En este 2016 de tanta violencia del Narco-Estado mexicano, es importante la reflexión en términos educativos o de proyectos humanos alternativos.
¿Cómo desarrollar y practicar una propuesta de pedagogía de la Ternura en
contextos de violencia hacia y para los jóvenes?
Primeramente,
puede decirse que lo que se ha dado en llamar “Pedagogía de la Ternura” (P. de T.)
no puede ni debe ser abordado de manera reduccionista por las Ciencias de la
Educación, pues ésta debe ser trabajada desde una postura epistémica que
permita expresar su especificidad múltiple, esto significa que la pedagogía
forma parte de la “praxis” social que intenta ser transformadora no solo de los
modos de vida (espiritual), sino de los modos de producción material.
Orígenes del discurso (embrionario).
Durante
uno de los Encuentros en la Universidad
Campesina e Indígena en Red (UCIRED), en Puebla el pedagogo peruano Alejandro
Cussianovich, presentó y expuso, de una forma sencilla, amena y agradable, pero
a la vez profunda y argumentada, el concepto, características, así como las
estrategias para implementar ese proyecto denominado “Pedagogía de la ternura,
por lo que, a decir de este autor: “uno de los primeros intentos que se ha
realizado (sino es que el primero), en nuestro medio de lo que se le ha dado en llamar “Pedagogía
de la ternura”, data de 1990, cuando se nos solicitó hacer una conferencia para
docentes allegados a Lima, desde las serranías de Cerro de Pasco, La Oruya, en
Huayanco, Huanuco (ver “Apuntes para una Pedagogía de la Ternura” No.14, agosto
de 1990, 24 Págs. Mimeo).
Posteriormente,
este Proyecto surge cuando el IPEDEHP (Instituto Peruano de Educación en
Derechos Humanos y la Paz) invita a trasladarse a la capital del Perú, para dar
cursos con docentes sobre derechos
humanos en una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado, lo cual
devenía en una temeridad; por lo que no se nos ocurrió, a decir de Cussanovich,
“…una mejor idea que abordar el tema desde el eje de la ternura, precisamente
porque la guerra y sus atrocidades no deja espacio ni condiciones humanas en la
población y en los docentes para la ternura, la confianza, el amor, la
sensibilidad entusiasta. Por lo cual (…) El mundo colectivo y personal de la
afectuosidad, se replegó en nuestro pueblo en la interioridad, la
individualidad y el silencio. Lo cual abonaba en la necesidad de endurecerse,
de acallar la sensibilidad, de reprimir manifestaciones de ternura, fuera del
ámbito de lo íntimo personal[1] (Cussianovich
A. 2005; 1).
Es
así que desde este contexto de violencia militar, social y política armada,
desde lo que viven las maestras y maestros en medio de la guerra, es que,
señala Cussianovich: “…en nuestro medio, debemos destacar que en 1995, se
escribieron aproximadamente 35 líneas sobre esta “Pedagogía de la Ternura”, en
uno de los módulos para la formación de oficiales de la policía nacional del
Perú, al terminar el curso (con aproximadamente 7 mil oficiales), la evaluación
arrojó como el punto que más llamó la atención, para su labor profesional, esas
escasas 35 líneas, sobre un tema que después sería requerido por más de 40
ocasiones para ser tratado en las distintas dependencias policiales del país”
(Cussianovich, 2005; 2).
Por
lo anterior, se puede vislumbrar que, en esas circunstancias adversas, tales
discursos y prácticas de educación popular (EP) tenían serias dificultades,
debido al clima de desconfianza, pues podían despertar sospecha de ser
“discursos subversivos” que podían incitar a la población a la rebelión. Es en
ese contexto que: “La Educación Popular descubre y empieza a desarrollar una
veta que se mantenía como subyacente e implica un andamiaje conceptual en su
orientación metodológica y de manera particular en las relaciones humanas que
la educación popular está llamada a cultivar ( Cussianovich, 2005; 3).
De
este modo, en este trabajo, a manera de ensayo que nos presenta, dicho autor,
narra las circunstancias y los propósitos por los que surge este singular
proyecto, que se propone invitar a los docentes y profesionales de la educación
a trabajar con este concepto que: “en el lenguaje de los años 60 y 70 se
conocía como la subjetividad, como la sensibilidad social, o como, inspiradamente
la llamaría Tomas Borges, como la solidaridad, como la ternura de los pueblos”.
