Vasconcelos y la pedagogía
Mario Aguirre Beltrán
En este trabajo se discutirá sobre el proyecto
educativo vasconcelista, indagando las condiciones de su producción, el
desarrollo de la empresa educativa y las bases teóricas sobre las que se
cimentó el primer programa educativo de carácter nacional que dio los
fundamentos, como Estado educador, al Estado nacional popular emanado de la
Revolución Mexicana.
Será de particular interés descubrir cómo este
proyecto educativo abandonó toda referencia a la teoría pedagógica clásica que
se venía desarrollando, vigorosamente durante el porfiriato, en la segunda
mitad del siglo XIX. También discurriremos sobre la propuesta pedagógica
vasconcelista indagando si se limitó a un desarrollo educativo sin sustento en
las teorías pedagógicas o si estaba respaldado en su particular filosofía
autodidacta, cuyo sello particular fue combatir toda referencia que tuviera
algún vinculo con la perspectiva teórica anglosajona, derivada de la Reforma
protestante y, por lo tanto, reivindicando la pedagogía derivada del
catolicismo que reclamó como el católico militante que era.
El propio Vasconcelos nos ilustra sobre su renuncia
a la reflexión pedagógica al sostener que: “Sin vocación alguna pedagógica, sin
práctica del magisterio, publico este libro únicamente para explicar cómo procedió
un filósofo cuando el destino le llevó a la tarea de educar un pueblo”.
En 1997, en el libro de La Revista El Maestro (1921 – 1923) Raíces y vuelos de
la propuesta educativa vasconcelista, Valentina Cantón apuntaba: “José
Vasconcelos tiene una idea -precisa en fines y acciones- del rumbo que debe
tomar el desarrollo educativo y cultural del país. Se trata de un proyecto
destinado a realizar una refundación de nuestra patria sobre otros cimientos
que los del pensamiento positivista, elitista y colonizador característico de
la política cultural del periodo porfirista”.
Es decir, se trata de un proyecto de pacificación y unificación nacional que
coincide plenamente con los propósitos del estado nacional/popular, proyectado
por el obregonismo de acuerdo con la idea gramsciana de que la consolidación
del Estado nacional, es decir, un Estado unitario y en paz, sólo se alcanza
cuando el Estado se yergue como Estado. educador.
El proyecto educativo de Vasconcelos, estuvo inspirado en la propuesta
educativa de Lunacharsky, quien propuso organizar la educación en cinco
departamentos o secciones: Organizativa, de Actividades Extraescolares,
Científica, Artística y de Instrucción Social (que incluía a la enseñanza primaria
y la enseñanza secundaria).
Cuando Vasconcelos funda la Secretaría de Educación Pública, retoma la idea de
Lunacharsky y crea tres departamentos, el Departamento Escolar, responsable de
la enseñanza científica y técnica; el Departamento de Bellas Artes y el
Departamento de Bibliotecas. Además se creó un Departamento de Educación
indígena el cual sería transitorio en tanto no se integrara los indios al
proceso de mestizaje racial y cultural.
Como se puede ver, más que una concepción pedagógica lo que tiene Vasconcelos
es una concepción y un proyecto educativo concebido en dos momentos, uno en
1914, cuando fue nombrado ministro de educación por el gobierno de la Soberana
Convención de Aguascalientes, en donde confiesa que ya tenía pensada la noción
de la federalización educativa y, otro momento -en 1918 en el exilio en Los
Ángeles–cuando plasma la idea de la división de los tres departamento de la
SEP, tras la lectura de “lo que en Rusia estaba haciendo. Lunacharsky.
Así, Vasconcelos se negó a retomar la pedagogía clásica porque ella se derivaba
del protestantismo; precisamente por ello educadores como Rebsamen o Laubscher,
seguidores de Pestalozzi y Fröebel no podían ser ejemplo de la nueva pedagogía
“de la Revolución”.
Tampoco lo podía ser Rousseau ni los naturalistas, por estar en contradicción
“con la tesis cristiana del pecado original”, y no puede ser, porque “se
proponen destruir el punto de vista religioso de la cultura”, porque “la
naturaleza no es libre sino subordinada al espíritu”.
Así, en De Robinson a Odiseo examina las doctrinas pedagógicas de Dewey y
Decroly, reclamando la “bestialidad” en la que esta corriente pedagógica
naturalista se basa, pues, para Vasconcelos, la negación de lo supranatural es
sinónimo de la negación de lo humano (cuando lo humano está definido por lo
divino).
