sandra cantoral uriza.
Reflexiono
sobre el reconocimiento del sentido y del
sin sentido del ser excluido en torno al problema del Imperialismo; me
queda claro antes que nada que, ésta es la última fase del sistema capitalista
de explotación que está en plena descomposición; valoro este fenómeno histórico como un Rizoma
o raíz cultural encarnada en el sujeto, pues ésta es la conducta humana-inhumana al excluir, dejar fuera, repudiar, rechazar y sentirse exclusivo como un “Yo” único (perverso
en el sistema de explotación capitalista), creyendo ser la medida de todas las cosas, y
por ello todo el sistema resulta INJUSTO; este sentido es necesario
replantearlo, reflexionarlo y discutirlo, porque ello implica en lo general,
que el sujeto particular no ha podido reconocer en sí mismo la existencia del
otro en la lucha social del proceso educativo como un universal que es en sí su
propia diversidad cultural con alternativas propositivas frente al ‘desorden
del imperio del capital impuesto’; por eso es a través de los diferentes
valores ético-morales en pro del humanismo que se van diluyendo ‘sus supuestas
leyes en el enmascaramiento gubernamental e institucional’ en que se apoya el
imperialismo, regidor de la lógica de acumulación de capital para el beneficio
exclusivo de unos cuantos privilegiados en las jerarquías del abuso de poder, y que conforman al
sujeto particular por la costumbre, el hábito y la tradición en las relaciones
de trabajo humano-inhumano cotidianas, como relaciones de poder impuestas para educarse dentro de esa
lógica, en donde se reproduce la exclusión, como una lucha que se ejerce instintivamente de uno sobre
el otro, en la competencia por los saberes, el trabajo, el prestigio, las cosas
materiales o afectivas: en este sentido lo excluyente del rizoma o raíz
cultural del imperialismo, es realmente creerse
vencedor o derrotado y seguir estando muerto en vida en un
sin sentido de arrogancias fanfarronas carentes de memoria histórica liberadora.
Lo importante para la historia
mexicana es ver que en esta relación humana-inhumana tan primitiva y
contemporánea a la vez en el instinto del
poder neoliberal, facultada de forma
antidemocrática para hacer ‘reformas’
desde la Iniciativa México de Enrique Peña Nieto junto con los tratados internacionales
mandatados principalmente por la OCDE, el FMI, el BM entre otros organismos que
imponen estas ‘Leyes de rapiña del
Capitalismo’; de manera natural están entreverados
sentidos particulares de eticidad
entre algunos miembros de esas comunidades en este desorden internacional
impuesto; siendo la eticidad, la máxima expresión de toda cultura en
la búsqueda y encuentro por la libertad
del sujeto a elegir voluntariamente SER OTRO ante la necesidad del otro, socializando todo lo producido, para
ser regulado en equidad cada vez más humanitaria, con leyes creadas por sus propias
comunidades, en cambio resultan ser víctimas de los tratados internacionales,
los cuales están movidos por las trasnacionales y el empresariato nacional de
punta, en el proceso educativo de degradación social y de exclusión, todo ello
para efecto de lograr mayor explotación de mano de obra barata, a eso está condenado
México, es decir me refiero a reflexionar sobre nuestra necesidad común entre
la población. Siendo más explícita, me refiero a un Yo nosótrico colectivo que despierta y que va haciendo suya la
historia recorrida; ello sucede al asumirse el sujeto en relaciones de derechos
humanos fundamentales nacionales e internacionales, como nuevas generaciones
responsables, equitativas, fuertes y dignas en un diálogo abierto de sentidos y de sin sentidos tramposos, es claro que los oprimidos y
excluidos no pueden dejarse lastimar, utilizar, ni humillar como está
sucediendo con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la
tristeza de las familias de los estudiantes asesinados por el fascismo mexicano
en Ayotzinapa, Gro.; por supuesto ya pasó el tiempo, en donde nada más el
sujeto caía en su propio auto desprecio,
dado el desconocimiento por la impunidad
del imperialismo; hoy se ha aprendido a perder el miedo a la libertad, para
construir un puente que tiene dos lados, y que al hacerse nudo se entrelazan
estos dos lados; porque en el proceso de
inclusión como movimiento de
exclusión a la vez en el otro lado, no
se trata de pisar cráneos para conseguir cosas, cosas que se quieren mucho
y se piensan profundamente; en este sentido y sin sentido de confusiones,
generadas por la política imperialista, por medio de los compadrazgos modernos neoliberales y globalizadores de la
mercadotecnia internacional, así como de los grandes poderes monopolizados
en las naciones ‘emprendedoras’, toda esta locura está sostenida por el imperio
del capital y por sus poderes federal, judicial y ejecutivo de algunos países
de América Latina, en este caso me refiero a la realidad actual del pueblo de
México en la correlación de fuerzas políticas
para avanzar en proyectos de vida alternativa
integral a través de las comunidades.
