"LA EDUCACIÓN, UNA TRAVESÍA COLECTIVA A LA CUMBRE DE LA
IMAGINACIÓN"
Por Salvador Díaz Sánchez
Por Salvador Díaz Sánchez
Ser maestro es una constante invitación a recorrer el camino que conduce al asombro y a la reflexión, a las andanzas del conocimiento y a la patria de la imaginación. Esto es, a la cumbre de la montaña. Es un itinerario pletórico de propósitos y anhelos colectivos, un periplo en el cual las herramientas, aptitudes y experiencias, le permiten respirar un paisaje de saberes que tienen confluencia en la razón de ser de todos nosotros, el estudiante.
NUESTRA ANDADURA POR EL MUNDO
No son la soberbia ni la humillación palabras que orienten al maestro en su conducta cotidiana, ni la angustia, la brújula que conduce los pasos del docente, tampoco militan en él ni la envidia ni el rencor sino la comprensión y la razón para los que no comparten sus ideas.
Respetuoso del modo de pensar de los demás, de los compañeros de trabajo, de los que tienen por aurora un salón de clase y la enseñanza como aventura existencial, sólo debería brillar en el horizonte del maestro la bengala del conocimiento y la experiencia compartida con los demás.
Pero el educador es a la vez uno y muchos hombres que transitan esta vida con más errores que virtudes, aunque con la firme convicción de ir borrando los desaciertos más visibles y erradicando paulatinamente los defectos más profundos, lo cual permitirá la búsqueda de una personalidad multidimensional en el niño, en el aprendiz, en el individuo que da sus primeros pasos en la aventura del saber.
La madurez del docente es el resultado de esta experiencia de vida en todos los sentidos. Con una capacidad demostrada en distintos campos del conocimiento, de la ciencia, de la cultura y del arte, por lo cual debe adquirir un compromiso con el entorno social y con ello ganar el reconocimiento a su trayectoria académica y científica que se puede constatar en la preparación de los alumnos, en su labor social en la comunidad, en el barrio, en la ranchería, en el llano y en la montaña, en la selva o en el desierto.
EL DEBER SER (LOS CONCEPTOS FARO O IMPERATIVOS CATEGÓRICOS)
La escuela es una casa colectiva. Institución productora de valores, ciencia y cultura, donde se preparan sujetos que crean su propia historia y no objetos manipulables. Aquí, desde parvulitos, el maestro le proporciona al niño los elementos educativos para que, posteriormente, adquiera una personalidad con conciencia crítica. La educación y la cultura constituyen la ruptura de esa inercia que demora el desarrollo académico del alumno. Mediante el planteamiento de lo posible, se busca el cumplimiento de los objetivos, filosofía, postulados y misión que la sociedad otorga a los educadores para reforzar la autonomía del educando. En este jaez, el espíritu científico y humanístico es el ordenador de los contenidos curriculares.
Alumnos. El niño es un sujeto pensante, con una potencial personalidad crítica
que desde pequeño adquiere las herramientas para reflexionar y convertirse en
un ente apto para desarrollar sus talentos, capacidades intelectuales y
energías creativas como actos libertarios. El educando tiene las bases
suficientes para lograr un autoaprendizaje y convertirse en un constructor de
conocimientos sólidos que le tiendan el camino para llegar a niveles superiores
de la ciencia y de la cultura. El impulso a su ingenio, a su pensamiento
crítico, a sus facultades creativas e inventivas y el estímulo a la imaginación
son imperativos ineludibles.
