Tiene que haber un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca
y una libertad que no se base
en la opresión de los demás.
¡Presos Políticos¡
LIBERTAD
¿De qué hablamos cuando hablamos de Teoría Pedagógica?
La intencionalidad de este escrito acerca de la pregunta de ¿Qué hablamos cuando hablamos de Teoría Pedagógica?, es dar cuenta del proceso educativo del Sujeto Histórico en las relaciones de poder político y la lucha de clases; así en la exigencia de la consciencia política-académica, ello nos lleva a tener que explicar las contradicciones generadas entre las dos clases sociales fundamentales actualmente en una dimensión del análisis de la Teoría Pedagógica Científica comprobada en parte, que históricamente deviene en la formación del sujeto histórico-educativo consciente. Las clases de referencia son la burguesía, dueña absoluta de los medios de producción (acumulación de trabajo) y el proletariado, despojado históricamente de estos recursos labrados con el esfuerzo de su trabajo en el despliegue de la historicidad, para valorar la superación histórica social en sus distintas épocas[1], como síntesis del devenir de la realidad en los momentos de aprendizaje, ese momento vivido a través del ejemplo, toma en cuenta que sólo se enseña de forma intencionada con base en un método en la escuela por ejemplo, sea ésta de cualquier índole en la cultura hegemónica de la educación formal, informal o no formal -en su dialecticidad histórica-, es ahí donde el sujeto educativo aprehende a través de su existencia a hacerse humano, en el reconocimiento y asunción de esas dos clases de pertenencia.
De modo que el ejemplo del acto concreto, que impone el odio y el egoísmo en el comportamiento entre el capital a costa del exterminio de la vida del trabajador es un acto que se aprehende al verlo y al repetirlo en donde los valores humanos se van constituyendo en el sujeto educativo; lo que se explica por sus propios matices hermenéuticos analógicos contemporáneos, expresados éstos en el orden educativo de la cultura enajenante, o lo que es lo mismo la ideología burguesa dominante, que se constituye en dicho comportamiento cultural hegemónico. Asumiendo una teoría pedagógica crítica, se trata de que el sujeto histórico, se reencuentre como clase proletaria contrahegemónicamente, en la transgresión de este poder político pedagógico de reproducción que se ejerce en el hacer, resolver o someter problemáticas cuyo parámetro son las necesidades e intereses de la clase social de pertenencia de forma consciente o inconsciente, informado-formado el sujeto ideológicamente a través de los medios masivos de comunicación, la escuela, la religión y la familia principalmente.
Con esta reflexión ubicada en el hacer científico de la Pedagogía Crítica, lo que se quiere es contribuir a destruir la explotación del hombre por el hombre, así como la propiedad privada de medios de producción; el propósito de esta ponencia en el ámbito de la lucha de clases, trata de resignificar la dimensión de la pedagogía del poder político, precisando la identidad de clase proletaria en proyectos educativos concretos de autorreconocimiento de esta clase trabajadora en su sensibilidad más racional, afirmándose históricamente como tal; en donde aún perdiendo, siempre se está ganando en ese reconocimiento individualcolectivo[2], con base en la razón histórica que asiste a la clase trabajadora en el proceso de producción emancipado, es decir en la superación real de la desigualdad social y de la explotación del trabajador. La hegemonía burguesa, ha negado históricamente el poder político del proletariado. En este sentido, es necesario hacerse consciente el sujeto educativo, de que el poder político existe en cualquier espacio y temporalidad, en el entendido, de que es exigencia de la clase trabajadora hacerlo explícito como una facultad, como un derecho o reproducir como en la hegemonía dominante se usa en la prepotencia despótica; ambos son comportamientos histórico-sociales que se van acuñando y mezclando a lo largo del desarrollo de la humanidad, por eso existe igual la necesidad de la educación de masas[3], que cree las condiciones socioculturales y económico-políticas (condiciones subjetivas y objetivas), para sostener con identidad de clase proletaria unificada en proyectos educativos, una nueva formación política, por medio del ejemplo en la socialización de todo lo producido por el trabajador directo históricamente, a saber la ciencia, el arte, la tecnología, la cibernética, la informática o el humanismo; esta relación entre el capital y el trabajo, se explica con un método materialista dialéctico de la historicidad humana, fundamentada esta ponencia en las tesis político-filosóficas de Karl Marx, según las leyes del capital y la escuela epistemológica que se crea en este sentido.
