Que nadie pretenda llamarse al engaño. No estudiamos
con el propósito de acumular conocimientos estáticos y sin contenido humano.
Nuestra causa como estudiantes es la del conocimiento militante, el
conocimiento crítico que impugna, contradice, convierte, refuta y transforma,
revoluciona la realidad social, política, cultural, científica. No se engañen
las clases dominantes:
¡Somos una Revolución!
Ésta es nuestra bandera
Por sandra cantoral uriza.
Se reconoce que los
principios de las pedagogías críticas, como la de los estudiantes rurales en Gro. se sustentan en el materialismo
histórico dialéctico, como método y a la
vez como arma de transformación social,
en su reflexión abierta, respetuosa y tolerante, se proponen debatir en
relación con la praxis docente de una escuela nueva, la posible necesidad de la
transformación e interpretación significativa de un trabajo educativo justo para merecer de forma colectiva la tan
deseada vida integral, libre, sensible, en equidad y creativa, que sólo con
un doble discurso se pronuncia como legado de la Constitución Política Mexicana,
hoy ésta tan degradada por el priísmo de Enrique Peña Nieto en la patria mexicana.
Este
conocimiento que se crea por medio de la educación crítica, surge en el materialismo histórico
dialéctico[1], e intenta defender las tres bases del sistema social (la verdad, las creencias y las estructuras de poder), cuestionando estas tres dimensiones humanas en contra de los mandatos del imperialismo y la corrupción del Estado de excepción que se padece.
Se necesita por tanto, reflexionar metodológicamente una hipótesis
para la práctica docente en una sociedad integral por su extensa cultura,
con base en la investigación educativa con
un nuevo significado nosótrico, abordando la historicidad recorrida de los
sujetos educativos, es decir, de los actores sociales en su espacio, tiempo y
cambios infinitos que transcurren en su organización
política del trabajo concreto, lo cual tiene aún una memoria colectiva, y no muere;
entendiendo a tal dimensión de análisis metodológico, no como simple
especulación metafísica, sino por el contrario como un proceso educativo
intencionado de liberación consciente durante un largo proceso de lucha sobre
ello. Es vital comprender las dificultades
existentes a enfrentar en esta
construcción histórica.
Pensemos en un momento en los más de
90,000 muertos y en quiénes los han ejecutado -como campos de exterminio o de concentración-, para ubicar Otra escuela
de la vida: Prepararse para que cada persona tenga 24 hrs. del día con salud
mental y física, vivienda digna, en equidad de género, durmiendo con tranquilidad,
teniendo un trabajo social y creativo, en donde se comparte cada instante con
afectividad, pudiendo soñar en el mañana y proyectar más y más satisfacciones
humanas futuras de beneficio comunitario; ese tiempo humano parece una ficción
hoy en día, pensando en el futuro/presente de México con un Estado fascista y corrupto,
en donde uno sigue topándose por ejemplo, con el fenómeno de los migrantes masivos en la lógica de
globalización de mercancías del capital humano y con tantos instrumentos de
trabajo que también son mercancías, que han sido creadas con la explotación del
hombre por el hombre a través de los siglos, un México en donde se impone de forma violenta la ganancia
capitalista con la bota militar por mandato internacional, para satisfacer el egoísmo oligárquico ensangrentado,
con la muerte del pueblo trabajador, todo ello vinculado con el negocio de la
guerra y del narcotráfico, aliándose con la estructura del Estado-Gobierno nacional
e imperialista -lo que cada vez es más de conocimiento público-.
