Fernando Cajas.
De repente el cielo
Fernando Cajas.
De repente el cielo
Fernando Cajas.
Lo que hoy vivimos en Guatemala es un contra ataque a la democracia nuestra. Ya sea la reciente fuga de 20 reos de la cárcel Fraijanes 2 o el caso falso, fake, del montaje del Ministerio Público, MP, sobre la compra de medicinas a través de UNOPS, un mecanismo de la Oficina de las Naciones Unidas para Proyectos. Lo de los 20 reos, lo de la compra de medicina a través de UNOPS, ahora llamado tendenciosa e ilegalmente «Corrupción Presidencial», lo de «Corrupción Semilla», lo de «USAC: Botín político» y toda la sarta de casos falsos armados a la medida de los intereses del Pacto de Corruptos para realizar su golpe de Estado al presidente Arévalo, todo eso no nos debería de sorprender.
La relatora especial de las Naciones Unidas sobre la Independencia de Magistrados y Abogados, Margaret Satterthwaite informó recientemente que en Guatemala hay un patrón de criminalización. Satterthwaite reporta que el sistema de justicia utiliza el derecho penal para intimidar a quienes combaten la corrupción. Este informe del 2025 es parte de una serie de informes nacionales e internacionales sobre el retroceso de la justicia guatemalteca. Como parte de la evidencia, la fiscal general Consuelo Porras ha sido sancionada por 42 países, quizá la persona más sancionada en el mundo. Los corruptos han cooptado al sistema de justicia.
Estamos hablando de estructuras criminales que se han apoderado del sistema de justicia por diseño de un movimiento antidemocrático de naturaleza mundial que se ve reflejado en la compleja realidad guatemalteca. Ya no es una lucha ideológica, como la que se vivía en la Guerra Fría de mediados del Siglo pasado en el mundo y que también afectó a Guatemala, la lucha entre el comunismo y el capitalismo. Ya no. Aquí no hay dos formas ideológicas diferentes para vivir mejor, para nada. Aquí lo que hay son simple y llanamente intereses egoístas de manipuladores compulsivos, mentirosos, psicópatas de la política que tienen una única especialidad en la que son auténticos, en la que son excelentes: Sacar partido de los demás. El caso al que me refiero es al de Alejandro Giammattei y a su séquito de amantes, ladrones, saqueadores del Estado de los que el Ministerio Público no dice ni pío.
La CICIG, Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala fue una comisión creada legalmente entre el Estado de Guatemala y Naciones Unidas el 12 de diciembre de 2006 y disuelta de forma ilegal el 3 de septiembre de 2019. Fue cerrada cuando el denominado Pacto de Corruptos se dio cuenta de que la CICIG estaba desmantelando sus estructuras criminales, entonces pegaron el grito al cielo y se aprovecharon de nuestra ingenuidad democrática, de tal forma que planificaron, con apoyo de ciertas elites empresariales, no todas, ciertas elites empresariales corruptas y apoyo internacional, la salida de la CICIG.
Los resultados de la CICIG fueron dramáticos a tal extremo que llevó a prisión a un presidente y a una expresidente, puntas de lanza momentáneas de estructuras criminales que por mucho tiempo han estado incrustadas en el Estado de Guatemala. Las estructuras criminales que nacen de la postrevolución de 1954, acogidas dentro de movimientos de militares guatemaltecos, quienes, aprovechando la guerra civil, se hicieron millonarios a costa de cooptar las instituciones guatemaltecas. Un caso documentado es la Cofradía, al que perteneció Otto Pérez Molina. Ciertamente, la corrupción en Guatemala no es nueva, solamente ha cambiado de forma y ha sofisticado sus mecanismos de extracción ilegal e inmoral de los recursos de nosotros, los guatemaltecos.
La llegada del gobierno revolucionario de 1944 al poder fue el resultado del coraje de los guatemaltecos de entonces. Eso fue lo que hubo, hubo coraje. Recuerdo que los ojos de mi padre brillaban cuando contaba que los quetzaltecos, acostumbrados a no apoyar proyectos ni movimientos de la capital, se juntaron en el parque central para apoyar la revolución. Pero cuanto fue su tristeza, cuando contaba que para 1954, en el inicio de la contra revolución, apoyada por la CIA, la agencia norteamericana de inteligencia por sus siglas en inglés, la invasión de mercenarios desde Honduras no pudo ser evitada porque no armaron al pueblo. Papá, entonces de 21 años, era parte de la juventud revolucionaria que pidió fusiles para defender nuestra revolución. Esos eran los jóvenes de entonces.
Guardando las diferencias, la contra revolución de 1954 es análoga al contra ataque de los corruptos a la CICIG. El 3 de septiembre de 2019 debería quedar marcado como un día fatídico para Guatemala, el día de la expulsión ilegal de la CICIG del territorio guatemalteco. Ya el Pacto de Corruptos había puesto a una marioneta como presidente, un comediante de mala muerte, un muerto de hambre, hombre de paja alcoholizado por sus miedos, alguien de baja calaña que no tenía patria que defender sino órdenes de los corruptos que obedecer: Jimmy Morales. Lo mismo vale para su vicepresidente, otra marioneta, ex rector de la Universidad de San Carlos, capaz de vender su alma al diablo: Jafet Cabrera Franco, quien realmente no tuvo nada de franco. Esto marcó el inicio de la noche obscura de la emergente democracia guatemalteca.
