PODER POLÍTICO COMO EMANCIPACIÓN HUMANA
Sandra Cantoral Uriza.
Corresponde a Febrero 2022.
La política es el arte del ejercicio del poder, cuando sirve a la emancipación
de las mayorías es una virtud,
cuando resulta lo contrario, significa
un abuso de poder político, que favorece la reproducción de la hegemonía del capital.
La política explica
varias expresiones conscientes-inconscientes; existenciales;
antropomórficas; e históricas del ser humano;
en esta investigación, sobre
Distinguimos dos expresiones del poder: 1) el poder político y 2) el
abuso de poder político; lo que caracteriza de forma trascendente estas dos expresiones, es que en la primera el
sujeto educativo, es desposeído y en
la segunda expresión es poseedor de
los medios
de producción o medios de trabajo [2];
Carlos Marx, lo denuncia en El Capital,
que esta relación desigual fue sucediendo por medio del hurto, el engaño, el
coloniaje, el sometimiento, el exterminio y el abuso en la
comunicación-incomunicación de la injusta
división del trabajo y del producto
histórico-social de éste, en cuanto propietarios y desposeídos.
En esta dualidad contradictoria
entre poseedores del capital y vendedores de su fuerza de trabajo, con un
tratamiento pedagógico se toca el punto
de la desigualdad histórico-social en múltiples contextos de tiempo y espacio matizados hermenéuticamente, que da
cuenta significativa de los miserables sobrevivientes y de los magnates
monopolistas, como son hoy las trasnacionales y la política neoliberal
privatizadora.
Así el poder político explica a lo largo de la humanidad, cómo se despliegan las distintas épocas de significación entre el poder
económico, el poder social, el poder cultural, el poder militar, el poder
religioso, el poder machista, o el poder deportivo y demás formas de poder, que
son diversas en la correlación de fuerzas, entre dominados y dominadores en el
despliegue de un bloque histórico o sistema de explotación capitalista,
referido por Gramsci.
La tesis que aquí se presenta, sobre el sentido del poder político se tratará de desplegar en sus formas, contenidos y significaciones de construcción existencial, histórica,
simbólica y evolutiva a través de las épocas[3],
es decir por medio de las mentalidades que son observadas por una pedagogía crítica
transformadora del sujeto como sujeto consciente o no y, de su mundo, ello refiere
a mencionar la transformación recíproca y dialógica entre sujeto y objeto para
entrar a su capacidad transformadora como sujeto educativo, haciendo la denuncia que anuncia, y que terminan por
sintetizarse en la necesidad e interés
acerca de poder considerar
conscientemente en el proceso de
enseñanza-aprehendizaje que:
La sensibilidad es la
capacidad de captar y de sentir la necesidad del otro, de sentir compasión por
lo que le falta al otro que no soy yo, como principio de definición del ser humano sensible racionalmente,
como un todo inescindible, porque se siente y a la vez se piensa, igual que se
piensa y a la vez se siente cuando el sujeto es integral, por ello nombramos la COMPRENSIÓN SIGNIFICATIVA,
como sucede en el mundo indígena, en
frecuencias y temporalidades espaciales que se resignifican en el momento de la reflexión comunicativa,
de ahí la importancia de la autocrítica
y del autorreconocimiento, como principios de transformación humana revolucionaria para este siglo XXI.
Esta visión transformadora entre los filósofos políticos críticos, se condensa en la tarea pedagógica
revolucionaria, pues entrañan una gran esperanza de superación
-según Freire-, porque revoluciona a la
esperanza humana, en el sentido de la dignidad del trabajo individualcolectivo (Cantón),
en donde lo individual incide en lo colectivo y lo colectivo en lo individual dentro de las comunidades más civilizadas y cultas, realizado este vivir en sociedad, es decir en el
escenario de la lucha de clases, gestado y desarrollado en la comunicación humana-inhumana del poder político
dialógico, que es la forma más elevada en la transformación humana con base en
una ética moral transformadora de sus formas de producción y de propiedad, así
como de sus tradiciones y costumbres socioculturales, en la acción comunicativa, entre el amo y
el esclavo (recuperando la propuesta de Hegel y actualizada por Antonio
Gramsci).