Maestros. Son facilitadores del conocimiento. El maestro es un paradigma del
saber, guía conductor o auriga de las certezas y certidumbres del infante. Es
un experto transmisor de vivencias y experiencias mediante esos hermosos
instrumentos de comunicación que son el lenguaje y las imágenes. Interacción,
diálogo y retroalimentación permanente con los alumnos son los factores de
avance en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La relación de maestros con
los escolapios debe ser horizontal. La búsqueda de la verdad científica y
rechazo a la falsedad de la palabra fingida es un principio inseparable de su
labor como docente eliminando los rasgos autoritarios que persisten en algunos
maestros para instalar el humanismo antes que la reificación como fundamento
del aprendizaje. Los esfuerzos deben encaminarse a la organización de las
actividades tendientes a fortalecer la educación integral del alumno. Todo debe
ser favorable al aprendizaje de los niños.
LA ESENCIA Y SUSTANCIA
LA ESENCIA Y SUSTANCIA
Así, los mentores profundizan en métodos de enseñanza y aprendizaje de acuerdo al contexto social de los discípulos, innovando nuevas formas de apropiación del conocimiento. De ahí, la discusión colectiva de los planes, programas y contenidos que renueven el currículum de la educación básica, la actualización constante y el uso adecuado de las tecnologías digitales para garantizar el acceso al conocimiento.
Lo importante, como ideal, en todo caso, es hacer de la escuela un panal donde
los niños, esas abejas libertarias, se fascinen “libando de mil flores, para
hacer, con todos los pólenes una sola y misma miel” , como bien nos aconseja
Edgar Morin, y que les permita apropiarse del Espíritu del Valle, “que recibe
todas las aguas que en él se vierten”, como sugiere el libro del Tao. Esas
aguas de distintos manantiales es el conocimiento, esa miel, ese néctar que los
educadores y, sobre todo, los párvulos, saborean de muchas flores. Así se
gatilla el gusto por el aprendizaje, por las artes, por las ciencias y las
humanidades, moldeadoras del ser humano. La educación ondula todas sus cuerdas
para que la resonancia de sus vibraciones alcancé hasta los oídos más sordos.
Esto es una prioridad.
LLEGAR A LA CUMBRE
LLEGAR A LA CUMBRE
Para los profesores
la escuela es parte importante de su hábitat. La vida cotidiana, las ideas, las
costumbres y organización en gran medida brotan de sus muros. Es aquí donde
también ha integrado una forma de ser. Sin embargo, no todo es miel sobre
hojuelas, la escuela no es una cápsula aislada del entorno social, también es
una caja de resonancia, y los efectos nocivos son los que llegan primero a las
aulas. A estas ondas perniciosas, maestros, alumnos (y trabajadores) deben
hacerles frente con una actitud revolucionaria que permita resolver los
problemas más urgentes de la educación. Esto puede lograrse emprendiendo una
travesía colectiva que conduzca a la resolución armónica de los problemas
mediante la discusión y aportes académicos de todos y cada uno de los maestros,
sólo así colectivamente puede llevarse al niño a la cumbre de la montaña.
Sin embargo, siempre aparece la duda del cómo alcanzar los objetivos plasmados,
los propósitos expuestos, de ahí nuestra propuesta de
EL MÉTODO DE LA IMAGINACIÓN Y LA POESÍA
EL MÉTODO DE LA IMAGINACIÓN Y LA POESÍA
La imaginación creadora es la facultad más alta del entendimiento, dice Octavio Paz y ésta no tiene diques, somos nosotros quienes la tenemos atrapada en los muros de nuestro propia apatía e indolencia, por ello debemos soltarle las amarras. ¿Y qué hay más allá de la imaginación que la poesía como método de apertura al conocimiento y a la sensibilización? Como nos ilustra el poeta Francisco Caro Sierra “Solo el poeta puede/ penetrar,/ bisturí, la verdad/ y no romperla/ dejarla en confusión/ embarazarla” . Porque la imaginación, y la poesía, es un revulsivo de la realidad que viaja a miles de latidos por segundo y que nadie puede ergastular a no ser que el mismo sujeto esté dispuesto a claudicar frente a la ineptitud y a la incuria. Y más si consideramos que el hombre se construye de razón, emoción, conciencia e imaginación, el educador debe desplegar esta última como un arma poderosa para acceder a otro tipo de conocimiento. Su potencial incalculable junto a la poesía, la estética y el juego de fantasías puede verterse como un detonante en ese medio tan fértil y pródigo que es el salón de clase, toda vez que si bien es la materia prima del arte y los artistas, reina de la libertad y la creación, en tanto que formador de personalidades, la imaginación para el maestro es un arma poderosísima aunque todavía es una veta no explotada del todo.