Porque la cultura burguesa hoy día sigue siendo hegemónica en el imperialismo internacional monopolista, y ha sustentado su abuso de poder político, con base en el egoísmo, la envidia, el sometimiento, la crueldad, la violencia, el asesinato y la degradación en distintos ámbitos del espacio humano-inhumano; se trata entonces de resignificar, es decir de traducir pedagógicamente principios revolucionarios éticos, para la construcción de la próxima revolución socialista en dimensiones precisas y posibles de concretarse en la realidad nacional, desde una mirada de la Teoría Pedagógica Crítica, enalteciendo el poder político del proletariado al reconocer su raíz histórica, que es el propio contexto de la lucha de clases para este siglo XXI en México, en torno a la inminente unidad de la clase trabajadora que continua desarrollándose en sus diferencias con la cultura burguesa, fundamentando este estudio y educación política con un trabajo multidisciplinario de clase, porque sólo el reconocimiento en la identidad proletaria, es poder político de emancipación humana, entiéndase, disciplinada, profesional, lúdica, creativa y equitativa, en el proceso de despliegue de la historicidad social, valorando al sujeto histórico como totalidad política concreta, en el contexto de la lucha de clases, que es en sí la sociedad, según las dimensiones alcanzadas en la identidad de poder impulsar una formación pedagógica militante con sustento político, para destruir a la propiedad privada de medios de producción, por medio del aprendizaje humanizado, que se logra sólo con el propio ejemplo, ¿cuál? el más virtuoso en el contexto de la revolución proletaria con una sensibilidad racional politizada en la educación de masas, entendido este devenir como una construcción social.
Se toma el caso concreto de la privatización de la educación y su contexto histórico social actualmente como un acto de abuso de poder político en México. El poder político refiere la forma de gobierno, de legalidad, de régimen y sus instituciones en la “razón de Estado”; pero también el poder político en el contexto de la lucha de clases, resignifica la constitución consciente del sujeto histórico-educativo, de acuerdo al contexto social y a la opinión pública de las mayorías en la lucha social, a través de la consulta y el diálogo humanizado políticamente desde las primeras comunidades primitivas hasta las organizaciones de masas en contra del imperio monopolista del capital actual, justo en la defensa de los derechos humanos básicos, cuidando y cultivando la integridad física, intelectual y moral de dicho sujeto histórico educativo, lo cual cae en el campo de trabajo de la Pedagogía Crítica como ciencia de la humanización.
