Corresponde a ENERO 2021.
Sandra
Cantoral.
La situación de la lucha por el autorreconocimiento del sujeto humanizado/humanizándose unos en otros, es decir entre todos y todas, pertenece a una clase social mezclada que lo define históricamente en el ámbito de la sensibilidad, como una totalidad orgánica[1] inescindible de la realidad razonada; analizar el autorreconocimiento en sus matices más simples, como categoría de trabajo, equivale a mencionar a los actores político-sociales concretos; lo cual tiene que ser considerado metodológicamente, para aclarar cuáles son las capacidades perceptivas o intuitivas del sujeto, con base en una lógica dialéctica -por construirse permanentemente- sobre los derechos humanos; la experiencia; las creencias y el conocimiento en su expresión social particular humanizada/humanizándose, para reflexionar cómo se puede ir asumiendo el sujeto en la crítica del materialismo histórico-dialéctico/mestizado entre lo indígena y lo campesino, a través de los procesos de reafirmación cultural emancipadora de la lógica del capital que está en una crisis permanente de caos humanitario.
La
categoría de totalidad, se entiende aquí, como la modernidad capitalista
privatizadora, que envuelve el sentido de todas las representaciones sociales
del sujeto en las relaciones de poder por el derecho de vivir con
dignidad y en paz, es decir con integridad; no sólo como comportamiento, sino
también como la idea que se forman los sujetos acerca de ello en sus concepciones antropomórificas
atravesadas por sus deseos, acerca de esta modernidad ilustrada,
emblemática de los procesos de industrialización y de capitalización de
mercados, de ahí provienen los pueblos
mesoamericanos históricamente; por ese motivo iniciamos con la recuperación
conceptual de este contexto histórico, para poder contextuar la educación de derechos humanos, logrando
una mente sana, que nos ocupa, en la asunción crítica del sujeto
histórico, tal situación se resignifica
en el agradecimiento o autorreconocimiento
en un proceso multicultural aun muy clasista, que tiene que ver con tres
temporalidades acuñadas y forjadas
por el ser humano constituyente, en el
sentido de su época, según la idea que
cada sujeto se forma de sí mismo culturalmente, a través de sus expresiones de voluntad,
felicidad y libertad, por ser los
síntomas en las representaciones del
autorreconocimiento sensible del sujeto, que va madurando históricamente en la
postura de autonomía política-económica, con una visión crítica racionalsensible,
sin ser aún reconocida por la cultura occidental dicho mestizaje.
Así
se expresa desde la antigüedad el autorreconocimiento
racionalsensible, tomando en cuenta las siguientes actitudes frente al modo de producción histórico social:
1) La voluntad consciente humanitaria,
como búsqueda del ser libre con
conocimiento de causa, lo que requiere
comprender el contexto específico de las relaciones de poder y de abuso de poder sobre el derecho humanitario, en una época de
conocimientos en germen, para ubicar el proyecto de vida presente y porvenir.
2) La identidad del sujeto en su
autenticidad recíproca. Así desde la relación entre sujeto y objeto, sucede
en un contexto amplio del proceso de humanización en búsqueda, percibido en la
felicidad lograda al evadir el sufrimiento y encontrar la satisfacción, es
decir, al poder reconocer que la mitad del sentirse feliz, radica en la
capacidad de contar el sujeto histórico, como ACTOR POLÍTICO, al responder “…a la
pregunta: ¿quiénes son esos sujetos que se revelan como disidentes? Podemos ofrecer una primera respuesta: son sujetos con
historia, sujetos históricos, sujetos que saben que lo individual y colectivo
son intrínsecamente (históricamente) lo mismo. Son sujetos que saben de su autonomía, son sujetos que saben que su
autonomía consiste en el ejercicio de su libertad histórica, es decir en el
despliegue de su intersubjetividad y el radical respeto a su deseo, a su propia
historia. Ahora parece más sencillo resolver la siguiente pregunta: ¿de qué
están hechos estos disidentes? Tomando en cuenta que hablamos de sujetos históricos,
sólo podremos concluir que éstos están hechos a fuerza de memoria, de historias
y sagas de quienes le antecedieron, de la palabra escrita, de imágenes, saberes
y utopías compartidas. Hechos pues a base de cultura, de otredad, es decir, de
reconocimiento de la presencia de los otros -anteriores, presentes y
futuros- en sus vidas y acciones cotidianas. Y. al reconocer esa presencia,
están hechos también de respeto a lo ajeno (y, como efecto, a lo propio), de
responsabilidad ética, tolerancia y solidaridad, de coherencia, independencia y
amor a la verdad. Nociones y valores que aquí no tienen sentido como virtudes
morales, sino como exigencias
políticas para vivir en compañía y en libertad”[2].
