Thursday, November 20, 2014

La crisis del Estado                                      



Todo un país sufre la crisis del Estado capitalista, tal como ha debido soportar la crisis económica y las distintas ofensivas de la clase dominante, en consecuencia los problemas sociales se conectan volviéndose crónicos, rebasando toda posibilidad de cura en las actuales circunstancias, sólo las élites con sus pensantes orgánicos apuestan al sistema con sus interminables reajustes.

La crisis estructural del modelo de acumulación neoliberal y la crisis cíclica que llevó a México al agotamiento son usadas por sus artífices para desestabilizar la economía entregándonos al capital trasnacional. Estos son fenómenos causantes de buena parte de las condiciones que hoy se viven, ya que se inscriben en una crisis mundial cuyas resonancias siguen repercutiendo bajo las presiones del imperialismo; sin embargo explicarnos todo lo que acontece por estos hechos es insuficiente para entender el universo de problemas actuales y su profundidad. Hoy la explicación es más global, el capitalismo toca fondo, toda su formación social aparece inmersa en una contradicción inédita, formulando la decadencia civilizatoria en que el Estado involuciona al absolutismo monopolista, el antagonismo del orden establecido frente a la suma de las clases y sectores oprimidos.

Es la totalidad de elementos (económicos, políticos, estructurales, ecológicos, culturales, militares, policiales, etc.) con que opera el capitalismo la que está en entredicho, la que se encuentra en otro espacio de crisis general de todos sus procesos, conduciéndonos a un mundo turbulento capitaneado por la irresponsabilidad de las fuerzas hegemónicas. Esta situación se caracteriza porque desarticula nuestro tejido social, descompone las bases fundamentales de la existencia en sociedad y porque extrema el orden piramidal de dominación social. En México el largo proceso de acumulación de poder político-económico nos trajo estas consecuencias más temprano, en forma trágica y a la vez apremiante.

Por otra parte, el imperialismo yanqui para encubrir su irresponsabilidad y reclamar nuevas injerencias, designó a las crisis de este tipo como “estado fallido”, para este resulta la explicación idónea de lo ocurrido en México. En resumen, que se contaba con un Estado ineficiente, mal formado e incapaz para caminar por sí solo, teniendo que ser intervenido para corregirlo, pero si se mira la historia del país se verá los esfuerzos de un pueblo por desarrollarse, la formación del Estado nacional adaptable con una burguesía que se asentó hasta su transformación en apéndice del capital internacional rompiendo con sus ejes sociales de otras condiciones capitalistas. Es un Estado removido de sus viejas funciones, dislocado intencionalmente por el gran capital y golpeado por la lógica de los factores político-económicos que fortaleció. De aquí la derecha sugiere varias opciones: desmantelarlo, reemplazarlo por un protectorado, “adelgazarlo”, dejar que navegue en su caos a merced de la rapiña, o reformarlo para ponerlo a tono con la nueva era.

Pero también el concepto de Estado fallido tiene expresiones críticas contra el capitalismo, partiendo del simple reconocimiento de los problemas gubernamentales, a las reflexiones profundas que esbozan la seria degradación del mismo, es el argumento que apuntala toda la inconsecuencia de este viejo Estado burgués, por tanto abunda en el cuerpo de éste, ausculta sus problemas desde el ángulo de todo lo que le impide o le hace imposible dar los resultados esperados en circunstancias de estabilidad, volviéndolo un aparato del que se ha frustrado en su papel de Estado-nación, que falló pues en las funciones normales de control. Hay mucho de cierto en ello, en las funciones que le han reasignado y la derivación de sus instrumentos que ha tenido lugar en la internacionalización del capital y el ejercicio del poder del actual bloque dominante para hacer viable una reordenación adecuada a sus fines; pero aunque las posturas críticas son positivas ante el problema, la denominación requiere una definición precisa y transparente en torno a la condición del Estado, sin lugar a las componendas con el sueño de un Estado democrático-burgués que enmiende sus fallas.
Antes que nada resulta oportuno ir a la síntesis del problema, sin más adjetivos: la crisis del Estado. Que se refiere al resquebrajamiento de esta forma de organización social, económica, política coercitiva, una crisis del conjunto de instituciones, el derecho burgués, la “comunidad” de las clases y la soberanía, una crisis del poder de regular la vida social nacional encumbrando el reino de la fuerza. Por esto la burguesía monopolista mandató a sus políticos a un nuevo pacto por el Estado de derecho, para que a cualquier precio sostengan todo el aparato dictatorial de control y poder cerrando filas contra el “México bronco”. A fin de cuentas, crisis de la sociedad capitalista tal como está organizada en el país, tanto de los últimos oficios que le han asignado, como del conjunto de funciones históricas en que se ha desenvuelto en el desarrollo del capitalismo. Cabe hacer el recuento de esta crisis porque con esto al pueblo se le presentan sus deberes y obligaciones:

1.- Así tenemos que esta crisis afecta el modelo de acumulación de capital con su complejo de relaciones económicas, de regulación y propiedad que cimentan un Estado de los monopolios, maniatado al complejo económico imperialista, con la consabida pérdida del control de su propio desarrollo económico, proletarizando a las mayorías, condenando a millones a la migración y en general hundiéndonos en la miseria.

