sandra cantoral uriza.
“Arriba Tekúm valiente no temáis
al enemigo,
acordáis que estáis
conmigo que soy
Huitzizin Zulum”
(Tomado de la
cultura maya: Eduardo Galeano)
En este
artículo desgloso el proceso educativo del hacerse humano en torno a la
construcción y de-construcción de una posible sensibilidad política del sujeto
educativo en formación de seres integrales, por medio de tres momentos ocurridos en la
historicidad. Nuestra intencionalidad consiste en nombrar algunos rasgos de otra
sensibilidad política de ese otro sujeto a través de su despliegue histórico,
para ubicar las dimensiones posibles de múltiples lenguajes con Otra forma y
contenido sobre el comportamiento de nuestros derechos humanos, iniciando por
el de la comunicación dialógica con calidad humana.
Reflexiono
en tres tipos de sensibilidad humana en
sí, de sí al para sí nosótrico (Lenkersdof:
1999, p. 21), dimensiones de nuestra consciencia individualcolectiva -Cantón-
que nos sirva para potenciar: 1) otra
relación política, 2) otra sensibilidad de clase, y 3) otra expresión humana
integral consciente de la historicidad
de la fuerza de trabajo, en el sentido de la Otredad -que propone Patricia Medina-.
Estos
tres tipos de expresión sensible son fundamento para la valoración de nuestros derechos humanos para poder distinguir la reconstrucción y
de-construcción de los crímenes de lesa humanidad -ya hoy nombrables-;
reflexiónese en su significado filosófico formal, lo cual tiene una
multiplicidad de lenguajes e interpretaciones posibles en ese tejido cultural
de sentidos[1],
en tantas explicaciones, conjeturas y refutaciones como sujetos históricos
existimos.
La relación política de la lucha
frontal y abierta[2],
según Aristóteles (384-322 a .c.), radica, sintetizando
a Sócrates y a Platón, en una Filosofía práctica, a la par con la
ética y la economía[3];
dado que la verdadera política dice
Platón (425-347 ó 348 a .c.)
se centra en la tarea humana de
toda la vida en ese desdoblamiento del sujeto, es decir
de su consciencia humanizándose, por medio del diálogo entre los iguales por ser éstos diferentes
-recuperada esa propuesta de la mayéutica, y observada en la ética socrática
(470-399 a .c.)-; así se va mostrando a los jóvenes la
capacidad dialéctica del poder real, en la creatividad, el dialogar, saber escucharse y acordar una
solución posible de entendimientos sensibles, humanizándose en esa formación liberadora, logrando en
comunalidad la resolución de los problemas que surjan por el bien de la mayoría,
esa es la verdadera democracia en un movimiento emancipador de toda calaña de
injusticias, y desigualdades sociales que genera el proceso de explotación del
hombre por el hombre durante el recorrido histórico.
Con base
en este significado de aprehendizaje continuo,
Marx en el siglo XX, desarrolla científicamente el interés por el
trabajo crítico de la economía política, haciendo la denuncia de la injusta
lógica de acumulación y de centralización
capitalista; al igual que posteriormente lo captó la reflexión práctica y
popular de Paulo Freire en la dialogicidad de la conscienciación crítica
pedagógica en contra de la formación
bancaria, pues él luchó por una educación política para América Latina y
otras latitudes de pueblos en condición de pobreza y desamparo; comprender la dialéctica entre los oprimidos y
opresores es un principio humano, que se encuentra en permanente intersubjetividad del
comportamiento socio-cultural afectivo;
por esta relación política dialógica humanizada, se tiene la necesidad
educativa de seguir aportando al proceso
de emancipación histórica, al ser un proceso infinito para nombrarnos
con honestidad en igualdad de capacidades y necesidades humanas sensibles
racionalmente, construyendo y de-construyendo nuestra equidad en torno a la
vida de nuestra madre tierra que nos da vida, es otro principio humano, amar,
cuidar y proteger al planeta tierra.
