Sandra Cantoral Uriza.
Marx y Engels en parte de su obra clásica[1],
destacan el sentido histórico político, o
sentido educativo de la concepción de propiedad
privada, lo cual tiene que ver con estudios históricos profundos sobre
Grecia, Roma, la antigua Irlanda, los antiguos germanos y otros estudios más,
para dar razón de la antítesis entre el
capital y el trabajo, debido a la propiedad privada, el surgimiento del
capital y las relaciones de opresión, como parte del proceso de humanización-deshumanización
educativo, tocando la barbarie y el peligro de una siguiente guerra nuclear.
En este sentido dicho proceso se ubica en el contexto histórico de la
propiedad privada como formación humana
objetivada se relaciona con el salario, el beneficio del capital, la renta de
la tierra, el trabajo enajenado y el comunismo, pues lo que interesa
conocer en dicho proceso formativos es a quién beneficia históricamente la
propiedad privada de medios de producción dentro de las relaciones de poder
político, económico, cultural y militar en la lucha de clases en contra de las
elites, entendiendo dicho proceso
educativo o de humanización en su despliegue de forma, contenido y significación en la organización del trabajo, justo ahí radica el problema
filosófico e ideológico en no distinguir la capacidad política para la
liberación de las ataduras y abusos del empresariato capitalista.
La organización de la sociedad capitalista y la explotación del trabajo
humano, tiene como fundamento la acumulación de capitales y la competencia
entre capitalistas de los grandes monopolios imperialistas, de ahí el
desarrollo de la mentalidad dominante y ahistórica del proceso educativo
impuesto, justo en la reproducción de valores sensibleros y superfluos, que se
inculcan en los comportamientos más íntimos y también públicos de las
víctimas del sistema de explotación, legitimando su abuso de poder institucional en
las relaciones de mercado, como sobrevivientes en el trabajo tercerizado, sin ningún derecho, sino
por el contrario anulando las conquistas de la clase trabajadora en contextos
modernos y posmodernos actuales.
Es conocido cómo la producción se abarata en la lógica mercantil cuando
se entra en la competencia individualista, en la desvaloración del trabajo
social realizado y en el no reconocimiento de todas las capacidades
desarrolladas por el trabajador en la lógica de mercado y de apropiación. Pues
al trabajador directo se le minimiza e ignora por parte de la lógica
capitalista, desmantelando el proceso de cultivo de valores que sólo se acuña
con cuidado y cariño, es decir, en un
bien común concreto y necesario socialmente.
Lo lamentable es que ello es imposible, si no se empodera la clase
trabajadora, para que como tal se manifieste en contra del trabajo embrutecido
y corporativizado que ejerce la propiedad privada; y educarse en un gran cambio con una nueva concepción del trabajo liberado y creativo, porque si todos
trabajaran para producir lo necesario y suficiente; es conocido cómo con 4 hrs.
de trabajo invertidas de cada uno, se cubriría dicha necesidad, para dedicar
las 20 hrs. restantes en espacios lúdicos recreativos, de invención, de ocio,
de sueño, de descanso, de afectividad, de satisfacción, de sexualidad y
objetivación individualcolectiva alegre.
Podemos ver así cómo la competencia en la Economía Política se opone al
beneficio social -plantean Marx y Engels-, multiplicando capitales concentrados
en pocas manos, transformándose esta economía en una acumulación unilateral
entre pequeños y grandes propietarios de medios de producción, con una
mentalidad de poder violentamente irracional, sostenido con el miedo y el
absurdo de la degradación por falta de aspiraciones y porvenir, así se ha caído
en tres delitos de derechos humanos en México, más graves como es la venta y ganancia por armas, por drogas y
por órganos humanos.