De modo que, el sentimiento humano central y momentáneo, implica
un principio de juicio de valor, que consiste significativamente en
contar y ser consciente del sentido de lo vivido, en la coherencia entre
lo que se dice y lo que se hace y,
3) El momento de la libertad,
entendida como época orgánica de crisis y de superación matizada, no absoluta, al ir expresando el sujeto constituido, la mayor comprensión
del hombre por el hombre, al tener
éste, que elegir, asumiendo la
necesidad del otro que es extraña a su lógica, ética y estética, pero que se le antepone en su propia determinación en la pregunta que
interroga por el ser, con base en un
trabajo social e individual objetivado de manera concreta; como si el sujeto fuera el otro que lo suplanta, es decir,
como si fuera
el Yo
mismo individual en
primera persona -manifestándose
así el ‘Yo individual y social’ abiertamente en el periodo ilustrado, con base
en la mentalidad burguesa hegemónica-, compartiendo sin comprender el sujeto extrañado su
necesidad como si ésta fuera una
sola, en ese despliegue de producción histórica, tanto material como simbólica;
lo que ha ido avanzado en expresiones humanas, que van de lo más simple a lo
más complejo en el horizonte de valores
ético-morales, siendo parte de una cultura
‘universal abstracta’, sin reconocerse los matices de las
particularidades culturales en las FORMAS DE OPRESIÓN, DE DOMINIO Y DE
VIOLENCIA, para abarcar momentos cada vez más
álgidos de asunción de clase histórico-social que se desprende de la única visión de vida que es la eurocéntrica u
occidental, sin conocerse y comprenderse como un sujeto histórico
diferenciado, con un sentido particular y universal propio en su mestizaje,
origen indígena o campesino de comunidades varias, es decir, en su cosmovisión
integral ética, según la versión
idealista hegeliana, entiéndase, a través de su sistema de ideas posibles de conversar en
su totalidad orgánica en la constitución de consciencias, sustentado en la
lógica del método dialéctico/dialógico,
que aún está en ciernes, pues el ser humano y su calidad integral mundial aún
no es reconocida en la equidad de derechos humanos.
Así
el autorreconocimiento racionalsensible,
nos lleva a explicar el principio de identidad existente, con un tratamiento
sociológico, es decir, recuperando la versión de los actores sociales concretos
en su expresión de identidad humanitaria; al respecto en un esbozo que da el
Dr. Gilberto Giménez, quien refiere a la
identidad como el ‘conjunto de
repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos)
valorizados y relativamente estabilizados, a través de los cuales los actores
sociales (individuales o colectivos) se reconocen entre sí, demarcan sus
fronteras y se distinguen de los demás actores, todo ello dentro de un espacio
históricamente específico y socialmente estructurado’[3].
Con
base en este conocimiento es interesante hacer un análisis reflexivo en el
contexto histórico social del ámbito educativo/humanitario que lo exalte, por
ello se traen distintas interpretaciones clásicas que posibiliten trasladarse a
los valores conceptuales de cada época de forma particular y universal; ya que
tales tesis son la raíz de una filosofía antropológica universal, de donde
viene la concepción abstracta y absoluta del sujeto ahí constituido en la
memoria de su mentalidad desde el autorreconocimiento racionalsensible que lo
marca culturalmente como expresión escindida o fragmentaria, o se razona, o se
siente, ello tiene que ver con la IMPOSICIÓN eurocéntrica desde una concepción
fetichizada, lo que se ha ido encarnando a través de las épocas por medio de la
concepción de método, propuesto por
Descartes; el racionalismo en Kant; el idealismo y la fenomenología en
Hegel; así como la crítica materialista
de Marx y Gramsci, lo cual se abordará en próximas entregas de este ensayo
de nuestro Blog de educación política.