La estructura metodológica que fundamenta esta reflexión desde el filón marxista correspondiente a la Teoría Pedagógica, entiende esta teoría social en términos generales como un supuesto hipotético, sea éste falso o verdadero, pero se acepta que ha pasado a lo largo de la historia epistemológica de la teoría social del conocimiento como necesaria e interesante en cada época, desde el horizonte de valores con cierta profundidad filosófico-epistémica de acuerdo con las distintas miradas o corrientes de pensamiento; y para este caso particular en su encuentro con el campo científico del hacer pedagógico por medio de la construcción permanente y rigurosa de conocimiento educativo que corresponda con la exigencia ética científica de la realidad concreta, así se propone tal construcción de conocimiento preciso para converger con la ciencia Didáctica crítica más sensible, lúdica y creativa en la formación de docentes. En este sentido la aplicación de dicha estructura racional, puede valórense dimensionando dialécticamente los siguientes aspectos:
1. Concepciones básicas sobre la postura de clase proletaria, para dar cuenta del sentido de vivir la última fase del imperialismo mundial; en la necesidad de romper con los roles funcionales de la sociedad capitalista y sus instituciones en los procesos de aprehendizaje, pues justo ahí está encarnada la contradicción en sí y de sí en la constitución de la conciencia existencial del sujeto histórico que se atrapa en una vida enajenante en la relación entre el amo y el esclavo como una costumbre naturalizada en la mentalidad y hábito del sujeto educativo en las relaciones de abuso de poder político con el ejemplo hegemónico de la burguesía; para explicar el significado que tiene hoy día asumir una postura de clase para sí conscientemente liberadora en la resolución y superación humanizada del individualcolectivo (Cantón), construyendo conocimiento teórico emancipador desde la mirada de la Pedagogía Crítica, recuperando para ello los ejemplos más virtuosos del movimiento social y de la cultura de raíz histórica, incluyendo algunas de sus principales consignas, reconociendo así que las relaciones humanas en el proceso de aprehendizaje, no se reproducen de manera mecánica o lineal, sino en su historicidad dialéctica, de forma concreta y desde una realidad objetiva y subjetiva posibles, creando las condiciones de educación política para ello en la praxis revolucionaria.
2. Es necesario resignificar la lógica de Ágnes Heller, en el concepto de historicidad social, entendida ésta como totalidad histórico-política concreta, encarnado en el sujeto histórico en sí (ensimismado), valorado como el tiempo histórico y el espacio con nombre y apellido en el movimiento social, que su propio cuerpo humano ocupa en el mundo real, considerando tres ámbitos de indagación para ello: la Historicidad social, la Totalidad política concreta y la Sociedad; la sociedad se explica como escenario de la lucha de clases, en donde el rol social representa sólo en la realidad concreta, la funcionalidad más simple del cuerpo enajenado del sujeto educativo, dentro de la lógica de hegemonía del poder burgués que se transmite con carta de naturalización, con ejemplos de degradación en un contexto histórico desarticulado. Porque a través de las diversas épocas de desarrollo o de humanización consciente, el sujeto va dimensionando su potenciación humanizada, hasta PODER sostenerse políticamente en una consciencia para sí proletaria al conocer la historia del capital y su perversión inhumana.
3. Una consciencia para sí de clase proletaria, asumida revolucionariamente, conjuntándose en su consciencia humanizada, acuñando la necesidad de la comuna y la asamblea, en los momentos de diversidad cultural de su existencia vital en su diferencia, pero a la vez en la unidad proletaria; entendida tal expresión cultural, como síntesis de la realidad social transcurrida, y transformándose de forma concreta por las fuerzas del movimiento amplio de masas en conjunción, entendiendo y comprendiendo su dialecticidad histórica, ese es el compromiso del trabajo pedagógico. Tal explicación contiene dos raíces fundamentales e inescindibles en el análisis y en la reinterpretación del acto pedagógico crítico, una es la esfera económica-política y la otra esfera, es la sociocultural en la formación del sujeto consciente de su totalidad orgánica universal objetiva y subjetiva, entrelazadas ambas esferas en los entramados hermenéutico analógicos, didácticos y teóricos del proceso educativo o de humanización autónoma a través de las épocas del sujeto histórico, es decir en la explicación concreta del argumento científico, alimentado por nociones, definiciones, ideas, símbolos, categorías y conceptos referenciales, desde esta concepción de la Pedagogía Crítica, haciendo una propuesta metodológica, que se desarrolla en cada sujeto histórico educativo particular, por lo que es importante ir abarcando el sentido común, como expresión de identidad cultural y esencial de la clase trabajadora.