Pero estas formas de poder no explican por sí mismas las distintas expresiones o manifestaciones
del poder político o poder educativo
-que es lo mismo en términos de
transformación humanitaria en la superación de conflictos y dominaciones/liberaciones-,
porque entraña una formación consciente
de la lucha de clases entre poseedores y desposeídos, sea un acto real de
despojo o de violación de la libertad de elegir conforme a la propia voluntad, sin
lesionar la vida del otro que soy yo en el escenario del acuerdo comunicativo.
Porque de hecho la lucha de
contrarios contiene la forma, el contenido y la significación, por medio de la
comunicación-incomunicación de esa lucha de clases o de poderes políticos,
contextuado y matizado según lo referido, para ser reconocido el sujeto
(entendido éste, como persona con un proyecto de vida, como individuo con derechos ciudadanos, como grupo social, por ejemplo, la familia, un club, la comunidad y demás, así como el propio
pueblo-nación o, el Estado globalizado en la economía internacional), pues el sujeto histórico-educativo se va dimensionando-desplegando de acuerdo a su
papel histórico por medio del trabajo cotidiano como clase trabajadora, despojada de todo medio de producción, teniendo que vender su propio cuerpo-existencia para sobrevivir.
En términos de transformación pedagógica política, es importante saber
cómo el ser social, está desplegado en la personalidad jurídica de cada época o
mentalidad de su tiempo espacial -Luis Villoro, Carlos Pereira-, ya que su
significación aparece en la forma de
vida como esclavos, siervos, proletarios y hoy día, todos éstos
sintetizados en la prole, dimensionada en
el mundo neoliberal globalizado que descubrimos en los rincones más pequeños del
mundo.
El sujeto histórico educativo, se ve en la necesidad
de tener que padecer la forma más infame e inhumana en
condición de sobrevivientes, como trabajadores tercerizados, migrantes,
narcomenudistas, desaparecidos, asesinados, etc. sin ningún derecho que cuide
su integridad humana y, el motivo de tal injusticia, es la llamada acumulación originaria del capital -Marx,
Cap. XXIV del Capital, T.I- que es el
inicio del despojo por medio de la violencia, hoy en la hegemonía del abuso de
poder político, que consiste esencialmente, en seguir considerando que unos
nacieron para mandar y otros para obedecer, sin ser capaces de sentir razonando
los derechos humanos de las mayorías y de las minorías, en el Mandar Obedeciendo Indígena.
Por ello es importante que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nombre en
México, la necesidad humanitaria de reflexionar programas humanitarios en donde
la distribución de la riqueza en el trabajo histórico de esos desposeidos, sea
socializada de forma integral, es decir haciendo valer la dignidad de todo el
pueblo.
Por ello en este Blog de Educación Política y Lucha de Clases, se sostiene que
la facultad
humana del poder político, es
la más abarcativa del sujeto histórico a
lo largo del proceso de humanización; por tanto la sensibilidad de clase es sensibilidad política también, pero no
reconocida en la hegemonía del poder; porque no se tiene consciencia de que la sensibilidad de clase es sensibilidad política activadora de transformación
histórico-social humanitaria, lograda con el trabajo que se cultiva con sensibilidad política educativa, la
cual debe de educarse para reconstruir permanentemente
la justicia, la felicidad, la libertad y la igualdad fraterna y solidaria del sujeto, dado lo producido por el trabajo humano, un
trabajo realizado por las grandes
mayorías en la historicidad recorrida; por
eso tiene que socializarse dicha producción y ya no acapararse en las manos de
unos cuantos magnates del capital, esta es la denuncia que anuncia la obra epistemológica filosófico-política de Marx.