Porque “A medida que
adquiere una dimensión global, el capital enfrenta dos tipos básicos de
problemas: a) cómo articular
sistemas de instrumentos de trabajo de distintos grados de eficiencia (por
ejemplo, instrumentos de varias edades tecnológicas), y b) cómo efectivizar su necesidad de sistemas de máquinas a fin de
operar en niveles de productividad y capacidad de gran escala”[2] en
el control oligopólico para satisfacer la necesidad de producir en masa, según
el potencial mundial de consumo con costos bajos monopólicos, pues lo que se vende en cada mercancía, es en sí el propio cuerpo humano cada vez más desgastado; así se valora el
desgaste de su corazón, su ojos, sus músculos y toda su posible integridad
vital, de forma innecesaria denuncia Marx en su obra filosófica[3],
la cual se recomienda para el análisis teórico-práctico aquí propuesto en
términos cualitativamente pedagógicos.
Esta posición en las
sociedades capitalistas abarca así las condiciones materiales de vida, por lo
que es vital que el sujeto docente vea en la diversidad de productos en masa el propio cuerpo de los sujetos niños-niñas
que forma y evalúa, a la vez que este docente también es
formado y evaluado permanentemente en los cánones que requiere el capital, pues
si falla en sus exigencias, será despedido sin ninguna protección sindical ni
legal, sin contratos colectivos, ni mayores prestaciones, sino como parias del
capital en el proceso de desecho y de exclusión.
Así cada sujeto
educativo termina siendo una producción
de medida, de acuerdo al potencial mundial de consumo con costos cada vez
más bajos, en un régimen competitivo, sin importar la calidad humana verdadera,
sino sólo la suficiente para el
mercado en su competitividad desleal, esa
es la verdadera evaluación universal del mercado escolar que hoy se impone al
docente con la Alianza por la Calidad Educativa (ACE) ya consolidada con la
reforma laboral, toda una estrategia perversa y maquiavélica del capitalista ‘empoderado’.
Teniendo entonces, que
reproducir y generar nuevos ejércitos industriales de reserva, de
desempleados desharrapados o de lumpen-proletarios alcoholizados y frustrados
según sus actitudes de vida, por falta
de expectativas humanas integrales, pero que bien sirven al régimen de
explotación, para regular el mercado de compra-venta en la oferta y la demanda
de mercancías; en muchos de ellos se
extrema su comportamiento degradado a semejanza del patrón histórico capitalista, nihilista y neurótico.
Así, puede seguir
reproduciéndose dicho comportamiento, hasta que se multipliquen las propuestas
en proyectos educativos con un trabajo contra-hegemónico posible, para la
formación de valores-virtudes, en la ruptura de costumbres-tradiciones
abiertamente inhumanas, pero
principalmente denunciando la producción-trabajo-ganancia capitalista,
todo como un gran paquete a cambiarse en
la praxis docente transformadora,
dispuestos a Otra actitud de rebelión; porque la forma delimitada, está en
lo concreto de la acción docente, bien relacionada con el contexto histórico educativo,
entendiéndolo como proceso de
humanización, es decir proceso de trabajo que transforma la naturaleza en
cultura emblemática en la consciencia histórica:
Véase, así como en Otro reconocimiento de
las clases sociales y de su lucha
histórica, a partir de denunciar la
existencia de la propiedad privada de
medios de producción, Marx aclara: “La crisis del sistema capitalista, responde
a una contradicción más profunda y fundamental del sistema económico vigente: a
la contradicción existente entre el carácter social de la producción y el
carácter privado de la apropiación”[4].
Frente a esta relación
entre el capital y el trabajo, entendida como relación educativa, hoy ya es
posible nombrarse que no es algo
naturalizado en su divinidad artificiosa
o ideológica como se ha explicado,
el tal proceso de explotación y de
degradación del ser humano excluido, sino que en su situación histórica, es valorada en la Pedagogía crítica
esta desigualdad social, como
un acto inmoral e injusto -en
donde tendría que repararse el daño a
los afectados, es decir a la clase trabajadora, hasta que logre incluirse este
hecho histórico como un crimen contra la
humanidad-.