4. Acerca de la dialéctica de la identidad del poder político en la lucha de clases, se pretende valorar las pausas entre la conciencia en sí y de sí meramente existenciales, para dar cuenta de cómo se va ampliando la madurez del sujeto histórico, cuando éste puede sentir racionalmente esa existencia en sí y de sí en la necesidad histórica para sí con una cultura militante identificada con la lucha proletaria, en el horizonte imperceptible que implica el proceso de autonomía del sujeto universal concreto por medio del reconocimiento de su trabajo individualcolectivo (Cantón), de acuerdo con sus intereses y necesidades clasistas, no sólo como una persona en particular individualmente, sino comprendiéndose en sí y para sí, como una síntesis del espíritu histórico-social de cada época que condensa las aspiraciones del proletariado, es decir con consciencia revolucionaria, que lo constituye de forma diferente como sujeto histórico en este comportamiento revolucionario, pero que a la vez tiene consciencia de cómo vive y de cómo resiste contrahegemónicamente en unidad con el conjunto de esfuerzos del trabajo compartido en sí, de sí al para sí ahí condensados por su historicidad de lucha emancipadora, es decir en las relaciones sociales de producción en cada movimiento, resignificándose en el espacio educativo como clase proletaria por medio del ejemplo vital valorado como virtuoso, respetando con sentido crítico sensible las costumbres y tradiciones más cuidadas y queridas de todos los involucrados; lo que le es significativo justo al ser dirigente natural como intelectual orgánico, en quien se sintetizan los intereses de la mayoría en los procesos de emancipación social -plantea la pedagogía crítica de Antonio Gramsci por medio del sujeto autónomo en las alianzas de las distintas épocas-.
5. Por último se enfatiza la reflexión crítica de la postura educativa, asumida con, por y para la emancipación de la clase proletaria de las garras del capital, dialogando con la voz del pueblo excluido y trabajador, comprendiendo la necesidad de la formación pedagógica militante, con la intención de incidir en la destrucción de la propiedad privada de medios de producción como un ejemplo educativo del proceso de aprendizaje, que tiene sus pautas, rítmicas y cadencias propias, de acuerdo al despertar de la clase obrera, como vanguardia de la revolución socialista en formación; ahí se abren tres ámbitos de indagación: en el primero se exponen las problemáticas a enfrentar en el poder político militante; el segundo da cuenta de las dificultades de la educación de masas; y por último se ve tal proceso de aprendizaje en su entraña educativa, con la importancia de destacar ejemplos virtuosos y vitales de la historicidad humana en esta lucha del poder político de la clase emancipadora, específicamente desde la realidad mexicana; fundamentando la explicación pedagógica crítica en documentos de primera mano de acuerdo a las principales propuestas del movimiento de masas, más allá de que éstas sean o no posibles en el momento histórico de la lucha de clases en México, ya que aún tal lucha educativa está en una etapa de resistencia y no de ofensiva abiertamente revolucionaria a nivel internacional, nacional, regional o local, tomando en cuenta de forma explícita la experiencia personal del trabajo en la praxis del movimiento de masas, para destacar el carácter teórico educativo, es decir pedagógico concreto.
Dicha propuesta metodológica vista en sus posibilidades y diferencias de acuerdo con la realidad concreta, tendrá que resignificar el asunto de las clases sociales en su gestación y desarrollo de la crisis imperialista, así como de tesis recientes del movimiento social en México, articulándose con el trabajo pedagógico propiamente dicho en cualquier espacio educativo formal, informal o no formal con una mirada dialéctica de la realidad histórica en contradicción, movimiento y superación, con base en la racionalidad epistemológica del materialismo histórico dialéctico; teniendo que estar informado de los datos de las últimas décadas, que permitan valorar el despliegue de la decadencia de dicho imperialismo, vivida esta debacle anárquica de la acumulación y centralización monopolista como la última fase de desarrollo del capitalismo mundial en la sociedad de masas -según lo plantea Lenin y se corrobora hoy día en los hechos-, en la cual se vive la contradicción irresoluble entre el capital y el trabajo; de estos planteamientos metodológicos, se desprenden las siguientes tesis teóricas en el campo de la Pedagógica Crítica[4], siendo conscientes del ámbito de la lucha de clases en esta interpretación:
1) Los síntomas de la violencia actual, son contradicciones secundarias multiculturales entre la diversidad de la cultura burguesa y de la cultura proletaria, que en esencia ha provocado el propio despojo de bienes de producción a la clase trabajadora hechos propiedad privada de medios de producción (trabajo acumulado), reproducida esta explotación empresarial de la clase dominante actual por la injusta relación social entre el capital y el trabajo.