Sobre
la idea de identidad tratamos de
ubicar una concepción que oriente el debate de las categorías[4] de racionalidad y sensibilidad, ya que
desde la concepción tradicional de cultura, se aprecia sólo a la naturaleza
dada y a la evolución conductual de la sociedad, que se reproduce en la lógica de la modernidad mecanizada y
funcional del mundo contemporáneo occidental, sin postura crítica reflexiva;
por lo que ideológicamente no se puede ver su vínculo con el momento de autorreconocimiento del sujeto histórico
en su movimiento de matices, diferencias y contradicciones desde las
comunidades antiguas que no se pueden ni siquiera nombrar desde ese mestizaje y
exclusión indígena, como campesina, lo suponemos, porque no existe registro
real, menos aún saber del periodo de
invasión colonizadora, que es el momento del saqueo de la madre tierra, del
despojo y de obligar a realizar los trabajos más duros, con un gran trauma y/o
mutilación sociocultural, perdiéndose en ese proceso el sentido de la
historicidad por venir para el sujeto histórico/educativo, negado a la defensa
de sus derechos humanos integrales; así fue éste valorado, y a la vez
RESIGNIFICADO el sujeto por el materialismo histórico, como transformador
social en cada una de sus épocas, que
implican a cada uno de los seres humanos en el contexto de sus derechos y
obligaciones desde la lucha de poderes intestinos y de
reconocimientos/agradecimientos recíprocos en el momento de superación, de
quienes así lo lograron.
Pensamos
que ello sucede así, porque las
categorías de sensibilidad y de racionalidad
han estado escindidas desde el periodo ilustrado en la racionalidad
hegemónica hoy neoliberal oligárquica en la patria grande de América Latina,
sin vivirse en una concepción de totalidad orgánica, reconociendo la integridad del sujeto histórico social
y del ser
particular con derechos humanos integrales para el mundo entero, es decir, para entenderse de
manera individualcolectiva -categoría de la Mtra. Cantón- en donde lo
individual implica a lo colectivo y lo colectivo a lo individual necesariamente;
de igual forma desde esta concepción ilustrada IMPUESTA, se tiene que entender
lo sensible y lo racional, como representaciones separadas y como un
absoluto del sujeto histórico, despojado
de su praxis transformadora HUMANITARIA, dada su mentalidad cosificada como naturaleza cultural de la autoconsciencia en
sí, en el tránsito ideal del para sí transgresor y revolucionario que no le
permite la emancipación colonizadora y neocolonizadora, porque
su origen de comunidad quedó borrada, sin voz e ignorada, cual si fuese una
presencia generalizada de cualquier espacio y tiempo, que
continúa en una lucha de clases permanente hasta nuestros días, en esa búsqueda
de ser reconocido integralmente en su desarrollo emocional y afectivo, para lo
cual se requiere de un PROCESO EDUCATIVO HUMANISTA para este siglo XXI que
asecha al planeta tierra.
En
México, al respecto el presidente AMLO, dice que se vive una 4ª.
Transformación, sin embargo ya son seis. Porque la 1ª.T. fue el
tiempo del florecimiento de las grandes civilizaciones entre los mayas, los
teotihuacanos, los olmecas y demás; la 2ª.T. fue en el momento de la
conquista española, a través del despojo, el asesinato, el robo, la humillación
y el sometimiento para continuar como parias trabajando para el impostor, ahí
se llevaron gran parte de la riqueza histórica de los pueblos originarios, que
vivían en comunidad, en lo material y lo espiritual y, no se reconoce hoy esa IMPOSICIÓN Y ROBO, y menos lo devuelven los
imperios del capital, sino que su ambición continúa en formas fascistas de
neoconquistas legitimadas por la hegemonía del poder impostor, coludidos con
organismos internacionales sesgados como la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
En este sentido es que los derechos
humanos en la educación en distintos ámbitos como son: escolar, la familia,
los medios de comunicación, las iglesias o en la calle actualmente, no son
reconocidos estos DERECHOS y obligaciones responsables, desde todo lo que sabe
el sujeto histórico y lo que le falta conocer en la práctica educativa cotidiana concreta
al estar subsumidos en la lógica empresarial del capital volátil de las
finanzas, que se vuelve cada vez más
compleja esa enajenación IMPUESTA, esta es la hipótesis que se desarrolla en el
presente ensayo en la preocupación de incidir en la sensibilidadracional
humanitaria con consciencia responsable.
