El hombre genérico.
Sandra Cantoral.
Entre las concepciones filosóficas acerca del hombre, el marxismo crítico científico, propone un espacio epistémico en donde el sujeto cognoscente decida como va a llegar al conocimiento, es decir, qué y cómo quiere conocer para transformar la realidad social y transformarse a la vez a sí mismo en un esfuerzo de trabajo liberador que rompa las ataduras de la vida enajenada o de pérdida del sentido de vida del sujeto, para evitar quedar atrapado en una completa locura esquizofrénica, que se expresa en la confusión humana, por su concepción ahistórica y egoísta en el individualismo occidental.
De manera que el materialismo histórico, como corriente filosófica entraña una causa justa en el principio desde las necesidades radicales humanas, que se van haciendo naturales para el sujeto a través de la manipulación entreverada con la existencia humana; por ejemplo de los delincuentes, de los homosexuales, de los excluidos, de las minorías, de los moralistas, es decir, de los diferentes; los que no se hacen homogéneos y por ello paran en las cárceles, en los manicomios, en las escuelas y en el exhibicionismo humano protagónico y “amarillista”; como una muestra de resistencia y alienación a la homogenización en la lógica de las individualidades jerárquicas y privilegiadas que han propiciado históricamente las relaciones de propiedad privada a costa del trabajo social enajenado, es decir, deshumanizado.
Marx lo denuncia a través del análisis de la Lógica de la Propiedad Privada, la Explotación del Trabajo y la Violencia ejercida para sostener la riqueza en unas cuantas manos a costa de la pobreza cultural ante la irracionalidad de los procesos de industrialización y cosificación del sujeto en lo que pudiera ser su espacio vital; transformándose el sujeto individualista en burócrata, maquilador o maquillador de los procesos de superexplotación física, intelectual y espiritual, y que sin embargo están fundidas en una ética cultural que va haciendo presencia en el principio de siglo XXI, como reencuentro con los símbolos de su liberación purista como una representación posible, con referentes de búsqueda en el ser.
Por lo que se hace necesario hoy en día incidir en propuestas político-pedagógicas, para indagar, descubrir y explicar las complejidades de la división del trabajo y la exacerbación de las tasas de ganancia, de centralización y acumulación de capital, que necesariamente tienen que ver con el vínculo que se establece, por ejemplo, entre el sujeto docente, el sujeto alumno y el sujeto social-comunitario, dentro del orden comercial, industrial y principalmente financiero de la usura moderna, tanto en la vida social del campo como de las ciudades, por ello es vital el análisis teórico de tipo local, regional, nacional y por supuesto desde las propias entrañas de la lógica de globalización virtual, como formas actuales de constitución del pensamiento posmoderno, que denuncia la filosofía marxista en la búsqueda de la identidad del sujeto histórico, y que a través de un arduo y original proceso educativo, se tendrá que ir haciendo responsable el sujeto de su propia existencia.
Las formas y contenidos de los medios informativos los hemos visto desplegarse durante este siglo en la racionalidad neoliberal que se tiene que asumir desde el poder político de los pueblos y de las naciones en occidente y específicamente en Latinoamérica; porque la política neoliberal como una fase superior del imperialismo ya es claramente identificada por los sujetos en general en el despliegue del siglo XX; esta política hegemónica ya es reconocida a través del poder militar e ideológico de los medios de masas, en las actitudes y privilegios de una pequeña y minúscula oligarquía mundial, que se muestra ociosa y superficial, y que está bien localizada en torno a 200 familias a nivel mundial, que organizan y dirigen por medio de sus súbditos la gran manipulación del autocontrol y la autovigilancia, en donde los procesos de sublimación existencial disminuyen y se borran ante el caos de la pobreza cultural y material de los pueblos, incentivando la educación empresarial.
El hecho histórico es irrepetible y único en donde el pueblo es el verdadero motor de los cambios históricos. En el proceso de conocimiento se requiere de las herramientas de la abstracción, la lógica, la dialéctica, etc. además de todos los instrumentos construidos por el hombre[12].
La situación del autocontrol y la autovigilancia -que desarrolla Foucault con un sentido arqueológico- indica efectivamente la pérdida de la objetivación de la subjetividad humana, es decir, la pérdida del sujeto histórico; y por supuesto de la posibilidad del despliegue o desarrollo de la sensibilidad racional en la búsqueda de lo estético, de lo ético-moral y de lo lógico o teórico en este caso, de modo que el sujeto particular lo pueda comprender para medir y asumir todas sus implicaciones como una construcción cultural; por ello se necesita en las aulas, en la casa, en la calle, en las iglesias y en todos los lugares posibles, como los medios de comunicación, hacer la crítica al pequeño mundo que le ocupa al sujeto su tiempo de trabajo, sea este asalariado o no, pensándolo desde la propuesta del materialismo histórico.
