La necesidad de transformación en el ámbito educativo: La Escuela Nueva.
“…la
revolución no se ‘hace’, … las revoluciones s u r g e n de las crisis y de los
virajes históricos que han madurado en virtud de leyes objetivas
(independientes de la voluntad de los partidos y de las clases)… que la lucha
contra la potente organización terrorista militar de los Estados centralizados
es una empresa larga y difícil”. (Lenin: En torno
a la dialéctica: p.53).
El sentido de toda
transformación, conlleva cambiar de “forma” frente a una
actitud tradicionalista en la práctica docente, que se desarrolla a través del
ejemplo, como sucede en la
metamorfosis de la naturaleza cultivada,
es decir modificando el sujeto educativo
algunas actitudes en el proceso de
humanización o ámbito educativo, en donde el sujeto, sujetado a la vida-muerte
inevitablemente tiene dos nacimientos, uno
natural y otro cultural; es decir lo que integra a la vida humana al sujeto, es el proceso
de trabajo en ese esfuerzo compartido;
así se va dimensionando el acto educativo como totalidad histórica concreta integral, como lo mandata originalmente
el Artículo 3º. de la Constitución Política
Mexicana a pesar de la lógica de explotación del Estado capitalista.
En lo particular preocupa la práctica docente humanizada, por
medio de Otra forma que sea potenciadora
de cualidades integrales (física, intelectual y moral), capaz de
transgredir el orden de injusticia vigente a través del Estado-gobierno mexicano,
en Latinoamérica y en el planeta tierra,
ese orden de despojo es generador
histórico de toda desigualdad violenta propiciando el exterminio de las capacidades en la relación
histórica entre el capital y el trabajo, siendo ésta cada vez más enajenada,
manipulada y degradada en la lógica de acumulación y centralización capitalista
a lo largo de la reproducción de dinero transformándolo
en capital monopolista, trasnacional y empresarial de todo cuño.
Desde una nueva
escuela de la vida u Otra escuela nueva, que trate la existencia antropomórfica del ser
‘cosa de trabajo’, en ese proceso fue humanizándose el sujeto educativo como ser
genérico en su nacimiento cultural encarnado en ese trabajo invisible que conlleva la propiedad privada arrebatada y acumulada, desde hace aproximadamente 3000 a.a.c. como lo registran los grandes
historiadores en esa lucha de la memoria
contra el olvido[1]
-empezando por el lector-; porque la relación primera de injusticia, es en el momento en donde surge la propiedad privada y por ende el Estado esclavista, la modificación
del dinero, del tipo de familia comunal a monogámica, cambian las leyes para proteger dicha propiedad que
también era comunal, pues todos trabajaban con una división del trabajo natural y necesaria, de
esta forma se valorara históricamente
en contexto previo de la propuesta educativa, como se puede valorar en las relaciones de producción europeas, y de ahí dichas
relaciones de abuso se consolidan con la
conquista de rapiña española en América y en otras latitudes del mundo en el
ejemplo más palpable de la naturaleza: ‘el
pez grande se come al chico’.
Por lo que hablar de necesidad humana cultivada, en términos
pedagógicos, exige una posición crítica
para Otra acción transformadora,
debido a la desigualdad social, cultural, y principalmente política, que regenere su poder de propiedad privada de medios de producción,
desde tal origen histórico-cultural-educativo, se requiere una nueva
comunicación en lenguajes diversos, frente a la desigual propiedad de conocimiento, experiencia,
intuición e información del sujeto educativo, como capital cultural; dicha necesidad, se debe a la carencia de
tales cosas indispensables para vivir con dignidad, es decir con integridad histórica con derecho a un
trabajo lúdico, creativo y libre en colectividades pequeñas y amplias.
