¿CÓMO
EDUCAR NUESTROS SENTIMIENTOS?
“Una
mañana te vi salir con los
libros
bajo el brazo.
Una
razón no tuve para seguir
tus
pasos”.
Canción para una niña ausente:
Alma Rosa Tapia.
En un comportamiento
de explotación, sometimiento, desigualdad, prepotencia, incomunicación e
ignorancia como es el fundamentalismo religioso, el racismo o la depredación de
la naturaleza, las secuelas del ser humano insensible, aparecen en el hambre,
la pobreza, la corrupción y la impunidad, en una actitud ofuscada y grave por
su destrucción. Hoy es vital reflexionar sobre este panorama de crisis
planetaria y poner un alto en Otra educación posible entre las pequeñas
comunidades, al sentir el sufrimiento y las fantasías de Otro ser humano en
esta era de la nanotecnología y la posibilidad de empoderar las voces más
sabias, desde nuestro origen
indígena y mestizo, que van intentando proyectos de vida y no de muerte e
intolerancia, para ser merecedores de la historia
de la dignidad humana, posible de unidad.
En la explotación
capitalista jerárquica, bien sabemos sus recetas: competitividad, exclusión,
producción enloquecida por la mercadotecnia del envase y la envoltura, en donde
lo íntimo se hace malamente público,
y lo que debería ser público y de consulta abierta entre las comunidades, se
trata como algo íntimo, que casi
nadie sabe qué es lo que pasó y cómo sucedió así; existe un control de calidad a
costa del envejecimiento forzado de los cuerpos humanos, sin importar la cualidad de los procesos de vida-muerte,
sino la cantidad de productos vendibles para una ganancia privada mezquina,
violenta y egoísta, cual si fuera un campo de concentración militarizado
que cubre el techo del cielo de la humanidad en este planeta tierra, en tal
escenario prostituido los magnates del capital se enfrentan con la calidez, la
humildad, la lucha diaria por la sobrevivencia, con una palabra de ternura y
esperanza entre las pequeñas comunidades, porque la voz del canto, la palabra
verdadera, las flores y la poesía van creciendo, pero aún de forma acallada por
el terror de Estado de clase oligarca, pero igual en pequeñas comunidades
coherentes entre lo que éstas dicen y hacen en pro de una vida comunicativa nosótrica, aprendiendo una voz de consulta,
consenso y asamblea comunitaria pequeña y enorme, en lo local, nacional e
internacional, como lo propone Lenkerdorf, en su filosofía tojolabal.
En este momento nos
preguntamos ¿Cómo educar nuestros sentimientos? frente a esta borrachera
neoliberal, pues ésta se ha impuesto, justo en
la omisión de sentirnos, pues se trata de no sentir la calidez humana, de
ese pecho materno de la madre tierra que nos ha obsequiado lo más divino y
sagrado, la naturaleza; ahí es donde el depredador capitalista, destructor de
la vida, intenta seguir aplastando la rosa verde de nuestra esperanza para
expresarnos con libertad y alegría solidaria.
Continúa la pregunta
de ¿sentir-nos qué, cuándo, cómo, en
dónde, con quiénes y para qué?; existen múltiples respuestas de ese poder
humano que se levanta todos los días en un mosaico multicultural; una respuesta
podría ser, sentirnos carne campesina, obrera y maquiladora, carne esclava,
de estudiante, de afanadora, ama de casa, carne prostituida y militarizada en
la sobrevivencia, carne migrante, carne sabia o embrutecida, carne enamorada de
la vida, carne enferma en el abandono de la calle, carne amiga, carne en
resistencia de digna rabia, carne comunitaria, carne rebelde revolucionaria, carne
madre tierra en medio del universo dentro de otro universo que nos ilumina un
porvenir de bondad, belleza y verdad, seguiremos luchando por ser hombre y
mujeres con integridad humana, con base en conocimientos que demuestren que el
tiempo educativo consiste en lograr que el
Otro sepa y descubra por sí mismo las posibles respuestas, estamos
necesitados de toda una escuela política y cultural para los jóvenes, niñas y niños, que por sus lares
transitan en esta lucha social cotidiana, en donde la democracia, la igualdad,
la fraternidad, la justicia y la libertad del tiempo de la emblemática Revolución
Francesa -primera lucha de clases- aún están pendientes, como símbolos supremos
en construcción para ser UN SER HUMANO.