2) Las diferencias entre la cultura burguesa y la cultura proletaria, se definen por sus necesidades e intereses de clase, por eso la cultura proletaria es de resistencia y contrahegemónica; en cambio la cultura burguesa en su hegemonía imperialista, y en su forma más acabada que es la oligarquía financiera es neofascista.
3) De igual forma se reconocen dos poderes políticos diferenciados en las relaciones del proceso educativo en la postura asumida desde la Pedagogía Crítica, a saber el poder político emancipador y el abuso de poder político en las cúpulas aristócratas, lo cual tiene que ver con el comportamiento histórico en el proceso de humanización-deshumanización como un espacio de condensación histórico diferenciado y encarnado en cada sujeto histórico educativo de forma dialéctica en su dimensión de hetos barroco o carácter mestizo exagerado y desproporcionado -según lo refiere Bolívar Echeverría-.
4) La educación del poder político es capaz de explicar a las demás formas del poder, por ser más abarcativo el poder político, dada su extensión en la defensa de los derechos humanos históricamente; porque el poder político puede explicar al poder social, al poder cultural, al poder económico o al poder militar por ejemplo; pero estos poderes por sí mismos, no pueden explicar al poder político por ser éste más extenso en la historicidad del sujeto educativo. Por eso es vital en la sobre vivencia humana, dimensionar la Pedagogía del poder político y la lucha de clases en la educación política de masas.
5) De manera que el desarrollo del capitalismo internacional y nacional en el imperialismo sin fronteras, ha engendrado un monstruo de violencia en las costumbres que corrompen y pervierten al sujeto educativo, a través del ejemplo de la propiedad privada de medios de producción, centralizada y acumulada ésta en unas cuantas manos de la oligarquía financiera mundial y de los monopolios imperialistas, es decir por la burguesía capitalista como clase fundamental en esta lucha de clases de extracción de plusvalía e ingrato trabajo asalariado como se proyecta en el Plan Puebla Panamá o Proyecto Mesoamericano con su sustento para la represión por medio de la Iniciativa Mérida, aunque supuestamente aparezca ideológicamente en contra de la delincuencia organizada; la tendencia es por tanto, el despliegue de la construcción de nuevas constituyentes para el siglo XXI, con base en un frente único y una central sindical revolucionaria como consignas del movimiento social en un partido del proletariado; teniendo consciencia que es sólo a través del fragor de la lucha proletaria concreta en el movimiento de masas, en donde se irán construyendo los paros políticos generalizados y la huelga nacional, como movimientos que se avecinan; y aquí sólo se presenta con una concepción sociológica de la educación de masas en la construcción del trabajo educativo pedagógico que requiere esta época.
Desde dicha visión de la Pedagogía Crítica que quizá algún día puede aspirar al escenario de la Teoría Pedagógica en su multiplicación Didáctica Crítica, como un arte de expresión humanizada, es decir sensible racionalmente, que los educadores profesionales saben sostener en la disidencia, se precisa entonces que las contradicciones secundarias y aparentes de los roles en el comportamiento de género, de raza, de prostitución, de etnia, por tierras, por religiones, por plazas magisteriales, por preferencias sexuales, etc. etc., piénsese en todo proceso de marginación, crimen y exclusión, son sólo producto histórico de la contradicción esencial entre el capital y el trabajo, que ha transcurrido en la historicidad en transformación matizada en sus diferencias aparentes que caen en cascada en el comportamiento social de reproducción, pero no son por tanto esenciales de esos puentes y cambios tenues del comportamiento y hábitos de los valores-virtudes acuñados en el proceso educativo o de humanización del disidente[5]; sino que tienen su origen realmente en la dialéctica del abuso de poder político, entre el amo y el esclavo, históricamente comprendido por el acto de aprendizaje del sujeto educativo, que ha sido impuesto por la cultura burguesa hegemónicamente.