2.- La pérdida del control sobre las funciones generales del Estado, haciendo que el poder político se aboque a los pactos de cúpulas, la mercantilización de la política, el contubernio de los poderes fácticos, el rejuego burocrático, la carencia de perspectivas políticas amplias, la compra de influencias, las cortapisas a las demandas populares, la fetichización de las relaciones de poder antes que la mediación para resolver los problemas sociales, la corrupción e impunidad del poder.

3.- Inclinación del control social por los métodos violentos de detenciones, encarcelamiento, represiones, matanzas, desapariciones y todo tipo de arbitrariedad. Estamos ante el desarrollo exponencial de los problemas de inseguridad, terrorismo y derechos humanos en el espacio abarcador del Estado, donde sus personeros se tornan amos amenazantes en todos sus discursos, en su soberbia no resisten más diálogo que el suyo, prometen la tolerancia como dádiva, deciden encarar los problemas con nuevas dosis revanchistas de agresión estatal afirmando el despliegue de su violencia de clase.

4.- Crisis de la soberanía proveniente de factores tales como el intervencionismo yanqui (TLC, trasnacionales, Pentágono, Embajada, CIA, FBI, Departamento de Estado), la actuación despótica de los monopolios internacionales, las ordenanzas de instituciones financieras internacionales, la operación rampante del crimen organizado, y el control territorial del narcotráfico. Con ello adelanta la imposibilidad de aplicar políticas regulatorias de resguardo a la soberanía y economía frente al capital internacional, permitiendo que el país quede a merced de sus apetitos.

5.- Reconfiguración del cuerpo del Estado debido al control que ejerce el narco y crimen organizado en funciones paraestatales, la alteración de sus equilibrios con el crecimiento de la narco-política, y el paso de los componentes militares a sus respectivos caciquismos y cuotas de poder. Cuestión que remató en la conformación del narco-estado dentro de la esfera de dominación burguesa.
6.- Anulación del Estado de derecho restaurado en Estado sin consensos, sin legitimidad, sin autoridad, con una legalidad retrógrada, encumbrado por el puro control de sus aparatos represivos y sus distintos medios, distanciándose en la aplicación de sus leyes precedentes, negándose a todo tipo de consulta popular, reformándose sólo entre sus órganos cupulares.

7.- Derrota de la vieja alianza de clases entre burguesía nacional y capas medias, lo mismo del Estado, la patronal y el sindicalismo charro; para confirmar una alianza estratégica internacional del capital financiero global con la burguesía mexicana trasnacionalizada, imponiendo la subordinación de intereses y el clientelismo político ante sus antiguos aliados.
8.- Fractura del nacionalismo burgués como ideología dominante para cimentar las posiciones pro imperialistas de aceptación del neocolonialismo con el replanteo ideológico del consumismo en materia económica, el apoliticismo respecto del alejamiento de las masas de la actividad política propia e independiente, el guerrerismo como idolatría al saqueo y la salida a los problemas del imperialismo y el fascismo como seudo-filosofía del modo de pensar.

9.- Crisis de la democracia burguesa representativa electorera, cuyos principales ejercicios se resuelven en las mansiones, agencias, la embajada yanqui y otros sitios del poder. Crisis con todo el sistema político y de partidos incapacitado para la gobernabilidad, sin alternativas sociales más allá de la defensa del gran capital, canjeada por la democracia del lobby monopolista y de los distintos grupos, agravante de la estructura vertical del poder y su ejercicio.

10. La crisis ecológica de la cual es responsable el capitalismo depredador, ante la cual el Estado mexicano fue omiso en unos casos y cómplice en otros, prefiriendo los actos perjudiciales para el ambiente. El Estado y los monopolios han hecho del territorio, espacio aéreo, ríos y mares nacionales inmensas zonas de desastres ecológicos.
12.- El estatus crítico de la relación del Estado frente a la mujer, caracterizada por la preponderancia del patriarcalismo, la degradación de la feminidad y su condición social, el solapamiento del feminicidio y los patrones de opresión contra la mujer.
13.- Crisis en torno al degradante rechazo a la condición indígena de nuestro país, propiciado desde el aparato de poder político por la violación sistemática de los derechos y la negación institucional de sus formas de organización social que oponen en resistencia al gran capital.