La
relación política significa por tanto, la capacidad dialógica de la liberación
humana en la síntesis de Platón, así se puede resignificar con precisión el fetiche de producción insensible como ‘motor del
progreso humano’ que imponen los intereses del capital, desvirtuado principalmente por la sensibilidad indígena, de-construyéndose en occidente, en
donde sólo se veía la voz superflua y
exclusiva de la vida parlamentaria socialdemócrata, que también tiene su
propia historicidad; en este sentido, se va revelando la falsedad ideológica neo-liberal, como lo
refiere Jeannette Escalera, en ese
misterio de la obscuridad de la caverna
de Platón; que pasa por la dimensión
sincrética de la identidad del sujeto educativo, por medio del ejemplo
vital naturalizado en sus propias sombras de opresión, en la práctica hegemónica
educativa del agrestado agandalle violento, machista y patriarcal del
comportamiento histórico; que deja la representación del arrebato, destilando
ira, incomprensión, sordidez e injusticia jerárquica que educa la
desigualdad mítica, que deviene en sí del instinto salvaje animal, en un plano de merca existencia,
reconstituyendo permanentemente al
sujeto educativo en su proceso de conocimiento y conscienciación generacional
contextuada por su dialogicidad frente a tanta desigualdad en las condiciones
de vida, que mueve, y fundamenta su relación política de clase proletaria, al
reconocer que la fuerza de trabajo humanizándose en su cultura ha producido
todo tipo de mercancía a cambio de un mísero salario.
De ahí
devienen los disvalores en contra de la vida, en el afán por la muerte rápida e
instantánea del otro que en apariencia ‘no soy yo’; pues se cree sólo en los dogmas, como parte del engaño ideológico
hegemónico del capitalista acumulador,
que la clase dominante presenta como ‘don divino’, legado por naturaleza
, que lo coloca de forma normal por
encima de todos, en esa relación entre poseedores y desposeídos de las
intersubjetividades aisladas y atomizadas en una jerarquía de intereses de
superficialidades que tienen que ver con las razas, las religiones, las
relaciones de género, las nacionalidades, los lenguajes, etc.; sin embargo los dueños
naturales de todo lo trabajado por los oprimidos a lo
largo de esa historicidad humana queda como un acto invisible, esta forma de sentir, se va fijando en las
representaciones del inconsciente colectivo por medio de la práctica
evangelizadora desde el miedo, la culpa y el castigo que se han ido acuñando y
acumulando en el tiempo espacial que ocupa el propio cuerpo del sujeto educativo o ser
humano, enajenado o no, y que está presente en las relaciones de poder
manipulador, reproduciendo una y mil veces con falsedad, formas
injustas de control (Nietzsche, La genealogía de la moral, Pp 1-2).
Esta
práctica de abuso de poder político vivida hasta hoy con múltiples matices en la
lógica de explotación, se presenta
ideológicamente como el mundo político del
acto pragmático en el imperialismo mundial ya desplegado en su
totalidad: nace, se desarrolla y muere. Sin embargo sigue latente, la sabia cosmovisión indígena en las
comunidades de origen, esas que aún nos enorgullece su comportamiento
comunitario, colectivo y solidaria en latitudes nacionales y extranjeras, dado
el generoso colorido cultural por
ejemplo, de los pueblos de Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guerrero, Chiapas,
Yucatán, etc.; a estas culturas la oligarquía financiera les tiene miedo,
porque han aprehendido a vencer el temor
del sujeto derrotado a través del sacrificio y la indignación, con base en la
enjundia de identidades locales, étnicas, culturales y territoriales -como
plantea Tejeda-.
