EQUIVALE a AGOSTO 2021.
AUTORRECONOCIMIENTO E IDENTIDAD con honestidad, justicia y amor: López
Obrador (AMLO) en México.
En las concepciones hasta
aquí desarrolladas, sobre el autorreconocimiento y la identidad del
sujeto histórico, se ha
presentado el planteamiento y el objetivo del presente ensayo sobre la identidad del sujeto como un proceso de
definición de clase para nuestra humanización en este siglo XXI y lograr ser
felices con las tristezas necesarias pero no provocadas por la carencia, la
discriminación y la miseria, tenemos consciencia que hoy es nuestra última
oportunidad. Ofrecemos un pequeño esbozo reflexivo para reconocer los símbolos sociales vigentes
bajo la lógica occidental capitalista que aún es hegemónica, salvo algunas
esperanzas civilizatorias que quizá lleguen como China, la India, los pueblos
indígenas comunitarios, la civilización maya, etc.
Vivimos un siglo como búsqueda de la libertad en diferentes sentidos humanitarios, posturas político-filosóficas y actitudes del actor social en los procesos de formación y de trauma histórico en el sometimiento que conlleva la opresión y explotación del hombre por el hombre, es decir, en el sentido de nuestra transformación cultural de explotad@, para terminar con el mercado de drogas, de armas y del capitalismo salvaje como delincuencia de cuello blanco y delincuencia organizada, denuncia AMLO.
Hoy la explotación de un hombre sobre otro, lo valoramos como totalidad o historicidad desde la postura y reflexión político filosófica del materialismo histórico, haciendo una resignificación de las diferentes lenguas de la identidad particular y universal concretadas por medio del trabajo milenario y actual, el que es reconocido por el sujeto que lucha por la transformación de calidad humana, en paz, sin violencia, construyendo todos los días la democracia con equidad, haciendo justicia y denunciando con honradez la corrupción (AMLO), porque cada sujeto está ‘sujetado’ a sus valores ético-morales, entendemos al sujeto histórico, como una persona con un proyecto, al ciudadano con derechos individuales, a un grupo social organizado o no, a un pueblo a la voz de la solidaridad y la cooperación, a un Estado-nación que quizá funge en transición a través de la historia y que bien puede ayudar con todo su aparato gubernamental en sus tres instancias de poder político: ejecutivo, judicial y militar, si obedece al pueblo hasta otorgar la soberanía a la gente de trabajo, esa es la apuesta.
Valoramos en el sujeto histórico, sus formas de producción histórico-sociales, sus tradiciones y costumbres milenarias, así como sus valores ético-morales (Gramsci), que lo identifican su raíz milenaria, de acuerdo a su civilización; es decir, que habla y actúa con base en las virtudes que ha podido desarrollar en procesos de enseñanza-aprendizaje en sus distintas épocas culturales, imperceptiblemente matizadas, esa es la apuesta a través de SABER DIALOGAR en su condición humana, así lo propone y lo actúa todos los días López Obrador contra el paradigma neoliberal, propone que se logre con honestidad, justicia y amor al pueblo, amor y respeto a la vida.
Los momentos minúsculos de construcción humana, son nuestra apuesta en comunidad, porque ello sucede de acuerdo a esa búsqueda de libertad humana y explotación inhumana del trabajo que dignifica en nuestra condición histórico social a cada paso dado, ya que deseamos que el trabajo si bien duro tiene que ser lúdico y creativo, porque es común, en donde la consciencia responsable humanitaria sabe valorar el esfuerzo recorrido entre todos nosotros y nosotras, para eso nos sirve informarnos y ayudarnos permanentemente, por lo que se necesita tomar consciencia en los procesos educativos y en la formación de calidad humanitaria mundial, nacional y local, desechando todo lo que destruya toda forma de libertad, labrado en el respeto a la diferencia y a la consciencia política humanitaria de nuestro pueblo en México, a pesar del mercado de carteles nacionales e internacionales que nos asechan.
Entendemos a la libertad humana como la capacidad en donde se multiplican como hongos los youtubers en las benditas redes sociales (AMLO) que potencian la información crítica, haciéndola pública, además de periodistas comprometidos con las mejoras sociales justas y necesarias ¿Cómo silenciarlos a todos y todas? No es posible, esa es la apuesta. Éstos y éstas valientes comunicador@s tendrán que dejar escuela y formar cuadros de reflexión crítica para que ya nadie pueda silenciarlos, tomándose por vía pacífica los medios de comunicación de masas, para educar-politizar humanamente al pueblo mexicano, pues vemos cómo el cuarto poder aún sirve a la clase media e intelectuales orgánicos comprometidos sólo con su privilegio individualista que les brinda el sistema capitalista de explotación y de corrupción naturalizada, hoy se tiene que valorar y analizar en la pérdida electoral de la Ciudad de México, el Estado de México y otros bastiones que se pintaron de azul con el Partido de Acción Nacional.