14.- Ruptura del “pacto social” desde las instancias del Estado, caracterizada en que ahora éste asesina a nuestra juventud, la persigue o condena a la miseria, así mismo en que el Estado desprecia a la clase obrera y ejerce toda su influencia para esclavizarla más, tal como arruinó al campesinado y subyuga a los sectores populares medios.
La crisis del Estado y las condiciones económicas nos llevan finalmente a la polarización social, los conflictos recurrentes y las contradicciones antagónicas entre las clases populares frente al Estado y la burguesía, otro Estado es posible, de carácter proletario y popular, un nuevo poder popular es indispensable para resolver los tantos problemas de México. Las relaciones de dominación pasan por un momento de desestabilización, desembocan en una crisis política cuyo manejo dependerá de las clases y fuerzas que logren ponerse a la vanguardia del proceso, que enfrenten en el día a día cada artimaña del régimen dando la debida respuesta contundente.

De la crisis del Estado damos paso a una crisis política que se abre ante nuestras vidas, la cual debemos situar en sus aspectos principales: estalla ante la masacre y las desapariciones de los compañeros de Ayotzinapa, aflora en el carácter del Estado y su complicidad con el narcotráfico, e inmediatamente va expandiendo luz sobre los problemas del capitalismo en el país. Esta crisis política presenta las dificultades del régimen para seguir gobernando como hasta ahora, la inconformidad generalizada en el seno del pueblo trabajador ante las políticas que agravan las condiciones de vida en todos los aspectos, con su estallido en movimiento de masas en ascenso incontenible ante las acciones de la clase dominante.

La presente crisis política se enfoca en torno al problema del poder político, la salida democrática que se debe direccionar como democracia popular requerida por el país, el proyecto económico que rompa con el estrangulamiento imperialista neocolonial y las relaciones dominantes en torno al gran capital, las fuerzas proletarias, progresistas, revolucionarias y democráticas que han de dirigir el país precisando un cambio en su correlación, la elevación de la conciencia en torno a las tareas inmediatas, el sentido de la lucha de clases sumado a las nuevas relaciones sociales solidarias que se hacen necesarias, y el protagonismo de los sectores populares en una nueva geometría de un poder popular revolucionario.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Thursday, November 13, 2014

HACER EXPLÍCITO LO QUE ESTABA IMPLÍCITO EN TORNO AL PROBLEMA QUE GENERA EL IMPERIALISMO


sandra cantoral uriza.

Reflexiono sobre el reconocimiento del sentido y del sin sentido del ser excluido en torno al problema del Imperialismo; me queda claro antes que nada que, ésta es la última fase del sistema capitalista de explotación que está en plena descomposición;  valoro este fenómeno histórico como un Rizoma o raíz cultural encarnada en el sujeto, pues ésta es la conducta humana-inhumana al excluir,  dejar fuera, repudiar, rechazar y sentirse exclusivo como un “Yo” único (perverso en el sistema de explotación capitalista),  creyendo ser la medida de todas las cosas, y por ello todo el sistema resulta INJUSTO; este sentido es necesario replantearlo, reflexionarlo y discutirlo, porque ello implica en lo general, que el sujeto particular no ha podido reconocer en sí mismo la existencia del otro en la lucha social del proceso educativo como un universal que es en sí su propia diversidad cultural con alternativas propositivas frente al ‘desorden del imperio del capital impuesto’; por eso es a través de los diferentes valores ético-morales en pro del humanismo que se van diluyendo ‘sus supuestas leyes en el enmascaramiento gubernamental e institucional’ en que se apoya el imperialismo,  regidor de la lógica de  acumulación de capital para el beneficio exclusivo de unos cuantos privilegiados en las jerarquías del abuso de poder, y que conforman al sujeto particular por la costumbre, el hábito y la tradición en las relaciones de trabajo humano-inhumano cotidianas, como relaciones de poder impuestas para educarse dentro de esa lógica, en donde se reproduce la exclusión, como una lucha que se ejerce instintivamente de uno sobre el otro, en la competencia por los saberes, el trabajo, el prestigio, las cosas materiales o afectivas: en este sentido lo excluyente del rizoma o raíz cultural del imperialismo, es realmente creerse vencedor o derrotado y seguir estando muerto en vida en un sin sentido de arrogancias fanfarronas carentes de memoria histórica liberadora[1].