De esta
confusión del “sistema democrático” en las relaciones políticas, se aprecia hoy
la debilidad presidencial del Estado-nación de Peña Nieto por su ineptitud, así
como la necesidad de la federación de los sindicatos, que se sustentan en
prácticas de abuso de poder hegemónico con tendencia corporativa, así muchos
sujetos en lo individual con total desclasamiento se van curtiendo en prácticas
corruptas y degradantes de manera cotidiana, por lo que no apuestan ni aportan nada a la lucha de la
clase social trabajadora y explotada; aquí me pregunto ¿qué cambios en la geopolítica
de la antigua Mesoamérica podrían suceder con el proyecto Plan Puebla Panamá empresarial, si el pueblo se comprometiera a realizar un trabajo integrado políticamente, es decir, con
calidad humana manual e intelectual emancipadora?
La
pregunta inicia apenas a resolverse en el contexto de la producción maquiladora
que necesita desarrollar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte
(TLCAN), en donde queda claro el tipo de educación a imponerse a lo largo y
ancho de esta región, que está ya en el límite de la decadencia de seres cosificados, así puede comprenderse
el origen filosófico de la relación política del sujeto emancipador, sin que
existan purezas monolíticas, en el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros,
Telefonistas y de la Industria Eléctrica o de aviación, por citar algunos, no
se diga en la organización magisterial de vanguardia, entre tales organismos se
conoce que, su peor enemigo de clase sigue desplegándose en el
rejuego corporativo de los liderazgos, que
aparentan disputa y tensión, pero en donde la práctica dialógica es
desigual y desvirtuada por el contexto hegemónico del capital, con relaciones de poder político y de abuso de
éste, generándose mayor opresión, y sirve
sólo para la reproducción de la lógica
de explotación, hasta que el pueblo trabajador pueda reaccionar por el caos
sufrido.
Este
panorama de rupturas de hegemonía política, en donde los gobernadores estatales
aplican el poder que siempre tuvieron con la descentralización y la federalización,
para negociar con los empresarios del capital en los modelos maquiladores que
se perfilan en Tamaulipas, Chihuahua y Baja California con la fuerza
globalizadora del capital, ello necesariamente conlleva a dimensionar los
derechos humanos en su esquema jerárquico entre regiones, municipios, pueblos y
naciones de la vida cultural latinoamericana.
En este
sentido Tejeda aclara sobre la identidad
occidental que
“La presencia
duradera de las tradiciones prehispánicas o precoloniales, que en varios países
configuran la base de la identidad nacional. La ambigüedad del ser
latinoamericano que nos hace copiar e imitar, a la vez que nos queremos alejar
de un pasado que nos marca para siempre. La parte indígena de la vida nacional
se ha puesto en marcha y ha dejado de estar escondida y negada. El auge de las
identidades, conduce a movimientos autonómicos, y las réplicas de proyectos
separatistas y segregacionistas. Los Estados nacionales se ven sacudidos por
los efectos de la globalización, mientras desde abajo surgen reclamos
autonómicos, que requieren respuestas integradoras desde la perspectiva
nacional y regional. La identidad latinoamericana se pone en discusión como
parte de los diversos niveles y ámbitos en que los individuos, o las colectividades
y las naciones conforman identidades y diferencias”[4].
Las
diferencias de esta depresión y tristeza compartida por los oprimidos y
despojados de los bienes de su trabajo, como proceso educativo histórico, se
está acumulando también en indignación y en luchas de resistencia y autodefensa
multiplicadas, ya que desde la lógica más simple, se comprende que han sido
siglos de contemplar y de callar su ‘razón
histórica de indignación’, que sale
ahora del corazón y del cuerpo mutilado del sujeto educativo, en la era del conocimiento significativo,
que se anuncia como si fuera un nuevo renacimiento, que ha acuñado el ser
humanizado en su sensibilidad política en construcción y de-construcción, y que
empieza a hablar su mundo, para su mundo y con su mundo de desharrapados
-sugiere pedagógicamente Paulo Freire-.
Se
requiere de la palabra dialógica consciente que supere la crueldad del poder
estatal, sea éste esclavista, feudal, capitalista o aún su propia sombra, que
es hoy el estado socialista entre los matices de la esfera multinacional
imperialista, al ser la última fase de
desarrollo del capital monopolista -según la propuesta educativa de
Lenin, sabiendo dar un paso adelante y dos atrás para avanzar más fortalecido
en el aprehendizaje fascista-.