En este sentido Antonio Gramsci, aclara que los pies de toda Pedagogía
Crítica, son la Política y la Filosofía para poder transformar el mundo real,
simbólico e imaginario -Lacan-; lo valoramos entre las naciones del planeta tierra que está en plena
decadencia del inconsciente colectivo, sin un proyecto de vida humanitaria que viene del pasado y, que es hoy, perfilado en el porvenir HUMANITARIO, ojalá se logre a través del ARTE de amar -E. Fromm-.
Lo que importa en este proceso educativo, entre el amo, el esclavo y el nuevo
testigo de la siguiente generación
es tener consciencia de que este
testigo ocular pueda ser cultivado en virtudes, pero a la vez también
será enculturado-mezclado o aculturado-sometido -según
lo expone la acción comunicativa de
Habermas-.
Lo cual posibilita, si existe consciencia de ello, la transformación de las leyes de rapiña
capitalista y de su gobierno para lograr ese
cambio socializador humanitario, antes de aniquilarse el sujeto educativo sin
sentir la necesidad e interés de su vida-muerte en el mundo del ser humano
deshumanizándose en su individualismo, miedo e indiferencia, para PODER resignificar
en forma y contenido su libre expresión,
que parte de la raíz de sentido común,
hasta alcanzar o pasar a otra dimensión filosófico-política científica, en donde
el eje articulador sean justo, como ente incidencial articulador de reflexiones profundas: las nuevas concepciones de
De modo que estas formas de poder no pueden explicar por sí mismas al poder político en su contenido más profundo entre los poseedores y los desposeídos; en este sentido todo ser humano es político, porque debe aprehender a defender sus
derechos humanos desde sus primeros años de infancia, tanto en forma como en contenido, con un carácter significativo de múltiples
lenguajes que sean comprensivos en el sentido común y reflexionados con un
pensamiento filosófico-político transformador, que marcan su historicidad
inconsciente-consciente. Al respecto Marx decía, que todo hombre es un animal
político, aunque éste no tenga consciencia de ello, puesto que tal relación
humana-inhumana tiene que educarse
de forma así asumida: consciente, soberana, independiente, autónoma y
responsable.
Es claro entonces que, en el
desarrollo de la humanidad se hace necesario
tener una posición política consciente sensible racionalmente, en la defensa de los derechos humanos de cada generación, que va humanizándose para lograr mayor conocimiento sobre lo
oculto, como espíritu libertario en potencia, por ser así conocido y desconocido a lo largo de este desarrollo
histórico del sujeto educativo.
De forma que el sujeto
educativo puede atreverse a ser un disidente
del orden institucional establecido, tanto en la educación formal, la informal y la no formal, valorada esta relación histórica cotidiana,
como un todo concreto articulado, en beneficio de la gran mayoría humanizada por su capacidad solidaria y colectiva;
que en la hegemonía del poder político a través de las épocas, se le sataniza, estigmatiza, neutraliza, mediatiza y finalmente se le
reprime con la muerte en las múltiples formas absolutizadas y neofascistas
existentes, que se resignifican en una nueva
vida de sensibilidad humana encarnada,
aún con los propios escenarios grotescos de la lucha de clases, entre
poseedores y desposeídos.
Por esa razón Hegel en su sistema dialéctico ideal piensa, que lo importante del sujeto educativo no es su
nacimiento o muerte por sí mismas en el despliegue entre el amo y el esclavo,
como una historia lineal o acrítica políticamente; sino por el contrario que lo
realmente importante es el desarrollo
activo del poder de ese tercer sujeto testigo presencial de la nueva
generación educativa encarnada, que dé cuenta de la
dialéctica en la forma de la tesis,
la antítesis y la síntesis, como posibilidad de desarrollo humano superador, que hoy día es significativo y comprensible,
en el llamado educativo, que hacen Marx y Engels, a través del Manifiesto del Partido Comunista: ¡Proletarios del mundo únanse!