Hasta hoy día, todo lo
existente en las relaciones entre el capital y el trabajo, como entre el
nacimiento natural y cultural del sujeto histórico, son producto del esfuerzo del trabajo, humanizándose como proceso educativo posible;
es decir transformándose en otra forma que lucha en pro de la vida, venciendo
el sujeto educativo todo aquello que le impide la satisfacción de esas
cosas que les son imprescindibles para
procurar la vida integral cultivándola-potenciándola-sublimándola
en actos virtuosos de liberación de
energía negativa de culpas, ignorancia, violencia, tensión, angustia, sin
sentidos en el transcurso de las épocas, a través de la producción y transferencia consciente, libre y voluntaria en otra fuerza política humanizada
en equidad local y universal, así lo
exige una verdadera posición crítica de la praxis
revolucionaria transformadora en una escuela nueva.
El orden de injusticia
histórica, radica en su esencia y sustancia, ya que es pertinente
diferenciarla en cuanto a quién se hace
propietario de lo producido en el trabajo
social, de forma privada por medio de
la violencia y sus formas ideológicas dominantes en las relaciones de poder; y quién a pesar de ser el productor
directo de dichos medios producidos -el
principal medio de producción es la tierra-,
es despojado de su esfuerzo vital y de su producto de trabajo transformado
de naturaleza en cultura; en lenguaje pedagógico se refiere la lesión
y castración frente a la integridad de la vida, al No poder el sujeto mutilado tener derecho a protestar y menos aún a
defenderse; es decir que no tiene forma
de proteger sus medios de subsistencia
labrados en ese trabajo educativo
colectivo en el transcurrir de las épocas, por eso se entiende perfectamente la
consigna zapatista: “La tierra es de
quien la trabaja”, para ser potenciada en múltiples dimensiones y
latitudes: “Las fábricas, los hoteles,
las carreteras, los comercios, las escuelas, centros recreativos, hospitales y
demás producción humanizada, corresponde de hecho de quien la trabaja”.
Traducir estos ejemplos educativos es el objeto de estudio de la pedagogía crítica, en procesos de
liberación humana integral, se
propone el ejercicio de la educación política liberadora y revolucionaria, como
una expresión de los derechos humanos.
En este sentido educativo,
la relación política significa la capacidad dialógica de liberación humana, propuesta por Platón y antes por Sócrates para llegar al
consenso del acuerdo en la virtud de la
inclusión, así se puede resignificar con mayor precisión el fetiche manipulador ‘como motor del
progreso humano en la lógica del capital’, justo
o no, en ese despliegue educativo de los intereses de vida-muerte; de
ahí surge la reflexión pedagógica sobre Otra forma diferente, a la hegemonía proteccionista de los intereses exclusivos y excluyente de acumulación de capital del empresariato
internacional que impone una división injusta del trabajo en las relaciones de conquista de antaño y de neo-conquista actuales
encabezado por los Estados-gobierno.
Pero
se fue desvirtuando tal forma
política en el devenir del ejemplo hegemónico de dominación violenta,
que ha atravesado hitos históricos,
para ser el sujeto educativo desde el periodo de esclavitud despojado por los
amos y por sus imágenes de divinidad respectivas, que lo justificaban para el ejercicio del sometimiento, comprendido
este proceso de transformación cultural-educativo hasta los cimientos de la
República democrática liberal.
En
este sentido, se fue constituyendo la conciencia del sujeto educativo como un ente etéreo, al ser
tratado por sus dueños, como una
cosa más, con un determinado valor de uso y otro de cambio, según la
época en donde se inserta su trabajo, para ser usado como hasta el
presente puede verse, al servicio
generalmente de la vida parlamentaria socialdemócrata
que sostiene al Estado-gobierno en esa reproducción etérea.
Sólo
van cambiando algunas diferencias en tales relaciones de poder, según las latitudes del planeta tierra que correspondan
en cada momento, -esta relación se
aprecia hoy en las experiencias de la lucha de fuerzas o de clases sociales-,
lo cual puede valorarse pedagógicamente desde el análisis y la comprensión de los tiempos
del imperio romano a los tiempos modernos y posmodernos, que también tienen su
propia historicidad.
En
este sentido el proceso de trabajo
educativo, se va revelando, como
sucede con una fotografía oculta: en su
falsedad ideológica del oro deslumbrante del capital que no se distinguía, encubierta hegemónicamente con una imagen
‘divina’ en el dogma de la fe religiosa y militar que contiene sus propias
características; pero en los inicios del Siglo XXI, está quedando plenamente
revelada la necesidad de transformación
con Otra mirada pedagógica en el ámbito educativo, desde Otra nueva escuela, la de la existencia liberadora en pro de la
vida, en donde nadie explote a nadie.