Jimmy Morales y Jafet Cabrera no solamente sacaron ilegalmente a la CICIG sino se robaron la esperanza democrática guatemalteca al facilitar la llegada a la presidencia de Alejandro Giammattei, el peor presidente que ha tenido Guatemala, en la era democrática y en la era dictatorial, por mucho este monstruo moral gana la competencia por lo peor, peor en todo. A Jimmy Morales se le encargó que se deshiciera de la fiscal general Thelma Aldana, quien había dirigido los casos legales contra los corruptos. Morales escogió como fiscal general a Consuelo Porras y con eso todo está dicho.
Consuelo Porras llega a fiscal general no por mérito alguno, de hecho, no tenía un perfil mínimo en su carrera jurídica como para dirigir a todo el brazo investigativo del Organismo Judicial. A Porras la llevan como producto de un plan, el plan de recuperar el poder de parte de los corruptos que ya habían perdido mucho terreno, según ellos, durante el tiempo de la CICIG. Pero el plan no es un plan cualquiera. Es un diseño minuciosamente realizado que se basa en la hipótesis de que para destruir a una democracia hay que cooptar sus instituciones y principalmente no dejarlas funcionar adecuadamente.
Entre el 2019 y el 2025 el sistema de justicia guatemalteco cada día está más cooptado. El MP se ha dedicado a recuperar el poder de los corruptos y lo hace utilizando tres sencillas pero efectivas estrategias: 1) Persigue a todo aquel que identifica casos de corrupción, persigue a los honestos, persigue a los periodistas que se opusieron tanto a Jimmy Morales como a Alejandro Giammattei; 2) Finge que persigue corruptos, a los cuales identifica con nombre y apellido, pero intencionalmente debilita los casos de tal forma que no presenta las pruebas adecuadas con el único objetivo de liberar corruptos y 3) Inventa casos falsos a diestra y siniestra para sembrar miedo y cosechar silencio, para producir la apatía de la población.
El ataque a la democracia guatemalteca la están haciendo los corruptos para justificar un sistema dictatorial bajo el pretexto de que la democracia no funciona, es muy suave, es muy floja, es muy tibia. La crisis del sistema de justicia de Guatemala es de larga data, viene desde aquellas épocas oscuras de la guerra civil cuando metían a quienes se oponían a los regímenes militares en una «perrera» o los introducían, entre gritos y llantos de sus amigos y familiares, a la «camioneta van blanca», o se los llevaban a alguna zona militar manchada de sangre, iconos de los secuestros, las desapariciones, las torturas y los juicios hechos por los tribunales de fuero especial inventados por un genocida. Todos esos hechos hicieron famoso el río Motagua, no por la basura de plástico que llevaba al Atlántico, sino por los cadáveres que los militares iban a tirar de nuestros mártires. Esa era la justicia guatemalteca.
Ahora, en el 2025, los mismos corruptos de entonces, ex militares, asociados a lo más rancio de las elites empresariales de la extrema derecha, asociados a los nuevos poderes del narcotráfico internacional, quienes se han repartido al país cual pastel, ahora controlan el país por medio de controlar al sistema de justicia. Ciertamente hay jueces que se venden al mejor postor, no todos por supuesto porque aún tenemos jueces honestos, pero con los que se venden, tenemos un sistema de justicia al servicio de la injusticia, de la trampa y de la mentira.
El país está cooptado por pandillas que parecen dirigir al mismo sistema de justicia o al menos que tienen influencia para decidir en qué cárcel quieren estar. Este movimiento antidemocrático ha llevado al país a un verdadero desastre con una profunda pobreza, 60% de la población en estado de pobreza, 50% de los niños con desnutrición infantil, con migración de padres de familia que llora sangre porque para crear mejores condiciones de vida para sus hijos, se van a los Estados Unidos, separándose de lo más amado porque el país no permite condiciones mínimas, dignas de desarrollo económico, menos social y mucho menos de desarrollo cultural.
Mientras se da el descalabro del sistema de justicia por diseño, por interés en mantener prebendas y privilegios, mientras este mundo del sistema de investigaciones dirigido por el MP siga en manos de quien defiende a los más corruptos, no tendremos democracia. El camino que nos queda es recuperar el país, hacer un nuevo país, no este paisaje de privilegios para unos pocos. Y mientras el sistema de justicia se cae, las facultades de derecho de todo el país, que ya se cuentan por docena, no dicen nada, no dicen ni pío. ¿Será que quienes forman a los juristas, a los abogados, a los notarios, a los futuros jueces creen que no tienen vela en este entierro?
A lo lejos se escucha la voz temerosa del Colegio de Abogados y Notarios, que debería controlar y regular la profesión, la profesión que es para impartir justicia. Escúchese bien, la profesión que es para impartir justicia. Pero el Colegio de Abogados y Notarios ha olvidado que existe para que sus agremiados cumplan con los estándares éticos y profesionales para que en el país exista justicia y no son capaces de decirle nada ni a Consuelo Porras ni a su perro fiel, Rafael Curruchiche, que cada poco sale diciendo una barbaridad jurídica tras otra. Han silenciado todas nuestras instituciones. Solamente nos queda despertar y aprender del coraje de nuestros padres y abuelos que sí supieron hacer una revolución de verdad, la revolución de octubre de 1944.