Una
confusión sobre el imperialismo, es la
falta de claridad en la relación política concreta de la hegemonía monopolista, que es presentada por los aparatos de
reproducción ideológico burgueses, como algo
abstracto e imprecisa su impunidad de privilegios, ese es el éxito de su lógica, entendiendo a la
lógica como instrumento de la ciencia -plantea Aristóteles-, al esconderse la barbarie del “sistema democrático
capitalista”, encubriendo así su abuso de poder estatal central, de apariencia cooperativa, pero
silenciando el “horror de la muerte”,
como posibilidad real, de guerras del
capital y mercado de narcóticos que se mezclan entre gobernantes y milicos.
Porque
realmente tal sistema democrático capitalista se sostiene por la insensibilidad
política de la clase opresora y obvio también por el desclasamiento de la
oprimida, así lo que ha logrado durante todo un siglo de existencia es: la
falta de claridad de la vida pública entre obreros, en el trabajo agrario y con
la pequeña burguesía o clase media; impuesta tal dispersión de la población
civil, con un proceso educativo hegemónico globalizador burgués, así también a través de la fragmentación de los partidos políticos, sus
divisiones y sus fracturas como si se tratara de un circo de mercadotecnia de
los mass media; parecido se hace con los sindicatos corporativizados desde el
gobierno y la federación, y en el contexto internacional con la fragmentación de “nuestras Américas y los Estados Unidos”,
formas contundentes en el ejercicio del poder hegemónico educativo.
Este
último país afortunadamente está dejando de ser la primera potencia mundial en
la nueva geopolítica con mayor
población, si en cambio con más demandas y pocos recursos, por lo que se espera
que habrá mucha más creatividad en el
tránsito del Estado soberano, en donde las nuevas generaciones podrían romper las barreras geográficas
universales por medio de redes de comunicación dialógica multinacional
autónomas, en donde los nuevos lenguajes de sabiduría y experiencia de la lucha
indígena y desharrapada del mundo, abren nuevos
horizontes de luz, dentro de la marginación y la miseria en medio del conflicto, como en la Caverna de Platón;
pareciera una nueva era para los Otros
derechos humanos por venir, en las regiones de identidad política con
consciencia de clase indignada, autónoma y dispuesta a la subversión y la
desobediencia civil, organizada o no.
Otra sensibilidad de clase. ¡Ya
estuvo! ¿No?
El
proyecto de la burguesía neo-liberal limita la autonomía política[5]
del sujeto educativo, en sus múltiples dimensiones de identidad humana, que
tienen en esta significación diferentes matices del proceso de humanización, en
donde se capta la dimensión consciente o en proceso potencial, sobre el saber
del ser práctico que conlleva su convicción intelectual desde el sentido de la
vida, o sentido común en su horizonte cultural, como propone la pedagogía
crítica de Antonio Gramsci.
Afirmando
la expresión humana sensiblemente crítica, justo entre la sobrevivencia, la carencia
y el abuso de poder político, entre el amo y el esclavo, como parámetros de
necesidad humanizada en la colonización y des-colonización educativas,
humanizadas.
"Aún
los que han podido conservar su empleo tienen ingresos que no les alcanza ni
siquiera para lo más indispensable. En un reporte de investigación, de enero de
2010, el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la
UNAM sostiene que 17 millones 776 mil personas, que reciben menos de dos
salarios mínimos y representan el 41 por ciento de la población económicamente
activa, perciben ingresos que no les permiten adquirir una canasta alimentaria
recomendable, considerando aspectos nutritivos, culturales y económicos."
Procurando
explicar esta carencia y desamparo en nuestras propias palabras para la reflexión dialógica consciente, tomo la
visión educativa de Freire, la cual implica en la cultura de la dominación que:
mientras el educador es aquel que “sabe
todo” y por eso mismo transmite sus conocimientos a los educandos, el educando
es el que recibe lo que el educador narra.