Entiendo a la política como el arte de poder
decir la verdad intercultural, para
construir los puentes de diálogo entre
nosotros, a través de una erudición
casi poética de denuncia, que anuncia Otro destino, y de una cultura estética
en el manejo del idioma, para EXPRESAR con originalidad sensible la necesidad
de incluirse en otro que es él mismo en tiempo y espacio; para saber qué es lo
que el otro desea, qué cree de la
vida, justo en la herida de lo que se esconde, al no ser explícito, a través de lo que se escucha, de lo que
duele, en lo que se crece y en lo que se duda cada vez más con un espíritu
problematizador de nuevas preguntas que
nos deja el aprehendizaje del camino histórico andado, es decir en el bien
humano reconstruido y conquistado por la humildad, aunado por supuesto con el
agradecimiento entre las comunidades que denuncian cada vez más la lógica imperialista
de explotación, con su extrema violencia,
generada ésta por el mercado de guerras,
armamento, de narcotráfico y de venta de trabajo migrante o nacional, sólo por
citar lo más visible y PODER REFLEXIONAR sobre las leyes internacionales de
derechos humanos que aún nos faltan por construir en este proceso educativo.
En tal sentido es interesante saber
cómo se da el devenir y la transformación del sujeto como producto y a la vez
como productor de su cultura desde su raíz cultural, o rizoma que conlleva a un
pensamiento dialéctico para la transformación humana en equidad y eticidad; ya
que el estudiante, trabajador o pueblo manipulado, principalmente por los
medios de comunicación, por la escuela capitalista, por la familia adoctrinada
y vacunada con los dogmas clericales o con la cárcel, o quizá en la calle, siempre es un sujeto atravesado por el otro
yo, afectiva y culturalmente en sus actos, emociones, sentimientos,
conocimientos y pasiones como en un claroscuro de un complejo tejido de
experiencias afectivas, de duraciones en tiempos y espacios compartidos por el recuerdo intenso de la cualidad o calidad
humana vividas; sin que en ello existan relaciones absolutas de lo que
significa la exclusión violenta, pues es
todo un proceso de comportamientos, que se va imponiendo en la condena del
imperialismo monopolista, en un sin sentido cada vez más cruel, que es el
sentido de la NADA existencial en
donde ya nada cabe, pero es necesario darse cuenta que la nada también es un
algo, que se vive así de golpe, como una NADA, que tiene que ver con el claro obscuro del amor, una nada dada de
una vez y para siempre como una huella mnémica de frustración y de impotencia, encontrándose el sujeto aislado y
solitario con sentimientos de CULPA o FRACASO
como un ser individual, ya que no alcanza a vislumbrar su realidad social de forma
integrada, haciendo vínculos y relaciones que le permitan comprender la injusticia
histórico-social, armándose para ello de un carácter crítico, y no en la
indefensión en que está inmerso, al no
poder gobernar ni decidir nada, más allá
del imperio capitalista y del supuesto Estado de derecho con todos los síntomas
de ingobernabilidad.
También
se puede vivir la educación del poder político, desde el otro lado
del rizoma, como una posibilidad abierta de cambio, transformación y autocrítica
incluyente, a través del diálogo y la
asamblea, para ser capaz de entregarse y volver a incluirse en el camino histórico compartido. De modo que
el sentido de excluir o auto excluirse implica la propia vida y muerte del
sujeto en un momento determinado de la existencia del ser, en una lucha permanente por el reconocimiento, inmerso aún la
mayoría del pueblo en la lógica
neoliberal del imperialismo explotador con sus estrategias violentas de intervención económica, política,
cultural, científica, social o militar, es decir en la pérdida de
autodeterminación de los pueblos al ver diluirse su soberanía y capacidad de
autonomía, por ello los movimientos estudiantiles en las Normales Rurales haciendo
frente al fascismo padecido hoy en Guerrero, y a la vez la fortaleciendo la
denuncia, creada a la par con los
estudiantes del IPN, estos aprehendizajes son
históricos para la ciudadanía, pues van enseñando/mostrando a otros
movimientos socialmente humanos, el recorrido, en la construcción de su derecho
humano a una vida pacífica, tranquila y creativa, que permita no seguir siendo
excluidos, haciendo explícito
afortunadmente lo que antes estaba implícito.
