Felipe Cuevas
Méndez
Miembro del
Partido Comunista de México
Dado que se
reconoce en la derrota, la burguesía venezolana y sus jefes imperialistas están
haciendo todos los esfuerzos por amagar al pueblo y su proceso revolucionario, suponen
poder reducirlo a su mínima expresión entrando en un periodo de acciones que imponga
sus posiciones y a sus políticos. Como ya hemos tenido ocasión de mostrar, esto
ya lo ha hecho en distintos momentos, para lo cual cuenta con fuerzas
económicas, políticas y sociales en las cuales apoyarse. Con esas potencias
impulsó una serie de mentiras y montajes que se creyó, aún cuando fue
desmentida sistemáticamente, la burguesía y sus políticos huían hacia adelante.
Luego de que pagaron a todo género de chamanes para vaticinar su triunfo ahora
se indignan de que no puedan cumplirse sus pronósticos, no tienen cómo
responder a sus alucinaciones.
El
intervencionismo imperialista protagonizado desde los Estados Unidos con la
burguesía de España como peón, reviste todas las formas a lo largo del proceso
electoral y en sus horas decisivas. Estas agencias se empecinaron en conceder
grandes recursos económicos, paquetes de asesoría política, dirección
estratégica, sabotajes, mediatización, encubrimiento de intereses, guerra
sicológica, política electoral y paranoia fascistoide. Las elecciones en sí mismas,
en estas circunstancias son de suma importancia para hacer de Venezuela un
bastión de lucha por el socialismo.
El pueblo y sus
liderazgos tienen que tomar la decisión suprema de defender su conquista e
impedir cualquier intentona de la derecha, se acabó el tiempo de las
vacilaciones, hay que asumirse en la marea roja para dar un golpe político-electoral
contundente a la burguesía y el imperialismo internacional.
La burguesía
quiso presentar todo tipo de argumentos de fraude por antelación porque se sabía
derrotada, pero al mismo tiempo su experiencia le dice que juegue a todas las
cartas, para que Venezuela pudiese caer en la zozobra y deba despojarse de sus
riquezas. Cuando se subraya el grave peligro fascista de Capriles y su gente,
en función a su vocación organizada, no debemos olvidar que incluso su apuesta
en sectores de pequeña burguesía desesperados por enriquecerse y por una
prosperidad individual de orientación burguesa, los empuja a que se desenfrenen
y actúen por su cuenta para crear todo tipo de actos de sabotaje y terror
contra el pueblo trabajador. En este ámbito tanto los imperialistas con sus
agencias, al igual que la burguesía venezolana realizan diversas provocaciones
e insinuaciones para que tales sectores cobren valor y actúen en el mismo tenor,
pero no han pasado de la alharaca ellos por su parte cayeron en tal parasitismo
que esperan a los marines.
Ganas no les
faltan, sólo que la burguesía teme la movilización y organización del pueblo
venezolano y latinoamericano. Percibe que el pueblo en Venezuela pasó a ser una
unidad orgánica de clases y sectores populares que accionan cada vez con mayor
conciencia clasista y propósitos estratégicos. La fusión de Chávez con el
pueblo en este sentido le pone los pelos de punta a los capitalistas, porque
ello destaca un golpe de timón e la conducción revolucionaria del país ahora
que sus grandes problemas nacionales son visibles en todos los planos
estructurales.
Cómo se
desarrollen estos y otros aspectos en el acontecer es algo que no se puede
definir por anticipado, son muchos los retos que afronta el proceso venezolano,
y grandes sus amenazas. Sus aciertos y errores están a la vista de todos, sus debilidades,
dificultades y sus limitaciones también lo están, mas sus fuerzas también se
presentan, la dependencia de la acción proletaria y popular a un nivel
protagónico en la lucha por el poder es acaso la gran condición de su
desarrollo. No obstante la palanca con que cuenta hoy es la continuidad del
proceso con Chávez a la cabeza, ejerciendo el liderazgo revolucionario de su
pueblo, ello es ahora la puerta de entrada a la atención de los intereses
vitales de la sociedad que de no imponerse se verá cada vez más asediada por el
capital y sus relaciones de dominación.
El socialismo es
una perspectiva que en este momento tiene sus posibilidades bajo tales
procesos. La acción de la burguesía está llevando a acelerar esta lucha, entre
más agresiva se torna y más presión ejerza sobre sus bases de respaldo, más se
crece el movimiento popular revolucionario para asumirse vanguardia de su
destino. Así resulta comprensible que la burguesía e incluso ciertas capas de
las burocracias políticas hagan frívolos llamados a la desmovilización, a
guardarse precisamente en la hora de la patria, como si la experiencia de aquel
11 no hubiese indicado suficientemente a las mayorías que hay que estar por
adelantado con el 13. La acción ahora debe ser contundente en el ejercicio del
voto, su defensa en las calles y las tareas en los asuntos aquí concernientes,
la lucha de clases toma esta forma inmediata y nos reclama la transformación
socialista, cuán bien pueda cumplirse ya es responsabilidad de la marea alta
del pueblo que debe afirmarse como fuerza decisiva.
La burguesía
quiere amagar todo intento de cambio revolucionario, preferiría seguir tratando
sus asuntos en el espectro de las cumbres del poder, le incomoda verse
disminuida políticamente y la amenaza latente de quebranto en sus cuotas de
poder. Por esta razón algunos burgueses y políticos liberales llaman al voto
por Chávez para que se realice una política de reconciliación nacional,
guardando las baterías para otro momento, por ahí incluso deslizan una idea
imperialista de que haya una victoria chavista con una media de votos que no
exacerbe las fuerzas revolucionarias. La burguesía presenta batalla, cada vez
con más virulencia le abochorna tratar con los “pata en el suelo”, sigue abrumándose cuando el pueblo la encara, no
soporta esa política de/y las masas, al grado tal que su propia campaña prefirió
orientarla a las capas medias y sectores inestables, pero el pueblo no le
permitirá sus maniobras y ambiciones.
Para este
observador de la realidad venezolana las grandes contradicciones sociales se
plantean en una oportunidad de lucha, detrás del 7 de octubre vuelven a
destacarse en función de que las cosas no podrán llevarse como antes, la marcha
dejó de ser simplemente acumulativa, las presiones burguesas, los problemas
generales del estado actual de la sociedad, en virtud del despertar popular;
tienen que ser llevados a las puertas de una genuina democracia socialista.
Tal es la
transición que el chavismo, las clases trabajadoras, la juventud, sus consejos,
sectores populares y sus organizaciones resaltan a pesar de todos los planes
capitalistas.