Fernando Cajas.
Acompañada de intensas lluvias, inundaciones, derrumbes, deslaves, la semana pasada el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, MARN, dirigido por Patricia Orantes, hizo pública su propuesta de la Ley de Aguas, en plural. Para el efecto ha habilitado una plataforma interactiva que contiene el borrador de la propuesta, elemento clave que ha sido compartido para participación ciudadana del 18 de octubre hasta el 2 de noviembre, 14 días. Es fundamental que los ciudadanos y principalmente las instituciones relacionadas con la gestión de agua den sus comentarios. Insisto, es fundamental que las personas individuales y las instituciones especializadas en la gestión del agua hagan comentarios en la página web: https://participacionciudadana.gob.gt
Luego de la creación del Gabinete del Agua según acuerdo gubernativo 139-2024, el Ministerio de Ambiente ha realizado un intenso proceso de consulta incluyendo grupos urbanos y rurales, sector empresarial, sector indígena, sectores académicos, diputados y otros. Ha sido un proceso abierto que ha permitido que los técnicos del MARN presenten un borrador de propuesta. No se puede decir que fue un proceso secreto porque no lo fue. Ahora se utiliza una plataforma interactiva que permite tener comentarios, a favor o en contra, de la propuesta de lo que han llamado la Ley de Aguas. Hay que felicitar a la ministra Orantes por dirigir un proceso abierto y ahora de forma inédita y realmente democrática permitir que la población se exprese.
La Ley de Aguas afectará la vida cotidiana de los guatemaltecos, como el acceso al agua potable, el riego para la agricultura o la protección de ríos y lagos. Por eso todos debemos participar, expertos y no expertos. Este es un momento crucial para participar con propuestas en la elaboración de la Ley de Aguas para nuestro país.
La propuesta actual de la Ley de Aguas destaca la creación de un Sistema Nacional de Información del Agua, en singular: Agua. Este, a mi juicio, es el elemento más importante de la propuesta de la Ley de Aguas del MARN toda vez que el sistema dará la información del agua del país. Para mantener actualizado al sistema de información se dependerá de la información del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología, Insivumeh, que a mi juicio no está preparado para dicha tarea. Ciertamente, se podría mejorar la capacidad del Insivumeh o, mejor aún, se debería crear una institución específica para mantener datos dinámicos del agua superficial, agua subterránea, agua internacional, agua marítima, calidad de agua y todas las variables expresadas en la propuesta de Ley de Aguas del MARN. Mi sugerencia, la que he dejado en la página, es la creación de un Instituto del Agua, que solamente se dedique al estudio del agua y no solamente desde el punto de vista técnico, sino que incluya aspectos sociales, económicos, culturales, educativos y antropológicos del agua.
Ahora bien, en la propuesta sometida a discusión popular, se crea la «Superintendencia Nacional del Agua», artículo 91. El artículo 95 describe la composición del directorio de la superintendencia nacional del agua, una especie de autoridad del agua. Este sería el análogo de la Comisión Nacional del Agua, Conagua, comparándolo con el modelo de gestión de agua de México. La composición sugerida del directorio es un representante del: a) Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales; b) Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación; c) Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social; d) Ministerio de Energía y Minas; e) Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM).
La inclusión de los ministerios supracitados es oportuna, no así la inclusión de la ANAM, una institución cooptada que no se ve que pueda liberarse de corruptos e incompetentes en el corto plazo. Yo agregaría, en el lugar de la ANAM, al Instituto de Fomento Municipal, INFOM, dada su capacidad técnica y la intensa transformación positiva que tiene en este gobierno. Además, debería incluirse al Ministerio de Finanzas, elemento clave para el financiamiento de la ley. Debe incluirse un representante de grupos comunitarios dada la existencia de más de 30,000 comités rurales de agua.
Por otro lado, me parece que el nombre de «superintendencia» no es el adecuado, toda vez que la superintendencia tiene la connotación de control, pero no de gestión. El problema esencial de Guatemala es un problema de gestión, que requiere control, entre otras cosas. Se necesita un ente de gestión y control. Como pondré en mi sugerencia personal en la página del MARN, yo le llamaría Autoridad Nacional del Agua.
Mi grupo comunitario de trabajo, APA: Acción por el Agua, sugerirá otro nombre relacionado con el del Consejo Nacional del Agua y harán las justificaciones correspondientes. APA aglomera grupos académicos, técnicos, comunidades indígenas y personas interesadas en la mejora del manejo del agua en Guatemala. Después del Congreso Nacional de Cambio Climático y Agua, organizado en noviembre 2024 por Muni-k’at e Ingeniería CUNOC, formamos APA, como prueba de la importancia de las actividades académicas con objetivos sociales. APA se viene reuniendo desde enero de 2025 en las instalaciones del Instituto de Investigaciones de Ingeniería del Centro Universitario de Occidente, CUNOC, en Quetzaltenango.
Finalmente, quiero enfatizar que esta es una forma inédita de construcción social y democrática de una ley. Jamás antes hemos tenido la oportunidad de participar activamente en darle insumos a los ponentes para mejorar una ley, en este caso, la Ley de Aguas. Ciertamente, puede haber errores, pero estos son los errores normales de los procesos de construcción social de conocimiento, ampliamente reportados en revistas especializadas de sociología del conocimiento. Por eso hay que participar. Participemos guatemaltecos en la construcción de la Ley de Aguas de nuestro país, porque si no es ahora, no será nunca.