Lo que realmente me interesa destacar
aquí en torno al imperialismo como fase de descomposición del capitalismo, es
que, en las relaciones de exclusión con toda su complejidad, se desgarra al sujeto, y al ser éste
consciente de los detalles de injusticia de su historia particular ya hecha consciente, así, como de la historicidad compartida en esta época en
su totalidad, el sujeto se vive como un ente coherente que ya NO tiene que soportar la represión, superando
su vínculo estrecho con esa realidad
simbólica enloquecida de masacre y tortura, sino que cada vez más las
intuiciones invaden su cuerpo, tales
hechos son legítimos por la agudeza de su
dignidad cultural a pesar de los errores que puedan ser cometidos; en
este sentido podemos ver hoy al sujeto ante la
crisis de la modernidad y la crisis de la existencia humana, generadas
ambas en un mundo irracional e insensible, de tabús y locura como algo
insostenible, al rebelársenos la idea, de que cada uno de los extremos del
rizoma, tiene vínculos con el progreso
científico, tecnológico y artístico, no sólo a nivel internacional, sino
también en México dada su riqueza natural y cultural -por ello los pueblos
indígenas nos han enseñado con su ejemplo: ‘El
mandar obedeciendo’ y lo que significa ‘el
mal gobierno’, al ser conscientes de que ya es suficiente lo producido para
vivir humanamente en paz y en equidad, lo único que lo impide es que todo ello está privatizado por el
imperialismo con el mercado internacional y el uso de estos recursos para
estancarse y estancarse cada vez más, de forma retrógrada, con comportamientos
de barbarie, como lo acontecido en la historia de México en Ayotzinapa, por
lo que las comunidades estamos muy enojadas no sólo con el gober precioso de Guerrero, o con el presidente municipal de Iguala,
Gro., sino con el régimen de
explotación internacional antes que nada.
Porque al analizar la vida cotidiana,
como algo particular sin tomar en cuenta
lo socialmente vivido a través del tiempo en la lucha de clases, el sujeto se
coloca en una exterioridad e interioridad a la vez, denominada subjetivación objetiva, de auto exclusión y auto inclusión, en
donde el sujeto excluyente que se cree exclusivo -aunque este sentimiento
aparezca sólo por un instante en una relación de fuerza-, ni siquiera se da
cuenta dicho sujeto del poder ejercido a
través de los medios de reproducción ya mencionados (familia, escuela, iglesia,
la calle y principalmente los medios de comunicación, en donde ya todo está privatizado
por la ideología neoliberal del
mercado competitivo e individualista).
Sin embargo, entendiendo el poder en
el otro extremo del rizoma, como filosofía del derecho, se abre
el panorama de reflexión crítica nuevamente, como en otras grandes épocas; y
ese es el punto clave de las relaciones de exclusión – inclusión, y de auto
exclusión - auto inclusión; por ello el sujeto puede actuar unilateralmente, sobre todo en las cosas más íntimas o
sagradas de aquellas relaciones profundamente humanas o afectivas, como son la
verdad, la bondad y la belleza (fuente y sentido del pensamiento filosófico
problematizador, fundado en la duda); es decir, el pensamiento crítico en donde
le va al sujeto la vida de por medio, en torno al beneficio de las comunidades
y sus logros, con un sentido humanitario contra-hegemónico al capitalismo; de
manera que se está colocado siempre, dentro de la lucha, por resolver las
necesidades humanas de todos y todas, entre los iguales y entre los contrarios;
siendo ahí donde se encuentra el claro
obscuro de las facultades culturales como un RIZOMA –raíz cultural del
sujeto inmerso en el imperialismo, en esta acumulación de capital en unas pocas
manos-. Por lo que pareciera que ya diferenciados los sujetos, separados y
distanciados nada tienen que ver uno con el otro, porque ya no se tocan en
ningún punto, y su situación particular
de ser, lo impide, lo rechaza, lo deja fuera como posibilidad, lo excluye y
lo coloca en la ‘historia general abstracta’ de otras culturas que se alejan y van olvidando sus sentidos, sus pasiones, sus
necesidades, su calidad y cualidad humana; porque terminan por irse excluyendo
uno al otro en tiempos y espacios diferenciados e indiferenciados a través de
las épocas.
