Monday, October 10, 2011

América Latina. Siglos XX y XXI. HISTORIAS DE REVOLUCIONARIOS, UNA SOLA REVOLUCIÓN. (ZAPATASANDINO).

En esta primera parte, se tratará el sentido histórico de las voces que dan presencia a los movimientos revolucionarios.

Destacamos la categoría de Sensibilidad Política del Sujeto Educativo para reflexionar en los derechos, la sinceridad y la potenciación humana del actor social para no vivir nada más, como un testigo ocular de su generación.

El Sandinismo es una corriente política, es decir educación política en su Historia universal y particular; así se entraña su historicidad, entendida ésta como libertad y herencia objetiva y subjetiva en entramados de descripción, interpretación y narración latinoamericana, en esa historia particular reconocida, de nuestra Centroamérica Nicaraguense , la cual permite al ser humano reconocerse y reconocer a los demás en él mismo, esta corriente da formación para actuar con la consciencia de un activista político disidente del sistema capitalista de explotación.

Nicaragua, semejante a otros lugares de Centroamérica, pertenece a la concepción ideológico-política de la izquierda, con tendencia socialdemócrata y nacionalista. Así se promueve en tal educación política la integración histórica en la identidad latinoamericana.

Su ideario político revolucionario emancipador, se basa en Augusto César Sandino (1895-1934), denominado General de hombres libres en Nicaragua, quien murió asesinado; de él se toma el nombre de movimiento sandinista y a sus seguidores de este gran hito histórico, se les nombra sandinistas.

Los sandinistas luchan con esta utopía revolucionaria atravesando la historia del alma joven, no sólo con la escritura sino también con la creatividad de la poesía y con las armas en contra de la dictadura reproductora de la propiedad privada de medios de producción, para convocar a la unidad del pueblo, unidad que fue y será posible con la cohesión de todos los factores necesarios, para la dirección, ejecución y control de cada tarea de construcción y reconstrucción social.

El contexto histórico de Sandino y el Sandinismo en la Revolución Libertaria Nicaraguense, se ubica después de la Revolución Mexicana de 1910: Con el masivo levantamiento armado que puso fin a los 30 años de dictadura de Porfirio Díaz en México, eso fue un hito histórico trascendental en el pensamiento político latinoamericano de inicios del siglo XX, que no podemos olvidar.

Después de varios años de conflictos internos en la lucha de clases de dos facciones de los revolucionarios mexicanos se llegó a un acuerdo que quedó plasmado en la Constitución Política de 1917 la cual está hoy completamente desmantelada; ésta contemplaba la ejecución de una Reforma Agraria, que garantizara el derecho político de campesinos e indígenas, para poder conservar las propiedades comunales -semejante a la Reforma Agraria en la Nicaragua Sandinista de 1979-; en el campo laboral mexicano, se estipulaba la creación de un Código que protegiese los derechos políticos, es decir los derechos humanos de obreros, artesanos, indígenas y campesinos.

En este contexto histórico de luchas de emancipación social, destacamos el ideario del artículo 27 Constitucional, en donde se disponía de la propiedad exclusiva del Estado Mexicano sobre todas las riquezas del subsuelo. La confrontación con los Estados Unidos fue abierta, dado que el 75% de las minas más rentables de México pertenecían a compañías norteamericanas, de ahí se gesta el despertar de nuestra conciencia histórica en el proceso de aprendizaje emancipatorio.

Por consecuencia se desarrolla el concepto de indohispanismo, que ubica la identidad latinoamericana, desarrollada por José Vasconcelos, quien también fue incorporado al discurso nacionalista de esa generación, en la temporalidad y la espacialidad de los sujetos de la historia, en su papel individual y colectivo, es decir entre la historia de la vida social y la del presente.

Es importante destacar, la propuesta política del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que hasta hoy en día, explica el sentir y el comportamiento de nuestra identidad y nacionalismo en América Latina -como un campo de poder, dice Bourdieu-, desde las diversas formas de concebir el aprehendizaje de la historia en las relaciones de poder político para dominar o para emancipar.