Debido precisamente a estos argumentos aquí planteados desde la postura liberadora marxista, sabemos que no hay tarea minúscula, ni esfuerzo inútil, ante la gran necesidad cultural de una formación empírica de sentido común, religiosa, artística, técnica y teórica, lo cual se sintetiza en una actitud potenciadora de lo ético-moral en el sujeto histórico, que propone Marx como necesidades radicales, caracterizadas por ser sociales, necesarias, cualitativas y heterogéneas; son las que constituyen el fundamento de los valores (libertad, conciencia, objetivación, socialidad, universalidad, vida); además constituyen la riqueza de sensibilidad racional y le dan dignidad a la vida humana.[13]
Por esta búsqueda de liberación del sujeto que comprende su memoria como representaciones con sentido, con significados, en donde su experiencia históricas abre el sentido de liberación que fue explicado en las tesis fundamentales del marxismo crítico de Marx, ahí se explícita la identidad de clase del sujeto histórico; que en el sentido gramsciano sería analizado en la identidad de ser una persona con un proyecto determinado; de ser un individuo con derechos ciudadanos; de ser un grupo social como puede ser la familia; de ser un pueblo/Nación/Estado, hasta abarcar a la Madre Tierra que no hemos aprehendido a cuidar, al ser nosotros mismos; o saber de la historia común de la clase de vida que los hombres y mujeres se han creado culturalmente, que es la identidad radical del sujeto histórico.
Gramsci influenciado por Marx, se refiere a la identidad en términos de Pertenencia, Reconocimiento y constitución de una personalidad definida, en un intelectual orgánico comprometido con la liberación cultural de su época, negando en este proceso de formación a toda manipulación psicologista, exclusiva y excluyente; sino que propone atravesar al sujeto por el sentido de los recuerdos, las experiencias, los conocimientos e intuiciones auténticamente poseídas y apropiadas; concepciones de la vida que no se intercambian por ninguna mercancía o fetiche de privilegio individualista, sin olvidar, por supuesto, que todo tiene una razón de ser; por lo que identificarse con la verdad, criticando cualquier actitud injusta y apriorista, es precisamente lo revolucionario -propone la teoría gramsciana recuperando a Marx-; lo cual argumenta Antonio Gramsci cuando indica que una Memoria Cultural abarca teorías, mitos, tradiciones, etc.; porque en el proceso de identidad del sujeto, de lo que se trata es de vencer unos prejuicios y destacar otros -dice Gadamer- para acercarse paulatinamente al camino de la comprensión por medio del lenguaje simbólico crítico; es decir, al hacerse capaz de organizar y de dirigir rigurosamente los procesos de cambio y los conceptos precisos para la liberación del sujeto a través de pequeños grupos que creen de manera original y auténtica un trabajo contrahegemónico, esta es la propuesta político-pedagógica gramsciana, que nos interesa desarrollar y proponer en procesos de humanización y/o emancipación total, en el sentido de la desigualdad social.
En la misma síntesis expresiva del pensamiento liberador de Hegel, Marx, Gramsci, Lukács, Heller, Freire, Giroux y otros pensadores que potencian esta idea de educación crítica y original en los procesos de liberación, con un sentido de identidad del sujeto histórico, cabe destacar y citar textualmente a Benedetto Croce, filósofo italiano, quien “considera como origen y esencia de toda la realidad la unidad del espíritu. Dentro de ésta distingue dos actividades del espíritu, una teorética (estético-intuitiva y lógico-conceptual) y otra práctica (económica y moral). La metafísica es según él imposible, porque el hombre no posee visiones espirituales directas de las cosas, sino únicamente sensibles intuitivas, entre las cuales la inteligencia establece relaciones sólo discursivamente. La religión pierde sentido e interés, ya que Croce considera al hombre y todo lo existente como estados y fases del mismo espíritu absoluto” .[14]
Esta cita la referimos para dar cuenta de como la identidad expresada como autorreconocimiento y búsqueda de una posible definición, es lo que ata al sujeto a la cultura en una multiplicidad de expresiones, en tradiciones, costumbres, formas de producción y valores ético-morales, con base en una cultura general humanista en la “potencia fundamental de pensar y de saberse conducir en la vida…”[15], como indica Gramsci, ya que en la diversidad de influencias educativas y de formas de vida hacen distinto al ser de su Otro Yo, y distinto a la vez de sí mismo. En este momento se unen materia, forma, acto y potencia desde la concepción aristotélica del sujeto integral; de manera que los hábitos y los saberes nos tienen a nosotros y no nosotros a ellos, como sucede con la Madre Tierra; porque se encarnan en la piel del sujeto pueblo a través del sentido más expresivo de la cultura que es el pensamiento filosófico que duda y cuestiona, es decir, el pensamiento libre de ataduras por su criticidad y postura de vida como praxis concreta en una multiplicidad de interpretaciones o necesidades radicales diversas, que sólo pueden ser tratadas por sus conceptos interdisciplinariamente desde una concepción de totalidad orgánica, que encierra la idea de identidad de la filosofía europea, y a su vez expresa la lógica de la modernidad eurocéntrica, la cual constituyó al sujeto histórico en los procesos de colonización desde la invasión española a México.