Fernando Cajas.
Con el escape de 20 reos del centro de detención Fraijanes 2, al gobierno del presidente Arévalo le ha llovido sobre mojado. Ciertamente, esta es la mayor crisis del gobierno actual la cual es utilizada por los corruptos para hacer comparaciones realmente estúpidas. Hay un grupito de amigos de lo ajeno que andan diciendo que el gobierno de Bernardo Arévalo es mucho peor que el gobierno de Alejandro Giammattei. Tampoco eso es cierto. No hay comparación entre el fraudulento, mentiroso, manipulador, autoritario gobierno de Giammattei y el de Arévalo.
Cuando quieren comparar al presidente Arévalo con Giammattei, debo recordarles lo que hizo el entonces presidente amparado en la pandemia del COVID. Giammattei desarrolló un plan para hacerse de fondos públicos fingiendo que compraba vacunas y lo debió hacer no con un Estado transparente y democrático, no. Lo hizo con un país de dirigentes corruptos y de un régimen autoritario: Rusia. Su amante, Miguel Martínez, un pseudo ingeniero que ganó su título como Consuelo Porras ganó su falso doctorado, igual, fue su cómplice. Martínez dirigió el «Centro de Gobierno», una especie de supra ministerio paralelo, que se ubicaba ilegalmente encima de todos los ministerios. Ni por el robo de vacunas ni por el ilegal Centro de Gobierno ha sido investigado, menos acusado por el Ministerio Público, MP.
Mientras los guatemaltecos se vacunaban con donaciones hechas por países amigos, las vacunas Sputnik vinieron como cuenta gotas a Guatemala. Giammattei utilizó a su ministro de salud, Hugo Monroy, una especie de testaferro que se prestó al atraco. Luego el exministro apareció de asesor de algún diputado corrupto en el congreso. Quien firmó los contratos ocultos, que a la fecha no aparecen porque el Ministerio Público jamás ha querido investigar este desfalco, fue la ministra Amelia Flores, que cuando se dio cuenta había sido embaucada por la parejita de novios que vivían en el Palacio Nacional.
Si algo me molesta de esa época en la que todos sufrimos los embates del COVID, fue que la pandemia le cayó como anillo al dedo a Giammattei y a sus 40 ladrones, sus ministros. Utilizando su vocación autoritaria y aprovechándose del Estado de Calamidad, hizo de todo para robar y robar. Realmente nos vio la cara. Robó con las vacunas rusas que nunca vinieron, bueno vinieron, pero no en las millonarias cantidades en las que dijeron que compraron. Robó en disque hacer hospitales que no hizo. Robó cobrando por carreteras que no hizo, por las famosas escuelas «Bicentenario» que no hizo. Robó parejo, destruyó todo lo que tocó, pero lo peor fue que le dio el golpe letal de cooptación al sistema de justicia, particularmente al MP, sí, al brazo investigativo del Organismo Judicial, al que Giammattei convirtió en el defensor de sí mismo.
Para que exista un gobierno tan corrupto como el que construyeron los ladrones empresarios, los testaferros, los narcotraficantes nacionales e internacionales, los diputados corruptos de entonces, los alcaldes que desde el gobierno municipal llegan a robar obra tras obra, llegan a lavar dinero mal habido, para eso se requiere un plan. Las redes criminales que nos dominan no nacen por generación espontánea. Estas se reorganizan con el ataque a la Comisión Internacional Contra la Impunidad, CICIG, cuando ubican a Jimmy Morales al frente del gobierno de la nueva corrupción.
Para que la corrupción sea posible hay que cooptar a todas las instituciones, tal como lo facilitaron los criminales de cuello blanco que pelearon contra la CICIG y contra nuestro derecho de construir un país de verdad, no este simulacro de país hecho para robar. Por eso es que inicialmente capturaron al MP y luego a todo el sistema de justicia. Paralelamente, recuperaron los ministerios aparentemente perdidos por las investigaciones de la CICIG, principalmente el de comunicaciones el que en la época de Alejandro Sinibaldi fue el bastión financiero del gobierno de los corruptos del Partido Patriota, heredado a José Luis Benito, otro ladrón a quien le encontraron el dinero robado en efectivo en Antigua Guatemala. El MP actual ya se lo devolvió.
Para ponerle la tapa al pomo, el Pacto de Corruptos coopta en su totalidad a la Universidad Nacional, la USAC, para asegurarse las Altas Cortes. La cooptación de la USAC tiene dos funciones, la captura del sistema de justicia y la normalización de la corrupción. El autoritarismo de esta institución cooptada se encarga de sembrar miedo para cosechar silencio. Seguro que el currículo oculto tiene ya los cursos de Corrupción 1, Corrupción 2, acompañados por la nueva innovación pedagógica de la facultad de humanidades: Silencio 1, Silencio 2 y así sucesivamente, la otrora institución revolucionaria cae en las manos del mismísimo Pacto de Corruptos.