Esta es la enseñanza hegemónica que el régimen capitalista reproduce a
través de la familia, los medios de comunicación, la iglesia, la escuela y
también desde el sentido común desarrollado entre los pueblos como es el folclor
de la sobrevivencia; esta forma reproductora de la cultura burguesa se impone ideológicamente por medio de la
manipulación cínica e irresponsable, traducida en discriminación, utilización y
atropello de la integridad o dignidad humana, la cual se va constituyendo y
adquiriendo como totalidad cognitiva significativa en cada sujeto histórico la
evidencia es el índice de criminalidad y el desamparo de la clase trabajadora
como ha sucedido con los mineros, electricistas, periodistas, estudiantes y un
cúmulo más de sobrevivientes.
Dicho proceso educativo representa los valores más inhumanos que hoy día
sufre la sociedad civil cotidianamente como algo natural en la estrategia
denominada guerra de baja intensidad de donde deviene la Iniciativa Mérida, que
realmente impondrá la pérdida de soberanía nacional, debido a la militarización
de Estados Unidos en nuestro país con el garlito de Felipe Calderón de atacar a
la delincuencia organizada, pero que realmente lo que ataca es a la insurgencia
de movimientos revolucionarios; este proceso educativo hegemónico engendra confusión, rivalidad, neurosis,
culpabilidad, castigo militar y paramilitar -en eso México se está ensayando-,
con un sentido de terror y de degradación humana mundial y particular.
Bajo esta cultura de desigualdad
social y de propiedad privada, se va
fundando la violencia irracional del
gobierno y del Estado mexicano cotidianamente, así se perfila la competencia
entre propietarios grandes y pequeños, es una circunstancia entre el capital
fijo y el capital circulante, los cuales son propiedad de unas 200 familias
privilegiadas en el mundo de la mercancía y de las finanzas internacionales,
que controlan la explotación del trabajo migrante, del desempleo como
reguladores del mercado y el salario, y del despilfarro y el cinismo entre el
parlamento partidista nacional.
Como se sabe, el capital fijo
se emplea en la mejora de la tierra, en la adquisición de máquinas,
instrumentos, útiles de trabajo y cosas semejantes, y el capital circulante se emplea en la producción de víveres, en la
manufactura, o el comercio, pero toda la producción se realiza con la fuerza de
trabajo sobreexplotada para poder obtener altas ganancias para los dueños de
los medios de producción hechos propiedad privada como un ejemplo educativo
grotesco e injusto de la humanidad.
En términos generales, en la acumulación de grandes capitales se produce
también una concentración y una simplificación relativas del capital fijo en
relación a los capitalistas más pequeños. El gran capitalista introduce para sí
una especie de organización de los instrumentos de trabajo, beneficiándose con
el no pago de impuestos, teniendo las leyes a su favor y la militarización
también en su beneficio, ese es su verdadero poder político, el cual no tiene
la población trabajadora, estos son los puntos de problematización para pensar
en las formas de organización liberadora para las siguientes generaciones, dado
el agotamiento del sistema capitalista de producción.
El acrecentamiento de propietarios y la cascada de competidores, hace
que la gran propiedad devore nuevamente a la pequeña, de la misma forma la gran
industria aniquila a la pequeña, así también la masa de trabajadores
desposeídos en el campo es impulsada hacia la industria en las ciudades y en
otros mercados continentales, reproduciéndose estas expresiones egoístas,
cerradas e imperativas en las relaciones de poder psíquico-afectivas de la intersubjetividad
humana como un problema educativo significativo, asumido en distintas épocas de lucha liberadora, también con dispositivos
de intercomunicación más simples en espacios concretos frente a la legitimación
militar en una conformación reaccionaria e indiferente de los problemas
sociales.
Sin embargo a primera vista pareciera que nada tiene que ver, el
comportamiento hegemónico, sin poder distinguir
sus matices en las nuevas formas de sometimiento y despojo, va apareciendo
desarticulado del comportamiento social e individual de los sujetos educativos
cada vez más enajenados en múltiples situaciones particulares de anarquía, sin dejar de
tomar en cuenta las biografías que son incanjeables-irrepetibles, como parte de la misma
reproducción de la economía política y la privatización de todo, vivienda,
diversión, alimentos, energéticos, salud, educación y tranquilidad.