En este
primer matiz, se considera al educando como una persona ignorante que necesita
del educando para adquirir conocimientos, lo alarmante de la situación es que
en este proceso de humanización, si hay algo que se transforma, es precisamente
el educando quien a lo largo del proceso
de educación bancaria, pierde la creatividad y su capacidad crítica, de ahí
el llamado a la formación alienada o enajenada.
Otra consciencia en sí. ¡Desaparecido, desaparecido, desaparecido!
La
dialéctica en la expresión humana, está
referida al arte de dialogar, de argumentar y de discutir, y principalmente de
hacer la crítica, la autocrítica y la denuncia frente a los crímenes de lesa
humanidad, en este acto se exponen los razonamientos con principios construidos históricamente en la
cultura de grandes civilizaciones a través de la historicidad social recorrida,
con base en argumentos teóricos sensibles
en los procesos de formación emancipatoria.
Esta
relación de abuso de poder, se puede
valorar en distintas dimensiones del conocimiento; sosteniendo que, el conocimiento más abarcativo de todos, es el conocimiento teórico sentido con el
corazón -como nos lo enseñan las comunidades indígenas-, porque éste puede
explicar con precisión y detalle a los
conocimientos mágico-religiosos,
artísticos y empíricos o de sentido común, como un todo tiernamente
constituido que habla la palabra
verdadera; en cambio estos conocimientos no pueden explicar científicamente
al conocimiento teórico -como plantea Covarrubias-, en el tener que ser alguien
para el otro, que agradezca la existencia
de pertenencia reconocida
entre los iguales, reconocidos en sus
múltiples matices y posibilidades de sensibilidad política en la cultura enculturada y aculturada,
olvidando el cultivo de sus valores de origen, nombrándose en su concepción del
mundo y del ser humano.
Para
lograrlo es necesario hacer Otro esfuerzo reconociéndose para servirnos, es
decir, en actividades humanizantes en el
contexto de la lucha de clases, esta actividad se va acuñando, formando,
desarrollando y potenciando en ese paso de una consciencia simple ensimismada-existencial -frágil presa de la sensiblería burguesa-,
a otra de sí mismos, en la autocrítica de transformación radical, que
se ve en nuevas formas de ser, hasta
ser una consciencia para sí comprometida
en la lucha política de clases, de acuerdo a ese compromiso revolucionario, que
se nombra en otro despliegue de calidez humana, y que se va constituyendo en el
sujeto histórico educativo en tales procesos solidarios de liberación de los pueblos del mundo oprimidos.
La identidad cultural refiere saberse definir a sí mismo, reconocerse entre
varias culturas, es decir interculturalmente, ahí radica la sensibilidad suprema, en sentir la necesidad del otro
como un nosotros intrañable, a través del otro que nos
expresa el sentido de la vida-muerte, a través de la historicidad social
recorrida por la complicidad, la vergüenza, la indignación y la culpa, en este
saber diferenciar a los iguales, y así a las cosas que constituyen el universo
más abstracto y concreto que es la madre tierra-mundo para nombrarla en su
grandeza planetaria en exterminio, que podría florecer en el ente material más
simple de la naturaleza cultivada (protegida
y amada), ¿cómo hacerlo?, con el
cuidado y el cariño generoso de esa historia que abre posibilidades de vida en equidad para desarrollar nuestras
capacidades manuales e intelectuales con integridad, en donde no existan
opresores y oprimidos, sino que
todos y todas estén en formación humanitaria, que abarca
conocimientos constituidos en el sentipensante[6],
de acuerdo y justo en correspondencia con
las condiciones materiales de vida, creadas éstas por la existencia del ser
humano en espacios pequeños de consciencias amplias que proyectan el futuro;
constituyéndose esa conciencia de sí mismo de acuerdo con sus necesidades e
intereses de sobrevivencia; así se ubica la existencia del otro que no soy yo, sino
que somos nosotros, que a la vez me comprende como un ser individual en
potencia.