Cuando el sistema de justicia está cooptado hasta los dientes y cuando los jueces acceden a poner a los reos donde los reos quieren, algo huele mal. Es por eso que este evento de la fuga de los reos debe entenderse con claridad para no culpar de forma inocente a un ministro de gobernación, incompetente o no. Este evento no solamente es producto de la ya normal incompetencia de este gobierno, no, es el producto de años de ataques a todas las instituciones democráticas, incluyendo a la prensa honesta, a la que han atacado hasta dejar encarcelado a quien representa la Libertad de Prensa en Guatemala: José Rubén Zamora, un caso que llora sangre producto de la venganza de Giammattei, estrategia común de las redes criminales para continuar la corrupción.
Este evento es el resultado de una minuciosa planificación con apoyo de internos y de externos. En ese sentido comparto el argumento expresado por Carolina Escobar Sarti en su columna: Continuum de corrupción y de crisis de Prensa Libre, quien nos da un panorama histórico de otra serie de fugas, algunas de mayor intensidad. El argumento es que detrás de esta fuga está nuevamente el Pacto de Corruptos que se prepara para volver a hacer fraude en todas las elecciones importantes que tendremos en el 2026. Pero más que eso, Carolina nos llama a entender y luego a atender los problemas estructurales de este escape, dándonos ejemplos concretos de los problemas estructurales detrás de esta fuga, particularmente de que son las redes criminales quienes planificaron, pagaron y ejecutaron este escape, esto es, el Pacto de Corruptos.
Mientras nos seguimos moviendo de crisis en crisis, unas inventadas para desviar nuestra atención de asuntos importantes, otras reales porque los mareros sienten que no son tratados de forma recíproca o porque las redes criminales se reorganizan para mantener al país bajo su control, bien haríamos en detenernos y analizar realmente lo que como país nos pasa, lo que como gobierno les pasa. Este es un buen momento para que el gobierno de Bernardo Arévalo haga una profunda revisión de su plan, de sus logros, de los fracasos, de los errores y de las necedades que los caracterizan.
La reflexión que sugiero, para el gobierno actual y para nosotros los guatemaltecos puede ser planteada comparando las condiciones de la pre revolución de 1944, aquel evento que a pesar de la situación social tan inhóspita en que se desarrolló, logró importantísimos resultados para Guatemala. Esos revolucionarios y revolucionarias de aquel glorioso 20 de octubre deben guiar nuestros pasos ahora. Ya no podemos, ya no debemos seguir posponiendo la construcción de un país de verdad que dé oportunidades de desarrollo para todos, que no obligue a guatemaltecos honestos a emigrar a Estados Unidos, que no arrincone a infantes en la desgracia de la desnutrición. Ya es el momento de salir de esta pesadilla creada por el Pacto de Corruptos. Debemos construir un país de verdad. Hagámoslo ahora porque si no es ahora, no será nunca.
Fernando Cajas.
La palabra átomo también existía desde hace miles de años, pero no había evidencia empírica alguna de su existencia, era una creencia. La teoría atómica moderna de que la materia está formada por átomos tiene evidencia empírica. De hecho, los átomos no son tan indivisibles porque están formados de partículas elementales. En una entrada reciente en mi columna de La Hora, describo el hermoso experimento de Robert Millikan para determinar la carga eléctrica del electrón, la partícula negativa del átomo quien también confirmó, en el mismo experimento, la masa del electrón. Así que la teoría atómica no tiene nada que ver con la noción de átomo de la Grecia antigua, como la palabra democracia griega no tiene que ver con la democracia actual, compleja forma de gobierno.
A partir de la revolución científica con el trabajo de Galileo Galilei en sus Diálogos sobre dos nuevas ciencias del Siglo XVII y las emergentes comunidades científicas de entonces, así como el trabajo de Isaac Newton con su Principia Mathematica, también de finales del Siglo XVII y el aporte de Godofredo Leibniz, ambos creadores del cálculo diferencial e integral matemático, herramienta clave de la ingeniería moderna, empieza una nueva época a la que le dio seguimiento Joseph Lagrange y James Watts entre otros. Tal como se reconoce en la entrega del Premio Nobel de Economía del 2025, estas sociedades científicas, esas emergentes sociedades abiertas (Karl Popper), la República de las Letras, que generó un espacio relativamente libre de intercambio de aportes científicos, tecnológicos, artesanales y artísticos, son las que crean las condiciones de un desarrollo económico cada vez más sostenible.
Las innovaciones tecnológicas cada vez tienen más bases científicas, esto es, cada vez más los inventos son productos de diseño y menos producto del ensayo y error. La ciencia ha avanzado en muchas áreas, con mucha intensidad. La técnica cada vez más depende de investigaciones científicas y tecnológicas de tal forma que la ingeniería moderna es muy diferente, casi radicalmente diferente de la ingeniería del Siglo XX, no digamos del Siglo XIX. Los inventores antiguos no podían documentar y menos patentar sus inventos y muchas veces no podían explicar por qué funcionaban y menos cómo y por qué podrían fallar (Henry Petrosky). Por eso es que el Premio Nobel de Economía reconoce cómo la ciencia y la tecnología son parte del motor de la innovación para el crecimiento económico sostenible.