Lo que en este mundo contemporáneo va
quedando cada vez más claro y preciso, es que el sujeto no puede vivir en
libertinaje y holganza a costa del otro que es su igual por derecho natural y
constitucional -aunque sea esto reformado por las cúpulas del poder hegemónico-;
dado que el Estado nacional moderno en su lógica internacional de explotación y
exclusión, aprueba esta conducta de autoritarismo, desigualdad y despotismo
bárbaro, traducido hoy en México en fascismo, encabezado por un Estado de
excepción, pareciendo una condena del pueblo servir al imperialismo internacional del gran
capital como sus lacayos, principalmente con el gobierno de Estados Unidos.
Estoy hablando del Estado moderno y de tantos Estados nación en un
Estado mundial mal regido, mal gobernado, sin legitimidad ni representación auténticamente colectiva, que
intenta políticamente abarcar de modo totalitario una NADA, excluida de antemano, pero no
abstractamente, sino en sus caracteres y límites concretos, como son: la
desterritorialización y la desestratificación de la población, pues cada vez
se polarizan más los magnates
empresariales y la población empobrecida, ahí
se reproduce la exclusión de las creencias, del derecho al empleo, así como el derecho
al lenguaje; a pesar de que el lenguaje sea “una convención, una regla de
juego, un fenómeno social y cultural que distingue a las diversas agrupaciones
humanas” (Gramsci: 2000, P. 26) y es claro que, si la comunicación no se desarrolla adecuadamente surgen procesos de
exclusión a priori y a posteriori; y la razón sensible de ello es que, se termine por no haber raíz que haga rizoma como huella de una intensidad en la memoria histórica en esta
lucha de clases.
En tal sentido alcanzo a comprender el doble discurso entre
lo que se dice que se ama y se desea, como algo implícito pero no
explícito, que a la vez se descompone, se destruye, se excluye, se
fragmenta y se desprecia, lo cual es una relación injusta en los hechos, y sin
embargo es válida en la existencia del ser -dado que es el grado de desarrollo
de la conciencia que se ajusta y transforma en esta correlación de fuerzas-,
llegando al extremo de que el sujeto no
pueda reconocer lo más importante y contundente entre dos culturas que
necesitan acompañarse una a la otra, ya que podrían llegar a quererse incluir
en el respeto del trato entre pares, entre iguales; no hablo del trato que
domina y termina por excluirse en jerarquías hegemónicas de poder -ejecutivo,
legislativo o judicial-, sino del trato justo para liberarse de sus prejuicios,
limitaciones y confrontaciones, para compartirse en la comunicación abierta,
exponiendo sus frustraciones, sus angustias, sus temores, su ignorancia y perversiones más instintivas; de modo
que en cada momento y en cada instante contundente del derecho a la palabra, al debate y a la discusión, como un acto público sereno, se eleve el sujeto cada vez más
abierto para el proceso de conscientización dialógica; conforme a esta
propuesta se diluye el rizoma que no hace nudo entre los sujetos, porque no se ven
ni se tratan como iguales, porque se empiezan a reconocer cada vez más
diferentes y ya casi en nada se igualan, y por eso se excluyen automáticamente,
no se incluyen uno al otro aprendiendo a respetar sus diferencias y a tomarse
en cuenta en todos sus actos, ya sean éstos públicos o privados de la vida
común, tratando de tolerarse, lo cual es muy sutil y delicado, por las
relaciones de JUSTO encuentro que implica, a través de un PODER que se ejerce,
como filosofía del DERECHO compartido.
Desde la falta de diálogo se puede
explicar el INSTINTO humano-inhumano de sobrevivencia, traducido en coraje,
rabia, cerrazón, egoísmo, rencor, discriminación, egolatría, burla o destrucción;
o por el contrario de dignidad o integridad; negándose a saltar a flor de piel
en los procesos violentos, la exclusión material, cultural y existencial,
producto de la perversión del capitalismo
internacional imperialista, como algo
implícito, característica de no saber los sujetos particulares y
universales entregarse auténticamente, de
forma solidaria con aquellos que están más necesitados, es decir, que
tienen la necesidad de hacerse dos en
tiempos y espacios diferenciados, para reconocerse como iguales culturalmente hablando (entiéndase en los procesos de producción, sobre el valor ético/moral
de ello y considerando sus tradiciones y costumbres diversas); por ello en las relaciones
primitivas de exclusión, los sujetos se quedan mudos, sordos, evasivos,
soberbios, arrogantes e indiferentes unos frente a otros; porque finalmente ya
no se comprenden y sus relaciones de PODER se confunden entre lo verdadero y lo
falso, entre las buenas acciones y las malas disposiciones de abuso y trampas
cotidianas, hasta llegar a cometer
crímenes de lesa humanidad como si fuera un problema sólo de personajes
aislados, sin valorar analítica y críticamente, el tipo de vida impuesto por el
sistema imperialista de explotación.