Lo importante para la historia mexicana es ver que en esta relación humana-inhumana tan primitiva y contemporánea a la vez en el instinto del poder neoliberal,  facultada de forma antidemocrática para  hacer   ‘reformas’ desde la Iniciativa México de Enrique Peña Nieto junto con los tratados internacionales mandatados principalmente por la OCDE, el FMI, el BM entre otros organismos que imponen estas ‘Leyes de rapiña  del Capitalismo’; de manera natural están entreverados sentidos particulares de eticidad entre algunos miembros de esas  comunidades en este desorden internacional impuesto; siendo la eticidad, la máxima expresión de toda cultura en la búsqueda y encuentro por la libertad del sujeto a elegir voluntariamente SER OTRO ante la necesidad del otro, socializando todo lo producido, para ser regulado en equidad cada vez más humanitaria, con leyes creadas por sus propias comunidades, en cambio resultan ser víctimas de los tratados internacionales, los cuales están movidos por las trasnacionales y el empresariato nacional de punta, en el proceso educativo de degradación social y de exclusión, todo ello para efecto de lograr mayor explotación de  mano de obra barata, a eso está condenado México, es decir me refiero a reflexionar sobre nuestra necesidad común entre la población. Siendo más explícita, me refiero a un Yo nosótrico colectivo que despierta y que va haciendo suya la historia recorrida; ello sucede al asumirse el sujeto en relaciones de derechos humanos fundamentales nacionales e internacionales, como nuevas generaciones responsables, equitativas, fuertes y dignas en un diálogo abierto de sentidos y de sin sentidos  tramposos, es claro que los oprimidos y excluidos no pueden dejarse lastimar, utilizar, ni humillar como está sucediendo con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la tristeza de las familias de los estudiantes asesinados por el fascismo mexicano en Ayotzinapa, Gro.; por supuesto ya pasó el tiempo, en donde nada más el sujeto  caía en su propio auto desprecio, dado el desconocimiento  por la impunidad del imperialismo; hoy se ha aprendido a perder el miedo a la libertad, para construir un puente que tiene dos lados, y que al hacerse nudo se entrelazan estos dos lados; porque en el proceso de inclusión como movimiento de exclusión a la vez en el otro lado, no se trata de pisar cráneos para conseguir cosas, cosas que se quieren mucho y se piensan profundamente; en este sentido y sin sentido de confusiones, generadas por la política imperialista, por medio de los compadrazgos modernos neoliberales y globalizadores de la mercadotecnia internacional, así como de los grandes poderes monopolizados en las naciones ‘emprendedoras’, toda esta locura está sostenida por el imperio del capital y por sus poderes federal, judicial y ejecutivo de algunos países de América Latina, en este caso me refiero a la realidad actual del pueblo de México en la correlación de fuerzas políticas para avanzar en proyectos de vida alternativa integral a través de las comunidades.

Entiendo a la política como el arte de poder decir la verdad intercultural, para construir los puentes de diálogo entre nosotros, a través de una erudición casi poética de denuncia, que anuncia Otro destino, y de una cultura estética en el manejo del idioma, para EXPRESAR con originalidad sensible la necesidad de incluirse en otro que es él mismo en tiempo y espacio; para saber qué es lo que el otro desea, qué cree de la vida, justo en la herida de lo que se esconde, al no ser explícito, a través de lo que se escucha, de lo que duele, en lo que se crece y en lo que se duda cada vez más con un espíritu problematizador de nuevas preguntas  que nos deja el aprehendizaje del camino histórico andado, es decir en el bien humano reconstruido y conquistado por la humildad, aunado por supuesto con el agradecimiento entre las comunidades que denuncian cada vez más la lógica imperialista de explotación,  con su extrema violencia, generada ésta por  el mercado de guerras, armamento, de narcotráfico y de venta de trabajo migrante o nacional, sólo por citar lo más visible y PODER REFLEXIONAR sobre las leyes internacionales de derechos humanos que aún nos faltan por construir en este proceso educativo.

En tal sentido es interesante saber cómo se da el devenir y la transformación del sujeto como producto y a la vez como productor de su cultura desde su raíz cultural, o rizoma que conlleva a un pensamiento dialéctico para la transformación humana en equidad y eticidad; ya que el estudiante, trabajador o pueblo manipulado, principalmente por los medios de comunicación, por la escuela capitalista, por la familia adoctrinada y vacunada con los dogmas clericales o con la cárcel, o quizá en la calle,  siempre es un sujeto atravesado por el otro yo, afectiva y culturalmente en sus actos, emociones, sentimientos, conocimientos y pasiones como en un claroscuro de un complejo tejido de experiencias afectivas, de duraciones en tiempos y espacios compartidos por el recuerdo intenso de la cualidad o calidad humana vividas; sin que en ello existan relaciones absolutas de lo que significa  la exclusión violenta, pues es todo un proceso de comportamientos, que se va imponiendo en la condena del imperialismo monopolista, en un sin sentido cada vez más cruel, que es el sentido de la NADA existencial en donde ya nada cabe, pero es necesario darse cuenta que la nada también es un algo, que se vive así de golpe, como una NADA, que tiene que ver con el claro obscuro del amor, una nada dada de una vez y para siempre como una huella mnémica de frustración y de impotencia, encontrándose el sujeto aislado y solitario con sentimientos  de CULPA o FRACASO como un ser individual, ya que no alcanza a vislumbrar su realidad social de forma integrada, haciendo vínculos y relaciones que le permitan comprender la injusticia histórico-social, armándose para ello de un carácter crítico, y no en la indefensión en  que está inmerso, al no poder  gobernar ni decidir nada, más allá del imperio capitalista y del supuesto Estado de derecho con todos los síntomas de ingobernabilidad[2].