Dado que todo
comportamiento humano, es posible de transformarse culturalmente a través de un
trabajo integral, es decir a través de poner en práctica una pedagogía crítica
reflexiva y organizadora de procesos revolucionarios, desde el ámbito familiar,
escolar, religioso, en los medios de comunicación o en la calle por medio de la
educación no formal, para enfrentar en el debate
dialógico y activo al cúmulo de
concepciones teóricas ahí acumuladas que
incidan en prácticas transformadoras concretas, dado que ya han sido desarrolladas bastantes críticas profundas en
este sentido, frente al injusto despojo: primero de la madre
tierra, y después de todo lo que existe sobre de ella, incluyendo el mar, y los
energéticos como el agua, los combustibles, o las divinidades, incluyendo a los
mortales -menciona Heidegger-, igual que al universo.
Esta relación de
denuncia histórica denota la formación docente por reconstituir en
términos de derechos humanos, ya Marx deja claro al respecto, que mientras
esa contradicción de ganancia a costa de
la plusvalía no pagada al trabajador explotado y enajenado no se libere, seguirá
siendo irresoluble la lucha social de poderes políticos conscientes e
inconscientes, entre los opresores y
oprimidos, lo que está llegando al exterminio fascista en la destrucción
del planeta tierra: la flora, la fauna y
los seres humanos de forma visible,
sin embargo esta forma no corresponde
aún con la formación, que imparte la praxis del docente transformador, en donde
es vital resignificar nuevos procesos educativos.
Porque en la locura de
esta sobrevivencia que impone el capital, el oprimido con su trabajo, a pesar de todo, continúa
transformando este planeta en arte, ciencia, tecnología, cibernética,
literatura, humanismo, religiones y múltiples expresiones culturales bajo el
látigo capitalista de privatización y de ganancias extremas; siendo esta
sobrevivencia hecha con auténticos
lenguajes muy nuevos y creativos con una condición nosótrica del sujeto histórico desde el cúmulo de sus experiencias
de indignación y resistencia, preparándose en la autodefensa humananizada,
con nuevas intuiciones y nueva
problemática existencial, regido todo aún, por los
ciclos del capital- mercantil, capital-dinero y capital-productivo.
La
internacionalización del capital que se está sufriendo es dentro del proceso de
reproducción creciente del capital industrial en el ámbito mundial; ahí se
valora cómo la racionalidad del sujeto educativo tendría también que poder
reflexionar
sobre ¿cuál es el límite del
proceso de industrialización en torno al beneficio social en donde ya existe
una burguesía mundial y un proletariado internacional en esta revolución
científico-técnica, transformándose la
máquina-herramienta en máquina automática?
Esta situación tiene que ver con el tiempo de trabajo en cuanto a la
velocidad del cuerpo desgastado al ser una mercancía más en venta para
incrementar la gran ganancia capitalista, de modo que la crisis capitalista se
ve objetivada más visiblemente en la fotografía completa de forma concreta, es
decir, justo en la crisis del cuerpo degradado y enfermo de la clase
trabajadora entre los pueblos del mundo.
Ello sucede de acuerdo con la división internacional del trabajo,
pues la madre tierra, como primera
naturaleza dadora de vida, es transformada en herramienta cultural para el trabajo enajenado o en el mejor
de los casos, en un trabajo creativo, esta relación no es fácil de resolverse
pedagógicamente, porque el sujeto educativo puede ser sumamente insensible a
todo intento revolucionario, pero ser a la vez creativo en la transformación de
la naturaleza cultivada; aunque como personas sean indiferentes o reaccionarios
a todo tipo de cambio radical, lo que tiene que ver con el desarrollo de la
consciencia social asumida en la jerarquía de funciones institucionales, es
decir por su formación y condiciones materiales de vida.
Dado que el acto de hacer una transformación, ya es un acto
creativo, pero el uso para lo que puede
servir el producto resultante, puede ser brutalmente enajenado -sin que
ello sea una condena estática-, porque el cuerpo humano y su trabajo, su integridad está en proceso también de
transformación cultural, pasando por ser en el tránsito formativo: insegura, insalubre o brutal, porque es usada y abusada por
el capitalista en el monopolio salvaje, competitivo y manipulador, es decir
utilizado el cuerpo humano, como una existencia
degradante sin gran valor en ese híbrido de confusiones en la existencia de explotación, de humillación y en el acto de sentir
vergüenza o no, debido a la falta de equidad.