Por último me refiero a los actos más
bellos y aquellos que terminan siendo realmente infames y desagradables para la
integridad humana, en cuanto se descomponen en el sujeto sus sentidos de
AGUDEZA para recrearse uno en el otro, y al no lograr encontrarse en un proceso
educativo permanente, se van auto excluyendo en su propia justificación
simbólica en la complejidad de un rizoma o raíz cultural que deviene animal antes que nada por la voz que
ya nadie reconoce, en el momento de la exclusión, porque ya no es una voz con
otro para quererse, acompañarse y cuidarse, sino sólo para servir a la
lógica del mercado imperialista neoliberal -en su desquebrajamiento fascita-,
como ha sucedido con la venta de tantas naciones a través de guerras y
neo-conquistas ilegítimas, arrasando sus
recursos naturales, junto con sus pueblos -todo en paquete-; así es como ha
vendido Enrique Peña Nieto a la patria
de los mexicanos al mejor postor, lacerando la tranquilidad, la paz y los lazos
afectivos de toda la población, caso conocido de ello internacionalmente, es la
masacre en la ingobernabilidad y el Estado de exclusión que priva entre estas
comunidades, víctimas de la lógica imperialista privatizadora, en el mercado de
drogas, armas, alimentos, recursos naturales como el petróleo, la luz, el agua,
la vivienda, la educación, el territorio nacional, todo ello con andamiajes de
guerra, violencia y exclusión, todo ejercido por el Estado imperialista
internacional y por el Estado mexicano.
Por ello en la relación de fuerza
entre el amo y el esclavo, tanto el dominado como el dominador se
excluyen como posibilidad cultural, porque no existe NADA que PUEDAN
darse compartidamente, su relación de poder instintiva los mutila y aniquila al
no lograr incluirse en tiempos y espacios comunes, porque sólo se definen como la medida de otra cosa, en donde ya
no se entra ni se sale, ni se empieza ni se acaba perdiéndose la fuerza del rizoma al no poder conjuntarse como
culturas que se identifican realmente, de modo que al no haber ningún bien
común ahí gestándose, se excluyen con la muerte unos a otros, ello puede
suceder en relaciones sindicales, partidistas, escolares, familiares, entre países,
regímenes estatales, comunidades académicas, entre intelectuales, entre grupos
minoritarios y étnicos, entre enamorados, plantas, células etc., siendo la
exclusión – inclusión, una relación de PODER o FACULTAD cultural en donde se
desarrollan procesos en permanente lucha de contrarios, es decir, en la lucha de clases frente a las once reformas
inhumanas y antidemocráticas que impusieron el poder legislativo, ejecutivo y
judicial en la República Mexicana, vendida nuestra soberanía y vendida también
nuestra garantía alimentaria, que alcanzaría a satisfacerse con el campo
mexicano –al tener toda una tradición cultural, al igual que otras grandes
civilizaciones-; hoy día es público como este patrimonio nacional ha sido sometido
por sus gobernantes a cambio de maquila asesina, narcóticos y más y más
armamento para los milicos de la Guerra
de Baja Intensidad, que se desplegará con el Plan Mérida y la intervención
directa de Estados Unidos a través de servicios de espionaje, con la marina,
las policías federales y estatales, todo este proceso en complicidad implícita
con la delincuencia organizada y el fenómeno del porrismo en las escuelas, que
resguardan con el garrote los recursos del imperialismo, para sostener el actual
capitalismo salvaje.