Así,
se intenta aportar distintos tratamientos de estos filósofos del periodo
ilustrado, que den referencias para reflexionar
y contextuar la expresión social sobre la realidad empírica, ideológica, artística, ético-moral, cultural,
técnico-científica y religiosa, que siguen escindidas al igual que los
sujetos cosificados sin poder defender sus derechos humanos POLÍTICAMENTE y
protestar por tantos crímenes de lesa humanidad, aún impunes, desde sus
procesos de conocimiento y de actividad social organizada, que posibiliten la
crítica a la lógica racional instrumental
de la modernidad occidental con nuevas formas de neocolonización
imperial hacia las naciones/pueblos/comunidades más enriquecidos del planeta,
sin importarles el daño causado, como entorno social de valores hegemónicos
cotidiano.
Estas
diversas representaciones del presente, caótico, infeliz, violento y desigual
lo ponemos aquí para la reflexión y transformación histórico-social; porque es
necesario que el sujeto histórico rescate a través del propio actor social consciente, con formación
política-filosófica probada desde el sentido común, y desde sus condiciones
materiales de vida en la defensa de sus derechos humanos, es decir, en las
formas de poder en que éste se reconoce como sujeto histórico y como sujeto particular con derechos y
obligaciones, sobre la vida cultural del aparente
bien común, pues el camino es largo y aún falta mucho por recorrer
transformándose integralmente como sujeto histórico debido a sus formas, contenidos y significaciones
posibles, en cada contexto cultural, en torno a la construcción de comunidades auténticamente
solidarias de una diversidad de tipología comunitarias desde el largo camino
del mestizaje y el mundo indígena que nos enriquece, como proyectos de vida
para LOGRAR la equidad humanitaria para el siglo el XXI, con base en la unidad
y el reconocimiento de las diferencias, ¿para qué intentarlo?, reflexiónese en
la defensa y construcción de los
derechos humanos que aún están en ciernes.
Teóricamente
se parte de la interpretación de la sensación
común o sensibilidadracional en general, como sentido de los sentidos y las
sabidurías, actuadas como virtudes, es decir en la conciencia de cualesquiera
de los sentires razonables en una naturaleza común como un acuerdo universal,
que implican las posturas valorativas hegemónicas, que han sido implantadas en
distintos espacios y tiempos, a través de
los procesos de exterminio y de colonización de lo humano, extendidas
con la dominación y la humillación, matizadas/mestizadas en los procesos en que
se borra al sujeto, lesionando la
integridad de las conciencias al reducirlas a su mínima expresión cosificada,
en donde se ponen en juego las relaciones de reproducción del poder
económico-político, la desigualdad
social, la injusticia y el derecho a la libertad, pensadas en torno a los principios de autenticidad e inautenticidad
simbólicas en los intentos de interlocución y de comunicación franca y plural
en la historicidad[5] del
sujeto recorrida, sujetado éste a sus
relaciones de producción y a sus sentimientos de ser excluido y explotado que
hoy es posible de reflexionar y transformar con profundidad humanitaria.