Tómese en cuenta cómo “la automatización
obliga a una descalificación masiva de la mano de obra, a la par que a una
elevada calificación en una minoría que programa la maquinaria”[5] en
ese tenor inhumano del desarrollo de las fuerzas productivas y su reproducción
como necesidad del imperialismo en la consolidación del monopolio, que se vale
de la creatividad de la revolución científico-técnica
desde los desechos humanos-inhumanos intercontinentales que regula y legisla el
capitalista monopolista.
Por ese motivo, el mecanismo de la evaluación universal capitalista es
indispensable en el proceso de competitividad y de exterminio irracional a
ser considerado por los nuevos actores sociales, pues lo único que falta
en el símil histórico en el método de la hermenéutica icónica de Beuchot, es legitimar quiénes tendrán que morir en los
crematorios de los campos de concentración, es decir, hoy en las
determinaciones de orden público
neo-liberales del FMI, la OCDE y el BM sobre la tierra madre,
simbolizada ésta en la multidiversidad cultural de las grandes civilizaciones.
En tales contrastes existen ya mecanismos
en donde parece que ese sujeto histórico en formación pierde todo control sobre
su proceso de trabajo, teniendo que trabajar al ritmo y
organización impuesta por el patrón capitalista con la máquina automática,
que él mismo en esa injusticia
construyó, hablando en términos de la clase trabajadora, ese es el nuevo actor social que incidirá en la transformación de la
Práctica Docente para recuperarse en su otredad, a través de las firmas que
comprometen los tratados de los Estados-gobierno con las trasnacionales, controlando cada vez más la economía mundial a espaldas
de las comunidades.
“La internacionalización del capital y la
transnacionalización en particular son una expresión de la crisis general del
sistema… De esta manera la consolidación del proceso conlleva una agudización
de las contradicciones del sistema. La crisis institucional (FMI, Nuevo Orden
Económico Internacional, ruptura del sistema colonial), la crisis ideológica
(democracia, keynesianismo, etcétera) y desde luego la crisis económica (de
producción), resultan así ligadas a este desarrollo[6] en
conjunto con la práctica docente, como posibilidad para la transformación de
una nueva escuela con Otra educación político-filosófica, articulada al
conocimiento económico crítico sensiblemente
humanizado.
Se tendría que
analizar además en este nuevo sentido, desde las herramientas de una Pedagogía
crítica, la serie de conquistas sangrientas y despojos injustos de Europa por
ejemplo, en relación con África, o de Europa en relación con América Latina, o
de Estados Unidos en relación con la explotación de la economía y la riqueza
cultural mexicana o centroamericana.
Ya que esta relación
de despojo injusta ha sido en aras de la acumulación capitalista, la cual ha
ido degradando, robando y exterminando al ser humano y al planeta tierra. La
pregunta que se visualiza en tal proceso de globalización mercantil de política
neo-liberal es: ¿Cómo poder abrir el
debate sobre ello en el sentido de la gran cantidad de trabajo vivo en lugar de
maquinaria?, lo que tiene que tratarse de acuerdo con el avance de los derechos humanos, que son exigidos por la
clase trabajadora en dicho proceso histórico educativo.
Esta situación del proceso educativo o de trabajo, indica la condición de subordinación al proceso capitalista, al lograr este régimen de
explotación el máximo de productividad en mayor escala posible y con el menor
costo posible, y es así como la tecnología incluyendo
la robótica, al ser una ampliación del conocimiento científico, en la
internacionalización del capital, se ve claramente cómo este capitalista se
apropia del desarrollo general del conocimiento científico, difundiendo las
falsas necesidades superfluas
primordiales del consumo mundial con
‘mercancías mundiales’ (fuerza de
trabajo desgastada por el grado de explotación) relacionadas a patrones
culturales locales o nacionales de la lucha social, para exigir respeto y
mejores condiciones de trabajo.