A pesar de los enormes cambios científicos y tecnológicos, la democracia no cambia con la misma intensidad. La sociedad parece evolucionar intensamente en ciencia y tecnología, pero no así en democracia. Desde la Revolución Industrial del Siglo XVIII hemos tenido una serie de cambios, tales como la máquina de vapor y luego la producción de acero, electricidad, petróleo, energía nuclear, creación de la electrónica, informática, telecomunicaciones y el intenso proceso de digitalización de las últimas décadas que ya integran tecnologías físicas con Inteligencia Artificial, justo lo que vivimos ahora. Sin embargo, la democracia no avanza a ese ritmo. Los intensos cambios tecnológicos no son acompañados por innovaciones políticas que nos permitan construir una democracia que responda a la nueva realidad de las tecnologías modernas.
Para concluir un libro que escribo sobre el Ciclo Social del Agua, debía revisar otro libro sobre agua subterránea que solamente se encuentra en formato físico en Amazon. Lo pedí y me lo enviaron vía un courier de ellos y el libro lo tenía en la mano desde Seattle hasta Quetzaltenango en 48 horas. En otros lugares Amazon ya entrega libros a domicilio utilizando drones. ¡Vaya innovación tecnológica! En un par de décadas el mundo se ha transformado totalmente debido a la intensa digitalización de todo, menos de la democracia. Esto es, la democracia como sistema de gobierno no es tan ágil como las innovaciones tecnológicas que tenemos.
Para hacer una ley de aguas para Guatemala se han realizado 50 propuestas. El ultimo intento lo tiene el Ministerio de Medio Ambiente de Guatemala liderado por la ministra Patricia Orantes que inició en el 2024 un proceso democrático de construcción de la ley, reuniéndose con diferentes grupos, académicos, empresarios, comunidades indígenas, comunidades urbanas, fundaciones, Organizaciones No Gubernamentales y así va el proceso, caracterizado por la lentitud del consenso democrático. Lo mismo para cualquier decisión, desde una ley hasta la construcción de un puente, los gobiernos democráticos tienen muchos obstáculos que no logramos entender, menos superar. De aquí nace la tentación del autoritarismo.
Dentro del legislativo los procesos de elaboración de leyes son lentísimos. El congreso guatemalteco se caracteriza por una mayoría de diputados serviles al Pacto de Corruptos, siendo ellos también corruptos, gente sin capacidad, hechos a la medida del subdesarrollo legal que producen. No respetan ley alguna. Sus procesos de propuesta y discusión de leyes no son mediados por innovación alguna. Basta escuchar a quien lee propuestas de leyes: No se le entiende nada. El Poder Legislativo es un poder cooptado y poco innovado. En los pasillos del Congreso no se conoce nada de ciencia, de tecnología y menos de innovación, nada.
El Organismo Judicial, OJ, en Guatemala no es un órgano independiente. Obedece a los lineamientos del Pacto de Corruptos y junto a eso no han podido innovar en nada. Nada avanza en el OJ, exceptuando la liberación de ladrones y de asesinos confesos. Es un organismo del Estado que no tiene nada de innovación. La ciencia y la tecnología moderna nunca han tocado las puertas del Poder Ejecutivo, es lo que Emilio Matta llama INEPTITUD, incapaz de arreglar lo más elemental, porque tampoco han sido innovadores en nada.
El problema de la decadencia de la democracia es mundial, pero aquí en tierras chapinas se observa como una burla al sentido común. Mientras el presidente le besaba la mano al Papa, el último preso se escapaba ayudado por muletas, por muletas y por un ministerio de Gobernación incapaz, nunca hicieron un censo de reos, que era lo mínimo que se esperaba, utilizando un código QR o un cuaderno y lapicero. Ya no podemos seguir con una democracia del Siglo XIX, ni del Siglo XX cuando la ciencia y la tecnología han innovado casi todos los procesos económicos y culturales del Siglo XXI. Es el momento de repensar la democracia para innovarla a la luz de la ciencia y tecnología moderna. Esa es tarea de todos, pero principalmente de académicos, aquellos que se encuentran en las universidades de verdad. Ojalá respondan porque si no responden ahora, no será nunca.
Fernando Cajas.
Esta semana se entregó el premio Nobel de economía 2025 a Joel Mokyr (USA), Philipe Aghion (Francia) y Peter Howitt (Inglaterra) por sus explicaciones del crecimiento económico impulsado por la innovación tecnológica. Estos tres economistas estudiaron, desde diferentes perspectivas, los prerrequisitos del sostenimiento económico entendido como un fenómeno cultural, esto es, «cultural growth» (cultura de crecimiento). A diferencia de la cultura vacía, un constructo acuñado por mi persona para entender a las sociedades retrógradas, que no innovan, que se basan en la corrupción y no en el mérito, la cultura de crecimiento explica la transición del subdesarrollo al desarrollo.
El argumento de Mokyr es que el mundo cambió radicalmente con la emergencia de la ciencia moderna, desde Galileo, Leibniz, Newton y quienes empezaron a explicar cómo funcionan las cosas. Antes del Siglo XVIII no habíamos tenido un crecimiento económico relativamente sostenido. El crecimiento económico comenzó, según Mokyr, con la capacidad de entender cómo funcionan los inventos. Ciertamente se hacían invenciones, pero eran de naturaleza artesanal. Eran el producto del ensayo y error y no eran el producto de una ingeniería científica del diseño que podía reproducir en diferentes partes del mundo dichas innovaciones,
En su libro Cultural Growth, el Crecimiento Cultural, Mokyr hace un análisis histórico de la transición de una economía que dio paso a la Revolución Industrial. De acuerdo con Mokyr, el crecimiento económico requiere de lo que él llama un mercado competitivo de «ideas», lo que lo interpreto como prácticas culturales científicas y tecnológicas competitivas. En ese sentido, Mokyr documenta la existencia de comunidades científicas no necesariamente universitarias, porque las universidades de entonces y de ahora, tienden a ser tradicionalistas y no revolucionarias.