Por
lo que es importante destacar que algo coincidente según los autores del
periodo ilustrado citados, es que sólo en la creación artística son
armónicamente fundidas las categorías de racionalidad
y sensibilidad en su totalidad interdisciplinaria e Intercomunicativa, como
proceso emancipatorio de trascendencia histórico-cultural, enfrentando todo tipo de represiones culturales
hegemónicas en su degradación, como es
visto y valorado desde las representaciones, producto de la modernización[6] del
capitalismo salvaje, en una visión
fragmentada y mutilada de un todo inseparable en la existencia del sujeto
integral humanizado, que transitan a una sensibilidad política en las
necesidades de las mayorías como pueblo
internacionalizado con sacrificios e imposiciones frustrantes; lo cual se activa en la figura concreta del actor
social en su propio contexto de clase, y en el entramado de sus contradicciones
como tal, desde los matices en las
relaciones de poder y de determinación autónoma, entiéndase, en las expresiones
más significativas del conocimiento, la intuición y la experiencia humana,
desde sus expresiones culturales auténticamente
diferenciadas, que son la materia prima de la autoconsciencia o el autoreconocimiento en la identidad cultural del
sujeto histórico/educativo, al
poderse nombrar éste en principio en el sí
mismo de su otredad, como un ser particular, como un Yo que tiende
históricamente a descentrarse, de acuerdo al grado de consciencia asumido en la
organización social del trabajo humanizado, como intentos para emanciparse de
la lógica de propiedad privada; la cual
históricamente ha hecho un uso indebido en tiempos y espacios diferenciados de
la producción social, tecnológica, científica, humanista, artística, religiosa
ideológica y cultural, y hoy empieza igual la era de la robótica, al
presentar esta producción histórico-social como entramados escindidos, para ser
apropiadas por mentalidades empresariales y oligarcas, también desarticuladas
en su individualidad egoísta; lo cual se ha aprendido sobretodo en la lógica
del capital, en la versión de la letra
con sangre entra del deber ser racionalista.
Lo cual
interesa reflexionarlo para pensar en otra racionalidad cultural, que
acuñe la sensibilidad humana, oponiéndose
a los valores de la desmotivada modernidad mercantil, para propiciar un
movimiento a través de un proyecto educativo posible de realizarse, en lugares
concretos, con base en una propuesta metodológica que permita la
reinterpretación hermenéutica en una
lucha por realizar los valores fines y valores principios que la escuela desde
la época medieval proponía[7].
Porque
aunque sea vivida otra racionalidad
efectivamente más humanizada en algunos casos particulares que han logrado
ciertos grados de autonomía y de riqueza cultural a lo largo de las
generaciones, es insuficiente, al no
cuestionar crítica y creativamente la formación de sujetos desde la educación
en la infancia, negando la lógica estructural del sistema educativo e ir
atendiendo ante todo las condiciones materiales de vida; y aunque hoy día
todavía son aisladas y fragmentadas las expresiones de cultura autónoma en
México y en los países llamados tercermundistas; como es en sí el caos de la existencia humana
dentro de la lógica del desarrollo del capitalismo mundial con sus múltiples
particularidades de militarización y violencia imperial, desplegadas hoy día en
las pantallas de televisión; de ahí que podemos pensar y trabajar en una propuesta educativa diferente para ir
apuntando algunas condiciones de
formación social y particular con un sentido internacional y local, que
propicie otra actitud más humanizada y
reflexiva, y que identifique los matices más finos del ser humano en su
capacidad de entendimiento y de cooperación cultural con una postura política
definida en la organización social; esta actitud que entraña la asunción de clase
social, es a lo que nos referimos como identidad cultural, o principio elemental de vida en la situación
mexicana del sistema educativo inicial en su historicidad; que se piensa no
degradada, ni sometida; tomando en cuenta que
la educación básica, resulta actualmente, ser para la gran mayoría de manera realista, la única alternativa escolar accesible para el pueblo; entendida esta propuesta como una búsqueda de procesos de emancipación ante el
sometimiento social; concebido de distintas maneras, y en particular en la
lógica de la modernidad, y en las formas diferenciadas de apropiación de los
actores sociales en su visión del mundo, de la vida y de si mismo en el sentido
individualcolectivo, como momento
superior de la autoconciencia del sujeto histórico, ello sucede de acuerdo
a los valores hegemónicos de las épocas según el ejercicio del poder ejercido
sobre los considerados más débiles.