Fue justo Haya de la Torre, discípulo de Vasconcelos, quien creó la Alianza Popular Revolucionaria Americana y propuso un programa de cinco puntos para la redención de Indo-América, que hasta hoy día son vigentes, para dotar al ser humano de una identidad en un proceso libertario, que sale de la enseñanza formal, carente del análisis de poder político educativo, como si este poder no existiera:

1. Resistencia al Imperialismo Yanqui
2. Unidad Política de Indo-América
3. Nacionalización de la tierra y la industria
4. Internacionalización del Canal de Panamá
5. Solidaridad con todos los oprimidos del mundo

Por ello podemos afirmar que la teoría marxista establece la posibilidad del conocimiento científico como proceso de autodefensa de los derechos humanos, desde otra dimensión del contexto histórico que influyó en el movimiento revolucionario nicaraguense, como fue en su momento la Revolución Bolchevique de 1917. En el cual el Partido Bolchevique conducido por Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), estuvo inspirado en el pensamiento del socialismo científico de Karl Marx y Engels; con este ideario revolucionario se derrota al Zar en Rusia y se crea el primer Estado Obrero de la Historia.

Dicha creación denota la percepción de la vida humana, en ese espacio psíquico-cultural del desarrollo de una conciencia en sí, que aún no entiende, ni permite la autoconciencia que conduce al concepto; es decir al juicio racional sensible -según plantea la figura marxista-, en ese devenir humanizado en una consciencia para sí nosótrica, dado que el proceso de concienciación denota: experiencia, conocimiento e intuición en el despliegue de humanización, o educación o politización del sujeto histórico educativo; al ser maduración de la formación de valores virtuosos en la constitución consciente autónoma, lo que se reconoce una contribución de origen en la Pedagogía Crítica en el movimiento revolucionario.

También se funda el primer Estado socialista del mundo, a partir de ese movimiento revolucionario; quedando la mitad del orbe con el intento de ese cambio radical, para romper con la lógica de acumulación y centralización capitalista, abarcando un campo de poder en amplia latitud con China, Cuba, Europa (Alemania, Francia, Yugoslavia antes Servia, Polonia, Rumania y Bulgaria entre otros) y en África con luchas emancipatorias como en Etiopía o Libia, ya que estos dos últimos países fueron los primeros en lograr su independencia de Inglaterra, en cambio el resto del continente siguió siendo colonia inglesa; por lo que es posible percibir próximas revoluciones emancipatorias intercontinentales, dadas las identidades históricas de opresión, ahí constituidas.

En tal desenvolvimiento de historicidad, los gérmenes del nacional-socialismo se opondrán a otra forma radical para la construcción del comunismo, pues el sentido histórico-social, consiste en organizar el pasado en función de los requerimientos del presente.

El contexto histórico ubica las primeras disposiciones del ideario socialista con el gobierno revolucionario, resultando la expropiación de grandes latifundios y la distribución de la tierra, como ejemplos históricos necesarios, para diagnosticar desde una teoría práctica, que re-signifique los movimientos revolucionarios vigentes, tomando en cuenta cómo desde 1870 surge el ejemplo en el aprehendizaje del imperialismo, en donde ya no sólo importa invadir nuevos territorios, sino también poder controlar la economía de países periféricos pobres, adueñándose de su industria, de su mano de obra barata y de sus materias primas, sin tener que gobernar directamente.

El sector industrial fue reorganizado y se dio a los obreros fuerte control sobre la producción. La conformación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la propuesta de Lenin durante la III Internacional, impulsó unir a todos los partidos y sindicatos obreros del mundo, lo cual puso en alerta al gobierno norteamericano, quien temía una victoria comunista en cualquier país latinoamericano.

Este proceso revolucionario, ponía en peligro la hegemonía yanqui en el hemisferio, por lo que su posición deformaba la percepción sobre los acontecimientos políticos en la lucha de clases del territorio latinoamericano; sucediendo en los inicios del Siglo XX, con la Revolución Mexicana y la Insurrección de Sandino en Nicaragua.

En la división internacional del trabajo se diseña la Política Exterior de Estados Unidos de Norteamérica, a través de la denominada Doctrina Monroe de Destino Manifiesto. Como Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe (Doctrina de Intervención Preventiva o Política del Gran Garrote), queda así abiertamente promulgaba la Diplomacia del Dólar. Al igual que hoy se continúa con el Proyecto Mesoamericano o Plan Puebla Panamá, después de la descomposición social sufrida, con la denominada Guerra Fría, posterior a la primera y segunda guerras mundiales del capital.