Sin embargo no podemos olvidar que es con el ejemplo educativo en la
coherencia entre lo que se siente-piensa, dice y lo que se hace en espacios concretos, en
donde se operan las funciones de percepción, de comportamiento, de identidad de
clase y de justificación del sujeto histórico en su contexto humano/inhumano -el cual siempre está en falta
desde su infancia hasta su madurez-; dado que este sujeto va adquiriendo
consciencia y responsabilidad humana, de manera cada vez más plena y profunda
debido a su memoria histórica individual, colectiva y hasta de pareja, pudiera
considerarse; pues estos elementos forman parte del parámetro que marca la gran
transformación cultural en la estructura de todo el modo de producción como
proceso educativo de socialización de lo creado por las mayorías, yendo de lo simple a lo complejo en sus múltiples
posibilidades y determinaciones históricas que cada generación irá demostrando y consolidando.
Nos parece importante destacar que estas formas injustas de producción y
de apropiación del trabajo humano/inhumano, como un esfuerzo realizado, más allá del
pago salarial -el cual siempre será injusto por la misma relación desigual
entre el capital y el trabajo, por lo que es inmoral-, incluye
la correspondencia o posible trueque, el cual se ha generado histórica y
socialmente en usos y costumbres colectivas; tomando en cuenta que el trabajo
enajenado se reproduce de manera casi mecánica como algo mágico, religioso,
metafísico o pragmático y utilitario en la venta mercantil, en donde sólo se beneficia la oligarquía financiera, como la forma más acabada de la burguesía, es decir robándole su alma al sujeto y
bloqueando el desarrollo de su creatividad en procesos de humanización liberadora de las cadenas del capital.
Vemos que ello sucede desde las expresiones más simples y detalladas de
dicha totalidad compleja en el comportamiento educativo o de humanización, que
engendran las relaciones de propiedad, de locura del trabajo y del
ejercicio de la violencia con el abuso de
poder político, enquistado en los gobiernos usurpadores en todas sus formas, entendiendo
que la forma más abarcativa es la educativa, es decir el poder político que no
se ejerce por la población porque aún no saben de sus derechos/obligaciones humanas, ni siquiera piensan
en que estos entes existen; así se coloca
a la gran mayoría en condición de impunidad en las relaciones de intersubjetividad
e intercomunicación humanas/inhumanas, las cuales van reduciéndose a su mínima expresión en el “úsese y tírese por inservible”, se tira el sentido de la vida y su alma espiritual.
Este sentido de cambios a veces hechizos y bruscos en los imaginarios
simbólicos individuales y colectivos, tiene que ver con las múltiples
concepciones acerca del respeto, el derecho y la existencia del ser humano; lo que se
despliega en procesos de madurez, de rupturas y de grandes transformaciones
cualitativas con necesidades e intereses confusos; por ello es vital luchar para construir socialmente una cultura profunda particular y universal que trascienda por
su razón histórica sensible con principios cada vez más humanizados (filosóficos-políticos), es decir más
perceptivos, sensibles e intuitivos sobre las determinaciones educativas que tendrán que
construirse y forjarse como clase trabajadora en pequeños y grandes sectores entre y con los procesos autogestivos, como ensayos comunitarios para el porvenir humanizándose los sentidos del alma.
Tomando en cuenta que los procesos de valoración significativa y de
cualidad en el cultivo de valores, no es tan sencillo de aplicarse a las
realidades concretas, porque no se pueden someter a ningún esquema o modelo, ya
que cada persona y realidad social es única e insustituible; de manera que en
las relaciones de poder abusivo de imposición y sometimiento, lo común es terminar
negando lo justo del reclamo ante lo arbitrario y lo inexplicable de esas
relaciones humanas e inhumanas concretas, que se tocan en puntos convergentes
de transformación a través del trabajo más creativo, lúdico y virtuoso que es
posible alcanzar en cada momento concreto de la historia en la expropiación de
dicha propiedad privada, como un acto genial de la humanidad.