Y la propuesta es sencilla: volver al niño con la intermediación de la poesía,
aunque el sinsentido que gobierna los sentidos nos impide redescubrir al
infante oculto que todos los maestros llevamos dentro. Porque en esta vida
subsidiaria del caos, la sustancia humana despojada de humanidad, carente de
sensibilidad y desprovista de poesía nos lleva a la seriedad restrictiva y
dogmática, a la solemnidad severa y el autoritarismo represivo, elementos que
convencerán al chilpayate de las bondades del aprendizaje, habida cuenta que el
mozuelo mira al universo de otra manera, es la libertad, naturalidad y el amor
con que éste se mueve en el mundo lo que le conferirá una cosmovisión; son el
juego y la creatividad los consejeros del chaval para resolver las cosas de su
edad, pero esta inocente filosofía infantil se ve coartada por una educación
castrante mediante la imposición de valores utilitarios y competitivos, y
modelos y cartabones autoritarios.
Para el niño no hay nada imposible más que los marcados por los prejuicios de
los propios adultos. El escolar descuella como pequeño demiurgo capaz de
inventar y reinventar espacios nuevos; de este modo, crea su propio baúlmundo,
su titirimundi o tutilimundi, todas las cosas del mundo en su sistema
planetario pletórico de dulzuras en interrelación con el arte, la vida, el
lenguaje y el discurso visual. Este universo constituye un manantial inacabable
para ese pequeño rebelde que sólo tiene ojos para el juego y la imaginación.
Eso es lo que debe brotar desde las pulsaciones de la epidermis magisterial en
la construcción de esa patria que es la educación del alumno. Ejercer un
descomunal esfuerzo para que, quienes queremos cambiar al mundo desde las
barricadas de la creación y la educación, tengamos la perspicacia y
sensibilidad para lograrlo. Que nos reconciliemos con el sentido de la
existencia, que retomemos el camino del niño quien nos enseña, a su vez, el
camino de la ternura. Esta es una vereda de ida y vuelta, porque el profesor
debe volver a ser niño, para que verdaderamente pueda alumbrar su porvenir y
reforzar, de retorno, el trayecto de la ternura en el niño. El educador,
entonces, se convierte en el genio que nos proporciona el silabario para
aprender a leer los entresijos de la vida. Es el personaje que nos ayuda a
comprender la realidad en su esencia y fondo. El maestro no es el militar que
dicta la materia al alumno clavándolo a los clavos del pupitre, sino quien lo
motiva a apoderarse de los misterios del conocimiento y, ahora sí, es capaz de
despertar en el párvulo el placer del aprendizaje.
De ahí que el profesor deba combatir la construcción de alumnos zombies
engrilletados a una butaca por medio de un discurso acartonado y sin vida. Los
alumnos conscientes son sus referentes, a ellos se deben. Por esto la
recurrencia a la imaginación y a la poesía “Porque el arte como interpretación
de la realidad tiene su propio método, trasciende toda determinación histórica
y produce una alteridad… El arte supera el tiempo lineal de la representación y
la experiencia artística transforma al sujeto que la experimenta” . El arte y
la poesía no necesitan contexto histórico, cultural o social, son universales,
las obras de arte trascienden la historia aun cuando originalmente no hayan
sido concebidos como arte, ¿por qué una obra perdura y pasa a formar parte de
la sociología del conocimiento?, desde las cuevas de Altamira, Lascaux o
Rouffignac, hasta los retablos sagrados o iconos religiosos ejecutados para
efectuar ritos cristianos o de otras religiones de pronto dan cuenta de otro
tipo de relaciones sociales y por tanto son alumbradores de conocimiento social,
razón por la cual, dice Gadamer, el gurú de la hermenéutica moderna, “una
imagen divina, antigua, que tenía su lugar en un templo no en calidad de obra
de arte, para un disfrute de la reflexión estética y que actualmente se
presenta en un museo moderno, contiene el mundo de la experiencia religiosa de
la que procede tal como ahora se nos ofrece, y esto tiene como importante
consecuencia que su mundo pertenezca también al nuestro. El universo
hermenéutico abarca a ambos” y todavía más, como afirma Bonvicino, “el poema
crea al método y al poeta. El libro va creando sus métodos” .