La
figura de sensibilidadracional (Cantoral),
expresa la relación así expresada: “lo
que le pase a él, nos pasa a nosotros y lo que nos pase a nosotros le pasa a
él”; pero este concepto puede tener muchas dimensiones, de amigos, de grupos,
de sectores, de sindicatos corporativos, de universitarios, de familia, o como
hermanos de clase social nacional e internacional, como parte de la lucha en
equidad y para la equidad humanitaria, en donde se logre ser felices, libres e
iguales como verdaderos seres humanos, según la ubicación-desubicación que más
pesa, como proletario, como burgués o
pequeñoburgués en ese pulir y de-construir los nombres, con los que nos
nombramos y reconocemos porque pertenecemos; esta articulación histórica de la
existencia humana da cuenta de la identidad de clase en germen, la cual tiene que ser
educada en un proceso de enseñanza-aprehendizaje intencionado (E/A) por medio
del ejemplo, en el mandar obedeciendo que se desarrolla a través de la palabra
dialógica de frases precisas que nos integran al mundo de la vida más virtuosa,
y que da cuenta de las razones necesarias concretas en vínculos de poder emancipador o de
sometimiento; pues es una palabra tan dulce, cómplice y liberadora a la vez,
que precisa seguridad y acompañamiento.
En tal formación,
por medio del lenguaje significativo dialógico, se implica la lógica, la razón
y la eticidad del sujeto, lo que pasa por distintos procesos de acercamiento y
de lejanía en el ¿qué hacer? que siempre tiene un límite en la construcción de
conocimiento acerca de la ley autónoma, esa que no se impone con la amenaza, ni
en el doble discurso o en la manipulación prepotente y cretina, sino con la
sabiduría virtuosa, la que está en movimiento, no como un escaparate, sino que
está puesta en procesos y hechos educativos que continúan creciendo, que se
comparten sólo entre los iguales, justo
por sus diferencias, que son sublimes, no jerárquicas o para la exclusión.
Por eso
la relación de poder fundada en la honestidad, es una capacidad que se gesta,
desarrolla, madura y florece como potencialidad integral en el sujeto
educativo, que abarca todos los sentidos humanos, tanto físicos, intelectuales
como morales en el contexto de la lucha de clases, posibilitando al sentido
común -propuesta pedagógica Gramsciana, de Freinet y de Paulo Freire-
como primera expresión atada a la madre tierra a la lengua materna, para ser
pulida en el trabajo pedagógico compartido con el ejemplo educativo
filosófico-político presocrático, como hito histórico oral y escrito; ese que
es paciente y tolerante, ese que sabe de la carencia del otro diferente, ese
que empieza a unir sentidos y dimensiones de lucha, ese que se multiplica
porque sólo así puede disfrutar y gozar el mundo que cuida como su propio
cuerpo hermano humanizándose; así los lenguajes opresores contrarios, en sus
formas de reproducción matizadas en
crueldad, violencia y destrucción fascista, cometiendo crímenes de lesa
humanidad a cada paso dado, abarcan el
acto más simple hasta el más complejo, entre lo particular y lo universal
tendrán que comprender la
temporalidad espacial de ese nuevo renacimiento, en múltiples determinaciones sociales, que son infinitas y finitas en el pensamiento y
reflexión humana, dado que también responden a un proceso evolutivo histórico
de totalidad orgánica concreta naturalizada
equívocamente, con nombres y apellidos precisos, en esa síntesis del poder
hacer, pensar, luchar y vivir, como formas de comunicación dialógica humanizándose
con Otra formación metodológica, que hoy día se potencia en la tecnología, el
arte, la literatura, la ciencia, la cibernética y el humanismo del proceso
educativo o de humanización, que resulta una verdadera sorpresa.