Pues casi todos entendemos como un lugar común en las relaciones de
abuso de poder político, económico, cultural o militar, lo que representa
imponer con el uso de la fuerza irracional un solo interés de manera unilateral
-como lo intenta hacer Obama o por igual
Calderón/Peña Nieto en su política hegemónica compartida en el mundo por ejemplo-;
desconociendo así las luchas de resistencia y de autodefensa, que comprenden
dignidad, temple, fortaleza y una razón sensible histórica del que se encuentra
sometido, al ser negado, aniquilado y borrado, logrando esto en una relación
que sabe eludir el diálogo y la comunicación abierta con un sentido honesto de
equidad, pero sólo lo valioso trasciende por su firmeza histórica, eso no lo perdemos de vista tenemos que construir los cimientos de un socialismo humanizado, es decir que niegue del capitalismo su podredumbre, y aprenda del trabajo individualcolectivo (Valentina Cantón) en un proceso permanente de humanización.
Por eso decimos, que lo común en la lógica de propiedad, sea de explotación
del trabajo enajenado o sea éste creativo, en la lógica de desigualdad social
histórica engendra necesariamente competencia desleal; sabiendo que el sujeto del dominio se muestra inflexible,
cruel y cosificado; alterando así todas las funciones humanas que potencian la
creatividad, el asombro, la imaginación, el entusiasmo vital de la juventud y
el amor en sí a la vida que cada uno podría aprender a tener, en la consigna socrática: ¡conócete a ti mismo!, reflejados en la satisfacción de poder dormir, soñar,
producir, sentir afecto, descansar, recrear, disfrutar de momentos de ocio y
objetivarse históricamente como ser social al responder a las necesidades
humanas individuales, sociales y colectivas, vistas como una totalidad
inescindible, en donde la ley se crea por la necesidad de todos los
involucrados en un proceso histórico de adquisición de capacidades sensibles
que se van desarrollando y adquiriendo con el ejemplo educativo.
Sin tener que imponer ninguna otra ley cerrada, delirante, neurótica e
incomprensible en las relaciones de intersubjetividad y de intercomunicación
cada vez más vitales al hacer justicia a toda relación virtuosa que
lo merezca; ello está referido a crear las condiciones subjetivas y objetivas,
de que hablaba Marx para superar la lucha de clases en el cambio estructural
del modo de producción y en su respectiva reproducción social, para ello es
necesario ver como un todo la formación de tipo formal, la no formal y la
informal, distinguiendo sus hilos culturales en la escuela del trabajo -que advierte Gramsci-, porque cada vez se están entreverando más elementos de la lucha social en los procesos educativos de
humanización al entender de mejor manera el despojo de medios de producción al trabajador directo.
Lo que el marxismo destaca en la lógica de apropiación de medios de
producción y de sus comportamientos intersubjetivos ahí acuñados, es la actitud
de dominio e imposición que han generado las relaciones de competencia y de
propiedad egoísta -egocéntrica-; por eso Marx plantea como surge “en primer término, el
trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, aparece ante el
hombre sólo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la
necesidad de mantener la existencia física, moral y psíquico afectiva espiritual. La vida
productiva es, por tanto, la vida genérica.
Es la vida que crea vida -simbólica-. En la forma de la actividad vital reside el carácter
dado de una especie, su carácter genérico, y la actividad libre, consciente, es
el carácter genérico del hombre. La vida misma aparece sólo como medio de vida” (Marx: Escritos económico
filosóficos de 1844).
Por ello en las relaciones de negación y de desecho, las formas tradicionales de
sojuzgamiento se han sucedido históricamente entre el poder del hombre sobre la
mujer y de ésta, en la reproducción de ese control violento hacia los niños por
ser más indefensos, tomando en cuenta que las relaciones de poder en el
ejercicio de la cerrazón y de la intolerancia que es violencia, son cada vez más complejas, dado
el cambio social en muchos roles jugados dentro de la división social del
trabajo actualmente en las sociedades modernas.