En todo caso el fondo es encontrar nuevas ideas y disfrutar de una sensación de
alto riesgo que sólo se puede vivir en la antesala de la creación. Y bueno,
hasta aquí todo va bien, en teoría, pero…
Todo cambia cuando el maestro se da cuenta que la vida del niño, de ese
terroncito de azúcar, no tiene más futuro que el diseñado por una sarta de
pícaros que duermen en camas perfumadas y comen como cerdos en restaurantes de
lujo.
Todo cambia cuando el maestro se da cuenta que el pequeño, esa hojita de laurel
que se desliza sobre aguas llenas de sueños, no le depara más futuro que ser un
soldadito de empresas que lo exprimirán como un globito de chamoy.
Todo cambia cuando el maestro se da cuenta que el porvenir del infante, ese
libro abierto a las fantasías y a los esplendores, no debe ser objeto ni
mercancía de los que quieren para él la condición de siervos o esclavos.
Porque
al niño debe tratársele con cuidado y con respeto, como un diminuto jardín de
bondades, con sentimientos amorosos y conciencia solidaria.
Por esa razón, porque el educador sabe no sólo razonar, sino soñar, extrañarse
y maravillarse, hoy los maestros de la CNTE están en las calles…
Por último solo quisiera decirle unas palabras a ese maestro tan admirado y vilipendiado al mismo tiempo:
Por último solo quisiera decirle unas palabras a ese maestro tan admirado y vilipendiado al mismo tiempo:
Maestro: Libera la fantasía, recupera la imaginación, dale libertad a tus
pensamientos, comulga con la ciencia, fornica con la literatura, vuélvete un
centauro de arte y de poesía, suelta los demonios que te oprimen la conciencia,
desbórdate corriente en un río de inteligencias, sumérgete en la genealogía del
entendimiento, alquímiate con la asignatura de la piedra filosofal, esclavízate
al saber, sé un apóstol de la cultura, transmuta el cieno de la ignorancia en
el árbol de oro de la vida, vuélvete corazón de la razón y el conocimiento,
redímete, réstate, divídete, súmate, multiplícate, ¡estremécete como un coágulo
de amor que se atora en las entrañas de un sentimiento cuando de defender la
educación se trate, pero nunca dejes de luchar! Porque ser maestro es correr
tras los vientos de libertad.
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(1) Morin, Edgar, Mis demonios, Kairós, Barcelona, 1995, p.42.
(2) Paz, Octavio, Cuadrivio, Joaquín Mortiz, México, 1965, p. 14
(3) Caro Rosas, Francisco, et al. Poemas. XXV, Concurso de Poesía Ciudad de Zaragoza, 2008. P.17
(4) Díaz, Salvador Aplicación del cine digital como método de investigación social en el contexto del informacionalismo y la revolución virtual, Tesis de Doctorado, en la UACh, 2012: 36
(5) Gadamer, Hanz-Georg, Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica. Ediciones Sígueme, 19ª edición. Salamanca, España 2005, p.12.
(6) Entrevista de Víctor Sosa a Régis Bonvicino, en “Poesía y Poética”, p. 5, No. 36, Universidad Iberoamericana.