Lo
que falta en esta tarea pedagógica es potenciar principios humanizados por el
esfuerzo del trabajo colectivo, desde el sentido común, hasta lograr abarcar una
postura filosófico-política, que incluya una real participación organizativa de
las grandes mayorías, que cree las
condiciones materiales y espirituales, para hacer crecer entre ‘un nosotros legítimamente nombrado’,
para que todos y cada uno se sientan en los zapatos de ese ser desharrapado
carente de oportunidades para sobrevivir.
Ese
sentido de otredad, requiere necesariamente de Otra
relación humana, que potencie desde los movimientos organizados Otros procesos
de liberación revolucionaria, resignificando en las posibilidades concretas, en
el asunto de sus implicaciones y riesgos en la práctica concreta, tomando como
referentes los ejemplos de hitos históricos en la nueva construcción social para
nuevas realidades de autenticidad
autónoma en un mosaico inmenso de capacidades y potencialidades humanas.
Por
tal razón, el capitalista burgués se
oculta como la avestruz en la fotografía -tirando
la piedra y escondiendo la mano-, para no ser visto ni evaluado su egoísmo y mezquindad de masacre y de sangre en el extermino
histórico en contra de los pueblos derrotados -al ser una tarea pedagógica
crítica más-.
Por
tal motivo en esta transformación urgente
en contra de la política neo-liberal menciona Jeannette Escalera, citando a Comenio: “los sabios acogieron con tanto entusiasmo
dicha sentencia, que para entregarla a la plebe afirmaron que había descendido
del cielo, y cuidaron de que fuera inscrita con letras de oro en el
frontispicio del Templo de Apolo en Delfos, a donde concurría gran cantidad de
hombres. Fue prudente y piadoso proceder pues, aunque en realidad era una
ficción, se encaminaba a la verdad, que es más clara para nosotros que para
ellos”[2], porque cuando se asume el derecho a la
memoria histórica, la denuncia
resulta ser un ejemplo virtuoso del sujeto
educativo docente.
Pedagógicamente
en ese misterio de la obscuridad de la caverna de Platón, se pasa a dar forma a la dimensión sincrética de la identidad del sujeto
educativo, por medio del ejemplo vital naturalizado por dichas sombras, pero
el verdadero problema es: ¿cómo se
explica a los niños y niñas, que inician a preocuparse por ello que la naturaleza se cultiva, y la cultura se naturaliza?, bueno, se tendrá
que despertar el entusiasmo por encontrar respuestas históricas sabias desde el
sentido común hasta elevar éste al pensamiento activo político-filosófico para combatir al capitalismo en su hegemonía[3]:
Así
es posible valorar-evaluar, cómo a
través de una práctica hegemónica o prepotente del acto educativo de despojo se fue dando el desarrollo del robo violento,
machista y patriarcal -se tendrá quizá que expresarlo nuevamente, pero ahora de
forma estética y ética consciente y potenciadora, a través de la música,
dibujos, parodias, cuentos, poesías, canciones, cine, danza, escultura, y con el
uso de la internet -entre otras formas
colectivas y cooperativas de la tecno-ciencia,
para integrar la práctica docente en
una denuncia transformadora
auténticamente revolucionaria capaz de organizar proyectos educativos,
dando golpes certeros en la denuncia contra la lógica del capital y la
organización política de las muchedumbres empobrecidas, conformándose en
ejércitos comunitarios y haciendo uso juicioso y agudo del avance de esa
tecno-ciencia en tales procesos-proyectos educativos, hasta lograr socializar
lo producido, pero que hoy está en propiedad privada, con una careta de “divinidad perfecta-mente monopolizada por el
imperio del capital”.