Tengamos presente que la propuesta de Engels y de
Rosa Luxemburgo, en cuanto a la transformación humanitaria era, que sucedería
en un gran movimiento internacional de entre los pueblos y las naciones, hoy
vemos en este sentido la necesidad de un Gobierno Mundial y de un Estado
Profundo que asuma la responsabilidad de la desigualdad en el planeta
globalizado y destruido tanto su naturaleza como el espíritu del sujeto
educativo degradado por ese afán de acumulación capitalista, ello lo mencionamos en términos educativos con un gran
sentido Pedagógico Político para este siglo XXI, para que esté encabezado y defendido por la prole, esperamos que sea a través del diálogo público, para
cumplir según propone Marx: “De cada quien según sus capacidades y a cada cual
de acuerdo a sus necesidades”; porque si valoramos
virtuosamente el contenido significativo de esta propuesta, no se aleja en término de los hechos, al Principio
Básico de las Comunidades Indígenas, tan pisoteadas y sometidas en la historicidad humana sin tener consciencia responsable sobre dicha desigualdad.
El proletariado en sí es la víctima del sistema de explotación inundado en la violencia para el sometimiento, en ese despliegue consciente-inconsciente del sujeto a lo largo de su
historicidad y memoria histórica que parte de su lengua materna en el borramiento del poder político de
origen indígena principalmente; porque
ahí radica justamente la tarea educativa de reconocimiento, en la didáctica
política trascendente con el EMPODERAMIENTO de dignidad humanitaria para este siglo XXI; entiéndase comunicativa por ser la expresión más abarcativa entre lo universal y lo particular
en su infinita telaraña de sentidos de vida-muerte significativos ambos momentos, en los entramados de las culturas indígenas.
Este proceso educativo puede como esperanza
revolucionaria, darse por medio de la acción lúdica, cuidadosa y significativa con base en el amor a nuestros semejantes,
es decir de forma afectiva en la
transformación radical para liberar al sujeto histórico de las ataduras de la
explotación acontecida entre el amo y
el esclavo, por ser la primera expresión histórica de la lucha de
clases del sujeto en sí
desde hace más de 3,000 (a.a.C),
desde la primera fase del esclavismo, cuando inicia la propiedad privada de medios de producción, pero que aún no ha sido reconocida esa expresión vital de trabajo humanizado para sí revolucionaria o transformadora, como lo hizo el gladiador Espartaco.
La consciencia para sí revolucionaria, comprende de lleno el momento de su propia emancipación
en el cuerpo del Otro Yo, como es posible que suceda a través de todo lo existente en cuanto al conocimiento
registrado: ciencia, arte, tecnología,
comunicación, robótica, cibernética y capacidad humana-humanizándose entre poseedores y desposeídos, en la
institución ‘formalizante’, que está siendo rebasada por las necesidades
sociales de las grandes mayorías en el planeta tierra.
Esta es la razón histórica en deuda por la falta de reconocimiento para el esclavo moderno, del por qué en la funcionalidad institucional burguesa formalizante, el sujeto educativo antes
que reconocer que tiene una posición política, se calla, se auto-reprime y se oculta o se hace visible
como un ser de indiferencia como un ser reaccionario que defiende al amo a
pesar de ser un esclavo en la lógica del capital.
Así el sujeto educativo va convenciéndose en los hechos por sobrevivencia,
de que el orden y el progreso capitalista son “verdaderamente” el destino
manifiesto, dada la aculturación padecida, en el abuso de poder político a través de las
épocas de despojo; distinguiendo su forma, significación y contenido
cualitativo y cuantitativo lleno de mentiras y manipulación; pues se conoce cómo aquellos que tenían
razones más avanzadas al dogma de su época, pueden terminar legitimando
como algo extraño de naturaleza mimetizada a la institucionalidad de la educación formal, la informal y la no formal, comprendido como un todo inescindible.