Son formas
de comunicación humanizándose, porque
tienen un carácter político en la defensa de sus derechos humanos más
elementales (alimentación, vestido,
vivienda, recreación, sexualidad, cultura, salud, educación, capacidad de crear
y de soñar en libertad) con un sentido enaltecido, por su capacidad de
practicar la unidad y la diferencia con sabiduría, en donde se
entretejen y acuerdan las propuestas a través del diálogo y la comunicación franca
y abierta cara a cara, para enmendar los huecos y las faltas entre lo
conveniente, lo posible, lo perverso, lo supremo, lo sublime, lo justo o no, es
decir en otra sensibilidad política en construcción, de acuerdo con Otra
necesidad educativa en formación; es
decir, como seres humanos en potencia unos en otros, dimensionándose en un nosotros de denuncia normada en asamblea
comunitaria, que anuncia otro estado-nación gobernado por esos iguales
representantes de las comunidades y los pueblos, hasta volver al escenario de lo ya vivido en el
origen, cuando no había llegado el invasor a someter, robar y conquistar, en
ese transcurso de la historicidad humana, añorando recrearnos en esa vida de la
comunidad en trueque, en producción, en
vigilancia y en programas educativos comunitarios autogestivos autónomos, justo
desde la educación que abarca el sentido
común de la propia vida mestizada en occidente, hasta lograr el habla
conceptual del corazón emancipador de la poesía indígena.
En este
sentido de transitar a las formas más simples, tomando lo más significativo en
beneficio de la gran mayoría, ubico las premisas dialécticas del poder en la lucha de clases, para reconocer el momento preciso del despliegue de
historicidad social, en donde surge la existencia de la propiedad privada de
medios de producción, como el síntoma que engendra los crímenes de lesa
humanidad actuales; para que las
mayorías comprendan que ello sucedió en ese tránsito histórico de finales de la
comunidad primitiva y el surgimiento del Estado Esclavista, y que hoy esa
mayoría son los esclavos modernos, aunque haya acontecido aproximadamente en el
año 4,000 antes de nuestra Era, esa primera forma de explotación y de despojo
del hombre por el hombre, y que hoy en día ya no hay salida de superación
humana, por lo que se tiene que construir y de-construir esa historicidad de
injusticia acontecida y conseguida por la violencia radical, por medio del hurto, el
exterminio, el asesinato y la rapiña, ese es nuestro proceso educativo de
humanización, justo en el reconocimiento
de la ignorancia y de la responsabilidad posible de compromiso para normar en
contra de las guerras armamentistas del narcotráfico y los grandes monopolios
del capital trasnacional en el imperio del régimen fascista del capitalismo.
De modo
que las relaciones de poder tienen que ver con la lucha de clases, pues ésta es histórica en el despliegue dialéctico entre
la burguesía y el proletariado, dos clases pronunciables ya, sin temor a
confusión -poseedores y desposeídos de medios de producción, como es conocido
el principal medio de producción es la madre tierra-; por tal razón, existen
dos poderes en una sola lucha irresoluble en el régimen fascista de explotación,
que terminará hasta que se supere ese conflicto y crisis de la humanidad con la
abolición de dicha propiedad privada; porque la existencia de la propiedad
privada de medios de producción capitalista, prevalece en detrimento de las condiciones
materiales de vida de la clase trabajadora en el mundo imperialista dada su
historicidad social de sensibilidad política en re-construcción y reparación
del daño al sujeto educativo victimizado por ser un prole más, que estorba por ser sólo un desecho.
En dicho
contexto de historicidad socioeducativo refiero el horizonte de valores
construidos permanentemente, universales y particulares, valorados por el
sujeto histórico, como una totalidad concreta inescindible, en donde cada parte
No es la suma de las partes, sino condensación o síntesis histórica de todas las épocas recorridas en sus
diferencias y en su posible unidad histórico-política de Otra geopolítica
multiplicada por el capital, en donde me pregunto ¿en dónde está la compañer@
desapaecid@?; lo que sucede cuando existe un proceso formador de valores con un sentido humano,
por medio del ejemplo educativo, ese que transforma y se agradece en múltiples
espacios, nombrándose en tales luchas liberadoras, que implican responsabilidad
consciente y comprometida en comunalidad,
en el respeto entre iguales que se reflejan en un espejo que no miente, el de
la identidad de clase por su condición
humana.