En
este texto se intenta recuperar lo que sea más significativo de cada
autor en la construcción categorial del sentido de autorreconocimiento sensible
del sujeto histórico, que dé tono acerca
de la identidad cultural a través de las
épocas, sus migraciones y transformaciones, para distinguir qué de cada
concepción de las posturas teóricas es importante poder reinterpretar, en la determinación de
una propuesta político-pedagógica que permita vislumbrar a la cultura educativa
formal e informal desde otros horizontes que tomen en cuenta la superación
cultural popular de masas, explicando lo que los propios actores sociales, a
través de trabajo empírico, piensan al respecto.
Entre
las posturas teórico-educativas recuperamos
las tesis de Karl Marx a partir de su concepción dialéctico-crítica de
la realidad del sujeto histórico
humanizado existencialmente,
tratando sólo algunas aportaciones de su obra filosófica que apunten a
vislumbrar la injusta e irresoluble contradicción dentro de la lógica de la mercancía
y de la ganancia, entre el trabajo y el capital,
en torno al autorreconocimiento del trabajo del sujeto docente, como un primer momento, en sus sentimientos
más particulares y humanos, que lo rigen en su fundamento humano la dignidad, el orgullo, la libertad y
la autonomía en su propia identidad
cultural, para distinguir el autorreconocimiento, a través de la mirada del
otro yo, que lo descubre y lo reconoce al nombrarlo y comunicarse entre sí
desde su ubicación de clase, con la intención de potenciar la consciencia
individualcolectiva, incidiendo en programas educativos en un proceso de
descentramiento de ese ensimismamiento individualista,
el cual ha sido muy bien aprehendido con ejemplos contundentes, en el
comportamiento de privatización de consciencias en el contexto de la modernidad
capitalista local e internacional en contextos históricos concretos, de acuerdo
a lo que los sujetos se creen y hacen creer que son en el moderno régimen de producción
jerarquizado como un deber ser homogenizante e ideologizado.
Es
necesario aclarar que este trabajo de interpretación sociológica abarca
el campo de lo educativo, a través del lenguaje simbólico, que refiere los
entramados conceptuales de
los actores sociales, por medio del
análisis de contenido; no intentando
distinguir en sí, los puntos de desencuentro entre las tesis de los autores
citados, sino que más bien se necesita
saber, cómo se fueron recuperando unas ideas en otras filosóficamente en
estos pensadores del periodo ilustrado, para tratar en este primer apartado,
algunos planteamientos que permitan entender los valores implícitos y
explícitos de las conformaciones de expresión romántica en la categoría de
identidad del sujeto educativo, tomando en cuenta distintos momentos históricos del
irracionalismo y del materialismo histórico, con un interés sociológico, para
aportar elementos en este campo de conocimiento sobre la constitución del sujeto
individual, social y colectivo fundamentados en una educación verdaderamente
humanizada, como es considerado desde el filón marxista, para dar unidad y razón a la existencia, de hombres
mutilados en lo más hondo de su ser, tomando en cuenta que “Marx nunca negó que
la conducta de los individuos fuera una
expresión de sus propósitos, de sus intereses o de sus necesidades”[8].
¡Un feliz año nuevo, aunque sea con la aleccionadora
experiencia del Coronavirus, ojalá nos haga más humanos y justos!
[1] id est. “La categoría de totalidad orgánica se traduce al
terreno de la práctica investigativa como totalidad concreta. Sólo las
totalidades concretas pueden ser objeto de estudio, aunque preconcepcionalmente
se supongan integrantes de una totalidad orgánica, como condensación de ella.
Si sólo se puede conocer lo concreto, y lo concreto es síntesis de
multiplicidad de incidencias de lo total... se puede sostener, que el conocimiento de la parte es
conocimiento del todo, al menos en lo que se refiere a las incidencias
reconocidas en la constitución de lo concreto, que muestran su articulación con
la totalidad. Vid. Covarrubias,
Francisco. La construcción de
conocimiento social desde la dialéctica crítica. Editorial UPN/SEP, México
1992. P. 83, 2020.
[2] Cfr. Cantón,
Valentina en Regeneración. Volumen 1
No. 2. México Octubre 2002. Pp. 12 y 13, 2020.