También se puede vivir la educación del poder político, desde el otro lado del rizoma, como una posibilidad abierta de cambio, transformación y autocrítica incluyente, a través del  diálogo y la asamblea, para ser capaz de entregarse y volver a incluirse en el camino histórico compartido. De modo que el sentido de excluir o auto excluirse implica la propia vida y muerte del sujeto en un momento determinado de la existencia del ser, en una lucha permanente por el reconocimiento, inmerso aún la mayoría del pueblo  en la lógica neoliberal del imperialismo explotador con sus estrategias violentas de intervención económica, política, cultural, científica, social o militar, es decir en la pérdida de autodeterminación de los pueblos al ver diluirse su soberanía y capacidad de autonomía, por ello los movimientos estudiantiles en las Normales Rurales haciendo frente al fascismo padecido hoy en Guerrero, y a la vez la fortaleciendo la denuncia, creada  a la par con los estudiantes del IPN, estos aprehendizajes son  históricos para la ciudadanía, pues van enseñando/mostrando a otros movimientos socialmente humanos, el recorrido, en la construcción de su derecho humano a una vida pacífica, tranquila y creativa, que permita no seguir siendo excluidos, haciendo explícito afortunadmente lo que antes estaba implícito.

Lo que realmente me interesa destacar aquí en torno al imperialismo como fase de descomposición del capitalismo, es que, en las relaciones de exclusión con toda su complejidad, se desgarra al sujeto, y al ser éste consciente de los detalles de injusticia de su historia particular  ya hecha consciente, así, como  de la historicidad compartida en esta época en su totalidad, el sujeto se vive como un ente coherente que ya NO  tiene que soportar la represión, superando su  vínculo estrecho con esa realidad simbólica enloquecida de masacre y tortura, sino que cada vez más las intuiciones  invaden su cuerpo, tales hechos  son legítimos por la agudeza de su dignidad cultural a pesar de los errores que puedan ser cometidos; en este sentido podemos ver hoy al sujeto ante la crisis de la modernidad y la crisis de la existencia humana, generadas ambas en un mundo irracional e insensible, de tabús y locura como algo insostenible, al rebelársenos la idea, de que cada uno de los extremos del rizoma, tiene vínculos con  el progreso científico, tecnológico y artístico, no sólo a nivel internacional, sino también en México dada su riqueza natural y cultural -por ello los pueblos indígenas nos han enseñado con su ejemplo: ‘El mandar obedeciendo’ y lo que significa ‘el mal gobierno’, al ser conscientes de que ya es suficiente lo producido para vivir humanamente en paz y en equidad, lo único que lo impide es que todo ello está privatizado por el imperialismo con el mercado internacional y el uso de estos recursos para estancarse y estancarse cada vez más, de forma retrógrada, con comportamientos de barbarie, como lo acontecido en la historia de México en Ayotzinapa, por lo que las comunidades estamos muy enojadas no sólo con el gober precioso de Guerrero, o con el presidente municipal de Iguala, Gro., sino con el régimen de explotación internacional antes que nada.

Porque al analizar la vida cotidiana, como algo  particular sin tomar en cuenta lo socialmente vivido a través del tiempo en la lucha de clases, el sujeto se coloca en una exterioridad e interioridad a la vez, denominada subjetivación objetiva, de auto exclusión y auto inclusión, en donde el sujeto excluyente que se cree exclusivo -aunque este sentimiento aparezca sólo por un instante en una relación de fuerza-, ni siquiera se da cuenta dicho sujeto del poder  ejercido a través de los medios de reproducción ya mencionados (familia, escuela, iglesia, la calle y principalmente los medios de comunicación, en donde ya todo está privatizado por la ideología neoliberal del mercado competitivo e individualista). Sin embargo, entendiendo el poder en el otro extremo del rizoma, como filosofía del derecho,  se  abre el panorama de reflexión crítica nuevamente, como en otras grandes épocas; y ese es el punto clave de las relaciones de exclusión – inclusión, y de auto exclusión - auto inclusión; por ello el sujeto puede actuar unilateralmente, sobre todo en las cosas más íntimas o sagradas de aquellas relaciones profundamente humanas o afectivas, como son la verdad, la bondad y la belleza (fuente y sentido del pensamiento filosófico problematizador, fundado en la duda); es decir, el pensamiento crítico en donde le va al sujeto la vida de por medio, en torno al beneficio de las comunidades y sus logros, con un sentido humanitario contra-hegemónico al capitalismo; de manera que se está colocado siempre, dentro de la lucha, por resolver las necesidades humanas de todos y todas, entre los iguales y entre los contrarios; siendo ahí donde se encuentra el claro obscuro de las facultades culturales como un RIZOMA –raíz cultural del sujeto inmerso en el imperialismo, en esta acumulación de capital en unas pocas manos-. Por lo que pareciera que ya diferenciados los sujetos, separados y distanciados nada tienen que ver uno con el otro, porque ya no se tocan en ningún punto, y su situación particular de ser, lo impide, lo rechaza, lo deja fuera como posibilidad, lo excluye y lo coloca en la ‘historia general abstracta’ de otras culturas que se alejan y  van olvidando sus sentidos, sus pasiones, sus necesidades, su calidad y cualidad humana; porque terminan por irse excluyendo uno al otro en tiempos y espacios diferenciados e indiferenciados a través de las épocas.