Sobre el sentido de exclusión y auto
exclusión, urge la pregunta (¿Cuál sería
la tarea político-pedagógica -como lo planteó Gramsci-?); en mi opinión: el
saber consciente y sistemático para conocer cómo ello se vive, y para tratar de soportarlo
humanamente, en términos de transición liberadora; es decir sin aniquilar al
otro que soy yo mismo al imponer la ley
del hielo, o peor aún la Guerra de Baja Intensidad, porque de
lo que se trata en los procesos de exclusión y auto exclusión es de enfrentar
la tolerancia con la intolerancia para
poder poner un límite JUSTO a los excesos carentes de sentido de vida, con la calidad moral que se ejerce por medio de un derecho incluyente y dialógico, por
ser la principal tarea educativa – no excluyente, en un estado del ser (alegre, melancólico y autónomo), que vaya
aniquilando la soberbia de un discurso
poético falso, de abierta humillación, como es el proyecto empresarial
Puebla – Panamá en donde no se alcanza aún a comprender el significado del
bienestar humano, acompañado en México por la Iniciativa Mérida mencionada, que
intenta meter por la puerta lo que sacó por la ventana, la militarización
extrema de la nación.
Para muchos
grupos civiles organizados con educación política, es claro que no se trata de vender a los mexicanos sin sentir y
comprender racionalmente la exclusión
instintiva que ello implica en el doblegar sus culturas e imponernos la
lógica de la sociedad global, en donde “la globalización de la economía es la tercera revolución existencial que
vive el hombre” sin espacio y tiempo -opinan Chomsky y Dieterich-, ejerciéndose
relaciones injustas de empleo, educación e identidad cultural, avasallados por
la lógica de las ambiciosas empresas trasnacionales; para enfrentarlo es
necesario desarrollar sensibilidades
racionales en la persuasión, la tolerancia y los procesos de inclusión humana; es
decir equitativa en la defensa de la riqueza cultural que se gana día a día en
el fragor de la reflexión crítica y participativa sobre estas contradicciones,
entreveradas como una raíz cultural que unifique a la clase trabajadora del
pueblo mexicano, haciendo explícito y
público lo que estaba implícito en torno a la violencia del imperialismo en sus
distintas dimensiones y desdoblamiento; es decir, es vital crear acciones y
organizaciones para la unidad, y para construir a través de programas de identidad, de
autogobierno y de autonomía participativa crítica, Otras posibilidades
generacionales, que conlleven por vía de
los derechos humanos internacionales a Otra legislación para la equidad sin
fronteras en la producción del mercado
internacional; respetando las diferencias según las costumbres y tradiciones; en la obligación
ético-moral que se ejerce en procesos de educación y de formación histórica
y humanística; entiéndase, en torno a las relaciones de poder educativo en la
educación pública, gratuita y popular, que paga con sus impuestos el pueblo
mexicano, y que el Estado tiene que respetar como lo mandata la Constitución;
nos referimos a un poder político
popular con fortaleza, prudencia, justicia y honradez. Por lo que es en este
siglo que tendremos que reflexionar y transformar cómo construir los mecanismos
humanos en contra del imperialismo capitalista a favor de la socialización de todo lo producido, para lograrlo se
tiene que hacer explícito lo que estaba
implícito en el doble discurso ideológico, se tiene que enfrentar la negación
gubernamental/Estatal del imperialismo,
porque es lo que nos tiene en
profunda tristeza al pueblo mexicano, al haber sido México desgraciadamente designado
por los mercados del narcotráfico internacional, a ser una nación más de sus víctimas, elegida para ese mercado capitalista de
narcos, milicos armados hasta los dientes, para ejecutar la explotación de
maquilas que atraviesen al sistema educativo de nuestro pueblo (educación básica,
media y superior, formal, informal y no formal) para servirse de los nuevos esclavos, y el gran
capital internacional va incrementándose con ello, a través de la
descomposición social y el empobrecimiento, como legado en-culturado y manifiesto en los procesos de exclusión e
injusticia entre nuestras comunidades.
Al gobierno estatal imperialista “Le
asusta la luz de la Verdad; están habituados a la obscuridad de los arreglos
indecentes, ¿O no actuaron así Calderón y Gordillo en 2006?” (José Enrique
González Ruiz). Queda claro por tanto que “La
política es el arte de impedir a la gente inmiscuirse en lo que le compete”
(Paul Valéry).
BIBLIOGRAFÍA:
CHOMSKY, Noam y Heinz Dieterich. La
sociedad Global, Educación, Mercado y Democracia. Editorial Joaquín Mortíz,
México 1995. 198 pp.
DELEUZE, Gilles y Félix Guattari.
Rizoma, Editorial Pre-textos. Valencia, España 1997. 57 pp.
KANOUSSI, Dora. Una introducción a
los cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci. Editorial Plaza y Valdes, México
2000, 212 pp.