Así se legitima esta forma de vida por vía de los
hechos, porque no hay más que elegir en la reproducción de un círculo cerrado del proceso impuesto por la clase dominante, por
ende esta clase termina también muriendo física y simbólicamente en ese abuso
de poder político irracional y
anárquico que los corroe perversamente como sociedad, sin método crítico,
justamente planeado por la propia clase trabajadora, para que nadie viva del
trabajo ajeno.
La razón es que a lo largo de la historicidad humana el poder político con
capacidad humanitaria se refiere a la defensa de los derechos humanos que son
vitales, pero la clase dominante de todas las épocas no le reconoce ese poder a los dominados, porque necesariamente será un
poder de emancipación en
el contexto político hegemónico de la lucha de clases, entendida como
parte del proceso educativo histórico-dialéctico
en la humanización-deshumanización, por eso se oculta y desvirtúa tal proceso
educativo de emancipación desde la ideología dominante, en términos
de vida, es decir pedagógico educativa.
Sin embargo, se es consciente
de que las relaciones de abuso de poder,
existen en la hegemonía de la clase dominante a lo largo de cada época a través
del Estado esclavista, del Estado feudal, del Estado capitalista y hoy aún del
Estado socialista -no como algo lineal, sino dialéctico, hoy todas estas formas están presentes en la injusticia de la vida cotidiana-, conceptuado el Estado como
aparato de control y legitimación para la explotación en beneficio exclusivo
del capital -aunque en el tránsito podría ser de otra forma matizando sus sentidos-, pues esta síntesis del Estado no es más que la acumulación del trabajo oprimido y explotado,
a través del despojo de los medios de producción
a lo largo de la historia.
Este proceso de explotación se despliega y naturaliza, en la existencia
de la propiedad privada de medios
de producción en unas cuantas manos,
en donde aún pervive la idealización
del Estado Ético hegeliano, supuestamente lleno de nobleza,
inteligencia y sabiduría de los miembros más notables de la aristocracia
jerárquica de autarquía autoritaria, que impone sutilmente con un doble discurso la estratificación social funcionalizada
históricamente, pero en una Pedagogía Crítica, se tiene plena
consciencia de que no hay conciliación entre los opuestos -el amo y el esclavo-
por ser injusto.
Sin embargo, esta desigualdad cimentada en la lógica de funcionalidad
institucional burguesa que enseña la rivalidad, competitividad, mentira,
sensiblería, politiquería y jerarquía despótica, encubre la expresión “legal” empresarial
capitalista, abarcando ideológicamente
desde la raíz de sentido común hasta el conocimiento científico, de forma cualitativa y
cuantitativa, en su proceso reproductivo de
bandidaje deshumanizante; este escenario de injusticia se logra por medio de la familia, la escuela, la
iglesia y principalmente los medios de
comunicación locales, nacionales e internacionales.
Sabemos del Estado, como lógica de acumulación de capital, en donde se caracteriza por un territorio, un lenguaje común, una nación pueblo, en el cual las instituciones sindicales, universitarias, de prensa y comunicación, de familias con raíces culturales diversas, con instituciones de justicia y militar, con lo que el gobierno en turno sea éste progresista, revolucionario o no, ejerce su poder político local, nacional e internacional, matizando formas de corrupción o engaño cuando existe el abuso de poder político, impuesto con violencia y por la fuerza, sin consenso de las minorías y mucho menos las mayorías.