Sin embargo es vital tener consciencia de que esta cultura enajenante, no es absoluta, ni ahistórica y mucho menos eterna o acabada desde su ideología fantasiosa y divina. Por eso es necesaria la educación política de masas, con base en su resignificación histórico-dialéctica de la lucha de clases, para poder construir políticamente una sociedad en equidad re-humanizándose el proyecto educativo socialista-comunista en la lucha político-pedagógica de forma particular y creativa para la extinción del Estado de la clase dominante a través de las épocas.
Cabe precisar en la conclusión de esta ponencia acerca de ¿qué hablamos cuando hablamos de Teoría Pedagógica?, que por aprehendizaje se entiende dialécticamente al acto político-educativo, que se apropia y se atrapa en la esencia del ser humano o sujeto educativo visible en los hábitos, de forma consciente o inconsciente, en ese espacio indescifrable, sin que exista pureza alguna, sino sólo responsabilidad vital asumida frente a la vida-muerte de cualquier época histórica constituida en el proceso de hacerse humano, libre y voluntariamente con una intencionalidad definida. Porque como expresa Marx: ‘El hombre es un animal político’.
Por último esta visión metodológica articula 4 espacios de conocimiento que pueden trabajarse en propuestas educativas precisas con un carácter abierto fundado en la Teoría Pedagógica:
1. El aspecto antropomórfico sobre lo evolutivo existencial del sujeto y su mundo simbólico. 2. El aspecto histórico-político en el consciente e inconsciente colectivo del sujeto en la lucha de clases. 3. El aspecto del espacio existencial profundo psíquico-afectivo en la voluntad del sujeto educativo; estos tres ámbitos, se consideran para incidir en la construcción de 4. El aspecto de la Pedagogía Crítica con un sentido político-filosófico en donde el sujeto educativo es la exigencia de formación humanizada en contra del capital monopolista.
Esta ponencia intencionadamente está dirigida en principio a profesor@s de educación básica pública gratuita de la realidad mexicana, por ser el nivel educativo que quizá pueda llegar a alcanzar la mayoría de la población en México. En este sentido se deja en la Pedagogía a debate, abierta la pregunta político-filosófica acerca de:
¿Cuándo, cómo, en dónde, para qué y con quiénes contribuir y asumirse en un poder político de masas, para enfrentar la violencia de la cultura burguesa, como un trabajo pedagógico educativo?
[1] Por Época se entiende la forma particular de significa-ción cultural (que se asume en la consciencia de la comprensión) desde los comportamientos de la burguesía y del proletariado partiendo de su lógica dialéctica de origen, entre el amo y el esclavo por su condición ñetica y estética. Es el periodo del conocimiento, del recuerdo de lo experimentado, de lo que ha sido vivido y que tiene un sentido teórico práctico, es decir re-flexivo (crítico/creativo/metódico) y de práctica común que permite desde la teoría marxista práctica, organizar y orientar en el proceso de la lucha de clases el porvenir. Vid. Villoro, Luis. “Filosofía para un fin de época” Nexos No. 185, México, Mayo de 1993. Pp. 43-50. El subrayado es nuestro.