Resulta
cada vez más claro, que se necesita de Otra Pedagogía crítica de denuncias
activas, que vislumbren el poder mundial, ´propone Teivainen: “después
de demostrar que para entender y explicar el mundo contemporáneo y sus
transformaciones es necesario ir más allá de la compartimentalización
tradicional de las ciencias, postularé que también es necesario tener una actitud transgresora frente a las fronteras
entre los estados-nación”[4],
que deje clara una representación del arrebato de
ira, incomprensión, sordidez e injusticia, que deviene en sí del instinto salvaje animal, para lograr ir reconstituyendo ‘permanentemente’
al sujeto educativo en un ser con Otras formas tolerantes, a través de
ese proceso de conocimiento y de conscienciación
histórica, con un método de didáctica
crítica fundamentado en Teorías Pedagógicas consecuentes con su
memoria histórica de desigualdad social.
Se
intenta por tanto, asumir una posición
crítica transgresora del orden establecido, que oculta su verdadera intención
explotadora del trabajo social en una híbrida legalidad; así se ve la
fotografía histórica que tiene que analizar el pedagogo docente crítico en ese
tránsito entre la naturaleza del trabajo humano, transformado en cultura
liberadora y creativa, y ésta en
naturaleza humana habituada a procesos de equidad solidaria y cuidadosa del
planeta y del universo, para ofrecer a
sus iguales ese máximo esfuerzo colectivo e individual como contribución de
emancipación humana.
Se
abre otra duda: ¿Para qué programar y proyectar esa transformación de valores a
ser evaluados en el ámbito educativo desde esa totalidad histórica, dimensionándola en la integridad del sujeto
docente?
Hablar
de ello, implica enfrentar las dificultades de contexto metodológico, que es en
donde la presente investigación, quiere
incidir. Porque la intención es que mueva y fundamente la estructura cognitiva
de cada niño y niña en su relación docente -en un auto-reconocimiento del
propio profesor(a) desde el nivel básico hasta donde se requiera dicha guía de
trabajo educativo-, es decir atravesando nuevamente su relación política de clase social responsable, teniendo consciencia
de dicho proceso histórico recorrido.
Y
así logren los menores-adultos en la formación
de docentes, a través de un espíritu investigativo que es innato, aclararse que el
producto del trabajo histórico ha sido cultivado en su propia transformación humana, de ahí las
preguntas posibles sobre ¿qué es la transformación humana a través de la duda, la fascinación, la curiosidad, el
asombro, el descubrimiento, y demás
formas imaginativas creativas en la vitalidad del trabajo y la
existencia humana?
Se
nombra ahí sí, el efecto y la causa de
la transformación el trabajo que
transforma la naturaleza en cultura liberadora y potenciadora, que regenera,
reconstituye y restaura resentimientos, emociones, traumas, temores, terrores,
culpas, castigos, vergüenzas y equivocaciones padecidas, para cultivarlas en
posibilidades de sublimación virtuosa por su creatividad radical de una denuncia que anuncia Otra voluntad
consciente de socialización y de responsabilidad liberadora humanizada como un
hito histórico re-significado y re-interpretando cada época, siendo consciente el sujeto
histórico-educativo de su propio desarrollo y superación.
¿Pero
en dónde se verá tal transformación que supere la actitud tradicionalista de la
práctica docente?
Podría
ser a través de la praxis manual e
intelectual integrada, en cualquier espacio vital de sujetos interesados por
saber de sí mismo a través de su
historicidad, u Otredad, en donde se logre reintegrarse al mundo mental a diferencia del mundo consciente -dicho así por la
responsabilidad asumida para la transformación histórica- de esa racionalidad
intelectual incidente con Otra afectividad emocional humanizada, justo a través
de su propia negación y superación en
contextos de libertad con una propuesta metodológica de Pedagogía crítica, justo dentro del momento de la lucha
emancipadora de la autocrítica Activa y colectiva, en los propios espacios
vitales de la clase trabajadora, re-evaluando con juicios de valor críticos a los presentes y futuros magnates
del capital.