En este orden de ideas el fundamento filosófico de la categoría de multiculturalismo se refiere al ser sin un cuerpo orgánico único, que habla por sí mismo y por el otro sí mismo; lo cual tiene que ser analizado bajo la luz del psicoanálisis, la política y la historia. Sin que en este momento se pueda desarrollar lo que se hará en el último capítulo de esta tesis, menciono solamente, que no son los deseos los que se convierten en necesidades, sino que son las necesidades las que se convierten en el ser simbólico o el deseo humano, porque la vida humana no es caprichosa sino que siempre existe una razón de ser ante algo existente, o ante la propia nada, que también es existencia, porque ya ha sido pensada y conceptuada de alguna manera posible en sus propios significados y significantes culturales.
En esta otra dimensión y complejidad de la categoría de identidad se articulan las de multiculturalismo, intersubjetividad y lenguaje; las cuales expresan momentos sintéticos del ser histórico que denotan sus capacidades de dudar y de sembrar la duda como el centro de la vida; porque para atender las necesidades de la vida planetaria, se tienen que crear las condiciones que desarrollen realmente la duda, en donde se combina lo ideal como el deseo bueno y absoluto, y lo real, como lo concreto y verdadero existente, pero siempre relativo al sujeto que lo comprende en sus acciones, a través de un proceso de sensación intelectual, con base en la razón sensible como los caminos o métodos identificados ya en la cultura del folklore, y de las ciencias sociales críticas; y que se conocen y se comprenden, porque ya hoy se sabe que no serán resueltos por los caminos tradicionales de la fe como gracia de dios que viene a redimir al pobre, o de sobrenaturaleza impuesta como valores suprahumanos que no existen en ninguna realidad concreta y que sin embargo se tornan en retrocesos prosaicos y salvajes del antropomorfismo humano como ideología de la clase dominante -plantea Marx-, en el Manifiesto del Partido Comunista-.
Bien sabemos hoy día que estos momentos históricos de la existencia y de la historia del pensamiento humanos, han preñado efectivamente la forma imperativa de las concepciones del sujeto histórico, por medio de las ideologías dominantes y hegemónicas vividas así por los hombres y mujeres unidimensionales; por lo que en los espacios de trabajo crítico tienen que ser depuradas las ideologías como parte de la cultura, ante el cúmulo de necesidades necesarias transformadas en radicales[16], al enfrentar contrahegemónicamente las pequeñas tareas de los pequeños grupos reales y concretos; con una fuerza de apropiación y de entrega que está creando las condiciones materiales y espirituales de una verdadera vida buena, que se hagan cargo los sujetos educativos -como intelectuales orgánicos comprometidos con su clase- de este planeta paulatinamente, para que estas condiciones de racionalidad sensible se generalicen durante el siglo que inicia, en una vida con sentido comunal, solidariamente enriquecida y radicalmente comprometida con las luchas de emancipación histórico social.
Las condiciones materiales y espirituales ya se han propiciado en la propia lógica de la globalización de los lenguajes interculturales y en la globalización del capital; desde donde se podrán avanzar -indicaba Carlos Marx- los procesos de autoconciencia por las vías de la producción social y la reflexión crítica, en torno a la irracionalidad de la propiedad privada y la necesidad de una vida comunal enriquecida culturalmente; lo cual ya es posible para el despliegue del trabajo y la propuesta educativa del sujeto histórico en su despliegue de identidad histórico-social. Se preguntarán cómo hacerlo: bueno pensamos que utilizando los instrumentos del internet, la televisión, los periódicos, los libros, las revistas, el arte, la tecnología, la inteligencia emocional y artificial, la robótica y la enseñanza áulica incluso con concepciones pedagógicas tradicionales, en los espacios locales, regionales, nacionales y globales, para que se resignifique -lo que en el periodo de la Ilustración europea que tiñe la vida de Latinoamérica, llamada también Amerindia, todo ello quedó confuso- y se comprendan y respeten las formas de vida diferenciadas y enriquecidas en ese sentido, al saber identificar que sí es posible compartir formas auténticas de equidad entre lo subjetivo y lo racional concreto, como expresión condensada del hombre genérico, producto de sus actos, es decir de su identidad cultural. Abriendo otro tema en los matices de la política dialógica, que entra en las relaciones de poder. De ahí la construcción de la lucha en América Latina contra el imperio del capital.
NOTAS
[12] Vid. Colmenares, Ismael et al. De la prehistoria a la historia. Editorial Quinto Sol (textos universitarios), México 1994. 511 pp.
[13] Cfr. Yurén, Ma. Teresa. Conferencia en Cd. de Durango, Dgo., UPN 1996.
[14] Diccionario de Filosofía, Halder, P. 97.
[15] Vid. Gramsci Antonio. Cuadernos de la Cárcel No. 2: Los intelectuales y la organización de la cultura. Editorial J.P., México 1975. P. 108.
[16] Vid. Agnes Heller. Teoría de las necesidades en Marx. Tr. J. F. Yvars. Editorial Península, Barcelona, 1986. P. 87.