En ese terreno de las mercancías
globalizadas es importante conocer la posición
y formación docente para incidir en una praxis transformadora en la educación
presencial y a distancia, aún fuera del orden del sistema educativo formal,
creando Otras formas autónomas colectivas, porque aún falta el enfoque crítico
de este tipo de educación-valoración, que permita un estudio científico del
problema educativo o de trabajo
humanizado, hasta lograr que existan
varios millares de temas-diálogos acerca del problema, entendido como un principio y concepto básico para posibilitar la
integridad del sujeto educativo docente-niño-trabajador maquilador.
Estos nuevos actores
sociales, están siendo tercerizados
por compañías contratistas fantasmas de forma privada, sin garantía
responsable de nada, sólo son intermediarios quienes dan empleo de
manera temporal, sin ningún derecho laboral para el trabajador, al tener que
firmar en sí, un contrato junto con su
propia renuncia al mismo tiempo -así
se explica la categoría de ejército industrial de reserva necesario para
regular la oferta y la demanda de trabajo en el mercado de cosas, planteada
científicamente por Marx, y que ahora es aplicado, al revés, para extraer la máxima ganancia de corrupción
capitalista-.
Porque este fenómeno socioeducativo en el
proceso de explotación, no es un problema nuevo, pero hoy necesita de la toma de consciencia colectiva que se refleje en la
lucha de clases con una posición firme en términos educativos, de acuerdo con
las condiciones materiales de vida actuales de las grandes mayorías, ahí la
práctica docente transformadora de una nueva Escuela para la vida es crucial.
“Y así como la anatomía del mono sólo se comprende a partir de la anatomía
humana, será el análisis del capitalismo contemporáneo el que arrojará luz
sobre un fenómeno tan viejo como el mismo capitalismo”[7].
De manera que hoy día
los responsables de la injusticia expuesta en términos pedagógicos del nuevo
actor empresarial, tendrán que ir vinculando
los derechos humanos más elementales, y denunciar este fenómeno: en la necesidad
de pedir casi de rodillas a la clase trabajadora perdón al menos,
para reparar el daño frente a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos por ejemplo frente a todas las
injustas conquistas y neo-conquistas cometidas entre los poderosos y los no
poderosos.
Porque es claro que
tanto, los oprimidos como los opresores,
han sido formados por el sujeto docente en una institución estatal dentro
de las jerarquías de poder, que vienen de épocas muy antiguas, y éste a su vez sigue siendo víctima como crimen de lesa
humanidad, es decir como un asalariado masacrado todos los días, dadas las
carencias y las desigualdades económico-políticas y
socioculturales padecidas a lo largo del tiempo geopolítico de abusos; por
supuesto se apreciará así, si se es
capaz de reconocer el abuso y las secuelas de desigualdad histórica
causadas por las múltiples conquistas de rapiña resistidas de forma estoica frente
a la discriminación xenofóbica en tal abuso de poder político acuñado desde
épocas remotas de ignominia e ignorancia.
Actualmente, en este
sentido de propuesta transformadora de la praxis docente, se aclara que, según
la Corte Penal Internacional, se
consideran crímenes de lesa humanidad:
1. Asesinato. 2. Exterminio. 3. Esclavitud. 4.
Deportación o traslado forzoso de personas. 5. Privación grave de
libertad. 6. Tortura. 7. Desaparición Forzada. 8. El
Apartheid (segregación racial). 9. Persecución por motivos políticos,
nacionales, étnicos, culturales, religiosos y de género. 10. La
violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado. 11.
Y otros actos de carácter similar que siguen pronunciándose entre las
comunidades en este proceso de transformación.
En un proceso educativo históricamente humanizado, se
intenta conformar a ese “alguien que no puede mirarse, sin mirar al Otro, yo,
en el mismo teatro de la vida”.