En este sentido valga RECONOCER al gabinete lopezobradorista que están a la vanguardia en la Cuarta Transformación (4T), como puede ser, por mencionar a uno solamente, al Dr. Santiago Nieto en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF); igual tienen que dejar escuela para multiplicarse en miles que sepan hacer el seguimiento de la corrupción y cerrar cuentas como parte de la denuncia cotidiana, hasta DEVOLVER AL PUEBLO LO ROBADO y cambiar las estructuras socioeconómicas para que la gran mayoría gocen de una vida digna.
Esta propuesta de identidad humanitaria, es una elección voluntaria y consciente que se expresa en las actitudes y comportamientos del sujeto histórico autónomo, capaz de autodeterminarse colectiva e individualmente en una postura política definida, para construir su ser digno de educación, de salud y de cultura, ese fue el esfuerzo de Salvador Allende, pero también de Lucio Cabañas o de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hoy en día en la realidad mexicana y latinoamericana.
Reconocemos entonces al sujeto histórico particular y social como hacedor y a la vez hechura de su soberanía y de su producción cultural; gestada ésta en las relaciones de clase en cada época, coincidiendo con el grado de conocimiento, experiencia e intuición que tiene de ello como consciencia social revolucionaria; configurándose así los diversos tipos de identidades del sujeto: nacional, étnica, de género, regional, pueblerina, de pareja, barrial, religiosa, familiar, generacional, etc., en este sentido parece que la mentalidad de los mercaderes de drogas aún en las regiones más pequeñas, viven este fenómeno social como una vida fragmentada, en donde no tienen consciencia de la necesidad del pueblo para vivir con justicia y honestidad amorosa.
Caracterizamos a la identidad del sujeto como un fenómeno de reconocimiento, es decir, de agradecimiento del sujeto histórico, sea éste una persona con un proyecto, un individuo con derechos humanos como ciudadano, un grupo social, un pueblo/nación, un Estado transitorio entre aquello que no termina de morir para ser independientes del neoliberalismo y lo que no termina de nacer, que es la independencia humanitaria en América Latina, como la patria grande con soberanía y dignidad, porque podemos ser una comunidad en peligro de extinción, todo ello dimensionado por su despliegue de actitudes y comportamientos en permanente transformación humanitaria o no.
Por ello en esta transformación permanente consideramos, la pertenencia socio-territorial contextuada en espacio y tiempo de vida-muerte, lo cual encuentra su plataforma de sentido en la propia definición cultural de las identidades sociales; se mencionan algunos rasgos acerca del proceso de representación de las identidades a través de la lengua y de la identidad como proceso de transformación del sujeto social en sus formas de lucha y de apropiación del conocimiento y la información; para poder dar cuenta de las características de la identidad de clase social, como un largo proceso de madurez autónoma en la lucha de clases histórica y cotidiana; sobre ello trata este ensayo, el cual delimitamos, según lo que comprendemos por identidad y por autorreconocimiento.
En este apartado se enfatiza que la identidad significa un conjunto de repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos) valorizados y relativamente estabilizados, a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) se reconocen entre sí, que es lo que necesitamos urgentemente en este siglo XXI, siglo de debacle del mundo con el calentamiento global, las guerras, el armamentismo, los feminicidios, la pederastia, redes de pornografía infantil, la corrupción y el mercado de drogas que es global; en estos sentidos, se limitan las fronteras y se distinguen de los demás diversos actores sociales que son sus víctimas; todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado como está sucediendo -plantea G. Giménez-; sí todos los días sucede en México la falta de atención sensible con un proyecto educativo humanista amplio.
Podemos ver que la elección libre y voluntaria del sujeto social e individual, corresponde con sus representaciones, valores y símbolos, expresados éstos -según la filosofía hegeliana recuperada por el marxismo científico- a través de su sensibilidad, percepción, entendimiento, autoconciencia y razón conceptual; ahora lo que falta alcanzar para el presente siglo en la formación de sujetos históricos, es que puedan ser constituidos en la comprensión de una razón sensible radical en, con y para su cultura en comunidad humanitaria en búsqueda de la paz, terminar con el armamentismo y el mercado de drogas, cuidar la tranquilidad y felicidad del sujeto integral, semejante a lo que AMLO, propone, todo sin endeudar al pueblo, de forma pacífica y a través del diálogo, tómese en cuenta que el partido MORENA tiene que hacer mucho trabajo de conscientización con las clases medias de este país.