Lo que en este mundo contemporáneo va quedando cada vez más claro y preciso, es que el sujeto no puede vivir en libertinaje y holganza a costa del otro que es su igual por derecho natural y constitucional -aunque sea esto reformado por las cúpulas del poder hegemónico-; dado que el Estado nacional moderno en su lógica internacional de explotación y exclusión, aprueba esta conducta de autoritarismo, desigualdad y despotismo bárbaro, traducido hoy en México en fascismo, encabezado por un Estado de excepción, pareciendo una condena del pueblo  servir al imperialismo internacional del gran capital como sus lacayos, principalmente con el gobierno de Estados Unidos. Estoy hablando del Estado moderno y de tantos Estados nación en un Estado mundial mal regido, mal gobernado, sin legitimidad ni representación auténticamente colectiva, que intenta políticamente abarcar de modo totalitario  una NADA, excluida de antemano, pero no abstractamente, sino en sus caracteres y límites concretos, como son: la desterritorialización y la desestratificación de la población, pues cada vez se  polarizan más los magnates empresariales y la población empobrecida, ahí se reproduce la exclusión de las creencias, del derecho al empleo, así como el derecho al lenguaje; a pesar de que el lenguaje sea “una convención, una regla de juego, un fenómeno social y cultural que distingue a las diversas agrupaciones humanas” (Gramsci: 2000, P. 26) y es claro que, si la comunicación no se  desarrolla adecuadamente surgen procesos de exclusión a priori y a posteriori; y la razón sensible de ello es que, se termine por no haber  raíz que haga rizoma como huella de una intensidad en la memoria histórica en esta lucha de clases.

En tal sentido  alcanzo a comprender el doble discurso entre lo que se dice que se ama y se desea, como algo implícito pero no explícito, que a la vez se descompone, se destruye, se excluye, se fragmenta y se desprecia, lo cual es una relación injusta en los hechos, y sin embargo es válida en la existencia del ser -dado que es el grado de desarrollo de la conciencia que se ajusta y transforma en esta correlación de fuerzas-, llegando al extremo de  que el sujeto no pueda reconocer lo más importante y contundente entre dos culturas que necesitan acompañarse una a la otra, ya que podrían llegar a quererse incluir en el respeto del trato entre pares, entre iguales; no hablo del trato que domina y termina por excluirse en jerarquías hegemónicas de poder -ejecutivo, legislativo o judicial-, sino del trato justo para liberarse de sus prejuicios, limitaciones y confrontaciones, para compartirse en la comunicación abierta, exponiendo sus frustraciones, sus angustias, sus temores, su ignorancia y perversiones más instintivas; de modo que en cada momento y en cada instante contundente del derecho a la palabra, al debate y a la discusión, como un acto público sereno, se eleve el sujeto cada vez más abierto para el proceso de conscientización dialógica; conforme a esta propuesta  se diluye el rizoma que no hace nudo entre los sujetos, porque no se ven ni se tratan como iguales, porque se empiezan a reconocer cada vez más diferentes y ya casi en nada se igualan, y por eso se excluyen automáticamente, no se incluyen uno al otro aprendiendo a respetar sus diferencias y a tomarse en cuenta en todos sus actos, ya sean éstos públicos o privados de la vida común, tratando de tolerarse, lo cual es muy sutil y delicado, por las relaciones de JUSTO encuentro que implica, a través de un PODER que se ejerce, como filosofía del DERECHO compartido.

Desde la falta de diálogo se puede explicar el INSTINTO humano-inhumano de sobrevivencia, traducido en coraje, rabia, cerrazón, egoísmo, rencor, discriminación, egolatría, burla o destrucción; o por el contrario de dignidad o integridad; negándose a saltar a flor de piel en los procesos violentos, la exclusión material, cultural y existencial, producto de la perversión del capitalismo internacional imperialista, como algo implícito, característica de no saber los sujetos particulares y universales entregarse auténticamente, de forma solidaria con aquellos que están más necesitados, es decir, que tienen la necesidad de hacerse dos en tiempos y espacios diferenciados, para reconocerse como iguales culturalmente hablando (entiéndase en los procesos de producción, sobre el valor ético/moral de ello y considerando sus tradiciones y costumbres diversas); por ello en las relaciones primitivas de exclusión, los sujetos se quedan mudos, sordos, evasivos, soberbios, arrogantes e indiferentes unos frente a otros; porque finalmente ya no se comprenden y sus relaciones de PODER se confunden entre lo verdadero y lo falso, entre las buenas acciones y las malas disposiciones de abuso y trampas cotidianas,  hasta llegar a cometer crímenes de lesa humanidad como si fuera un problema sólo de personajes aislados, sin valorar analítica y críticamente, el tipo de vida impuesto por el sistema imperialista de explotación.