[1] A pesar de la crisis de la teoría marxista en su
sentido extenso y pleno, articulando la práctica con la política en sus
dimensiones estratégicas y organizativas del proceso de humanización, sigue
existiendo la necesidad de la unidad; el problema del Estado sigue siendo un
problema de orden popular; así están latentes
preguntas sobre: ¿Cuál es la naturaleza del Estado y del Estado
imperialista actual? o ¿Cómo superar la división entre economía y política?,
entre otros problemas de formación
ético-moral integral más significativos en las luchas de masas, desde donde se puede renovar el marxismo, dar
una nueva fuerza a su teoría, modificar la ideología, la organización y las
prácticas en el trabajo vivo, para abrir un verdadero futuro de revolución
social, política y cultural a la clase trabajadora que está entrando a la maquila internacional. Pues se piensa que la tarea es extremadamente
ardua, pero posible de articularse desde todas las trincheras posibles de la creatividad humana, lo esencial reside
en que no obstante las dificultades, es
posible el proyecto-proceso educativo de transformación docente y de concepción
del trabajo humanizado. Entendiendo que la política, significa el arte del ejercicio del poder, y éste puede servir para liberar o para someter, lo que denota un reto para la transformación
pedagógica crítica. (2) Herbert de Souza. Notas sobre el
capital mundial. En capital transnacional, Estado y clases sociales en América
Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM,
Cultura Popular, México 1981. p. 51.
[3] Vid. C. Marx, Tesis sobre Feuerbach; - en C. Marx y F. Engels. La
ideología alemana, Tr. W. Roces, Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1959; - C. Marx, El Capital, Crítica de la
economía política, Tr. W. Roces, Ed. FCE, México-Buenos Aires, 1964 3ª. Edición; - C.
Marx y F. Engels. Obras fundamentales 1; - Escritos de
Juventud, Tr. W. Roces. Ed. FCE, México
1987; - C. Marx y F. Engels, Obras Completas, en español se publicó como
Cuadernos de París. Tr. Bolívar Echeverría, Ed. Era, México 1974; -
C. Marx. Historia crítica de la teoría de la plusvalía, Tr. W. Roces. Ed.
FCE, México 1945; - C. Marx, En torno a la crítica de la
filosofía del derecho de Hegel; - en
C. Marx y F. Engels, La Sagrada Familia y
otros escritos filosóficos de la primera época, Tr. W. Roces, Ed. Grijalbo,
México 1958; - C. Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844; - F. Engels, Ludwing Feuerbach y el
fin de la filosofía clásica alemana, en C. Marx y F. Engels, Obras escogidas,
Ed. FCE T. II; - C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Ed. Progreso, Moscú 1973, T. I de las obras
escogidas; - C. Marx. El Capital, FCE, México 1964 T. I; - C. Marx,
Prólogo a la Contribución
a la crítica de la economía política, en: Obras escogidas, tres tomos; - C. Marx, Crítica de la filosofía del Estado de Hegel, Ed.
Grijalbo, Col. 70; - C. Marx, La lucha de clases en
Francia de 1848 a
1850 en: Obras escogidas; - C. Marx, Miseria de la Filosofía , Ed. Siglo
XXI, B.A. 1971.
[4] Vid. Karl Marx. Manifiesto del partido comunista. En varias ediciones. , Estado y clases sociales en América Latina. Et al. División de
Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura Popular, México 1981.
p. 88.
[5] Cfr. Andrés Varela García. Internacionalización y transnacionalización.
En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et
al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura
Popular, México 1981. p. 93.
[6] Vid. Andrés
Varela García. Internacionalización y
transnacionalización. En capital transnacional, Estado y clases sociales en
América Latina. Et al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía,
UNAM, Cultura Popular, México 1981. p. 95.
[7] Vid. Andrés Varela García. Internacionalización y transnacionalización.
En capital transnacional, Estado y clases sociales en América Latina. Et
al. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM, Cultura
Popular, México 1981. p. 88.