Así cada modo de producción privado, ha ido imponiendo en esa forma de vida hegemónica, no sólo en la
división del trabajo entre el campo y
la ciudad, sino de forma intencionada ha favorecido la ganancia del capital, separando en este sentido el trabajo intelectual del trabajo manual, la formación político pedagógica de la cultura, así como generando la necesidad naturalizada para la reproducción de la hegemonía jerárquicamente dominante. fundada en capacidades funcionales de competitividad individualista, aspiracionista dependiente de tabúes, mitos y fetiches ahistóricos y apolíticos, atribuidos a “mecías,
caciques y salvadores” que “hablen por mí y por nosotros”, que decidan por los que no tienen voz porque nunca han
sido escuchadas sus voces-demandantes de vida y de reclamo de justicia, en un
grito de dolor cada vez más profundo en esas llagas de la historia, en esas
venas abiertas… -dice Eduardo Galeano- de las relaciones de poder y de abuso de poder humanas-inhumanas,
humanizándose en la consciencia racionalsensible de la sociedad, es decir de la
lucha de clases.
Así detrás de las voces que piensan:
“sí somos escuchados, pero sólo cuando servimos como mediatizadores históricos
reformistas”; ahí todas las demás voces,
sólo
siguen pasivamente a la
envergadura de los “líderes de autoridad”. Esta relación
comunicativa sucede porque se desconocen las necesidades de las grandes
mayorías por estar despolitizados,
desorganizados, desinformados y permanecer en el silencio mediatizador de la
contemplación inactiva, con un comportamiento, eso sí muy ‘respetuoso,
-ya mimetizado-’ y conformista a la lógica de la hegemonía del capital, por supuesto sin formación comunitaria, libre y responsable.
De manera que la propiedad
privada de medios de producción, se desarrolla en la acumulación y la
centralización de grandes riquezas en
las conquistas, convertidas hoy en neoconquistas del capital monopolista
y financiero en esta última fase de desarrollo imperialista -según plantea
Lenin-, que conlleva y sintetiza en sí el ejemplo educativo de crimen y de violencia para las nuevas generaciones
en el abuso de poder político, en donde se va aclarando el injusto escenario
de desigualdad histórica y social, por eso la
sociedad no es más que el contexto de la lucha de clases a partir de esta
acumulación originaria de capital, para el caso mexicano sucede con el saqueo e
invasión española en 1521, desgarrando los hilos culturales de la gran
civilización del Anáhuac, porque los españoles, no tuvieron la capacidad sensible y racional para
valorar ni, respetar la autonomía, sabiduría y grandes descubrimientos civilizatorios como es el cero con los mayas, pues la ambición de poder los ofuscó.
Por tanto en el proceso educativo el
poder político de emancipación continua la búsqueda de humanización pedagógica
humanitaria, cuidando la formación ‘enculturada’
o natural del testigo ocular entre el amo y el esclavo, a través de la mezcla resultante en el necesario y vital ‘cultivo’
de valores cada vez más virtuosos, en la formación política del sujeto
educativo racionalsensible, para
enfrentar la nueva ‘aculturación’ en el intento de exterminio y de sometimiento, en
la educación formal, informal y no formal en la formación y constitución de consciencia histórica con sentido social,
haciendo lo que se puede con lo que se tiene; lo que requiere de una formación política consciente del sujeto
educativo intencionada y comunitaria con solidaridad, dignidad y
autoreconocimiento en el planeta tierra.
Se propone pedagógicamente, trabajar en la teoría-práctica revolucionaria, la categoría de racionalidadsensible, indicada metodológicamente, para PODER crear las
condiciones objetivas y subjetivas de libre
expresión del sujeto educativo desde el sentido cultural humano
del reconocimiento racional concreto de la modernidad, desplegado en el poder
colonizador que históricamente continúa sometiendo a la dimensión sensible del
sujeto de la historia.
El sujeto sensible irá reconociendo conscientemente que se ha constituido
y formado un sujeto histórico en falta, que sólo tiene certeza de su inmediatez existenciaria, en su cualidad cuantificable, sin PODER
satisfacer la necesidad del otro en su propia complejidad humana, de manera
inconsciente y desorganizada
políticamente; así se enfrenta con
un ‘nosotros social de desgarramiento degradador y violento’, en el escenario
de la sociedad, desde lo público como en lo privado de lo íntimamente virtuoso por la denuncia que anuncia, a través del reconocimiento o agradecimiento
colectivo de su propia transformación radical, en ese orden hegemónicamente
impuesto, por lo que la forma,
contenido y significación de un poder político pedagógico, es una
nueva apuesta generacional de
aprendizajes de comunicación
y de diversos lenguajes posibles.