[2] Valentina Cantón se refiere a la categoría de individualcolectivo para aclarar “la concepción del sujeto como sujeto descentrado, renunciante al ser y por tanto desposeído de certeza, comodidades y verdades, un sujeto en permanente búsqueda y movimiento, que son, al mismo tiempo, los productos y motores de su extrañamiento sobre sí y sobre las cosas que conoce; extrañamiento que le conduce a la necesidad, al reconocimiento de aquello que le falta, aquello que quiere, al menos como un bien ‘material’ y que puede explicar, crear su definición con palabras como !incluso ‘interés’¡, para después ser consecuentes con ellas en su acción”, por lo que lo individual implica lo colectivo y lo colectivo lo individual, lo cual se sintetiza en la noción de particular desde la concepción hegeliano-marxista, metodológicamente hablando. Cfr. Cantón Valentina, 1+1+1 no es igual a 3. Una propuesta de formación de docentes a partir del reconocimiento del particular. Ed. UPN, Colección Textos No. 6, México 1977. 173 pp. P. 140.
[3] Se presenta sólo un ejemplo para su comprensión:“Las masas populares ecuatorianas están desde hace buen tiempo, en su mayoría, entrampadas por el populismo y el caudillismo. Desde Velasco Ibarra hasta nuestros días, uno tras otro, diversos caudillos burgueses, blandiendo las ofertas de la redención han conseguido engañar a los pueblos, incorporarlos como electores. Este fenómeno se expresa sobre todo entre la pequeña burguesía urbana y el semiproletariado, pero también tienen manifestaciones en el campesinado o incluso en la clase obrera. Alrededor de algunos personajes locales y nacionales, algunas veces, provenientes de la pequeño burguesía, se han organizado clanes familiares, partidos políticos, empresas electorales. Es preciso señalar que ningún caudillo, ningún populista burgués se ha propuesto y menos ha logrado que las masas se movilicen en torno a una propuesta o modelo político; todos ellos se han planteado solamente una clientela electoral y en buena medida lo han conseguido”. Vid. Miranda Pablo. El trabajo del Partido entre las masas. Revista Política No. 16. PCM (ml). México 1995. P. 15.
[4] “La pedagogía crítica es una manera de pensar, negociar, transformar la relación entre la enseñanza en el aula, la producción del conocimiento, las estructuras institucionales de la escuela y las relaciones sociales y materiales de la comunidad más amplia (Mc’Laren 1995, 1997; Giroux y Mc’Laren 1997) desarrollada por los maestros progresistas que intentaron eliminar la desigualdad en las bases de la clase social… La pedagogía crítica surgió a partir de algunos desarrollos teóricos latinoamericanos, tales como la filosofía de la liberación, la pedagogía de Paulo Freire, la escuela de Frankfurt de la teoría crítica, la teoría feminista y la teoría neomarxista de la crítica cultural”. Mc’Laren, Peter. La Pedagogía Crítica del Che Guevara. Ed. La Vasija, México 2000. P. 4.
[5] “…frente a la pregunta: ¿quiénes son esos sujetos que se revelan como disidentes? Podemos ofrecer una primera respuesta: son sujetos con historia, sujetos históricos, sujetos que saben que lo individual y colectivo son intrínsecamente (históricamente) lo mismo. Son sujetos que saben de su autonomía, son sujetos que saben que su autonomía consiste en el ejercicio de su libertad histórica, es decir en el despliegue de su intersubjetividad y el radical respeto a su deseo, a su propia historia. Ahora parece más sencillo resolver la siguiente pregunta: ¿de qué están hechos estos disidentes? Tomando en cuenta que hablamos de sujetos históricos, sólo podremos concluir que éstos están hechos a fuerza de memoria, de historias y sagas de quienes le antecedieron, de la palabra escrita, de imágenes, saberes y utopías compartidas. Hechos pues a base de cultura, de otredad, es decir, de reconocimiento de la presencia de los otros -anteriores, presentes y futuros- en sus vidas y acciones cotidianas. Y al reconocer esa presencia, están hechos también de respeto a lo ajeno (y, como efecto, a lo propio), de responsabilidad ética, tolerancia y solidaridad, de coherencia, independencia y amor a la verdad. Nociones y valores que aquí no tienen sentido como virtudes morales, sino como exigencias políticas para vivir en compañía y en libertad”. Cfr. Valentina Cantón. Revista Regeneración. Volumen 1 No. 2. México, Octubre 2002.