Guatemala-México: Fortalecimiento de relaciones
La relación entre Guatemala y México es larga, permeada por nuestras culturas de comunes raíces y por nuestras variadas topografías. Para un sur americano, de Colombia a Argentina, le cuesta diferenciar el acento de un mexicano nacido en Chiapas a la de un guatemalteco del occidente de Guatemala. Chiapas por algún tiempo fue parte del Estado de los Altos, parte de Guatemala y nuestras raíces culturales son comunes. Pero nuestra relación con México no es solamente con Chiapas, es con todo México, por eso es importante, si no fundamental, tal como lo expresó el presidente Bernardo Arévalo este lunes 11 de agosto en su programa denominado la Ronda.
La capacidad diplomática del presidente Arévalo no se compara con los monigotes presidentes anteriores que no tenían idea de las relaciones exteriores si no para robar y robar. Por eso me alegra que se tenga un plan para fortalecer las relaciones de Guatemala y México en materia de energía, vías férreas, migración, trabajo y otros. Sin duda, ambos países pueden beneficiarse con un nuevo sistema de interconexión eléctrica. Para ello hay que considerar que mucha de la energía hidráulica y luego eléctrica que tiene México en Chiapas viene de aguas que nacen en Guatemala, en las montañas del Quiché por lo que hay que plantear el pago de servicios ambientales de México a Guatemala si queremos mantener estos bosques guatemaltecos infiltrando agua y manteniendo vivos los ríos, especialmente el Usumacinta, el rio guatemalteco que sostiene la vida en el sur de México.
El establecimiento de prioridades con México es clave. Por mucho tiempo México ha tenido un consulado en la ciudad de Quetzaltenango. Las universidades quetzaltecas, desde la Universidad de Occidente de 1876 a la nueva Universidad de San Carlos, USAC, en Quetzaltenango de mediados del siglo pasado ha tenido relaciones con universidades y tecnológicos mexicanos. El campus de la USAC en Quetzaltenango ha establecido relaciones estables con la Universidad Autónoma de Chiapas, con el Colegio de la Frontera Sur de México, Universidad Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, el Tecnológico de Monterrey, el sistema nacional de Tecnológicos de México, la Universidad Autónoma de Sonora y muchas universidades más. Es fundamental establecer ya una relación sistémica que le de prioridades a nuestras relaciones académicas universitarias con México, en particular para el establecimiento nuestro de un sistema de tecnológicos para el desarrollo de una educación técnica guatemalteca pertinente.
La otra relación fundamental con México debe darse en términos de la interconexión con el Tren Maya por un lado y la reconstrucción de las vías férreas. Esto es, el establecimiento de un sistema de transporte férreo guatemalteco que interaccione con México. Hay que agregar una interconexión fluida en materia de carreteras y aduanas. En estos momentos los turistas guatemaltecos no pueden pasar con seguridad al sur de México y viceversa. No solamente las carreteras del lado guatemalteco son malas e inseguras y las aduanas son centros de criminales, son pasos fronterizos muy peligrosos. Eso debe resolverse, tanto del lado de Tecún Umán (Tapachula), El Carmen, la Mesilla y otras fronteras.
Así, las relaciones con México han sido clave y deben seguir siendo importantes en todas las áreas. Quetzaltenango ha sido la ciudad que más relaciones con México ha tenido, no solamente por su posición geográfica estratégica sino porque ya desde la Universidad de Occidente del Siglo XIX se habían priorizado estudios comunes entre los dos países. La cultura que nos une debe fortalecerse. Los retos y problemas que tenemos en común como el narcotráfico, la migración ilegal y nuestra compleja relación con Estados Unidos debe atenderse en conjunto.
Por eso y por mucho más me alegra que se prioricen las relaciones de Guatemala con México. También me alegra que el presidente sea quien dirija sus conferencias de prensa. Se perciben avances y eso es bueno para todos los guatemaltecos, quizá al final, estas semillas democráticas estén echando raíces.
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