[3] Vid. En la obra de Giménez, Montiel Gilberto. La teoría y el análisis de la cultura. Ed. Progr. Nac. de Formación de Profesores Universitarios en Ciencias Sociales. Direc. Gen de Invest. Científica y Superación Académica/COMECSO/Univ. de Guadalara-Centro Regional de Tecnología Educativa. México 1987, 2020. La teoría y el Análisis de las ideologías. Ibid. Modernización e identidades sociales. Coords. Gilberto Giménez/Ricardo Pozas H. Ed. UNAM, México 1994. Identidades en globalización. En La modernidad atrapada en su horizonte. Coord. Ricardo Pozas. Ed. Academia Mexicana de Ciencias/Porrúa, México 2002. Gilberto Giménez/Catalina Héau Lambert. El cancionero insurgente del movimiento zapatista en Chiapas. Ed. Rev. Mexicana de Sociología, I.I.S., UNAM, Año LIX/No. 4, Oct-Dic. México 1997, 2020. Poder, estado y discurso. Perspectivas sociológicas y semiologícas del discurso político-jurídico. Ed. UNAM, México 1989, 2020. Identidades religiosas y sociales en México. Coord. Gilberto Giménez. Ed. Inst. Francés de A.L. Inst. de Invest. Sociales, UNAM, México 1996, 2020.
[4] “Las
categorías son las formas racionales mediante las cuales el pensamiento se
apropia de la realidad... Las categorías ‘expresan formas de vida,
determinaciones de existencia, y a menudo solamente aspectos aislados de esta
sociedad, de este sujeto’ Apud. Marx,
Karl. Introducción general a la crítica
de la economía política. P. 118.
<...El sujeto se da tanto
en la realidad como en el cerebro, por lo que las categorías expresan formas y
modos de existencia de ese sujeto. Las ideas, las representaciones y el
entendimiento son producidos en la actividad material de los hombres> Apud. Korsch, Kart, et. al. La
filosofía del marxismo; también, Larroyo, Francisco. Estudio introductorio a
[5] Por historicidad se comprende la modalidad
fundamental del hombre y la mujer, situada entre un pasado dado (que los
determina y configura, y al mismo tiempo se les escapa), y un futuro pendiente
que exige su acción.
Sólo entre esta tensión de
determinación y libertad pueden y deben el hombre y la mujer realizarse a sí
mismos; esto es justamente lo que los diferencia de todo lo que es meramente
óntico. Pues la historicidad acaba con toda fijación del saber.
[6] La modernización es ‘un cambio social en gran escala, que
afecta a las principales estructuras económicas, políticas, administrativas,
familiares, religiosas de una sociedad, que parece avanzar en dirección a un
progresivo acercamiento a un modelo de sociedad moderna basado en conjunto en
las características adquiridas gradualmente por las sociedades occidentales
después de
[7] En la
educación del medievo Gregorio, el
“Taumaturgo” dice que, ‘mucho nos falta para tener virtud alguna, humana ni
divina, ni habernos siquiera aproximado a ella. Son, en efecto, virtudes estas
máximas y elevadas, de que nadie puede apoderarse, ni puede nadie alcanzarlas
si Dios no le inspira la fuerza...Él, por el ejemplo de su virtud, nos infundió
amor a la hermosura de la justicia, cuya faz, realmente de oro, nos mostrara; y
a la prudencia, para todos codiciable; y a la verdadera sabiduría, amabilísima;
y a la templanza deforme, que es firmeza del alma y paz para todos los que la
poseen; y a la fortaleza admirabilísima, a nuestra paciencia y, sobre todo, a
la piedad, que dicen -y dicen bien- ser madre de las virtudes. Esta es, en
efecto, principio y fin de todas ellas, y, partiendo de ésta, con la mayor facilidad
adquiriríamos todas las otras”. Vid. Ramos,
Luis. La educación en la época medieval.
Ediciones El Caballito, SEP, México 1985. P. 81, 2020.
[8] Vid. Olivé, León
(Compilador). Racionalidad. Ensayos sobre
la racionalidad en ética y política, ciencia y tecnología. Ed. Siglo XXI,
México 1988. P. 119, 2020.