Así la lucha desigual en la condición de poder entre géneros, cada vez
va cobrando consciencia de su falta y de las responsabilidades no asumidas
plenamente, las cuales no pueden ser negadas tan fácilmente, dada su situación
histórica, en entramados muchas veces dogmáticos, de culpas, de dobleces y de
creencias impuestas en la manipulación, la injusticia y el sometimiento en una
relación humana malograda.
Esta lucha desigual se ha desarrollado en los propios procesos
educativos y de valores, que tienen una gran carga cultural de opresión y
confusión, en donde aún no existe mundialmente una cultura del cuidado hacia la
mujer y para los niños, al menos no se practica como algo cotidiano, dado que
el hombre como género humano también sufre las mismas relaciones hegemónicas de
explotación, exclusión denigración y falta de reconocimiento del trabajo social
realizado, lo cual impone el capital en las estructuras de poder internalizadas
en el propio sujeto, sin que ello sea lineal o mecánico, sino visto en toda su
complejidad; por ello pensamos que la emancipación de clase y de constitución
humanizada, toca muchas dimensiones, que quizá aún no han sido comprendidas ni
analizadas de manera profunda, sin que se desvirtúen o reduzcan los conceptos
de la economía política planteados por el marxismo.
En este sentido enfatizamos en que sólo la memoria individual, histórica
y colectiva dan cuenta del proceso educativo recorrido con base en evidencias y
testimonios concretos, de manera que el que comete el acto injusto se le
revierte permanentemente en la exigencia que sale a cada paso en su propia
transformación y superación cultural, en esa búsqueda por la emancipación
social y particular, con base en la calidad moral y humana de la crítica y el
cuestionamiento; lo que aflora en pro de la defensa, el cuidado y la valoración
decidida del esfuerzo humanizado y transformado cualitativa y
significativamente en cada momento, como una oportunidad que brinda la vida
permanentemente, para ser el sujeto educativo realizado y recreado en la
persona particular o colectiva abriendo el debate acerca de la propiedad
privada, porque es esta figura de la historia que vive con un gran miedo,
porque sabe de su inmoralidad y egoísmo, por eso los grandes emporios monopolistas
son tan violentos.
Así en las formas de propiedad y de sometimiento sin ninguna
explicación, ni diálogo abierto y plural, se impone en cambio una carga de
culpas incomprendidas en la relación intersubjetiva y de extrañamiento en la
comunicación, la cual puede terminar por romperse; sin siquiera apreciar que
estos patrones de conducta son reproducciones que nos vienen de los patrones de
propiedad, competencia, egoísmo, crueldad, sentido de conquista, silencio,
ocultamiento o mentira, como nuevas representaciones obscurantistas del mundo y
del hombre moderno en decadencia.
Lo que interesa reconocer es que estas
formas intersubjetivas del comportamiento humano, en las relaciones
peculiares de poder político, o poder educativo, pueden terminar por destruir y
excluir a la relación negada, frustrando pero emancipando a la vez, dicho desde
una interpretación dialéctica del proceso,
ya que la experiencia injusta, sin explicación va teniendo que aceptarse
como si fuera la única alternativa posible; pues la incomprensión significativa
de la imposición termina paralizando al sujeto frente a lo injusto y unilateral
por momentos, en una simbiosis confusa sobre las concepciones que se van
teniendo y asumiendo acerca de la libertad, la independencia, la autonomía o la
capacidad de expresión auténticamente honesta.
Pues en los matices de poder ejercido desde la lógica de propiedad,
acumulación y determinación violenta en la lucha de clases, podemos decir que
estas relaciones se transforman en interrelaciones justas, cuando se toma en
cuenta la auténtica calidad humana, a través del diálogo, el debate y la
propuesta alternativa siempre abierta en la satisfacción de la necesidad común;
para poder así superar la imposición violenta en estas nuevas formas de poder que
abren el debate sobre el derecho, la responsabilidad y el sentido de vida.