Cuando se siente la
nostalgia sobre la pregunta que interroga por el ser, reflexionamos la
complejidad de las lunas madres que nos iluminan reflejadas por el sol que las
alumbra, bueno, dentro de este universo inhóspito e infinito, sentimos, pero
sin pensarnos en integridad dialéctica, en donde todo tiene un vínculo
importante si lo podemos nombrar y poner en nuestros actos cotidianos, en
nuestras actitudes más simples y sencillas, en nuestro comportamiento
comunitario; ahí soñamos y creamos poesías, cantos, música, flores y
maravillas, que van quedando al paso del camino, que fueron rescatadas para
sentirse desde el alma, desde lo sagrado, desde Dios o desde nuestro corazón
humano sacrificado en múltiples procesos, al aprender a defender nuestros
deseos más álgidos con esa hebra que tiende flores para colocarlas en la noche
en el jarrón, y superar los malos entendidos, los malestares y las huellas
mortales que siembra el capitalismo salvaje en lo turbio y sucio de sus
montañas de basura y de desechos humanos. Sabiendo que la esperanza es desear
que algo suceda, la fe es creer que va a suceder y la valentía es hacer que
suceda, porque efectivamente desde la voz de la existencia humana, está presente:
“No cedas; no bajes el tono, no trates de hacerlo
lógico,
no edites tu alma de acuerdo a la moda.
Mejor, sigue sin piedad tus obsesiones más intensas”
Franz
Kafka.
Porque,
“Si no esperas lo inesperado, no lo reconocerás cuando llegue”
Eráclito.
Una posibilidad para
enfrentar entre las pequeñas comunidades, cimentadas éstas en la ternura de nombrarnos con amor,
cariño y cuidado, así se detectará fácilmente a lo largo de un proceso
educativo a través del ejemplo, que la
discapacidad engendrada por el sistema capitalista de explotación, consiste en
educar la indiferencia hacia la injusticia, educación impartida hegemónicamente
por los medios de comunicación, en la familia, la iglesia y en la calle
incluso, es decir, en todo espacio y tiempo empobrecido, reducido a su mínima
expresión y militarizado entre guerras de exterminio, venta de órganos humanos
y drogadicción, en donde esta formación enajenada y su poder absoluto dominante, a la voz de o aceptas o te mueres.
Sin embargo desde la ternura de historia, raíz y unidad multicultural, ética y
de género, PUEDE empoderarse, para combatir
de forma sutil y cautelosa, desarrollando humanamente cualquier espacio vital, con
más y más sensibilidad emotiva para cuidarnos y amarnos de manera colectiva,
entre esas pequeñas comunidades en donde la identidad nos permita sentirnos
contentos, satisfechos por nuestras acciones, nostálgicos ante el fragor de la lucha social,
y sentimentales entre los seres humanos con integridad ética-moral autónoma,
para hacer un frente común de poco a
poco contra la lógica perversa de la propiedad
privada de todo lo
producido y creado en la sociedad de
explotación que acumula ganancia para unos cuantos acumuladores del trabajo
humano -Estado esclavista, feudal y capitalista-.
Apostamos en una
educación cimentada en la ternura, construir
Otras actitudes cotidianas; pues la mayor contradicción del capitalismo, es este
mal y absurdo comportamiento: “que la propiedad siga siendo privada, sin
darnos cuenta que el trabajo es social”. Reflexionemos, como la
distribución de lo producido tendría que ser un principio social humanizado, pensar
la distribución y la producción, también social, justo para el bienestar humano
en equidad de las grandes mayorías, decidiendo por consenso en asamblea
comunitaria humanizada y juiciosa con agudeza en el corazón y en el pensamiento.
¿Cómo educar este proceso para un cambio de actitud diferenciado en los
múltiples y diversos escenarios comunitarios?, ¿cómo hacerlo sentir desde la
infancia en cualquier latitud espacial del cuerpo humanizado desde la infancia
o en su madurez, ubicando el contexto socio-cultural que es diferente y
distante en la geografía internacional y local? ¿Cómo construir una
Constitución Normativa de Límites Humanitarios, que ponga freno al exterminio
de la naturaleza?
La apuesta está
echada, todos y todas tenemos algo que dar y hacer, existe una emblemática
consigna humanista: “De cada quien según
sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”. Sigamos reflexionando.