Por lo que en la sociedad actual, se hace necesario retomar el término de la
“ternura”, como una necesidad afectiva
entre los sujetos en formación, puesto que en el ámbito educativo se ha dejado
de lado este aspecto en aras del rendimiento académico, la competitividad y el
autoritarismo para alcanzar la “calidad educativa”. Por tanto considero
importante recuperar el aspecto humano, por lo que es necesario: “resignificar
el concepto y el sentido de la ternura, como una urgencia de afecto, de cultivo
de la fineza de espíritu, de la necesidad del sentido estético, artístico y
poético que se imprime a la función poietica”[2].
¿Cómo desarrollar la pedagogía de la ternura (PDT)
en y como comunidades de aprendizaje?
Si
se entiende la educación como un proceso social y a las comunidades educativas como espacios constructores de la
PDT, entonces comprenderemos que las aulas no solo son espacios de enseñanza – aprendizaje
de conocimientos y contenidos ya establecidos en planes y programas de estudio,
sino que principalmente, los problemas que afectan tanto a la niñez, como a los
adolescentes y a sus familias. Partir del contexto histórico - social y
económico que rodea a los sujetos de aprendizaje, así como de sus necesidades
prioritarias que garanticen su desarrollo integral, que pueden ser espacios de
construcción de nuevas formas de relacionarse entre educadores, educandos y
comunidad, las cuales deberán considerar en su diagnóstico principalmente, los
problemas que afectan tanto a la niñez, como a los adolescentes y a sus
familias. Partir del contexto histórico - social y económico que rodea a los
sujetos de aprendizaje, así como de sus necesidades prioritarias que garanticen
su desarrollo integral.
Por
lo tanto una de las formas que se propone
para construir y fomentar la PdT, ya sea desde las aulas o en otros
espacios alternativos es a través del
reforzamiento de los vínculos entre las familias de los y las jóvenes y las
instituciones escolares, esto es: “convocando a los padres de familia a
reuniones no solo informativas, sino formativas, otorgándoles roles activos y
significativos, promoviendo su organización y participación protagónica”. En
ese sentido, “es fundamental que se promueva y fortalezca la organización
escolar, de tal manera que (los educandos) tengan oportunidades de desarrollo y
afirmación personal a través del arte, la música, el teatro, los deportes, las
tareas de servicio comunitario y las comisiones que se formen en la comunidad
educativa”[3].
Desde
esta perspectiva es necesario partir de la observación del contexto social en
el que se enmarca el proceso educativo, que rodea a los educandos, ya sea niña,
niño, joven y adulto y dar énfasis en el afecto, pues la afectividad es muy importante
para implementar la PDT, expresando en actitudes concretas, tomado en cuenta a
todos y todas, no encasillarlos, conocer sus nombres, estimulando a los más
reticentes e investigar y si es posible intervenir cuando algunos de ellos
enfrenta circunstancias difíciles, esto requiere tiempo, esfuerzo y dedicación
extra, pues sabemos que las y los educadores tienen una gran carga
administrativa, además de impartir clase, revisar los materiales, las
evidencias de aprendizaje, realizar sus planeaciones, calificar exámenes y una
gran lista de etcéteras (en el caso del magisterio en México), sin embargo,
ante esto considero que valdría la pena poner en práctica otras formas de
enseñar, más allá de cómo “nos han dicho que debe ser”, pues este proyecto
implica construir otras formas de relación afectiva entre educador- educando,
pero: “También implica construir un modelo de intervención eficaz para los, las
niñas y jóvenes que presentan problemas, así como detectar sus necesidades e
intereses y aprovechar sus fortalezas”, pero esta labor no solo recae en el
docente, sino en todo el personal que forma parte de una verdadera comunidad
educativa”.
Algunas Estrategias para implementar la Pedagogía de
la Ternura.[4]
Estrategia No.1: Consiste en
enriquecer los vínculos y fortalecer conexiones entre los individuos en el
aula, en los grupos u organizaciones, puesto que los vínculos positivos y
fuertes, incurren mucho menos en conductas de riesgo que los que carecen de
ellos.
2.-Fijar
límites claros y firmes: Esto
consiste en diseñar e implementar políticas y procedimientos coherentes, que
respondan a las expectativas de conducta deseables.
3.-Desarrollar
aprendizajes y habilidades para la vida: Lo cual consiste en desarrollar
habilidades con actividades como la cooperación, el trabajo colaborativo y
solidario con los otros, participación activa en las decisiones y acuerdos que
se tomen en el grupo o equipo de trabajo. Implementar estrategias de resistencia,
asertividad y empatía hacia los otros. Dicho conjunto de habilidades se debe
considerar en la planeación curricular de cada área curricular.