El diálogo comprensivo y cariñoso, es lo que puede salvarnos del salvajismo capitalista global y nacional; ya que entrelazada esta identidad de clase con las relaciones de dominio contradictorio en su negación y afirmación, en el sentido dialéctico de valores asumidos en el contexto histórico de la hegemonía occidental capitalista, seguimos presenciando cómo sustenta la propiedad privada de medios para la producción histórico-social para el beneficio de unos cuantos y la desesperanza de la mayoría; por lo que se ha dado forma y contenido a la vida-muerte en este SIGLO XXI para decir BASTA, en esa voz comunitaria que está tomando en sus manos al Cuarto Poder, los medios masivos de comunicación en México, que el sujeto vive como un derecho humano en una situación socioeconómica-cultural y militar que se le ha impuesto históricamente por las grandes dictaduras, en México con AMLO es todo lo contrario, debido a que diariamente ataca a todas las formas ideológicas de manipulación, de miseria y de explotación social, haciéndolo público, como expresión cultural dialógica para reafirmar nuestra identidad histórica, tendría que ampliarse el debate ya a nivel mundial.
Y es justo en el dominio de la cultura y de la propia naturaleza del sujeto sujetado o no a sus valores humanos, que el sujeto logra sobrevivir en un trabajo enajenado o vivir dignamente como ser humano integral, lo cual corresponde con el grado de conciencia que tiene de sí mismo, es decir de sus necesidades, recursos, capacidades, voluntad y limitaciones para poder comprender en sus actos, aquello que dice querer, y lo que finalmente termina logrando, expresadas estas relaciones de ‘“poder” para someter o emancipar”’, como formas objetivadas de la cultura en contraste con las formas interiorizadas de ella, en la conformación de las dimensiones de la identidad del sujeto histórico como persona con un proyecto, como individuo, como pueblo o sociedad civil, como Estado-nación, como grupo social, como clase social organizada políticamente, o como el planeta mismo, al saber o no saber sobre sí mismo, en el reconocimiento del otro que lo constituye como sujeto comunitario, aunque sea como una ilusión o ideal de futuro en su subjetividad objetivada de su expresión, que lo identifica como ser humano a través de su sensibilidad cultural.
Las dimensiones de las identidades del sujeto histórico con consciencia social, dan cuenta de su calidad humana que está cada vez más manifiesta, porque expresan esta cualidad en el comportamiento social e imaginarios simbólicos que atraviesan todos nuestros síntomas de depresión o de ansiedad, de indignación y hartazgo, por ser actores sociales reales y concretos con memoria de tanta injusticia y lucha día a día, por lo que esta especificidad debe verse en el contexto real de ubicación en espacio y tiempo (Kant), como una totalidad histórica que no es posible fragmentarse caprichosamente (Hegel), pues las formas del ser y del hacer son únicas e irrepetibles en cada persona particular en sus singularidades universales diferenciadas -entendido en una lógica dialéctica como la construimos en el devenir cotidiano-.
Por tanto, hoy es necesario conocer a profundidad las circunstancias de vida de cada ser humano, para comprender el comportamiento humano y ajustarse a preocupaciones pedagógicas específicas, se trata de lograr dar sentido a diversas formas de resistencia, reproducción y funciones formalizadas del sujeto, en la imagen que tiene de sí mismo, al resistir en un trabajo enajenado bajo el sometimiento empresarial o burocratizado, la lógica del capital, como lo sufrimos en México y en A.L., pero en el despertar de las naciones y el PODER DE LOS PUEBLOS organizados o no, la luz nos hace felices en sus matices y contrastes.
Los pueblos en L.A. seguiremos resistiendo en un proyecto social cada vez más deplorable y a la vez gratificante de enseñanza-aprendizaje como lo ha mostrado Cuba, Venezuela, Nicaragua o México hoy con AMLO, porque tenemos que superar entre nuestros pueblos los estados de alcoholismo, de terapia grupal, en un ambiente de drogas, de evasiones, de sin sentidos, de violencias, de silencios, de indignación, de degradación terrorista, hipocresías, genocidios, abuso sexual a menores etc., como formas simples y complejas de la vida humana e inhumana entre el ser y el no ser, sintetizados en el presente siglo XXI, por lo que el problema de fondo es contar con INFORMACIÓN cada día, como nos lo muestra AMLO; sabiendo que también daña demasiada información mercantil y. al ya no saber qué hacer con ella, en el consumismo y el aparente olvido por la falta de raíz histórica.
Ya que el no-ser o el ser integral, no debe entenderse como la deshumanización o la pérdida de identidad como un efecto natural determinado por el rumbo evolutivo, sino también como la humanización en el sentido de la defensa política en los intereses de nuestra clase social de pertenencia, como sujetos con raíz y memoria civilizatoria, por ello el sujeto en sus sentimientos más íntimos, que lo identifican y definen como ser histórico ahí constituido y constituyéndose en los valores universales y particulares de su época, que tiñen su cultura como hechura y hacedor de su historia.