Así que previo a la Revolución Industrial emerge una red de individuos informados, científicos, tecnólogos, artesanos, inventores, organizados en comunidades libres en el sentido del intercambio de lo que Mokyr llama «mercado de ideas». El caso paradigmático fue la emergencia del cálculo matemático y el intercambio de cartas entre Newton y Leibniz. Pero hubo muchísimos intercambios académicos previo a la Revolución Industrial a pesar de que la sociedad apenas salía del obscurantismo medieval.
Lo que hace pertinente el estudio de Mokyr para Guatemala y el trabajo de los laureados del Nobel en economía es el recordatorio y la documentación de que la cultura de innovación es una cuestión de decisión, de elección. El elemento clave es la emergencia de los «emprendedores culturales» que obviamente no son titokeros que no saben nada de lo que dicen u organizadores de conciertos de reguetón o de cualquier evento cultural repetitivo.
Mientras leo las noticias sobre el Nobel de economía 2025 y recuerdo algunos pasajes del libro de Mokyr, reflexiono sobre el trabajo de los inventores guatemaltecos, particularmente de los inventos mecánicos y tecnológicos de mi papá: Horacio Cajas Cantoral a quien siempre percibí como un emprendedor cultural.
Papá inventó varias máquinas y procesos de transformación de materiales, particularmente de metales. Su método se fundamentaba en la solución de algún problema real, de forma práctica y rápida. Sus tornos para metales, sus hornos, sus grúas, su forma de agilizar procesos hizo de él un ejemplo de innovación local en Quetzaltenango en sus Talleres Cantoral, pero estaba limitado por la ausencia de conocimiento científico, tecnológico y de ingeniería que permitiera entender sus inventos. Sin eso, sin esos planos, sin esas explicaciones científicas no era posible reproducir sus «ideas» por lo que al final fue un empresario cultural artesanal. Eso es lo que ahora debemos cambiar.
Debemos cambiar las condiciones sociales para crear mejores formas de hacer los procesos de transformación económica, política y cultural de nuestras sociedades. Debemos entender el papel central de la ciencia, la tecnología y la ingeniería, pero no debe ser una ciencia de bla, bla, ni una tecnología de la repetición ni una ingeniería teórica que no se aplique a la realidad de nuestros pueblos. Debemos crear una cultura de crecimiento económico para todos, no para unos pocos. Debemos entender que esto es una decisión, la decisión de poner en el centro del sistema educativo a la Educación Técnica, no tecnocrática.
La educación técnica es el elemento que junta la ciencia con la tecnología, la ingeniería, el arte y la innovación. Nos hemos perdido por vivir en una cultura vacía y no hemos sido capaces de mejorar la educación, particularmente educación media y fundamentalmente educación técnica y tecnológica de parvulitos a la universidad. Aquí está la solución a la desnutrición, aquí está la solución de la destruida infraestructura, puertos, aeropuertos y carreteras, aquí en la mejora de la educación superior, particularmente en el rescate de la Universidad de San Carlos está la solución, allí está la solución, pero principalmente en salir de la cultura vacía.
Por eso, el trabajo es crear una cultura de crecimiento para recuperar nuestras instituciones de manos de corruptos, mentirosos e incompetentes. Por eso hay que salvar a la Universidad de San Carlos de gente que no sabe nada de ciencia, ni de tecnología, ni de ingeniería y menos de innovación para la mejora de la sociedad. Por eso el Consejo de Ciencia y Tecnología de Guatemala debe renovar su agenda no solo para hacer investigación científica, sino para hacerla vectorial, esto es, darle dirección y sentido, el sentido de salir del subdesarrollo.
Salir de la cultura vacía es una elección como también lo es crear una cultura de valor, de crecimiento basada en conocimiento y en las características de la ciencia y la tecnología moderna. Hagamos eso para salir del subdesarrollo donde los corruptos y nuestra indiferencia social nos han puesto. Cambiemos eso guatemaltecos y hagámoslo ahora, porque si no es ahora, no será nunca.
Fernando Cajas.
Mientras tanto en el Congreso de la República se reforma la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente (decreto 68-86) a través del nuevo decreto 09-2025 que exceptúa a iglesias, asociaciones benéficas y locales informales de realizar estudios ambientales. ¿Por qué? Sin duda algunos diputados están pagando favores a iglesias y asociaciones benéficas, posibles financistas ocultos en nobles instituciones o capturando votos disciplinados de iglesias para su reelección. Este es un retroceso para la protección del medio ambiente. Al mismo tiempo, las municipalidades siguen como si nada, mal recogiendo la basura, sin orden alguno, sin separación alguna y con tratamiento cero. Por lo menos la municipalidad de Quetzaltenango ha entendido plenamente que los residuos sólidos son un problema cultural. Ahora le ponen música de marimba local a todos sus camiones recolectores. ¡Vaya concepción de cultura, una cultura vacía!