En este sentido hoy se conoce que, ‘La Unidad Libertaria, no es opuesta a la existencia de un auténtico espíritu crítico en las filas de las nuevas generaciones de los pueblos, ya cansados por la miseria y el hambre de estas revoluciones de exterminio, y no al contrario aún, de emancipación histórico-social’.

Por tanto el espíritu de crítica constructiva va dando sentido histórico a la importancia de los movimientos revolucionarios que son desvirtuados por las derechas del régimen capitalista; sin embargo en los ejemplos educativos e hitos emancipatorios, se hace el llamado de unidad que contribuya al fortalecimiento y a la continuidad del proceso educativo o de humanización, es decir de educación política implícita, pero aún no explícita en la asunción consciente.

Es justamente Carlos Fonseca, quien hace ese llamado al pueblo nicaragüense y a los sandinistas en particular, a ser consecuentes con su legado ético y moral. Así se tuvo que aprehender del fraude electoral, el cual fue condenado por la dirigencia histórica del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), considerándolo también como una reivindicación democrática del sandinismo y como otro legado educativo más para el aprendizaje de las futuras generaciones.

De tal modo, es posible revalorar hoy el tortuoso camino del pacto sucio, la componenda, la repartición de curules y finalmente el fraude electoral, empujado por el liderazgo, parecido más a prácticas somocistas, que sandinistas -denuncia Fonseca-, dadas por el movimiento sandinista en particular en estos largos procesos de transformación del orden hegemónico del capital con su ideología dominante, puesta como trampa en el abuso de poder político de opresión.

Por tanto en el movimiento revolucionario nicaragüense de 1979, el pueblo organizado, sabía: «Que avanzaría en la medida de asumir el futuro con sentido del deber, responsabilidad e identidad; así lo demostraron las luchas de emancipación histórica, no mediante discursos vacíos, sino con el ejemplo personal, exigencia y transparencia que sienta la pregunta: ¿Qué hago por los demás y por mi patria chica, desde mi trabajo y desde mi deber?» Todo ello como una revolución libertaria que aún no termina, de eso se tiene plena consciencia hoy en los inicios del siglo XXI, teniendo en cuenta la crisis del capitalismo de Estados Unidos y el despunte de China como primera potencia mundial, lo cual cambia la correlación de fuerzas para el futuro de América Latina y México.

Porque para construir una revolución emancipadora del las garras sangrientas del capital, tendrá que lograrse destruir a la propiedad privada de medios de producción hasta poder socializarlos completamente, por la razón de ser trabajo acumulado pero no redituado entre los iguales, que pueden gobernarse humanamente, con un sentido de equidad pero es necesario educarse para lograrlo; y para ello hasta hoy en día, no hay un único modelo a seguir, sino que se tendrá que recorrer, eso sí, un camino más sensible e intelectualmente más agudo, re-significando al materialismo histórico dialéctico desde los clásicos del marxismo, para construir el socialismo del porvenir.

Ya que la forma, el contenido y la significación de las revoluciones en América Latina y en el mundo, desde el hito histórico del siglo XX, trasciende al presente siglo XXI; ahí radica la capacidad de organización de cada generación, es decir en cada uno de nosotros, en nuestra abnegación y capacidad de trabajo, en el empeño que pongamos en echar para adelante y saber que cualquier incógnita sobre el futuro se resuelve haciendo y no pensando o hablando demasiado, sino a través de la creatividad solidaria del ingenio y del sentido de la libertad en contra de las leyes del capital, de forma cada vez más ascendente, porque la forma implica a la categoría del sujeto revolucionario, al ponerle nombre al poder político en la defensa de los derechos humanos entre la vida y la muerte, justo en el movimiento y en la resolución de la contradicción fundamental, entre el capital y el trabajo
-Marx aclara, que la contradicción pervertidora es que el trabajo es social, pero la propiedad es privada-; en la categoría emancipadora del sujeto educativo, los juicios de valor dan contenido y significado histórico en la transformación del poder político pedagógico, apropiándose así de la realidad, como decía Lenin, dando un paso atrás y dos adelante sin desesperarse (Paulo Freire), de ahí su propuesta de escritura y lectura desde la palabra generadora del sujeto educativo.

Continuará una segunda parte…

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