Pero
desafortunadamente la formación política
del niño/docente, hoy se encuentra lacerante, envejecida, sin ilusiones y
sin un proyecto metodológico claro de futuro, es decir de vida humanizada en
términos generales, porque está atrapada su vida en la sujeción de la lógica del capitalismo salvaje; sólo existe
palidez y resequedad, sin vislumbrar aún Otra forma vital de trabajo educativo, que implique la exigencia de formación integral para lograr socializar todo lo
producido a lo largo y ancho de la espiral de la dialéctica histórica
en dicha fotografía topológica, y evitar quedarse encerrado en un
círculo ensimismado sin poderse desplegar en otras formas posibles de
bienestar, armonía y comprensión entre los iguales con un proyecto posible
contra la lógica de explotación que los
sojuzga, para ello se requiere de un ojo
especializado profesionalmente en la transformación de la práctica docente, por
ser tan diferentes cada trabajador-niño-docente genéricos en cualidades
creativas, significativas e interpretativas.
Se
trata de luchar contra la violencia de compra y venta de cuerpos
humanos desde otra Forma de dialogar humanizándose en proyectos
revolucionarios de contribución histórica, en una escucha y pregunta
auténticas de liberación, dado que es un cuerpo que
se resiste a ser cosificado, quizá
esta propuesta no se pueda enfrentar al interior de las instituciones estatales
del capitalismo salvaje tan fácilmente o en la inmediatez, pero no cabe duda,
de que se irán encontrando las Formas de nombrarlo y de hacerlo en la praxis transformadora con múltiples
maneras y nuevos lenguajes concretos, hasta despertar la sensibilidad racional del sujeto histórico educativo, hasta llegar
a lo más profundo de su existencia de política-moral liberadora.
Para
intentarlo metodológicamente, se necesita una formación sensiblemente virtuosa,
cimentada en el valor de la justicia, esa nueva formación puede proponerse desde formas de
ser más simples o complejas, dimensionadas en el mundo de la vida como
propone la Pedagogía crítica, con nuevos valores de equidad, que aún están por
construirse en la responsabilidad de la convivencia cotidiana con
responsabilidad colectiva, no cabe duda de que es posible lograrse una nueva
fotografía, pues ya se han padecido momentos de crisis económicas, sociales,
políticas y culturales con la gran guerra mundial de 1914 al 18, y la segunda
de los años 39 al 45, desplegándose de estas relaciones de tensión en el abuso
de poder, la tercera guerra mundial, denominada guerra
fría, todo en el tono de la competitividad de proyectos de vida socialista
y capitalista -en apariencia-, resultando hegemónico el capitalismo insano y
perverso como ‘una necesidad también de apariencia voluntaria’, por representar
en esencia la síntesis de todas las formas anteriores de explotación con
violencia -no había otra forma de conducirse-, a partir del surgimiento de la propiedad
privada de medios productivos, ya referida.
[1] Vid. Carlos Antonio Aguirre Rojas. Antimanual
del mal historiador o cómo hacer una buena historia crítica. La Vasija,
México 1999. p. 12.
[2] Vid. Escalera
Jeannette. La educación en Platón como
proceso de humanización. El Grito que se perdió en Grecia. Editorial
académica española, 2011. p. 27.
[3] El término hegemonía deriva
del griego eghesthai, que significa "conducir", "ser guía",
"ser jefe"; o tal vez del verbo eghemoneno, que significa
"guiar", "preceder", "conducir", y del cual deriva
"estar al frente", "comandar", "gobernar". Por
eghemonia el antiguo griego entendía la dirección suprema del ejército. Se trata
pues de un término militar. Hgemone era el conductor, el guía y también el
comandante del ejército. En el tiempo de la guerra del Peloponeso, se habló de
la ciudad hegemónica, a propósito de la ciudad que dirigía la alianza de las
ciudades griegas en lucha entre sí. El concepto de hegemonía es de los más
abarcativos para el esfuerzo transformador humanizado en la pedagogía crítica
de Antonio Gramsci, concepto resignificado de forma concreta de la teoría
leninista.
[4] Vid. Teivo Teivanen. Pedagogía del poder mundial. Relaciones
internacionales y lecciones del desarrollo en América Latina. Estudios para
el Desarrollo y la Participación CEDEP, Lima Perú, 2003. p. 3.