Por último me refiero a los actos más bellos y aquellos que terminan siendo realmente infames y desagradables para la integridad humana, en cuanto se descomponen en el sujeto sus sentidos de AGUDEZA para recrearse uno en el otro, y al no lograr encontrarse en un proceso educativo permanente, se van auto excluyendo en su propia justificación simbólica en la complejidad de un rizoma o raíz cultural que deviene animal antes que nada por la voz que ya nadie reconoce, en el momento de la exclusión, porque ya no es una voz con otro para quererse, acompañarse y cuidarse, sino sólo para servir a la lógica del mercado imperialista neoliberal -en su desquebrajamiento fascita-, como ha sucedido con la venta de tantas naciones a través de guerras y neo-conquistas ilegítimas, arrasando  sus recursos naturales, junto con sus pueblos -todo en paquete-; así es como ha vendido Enrique Peña  Nieto a la patria de los mexicanos al mejor postor, lacerando la tranquilidad, la paz y los lazos afectivos de toda la población, caso conocido de ello internacionalmente, es la masacre en la ingobernabilidad y el Estado de exclusión que priva entre estas comunidades, víctimas de la lógica imperialista privatizadora, en el mercado de drogas, armas, alimentos, recursos naturales como el petróleo, la luz, el agua, la vivienda, la educación, el territorio nacional, todo ello con andamiajes de guerra, violencia y exclusión, todo ejercido por el Estado imperialista internacional y por el Estado mexicano.

Por ello en la relación de fuerza entre el amo y el esclavo, tanto el dominado como el dominador se excluyen como posibilidad cultural, porque no existe NADA que PUEDAN darse compartidamente, su relación de poder instintiva los mutila y aniquila al no lograr incluirse en tiempos y espacios comunes, porque sólo se definen como la medida de otra cosa, en donde ya no se entra ni se sale, ni se empieza ni se acaba perdiéndose la fuerza del rizoma al no poder conjuntarse como culturas que se identifican realmente, de modo que al no haber ningún bien común ahí gestándose, se excluyen con la muerte unos a otros, ello puede suceder en relaciones sindicales, partidistas, escolares, familiares, entre países, regímenes estatales, comunidades académicas, entre intelectuales, entre grupos minoritarios y étnicos, entre enamorados, plantas, células etc., siendo la exclusión – inclusión, una relación de PODER o FACULTAD cultural en donde se desarrollan procesos en permanente lucha de contrarios, es decir, en la lucha de clases frente a las once reformas inhumanas y antidemocráticas que impusieron el poder legislativo, ejecutivo y judicial en la República Mexicana, vendida nuestra soberanía y vendida también nuestra garantía alimentaria, que alcanzaría a satisfacerse con el campo mexicano –al tener toda una tradición cultural, al igual que otras grandes civilizaciones-; hoy día es público como este patrimonio nacional ha sido sometido por sus gobernantes a cambio de maquila asesina, narcóticos y más y más armamento para los milicos de la Guerra de Baja Intensidad, que se desplegará con el Plan Mérida y la intervención directa de Estados Unidos a través de servicios de espionaje, con la marina, las policías federales y estatales, todo este proceso en complicidad implícita con la delincuencia organizada y el fenómeno del porrismo en las escuelas, que resguardan con el garrote los recursos del imperialismo, para sostener el actual capitalismo salvaje.

Sobre el sentido de exclusión y auto exclusión, urge la pregunta (¿Cuál sería la tarea político-pedagógica -como lo planteó Gramsci-?); en mi opinión: el saber consciente y sistemático para  conocer cómo ello se vive, y para tratar de soportarlo humanamente, en términos de transición liberadora; es decir sin aniquilar al otro que soy yo mismo al imponer la ley del hielo, o peor aún  la Guerra de Baja Intensidad, porque de lo que se trata en los procesos de exclusión y auto exclusión es de enfrentar la tolerancia con la intolerancia para poder poner un límite JUSTO a los excesos carentes de sentido de vida, con la calidad moral que se ejerce por medio de un derecho incluyente y dialógico, por ser la principal tarea educativa – no excluyente, en un estado del ser (alegre, melancólico y autónomo), que vaya aniquilando la soberbia de un discurso poético falso, de abierta humillación, como es el proyecto empresarial Puebla – Panamá en donde no se alcanza aún a comprender el significado del bienestar humano, acompañado en México por la Iniciativa Mérida mencionada, que intenta meter por la puerta lo que sacó por la ventana, la militarización extrema de la nación[3].