-Estrategia No. 2: Haciendo realidad la PdT en la
Práctica Educativa.
4.-Brindar
afecto y apoyo. Lo cual implica que en toda relación se haga una síntesis del
“Eros-Agape-Phil“[5]
manifestándose en el respeto, escucha, valoración, respaldo, aliento, con un
lenguaje adecuado, esto es independientemente de si los sujeto se lo merecen o
no. Puesto que el afecto constituye un elemento fundamental para enfrentar
cualquier adversidad.
5.-Establecer y transmitir expectativas
elevadas: Esto implica que el protagonismo plantea motivar en los educandos
para que tengan iniciativa y generar satisfacciones en lo que proponen y
realizan, esto con la finalidad de que recobren o mantengan su Dignidad, en todos los momentos de su
vida.
Por ello es importante que los docentes los
apoyen en la construcción de su proyecto de vida, que expresen sus necesidades,
intereses y expectativas de vida y aprendan a compartirlas, y, a partir de ahí
los educadores y educandos empiecen a construir nuevos aprendizajes de verdad
significativos.
6.-
Brindar oportunidades de participación protagónica: Esto significa que todos
los actores del proceso educativo, desarrollen una participación protagónica en
la gestión pedagógica y administrativa, por ello se recomienda promover las
organizaciones de jóvenes, así como de padres y madres de familia vinculadas
a la comunidad educativa, de este modo diseñar
acciones extraescolares en conjunto con la comunidad y su contexto. Así mismo
se plantea involucrar a los padres y madres de familia en la elaboración de
materiales educativos como apoyo al proceso educativo de sus hijos, pero
también ellos aprenden, esto es una especie de reeducación.
En
este sentido se requiere de un cambio de actitud, de que las y los docentes que
quieran aplicar en su quehacer educativo la Pedagogía de la Ternura (y del
sujeto), deben, estar realmente convencidos y practicarla en su propia vida, en
sus relaciones cotidianas y afectivas con “el otro, los otros, con las otras,
entre nos-otros”. Es decir, esto implica querer compartir lo que somos con los
otros, construir en pocas palabras: comunidad, respetando las diferencias y la
diversidad, en todas sus formas.
Sin
embargo, eso no significa caer en ideas románticas o utopías imposibles de realizar,
como la “creencia de un mundo feliz”, donde todo es armonía, felicidad y paz,
sino en utopías dirigidas a la invención de un mundo distinto, mejor, más
habitable para todos una “utopía que sirva para caminar, para crear,
parafraseando a Galeano) tanto para las y los jóvenes, como para los adultos y
todo aquel que se precie de ser humano, pero también para beneficio de nuestro
entorno natural, para la construcción de espacios educativos a través de la
creación de nuevos vínculos afectivos y pedagógicos: “Mirándonos como sujetos”.
Notas:
[1] Véase: Ensayo de Cussianovich, Alejandro.” La
Pedagogía de la Ternura”. Educando desde una Pedagogía de la Ternura”,
publicado por Asociación Civil Crecer Juntos, Perú, julio de 2005. Pág. lectrónica:www.insumisos/…/pedagogia%20dela%20ternura.pdf.
[3] En Proyecto: ”Formación desde
la Pedagogía de la Ternura a facilitadores
de las escuelas amigas de la infancia de UNICEF- Perú” Ifejant, Julio de
2013. Documento proporcionado en la UCIRED, por el Dr. Alejandro Cussianovich,
pionero del proyecto de la PdT, en el Encuentro de Verano, (fotocopias).
[4] Ver proyecto “Formación desde
la Pedagogía de la Ternura a facilitadores de las escuelas amigas de la
infancia de UNICEF-Perú”. Julio de 2013.
Pág. 1.
[5] Estos
términos hacen referencia a las 3 dimensiones del Eros pedagógico. Puesto que
la ternura es una síntesis fecunda y fecundante de Eros, Agape y Philia, que
mueven nuestras vidas, cuando éstas se nutren de esperanza y combaten la
precariedad. La Ternura emerge, excluyendo toda lógica de dominación personal y
social. “…sino la exigencia de Libertad y su defensa contra todo lo que
transforma al ser humano en instrumento, en objeto o en extranjero absoluto”.
Alan Touraine, 1992.