Concluimos que la concepción de propiedad y competencia desleal tiene
que ver con la experiencia, el conocimiento y la manipulación para envolver,
confundir, engañar y finalmente someter -denuncia científicamente Marx en los procesos de conquista, engaño y
despojo-, lo cual es necesario analizar de forma matizada para superar en las
relaciones de poder todo aquello que ha engendrado la lógica de propiedad, de
acumulación, centralización, competencia y manipulación ideológica en la ley
del más fuerte ante el más débil.
Finalmente este escrito sólo intenta problematizar y resignificar dentro
de la lógica dl modo de producción capitalista las formas de reproducción
automáticas de los valores y los comportamientos que engendra en sí la
propiedad de medios de producción y sus peculiares relaciones de poder, para
reflexionar en los procesos educativos conscientemente humanizados, otras leyes
posibles que rijan nuestros sentidos de vida, con base en la honestidad, la
tolerancia, la pluralidad, la comunicación crítica y autocrítica, sin dejar de
reconocer que las grandes transformaciones sociales en cuanto al modo de
producción, tiene que crear las condiciones objetivas y subjetivas, que lo
sostengan lo cual se gesta y desarrolla en el desencanto, la violencia y la
frustración.
Sólo que nos interesa hacer una inclusión cada vez más plena, al
considerar las tareas cotidianas de un trabajo de transformación social,
tomando en cuenta ese tránsito entre lo más simple a lo más complejo y
viceversa, es decir, en una relación dialéctica que permita avanzar con pasos
un poco más seguros, al poder explicarnos la lógica de propiedad privada con un
sentido topológico del nuevo imperio, la globalización y su política neoliberal -que no tiene nada que ver con el ser espiritual del ser humano-,
entendido este fenómeno social como una totalidad que tiene que ser bien
comprendido en el comportamiento humano/inhumano, en las relaciones de poder político liberador, en la
apropiación de medios de producción, y pensando en la responsabilidad de otras
propuestas de vida alternativas que no tengan que rendir cuenta a la ganancia
financiera, sino construir una verdadera ética planetaria revolucionaria entre
opresores y oprimidos, para no valorar la formación política, como la forma del
control, sino de liberación de
las garras del capital, pasando de una política fundamental a una política
crítica de derechos humanos comprometidos en la unidad de las mayorías desde la educación de capacidades espirituales filosófico-políticas, en
donde sean los pueblos organizados quienes gobiernen su producción y
socialización de lo todo lo producido.
[1] En la primera “Tesis sobre
Feuerbach: en antítesis con el materialismo tradicional, el moderno
idealismo burgués ha desarrollado el aspecto activo, la praxis, pero no como actividad humana sensible. La
burguesía, a diferencia del clásico señor feudal, está por cierto atrapada en
la producción, pero ante todo a partir de la circulación. Ella no entiende el
trabajo como intercambio orgánico concreto entre hombre y naturaleza, sino más
bien como trabajo meramente intelectual, como trabajo abstracto: abstracto
justamente respecto del intercambio orgánico. Así puede desacreditar el trabajo
físico concreto del asalariado y hacer pasar el trabajo del espíritu como
trabajo auténtico. El principio de la producción es aquí reconocido, porque los
medios de producción, al contrario de cuanto sucedía en el feudalismo, se han
convertido en productos. Y se trata de
una relación reglada por un contrato libre”
Vid. Marx, Karl. Introducción general
a la crítica de la economía política (1857). Ed. Cuadernos de Pasado y
Presente No. 1, se aclara también que la relación entre el trabajador libre y
el capitalista ya no representa una relación personal de esclavitud o de
servilismo de la gleba, México 1977 y en múltiples reediciones. P. 25.