GUATEMALA HOY I.

 Por Fernando Cajas.

Aparentemente estamos viendo la luz al final del túnel luego de este proceso electoral confuso, en especial porque se percibe apoyo a los grupos que abiertamente han combatido la corrupción. Ahora aparece la Lista Engel y en ella se nombran a diez guatemaltecos corruptos. Esto, con la percepción generalizada de victoria nos hace sentir que está amaneciendo. Sin embargo, no tenemos certeza de que al fin va a amanecer. Al menos yo no percibo que esté amaneciendo.  Lo digo porque a la fecha lo que he observado son instituciones cooptadas por la corrupción, llámese Ministerio Público, Cortes, Tribunal Supremo Electoral, Universidad Nacional; no digamos el Ejecutivo y el Legislativo. Este proceso de cooptación empezó hace décadas. El mismo nace, crece y se desarrolla cuando inicia nuestra vida democrática, luego de décadas de guerra civil que nos dejaron como herencia el miedo como recurso básico para la manipulación de las comunidades, urbanas y rurales. Esta pelea entre hermanos solo trajo lo que toda pelea deja, aislamiento, arrogancia y autoritarismo.

Alejandro Giammatei es la punta de lanza de la flecha democrática temporal que inició Vinicio Cerezo al instituirse la democracia en Guatemala. Pero la democracia ha sido un discurso político, más que un modo de vida social. A pesar de que el país discursa democracia aun no practica democracia. Cada gobierno posterior a Cerezo discursó «democracia», pero practicó poco la misma. A pesar de que el conflicto armado guatemalteco se terminó, los problemas sociales que le dieron origen a dicho enfrentamiento no se resolvieron, sino más bien se agudizaron. Ante este panorama los guatemaltecos tienen poca fe en la democracia y, hoy estàn en las calles para hacerla valer.

El desencanto global con la democracia en el mundo forma parte de un retorno al autoritarismo. Este es el producto de una serie de factores sociales que incluyen una visión populista de la autoridad (padres, maestros, políticos), una concepción pseudo científica de la educación a través de un falso constructivismo pedagógico que le niega la autoridad a los docentes, la pérdida de valores morales para normalizar la corrupción a todo nivel, la pérdida de la interacción social verdadera debido al mal uso de las nuevas tecnologías de la información que hacen que las personas «vivan» inmersas en sus artefactos tecnológicos.

Los nuevos políticos guatemaltecos que utilizan el discurso democrático para consolidar modelos autoritarios, dictatoriales, acostumbrados a cuartelazos para consolidar su poder, no descansaràn hasta que no aniquilen al Movimiento Semilla que justamente plantea una sociedad diferente, más  justa, no corrupta, que se enfoque en los grandes problemas de la sociedad guatemalteca y que no será una escalera para los corruptos y que sin duda perseguirá a todos aquellos que se han aprovechado de los recursos públicos. Esto les aterra a los corruptos guatemaltecos que ya han normalizado sus fechorías en su vida y desean normalizarla en las nuestras.

El escenario de la segunda vuelta entonces es obscuro. Giammattei y sus aliados desean mantener su impunidad. Para poder navegar estas aguas turbulentas los guatemaltecos debemos 1) organizarnos nosotros mismos, en la casa, en la cuadra, la colonia, el barrio, la aldea, el pueblo, la ciudad, sin esperar que Semilla lo haga, porque Semilla no tiene esa capacidad; 2) no  esperar que algún mesías venga a resolver todos nuestros problemas, porque Semilla no tiene esa capacidad; 3) ir a votar masivamente, asegurarnos de tomar los datos de la mesa y tener copia del acta de la misma por si hubiese un eventual fraude. Estas tres acciones deben entenderse en un contexto realista, sin falsos triunfalismos de Semilla y con la humildad que debe tomarse la enorme responsabilidad de cambiar la dirección de este país nuestro. No se podrán resolver todos los problemas sociales en estos cuatro años, pero si se podrá cambiar la dirección destructiva y corrupta de este país nuestro. Es ahora o Nunca.