Así sostiene que “lo natural se torna humano desde que lo toca el ímpetu del
hombre, observamos al cultivador” en donde “la naturaleza no es libre, sino
subordinada al espíritu” por eso la concepción del razonamiento inductivo –del
y desde el particular– es errónea pues es contraria a la labor del educador (…)
que no es la naturaleza sino la cultura.
Vasconcelos lo que propone es una “pedagogía del Dante”, papel que se
desarrolla en La Divina Comedia, ahí en donde Virgilio se adelanta por conocer
la ruta, y lo sigue el discípulo”, de esta manera, la educación sirve “para ser
y despertar los dotes sobrenaturales del hombre”, es el papel del “Sembrador”
del que Enrique Rodó dice, en el Ariel, que el cielo mira a la muchedumbre
aunque ella no mire al cielo, la vibración de las estrellas se parece al
movimiento de unas manos de sembrador.
Justamente es como Vasconcelos concibe la educación, como la de un sembrador,
como la de un dotador de cultura, de cultura greco/latina, de la cultura
hispánica, de la del pensamiento religioso español, la que sembraron los
misioneros en la colonia, la que está en contradicción con el sajonismo,
antípoda del protestantismo y consecuentemente antitética a las pedagogías
derivadas de la Reforma Protestante, las de Comenio, Rousseau, Pestalozzi,
Decroly, Herbard o cualesquier pedagogía surgida del naturalismo antónimo al
ideal. del sembrador.
En el mismo libro que sobre la Revista El Maestro elaboramos quien esto escribe
y Valentina Cantón, esta última analiza las premisas que rigen la cosmovisión y
la acción vasconceliana, e intenta reconocer sus fuentes:
a) La reivindicación de la raíz prehispánica de los pueblos latinoamericanos
b) La superioridad de los principios y fines de la cultura latina respecto de
la cultura sajona.
c) La necesidad de regeneración de los pueblos latinoamericanos
d) La opción por un humanismo mesiánico que permite hacer de la misión en el
mundo que cada hombre debe realizar; una vía para su propia redención.
e) El mistisismo entendido como ascesis plena de renuncias y sacrificios para
alcanzar lo sobrenatural existente y superar la dualidad alma-cuerpo y,
finalmente.
f) La noción de Totalidad (universalizadora) como finalidad última de cualquier
producción intelectual ética. y moral.
De esta suerte, la reivindicación de la raíz hispánica hace posible la
redención de Hernán Cortés como el obsequiante de la fe católica y a los
misioneros como los distribuidores, como sembradores de dicha fe. La España
única, eterna y católica, la dadora de fe y lengua, apunta Valentina Cantón, se
asemeja a la visión de Lucas Alamán cuando debatía con José María Luis Mora,
reivindicando la permanencia de las instituciones coloniales como garantes de
la trasmisión cultural, -como acto educativo– transmisión que pretendía
mantener a los antiguos cuerpos de los que se buscaba liberar con el movimiento
de independencia, del clero y de la milicia.
La superioridad de la cultura latina frente a la anglosajona es argumentada por
Vasconcelos una lucha entre la civilización y la barbarie, entre la
reivindicación del mundo espiritual latino frente al empirismo anglosajón; pero
en el fondo, la razón de la superioridad es la del catolicismo frente al
protestantismo y, por supuesto, todo modelo pedagógico inspirado en la reforma
protestante, de los que se trata es de impedir que el sajonismo se expanda a
expensas. de la cultura latina.
Con respecto a la regeneración de los pueblos latinoamericanos, basta con
aceptar la unidad de fe y lengua así como el reconocimiento de la superioridad
intelectual de la cultura latina y la fe católica para redimir al pueblo, lo
que impide la pluriculturalidad.
La vía de la propia redención es la senda que indica que “hay que educar almas”
para alcanzar el estado de iluminación y, finalmente, la noción de totalidad
regida por universales, Dios, bien, verdad, patria, pueblo, latinoamerica,
Mesías, etc, todas nociones homogeneizadoras que no permiten la expresión del
particular, de los heterogéneos, las pluralidades, todo en razón de la
homogeneización, en razón del absoluto, de Dios, con ello se reconoce que
“Toda pedagogía, según se sabe, es la puesta en acción de alguna metafísica.”
! FELIZ FIN DE AÑO ¡