Para muchos grupos civiles organizados con educación política, es claro que no se trata de vender a los mexicanos sin sentir y comprender racionalmente la exclusión instintiva que ello implica en el doblegar sus culturas e imponernos la lógica de la sociedad global, en donde “la globalización de la economía es la tercera revolución existencial que vive el hombre” sin espacio y tiempo -opinan Chomsky y Dieterich-, ejerciéndose relaciones injustas de empleo, educación e identidad cultural, avasallados por la lógica de las ambiciosas empresas trasnacionales; para enfrentarlo es necesario desarrollar sensibilidades racionales en la persuasión, la tolerancia y los procesos de inclusión humana; es decir equitativa en la defensa de la riqueza cultural que se gana día a día en el fragor de la reflexión crítica y participativa sobre estas contradicciones, entreveradas como una raíz cultural que unifique a la clase trabajadora del pueblo mexicano, haciendo explícito y público lo que estaba implícito en torno a la violencia del imperialismo en sus distintas dimensiones y desdoblamiento; es decir, es vital crear acciones y organizaciones para la unidad, y para construir  a través de programas de identidad, de autogobierno y de autonomía participativa crítica, Otras posibilidades generacionales,  que conlleven por vía de los derechos humanos internacionales a Otra legislación para la equidad sin fronteras en la producción del mercado internacional; respetando las diferencias según las costumbres y tradiciones;  en la obligación ético-moral que se ejerce en procesos de educación y de formación histórica y humanística; entiéndase, en torno a las relaciones de poder educativo en la educación pública, gratuita y popular, que paga con sus impuestos el pueblo mexicano, y que el Estado tiene que respetar como lo mandata la Constitución; nos referimos a un poder político popular con fortaleza, prudencia, justicia y honradez. Por lo que es en este siglo que tendremos que reflexionar y transformar cómo construir los mecanismos humanos en contra del imperialismo capitalista a favor de la socialización de todo lo producido, para lograrlo se tiene que  hacer explícito lo que estaba implícito en el doble discurso ideológico, se tiene que enfrentar  la negación gubernamental/Estatal del imperialismo,   porque es lo que nos tiene en profunda tristeza al pueblo mexicano, al haber sido México desgraciadamente designado por los mercados del narcotráfico internacional, a ser  una nación más de sus víctimas,  elegida para ese mercado capitalista de narcos, milicos armados hasta los dientes, para ejecutar la explotación de maquilas que atraviesen al sistema educativo de nuestro pueblo (educación básica, media y superior, formal, informal y no formal) para servirse de los nuevos esclavos, y el gran capital internacional va incrementándose con ello, a través de la descomposición social y el empobrecimiento, como legado en-culturado y manifiesto en los procesos de exclusión e injusticia entre nuestras comunidades.

Al gobierno estatal imperialista “Le asusta la luz de la Verdad; están habituados a la obscuridad de los arreglos indecentes, ¿O no actuaron así Calderón y Gordillo en 2006?” (José Enrique González Ruiz). Queda claro por tanto que “La política es el arte de impedir a la gente inmiscuirse en lo que le compete” (Paul Valéry).


BIBLIOGRAFÍA:
CHOMSKY, Noam y Heinz Dieterich. La sociedad Global, Educación, Mercado y Democracia. Editorial Joaquín Mortíz, México 1995. 198 pp.
DELEUZE, Gilles y Félix Guattari. Rizoma, Editorial Pre-textos. Valencia, España 1997. 57 pp.
KANOUSSI, Dora. Una introducción a los cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci. Editorial Plaza y Valdes, México 2000, 212 pp.




[1] En términos pedagógicos, puedo decir que “Juan Federico Herbart es, posiblemente, la primera figura que históricamente destaca por su intento de presentar una posición independiente y crítica frente a los movimientos románticos e idealistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Vid. Herbart y la construcción de la ciencia pedagógica. Ma. Teresa Yurén Camarena et. al. UPN, México  1987. P. 1.
[2] Es importante tener en cuenta que “La clase capitalista no puede ser un todo homogéneo. La lucha entre grupos monopólicos es un hecho como lo podemos observar entre ex banqueros y banqueros nuevecitos. La lucha económica entre grupos monopólicos se expresa también como la lucha entre partidos o entre fracciones de un mismo partido. En México, dado el curso del desarrollo del sistema político emanado de la revolución burguesa de 1910-1917, la burguesía tiende a gravitar en torno al partido que históricamente supo representar mejor que ningún otro, el interés capitalista, tanto a nivel partidario como a nivel del poder político y económico, en ese sentido dicho partido pretende exigir a toda la población una cierta disciplina al interés nacional burgués”. Cfr. Sobre el Capital Financiero en México I. Una propuesta de organización y lucha. Colección Reproducciones del Archivo Histórico, México 2008. P. 27.
[3] Valórese cómo “Es posible que el fruto más importante del diálogo sea la acción autónoma conjunta. Los acuerdos deben permitir que nosotros mismos, en la sociedad civil, llevemos directamente a la práctica nuestras iniciativas. Eso sería, en sí mismo, una transformación profunda de nuestra sociedad: que la gente no se cuelgue del gobierno, los partidos o las instituciones para actuar”. Vid. Reflexiones en el Punto de Partida. Diálogos por Oaxaca. Ed. Basta. Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales, A.C. Oaxaca, México 2006. P. 5.