tener una nueva ley de partidos políticos para que no elijamos representantes de corruptos y de narcos para el Congreso, sino verdaderos ciudadanos honestos. Ojalá que cambiemos la ley. Hagámoslo, porque si no es ahora, no será nunca.

 



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