[1] La categoría de sensibilidad racional en el contexto
hegemónico, expresa el sentido cultural
humano, en el reconocimiento de la
racionalidad-irracionalidad concretas, es decir, como acto instrumental desplegado desde el poder colonizador que somete
la dimensión sensible del sujeto educativo; constituyéndose un sujeto en falta, que sólo tiene
certeza y percepción histórica de su existencia individualista, en cualidad disgregada, que puede ser
cuantificable y que se transforma al satisfacer la necesidad económico-política
y socio-cultural del otro Yo, que no
puede reconocerse como sí mismo por su desclasamiento mediatizado, -que da
cuenta de su propia complejidad
humana-inhumana universal como un particular concreto; así el sujeto educativo, se enfrenta
permanentemente a un ‘nosotros social’ de producciones colectivas y de
actitudes emancipadoras, en un desgarramiento público e íntimamente virtuoso, que cuida y protege el equilibrio-desequilibrio
del ser humano, con una actitud
pedagógica; como reconocimiento o,
lo que es lo mismo agradecimiento
colectivo de su propia transformación radical, al enfrentarse al orden
hegemónico impuesto, en una apuesta crítica de comunicación y de lenguajes
contrahegemónicos posibles de forma
organizada, que sintetizan al interés particular de su cultura social, a través de una sensibilidad radical, sentida
con una racionalidad crítica,
que niega a la sensiblería burguesa y al racionalismo mercantil, vivido a
través de un proceso de identidad cultural de clase proletaria, en la asunción
como actor social en cada época de
desarrollo humano-inhumano, lo que define
el equilibrio de esta relación, es
no poder vivir del trabajo del otro, en una relación de abuso de poder político,
en una mixtura de matices posibles en su dimensión geopolítica en este siglo XXI, en donde seguimos organizándonos y reflexionando sobre nuestras posibilidad de presente rumbo a la esperanza de la tranquilidad en paz y felices.
[2] Los medios de trabajo, “son el conjunto de cosas con que el hombre actúa sobre los objetos de trabajo. Los medios de trabajo se dividen en dos clases. De ellas, la más importante es la de los instrumentos de trabajo (instalaciones, maquinaria, motores, herramientas, dispositivos, etc.). Asimismo forman parte de los medios de trabajo los edificios y las construcciones destinados a la producción, los ferrocarriles y carreteras, tuberías, líneas de electricidad, canales, etc. También son medios de trabajo los utilizados por el transporte de carga (vagones de mercancías, plataformas, vagonetas, carretillas, etc.) y recipientes de diverso tipo para conservar objetos de trabajo (carboneras, tubos, barricas, cestas, envases, matraces, balones, etc.). La tierra sirve de medio universal de trabajo. Vid. Diccionario de Economía Política. Borisov Zhanin Makarova. Ed. Grijalbo, México 1976. Pp. 143-144.
[3] La Época refiere la forma particular de significación cultural; así dicho por lo que implica el sentido del sujeto en la constitución de la conciencia social e
individual que significa la propia historia
de la educación humana Es el periodo de
contenidos del conocimiento, del recuerdo de lo experimentado, de lo que ha
sido vivido y que tiene un sentido teórico práctico, es
decir reflexivo (crítico/creativo,
metódico); práctica común de la cultura y de la política, que permite intuir
y presentir el derecho al porvenir, así existe una analogía entre época e historicidad humanizándose. Vid. en este sentido, reinterpretando a
Villoro, Luis. “Filosofía para un fin de
época” en Nexos No. 185, México, Mayo de 1993. Pp. 43-50.