Por eso
el poder de la clase burguesa por sobre el poder de la clase proletaria, encuentra en la sociedad su escenario de
muerte, su campo de batalla en la actual
lucha social, que aún cohabita en un
espacio de consciencia en sí y de sí,
como una realidad generalizada en la hegemonía del abuso de poder hegemónico, del poder oligárquico imperialista, como la
forma más acabada del poder capitalista burgués, para saber pronunciar estos
hitos históricos, con palabras sensibles en relación con la potenciación del
sujeto educativo liberador, al ser dimensiones de lo mismo en el campo de la
lucha de clases en otra historicidad social; es decir, de la conciencia en sí, ensimismada en la existencia de la persona, de forma
caprichosa y egoísta, como símil de la lógica del capital usurpador e
individualista, sin poder valorar aún el trabajo realizado por las grandes
mayorías en su condición humana a lo largo de la historicidad, que cada vez
puede ser más creativa, en la sorpresa,
el esplendor cultural y la persistencia de liberación, por lo que tal clase trabajadora colectiva, se unirá entre las culturas de oriente y de occidente, bien
logradas por la voz de la madre tierra, esa que no miente.
Tal es
el despliegue de su propia historicidad social, que ha sido construida y de-construida por nosotros
los iguales, los mismos sometidos y acallados con violencia y engaño; por eso
el proceso de liberación también es una lucha que sólo nosotros podemos
realizar en la unidad de la acción, sabiendo que todo tiene un costo, el de la
dignidad.
El
síntoma más notable de esta consciencia en sí, es no poder dar una explicación concreta y objetiva en su
dialéctica creativa en las relaciones económico-políticas y socioculturales de
nuestra vida sensible, con coraje, sentimiento y emoción, dibujando nuestra
explotación, como una síntesis histórica bien nombrada; como el cero maya entre nuestras comunidades indígenas, que hablan
con poesía y canto entre matices tiernos que mueven el mundo de la vida y de
los derechos justos más ennoblecidos; entendida esta condensación de su
historicidad social, como un todo indescifrable aún, entre lo que se dice y lo
que se hace en la coherencia de las relaciones de poder, para liberarse, a
través de Otra rectitud dialógica que
denuncia la opresión despótica, por medio de la comunicación asumida en tales
dimensiones del despertar de consciencias
que estaban ensimismadas, que pueden sentir
en sí mismas amor propio de sí en
una dignidad enaltecida descolonizada en su Otredad nosótrica, hasta lograr
nombrarse para sí con otro tono
revolucionario desarrollado y transformado en las necesidades e intereses
de nosotros en comunidad con normas de
respecto en asamblea colectiva, de los más, en donde podamos cuidarnos y amarnos la mayoría, desde otro ejemplo esperanzador que pretenda
pasar a la historia de dichas comunidades para no quedarnos enterrados
entre los discursos occidentales del
capitalismo depredador fascista, en las sombras controladas por el Estado-nación capitalista, sin exigirle a éste su
responsabilidad primera, la eticidad para legislar con equidad humana.
[1] “La
cultura aquí se comprende como la
organización social del sentido, interiorizado por los sujetos (individuales o
colectivos) y objetivado en formas, todo ello en contextos históricamente
específicos y socialmente estructurados”. Vid. John B. Thompson. Ideología y
cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas.
Ed. UAM-X, México 2002. P. XXIII.
[2] En el 30
aniversario de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE-1979-2009). Línea de masas. Compilación al Magisterio Democrático. Poemas
y canciones. P. 4.
[4] Tejeda, José Luis. Latinoamérica fracturada. Identidad, integración y política en América
Latina. Ed. Porrúa/CREFAL. México 2010. P. 6.
[5] Escalera, B. Jeannette. República y Leyes, neoliberalismo y globalización dos paradigmas en el
ámbito educativo. Ed. UPN, México 2009. P. 13.