Como si no fuera suficiente ver los ríos totalmente contaminados y convertidos en basureros o ver a los mismos basureros que los tienen las municipalidades a cielo abierto, sin control alguno, como si esto no fuera suficiente las municipalidades siguen mal manejando los residuos. La ley para la separación de residuos fue activada por la ministra Patricia Orantes. Los alcaldes se fueron a quejar rápidamente a la Corte de Constitucionalidad, CC, la que les dio la razón. La CC valoró más la autonomía municipal que la salud del pueblo. Debe ser un problema cultural también, esto es, los alcaldes dicen que está en su naturaleza cultural tirar la basura a la calle, no separarla, no tratarla. ¡Vaya cultura edil!
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) recientemente realizó una inspección a hoteles en la cuenca del lago Atitlán. La muestra de la inspección fue aleatoria y revisaron 42 hoteles. ¿Sabe el lector cuántos hoteles tiran sus aguas residuales al lago con heces, con sólidos suspendidos, con nitrógeno? Cuarenta y dos de cuarenta y cinco: Si, el 95%, casi todos. ¡Qué barbaridad! Son hoteles, son negocios lucrativos que pudieran tener la capacidad de tener un sistema de tratamiento, pero no. Esa cultura de autodestrucción, de creer que son vivos y que pueden evadir las normas ambientales es lo que yo he llamado cultura vacía. Eso sí, venden los paseos al Atitlán como una actividad cultural, ponen hermosas fotos del lago en sus sitios web mientras literalmente envían sus heces y basuras al lago llevándolo a niveles de nitrificación capaces de matar la vida en el lago, eso es, de llevarlo a la eutrofización, ponerle tantos nutrientes, condición perfecta para la emergencia de cianobacteria. Esto es el producto de la cultura vacía.
El tráfico vehicular en las ciudades guatemaltecas es de locos. En la Ciudad de la Ermita, la Guatemala de la Asunción, los capitalinos y quienes viven en los alrededores, pero trabajan en la capital se pasan cuatro horas o más en sus autos o en los buses, para moverse unos cuantos kilómetros y llegar a sus trabajos. Los motoristas se mueven en esta jungla a su sabor y antojo, sin respeto de nada ni de nadie, mientras los gobiernos municipales y el gobierno nacional solamente parecen observar una carrera de motos. La municipalidad de Guatemala no intenta siquiera resolver el problema. El gobierno municipal ha sido cooptado por un mismo partido político donde los capitalinos votan y votan por tener a los mismos. A esta actitud autodestructiva le llamo yo cultura vacía.
En Quetzaltenango, a las horas pico, es imposible moverse en automóvil, o en alguno de los destartalados buses o las chatarras de microbuses que dan el «servicio» del transporte «público». La municipalidad de Quetzaltenango entendió la naturaleza cultural del transporte público y por eso tiene un simulacro de un vagón del Ferrocarril de los Altos, un triste pseudo tren montado en la estructura de un camión viejo, que le da un ridículo paseo a propios y extraños, haciéndolos sentir que están en el lejano Ferrocarril de los Altos. ¡Vaya cultura de la añoranza vacía!
Nuestros abuelos nos dejaron ríos limpios, montañas con árboles, con animales, con la diversidad de la naturaleza de inicios del Siglo XX. Para entonces apenas había un reducido número de motores de combustión interna de tal forma que no habíamos incrementado la temperatura del Planeta, no habíamos intensificado la explotación de petróleo, ni era necesario el craqueo (cracking), esto es, la descomposición de moléculas grandes de hidrocarburos para disponer de moléculas más pequeñas capaces de ser usadas más rápidamente. No habíamos dejado a los océanos como basureros de nuestros residuos, obligando a los peces a alimentarse de plástico. A eso llamo yo: Cultura vacía.
La democracia en el mundo está siendo atacada, pero lo hacen los corruptos, los autoritarios que no respetan ley alguna sino solo aquella que les conviene a ellos, a sus sicarios y a sus amos, los narco-empresarios modernos y los Estados autoritarios, porque no les gustan los pesos y contrapesos, ellos quieren ser reyes, reinas, como la reina de la impunidad guatemalteca: Consuelo Porras que ha llevado a todo un sistema de justicia a proteger corruptos y a atacar honestos. Esa es una cultura vacía.
Así que nos toca llenarnos de valor, de entender qué pasa en el mundo, en dónde hay experiencias exitosas con la democracia, dónde existen democracias funcionales que hayan reducido la pobreza, que den más oportunidades de desarrollo endógeno, que permitan vivir con mayor dignidad. Eso requiere honestidad, la honestidad de reconocer en dónde estamos mal para corregirlo, la honestidad de proponer soluciones, no solamente criticar, la honestidad que debe cimentarse en el hogar, porque no se puede, no se debe, ser candil de la calle y oscuridad de su casa. Eso es una cultura vacía.
La democracia no emerge en una cultura vacía. No emerge en medio de corruptos, ladrones de cuello blanco que roban dentro y fuera de las instituciones cooptadas. Pero tampoco emergerá en un pueblo de indiferentes que debe quitarse el lastre de la corrupción y la incompetencia. A juzgar por el tiempo perdido estos tres años, debemos reorganizarnos de nuevo, buscar líderes de verdad, trabajar, trabajar. Debemos hacerlo, porque es la única opción que tenemos. Hagámoslo ahora guatemaltecos, porque sino es ahora, no será nunca.