De manera que, el sujeto se encuentre a sí mismo en rupturas y contradicciones permanentes en su negociación de consensos, crisis y caos; que lo niegan y lo afirman a la vez en un proceso de transformación como está sucediendo con la 4ª. Transformación en México, a través del diálogo y la paz social, hasta donde ello es posible, para que la deformación y la formación de valores ético-morales, sea un entretejido de virtudes y de defectos humanos como despliegue de nuestra existencia.
Lo cual es parte de la praxis como poder de emancipación dentro de la lógica imperial financiera, con base en la razón, entendida ésta como la facultad del conocimiento humano para relacionar juicios y principios argumentados teórica y prácticamente en una correlación de esfuerzos de investigación, en ese espacio que conjunta la ideología, el arte y la ciencia, articuladas por la praxis concreta de la organización política y de la capacidad de dirección en procesos radicales de transformación del sujeto histórico social; de modo que éste logre romper con la lógica de propiedad privada de medios de producción, a través de lo más sublime o sagrado que es el sentido y derecho a la vida individualcolectiva (Cantón) del ser; es decir, al hacerse humano con un espíritu racionalsensible, que es hoy el grado más álgido de la consciencia.
Así decir SER HUMANO, es hablar sobre la sensibilidad racional en su totalidad, que se expresa en la realidad concreta en fragmentos de la nada, como cerrazón a la vida de incomprensiones y ausencias de sentido, de expresiones culturales diversas, en la lógica del modo de producción y en las actitudes generadas por el Estado hegemónico de poder político burgués nacional e internacional, ello sucede en el proceso de humanización en la negación de potenciar cualidades humanas virtuosas en un proceso de enseñanzas y aprendizajes conscientemente dirigidos con una intención de emancipación histórico-social que se está acelerando en este siglo XXI, pues nuestros errores nos exigen reparar lo antes posible porque los tiempos del calentamiento global, deforestación y falta de agua apremian, por lo que requerimos de Otro, muy otro proceso educativo familiar, escolar, clerical, en los medios de comunicación y en las calles.
Requerimos de abandonar paulatinamente la lógica de consumo y mercadotecnia, que sólo enriquece a los magnates del capital, para lograr irnos emancipando cada vez más de injusticias impuestas por el DEBER SER esquematizado a imagen y semejanza de la propiedad privada esquisofrénica de medios productivos, y de la violencia decretada, en la privatización absurda de los recursos de potenciación humanizada de derechos fundamentales, como son: educación, salud, justicia, vivienda, cultura, alimentos, tierra, trabajo, democracia, vestido, recreación, libertad de pensamiento y de acción, lo cual cada vez se tiene más claro en la consciencia social, poder luchar en contra de la política Neoliberal (AMLO).
Precisamos tener respeto a la dignidad en equidad social, porque en esta lucha humanitaria, resultamos peligrosos todos aquellos que no se ajustan al orden de privilegios capitalistas, de privatización y de exclusividades excluyentes en el reconocimiento de la identidad de la clase dominante con un Estado Profundo que no podemos vislumbrar con precisión -Correa-, que se inculca en los procesos de enseñanza aprendizaje del sujeto desde su infancia a través de todo un sistema de valores y de ideas hegemónico-políticas.
Porque de lo que se trata en el reconocimiento histórico de la identidad del sujeto, es de salir de sí mismo en su otredad humana, a través de cultivar necesidades compartidas en la lucha que lo reivindica, y forjar la superación al reconocerse en las posibilidades del trabajo colectivo crítico, y de creación innovadora autónoma, en un devenir consciente de liberación individual e histórico-social, empeñada la vida humana en salir y entrar a la tragedia subjetivamente representada, vivido como trauma y confusión, y a la vez objetivada en la risa de sí mismo ya emancipado, en los espacios de superación cultural.
La visión cultural, como hacedores y hechura de esa cultura civilizatoria a la vez, representa una auténtica autoridad normada por el principio de necesidad humana colectivamente disfrutada y querida; pues la alegría recrea las ilusiones de un pueblo que parece grande en algunas ocasiones y chico en otras, de acuerdo a la topología dialéctica de su ubicación; es decir, de la sociedad civil organizada políticamente para dar cuenta de las formas conscientes de la interrelación social y educativa general o regional; lo cual se desarrolla al interior del modo de producción en la superación de la contradicción hasta hoy irresoluble entre el capital y el trabajo; lo que está culturalmente entreverado con las emociones y las pasiones humanas en otra dimensión de esa misma totalidad fragmentada del mundo moderno en el campo de la subjetividad objetiva.
¡La
lucha democrática del PODER POPULAR sigue en construcción!